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Una mansión para el sexo duro (03)

en Orgías

Deberíais leer antes los otros capítulos.

. .. . . . .

 

Olalla no me invitó a entrar en la casa. La rodeamos para ir al extenso jardín trasero donde estaba la piscina. Aquello estaba lleno de gente y de aparatos entre los que destacaban unos potentes focos. Parte de la gente estaba vestida y otra parte desnuda. La atención de todos se entraba en dos hermosas muchachitas que estaban siendo taladradas alternativamente por un individuo de poderosa herramienta.

Una se encontraba a cuatro patas y la otra sobre de ella. Los cuatro agujeros quedaban expuestos e indefensos ante la hermosa verga que se empotraba un rato en alguno de ellos, pegaba unos cuentos empellones y salía para ocupar cualquiera de los otros tres.

Me quedé mirando extasiada mientras Olalla se acercaba al director de la película para decirle algo al oído. El hombre miró hacia mi un segundo. Le dijo algo a Olalla y siguió con su tarea.

A mi lado apareció un tipo que supuse actor porque también estaba en pelotas y tenía una buena polla aunque en reposo. Tomó de la mano a una chica vestida que estaba observando como yo un poco más adelante. La chica, también muy bonita, se vino con él, se deshizo de su blusa enseñando unas apabullantes aldabas y se entregó mamar la verga del hombre y a hacerle una cubana.

El trabajo era bastante eficaz porque pronto estuvo la verga en posición de combate. El director le miró y le hizo una seña. Voceó algo al trío follador y se descompuso la escena. El primer actor se llevó a una de las chicas a una tumbona y se dedicó solo a ella, el que había estado a mi lado mientras la tetona le ponía en condiciones se fue a por la otra chica y se pusieron a follar al lado de la otra pareja.

- Tiene una bella tranca, ¿no te parece?.

Era la chica de generoso busto que había levantado la verga del segundo actor a mi lado.

- ¿cómo?

- Mi marido, ¿a que está bien dotado?

- Ahhh ... ¿ese al que se la has mamado es tu marido?

- Si. Yo creo que está más bueno que Jean. No es porque sea mi marido.

- ¿Tu eres actriz también?

- No yo no. Yo trabajo de "animadora". Les preparo fuera de escena para entrar en combate. O les mantengo con la picha tiesa mientras cambian de escenas.

- Ahhh ... yo ... es que no se nada de este negocio.

- Bueno, verás que tiene mucha trampa. Ahora, cuando se quiten los condones para bañarlas en esperma, tendré que llevar el dispositivo de simulación, ya que los dos deben tener los testículos un tanto vacíos. Es la tercera vez que tienen que eyacular esta tarde.

Efectivamente. Antes de terminar, el director cortó para que la "animadora" les colocase a los actores una especie de pera de goma con un tubo que, oculto a las cámaras por el pene, esparcía un símil de esperma al apretar la pera. Una vez colocado el artilugio, se reanudó la toma con una satisfactoria pseudoeyaculación que empapó las caras de las dos lindas actrices.

Terminado el rodaje, el director se acercó a Olalla y juntos vinieron hacia mi.

- Olalla me ha dicho que estarías dispuesta a rodar una escena, pero que como estás casada habría que ocultar tu cara.

- Olalla, yo no he dicho que quisiera. Te lo has inventado.

- Pero te veo en la cara ese gesto de golfa que dice que estás deseando.

- Bueno, quizá.

- Los actores ya no están para más trabajo. Tendría que ser una escena lesbo y se me ocurre que con algo fetichista.

- No me importa hacer lesbo.

- Olalla, ¿Qué te parece si la ponemos una máscara de cuero completa y empezamos en el gabinete de abajo?.

- Ah no. No me gusta que me azoten ni nada de eso.

- Será una simulación.

- Si es así ... pero nada de daño ¿eh?.

- Vale, vale. Solo ponerte un poco coloradas las nalgas para dar realismo.

Bajamos junto con los cámaras, las chicas y otra gente al sótano donde estaba el gabinete SM que yo nunca había visitado. Tenía un ambiente aterrador. Sin ningún preámbulo el director me dijo que me desnudara totalmente. Cuando lo estuve, una maquilladora me dio masajes en algunas zonas para borrar las marcas de la ropa. La cara no era necesario maquillármela ya que fue cubierta con una máscara de cuero que me cubría toda la cabeza salvo los ojos. La máscara iba provista de un pene que se me metía incómodamente en la boca.

Me hicieron quitar mis sortijas para evitar ser reconocida por ellas salvo mi alianza matrimonial. El director dijo que daba morbo a los espectadores. Después me ataron las tetas con un cordón de seda algo apretado para mi gusto, pero no protesté. Me colocaron sobre un caballete y una de las jovencitas, ya vestidas de dómina las dos, simuló azotarme con un látigo de muchos cabos. Las cámaras bailaban a mi alrededor tomando imágenes de toda mi anatomía. De cuando en cuando la chica dejaba de azotarme y la otra me metía los dedos en la vagina y el culo muy groseramente mientras me insultaba.

El director cortó un momento y Olalla me calentó las nalgas con la mano para enrojecerlas. Después, mientras una de ellas me azotaba, esta vez con una fina fusta de cuero, la otra se colocó ante mi para penetrarse con el falo artificial de la máscara de mi cabeza.

El director volvió a cortar para que la maquilladora me pintase unos trazos en el culo simulando los verdugones de la fusta. Se reanudó la escena y esta vez una de las chicas me follaba alternativamente los dos agujeros, previamente lubricados, con un pene con resaltes de goma montado en un arnés y bastante irritante para los delicados orificios. La otra chica apretaba mis amarradas tetas desde debajo del caballete y se bañaba en la abundante leche que manaba a chorros como consecuencia tanto de la presión de sus manos ordeñándome como de la atadura.

Por último me colocaron en el culo el plug con cola de caballo que ya conocía de otra de mis visitas a la casa y me insertaron en la vagina un globo de caucho que inflaron dentro de ella. Del globo pendía un cabo con una anilla a la que engancharon una cadena con un mosquetón y así me llevaron al jardín tirando de la cadena.

En el jardín me destaponaron lentamente los agujeros para que las cámaras rodaran a placer, me tumbaron boca arriba sobre una toalla y una de ellas se puso a follarse ella misma sentada sobre el falo de mi boca mientras la del arnés me metía el rugoso instrumento en el culo y me lo follaba rudamente.

Poco después la chica del arnés decidió follarme con el puño, primero se ensañó con el coño para después pasarse al culo. La otra se metió el falo de mi boca en el trasero. Con mis agujeros bien ampliados, la moza que se encargaba de ellos me levantó las piernas hacia la cabeza y la que se sodomizaba sobre mi boca se apoderó de ellas. Así mis agujeros quedaron en magnífica posición para que la muy guarra que los había disfrutado se mease sobre ellos, entrando en ambos gran cantidad del dorado líquido debido a la dilatación efecto del follado con el puño. La otra se empezó a mear sobre mis cargadas tetas aún teniendo el ano taponado.

Mientras era bañada por los orines de las dos chicas me imaginé que me verían un montón de hombres y que se masturbarían con la humillante escena que estaba protagonizando. Esa imagen provocó que me corriera delante de todos sin molestarme lo más mínimo en ocultarlo. Me aplaudieron.

Cuando salí de la ducha ya se había marchado aquella ingente multitud. No me explico que haga falta tanta gente para hacer una peli porno, pero me gustó porque así me vieron más personas. Olalla me entregó un cheque de 2.000 euros que el director había dejado para mi. Como si fuera una profesional.

Un mes más tarde Olalla me mostró la película entera ya que le habían entregado una copia para disfrute particular como parte del pago por el préstamo de la casa para el rodaje. Vimos la peli y estuvimos ámbas de acuerdo en que la escena más cachonda era la que yo protagonizaba.

OOO

Olalla me pidió que me quedase a dormir con ella ya que esa noche no habría nadie más en la casa. La promesa de enseñarme el uso de más de sus juguetes me convenció. Llamé a mi marido para decir que ella y yo teníamos que redactar un informe urgente, le di instrucciones para preparar un biberón a Lluis que al final se las tuve que contar a Carles. Olalla y yo nos fuimos a la cama tras una apetitosa cena. Estuvimos cerca de dos horas disfrutando la una de la otra hasta que nos venció el agotamiento.

Por la mañana reemprendimos nuestro ardoroso combate sexual. Aquella madura mujer me seducía de una manera que no podía combatir. En un momento dado dije:

- Lástima de alguna buena polla para completar nuestro mutuo homenaje.

- Será porque tu no quieres cielo.

- ¿Y que vamos a hacer Olalla? ¿Salir de ligue? ¿O tienes una solución escondida?.

- La tengo.

- Claro. Buscar en la agenda si uno de los asiduos a la casa está disponible a esta hora.

- Más fácil.

- Qué entonces.

- Mis perros.

- Ni hablar.

- Hablas por hablar. Estoy segura que te gustaría llevar tu camino de perversión un paso más adelante.

- Qué dices ... camino de perversión.

- Bueno. Hace unos meses eras una recatada esposa y madre con una vida vulgar y corriente. Fiel a su marido y casi desconocedora de las múltiples facetas de los placeres del sexo. Ahora has probado y te gustan la mayoría de ellos. Y reconoce que te gusta sentirte una guarra golfa. Lo he visto en tu actuación para la película.

- ¿Siempre me tienes que convencer?

- Te convences tu sola. Ahora mismo te delata esa vulva que se está humedeciendo y brilla de las secreciones que te vienen con la idea de ser la hembra de un perro y dejarte montar por él.

- Que cabrona eres. .... Pero siempre llevas razón. Soy una perdida ramera calentorra.

- Pues sé la perra de mi Pusky. No te arrepentirás.

Me despelotó y me llevó al jardín, un tanto maltrecho por la afluencia de gente la víspera.

- Ponte apoyando las tetas en la tumbona.

Lo hice y me lubricó tanto la vulva como el ano. También me aplicó el unguento que le había untado a Leche la vez que la vi follar con el perro. La pregunté por él.

- Son jugos de perra en celo para excitar a Pusky. Voy a buscarlo.

Mientras esperaba dispuesta a ser montada por el animal mi flujo aumentaba de tal manera que temía anulase el olor de la perra. Me encontraba muy caliente. Un avance más en mi desliz por el sendero de la lujuria. Que sensación de guarra descarriada. Que gozo.

Olalla trajo a su can y me animó a pajearlo y chuparle la polla para acrecerla. Al principio sentí un poco de asco, pero pronto lo superó mi regocijo por ser tan guarra e impúdica. Por un momento pasó por mi cabeza qué pensaría mi hijo Enric si me viese en aquella denigrante situación. ¿Querría volver a follarme si sabía que había copulado con un animal?. Pensé que sería muy morboso contárselo y ver su reacción. ¿Cómo me follaría sabiendo que me comportaba como una perra incontinente?

Pronto la herramienta del perro estuvo en condiciones de bregar y Olalla le ayudó a ponerse en posición de penetración sobre mis lomos. Le dije a mi amiga que no me importaba por donde fuese la coyunda, así que le dejó libertad y el pene se introdujo en mi coño. Al igual que con Leche, Olalla permitió la penetración total, con lo que tras la frenética cabalgada y sentir su esperma en mi vagina que me proporcionó una excitante y largo osgarmo, el animal quedó enganchado a mi durante un rato. No demasiado ya que la holgura de mi agujero pronto le permitió deshacerse de mi.

- Bienvenida a la zoofilia, me dijo mi amiga. Ocasiones habrá para otras experiencias.

Antes de marcharme para casa Olalla me aplicó una irrigación vaginal y me introdujo en el coño una pastilla.

- Meras precauciones adicionales – me dijo- el perro está perfectamente sano y cuidado. Pero nunca está demás tomar todas las medidas.

Le supliqué a Olalla que me mamase las tetas ya que me dolían. No había dado las tomas de mi pequeño Lluis y estaban a desbordar. Durante la agitación a que me sometió el perro, su bamboleo había provocado que empezase a manar mi leche con la que regué el suelo y la tumbona.

. . . . . . .

En casa, mi ansia de sexo era calmada por Enric y, ocasionalmente, si no salía el jueves, por Leche (Gloria). Alguna vez por los dos juntos, como el primer día que me folló Enric. Mi marido se había acomodado muy bien a nuestro distanciamiento y al uso de habitaciones distintas. Ello me facilitaba mucho la ocultación de los resultados que sobre mi cuerpo dejaban mis frecuentes excesos, sobre todo cuando follaba con el negro Luc y su grandiosa polla ya que con él con el que me desenfrenaba totalmente y no era dueña de mis actos.

Una tarde de sábado en la mansión, tras dos horas de extrema lujuria, durante las cuales incluso me presté a una sesión SM suave, me encontraba descansando en un sofá al lado de Eloy mientras él jugaba distraídamente con los anillos de mis pezones y una señora que yo había conocido esa misma tarde intentaba animarle vanamente con su boca la cansada verga. Entonces Eloy me dijo:

- Hay una cosa que estoy seguro te encantaría practicar durante algún tiempo.

- ¿Hay algo que no me hayáis enseñado a practicar?. Solo me falta ser follada por un asno o un caballo. Y Olalla dice que este verano me iniciará.

- No es eso. Estoy seguro que te gustaría ejercer una temporada de prostituta.

- Guaaaauu. Eso es fuerte.

Mientras asimilaba la sugerencia mi coño empezó a humedecerse otra vez. Ello era síntoma de que dijese lo que dijese mi cerebro o la prudencia, la idea me resultaba sumamente atractiva.

- No podría, con mis problemas de atención a los chicos, sobre todo al pequeño Lluis y mis obligaciones en la casa no tendría tiempo. Además las fulanas trabajan de noche. ¿Cómo lo explicaría?. Y, por si fuera poco no me atrevo a estar en una esquina y que me reconozcan.

- Ya sabía yo que eres tan golfa que en lo primero que pensarías sería en ser zorra callejera. Pero no. Yo te hablo de ser puta de lujo, a domicilio y hotel. Dama de compañía. En concreto de ser una "Belle de Jour".

- Aahh. Eso es diferente. Cuéntame. Quiero ser puta profesional. Y me gustaría que tu fueses mi chulo.

- Verás, podrías trabajar de fulana en mis dos hoteles. Cuando un cliente le solicite al portero de turno una prostituta, te llamaría. Si es que respondes a su gusto, claro. El tipo de clientes que requiere la intermediación del portero no es habitual del hotel ni conoce la zona. Normalmente es extranjero, con lo cual tendrías poca posibilidad de ser reconocida. Tu solamente tienes que tener relación con los porteros y los clientes. No precisas proxeneta. Cobres lo que cobres al cliente, a los porteros solo tienes que pagarles 12 euros por servicio que te proporcionen. Bueno, de cuando en cuando un polvete con alguno para congraciarte con ellos y que te llamen más que a las otras fulanas. Tu verás.

- Eloy, me pone cachonda lo que sugieres. Me pone muy, muy cachonda. Casi estoy decidida, pero no me gusta lo de no tener un chulo. Es lo que más me gustaría de ser puta, tener un hombre que me domine y se lucre con el trabajo de mi cuerpo. ¿Te imaginas que perversión?. Yo, mujer casada, ama de casa ya madurita, con tres hijos, uno de ellos lactante, y ejerciendo de puta. Joder ¡Que pasada de golfa!. Pero quiero un chulo. No hay puta sin chulo, y si la hay se pierde mucho morbo. Quiero ser la puta sumisa de

- Lo de tener chulo o no es cosa tuya. Búscate uno. Yo no lo voy a ser porque sería muy arriesgado ser el dueño de los hoteles y facilitar la puta. Y Dani tampoco porque es accionista también. Pregunta a otros. Anda que no habrá candidatos. Tal vez Luc, el negro, que teniendo dos hembras quizá no le importe otra en su harén. Entre nuestros conocidos seguro encuentras a alguno. Mira, por ejemplo, Isidro, el marido de esta señora que intenta levantarme el palo a lo mejor te hace ese favor.

- Seguro que mi marido quiere. Y si no lo hace él, lo hago yo. ¿No prefieres una chula a un chulo? Es más exótico y excitante.

- No sé señora ....

- Me llamo Araceli. Nos presentaron antes.

- Disculpa, es que hoy somos tantos hoy ... cuando me presentan a mucha gente no acabo de quedarme con su nombre hasta que no follo con ella. A veces ni así.

- Pues lo que te digo, mi marido, Juan, seguro que quiere hacer de chulo tuyo en esa experiencia. Le volverá loco. Está por ahí. Creo que estaba haciendo cola para calzarse a Café.

La mujer superaba la cincuentena con agradable resultado. Rubia de pelo corto parecido al mío. Pechugona con las tetas de enormes aréolas adorablemente colgantes. Caderas anchas con graciosa barriga y gráciles michelines muy útiles para aferrarse a ellos con las manos mientras te la calzas por detrás. Nalgas y muslazos monumentales terminados en pierna y tobillos en consonancia. Lo mejor, su cara graciosa y con gestos pillines. Sus manos grandes, suaves, deliciosamente blancas y con uñas lacadas en rojo. Su piel de recién nacido. La entrada de su coño era como el túnel del Cadí.

Araceli se acercó más a mi y empezó a acariciarme el chocho con su mano derecha mientras con la izquierda seguía trabajando la verga de Eloy. Me encantaba ver aquellos dedos regordetes y suaves entrando y saliendo de mi agujero que trasladaba a ellos la brillante humedad de mi flujo.

Eché una ojeada por la sala con la esperanza de encontrar una polla que completase el trabajo de Araceli. Ese día era una reunión bastante numerosa. Éramos siete mujeres y once hombres. Casi todos estábamos descansando salvo una pareja y un trío.

Sobre una mesa baja Luc se esforzaba en introducir delicadamente su exagerado rabo en el culo de una pequeña y deliciosa asiática que ya había demostrado no admitirlo entero por la vía delantera ni, por supuesto, por la garganta. Su empeño iba a ser frustrado, me temía, dada la escasa estatura de la muchacha. Pero nunca se sabe. No era más menuda que Leche salvo en la fenomenal muslada y culo de ésta, y Leche acogía el glorioso rabo, cuan largo y grueso era, por todos sus agujeros sin la menor dificultad ni molestia.

El trío estaba constituido por Café, ensartada por el coño y cabalgando sobre la polla de un tipo nuevo de ese día y el marido de Araceli que se afanaba con las colgantes y mullidas domingas de la negra en espera de obtener la ocasión de taponar el otro agujero. Le iba a ser difícil la empresa, puesto que su empeño con las tetas impedía a la negra inclinarse lo suficiente sobre el pecho del otro follador para dejar al descubierto el ano.

Me fijé en el hombre promovido por su esposa a candidato a ser mi chulo si me decidía a prostituirme. Tendría unos sesenta años, no muy alto pero bien proporcionado, no demasiad barriga. Canoso y con cara del montón. Su polla era de un longitud corriente pero de un grosor muy apreciable.

Caliente por la conversación con Eloy y los manejos de Araceli en mi chocho, no sabía si sacar a Luc de su empeño con el martirizado ano de la jovencita asiática y albergar su despreciada verga en alguno de mis agujeros o conocer mejor al candidato a chulo mío.

Me decidí por lo último porque para ser una profesional hay que serlo también en todos los aspectos del negocio. Me acerqué pues al trío y aferré por detrás y entre sus piernas el rabo del maduro galán.

- ¿Te llamas Juan?

- El mismo que viste y quiere calzar. ¿Te gusta mi polla? – Dijo sin volverse a mirar.

- Muy guapa. Y muy dura.

- Quiero meterla en el culo de esta morena para ablandarla, pero si tienes algo mejor que proponerme ....

- Te propongo meterla en cualquiera de mis agujeros. Si estás de capricho de culo pues en el culo.

- Vamos pues hermosura. Ponte al lado de la pareja esta, que hay sitio.

- Espera. Quiero que me veas bien. Tienes que apreciar el género que te vas a tirar porque quiero proponerte un negocio. Tu esposa Araceli me ha dicho que te encantará.

- Si lo dice mi mujer seguro que es cierto. Veamos hermosura.

Le solté la polla y me retiré a una silla vacía desde donde le fui mostrando la mercancía mientras el se frotaba el miembro con expresión aprobatoria.

No le oculté nada. Me exhibí como puta que busca cliente esforzándome en adoptar las posturas más impúdicas y salaces que supe. Yo misma me apartaba las cachas de las nalgas para que apreciase mis lubricados agujeros y los abría con mis dedos para mostrarle su interior.

- Si quieres mete los dedos y prueba los jugos. No te defraudarán. Uso un producto para que sepan a frutas.

No vaciló el maduro semental en meter los dedos, primero de dos en dos y después de tres en tres para lamerlos con fruición. Al final tenía metida en mi coño la palma entera y me follaba con ella enérgicamente mientras yo me encontraba apoyada en el respaldo de la silla levantando el pandero para facilitarle la obscena faena. Por último metió el pulgar en mi ano, cerró la palma dentro de mi y tiraba hacia arriba hasta levantarme los pies del suelo mientras con la otra mano me azotaba las nalgas. Aprecié que el tipo sabía como tratar a una zorra, así que decidí hacerlo mi chulo.

La escena que protagonizamos llamó la atención de la concurrencia que calló contemplando mi tratamiento. Solo se escucharon las inequívocas demostraciones de Café y su follador cuando ambos alcanzaron el clímax simultáneamente.

Juan sacó la palma de su mano de mi coño para intentar meterla en mi recto. En la faena estaba cuando la siempre vigilante Olalla nos hizo girar para que los demás contemplasen bien la escena al tiempo que animaba:

- ¡Vamos chicas!. Vamos a dar un espectáculo a nuestros machos para excitar sus vergas, que están muy alicaídas.

En tanto Juan sacaba y metía la palma en mi culo rotándola al mismo tiempo, Olalla organizó a las mujeres para la escena como si fuera la directora de una función teatral. No me lo quise perder y forcé a mi macho a girar para ver el espectáculo sin por ello privar al resto de los sementales de la visión de mi masacrado culo.

Olalla colocó a la tal Araceli de culo a otra señora con todo el aspecto de ama de casa pero enormemente atractiva precisamente por su recatada apariencia e introdujo en el enorme coño de la vieja el extremo grueso de un bate de béisbol forrado con un condón. El otro extremo, igualmente protegido se lo metió al ama de casa por el ano.

- El récord está en dejar a la vista solo 25 cm del bate. A ves si lo batís.

- Después puso a Café con una agraciada joven, cuyo marido era el que se había follado el último a la negrita, a hacer un 69. La muñeca asiática se excusó y se marchó al baño. La pobre debía estar destrozada tras los fallidos intentos de Luc por meter su polla entera en alguno de sus orificios. El negrazo había desistido sin llegar a eyacular y se dirigía hacia mi con su espléndido rabo enhiesto.

Abrí la boca ilusionada por su atención pero Olalla le desvió de su objetivo y frustró mi intención de que mi futuro chulo pudiese comprobar cómo me podía trabajar cualquier pene.

La maldita Olalla se arrodilló ante Luc y ofreció su boca al dios de ébano que no dudó en meterla de un empellón sabiendo la habilidad de aquella madura golfanta para dejar llegar el rabo hasta el estómago si se terciaba.

Mi chulo dejó de trabajar mis bajos con las manos y por fin metió su gruesa verga en el tremendamente dilatado ano donde estuvo bombeando unos diez minutos hasta que la sacó y se alejó de mi dejándome sorprendida por tan inesperada retirada. Pero no marchó lejos. Se colocó uno de los arneses con dildo de los que disponía Olalla para los placeres lésbicos y volvió a enchufarme su polla natural por el culo tras introducir la artificial por el coño.

Tres orgasmos casi consecutivos me proporcionó el vejete, el último cuando sentí como se vaciaba en mi recto. Después de recuperarme le agarré la menguante verga y me lo llevé a un sofá para hablar de negocios.

Al pasar junto a Luc y Olalla, el fabuloso negro soltó un bramido signo de que sus testículos estaban descargando sus apreciables existencias en la boca de mi amiga.

Sentados observamos como su esposa Araceli, aún ligada por el bate de béisbol al ama de casa, recibía en su boca la polla de otro de los hombres ya recompuestos. Poco a poco todos ellos iban entrando otra vez en lid con las cinco mujeres. Digo cinco porque la pequeña asiática aún no había regresado del baño y yo iba a entablar negociaciones.

- Juan. Quiero ejercer una temporada como prostituta. Me da mucho morbo. Pero quiero hacerlo con todas las consecuencias. Necesito un proxeneta. Araceli me ha dicho que a ti te daría también mucho morbo ser mi chulo. Te lo propongo.

- ¡Ostiá!. Joder, me haces feliz.

- Al grano. ¿Qué reparto de beneficios propones?

- Bueno, no me interesa el dinero. A mi lo que me va es controlar a una puta. ¿Qué te parece un 1% simbólico para mi?

- A mi tampoco me interesa el dinero. Quiero un chulo que me explote y me castigue si no soy rentable. Que me consiga trabajos, los más rentables. Quiero ser una puta sumisa. Creo que lo normal es el 30% para el chulo, y eso es lo que quiero, ser una puta normal.

- Bueno. Está bien, No vamos a pelear por eso.

- De acuerdo pues. Seré una puta de lujo a domicilio y hotel. Preferentemente en mañanas. Mi territorio será en principio el hotel de Eloy. Después que me haya fogueado y conocido el panorama tu dirigirás. Hay una condición imprescindible: No arriesgarme a que nadie de mi familia ni ningún conocido sepa lo que hago.

- De acuerdo en todo.

- Bueno. Pues prepárame la tabla de tarifas. Me presto a todo mientras no se me haga daño ni se me dejen marcas.

- Mañana lo tendrás.

- No me corre prisa. Aún tengo que resolver algunos asuntos domésticos.

- ¿Cuáles?

- Pues esencialmente buscar guardería o cuidadora para mi hijo pequeño, Lluis, que solamente tiene diez meses. Y preparar a mi marido para que no eche en falta que yo esté en casa siempre. Y ordenar la actividad de mis hijos mayores, un montón de cosas.

- ¿Para cuando podría ser?

- Me harán falta dos o tres meses.

- Oh, Vaya.

- Lo siento Juan. No me resulta tan fácil hacerme puta como tu crees.

- Qué le vamos a hacer. Esperaré.

- Mientras podemos hacer otras cosas: Comprar mis ropas y cosas de puta, planificar, .... y podemos follar.

Y con ese acuerdo abandoné la casa de Olalla no sin obtener otro orgasmo de mi chulo y su esposa Araceli. Ellos tendrán gran importancia en mi futuro que ya os contaré, ya que como resultó que vivían a dos manzanas de mi casa en Sant Celoni pude relacionarme mucho con el matrimonio.

En el próximo capítulo os contaré mis anécdotas como fulana de lujo y mi relación con el maduro matrimonio.

 

CONTINUARÁ.

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Yo soy una de las putas de mi hijo

En estado de buena esperanza

Silvia, de como llegó a actriz porno

La caída de Elena

De cómo las mujeres me sacaron de la miseria

Familia, mirad como me follan

Al cumplir los 16 (I)

Perra Vida (I)

Puta y esclava familiar (II)

Puta y esclava familiar (I)

La familia que folla unida, permanece unida (II)

Ellas no decidían (III)

Ellas no decidían (II)

Ellas no decidían (I)

Ellas decidían (III)

Ellas decidían (II)

Ellas decidían (I)

Mi esposa, puta preñada

La familia que folla unida, permanece unida