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Vaya manera de perder a la esposa (3)

en Dominación

Dos días más tarde, al salir del trabajo me pasé por casa de Guillermo con la esperanza de que me dejase catar las negras carnes de su fraudulenta adquisición. Digo fraudulenta porque el pago lo había hecho con el cuerpo de mi esposa y por tanto quien sufría era yo con más cuernos en mi historial. Pero resultó que la negra estaba prestando servicios a un cliente proporcionado por el amante de mi esposa.

- Después de éste viene un amigo al que le debo pasta y me la condonará con la negra. Siempre le gustaron las negras macizorras como ésta. Oye ¿sabes que le han hecho la ablación del clítoris y los labios menores?

- No jodas, eso es delito.

- A mi plim. Yo no he sido. Pero está guay, porque al no tener orgasmos se cansa menos y rinde más. Por la noche la llevaré a un local donde se celebra una despedida de soltero. Mañana vendrán tres tipos a follarla mientras mi amigo y yo grabamos en vídeo para Internet. Estoy en negociaciones con una productora para ver si le hacen vídeos profesionales.

Le llamé al día siguiente para ver si la negra tenía un rato libre. Resultó que se la había llevado a una granja a grabar cómo se follaba caballos y chuchos. Después la había apalabrado con un gabinete SM para aprovechar que debía azotarla conforme a la reglas de Tarek. A continuación tenía una sesión lésbica con una ricacha entrada en años. Después …

Y así todos los días. La negra no estaba disponible para mi (salvo que pagase una tarifa altísima, cosa a la que no estaba dispuesto ya que yo nunca le había cobrado por dejarme poner los cuernos con mi mujer)

Pensé en alquilar una profesional, pero pensando en putas llamé a mi cuñada Karina para quedar en hacer un trío pero él me recordó que más valía no tocarla hasta pasado un tiempo y que se hiciera un chequeo, no sea que la hubieran contagiado de algo. Por si acaso la follé con condón. También recurrí a alguna profesional de cuando en cuando.

El día final del plazo de permuta de esclavas llegó y, en vista de que al anochecer Raquel no había dado señales de vida la llamé al móvil. Éste sonó en el salón, donde había dejado las cosas de mi mujer tras regresar del chalet. Claro, si se fue a la gasolinera en bolas.

Si seré bobo que hasta el día siguiente no caí en la cuenta de que si Raquel había regresado, estaría en casa de Guillermo, pues para Tarek era su legítimo propietario y el descambio de esclavas sería en su casa o bien en el barracón de los negros. Lo llamé temiendo que si el cabrón tenía a Raquel, podía haberse aficionado y estuviese explotándola como a la negra.

- Ah, disculpa, se me olvidó informarte. Tarek y yo hemos acordado una prórroga indefinida, a él tu mujer le da buen resultado y dividendos aparte de la novedad de tener una blanca en lugar de una negra, y a mí esta puta me va a hacer rico ¿Sabes la cantidad de leche que dan esos cántaros que tiene? Entre películas de lactante y clientes fetichistas, esa leche vale su peso en oro. Lo único que me jode es que ya me han puesto tres multas por llevarla por la calle en bolas.

Redomadamente estúpido que soy. No me extraña mi vasta colección de cuernos a la que no saco nunca ningún provecho. Si Tarek aplicaba a mi esposa las mismas reglas que Guillermo a Kefira, a estas horas mi Raquel estaría siendo prostituida igual que la negra y lo mismo estaba tragando hasta semen de caballo o gorila aparte de ser exhibida en pelotas por doquiera.

No tuve más remedio que recurrir a Karina y Carlos para aliviar mis testículos Ya había pasado otra semana cuando llamé otra vez a Guillermo por si había noticias.

- No seas plasta tío, con la de golfas salidas que hay en el mundo y te preocupas de una ramera que te pone los cuernos cada día. Búscate una o dos y no me des la brasa.

- Es que se acaban las vacaciones y no sé qué decir cuando llamen de su trabajo.

- Bueno, llamaré a Tarek y le diré que le pregunte a Raquel qué se le ocurre.

La respuesta de Raquel a través de los dos esclavistas fue que comunicara en su nombre el despido voluntario.

Un buen día al llegar a casa de Karina y Carlos para cenar por lo menos algo casero me encontré que tenían una visita. Era una hermosa mujer madurita, unos 40 años, que presentaba una panza totalmente incongruente con su edad.

- Esta es Diana, una amiga. Mejor vienes otro día a cenar. Voy a follarla mientras Karina mira.

- Encantado. Me apunto.

- Disculpa Eloy, pero Diana es prosti.

- ¿Y qué? Pago y ya está ¿Cuánto es un completo?

- Es que no tengo tiempo para los dos. Es tarde y mañana tengo mucho trabajo.

- Bueno, pues miro mientras Karina me hace una mamada o una paja.

- Por mirar son cinco euros más. Pero podemos hacer una cosa: Los dos juntos por cuarenta euros más.

 

- No sé ¿Como vamos a hacer una doble penetración con esa tripona?

- Estoy acostumbrada. Trabajo de actriz porno. Precisamente mañana tengo unas tomas de sexo en grupo. Hasta hay previstas dobles penetraciones vaginales y anales.

- Joder, ya me gustaría verlo.

- Por treinta euros más te puedo llevar, siempre y cuando no molestes.

- Hecho.

- Vamos a lo de ahora –dijo Carlos- Mis cien y cuarenta de Eloy hacen a setenta por barba. Yo quiero mearte en la barrigona después.

- Eso son diez euros más ¿Algún otro numerito?

- Yo quiero mearte en la boca y que te bebas una buchada.

- Eso son 25 euros más.

El trabajo de la preñada fue delicioso. Karina acabó incorporándose al trío y ayudando, sobre todo porque Diana se movía algo torpemente debido a su p

Al día siguiente acudí donde me indicó para observar el rodaje. Desde luego la mujer era una verdadera guarra. Manejada por unos expertos sementales, su estado no fue impedimento para recibir por todos los agujeros semen a raudales. Creo que se la follaron unos siete, aunque no estoy seguro porque repetían continuamente. Lo mejor era el desparpajo con que miraba a la cámara con gestos de lascivia que desdecían de su angelical cara de mamá cuando no estaba trabajando. Me puso tan cachondo que después del rodaje, una vez duchada le propuse que pasase la noche conmigo. Llegamos a un acuerdo: Ochocientos euros toda la noche sin límite de prestaciones. Lo único no poner en peligro su feto y no resultar dañada.

- Robert cielo. Esta noche no voy a casa. Tengo un cliente para toda ella – le dijo a uno de los cámaras.

- ¿Cuánto?

- Ochocientos.

 

- Vale ¿sabe las reglas?

- Sii, tranquilo. Cómo te preocupa el bebé si no es tuyo.

- ¿Quién es ese, tu chulo?

- Algo así: Mi marido y representante.

- ¡¡Ostia!! ¿Y no es su hijo el habitante de la panza?

- No, ese es de un fallo de la píldora.

El hecho es que además de atractiva era inteligente, culta y discreta. Nos compenetramos y penetramos bien, llegando a alquilarla una vez en semana, lo cual era un grave atentado a mi pecunio, máxime si pensaba en que Raquel estaría en paro cuando volviese, si es que volvía.

Dejé de verla cuando dio a luz, pero me dio los teléfonos de una colega algo más baratita, jamona, madurita, mestiza de negra e indio y muy golfa que me consoló de la ausencia de Raquel.

Casi olvidado de mi esposa, un día llamó Guillermo, su amante.

- Eloy, se me acabó el chollo. Tarek me ha devuelto a Raquel y exige el regreso de Kefira. Me acerco con ellas para dejarte a tu puta. Está fenomenal, ha perdido algo de peso pero está mejor que antes.

Guillermo se presentó en una furgoneta con cristales tintados. – La tuve que comprar para trasladar a la puta negra. Me pusieron unas cuantas multas y acabé en el juzgado acusado de escándalo público continuado. Ahí dentro están.

Salieron las dos del vehículo como Dios las trajo al mundo. Detrás de ellas salió un negro, supongo que uno de los trabajadores de Tarek.

Raquel me besó afectuosamente como si no hubiera pasado nada. Llevaba puesto el cinturón de castidad de neopreno y portaba una bolsa.

- Hola cariño ¿Qué tal lo has pasado sin mi? Supongo que habrás aprovechado para tirarte a todas las fulanas de la ciudad.

El negro le quitó el cinturón de castidad y se lo ajustó a Kefira. Guillermo se despidió para llevarlos a Tarek.

- Cariño -me dijo mi esposa- tenemos mucho que hablar, pero resultaría urgente que me fueses a comprar un cinturón de castidad.

 

- ¿Qué coño dices?

- Escucha, vé a por él y ya te explicaré.

Tuve que recorrer tres sex shop para dar con uno, pero era de acero quirúrgico con forro. Desde luego no era tan cómodo como uno de neopreno pero sí más eficaz y morboso ¿Le habría dado ahora por serme fiel? A la vejez viruelas.

- Aquí está el aparato, no veas como me han mirado. Explícate.

- Tarek ha derrochado mucha paciencia en mi doma y entrenamiento. No quiero que tú me maleduques.

- Pero …

- Ssshhh, escucha. Quiero el divorcio para entregarme definitivamente como esclava a Tarek.

- Tú estás grillada. Una cosa es un juego morboso y otra esto. Seamos serios.

- Yo soy seria. Le adoro y quiero ser plenamente suya. Mañana iniciaremos los trámites de divorcio. Te ruego encarecidamente que no pongas obstáculos. Mientras duran los trámites seré tu mujer como antes y podrás utilizar mi cuerpo, pero, por favor, y por lealtad a mi futuro Amo y amor, te suplico que no intentes que tenga orgasmos.

- ¿Que no qué? Pero si eres una maldita calentorra lasciva.

- Y lo sigo siendo, pero solo debo tener orgasmos cuando lo permita mi Amo.

- No es tu amo aún. Y veremos si lo es.

- Lo será. Por cierto ¿recuerdas las reglas? Te pido por favor que me azotes al menos una vez a la semana, pero si te place, lo puedes hacer más. Yo te lo agradecería, porque así alcanzo mayor grado en mi humillación y sumisión que permite prestigiar a Mi Amo. Debo mantenerme desnuda todo lo posible. Ya entiendo que para ir al abogado y al juzgado tendré que vestirme. No beberé alcohol ni comeré cerdo. También te pido que, discretamente claro, me prostituyas todo lo posible.

- Adonde vas a ir es aun psiquiatra.

Raquel no me hizo caso. Se colocó el cinturón de castidad y me entregó la llave.

- Por supuesto me lo puedes quitar siempre que quieras usarme o entregarme a alguien ¿está Chuchi en casa o en la casa del pueblo?

- Aquí está. Supongo que en el jardín.

- Si no te importa, deberías hacer que me monte de cuando en cuando. Mejor en público, para mi conveniente ignominia y degradación. Y discúlpame si me dirijo a ti en tono de exigencia. Lejos de mi intención, pero no puedo consentir que los desvelos de Mi Amo por domarme tan apropiadamente queden disipados.

Yo estaba descompuesto y totalmente confuso. Parecía absolutamente decidida. Ella se dedicó a limpiar toda la casa, a hacer comida, lavar incluso trabajó en el jardín. No quiso cenar conmigo. Lo hizo en el suelo de la cocina. Al ir a la cama le quité el cinturón de castidad y me la follé ávidamente (con preservativo, por supuesto) intentando arrancarle un orgasmo. En cuanto ella notó el intento me paró, fue a buscar la bolsa que había traído y sacó una presilla metálica de tornillo.

- Por favor, ponme esto en el clítoris y apriétalo fuerte. Estás intentando provocarme un orgasmo, el dolor lo contendrá.

No quise ponérselo así que se lo colocó ella sola. Noté su gesto de dolor al apretarlo decididame

- Puedes seguir usando mi cuerpo como desees.

Cuando la sodomicé noté que aquel agujero había sido frecuentemente utilizado ya que su presión no era tanta como antaño. Su coño hacía tiempo que me resultaba holgado. Tengo la convicción de que mi mujer se folló al ginecólogo nada más nacer. Le comenté lo del culo.

- Mi ano ha sido debidamente entrenado para agradar a penes como el de Mi Amo que, sin intención de ofender, es bastante más grande y gordo que el tuyo.

- Tras terminar el folleteo, puso unas mantas en el suelo, se puso un collar de cuero que sacó de la bolsa y una cadena que ató a la cama con un candado. Me dio la llave y me pidió que le colocase de nuevo el cinturón de castidad.

- Buenas noches cariño. Si tienes ganas de orinar, mi boca estará dispuesta para servirte. No hace falta que vayas al baño.

A la mañana siguiente me dio la vara para ir a ver a nuestro abogado para empezar los trámites de divorcio. Puesto que había refrescado algo y amenazaba lluvia, se alegró de poder vestir solo una gabardina, llevando debajo exclusivamente el cinturón de castidad. Me dio las gracias por el cinturón comentando que seguro que a su Amo le gustaría más éste que el de neopreno. Visto que el divorcio se planteaba de mutuo acuerdo y que no había reclamación alguna y que la división de bienes era simple, el abogado vaticinó que en tres meses habría sentencia. Ella se llevaba todo el dinero para beneficio de su Dueño y yo me quedaba con el resto de bienes ya que Tarek no quería problemas de ventas pues pensaba regresar a Alejandría, donde residía su familia. Raquel me comentó los grandes proyectos de Tarek:

 

- Mi Amo tiene en Alejandría un burdel en el puerto con cuatro esclavas prostitutas que gobierna su esposa. Con Kefira y conmigo contará con seis y está buscando otra mujer que sea rubia y alta para completar su cuadra, siete es su número mágico. Creo que ya tiene casi apalabrada a una ucraniana, pero su marido pide más dinero. ¿Te importaría darme ya el dinero para que Mi Amo compre su esclava ucraniana?

- Cuando cobre este mes. Date cuenta de que todo es tuyo, algo debo tener hasta que finalice el mes.

- Te puedo dejar un resto hasta entonces. De todas formas si me prostituyes, lo que obtengas es tuyo. Recuerda las reglas.

- Yo no voy a hacer de chulo. Hasta ahí podría llegar.

- Pues puedes hacer una cosa. Cédeme a Guillermo, a él no le importará. Os repartís los beneficios.

- Ni hablar, menudo cabronazo. Te sacaría los jugos hasta dejarte como un esqueleto. Creo que las tetas de Kefira han producido más leche para verter en las películas porno y mamar de los clientes que toda una granja de vacas. Además te metería a hacer vídeos porno y te verían todas nuestras amistades.

- Eso no importa ya, Tarek me ha alquilado para rodar numerosos videos, sobre todo de zoofilia. Si los ven nuestras amistades mejor, ya que eso contribuye a mi degradación.

El hecho es que atender a la prostitución de mi esposa, a sus castigos, a sus pertinentes exhibiciones en público siendo follada por el perro y meada o cagada por mis amigos y demás faenas pertinentes para proseguir su adecuado adiestramiento, como ella lo definía, me impedían acudir al trabajo, así que finalmente se la cedí a su amante mientras llegaba el divorcio.

Karina y Carlos se cabrearon enormemente ya que Guillermo enseguida la puso a currar a tope aunque se la ofreció a ellos también, pero pagando, por supuesto.

Cuando estuvo la sentencia de divorcio me la devolvió con gran pesar. Esa misma tarde Raquel me hizo conducirla a un extraño local en el barrio antiguo no anunciado por ningún cartel. Por supuesto hube de llevarla desnuda aunque llevaba su inseparable bolsa en la que me comentó que guardaba, aparte de otras cosas que ya había visto yo como el gato de siete colas, los plugs anales para molestar, el equipo de enemas, etc… las joyas que le iban a colocar por indicación de su ya, efectivamente, Amo.

Nos abrió la puerta una mujer negra, tetona y metida en carnes pero sumamente atractiva y vestida con atuendo fetichista que no ocultaba sus agujeros, tetorras y suculentas nalgas.

- Vengo enviada por mi Amo Tarek para ser adornada y marcada.

- Pasa. Te atenderán cuando quieran ¿Y ese tipo?

- Es mi exmarido. Tiene que llevarme después para entregarme a mi Amo.

- Saldrás directamente desde aquí. Que se vaya.

- Déjeme por favor. Quiero ver cómo queda mi exesposa y despedirme de ella.

- Bueno, Amín decidirá. Vengan.

Nos condujo a una sala dotada de mobiliario y vitrinas de instrumental médico, camilla ginecológica y otros aparatos no muy identificables.

- Esclava, dame el diseño de los tatuajes. Hay que hacer la plantilla.

Raquel rebuscó en su bolso y le entregó un sobre.

- Usted siéntese en la silla. La esclava deberá esperar de otra forma. Incómoda, por supuesto. No se debe aflojar en su doma. Déme la llave de su cinturón de castidad. Ya no es usted quien debe tenerlas.

La despojó del cinturón de castidad y le colocó unas abrazaderas de basto acero que sujetaban sus muñecas a los brazos bajo el hombro. Posteriormente le introdujo un gancho rematado en bola en el ano. El gancho tenía doble curvatura en forma de “s” con objeto de hacer con el saco de carne así dispuesto, lo que hizo: colocar la otra parte del gancho sobre una barra entre dos soportes y maniobrar en una manivela para subirla hasta que la pobre Raquel apenas se pudiese apoyar en las puntas de los pies colgada del agujero trasero. Verdaderamente molesto, pero en fin, si su propietario lo consideraba útil para su debida educación, allá él. Yo ya no tenía nada que objetar. Mi ex ya no era asunto mío. Allá ella. La negra también le quitó a mi ex la alianza de matrimonio y me la entregó. No habíamos caído en ese detalle.

 

Cerca de una media hora más tarde apareció el tal Amín seguido de la negra jamona y de una mujer mayor vestida de enfermera. La negra descolgó a Raquel y, tras pedirle las joyas que llevaba en la bolsa, la ordenó tumbarse sobre la camilla ginecológica con las piernas debidamente levantadas y la sujetó con varias correas.

Entonces habló el tal Amin: Te va a doler puesto que será sin anestesia, como debe ser en una esclava de ínfima categoría como me ha dicho Tarek que eres. Pero tiene una ventaja. Puesto que los agujeros serán anchos lo haré sin agujas, con un sacabocados de los que se usan para hacer los agujeros en los cinturones.

- Ya lo sé Señor, mi Amo me lo advirtió y estoy dispuesta.

La cosa sí que fue rápida en verdad. Primero un agujero en el tabique nasal y ¡zás! Una bonita anilla como al ganado. Después, atendió a los pezones, que ya estaban taladrados desde hacía tiempo por un capricho mío con un agujero algo menor. Ahí recibió un pasador por delante de un pequeño cilindro que estiraba muy dolorosamente el pezón. Mientras Amin se ocupaba de los pezones, la enfermera aplicaba un eficaz hemostático en la adornada nariz de Raquel.

- Esto de los pezones es transitorio hasta que estiren como quiere tu amo, después irán los estiradores estáticos retirables o las anillas gruesas, según le plazca y el uso que te vaya a dar

El colmo de la eficacia fue el taladrado del clítoris y de los labios vaginales. Tomó el clítoris hábilmente con una tenaza quirúrgica, estiró de él y perforó. Fue la única vez que mi ex gimió. A continuación, de un solo apretón cada vez del sacabocados hizo tres perforaciones de los labios menores y mayores simultáneamente. En la perforación central colocó unos pasadores para aumentar la resistencia de la carne al desgarro. Posteriormente colocó gruesas argollas en el clítoris y en los labios abarcando en estos los agujeros de cada lado y colgó una placa con las iniciales de su amo colgando de una cadenilla de la argolla central, más gruesa que el resto y que era la reforzada con el pasador.

- Esto, esclava es mucho más eficaz que un cinturón de castidad. Las argollas te cierran el sucio agujero y se pueden cambiar por candados y evitar que hagas uso de tu coño no autorizado por tu Amo.

   

Mientras la enfermera aplicaba el hemostático en las heridas de los labios y el clítoris, Amín volvió a trabajar a la cabecera de la mesa. Con las mismas tenazas utilizadas en el clítoris le atrapó a Raquel la lengua y le hizo otros cuatro taladros sobre ella con el sacabocados por los que magistralmente pasó cuatro barritas metálicas rematadas con bolas.

- Esto dará gran placer a la polla de tu Amo y a la de cualquiera a quien te ceda, pero también proporciona placer a otras hembras. Así adornada vas a tener una gran demanda. Hemos terminado. Empaquetadla para el envío.

- Gdaciaz zeñod Amín pod adornadme pada mi Amo.

- Pronto te acostumbrarás a las bolas y hablarás bien.

Sin más le colocó a Raquel un collar de acero con un candado y se la llevó sin dejarla desped

Seguí con la madura jamona mestiza, ya que no ganaba bastante para una puta de más calidad y le acabé tomando cariño. Cuando su chulo fue a la cárcel yo me hice cargo de su explotación. A mis cuñados les gusta y hemos renovado las orgías en la casa de campo. Ahora ya no tengo que soportar los cuernos que me ponían mi esposa y Guillermo. Solo los de los clientes de mi oronda puta.

FIN.

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