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Mi venta (05: Recibo instrucciones)

en Dominación

El día ordenado traspasaba con mi coche la verja de una finca con entrada y altura de tapiado tan imponente como la de mi anterior Amo o más, tras identificarme ante una preciosa agente de seguridad vestida de uniforme.

Conforme mi coche avanzaba por el camino deduje que la finca era mucho más extensa que la de mi amo anterior. Aún había otra verja y otra hermosa señorita controlando. Esta no vestía el uniforme de los seguratas, sino el clásico atuendo de dómina en látex negro que dejaba visibles sus nutridos pechos.

La señorita se montó en mi utilitario como copiloto y me dirigió hacia un garaje. Tras estacionar el coche me ordenó desnudar, tiró mis ropas a un cubo y se quedó con mi bolso. Me entregó unos zapatos de alta plataforma y me indicó el camino de la residencia principal.

Un poco avergonzada, no sé muy bien la causa, ya que no en vano había mostrado mi cuerpo desnudo con frecuencia, me encaminé hacia donde me dijo.

Por el camino encontré dos jardineros que abandonaron su trabajo para evaluarme pero mi cuerpo no debió parecerles demasiado interesante porque antes de salir de su campo visual ya estaban inclinados sobre su labor. Mal empezamos Neus, me dije, si a un jardinero no le gustas, a los usuarios distinguidos menos.

La casa era enorme, de cuatro alturas en superficie, y los jardines que la rodeaban magníficos y esmeradamente cuidados. Llamé a la puerta y me abrió la muchacha que ya había estado en casa del anterior Amo durante la negociación de mi venta. La que filmó la exhibición de mis carnes y me palpó por orden del actual Amo anunciando, humillante y sensualmente para mí, si mis orificios eran lo debidamente elásticos o si mi vagina segregaba más o menos flujo.

- Es la primera y última vez que entras por esta puerta, golfa. Hoy se te admite porque es tu bienvenida a la casa del Amo. En adelante entrarás por las puertas de servicio. Ya te enseñaré. Toma esto.

Y me entregó una toalla pequeña. De las de bidet.

- ¿Para qué es?

Lo primero, para que si tu incontinente vagina segrega, que no manches las alfombras ni la tapicería de los sofás. Y quien sabe para qué más. No conozco tus reacciones. Quizá hasta te mees o te cagues. Ven conmigo a la sala de exposición. Ahí es donde el Amo trata sus negocios sobre las esclavas: las muestra, las cede, las castiga o humilla privadamente, las usa sexualmente –rara vez- aprueba su agenda de prostitución y otras cosas más.

La seguí dócilmente comprobando mi impresión inicial sobre su cuerpo tan desnudo como el mío. Suponía que su nombre era Alba y su edad 15 años, y que fue una de las la que engatusaron a mi marido. Era asombrosamente atractiva, pero su belleza no era al uso, era más bien exótica. Mezcla de africana y asiática con una cara angelical. Pechos aún sin desarrollar pero con pezones grandes sobre amplia aureola. Un culo enorme y saliente sujeto por amplias caderas tras una breve cintura. Unos muslos abundantes, macizos y rotundos, terminados en piernas gruesas pero seductoras remataban su figura. El nombre de Alba parecía una mofa para aquella negrita-china.

- Ponte ahí en posición de exhibición. Cuando le desee el Amo vendrá a hacerse cargo de su posesión.

Desde que me puse en la postura comencé a imaginar cómo me usaría Mi Amo, y razón tuvo la esclavita para darme la toalla de bidet, porque mi chumino empezó a humedecerse descontroladamente. Media hora más tarde, ya aburrida de esperar y con la toallita empapada comencé a examinar la sala. Era sumamente espaciosa, con dos ambientes: Uno despejado, supongo que para examen de las esclavas ya que era donde me había ubicado la mocita y otro dotado de suntuoso y cómodo mobiliario, fundamentalmente mesas bajas en madera labrada, sofás de cuero y dos mesas altas de comedor.

Todas las mesas mostraban argollas atornilladas en sus patas y bordes y deduje para qué eran, dada mi experiencia en la vida de esclavitud. Las estanterías acopladas a las paredes exhibían libros unas, y otras cantidad de adminículos para prácticas sexuales, ginecológicas o disciplinarias. Reconocí bastantes, algunos delatores de atroces perversiones. Otros desconocidos en absoluto.

De las estanterías de libros logré distinguir un título que me erizó la piel: "Manual de técnicas para desollar totalmente un cuerpo sin que muera hasta el final" Traducción del Excmo Sr J.M. del original chino datado en el siglo VI DC. Nápoles 1754.

Aguzando la vista distinguí otros: "Flagelos y otros instrumentos de azote. Con consejos de uso para cada tipo de piel humana". Colonia 1723. "De la doma de esclavas según su raza y edad". San Petersburgo 1687.

De todo el mobiliario llamó mi atención, por lo extravagante, una especie de mueble que catalogué como reclinatorio, y así lo llamé siempre que fui usuaria de él. Parecía un reclinatorio de iglesia, pero tenía alrededor una serie de tablas y listones, cajones, barras, argollas, engranajes, manivelas y otros artilugios mecánicos que me dieron una muy mala impresión.

No quise seguir mirando y me recogí en mi misma volviendo a imaginar un Amo que colmaría mis ansias de humillación pero sería clemente. Nuevamente hice uso de la toallita.

Tras una hora de espera irrumpieron en la habitación tres caballeros, uno de ellos mi Amo. En principio me aturdí. Estúpida de mi solo le esperaba a Él. Como si fuera una cita de enamorados. Neus, corrige tu imaginación y tu tendencia a pensar o te aplicarán las técnicas de los manuales que has visto. Me dije.

Recompuse algo tardíamente mi posición de exhibición, tanto que creo que los tres caballeros lo advirtieron.

- Aleix, Eduard, quiero que inspeccionéis mi nueva adquisición y me digáis si no he hecho un buen negocio. Pertenece a una distinguida familia, educación universitaria en dos carreras, cuatro idiomas. El resto comprobadlo personalmente.

Los dos caballeros se aproximaron y comenzaron a examinar mi cuerpo visualmente mientras se fumaban sendos habanos. Tras unos minutos comentaron:

- ¿Unos cuarenta y poco?

- Cincuenta

- No jodas. No lo parece ni por asomo.

- Desde luego es de familia acomodada de siglos. Esa delicada figura rara vez sale con tal prestancia. Y esa cara aristocrática es una provocación al castigo. No hay nada más agradable y morboso que castigar a una verdadera señora de éstas de fama de moral intachable. No me gustan esa putitas que nos traen del este de Europa ni las sumisas islámicas africanas. Aunque debo reconocer que las negratas me ponen. JAJAJAJA.

- ¿Qué pagaste: 80.000?

- 30.000

- Jooder. Y quien fue el pánfilo.

- Confidencialmente, no quiero que después haya rumores y me tome por bocazas. Fue LD, lo conocéis de la SEC.

- Menudo gilipollas. No, si ya me parecía, como sus hijos. Par de necios. Por cierto, el hijo mayor tiene una esposa que no se la merece.

- Ese no se merece nada. Suerte tiene que papá y la dichosa "obra" lo colocasen. Empresa que compra, empresa que caga.

- Oye, pero su mujer…. ¿se la puede entrar?

- A mi me parece que está falta…. habría que probar. Mira lo de tu amante Montse.

- Bueno chicos, no desvariéis. Estamos aquí para que apreciéis a la golfa Neus de Albagés i Palau, de los Albagés de Girona.

Oyendo aquellos comentarios entre ellos, yo desnuda hasta de mi vello pubiano, abierta de piernas, las manos en la nuca, y ellos atildadamente vestidos, mi humillación era tal que un color se me iba y otro se me venía. Pero como siempre apareció mi eterna perdición: Cuanto más me humillaban, más chorreaba mi desnuda almeja. Y ni un solo pelillo para ocultar el brillo del flujo que ya amenazaba empezar a resbalar por mis muslos.

Incomprensiblemente, pese a haber asumido que mi decisión de entregarme al Amo ya no tenía remedio por estar declarada a mi marido, la mención de mis apellidos hacía que me sintiese traidora a toda mi ascendencia y me angustiaba. No era así con mi descendencia. La intuición de madre ya me había hecho alcanzar la convicción de que mis dos hijos mayores y habidos en el matrimonio eran unos perfectos desechos.

¿Por qué me atribulaba que la mención de mis apellidos afectara a mis muertos antepasados –ya no tenía padres- y sin embargo me traía al fresco lo que pudieran pensar de mí mis hijos? ¿Quizá que mis hijos lo sabrían tarde o temprano por mi indiscreto y resentido marido y mis muertos no? Neus, estás pensando, eso es malo y necio.

- Venga chicos, palpadla. Vamos a grabarlo.

Y dio un par de palmadas para que aparecieran Alba y otra hermosísima chica, tan joven que supuse que era Gloria, la otra chica que intervino en la trampa a mi marido. Se pusieron a grabar con cámaras la escena.

Los dos caballeros, o Señores, porque no sabía la condición en que Mi Amo me presentaba, comenzaron a palpar y analizar mi cuerpo con la manera en que uno examina la mercancía que compra. La percepción de ser eso, una simple mercancía que alguien ha adquirido y muestra a sus amistades, incrementó mi calentura y mi flujo. ¡Qué feliz humillación ser una mercancía! Y nada más. Eso debía ser y eso sería. Y debía olvidar que tenía apellidos de rancio abolengo. Ahora era, y sería hasta que me tirasen a la basura, un objeto de placer. Y si no produjese placer, estaría orgullosa de ser solo un objeto.

Durante media hora que grabaron Alba y Gloria, los dos caballeros, fumando sus habanos, se solazaron comentando cualquier aspecto de mi cuerpo. No se recataron de expresar a mi Dueño las mejoras que podría hacerle, los usos más adecuados a su juicio, la decoración y algo que me impresionó y atemorizó:

- Los labios menores son algo largos, aunque generalmente están ocultos, cuando abre las patas le sobresalen. Yo, en tu lugar, se los haría recortar junto con la capucha del clítoris. ¿Ésto sí lo harás no? a ninguno nos gusta el clítoris escondido. Bien afuera, bien colorado, hinchado, ardiendo. JAJAJAJA. … o si no sin clítoris. Recórtale todo. JAJAJAJA .

- Sobre eso tengo algo en mente. Será un experimento que servirá para ver si lo prosigo con Alba, Gloria y Amparo. Voy a provocar una elongación de su clítoris de una manera "casi natural". Si sale bien se lo aplicaré a las otras. Ya os contaré.

- Vaaa dilo ahora.

- No, ahora vamos a ejecutar la primera fase de decoración de mi nueva esclava: mostrará siempre cinco verdugones en cada nalga cruzados dos a tres. Cuando comiencen a desaparecer, serán renovados. Chicos, no me parece correcto, porque os considero expertos, advertiros que no me estropeéis las nalgas de mi nueva propiedad. Así que templad vuestra energía para dejar marcas de más o menos dos semanas de duración. Esta vez solo serán cuatro porque el bestia de su marido me la ha dejado cruzada en los dos hemisferios con un azote bestial de cinturón de cuero. Sr. Pedelaborde, tan basto como un menestral cualquiera corrigiendo a su mujer. ¡Que vergüenza! ¿No os parece?

- Bueno, quizá Pedelaborde ha adquirido las costumbres del constructor Paco el Pozales, ya sabes el de las mil viviendas en medio del desierto manchego. ¿Qué usamos, quizá la vara de bambú fresco?

- Acertado. ¡Neus!

- Si Mi Amo. Disponga.

- Como has oído, la decoración de tu cuerpo va a comenzar con azotes en las nalgas cuya marca no deberás ocultar a nadie. Se te harán muy dolorosos. ¿Quieres ser atada y amordazada para evitarme el bochorno de tu mal adiestramiento anterior?

- Nnno … Amo. Le mostraré mi disposición al castigo. ¿Adonde vas Neus? te vas a poner a dar alaridos al primer golpe.

- Bbbueno Amo, si no tiene inconveniente le ruego una mordaza.

A un gesto suyo, la esclava Gloria me colocó una mordaza de bola tan ajustada que casi me descoyunta las mandíbulas.

- Colócate con tus manos apoyadas en ese mueble -era lo que llamé el reclinatorio- baja los riñones y levanta las nalgas.

Los Señores –supuse Señores y no caballeros porque aquello parecía una delegación de las competencias del Amo más que un servicio de prostitución- se despojaron de sus elegantemente cortadas chaquetas, se subieron las mangas de la camisa y tomaron cada cual sendas varas de bambú curado de una de la estanterías.

El primer golpe me vino de la izquierda y superó en dolor al experimentado cunado mi marido me azotó. No pude impedir un gemido que la mordaza atenuó. Pero mi cerebro vio estrellas como en los cómics.

El segundo golpe no vino de la derecha como esperaba y como mi nalga estaba contraída para recibir. Volvió a ser de la izquierda y en el mismo sentido. El grito que pretendí lanzar casi consigue salir porque mi boca superó a la monstruosa mordaza.

Me levanté del reclinatorio dispuesta a salir corriendo. Alba y Gloria me detuvieron y me susurraron al oído: Te atamos mejor, te quedan aún ocho. Eres muy débil. Por cada vez que te escapes el Amo pierde prestigio y tu cuerpo valor económico. Estos dos comentarán en los círculos que eres blanda. El amo te repudiará. Mejor te atamos ¿Vale?

Asentí llorando y me ataron las manos a los estribos del reclinatorio. Pasaron un cinturón de cuero por mis riñones para ceñirme hacia abajo y levantaron un listón bajo mi pelvis para elevar mis nalgas.

Al cuarto golpe de los que faltaban ya no me apoyaba en las manos, sino en los antebrazos, mis piernas no acertaban a sostenerme y estaba arrodillada, mi nariz no paraba de soltar mocos y mi boca, pese a la oclusiva mordaza, babas a litros.

Creí que pasaron horas antes de recibir los dos últimos varazos. Ya estaba derrengada y apenas los sentí. Alba y Gloria me retiraron del reclinatorio y me condujeron a otra habitación. Allí me aplicaron cremas en las escarnecidas nalgas y me comenzaron a instruir:

- Alba (A)- Mami, no debes mostrar debilidad en público. No le gusta al Amo. Seguramente ordenará a Gloria que te adiestre en el dolor con los aparatos eléctricos.

- ¿Eléctricos?

-Gloria (G)- Sí, proporcionan mucho dolor o mucho placer. El amo me instruirá en cómo usarlos contigo. Seguramente querrá que te adiestre ante el dolor por la mala imagen que has dado hoy.

- Pero es que mi Amo anterior no me sometía a dolor porque no era partidario de estropear su propiedad.

-A- Nuestro Amo tampoco, por eso es partidario de la electricidad y el agua para domar sus esclavas. Esas técnicas no estropean la apariencia de la mercancía.

- ¿Mercancía?

-G- Mercancía somos. ¿qué es si no una esclava?

- Cierto. Pero nunca había concebido que mi sumisión por amor y deseo sexual se tratase como algo mercantil.

-G- ¿Tu anterior dueño no te ha prostituido?

- Ssi. Cierto. Tienes razón. ….. No había considerado más que el punto de vista mío. Desde el del Amo … -rompí a llorar- …. Por dios, es que me he enamorado de él.

-A- Como nosotras. Pero tienes que asumir que la relación no es biunívoca. Nosotras amamos a Él y para Él somos mercancía.

- Pero yo quiero que Él me ame. … bueno … me aprecie. …. algo ….

-A y G- jjajajajaja. –G- ¿pero tú tienes 50 años o 12 ? Bueno, no podemos perder el tiempo en estas cosas tan absurdas. Vamos a darte las instrucciones más elementales. Tú deberás apreciar los matices según las circunstancias.

-A- Yo soy la esclava preferida del Amo por el momento, no me prostituye, me ha retirado los anticonceptivos y solamente me cede para que seleccionados sementales de raza aria me engendren un bebé que aúne mis genes afroasiáticos con los arios. Soy un experimento y me gusta ser un experimento y someterme al Amo. Él me guía y soy feliz con eso.

-G- Tú serás el cuerpo sobre el que experimente algunas modificaciones y decoraciones. Como eres vieja, si le salen mal, no le importa, pero si le gustan, lo reproducirá en nosotras dos corrigiendo los defectos que tú hayas manifestado. Así que, por favor, cuéntanos lo que sientas cuando te lo haga.

- Dios mío chicas, me estáis aterrorizando. Soporto muy mal el dolor. Ya lo habéis visto.

-G- No creemos que te haga cosas que duelan. El amo es poco sádico. Pero, mujer, si seguimos perdiendo el tiempo nos castigará a las tres. Te voy a instruir en el decálogo particular del Amo, ya que se supone que, como has sido esclava antes, conoces las reglas generales:

1- En esta casa solamente vestirás prendas con los tres modos siguientes, con la única diferencia entre el calzado de casa o jardín, en casa sandalias de tira y plataforma con tacón de 12 cm, y en el jardín plataforma continua de 8 cm. Solamente por razones de caminar sobre el césped.

2- Vestirás:

a- En general: liguero y medias negras de malla ancha.

b- Solamente medias negras de malla ancha.

c- Símil cinturón de castidad.

Para las actividades al aire libre podrás usar además una bata de seda si el tiempo es algo fresco.

3- Durante las fiestas de la casa nunca deberás hacer tus necesidades en privado. Deberás pedir permiso al Amo o al más próximo Señor para mear o cagar. Siempre lo harás de pie y donde se te indique. Si no consigues destreza para dirigir tus meadas rectamente y con chorro compacto, aparte de ponerte perdida las piernas y los pies, el Amo te llevará a un cirujano para efectuarte la ablación de los labios menores. Recuérdalo bien, al Amo le gusta ver un buen chorro recto y compacto.

Mientras Alba me instruía, Gloria me colocó en los pezones algo muy incómodo. Una gruesa barrita atravesaba cada una de las ya dilatadas perforaciones y se apoyaban en unos resortes cónicos apoyados a su vez en las aréolas de manera que mis pezones fueran implacablemente estirados.

Me fijé entonces en ellas dos. Ambas estaban completamente desnudas salvo el calzado, unas sandalias de tiras con alto tacón. También ostentaban piercings y tatuajes. Los tatuajes eran discretos y de buen gusto y en ellos, si una se fijaba bien, siempre figuraban camufladas las iniciales del Amo. En ambas eran diferentes diseños. Deduje que el Amo no era partidario de la uniformidad. En los pezones Gloria lucía unos escudos tan amplios como sus aréolas sujetos por el pasador que los perforaba. La deliciosa Alba lucía unos pequeños pero gruesos anillos dorados. En los labios vaginales de las dos destellaban joyas que no pude identificar. Gloria tenía también una anilla en el tabique nasal mientras que Alba ostentaba una bolita en la aleta nasal.

-G- Esto que te he puesto es para elongarte los pezones, tendrás que ponértelos siempre que no estés en uso, salvo hoy, que los caballeros te usarán con ellos puestos. Para elongarte el clítoris, el Amo ha dispuesto otra técnica que mañana te descubrirá, cuando te lleve a la joyería del sex-shop que hay en el prostíbulo de la SEC, para comprar tus joyas.

-A- Sigamos:

4 – Te levantarás siempre, ya sea aquí o en tu casa, como muy tarde a las ocho de la mañana y acudirás, según el caso a algún gimnasio próximo a tu domicilio o al gimnasio del sótano de esta casa. A las diez y media deberás estar aquí para ducharte, maquillarte y administrarte los enemas. Un recto sucio significará un duro castigo. Recuérdalo.

- Mi Amo anterior también era muy estricto con la limpieza anal. Ya estoy acostumbrada. Pero no puedo servir al Amo por las mañanas. Trabajo en un banco.

- Creo que eso ya lo ha arreglado el Amo. Solamente irás al banco mañana y seguramente a las 10.30h ya podrás estar aquí para tus obligaciones. No creo que tengas que volver nunca más. Te lo garantizamos Gloria y yo. Añadió enigmáticamente.

Sigamos con la regla 4: Un día a la semana te toca servicio doméstico, eso implica atender al Amo, si está en casa, en sus necesidades, limpiar, planchar, cocinar, atender sexualmente a los dos jardineros y otras tareas que te daré en una lista. Tu día de servicio doméstico de 24 horas será el miércoles. En general no hay que hacer mucha limpieza porque dos días a la semana vienen tres mujeres a hacer lo más pesado. Los martes rodamos como actrices películas y vídeos porno entre las 11h y las 14h. El resto del tiempo lo ocuparás en las cesiones a amigos o amigas del Amo, permutada por otra esclava o en servicios de prostitución o escort. Tu agenda de servicios, como la de todas, la llevará Gloria y te la entregará a las 10.30h.

- Respecto de los servicios como ramera o escort es muy importante que recuerdes no cobrar nunca al cliente. A lo más puedes quedarte con propina si te la dan. Cuando acudes a un servicio este ya ha sido cobrado por adelantado de acuerdo con las tarifas establecidas por el Amo. En la hoja de agenda que te entregará Gloría figurará cuanto tiempo y que tipo de servicios debes prestar a cada cliente. Si el cliente decide cambiar sobre la marcha debes llamar a Gloria para pedirle autorización y facturarle el coste adicional.

- Una vez al mes prestarás 12 horas de servicio en el prostíbulo de la SEC para que al Amo le hagan descuento en su cuota de socio. Creo que te toca el primer sábado de cada mes, pero ya te lo dirá Gloria.

Pálida me debí quedar al mencionarme la SEC y su burdel. Durante el período de doma al que me sometió mi antiguo Amo, una de las prácticas consistió precisamente en eso y hube de pasar allí doce horas.

El burdel de la SEC no es como otro cualquiera. Las rameras deben estar en unas pequeñas e incómodas jaulas desnudas y expuestas a la vista del posible cliente y prestarse a lo que él quiera. Normalmente los clientes son gente con muchas perversiones y pocos escrúpulos que saben que las putas que allí prestan servicio no tienen capacidad para negarse a nada. Por eso acuden a él y no a cualquiera otra mancebía donde los servicios de las fulanas son más baratos y, por lo general ellas son de igual o superior belleza, ya que no suelen presentar los verdugones y moretones que presentan a menudo las esclavas de amos poco compasivos.

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