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La odisea de virgilio (2: Tempestad)

en Hetero: General

La odisea de Virgilio (II). La tempestad

A Dita, por todas tus enseñanzas.

Nota: Es absolutamente imprescindible leer el primer capítulo para poder entender la historia.

http://www.todorelatos.com/relato/67879/

Después de ver a Laura perderse en la esquina del pasillo. Una tremenda sensación de agobio y confusión me dominó. Volví a encerrarme en el despacho, esta vez con llave. Me tire sobre el sillón, tumbé la cabeza sobre la mesa y me la cubrí con mis manos."¿Qué demonios había pasado?". Mi mente se lleno de preguntas sin respuestas, de miedos sobre mi futuro y sobre todo lo que se repetía como un bucle infinito era "¿Por qué? ". Si, ¿Por qué Liliana había actuado de esa manera? ¿Por qué me había hecho aquello? Multitud de hipótesis me vinieron a la mente, todas ellas descabelladas. No, no ,no , me respondía a mi mismo si especulaba con la posibilidad de que Liliana fuese una como una prostituta que había venido aquí a agenciarse a un inocente profesor para que le agenciase ventajas, como insinuó Antonio.

Yo le ofrecí la beca de todo corazón pero solo por su gran capacidad, ella podía ser una eminencia. Una nueva Hipatia, una nueva Ada Lovelace. Aunque no tuviera estudios demostraba una gran capacidad para los problemas matemáticos, el mundo de la ciencia podría encontrar un filón en una mujer con tanta intuición. Mis intenciones eran también egoístas, que gran honor encontrar a alguien de esas características y enseñarle. Pero entonces ella me hace eso. Pero a la vez mi mente vuelve cambiar y se lleno de los deliciosos recuerdos de su felación y de un incontenible deseo de estar con ella de nuevo , de tocarla, de besarla, de acariciarla , de volver a … derramarme en ella.

Mi cerebro no para de elucubrar y entonces cambio otra vez y recuerdo los ojos de Laura. No eran ojos de reproche, era otra cosa, no supe comprenderlo en ese momento. A la vez empiezo a imaginarme la situación. Ella denunciando lo que había oído y visto al rector. Yo presentándome a la junta de la facultad. La vergüenza y la humillación delante de mis colegas. Mi carrera acabada por un escándalo sexual. Adiós medalla Fields.

En estos funestos ciclos de desesperación abandone la facultad y me dirigí a mi piso. Prácticamente actué como un zombi durante el resto del día. Me acosté entre un mar de incertidumbre. La noche se me lleno primero de pesadillas porque mi futuro laboral estaba en franco peligro, mi prestigio internacional tirado al garete. Pasé media noche removiéndome inquieto entre las sabanas en una interminable agonía de miedo. Me levante a las 3 de la madrugada y me vinieron las palabras de Liliana:"Luego hablaremos". Lo olvidé .Si desde luego teníamos que hablar. Volví a tumbarme pero esta vez los sueños cambiaron. Ahora eran sueños de lujuria incontenible en los cuales me acostaba con Liliana y hacia las cosas más inconfesables. Un sudor frio recorrió mi cuerpo y me levante con el cuerpo ardiendo como si tuviera fiebre, una potente erección padecía mi miembro y una apabullante necesidad de aliviarme. Fui al cuarto de baño a masturbarme, no me sentía así desde la adolescencia. Pasé el resto de la noche en un ciclo de pesadillas y sueños lujuriosos.

Me levante para volver a dirigirme a la facultad. Me lave la cara para tranquilizarme y me dije a mi mismo que lo que está hecho está y que sea lo que sea. Me dirigí con mi auto y procedí a encerrarme de nuevo en mi despacho. Tenía mucho trabajo pendiente. Como empezar a corregir los exámenes de segunda convocatoria. Empecé con ello en un intento de que mi mente se entretuviese en algo y que no divagase con me ocurrió en la noche anterior. Aunque como es habitual, una de cal y otra de arena. Algunos alumnos comprendían bien el asunto. Pero otros se equivocaban de plano en la ejecución del algoritmo de Djisktra. Fui interrumpido por un ring del teléfono. Era la voz de Liliana. Mi corazón se encogió momentáneamente.

  • Señor Virgilio. Tengo en el otro lado de la línea a un tal Fred O’Conell del Instituto tecnológico de Massachuset. Dice que es urgente. ¿ Le paso ?
  • Si Liliana pásalo a mi línea.
  • De acuerdo
  • Señor Fred , Virgilio al habla – le respondí en ingles.
  • Buenas días según su franja horaria Doctor Virgilio. Soy Fred O’connell del MIT. Verá, es que precisamos ayuda por parte de los mejores matemáticos del mundo debido a tema urgente. Al parecer el quipo de Mitchell de la estación climática de Groenlandia ha tomado nuevas medidas sobre la temperatura y salinidad del agua profunda y los resultados son dramáticos. Por otro lado también estarás enterado de que el permafrost de la tundra del Canadá se ha visto reducido en varios miles de millas cuadrados. Precisamos construir un nuevo modelo matemático para la corriente del atlántico norte teniendo en cuenta los nuevos datos.
  • Ok , Doctor Fred. No es mi especialidad pero cuente conmigo para ello. Pondré a mi equipo a trabajar.
  • Muchas gracias, Le envió los datos por correo electrónico. Hasta Luego
  • Hasta luego

Minutos más tarde me llego el informe y me dispuse a imprimirlo en la impresora en red. Mientras se imprimían los cientos de páginas encendí la radio.

Gran crack en la bolsa de Nueva York. Tanto Nasdaq como el NYSE han batido records en caídas históricas. Desde la crisis de 1929 no se había producido una debacle de semejante magnitud. Nuestro corresponsal en Washington nos informa de que se están produciéndose multitud de suicidios por parte de inversores. Según los especialistas esto va a provocar la ruina de multitud de familias debido al colapso de sus fondos de jubilación. Por otro lado nos informan que el mercado de materias primas en Chicago está teniendo una actividad febril. Al parecer las grandes firmas están invirtiendo en dichos mercados. Al parecer el precio del trigo, arroz y otros productos alimenticios se han quintuplicado en las últimas 24 horas. Miembros del comité directivo de la FAO están alarmados por el discurrir de los acontecimientos y anuncian que se va a producir una gran hambruna en el tercer mundo debido a la imposibilidad de poder comprar alimentos al precio que están adoptando. En la CNN estamos viendo imagenes de altercados en las oficinas bancarias de Goldmann Sachs y otros bancos, al parecer los clientes están alarmados y van en tropel a retirar fondos ante el miedo a posibles corralitos. La policía se está disponiendo por las calles ante los más que probables disturbios. Economistas consultados por esta cadena nos dicen preocupados que la situación es extraordinariamente grave, algunos dicen que la última vez que se produjo esta situación el mundo se dirigió a la segunda guerra mundial.

Un gran murmullo lleno el departamento. Estaba claro que muchos de mis compañeros estaban al tanto desde primera hora de la mañana que la situación económica del mundo había dado un giro monumental. Yo por mi parte tenía mucho que pensar y recogí la copia impresa del informe de O’Conell. Las predicciones climáticas son implementadas mediante sistemas de ecuaciones diferenciales de millones de variables y no eran mi especialidad. Era la especialidad de Laura. En el momento más inoportuno tenía que pedirle ayuda. Me dirigí a su despacho, contiguo al mío, pero en vez de llamar a la puerta me detuve durante un minuto. La imagen de su mirada de ayer volvió a mi mente y otra vez ese miedo me atenazó. Hice tripas corazón y golpee con los nudillos la puerta.

  • "Pase". Entre y mire a sus ojos. En su mirada no había un gesto de reproche sino de tristeza. Que a duras penas trataba de ocultar.
  • "Veras… Esto…" Las palabras se negaban a salir de mi boca." Tengo un trabajo para ti. Veras…, preciso que construyas un sistema de predicción climático con estos datos que te aporto" le dije enseñándole el tocho de páginas impresas.
  • "Pero señor Virgilio ahora mismo estoy saturada de trabajo, la corrección de exámenes, la planificación para el nuevo curso, estudiar para el doctorado, no puedo más."
  • "Lo sé, lo sé. Estoy al tanto. Intenta hacer lo que puedas. Verás es para el MIT y por supuesto aparecerás como autora. De todas formas tómalo como un trabajo para doctorado. Haré que te lo evalúen como tal."

Laura recogió los papeles con un gesto de desesperación. Salí de su despacho con un gran sentimiento de culpa y me dirigí al mío. Mi vida se estaba complicando de gran manera desde que Liliana me visitó 24 horas antes. Pero lo que no me imaginé es que eso solo era el principio de las complicaciones, estas solo habían nada más que comenzado. Pero claro ahora que lo veo, bendigo esas complicaciones.

Otra vez me acurruque en la mesa maldiciendo mi suerte. Traté de tranquilizarme y volví a la corrección de los exámenes. Una hora más tarde entró en el despacho Liliana. Al principio la miré con una cara de terror que ella apreció. Pero no sé como a los pocos segundos me vino a la memoria lo sucedido el día anterior y mi miembro se endureció. Estaba claro que ya no dominaba ni mi cuerpo ni mi mente. Ahora sentí ruborizarme y volví a percatarme que ella se dio cuenta.

  • "Señor Virgilio. He recolectado las notas de Jimena y al parecer tenía usted planificado ir a Copenhague en Diciembre para participar en el XIX Congreso matemático europeo como conferenciante. ¿Desea que comience el proceso de reserva de hoteles, vuelos y demás?" Asentí. Estaba claro que además de ser muy capaz en matemáticas era muy diligente en su trabajo.
  • "Por cierto Virgilio" comentó cambiando el tono de voz con un cierto reproche "Te dije de que hablásemos. Pero no me fuiste a ver". Me mantuve en silencioso agachando la cabeza."¿Me puedes decir que ocurre?". Le mire a los ojos con un cierto temor y me costó mucho articular palabra.
  • "Laura…"
  • "¿Qué pasa con Laura?"
  • "Laura… se enteró de lo nuestro. Estaba en el pasillo y escuchó los ruidos y me vio cuando tú saliste". Un gesto de preocupación cambio el semblante de Liliana. Miro a la pared contigua con el despacho de Laura como si quisiese atravesarla con la mirada. Pero de pronto cambio la mirada, de una de preocupación a una de tristeza. Solo en estos momentos en los que escribo comprendo lo que ocurrió.
  • "No te preocupes, hablaré con ella." Y salió de mi habitáculo.

Así circuló el día hasta el anochecer cuando terminaba mi jornada por aquel día. Al coger mi coche me encontré a Liliana en la parada de autobús. Comprendí que era un buen momento para hablar con ella.

  • ¿ Liliana te puedo acercar a algún sitio. ?
  • Bueno mi apartamento está en la Calle Sol, en la periferia.
  • Déjame que te lleve.

Se subió a mi automóvil y nos dirigimos a su domicilio. Durante el viaje el día nublado se torno tormentoso cayendo un chaparrón impresionante. Cuando llegamos ella me invitó a entrar para que charlásemos tranquilamente. Nos mojamos tremendamente en el transito hasta el portal. No entiendo porque me atreví a acceder a su ruego. Había algo en ella que era imposible resistirse a sus encantos.

Una vez dentro de su apartamento pude comprobar que estaba decorado con reminiscencias clásicas. Parecía una coleccionista de antigüedades. Con su sueldo deduje que deberían ser imitaciones. Lo curioso es que viéndolas de cerca eran de gran calidad, tanto que parecían auténticas. Frescos medievales dedicados a las fiestas de la cosecha, figuritas de dioses egipcios, una curiosa figura femenina que tenía un letrero que decía que era la diosa Asherah

  • Esa es la favorita de mi colección. Asherah era una diosa a la que se le rindió culto por parte del pueblo hebreo en la época de su rey Salomón. Compartió el trono con Yaveh y era su esposa. La denominaban la madre de los dioses y la reina de los cielos. Era un culto a la fertilidad. Posteriormente su culto fue proscrito y paso a denominarse la madre de los demonios.

Estaba yo totalmente impresionado. Además tenía una buena colección de libros muchos dedicados a la historia, antropología, y el mundo antiguo. Definitivamente Liliana era una interminable caja de sorpresas.¿ Como una humilde secretaria además de ser muy hábil en matemáticas sea una autentica aficionada a estos temas también ? Estaba pasmado, pero no compartí estos pensamientos con ella.

  • Liliana yo… quería decirte que… mi propuesta de beca era totalmente inocente, no quería para nada que me hicieses… aquello. Solo pretendía animarte a estudiar, porque me has demostrado que eres muy capaz.
  • "Tanto coeficiente intelectual y pareces tonto" me regaño "no te le mame por eso. Mira Virgilio tu me gustas…"
  • "Por favor no me tomes el pelo Liliana" La interrumpí "yo no le gusto a ninguna mujer."
  • "Lo dicho tan listo para unas cosas y tan torpe para otras. ¿Cómo que no le gustas a ninguna mujer? Yo soy una mujer y me gustas."

Entonces volvió hacia mí y me beso. Este beso fue dulce y delicado.

  • Deja de subestimarte a ti mismo como hombre. Tú vales mucho, quítate esas ideas de la cabeza y abre tu corazón. No seas solamente intelectual, tú también tienes corazón. Eres capaz de amar y ser amado. No solo vales como eminencia de las matemáticas. Permítete saborear también el calor humano y de la compañía de un ser amado. Deja de encerrarte en ti mismo. ¡Sal de ese caparazón de tortuga en el que te has metido, yo te juro que no te hare daño!

Aquellas palabras me paralizaron. Me llenaron de recuerdos. De mi infancia, de cómo era el niño al que sus padres apenas le dieron afecto y siempre lo trataron con frialdad. O en el colegio que fui maltratado y humillado por mis compañeros a los que mis resultados académicos les provocaban envidias. O de mi adolescencia en el que todas las chicas me rechazaban. No, yo nunca conocí el significado de la palabra amor. No formaba parte de mi diccionario vital. Pero Liliana, una mujer al que apenas conocía semanas anteriores, me había dedicado hacia mí las palabras más dulces en mi vida. Rompí a llorar. Por primera vez deje aflorar los sentimientos que los tenía enterrados en lo más profundo de mí ser. Liliana se acerco a mí y me abrazo. Me cogió de la mano y me llevo al sofá. Allí me invito a tumbarme en su regazo y me achucho como si fuera un gatito. Yo un hombre hecho y derecho acaba de rendirme a los pies de Liliana.

Cogió mi rostro y me beso, yo le devolví el beso. Empezó a quitarse la ropa y vi sus maravillosos pechos. Ya no sentía temor, ya no sentía vergüenza o pudor. Cogió mis manos y las dirigió a sus pechos. Eran suaves y cálidos. Con sus propias manos apretó las mías y así apreté sus pechos. Ella gimió suavemente y yo me excite. Seguí por mí mismo, entonces dirigí mi boca a su pezón izquierdo y empecé a lamerlo. Ella me apretó suavemente la nuca insinuándome a que se los mamará. Así lo hice, que sensación. Ahora mismo recuerdo aquellos momentos de manera vivida. Estuve así un gran rato con ella gimiendo y yo simbólicamente mamando de sus tetas como si fuera un bebe.

  • Venga mi niño, sigue bebiendo de la teta de tu mami.

Mi corazón latía en grandes pulsaciones. Me sentía más vivo que nunca. Quería estar con ella así siempre.

Ella me paro un momento y se quito la falda y las bragas y pude ver su sexo. Lo tenía depilado y era una autentica preciosidad. Estaba claro que quería de mí. Yo caballerosamente le iba a devolver el favor de ayer. Algo de anatomía del sexo femenino recordaba así que procedí a localizar su clítoris. Encontré una perlita como si fuera un pene en miniatura en la parte superior de sus labios exteriores. Lo sople y ella soltó un agradable gemido. Luego usé mi lengua y dándole vueltas alrededor de él, como ella hizo con mi glande. Sus gemidos se hicieron más sonoros. Aquello era música para mis oídos. Estaba dándole placer a Liliana.

Cogió con dulzura mi cabeza y me interrumpió. Me cogió de la mano y me llevo a su dormitorio. Me desnudó llenándome de caricias y besos en el proceso. Mi pene volvió a aparecer erguido. Me tumbo en la cama y dirigió su entrepierna de nuevo hacia mi boca y ella oriento su cabeza a la mía. Luego aprendí que aquello se llamaba el 69, bendito ese número entre todos los números. Afortunadamente su mamada no fue tan intensa como la del otro día, gracias a dios porque no quería correrme tan pronto. Sus lamidas eran suaves pero me volvieron a hacer gozar. Que maravillosa sensación, aquello era un cortocircuito de placer. Un bucle infinito de dar y recibir gozo. Sus fluidos vaginales empezaban a mojar mis labios y lengua, que sabor más delicioso a miel dulzona tenían. Mientras en la ventana no paraba de llover y caer truenos. Era una tempestad meteorológica y sexual.

  • Quiero tenerte dentro de mi

Se tumbó y me invito a penetrarla. Dirigí mi polla hacia su vagina y la introduje lentamente, no me imaginaba lo que me esperaba. Aquello era un volcán. Si su boca era cálida, su coño parecía que me iba a fundir. Me sentía disolverme, como si me hubiese teletransportado al núcleo de una supernova justo cuando iba estallar. El grito de placer que di fue de época. Debieron oírme todos los vecinos de varias manzanas a la redonda. Hice un esfuerzo por controlarme. Liliana me abrazo con brazos y piernas, animándome a realizar los movimientos de mete saca. Yo que con ella iba a perder mi virginidad a una edad tan tardía, sabía que no iba poder aguantar mucho, las sensaciones que mi pene me transmitía eran gloriosas. Liliana volvía a jadear aliviando mis preocupaciones, me intente centrarme en darle el mayor placer posible aunque me resultaba misión casi imposible. Minutos más tarde volví a reconocer esas sensaciones. Mis piernas empezaban a temblar. Mis jadeos se convirtieron en gemidos, una corriente eléctrica circulaba sin resistencia por mi espina dorsal. Mi cara se contraía y cerraba los ojos con fuerza. Mis testículos empezaban a querer explotar.

  • Liliana ¡Me corro!
  • ¡Derrámate dentro de mí! Vierte tu agua de vida en mi útero.

Era la segunda vez que llamaba al esperma con ese nombre. Una forma muy poética de llamarlo. Mis caderas se pusieron en piloto automático y de forma refleja vertieron mi simiente en el sexo de Liliana. Ella al notar mi eyaculación alcanzó al fin su orgasmo. "Menos mal", pensé. Sentí sus contracciones vaginales sobre mi pene que parecían ordeñarlo dándome unas dosis más de placer mientras oía sus gritos y gemidos que eran para mí cantos angelícales.

  • Liliana, siento haber durado tan poco.
  • No te preocupes. Has estado muy bien. Quédate un momento, no te apartes.

Obedecí pero me encontraba absolutamente derrotado. El cansancio era global y buscaba aire sin cesar.

  • Túmbate sobre mí. Mi niño.

En ese momento no pensé que no estaba nadie bien echar mi peso sobre su cuerpo. Pero el cansancio me tenía agarrotado y mi cuerpo pedía a gritos abandonarme a los cantos de Morfeo. Así que me caí con suavidad sobre su cuerpo aplastando mi pecho a los suyos.

No sé cuánto tiempo pasó. Quizás una hora, pero algo me despertó, no sé como había ocurrido pero yo estaba tumbado en la cama boca arriba y empezaba a sentir unas caricias sobre mi pene de nuevo. Abrí los ojos lentamente y era Liliana que me estaba haciendo otra felación. Mi pene ya empezaba a erguirse de nuevo.

  • "Liliana eres insaciable. Ten piedad de este pobre mortal" Le bromeé.

Liliana rio a carcajada limpia y luego siguió mamándome la polla. Volví a fijarme en sus ojos negros, negros de una profundidad insoldable. Un brillo en sus ojos, una mirada cálida o debería decir ardiente. Si sus ojos eran un misterio que uno no se cansaba de mirar. Era como una cascabel hipnotizando a un ratón que hace de presa. Vi que mientras me hacia el sexo oral ella se masturbaba.

  • Venga, animo Virgilio que ahora sé que aguantaras más.

Abrió sus piernas y dirigió mi miembro viril de nuevo hacia su cueva. Allí estaba esta divina amazona montándome. De nuevo volví a sentir ese calor abrasador que era el abrazo de su sexo sobre el mío. Aquel era un fuego de una intensidad infernal, pero para mí era un fuego celestial.

  • Liliana ¡Te quiero!
  • Virgilio ¡ Te amo ¡

No sé como lo hice pero las sensaciones aún siendo tremendamente placenteras me permitieron aguantar un buen rato. Supongo que mi reciente orgasmo rebajo algo mi necesidad , permitiéndome así disfrutar de una unión entre dos cuerpos, entre dos almas. Éramos uno. Mis sentimientos afloraron a flor de piel. Yo que siempre me he sentido solo ahora por fin encontraba un alma gemela. Alguien que me cuidaba y al que yo iba a cuidar en la medida en lo que pudiese. Sus caricias sobre mi pene me llenaban de gozo no solo a mi cuerpo sino a mi corazón. Que una persona me hiciera gozar de esa manera nunca la creí posible y ahora lo estaba viviendo. Y nunca quería que aquello se terminase. No sé si era un sueño. Pero era un sueño del que no quería despertar.

Liliana alcanzaba el orgasmo y otra vez sus gemidos llenaban la habitación con reverberación. Volví a sentir las contracciones de su vagina pero resistí estoicamente. Cuando se calmo se ordeno sus alborotados pelos y me preguntó:

  • ¿Qué pasa? ¿No te corres? Eso lo arreglo yo.

Entonces empezó a usar sus músculos para apretarme con su coño mi polla. Me sentía ordeñado y mi orgasmo volvía a ser inminente.

  • Esto se llama una Cleopatra. ¿Te gusta?
  • Liliana eres mala.

Ella volvió a sonreír con una risa blanca y encantadora. Solo esa risa enamoraba.

  • Eso es mi niño. ¡Córrete! Riega a mamacita con una buena lechada. Mamacita necesita el agua de la vida.

Sus palabras llenas de cariño y su vagina hacían imposible mi intención de intentar proporcionarle otro orgasmo. Llego un momento en que la resistencia era fútil y mi voluntad se quebró abandonándome al dulce aroma de otro orgasmo. Mi semen salió de sus glándulas y se vertieron de nuevo en el sexo ardiente de Liliana. Todo ello abonado con la banda sonora de mis gemidos que ella parecía disfrutar. Todo mi ser parecía que salía de mi pene y se dirigía hacia su cuerpo. Era yo el que era absorbido, mi esencia se transmitía de mí a ella. Y yo feliz de sentir que era "bebido" por ella.

La modorra volvió a dominarme mientras ella, ahora tumbada sobre mí. Me regalaba besos en toda mi cara y vientre. Mis ojos se cerraron en un entorno de felicidad que nunca creí que pudiese conocer. En la ventana se ha dejado de oír el sonido de la lluvia y los truenos. La tempestad terminó. Ahora llega la calma. Quizás sí, quizás no.

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