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Rescatando a Shoali

en Sexo Anal

Yo y Scherezade 6: Rescatando a Shoali

Merv ciudad ubicada hoy día en Turkmenistán , fue una ciudad-oasis de gran importancia de Asia Central sobre la histórica Ruta de la seda, Era un enclave de suma importancia para el intercambio cultural y político en un sitio de importante valor estratégico. En aquellos momentos, Merv fue brevemente la ciudad más poblada del mundo. En aquellos momentos la ciudad alcanzó la friolera cantidad de un millón de almas en una superficie de 130 kilómetros cuadrados. Era colosal.

Inicialmente se denominó Alejandría de Margina. Fundada por Alejandro Magno en el 328 antes de Cristo. Poco después recibió el nombre de su gobernante Antioco, pasando a ser Antioquia de Margana. Después de los seleucidas se establecieron los partos, sasánidas hasta la llegada del siglo VII en el cual la colonización árabe provoco un nivel de prosperidad desconocido hasta esos momentos.

Por desgracia la ciudad estaba condenada. Las tropas de los mongoles dirigidas por el cruel hijo de Gengis Khan asolo totalmente la ciudad reduciéndola a escombros y genocidiando a todos sus habitantes.

Abdul nos consiguió alojamiento en una mugrienta y apestosa posada que era de su confianza. No era el sitio ideal para Scherezade pero ella no se quejo. Allí ella y yo estuvimos esperando un par de días hasta que Abdul consiguió localizar y solicitar una entrevista con el propietario de Shoali. En la espera Scherezade me entretuvo contando uno de sus cuentos. En esta ocasión le toco el turno a Simbad el Marino.

H

ace muchos, muchísimos años, en la ciudad de Bagdag vivía un joven llamado Simbad. Era muy pobre y, para ganarse la vida, se veía obligado a transportar pesados fardos, por lo que se le conocía como Simbad el Cargador.

- ¡Pobre de mí! -se lamentaba- ¡qué triste suerte la mía!

Quiso el destino que sus quejas fueran oídas por el dueño de una hermosa casa, el cual ordenó a un criado que hiciera entrar al joven.

A través de maravillosos patios llenos de flores, Simbad el Cargador fue conducido hasta una sala de grandes dimensiones...

Abdul nos interrumpió entrando en nuestra maloliente habitación.

    • Tengo buenas noticias. He localizado al poseedor de Shoali. Ese Mukthar. He establecido una cita con él para tratar una posible venta de su esclava. Estamos de suerte, dice que está harta de ella. Que es un desperdicio y que le encantará deshacerse de esa desagradecida boca que alimentar.

Al oír esas palabras Scherezade no pudo reprimir una mirada de indignación dirigida a Abdul. Evidentemente no era necesario hablar así de la hermana de Schere. De todas formas, estaba en lo cierto, así seria más fácil.

    • Muy bien, ¿Y cuando nos vemos?
    • Inmediatamente. Dentro de media hora nos vemos en su palacete. Al parecer es un amigo del Califa que se la cedió.
    • Estupendo, vayámonos.

Scherezade se disponía a salir con nosotros. Pero Abdul la cogió de la mano.

    • ¡Ey! ¿Tu dónde vas?
    • Tengo que ir a ver a mi hermana
    • Ni hablar, tú te quedas.
    • ¡No!
    • Van, ella no puede ir.
    • ¿Por qué Abdul?
    • He visto a Shoali, y es muy parecida a ella. Si la ve Mukthar entonces puede sospechar que hay algo más que una compra de una esclava. Y entonces nos pondrá en dificultades y sobre todo si ella la mira como la mirara. La mirara como una hermana en un acto de desesperación. Y entonces su propietario o nos pone un precio desorbitado o se negara a venderla en espera de instrucciones del Califa.

Me pare un momento a pensar.

    • Creo que tienes razón. Debemos ir solos y actuar como meros interesados en la obtención de una sirvienta.
    • Pero, yo …
    • Scherezade, Abdul esta en lo cierto, tu presencia puede hacerlo todo más difícil. Seamos inteligentes. Debes quedarte.

Ella primero me miro con ojos de suplica pero luego acepto.

    • Abdul- dije- ¿Estás seguro que este antro es de confianza? No me siento seguro de dejar sola a Scherezade
    • No te preocupes. Tâleb fue un compañero de armas mio. Por él perdería un brazo y se que el actuaría lo mismo por mí. Scherezade está segura aquí.
    • Aún así, Scherezade atranca la puerta y solo abre si oyes mi voz o la de Abdul y golpeamos tres veces la puerta.
    • Entendido Van.
    • Vamos Adbul
    • Una cosa importante Van. Dejame llevar la negociación a mí. Yo conozco como funciona este tema. Manten silencio todo lo que puedas y no discutas mis decisiones delante de él.
    • Confió en ti. Abdul.

Atravesamos la hiperpoblada ciudad. El gentío era atronador mientras las personas circulaban por sus calles abarrotadas. Aquello podía decirse que era como la Nueva York del mundo musulmán de la edad media. Había multitud de mercadillos que no paraban de gritar sus mercancías y sus agotadores regateos. El tránsito por una ciudad de estas características era maniobra lenta y cansada. A veces teníamos que abrirnos paso a codazos.

Llegamos al palacete del individuo. Se notaba que tenía influencias con la familia real. Era muy impresionante desde fuera por su tamaño. Por dentro estaba aún mas ostentosamente decorado. Multitud de estatuas y azulejo típicamente árabe con escrituras del Corán. Allí nos recibió un individuo bajo , pasado de peso y con unas vestimentas claramente caras. En cierta forma vestía contrario a los preceptos de su religión que les inquiría es vestir de forma humilde. Sus gestos ya al vernos denotaban prepotencia. Otro aspecto contrario a la requerida hospitalidad musulmana.

    • Bienvenidos seáis a mi humilde morada. Que Ala este con vosotros.
    • Que Ala te bendiga- dijo Abdul
    • Por lo que me ha comentado su guardaespaldas esta usted interesado en obtener mi esclava. ¿Puedo preguntarle a que se debe el interés en particular por ella?

Abdul me interrumpió con la mano. Evidentemente era una pregunta incomoda de responder para nuestro objetivo. Esta no era la forma habitual de realizar estas "transacciones".

    • ¿Podemos ver primero la mercancía?
    • Como ustedes quieran. - entonces el potentado dio unas palmas.

Al poco vino una mujer estaba muy cubierta por el velo y por sus ropajes.

    • ¿Podemos verla con más detalle?
    • Shoali, desnúdate ante mis invitados.

En la abertura que tenia para sus ojos se denoto un gran pudor ante lo solicitud. No pude evitar mirar a los ojos a Abdul para intentar preguntarle con la mirada. Pero en ella había decisión. Lentamente Shoali se fue quitando sus ropajes y se cubrió los pechos y la entrepierna.

    • ¡Shoali! - grito Mukthar

Entonces ella se puso las manos a los lados mostrando todo su cuerpo. Era cierto lo que dijo Abdul, era la viva imagen de Scherezade. No hasta el punto de ser gemelas pero extraordinariamente parecidas. Ese cuerpo escultural con sus impresionantes curvas que matarían de deseo al más pintado. Esos pechos que parecían esculpidos por el mejor escultor, esas caderas hermosas que llenaban de lujuria. Su rostro era muy parecido pero había una importante diferencia. Su mirada era triste, derrotada, amargada. Era el retrato vivo de la desesperación.

    • Shoali, gírate- pidió Abdul.

Ella giro su cuerpo y pudimos ver su espalda. Estaba llena de marcas, ligeros hematomas provocados por una vara. No pude evitar encogerme y mandar una mirada de repudio al dueño. Abdul por su parte pareció mirar con cara de resignación, como si no le gustase lo que estaba viendo.

    • Estimado Mukthar. Por lo que veo su mercancía está muy defectuosa. La ha sometido a un severo castigo y ademas su mirada está hundida, carente de vida.- comento Abdul

El gesto de Mukthar fue de verse atrapado por un triquiñuela inesperada.

    • Bueno ya sabe que a veces hay que imponer disciplina al servicio.
    • Pero esto no es disciplina. Desde mi punto de vista se ha propasado. Mi señor Van desea una esclava para muchas cosas y una de ellas es calentar la cama. Y alguien que ha sido tan maltratado no lo hace que nada de entusiasmo. Sería como acostarse con un bloque de hielo. Creo que esto no es lo que buscamos.

Abdul hizo un gesto de levantarse y yo le mire con cara de no entender nada. Pero Mukthar se removió en su silla incomodo. A los segundos habló.

    • Vale, vale. Escúchenme. Les haré una oferta especial. Se las ofrezco por dos mil piezas de oro.
    • Mil – dijo Abdul
    • Mil ochocientas
    • Mil quinientas
    • Mil setecientas y trato hecho.
    • Trato hecho.

Abdul y Mukthar se saludaron con la mano cerrando el trato. Yo me reuní con ellos y también hice los saludos pertinentes. Hice entrega de la bolsa de oro y procedimos a contar las cantidades. Al estar todo en orden Mukthar nos entrego los títulos de propiedad y Shoali paso a nuestro poder. Salimos de la vivienda de aquel malnacido y yo di un resoplido. La cosa había funcionado mucho mejor de lo que yo había esperado.

    • ¡Bufff! Menos mal. No entendí porque quisiste salir
    • Fue un gesto estratégico. Debíamos hacernos los duros. Él me dijo que quería deshacer del "material" así que debíamos aparentar no estar especialmente interesados para no llamar la atención.
    • Fue una maniobra demasiado arriesgada desde mi punto de vista
    • Pero hemos conseguido lo que pretendías. Así que deja de protestar

Shoali nos seguía con la cabeza agachada. Como si su destino no fuese a variar en nada. Llegamos al antro donde estábamos instalados y ella se llevo la sorpresa de su vida. Al verse pudimos ver Abdul y yo una impresionante escena de alegría. Ambas hermanas se abrazaron y se besaron. Las lágrimas corrieron a raudales por sus rostros. En su abrazo de amor cayeron al suelo arrodilladas acariciándose entre ellas. Pero algo nos interrumpió. Llamaron a la puerta y un desconocido hablo con Abdul. Salieron del hostal para hablar en la calle. Por la mirada veía que Abdul no deseaba que escuchase su conversación. Al poco volvió. La noticia que nos dio fue aterradora.

    • Lo siento Van. Pero tengo que marcharme. Es un asunto de estado que me obliga a atender mis obligaciones con el califa de manera inmediata. No podre acompañaros en el viaje de vuelta.

Mi corazón empezó a palpitar de pánico. Yo era un presa fácil sin su ayuda. Un invalido en el viaje de vuelta que precisábamos realizar. Me derrumbe sobre un asiento y me lleve las manos a la cabeza.

    • Abdul, te necesitamos. Los viajes son tremendamente peligrosos- dijo Scherezade- ¡No nos abandones!
    • Lo siento Van, no puede ser. Es un asunto de extremada gravedad.
    • ¿Qué asunto?- pregunté
    • No te lo puedo decir, es secreto de estado
    • Pero si yo soy consejero del Califa
    • Pero esto es una asunto solo del califa, ni de ti. De ti no se fía.
    • Estoy harto del califa
    • Pues vete preparando para lo peor. Como el califa se entere de esto. Vas a tener graves problemas.
    • Bueno, ya se me ocurrirá algo. Primero debemos regresar y no sé cómo hacerlo sin ti
    • Pues lo siento. Tendrás que arreglártelas solo. Yo que tú intentaría ir con alguna caravana en dirección a Samarcanda. Me voy inmediatamente.

Abdul se despidió y nos quedamos solos ellas dos y yo. Shoali y Scherezade seguían hablando y besándose sin parar. Pero no preste atención a su conversación. Estaba totalmente absorto en la mala nueva que me había golpeado. No podía contar con mi hombre de confianza para regresar. Estaba derruido en el asiento con las manos en mi cabeza. ¿Qué podía hacer? Estaba en una ciudad que no conocía. En una situación que podía calificarse de desesperada. Después de un largo rato Scherezade me prestó atención.

    • Gracias Van, gracias por todo. Te lo agradezco de corazón. Gracias, gracias.- me dijo aún llorando y dando continuos besos. Pero que yo apenas apreciaba.
    • Muchas gracias mi nuevo amo por reunirme con mi hermana- dijo arrodillándose Shoali agachando la cabeza.- estoy a su servicio para lo que precises.

Durante un minuto no preste atención a lo que acaba de pasar. Pero al poco me levante.

    • Shoali, levántate. Estas bajo mi protección. Te he traído aquí para liberarte del castigo de tu antiguo dueño y que vuelvas a ser feliz con tu hermana.
    • No lo entiendo mi señor. Soy suya
    • Hermana mía tengo que explicarte quien es Van y como es- Dijo Scherezade
    • Si pero se lo explicaras en el viaje, nos vamos inmediatamente. Coge los bártulos
    • Si Van.

Salimos de la posada y fuimos a recoger los camellos que teníamos apostados en el establo. Shoali me sorprendió al verla muy capaz como amazona de dicho animal. Luego me comentaron que venía de ser de familia real. Su padre las instruyo en el arte de la hípica.

Abandonamos la ciudad y con nuestros camellos empezamos a recorrer los alrededor de 500 kilómetros de viaje de vuelta en dirección noreste. Fueron multitud de días de terrible calor sofocante. Por las noches hacíamos uso de tiendas de campaña para pasarla. El haber inventado la brújula por mi parte me fue de perlas para no perdernos.

A la semana alcanzamos un oasis que ya hicimos uso en el viaje de vuelta. Decidimos pasar lo que quedaba del día y la noche allí. A primera hora del siguiente partiríamos de nuevo.

Dispusimos las tiendas de campaña. Yo me metí en una y Shoali y Scherezade se acostaron en la otra.

~ ~ ~ ~

  • O mi amada hermana, benditas seas tú y tu amo.
  • Ya te he dicho que no lo llames así. No le gusta que lo llamen de esa forma y además no me trata como a su esclava
  • Por lo que me has contado es la persona más rara de este mundo. Tú eres de su propiedad y te ayuda en las tareas del hogar, cocina, te trata con respeto y además os amáis.
  • Si jamás pensé que existiese un hombre así. Él dice que proviene de un país lejano. "Holanda". Pero es muy extraño porque habla de su hogar como si estuviera aún por venir. A veces creía que estaba loco y que se cree que viene del futuro.
  • Aunque este mal de la chota. Lo describes como el ser humano más hermoso del mundo. Es cierto que es guapo pero lo describes como si fuera un querubín.
  • Eso que has dicho me recuerda una cosa.
  • ¿Qué?

Entonces Scherezade se desvistió y su hermano vio su cuerpo desnudo y se sorprendió que su ingle estuviese afeitada. Su hermana vio su reacción.

  • A Van le gusta así, un día me afeito el chumino y desde entonces me la afeito yo. Dice que mi sexo es más bonito así. Y tiene razón. Me siento más desnuda ante él. Totalmente ofrecida.

Entonces ella cogió de su bartulo una pequeña vasija, era de aceite. Se unto los dedos y fue hacia su ano. Lentamente se los introdujo y empezó a dilatarse con suavidad su entrada trasera mojándola con abundante aceite. Su hermana Shoali la miro extrañada.

  • ¿Qué haces Scherezade?
  • Voy agradecerle a Van todo lo que ha hecho por nosotras
  • ¿Pero cómo?
  • Ahora lo verás.

Scherezade salió de la tienda y se dirigió a la de Van. Era noche cerrada de luna llena.

~ ~ ~ ~

Me disponía a dormir cuando Scherezade se presento desnuda en mi tienda. El ver su cuerpo siempre me producía una excitación palpitante.

  • Amo mío. Quiero agradecerte todo lo que has hecho
  • No tienes que agradecer nada. Era una cosa que tenía que hacerse. No podía dejar a tu hermana en esas condiciones.
  • Si que tienes un gran corazón. Pero aún así quiero ofrecerme a ti. Toma mi cuerpo y satisface tus fantasías. Estoy lista para todo. Salgamos a la luz de la luna y hagamos el amor salvajemente en mitad de la noche
  • Pero tu hermana
  • Mi hermana duerme plácidamente.
  • La podremos despertar
  • ¡Qué va! Tiene un sueño muy profundo

Schere me cogió de la mano y me saco casi arrastras de mi tienda. De forma casi violenta me arranco mis ropajes desnudándome.

  • Prepárate para la noche de tu vida.
  • Como tú quieras Schere. Vamos demuéstrame de lo que eres capaz.

Scherezade se arrodillo ante mí y directamente se dispuso a lamer mi pene que aún estaba morcillón. El cálido tacto de su lengua no tardo en surtir efecto. Ya era muy hábil. Sabía muy bien buscar por los recodos de la piel de forma que tocaba los puntos más sensibles. Bajaba por el tronco y lo recorría entero sin dejar ningún rastro de piel sin surcar con su húmeda lengua. Mi polla no tardo en tomar una potente y dura erección. Refrotaba por toda su longitud haciendo que el placer suave me alcanzase. Ella me miraba con su hipnotizadora mirada, esos ojos negros, profundos. Baja a los testículos y los lame con delicadeza, les da suaves besitos. Se los mete en la boca de forma que su lengua los aprieta levemente.

Ahora sube otra vez arriba recorriendo la lengua el camino pasado y se la introduce levemente en la boca, solo el glande. Mientras su mano trabajaba denodadamente en la base. Que magnifico es sentir como su lengua me da vueltas sobre la punta, es una delicia. Además el calor de su vaho calienta mi polla y su saliva abundante se desliza sobre mi miembro. Scherezade sabe muy bien como atacarme el prepucio para hacerme estremecer. Ahora poco a poco se la va metiendo hasta que de forma hábil llega a metérsela entera. Sus labios aprietan con fuerza provocando que mi gozo sea tremendo. Mi polla hace contacto con la garganta y ella con una extraordinaria aptitud controla el efecto reflejo de la arcada. Entonces coge mis manos y los coloca sobre su cabeza.

  • Vamos mi amo, fóllame la garganta. Este es mi primer regalo de la noche. Soy tuya. Úsame para tu placer. Goza con mi cuerpo. Sáciate en mí.

No me hice derogar. Y mi pelvis tomo el control de la mamada, hice tope y entro entera. Scherezade sabía como hacerme perder el control. Empecé a penetrarle como si su boca fuese un coño. Ella mientras tanto seguía dale que te pego a la sin hueso. Sus manos masajeaban dulcemente mis testículos hasta que el culmen final hizo acto de presencia. Un calambrazo de placer me recorrió la espalda y mis caderas se pusieron en piloto automático. Hice presión al máximo y la metí toda adentro durante mi clímax, Entonces llega la explosión y el volcán entra en erupción. Todos mis chorros cayeron en su interior mientras ella tragaba con devoción mi esperma. Como si fuera el mayor de sus manjares. Yo mientras daba mis gemidos que ella escuchaba como si fueran música celestial. Entonces saco mi polla de su boca y me mostro su lengua, había restos de mi lefa entonces volvió a tragar. Volvió a enseñarme su boca limpia de mi leche. Se la había tragado. Me sentí tremendamente querido.

Pero Scherezade no paro sino que continúo con la felación después de oír su deglución. Ella quería evitar a toda costa que mi polla se durmiese y claro que lo consiguió. Mi polla no perdió ni un apice de su erección y dureza. Sus sorbidos continuaban y sus lametones seguían martilleando mi glande consiguiendo que esta siguiese en activo. Y de nuevo volvió a mamar con intensidad.

  • Schere, para si sigues así harás que me corra otra vez.
  • Y no quiero que pase eso, ahora vamos a lo mejor.

Entonces ella me cogió de la mano y se apoyo con sus manos en una palmera del oasis. Abrió sus piernas, giro su cabeza y me dijo:

  • Aquí me tienes Van. Toda para ti. Y para ser más concreta, mi culo. Es todo tuyo, para que me lo rompas, me lo destroces. Goza con él sin compasión

Me pare un momento ante su oferta, era increíble.

  • Vamos cariño, no te cortes. Dale caña a ese culo glotón.

Con uno de mis dedos penetre su ano y lo percibí grasiento y algo dilatado.

  • Me he preparado para ti, solo tienes que metérmela.
  • Aún así te voy a meter otro para asegurarme
  • Ese culo ya va abarcar toda tu polla sin problemas. Mi culo tiene una misión apretarte la polla , estrujártela, extraerte tu leche a base de hacerte gozar
  • Madre de Dios. Hoy estas desatada.
  • Desatada para ti, vamos apúntame la polla y aprieta sin miedo.
  • Llevo mucho tiempo sin follarte ese divino culito que tienes, te voy atravesar con mi carne puta mía.
  • Soy tu zorra, para que me folles todo lo que quieras, como quieras, cuanto quieras.

Apunte mi miembro y su ano estaba ya dilatado y apenas tuve que hacer presión para que entrase en su gruta de atrás. Ella abrió sus nalgas para mostrarlo con más claridad. Ofreciéndomelo en total plenitud. A pesar de que se lo abrió ella mismo no pudo evitar quejarse un poco. La sujete por las caderas y continúe la presión hasta que mi pelvis hizo tope, se la clave completamente.

  • Vamos Van, no te cortes. Dame fuerte.
  • Te voy a hacer daño
  • No me importa. Soy tu puta. Y quiero que me rompas el culo
  • Que puta eres. Que afortunado soy
  • Y lo vas a ser mucho más. ¡Oh Ala! Que llena me siento. Me vas a partir en dos.
  • ¿A qué te refieres?
  • Ya lo sabrás.

Pero yo estaba ya gozando del delicioso placer de penetrar su apretado ojete. Mi polla parecía estar estrujada, una sensación de placer única. Era una delicia digna de dioses. Y era una experiencia que era para mí. La mayor de las exquisiteces, penetrar su culo. Me deje llevar por mi deseo y no tarde en hacer un vaivén intenso, al máximo. Sus quejidos aumentaron.

  • Mastúrbate Schere. Eso te aliviará.
  • No mi placer ahora no importa. Llénamelo de leche. Goza mi amor. Mi señor, mi amo. Quiero que te corras.
  • Pues que sepas que tu culito me lo voy a follar a diario. Este culo va a ser mío. Ya lo necesito como el respirar.
  • Y lo tendrás. Aquí estaré para satisfacer tus deseos, para aliviar tus penas. Para ser tú amiga, tu aliada, tu amante, tu puta y tu esclava.
  • ¡¡Eres miaaaaaaaaaaaaaa!!

Entonces el orgasmo me alcanzo y atravesó de par en par. Fue potente, jamás gemí con tanta intensidad. Las piernas me temblaban. De esta forma ella apoyada en la palmera recibió mi estallido y mi caliente semen entro en sus entrañas. Me corrí en su interior. Fue uno de los clímax más impresionantes de mi vida. Me retire de su culo y me tumbe en el suelo a descansar.

Pero Scherezade quería seguir dándome más fiesta. Se puso a mi lado y volvió a chupármela. Yo la acariciaba su pelo.

  • Eres maravillosa Schere. Eres un ángel del cielo. Me estás haciendo tocar el cielo.
  • Pues aún no quiero que bajes del paraíso. Soy tu hurí y mi misión es hacerte gozar.
  • Pero me estás dando demasiado, esta noche es la más increíble de mi vida.
  • Te la mereces, y esta será la primera de muchas. Ahora volveré a chupártela y porque mi culete tiene que seguir trabajando para oír como jadeas, quiero escuchar otra vez tus gemidos y que grites de placer.
  • Pero ya me he corrido dos veces.
  • Tranquilo que hare que te corras una tercera.

Entonces bajo con su lengua a mi ano y empezó a penétrame con ella. Al sentir su bajo entrar por mi esfínter mi polla volvió a reaccionar. Aquello fue increíble, dos tiros y mi polla quería un tercero. Era absolutamente normal. ¿Quién puede resistirse a lo que me estaba haciendo? Su lengua me rodeaba por toda su entrada, así como el perineo y los testículos. Mientras su mano seguía masturbando mi pene que volvía a recuperar su dureza.

Cuando lo consideró oportuno entonces se monto sobre mí como una amazona. Su cara denotaba excitación, sus mofletes estaban enrojecidos. Se apunto mi polla a su pobre culito y se ensartó ella misma. Ahora era llevaba ella el ritmo de su propia follada. Se estaba sodomizando ella misma y su cadera bajaba y subía. Ella gritaba, y gemía. Estaba claro que su clímax se acercaba. Se llevo la mano a su coño y se masturbó con intensidad. Entonces ella estallo. Sus fluidos fueron tan abundantes que mojaron mi pelvis. El ano pulsaba y apretaba mi polla. Aquello era una pasada, pero me había corrido ya dos veces y no fue suficiente. Ella seguía gritando y parecía enloquecer del placer. Su cara denotaba una alegría infinita.

  • ¡Oh! ¡Van! Cuanto te quiero, tú sí que eres un ángel. Un ángel del cielo que ha venido a rescatarnos del infierno, a mí y a mi hermana. Y te devolveremos el favor. Cuando a un ángel baja a este valle de lágrimas para hacer lo que tú has hecho entonces lo que se debe hacer es devolverle al cielo. Y aquí me tendrás para llevarte al paraíso con mi corazón, con mi piel, mi calor y mi cuerpo. Ahora tengo una misión en la vida. Estar a tu lado y hacerte feliz con toda mi pasión.
  • Schere, ¡Te amo!
  • Vamos Van, córrete otra vez.

En ese momento Scherezade se apoyo los pies en la arena. Y con sus músculos anales empezó a apretar mi polla. Entonces la presión que sentí batió todos los records y fue cuando mi clímax hizo acto de presencia. Y fue muy fuerte. Aún más que el anterior. El orgasmo fue tal que entre en convulsión mientras Scherezade sonreía al verme disfrutar de esa manera.

  • Si Van, eso es goza como nunca.

Después de esa colosal tormenta llego la calma y mi cuerpo se calmo.

  • Que sonrisa de felicidad más tonta se te ha quedado.
  • Es que Schere, lo que me estás haciendo es impresionante. Eres un cielo, cariño
  • Veo que con mi culo lo pasas divino. Pero mi chochito quiere hacerte disfrutar.
  • Déjame descansar un rato. Me tienes hecho polvo
  • Te dejare descansar, pero de esta noche hare que no la olvides.

Fue así como en aquella noche en el oasis lo hicimos hasta cinco veces. Creo que ella se corrió unas tres veces. Al terminar yo no podía con mi alma. Queríamos madrugar para el día siguiente pero estaba claro que no iba a poder ser. No iba a estar con fuerzas para levantarme temprano. Scherezade se despidió entre besos y abrazos y se fue a la tienda con su hermana. Yo a duras penas llegue a la mía y me derrumbe.

~ ~ ~ ~

Shoali había observado todo durante las casi dos horas que estuvieron fornicando. Ella no pudo reprimirse al ver tanta pasión entre su hermana y su nuevo amo. AL final se llevo la mano a su sexo y se masturbo hasta en cuatro ocasiones. Tenía la mano encharcado con el jugo de su sexo. Y la respiración agitada de proporcionarse tanto placer.

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