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Alimentando a Elisabeth

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La lanza de Longinus 3: Alimentando a Elisabeth

El viaje fue tremendamente difícil de realizar. Benjamín primero tuvo que robar una furgoneta y asegurarse que no entraba ni una pizca de luz. Llegaron al aeropuerto de Budapest. Benjamín tuvo enormes dificultades para encontrar un piloto dispuesto a viajar hasta tierra santa en plena noche. Pero los recursos económicos de la condesa eran muy amplios de forma que encontrar alguien lo suficientemente loco para realizar ese viaje en plena guerra era lo pretendido.

Al final llegaron al que iba a ser el aeropuerto internacional de Ben Gurión. Aún era mitad de la noche y la condesa y su mayordomo dispusieron de un taxi que les llevase hasta la ciudad. Elisabeth le pidió al taxi que le llevase a una pensión barata. Eso le extraño a Benjamín.

  • ¿Mi señora? Usted debería a ir al Hilton o al Sheppard.
  • No Benjamín deberíamos pasar desapercibos.
  • Entiendo

Consiguieron llegar a un hostal humilde y pidieron una habitación doble. Benjamín subió las maletas. Afortunadamente el local apenas tenía ventanas que tuvieran iluminación. A pesar de ello cerraron a cal y canto aún que las temperaturas en aquella latitud fueran un poco agobiantes aún en aquel septiembre de 1942. Benjamín pidió servicio doble pero él fue el único en comer.

  • Gracias señora por haberme traído hasta aquí. Al fin he huido de los nazis.
  • No benjamín te lo agradezco a ti. Si no fuera por tus esfuerzos no habría sobrevivido.
  • Veo que en esta tierra los míos prosperan y se están estableciendo. Según tengo entendido los judíos nos estamos estableciendo en los barrios del oeste de esta ciudad. La capital de nuestro antiguo reino. Parece que volveremos a nuestra tierra elegida y ya no seremos perseguidos.
  • Benjamín algo me preocupa de lo que dices. En esta tierra han habitado durante miles de años una mayoría musulmana. Ahora tanta inmigración de otra religión podrá provocar roces. Y ya lo están haciendo. He leído de que hay violentos enfrentamientos entre el partido sionista y los palestinos nativos.
  • Pero mi señora, un algún lugar deberemos vivir. Y que mejor la tierra que nos asigno nuestro dios.
  • Piensa en lo que dices Benjamín. Si los judíos pensáis así en derechos sagrados sobre tierras estáis tocando un terreno peligroso. Los musulmanes tienen aquí la cúpula de la roca que para ellos es sagrada porque en ella ascendió Mahoma. Vosotros tenéis el muro de las lamentaciones y los cristianos tienen multitud de iglesias y basílicas en honor a Jesús. Aquí toda esta tierra es sagrada para todas las religiones provenientes de Abraham. Solo hay que leer la historia para ver que todas esas religiones que dicen tener la verdad absoluta luego desean eliminar a todas las demás y por eso crean guerras santas y yihad. Después de vivir tanto tiempo no creo que la religión haya hecho mucho bien a la humanidad. Yo vivi la cruenta guerra de los turcos contra los de mi tierra. Aquella guerra fue brutal y sin piedad. Ahora en Europa el fanatismo ha vuelta y el partido nazi lleva el horror por todas las tierras de Europa.
  • Pero mi señora. Debemos huir de las garras de esos asesinos.
  • Y estoy de acuerdo contigo pero yo que vosotros no deberías asignar derechos divinos sobre estas tierras. Simplemente tratar de convivir con los vecinos palestinos en condiciones de igualdad. Dejar de una vez el rencor y los enfrentamientos religiosos. Creo que son un veneno.
  • Nosotras señora no cometeremos los crímenes que hacen los alemanes.
  • Permíteme ser escéptica Benjamín. Imagínate que os establecéis aquí en una situación de poder sobre los musulmanes. En mi experiencia he aprendido que cuando pasa eso siempre ocurre lo mismo. Abusan de su poder. Ojala aciertes y los que ahora sois victimas no os convirtáis en el futuro en verdugos.
  • Pero tenemos derecho a defendernos. No nos pueden masacrar.
  • Si tenéis el derecho y la obligación de hacerlo. Pero hacerlo como personas, no como judíos. Ni como musulmanes ni como cristianos. Simplemente como personas. Ojala el credo alguna vez carezca de interés a la hora evaluar a una persona.

Benjamín no contesto y dejo de debatir con su señora. Reflexiono y pensó que tenía razón y mantuvo silencio.

  • Bien ¿Qué haremos ahora Eli?
  • Tenemos que conseguir información. Y tengo una idea.

Elisabeth cogió el teléfono

  • Operadora. Por favor tengo que contactar con Londres el número de teléfono es el …

Elisabeth mantuvo una larga conversación en ingles que benjamín no pudo seguir. Después de 10 minutos se dirigió de nuevo al joven judío.

  • ¿Quién era? - preguntó Benjamín
  • Un antiguo amigo. Él nos ayudará. Nos citaremos con él mañana al anochecer en un garito de su confianza.
  • Cada vez estoy más sorprendido de ti.
  • ¿Más aun? – se burlo Elisabeth

Al día siguiente fueron a aquella tasca introducida en las callejuelas del barrio antiguo de la ciudad. Apareció un tipo vestido a la usanza británica. Palestina era un protectorado británico en aquellos momentos.

  • Buenas noches mademoiselle.- besándole educadamente la mano
  • Buenas noches James. Déjame que le presente a Benjamín. Mi nuevo mayordomo.
  • Cada vez lo escoge más joven.
  • ¿Cómo va todo por el MI6?
  • Pues estamos muy agradecidos por su colaboración.
  • ¿Les fui de utilidad la maquina?
  • ¿Qué si nos fue de utilidad? Es magnífica. Una maquina de codificación Enigma.
  • Ya sabe que soy una abierta declarada anti-nazi. Conocí la existencia de esa máquina que estaba siendo utilizada para las comunicaciones de las tropas alemanas. Pero no ha respondido mi pregunta.
  • Pues es extraordinario. Hemos reunido al mejor grupo de científicos y matemáticos a nuestra disposición. Están dirigidos por Alan Turing. Trabajan en Betcheley Park para la decodificación de los mensajes alemanes. Y estamos teniendo grandes avances.
  • Como van las cosas en Londres
  • Bueno los combates aéreos son horribles. Pero nuestros muchachos de la RAF se están comportando como héroes. Churchill ha dicho que nunca tanta gente le debió tanto a tan pocos. Por desgracia los bombardeos son duros y nuestra ciudad se resiente.
  • Ojala mi aportación sea de ayuda para cambiar el rumbo de la guerra.
  • Puede estar usted tranquila. Creo que va a superar nuestras mejores previsiones. El equipo de Turing cree que será capaz de interceptar las comunicaciones de los submarinos alemanes. Eso es fundamental, están provocando grandes bajas en la marina. El mar atlántico es suyo y no podremos actuar sobre el continente hasta que nuestros navíos no estén seguros.
  • Por desgracia las cosas se están calentando por aquí al parecer.
  • Así es. Las relaciones entre los musulmanes y los emigrantes judíos se están tensando. Hay una fuerte avalancha de estos últimos y lo que antes eran barrios de palestinos ahora se están convirtiendo en tierras de hebreos. Se están volviendo fanáticos y el odio está surgiendo entre ambas comunidades. Ha habido atentados por parte de ambos bandos. Apenas podemos mantener el orden. Creo que nuestro gobierno decidirá retirarse de aquí.
  • Mucho me temo que si ocurre eso entonces la violencia crecerá exponencialmente.
  • Si pero nuestro gobierno piensa en no tomar cartas de ese asunto. Lo tendrán que resolver entre ellos. Bueno Mademoiselle. Tengo que reconocer que su ayuda ha sido de una vital importancia para el gobierno británico y estamos en deuda con usted. ¿En qué puedo ayudarle?
  • Vera señor James. He venido aquí por una razón. Hace unas semanas un capitán de las SS alemanas vino a hacerme una visita. Iba en busca de Benjamín. Querían deportarlo a un campo de concentración.
  • ¿Cuál era el nombre de ese capitán?
  • Schultz
  • Schultz. SI tengo información de él. Un psicópata. Trabaja para la localización de judíos fugados.
  • Bueno. Pues el parecer le asignaron una nueva misión.
  • ¿Cuál? – preguntó James de manera intrigada
  • Me confesó que venía a esta ciudad a por un objeto de valor. Una reliquia religiosa. Una especie de estandarte de la victoria.
  • Está claro que Hitler está chiflado por el ocultismo. ¿En que está encaprichado esta vez?
  • Por la lanza del destino.
  • ¿La lanza del destino?
  • Es la lanza que el centurión romano clavo a Jesús en la cruz. Según Schultz su sangre de dios debe proporcionarle el camino a la victoria.
  • Maldito chiflado. Siempre escuchando cualquier patraña. ¿Entonces Schultz está aquí?
  • La verdad es que no. Digamos que tuvo un incidente conmigo que le costó la vida.

James miró con asombro a Elisabeth.

  • Impresionante. Pero de lo poco que he oído de usted me lo creo todo. Señora condesa.
  • Creo que alguien le substituirá.
  • Pues debe estar en lo cierto. Nuestro servicio de contraespionaje nos informa de que hay agentes alemanes aquí. Esto es desconcertante. Ese debe ser el motivo. Debo informar a mi gobierno de todo esto.
  • Así es James. Pero preciso cosas de ti.
  • Todo lo que precises.
  • Muchas gracias James. Lo primero preciso un piso franco. En un lugar lo menos llamativo posible.
  • Te podre proporcionar eso. Además os daré dinero y víveres.
  • No te preocupes. He realizado una transacción a mi banco y Benjamín se encargará de ese tema. Lo segundo y más importante es información.
  • ¿Qué quieres saber?
  • Donde están actuando los alemanes
  • ¿Por qué quieres saberlo?
  • Ya sé que tú no te lo tomas en serio, pero yo sí. Es una amenaza que debe ser atajada de manera inmediata.
  • ¿Y crees que podrá detenerlos?
  • No se preocupe James, tengo recursos y se defenderme.
  • Aún así esos son unos malnacidos y no debería ir sola.
  • Confié en mi. Ya le dije que me encargue de Schultz.
  • Si, recibimos informe de su muerte. Es usted impresionante condesa.
  • ¿Entonces me podrá decir algo al respecto?
  • Según nuestros informes están actuando en el barrio de HaMoshava HaGermanit. En la calle de Emek Refaim. Allí hay un gran edificio que parece que es su sede.
  • Gracias James. Te debo una.
  • No te debo nada. Es la corona británica la que te debe mucho.
  • ¿Puedes llevarnos ahora al piso franco?
  • Si por supuesto.
  • Si pero antes debemos pasar por el hostal a recoger nuestras cosas.
  • Vayamos entonces.

Benjamín y Elisabeth salieron del garito y fueron invitados por James a montarse en su vehículo. Pasaron por el hotel y Benjamín recogió todo el equipaje. Posteriormente recorrieron toda la ciudad y se instalaron en aquel piso franco en los barrios céntricos. Muy cerca de la mezquita de Al’Aqsa.

Era un piso de tamaño reducido. Pero la condesa lo dio por válido y sobre todo le gusto la escasas entradas de luz que tenia. De esta forma Benjamín y Elisabeth se establecieron en su nuevo hogar. Eli se despidió efusivamente de James agradeciéndole profundamente todo.

  • Ahora estoy más segura aquí, Benjamín. Gracias por todo querido.

Eli fue a besar a Benjamín pero este se encogió cuando ella se acerco.

  • ¿Qué te pasa mi amor?

Benjamín bajo la mirada esquivando los ojos de la condesa. Esta cogió con los dedos de su barbilla y le levanto el rostro. Ahora se miraron fijamente el uno al otro.

  • Mírame Benjamín. No te hare daño.
  • Lo sé señora. Usted me ha salvado la vida. Pero…
  • Pero soy una vampiresa. Escúchame, no beberé tu sangre.
  • Pero si no lo hace de mí. Lo hará de otro
  • No, no quiero beber sangre.
  • Pero si usted no come. Entonces …
  • No quiero beber sangre de nadie. Cuando maté a Schultz de aquella manera me deje llevar por mi ira y me arrepiento. Te asuste y no debí hacerlo. Perdóname.
  • Pero entonces ¿cómo vives?
  • Cariño esto no es vida. Es una tortura. Pero si preguntas de que me alimento…

Eli callo y mantuvo en silencio. Benjamín espero la respuesta.

  • ¿De qué mi amor?
  • De …
  • ¿Tan malo es?
  • No, no es malo, es hermoso. Pero, siento que al decírtelo nuestro cariño se estropee.
  • Dímelo por favor.
  • De … de es.. de esperma.
  • ¿Cómo?
  • Lo siento. Pero si no quiero vivir de la sangre tengo que recibir fluido seminal.
  • No lo entiendo. No te burles de mí.
  • Mírame a los ojos. No me estoy burlando.
  • Pero entonces. Cada vez que lo hacíamos te alimentabas de mi…

Entonces los sentimientos cambiaron. Ahora se sentía utilizado. Como si fuera una vaca lechera a la que le sacan leche. Volvió a bajar la cabeza con un sentimiento de vergüenza.

  • Pero entonces no me querías. Solo me usabas para vivir.
  • ¡No! ¡No! Escúchame- dijo con desesperación Elisabeth – confieso que al principio solo buscaba de ti tu esencia de vida para sobrevivir. Pero ya no, ya te quiero. Ya no solo es mi cuerpo el que te necesita sino mi corazón.
  • Pero antes tenías a otro mayordomo. El que está en el ejercito húngaro. ¿Al él también lo quieres?

Eli se sintió atrapada. En ese momento se acordó de Jancsi, su antiguo amante. Se preocupo por él y por su destino en la batalla de Stalingrado. Benjamín vio su reacción y capto al momento lo que pasaba.

  • ¡No! Elisabeth me estas utilizando. Tú no me quieres
  • ¡Si te quiero! ¡Te necesito! ¡No me abandones! – grito desesperada Eli.

Benjamín vio las lágrimas de amargura de Elisabeth. De su protectora, de su amada. Aquella que le salvo la vida en varias ocasiones. En un momento su corazón dio un vuelco y ahora sintió amargura él al verla llorar

  • Te lo ruego ayúdame. No puedo seguir sola. Te preciso para mi vida.

Benjamín se quedo dubitativo ante la reacción de su amada. Pero al fin reacciono y la abrazo fuertemente. Ella lloró amargamente y respondió al abrazo y entonces ella busco su boca y él respondió besándose apasionadamente. En un instante le vinieron todos los recuerdos del último año. Desde la separación de sus padres cuando estos fueron atrapados por los nazis, su huida por el bosque, la llegada a la mansión de la condesa, su año de pasión en aquella vivienda, la llegada de Schultz, la mala nueva del asesinato de sus padres y como Eli le salvo la vida . Ahora ella era en cierta forma su única familia.

Fue un beso largo, húmedo. Entonces Elisabeth se desvistió y mostro su escultural cuerpo a Benjamín. Sus pechos preciosos, sus curvas esculturales, su tersa piel.

  • Aquí me tienes, Benjamín. Hoy no soy tu señora, no eres mi sirviente. Hoy soy para ti. Haz conmigo lo que quieras. Fóllame como te apetezca. Esta noche no te negare nada.

Entonces Benjamín bajo a sus pechos se los metió en la boca de forma ansiosa. Quería absorber de ellos. Con la otra mano agarro el otro pecho y lo apretó sin ninguna consideración. Estaba fuera de sí. Durante un año había actuado de sirviente para Elisabeth y ahora se tornaban los papeles. Benjamín alimentaria a Elisabeth. Pero en esta ocasión seria a su forma. Ahora quería sentirse el amo de la situación. Cogió sus manos a su trasero y los apretó firmemente dejándole las marcas de sus manos.

  • ¡Sí! ¡Si! Brutote, soy tuya. Fóllame, jódeme, rómpeme, reviéntame si quieres.

Bajo la mano a la entrepierna y metió sus dedos de forma desconsiderada en el sexo de Elisabeth. Inicialmente sintió un ligero dolor ya que la entrada fue violenta, y su vagina no estaba húmeda y dilatada. Entonces agarro la mano de Eli y la tumbo de forma violenta en el suelo. Esta abrió su sexo mostrando la entrada al joven. Él sin ningún tipo de preparativo apunto el sexo a su vagina. Pero cambio de opinión y empezó a restregarlo por el clítoris de Eli

  • ¿Quieres esto? ¿No? ¿Quieres esto?
  • ¡Si lo quiero!
  • ¡Pídemelo Zorra! Pídemelo.
  • Quiero tu polla. Soy tu puta. Fóllame el coño. Ahí tienes mi coño para que lo goces. ¡Disfrútalo! Es todo tuyo. Hoy soy yo la que está a tu servicio. La esclava para tu polla.
  • ¡Eres mía! ¡Me oyes!

Entonces se la clavo de golpe hasta el fondo. La entrada fue algo brutal. Eli sintió como la polla de Benjamín la atravesaba de parte en parte. Dio un ligero jadeo.

  • Eso es lo que necesitas. Mi polla.
  • Si preciso tu polla. Te necesito todo. Y yo estoy aquí para darte placer. Goza de mi. No te cortes.
  • Qué bueno esta tu coño. Que caliente. Así me gusta.

Pero Benjamín esta vez no se corto en disfrutar. Se dejo llevar por las sensaciones. Cogió sus manos y las agarro. Estando tumbados en el suelo. Inmovilizándola. Se tumbo sobre ella echando su peso en su cuerpo. Entonces Benjamín comenzó una penetración frenética. Elisabeth sintió que el pene se comportaba como un pistón dándole un intenso placer. Pero Benjamín estaba desbocado y empezó a gemir con intensidad.

  • ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Me corro! ¡Me corrooo!

Entonces sintió como Benjamín se corría dentro de su coño. Pero a ella le faltaba aún. Benjamín sintió los últimos estertores del placer y se derrumbo sobre el cuerpo. Primero Elisabeth sintió una ligera frustración pero luego sintió alegría al percibir la cara de felicidad que se le había quedado a su amante. Entonces se besaron.

  • ¡Lo siento Elisabeth! ¡Me he llevado por la pasión del momento y me he venido!
  • ¡Eh! No pidas perdón. Eres joven y me da pena verte siempre tan frágil. Trata de ser feliz y deja de sentir miedo. Me ha gustado que hallas querido follarme. Y esto solo es el principio.

Entonces Elisabeth dirigió su boca al pene de Benjamín. Este estaba perdiendo ligeramente la erección pero sus 19 años de edad le permitían volver a ponerse dura con unos leves lametones en su circundado pene.

  • Ahora esta puta va a chupártela
  • ¡Eso es! Chúpamela zorra.
  • Te voy a hacer la mamada de tu vida.

Elisabeth se arrodillo delante del joven y empezó a lamer el glande. Se entretuvo largamente con su lengua en la desnuda punta. Sin prepucio ella tocaba directamente la carne que tanto adoraba.

  • ¡Me encanta como la mamas!
  • A mí me gusta verte gozar.
  • Deja de hablar y sigue mamando. Hoy estas para chuparme la polla. ¡So guarra!
  • A tu servicio Benjamín. Soy tu puerca.

Elisabeth se metió el pene hasta la mitad. Ella no paro de mirar con deseo a los ojos de Benjamín. Se sentían unidos mediante su pene. Ella adorándole su polla. Esa misma que le daba su inmortal vida. En cierta forma era su dios. El enganche para seguir existiendo. Se prometió que lo haría gozar como nunca. Primero uso una mano para sujetar y dirigir el pene.

  • No uses las manos. Solo la boca. Quiero solo que me la mames. Que me la chupes.¡ Eso es! ¡Chúpala! ¡Traga zorra!

Benjamín deseaba más y comenzó a mover sus caderas entrando y saliendo a su voluntad en la caliente y húmeda boca de de Elisabeth. Por dentro Eli jugueteaba por toda ella, desde la punta hasta el tronco. Mientras ahora era el joven el que dirigía la mamada, se estaba follando la boca de su condesa. Cada vez empujaba más adentro y más adentro. Entonces su pelvis choco contra la nariz y entonces se la tragaba entera. En leve arcada hizo efecto en Elisabeth. Entonces él se retiro. Ella respiro profundamente dejando escapar unos hilillos de saliva.

  • Vamos Benjamín sígueme follando, úsame. Soy toda tuya. Córrete en mi boca. ¡Dame tu leche! ¡Necesito tu vida! ¡Goza y córrete! ¡Tu placer es mi vida!

Benjamín la volvió meter entera y continuo la presión. Ahora buena parte de su miembro estaba alojada en la garganta de la noble. Él sujetaba la cabeza para que no se retirase. Elisabeth se sentía excitada y bajo con su mano a masturbarse. Se sentía sucia, usada, pero feliz. Aquel joven ahora era su vida, su amor y quería llevarlo al paraíso con su boca. Quería sentir como sus jadeos llegaban al clímax, ver como su cuerpo tiembla en el orgasmo. Y su cara de felicidad posterior. Eran uno y estaban unido por su boca, por su lengua, por su garganta y su estomago deseoso de recibir su esperma. Ella sabía que no iba poder saborearlo porque la tenia metida muy adentro.

Elisabeth giro su cabeza para que formase su garganta formase línea recta con el esófago. Entonces ella se la metió aún más. Benjamín sintió un golpe de excitación al percatarse de que ella se penetraba aún más adentro. La enorme cantidad de saliva facilitaba el deslizamiento y la penetración era intensa. Benjamín retiraba el pene y de una estocada lo metía hasta dentro incluso arañado el esófago. Precia la presión de la entrada. Jamás había recibido una mamada tan salvaje, tan placentera, tan morbosa.

  • ¿Quieres leche? Pues la vas a tener. Prepárate que te va llegar un manantial de lácteos.

Elisabeth solo gorgoteaba de forma incomprensible.

Benjamín percibió la llegada de su orgasmo y su penetración paso a realizarla con fuerza. Apretó con fuerza e incrusto todo lo posible su pene en el interior de Eli. Entonces estallo y los chorros entraban directamente hasta dirigirse al estomago de Eli. Benjamín cerró los ojos con fuerza llevándose por las sensaciones. Su polla manaba el líquido vital para Eli. Juntos pensaron al mismo instante lo que estaban haciendo. Él alimentaba con su pene a la hambrienta a Elisabeth. Ella percibió el caliente líquido bajar por su tracto digestivo y lo sintió con alegría. Aún con la polla metida hasta el fondo se miraron y había agradecimiento mutuo. Esa mamada furiosa había sido también un acto de amor. Como si él fuera una madre dando de mamar a un bebe. Juntos se miraron y se percataron del brillo en los ojos del otro. El placer de él había sido vida para ella. Y el sintió la mamada más gloriosa de su vida. Su cuerpo se encorvaba al sentir los espasmos del placer.

Al final él retiro el pene y al fin Eli podía respirar de nuevo. Había restos de semen en la boca que ella de forma golosa saboreo. Él estaba un poco exhausto de dar alimento a su amada. Pero ambos estaban felices. Benjamín se derrumbo en el sofá respirando agitadamente como ella.

  • ¡Guau! ¡Es increíble cómo te tragas mi corrida! Me encanta como la mamas.
  • Que leche más calentita. ¡Uhmm!
  • ¿Se te ha ido la sed?
  • Pues la verdad es que no. Quiero más- le dijo con una mirada de loba.

Elisabeth aún no se había corrido y se masturbaba con su mano se restregaba el clítoris con fiereza pero paro un momento y miro al pene de su amado, este perdía erección. Entonces pensó en darle otro regalo a su acompañante, a su aliado, a su vida.

  • Benjamín, quiero que goces más conmigo. Quiero que me eches otro. Pero este será especial.
  • Cariño, estoy hecho polvo. No podre. Quiero y estaría dándote leche si pudiese pero creo que no puedo más.
  • Déjame eso a mí.

Se dirigió gateando hasta el sofá y cogió las piernas de su amado y las levanto levemente de forma que su trasero estuviera en el borde del sofá. Su pene se estaba poniendo morcillón pero ella iba a tomar medidas para eso.

Con su lengua descendió al ano del joven y este sintió un escalofrió de placer que le recorrió toda la espalda, le estaba lamiendo su culo.

  • ¿Pero? ¿Qué haces?
  • Quiero que disfrutes aún más. No me digas que no te gusta
  • ¡Oh! ¡Sí! ¡Siiii! Pero es tan humillante que alguien lama culos.
  • Para mí no me resulta humillante lamer tu culo. Tú eres mi dios. Y ante ti me arrodillo y me humillo para hacer lo nuestro el paraíso. Que juntos disfrutemos de la gloria de los orgasmos. Y esta noche quiero que sientas muchos.
  • Si por favor, sigue. No sabía que esto fuera tan placentero. ¡Qué gusto da!

Mientras lamia el ano, sus manos empezaron a masturbar el pene y los testículos de su aliado. Hoy era la esclava del placer de Benjamín, su misión vital era que él gozase. Y su recompensa vendría en forma de leche, esa leche que le daba la inmortalidad. Un pacto no firmado, un intercambio de cariño, amor , vida y placer.

No era la primera vez que trataba a sus muchos amantes que tubo así. Ella se sentía culpable por que en cierta forma dependía de ellos para sobrevivir. Muchas veces se esforzaba sin paulativos en que sus compañeros gozasen hasta el infinito. Era una cierta forma de calmar su sentido de culpabilidad. Pero todos sus amantes se sentían a la vez los más afortunados del mundo. Se sentía que les hubiese tocado la lotería. La mejor y más ardiente de las amantes. La que a nada se negaba. Cualquier cosa podía hacerse con ella. Ni la más famosa de las putas llegaba a hacer lo que ella hacia a sus amores. Pero por desgracia ella a la vez sentía el dolor de ver como ellos morían. Para ocultar su estigma estaba a forzada a abandonarlos antes de que ellos se percatasen de que algo raro ocurría en el sentido de que parecía no envejecer. Cada separación era una tortura para ella. Pero ella siempre estaba interesada por sus ex. Y fue a mucho de los entierros de ellos. Era uno de sus mayores dolores, ver como su amor quedaba bajo tierra mientras ella seguía sufriendo la maldición de seguir horadando la tierra.

Ahora Eli volvía a mamar el pene que empezaba de nuevo a endurecerse para alegría de ella. Sentía de nuevo su calor y su incremental dureza en su boca. Por su parte Benjamín se sentía maravillado ante lo que le estaba ocurriendo. El hecho de darle vida a ella a la vez era lo más gloriosamente placentero que existía en el mundo. Sus jadeos era la fuente de satisfacción de Eli. Su placer era el suyo. Estaba orgullosa de sus habilidades para levantar la virilidad de un hombre una y otra vez en una noche. Estos terminaban derrotados del placer pero ambos sentían una felicidad tremenda. Con su mano masajeaba la entrada del ano del joven, así como pulsar la próstata apretando justo debajo de los testículos. Estos también recibían una suave caricia con la otra mano. Esos testículos eran la fuente de su inmortalidad y bajo a besarlos y lamerlos. Pensó para sí que iba a pedirles un poco más a aquellos huevos. Al notar la excitación del joven paro.

  • Prepárate, que ahora viene el mejor plato
  • ¿Qué?
  • Mi culo, ahora quiero que folles mi culo.

Elisabeth con sus dedos empezó a dilatarse ella misma el ano, preparándolo para que albergase la polla de su corazón.

  • Anímate Benjamín, no pongas esa cara. Que lo vas a pasar en grande.
  • Pero puedo hacerte daño.
  • No te preocupes porque lo que quiero es que sigas disfrutando. Venga a romperme el culo. Esta zorra se lo merece.
  • Como tú quieras pero si te arrepientes dímelo.
  • No me arrepentiré. Así que relájate y dame caña por la cañería de atrás.

Eli se coloco a cuatro patas en el suelo y alzo el trasero. Con sus manos abrió las nalgas y dejo a la vista el rosado asterisco. Esta imagen aumento aún más si cabe la excitación del joven. Este con su pene apunto al ano de la condesa que se abrió como una flor ante la llegada de la polla.

  • No te cortes, rómpemelo. Destrózalo. Soy tu puta. Úsame para hacer realidad tus fantasías.
  • Como quieras. Te vas a enterar putón.

Benjamín empezó a darle nalgadas y apretar con su pene el esfínter. Eli al sentir atravesada su intimidad dio un ligero quejido de dolor

  • ¡Duele! ¿¡Eh!? Pues jódete. Te voy a romper el culo. Te vas a enterar. Eres mía ¿lo sabes?
  • Si soy tuya. Jódeme viva.
  • ¡Allá voy!

Benjamín dio una estocada sin ninguna consideración partiendo el ano de la mujer. Esta dio un intenso grito de dolor y soltó unas lágrimas. Benjamín la había empalado. Pero esto le excitaba, hoy ser usada para el placer de su hombre era la mayor de las delicias. Giro su cabeza y miro a benjamín viendo este su llanto.

  • Sí, soy tuya. Trátame como quieras. Soy tu amante, soy tu querida, soy tu amor. Pero también soy tu puta, tu zorra, tu esclava.
  • ¡Te voy a violar so puta!
  • Fóllame, viólame, haz lo que quieras. Méteme tu gran palo por el culo. Destrózame por dentro.
  • ¡Joder como aprietas! Que gustazo es meterla por detrás.
  • Pues a partir de hoy mi culo esta a tu disposición.
  • Y a cambio tu tendrás mi leche
  • Si, tu maravillosa leche. ¡Quiero tu leche! Derrámate en mi culo. Soy tu puta en exclusividad. Para que me folles cuanto y cuando quieras.

Elisabeth se sentía más atravesada que nunca. Se sentía llena. Llena de polla. No era la primera vez que se dejaba sodomizar. Sino que era una práctica que disfrutaba y que sabía que sus amantes apreciaban en grado sumo. Ellos se sentían grandes y poderosos y hoy quería darle autoestima a Benjamín. Ella comprendía que estaba desolado por su experiencia y se sentía frágil al tener que depender de ella. Pero ahora su objetivo se estaba cumpliendo. Todos los hombres le comentaban que se sentían como reyes follando en el culo de una mujer. Se sentía poderosos, conquistadores. Y eso era lo que la imaginación de Benjamín percibía en ese momento. Elisabeth por su parte disfrutaba psicológicamente con esa postura de sometimiento sexual.

La excitación de Elisabeth se desbordaba y ya era incontenible. Volvía a masturbarse con intensidad con una de sus manos y el orgasmo le atravesó de parte en parte. Sus tetas bamboleaban en el aire. Y ahora la que gritaba de placer era ella. El sentirse atravesada más la estimulación en el clítoris provoco un estallido de sensaciones que la hizo aullar.

  • ¡Si córrete! Eres mi concubina. Eres mía. Te voy a dejar el culo hecho un colador.- grito Benjamín.

Elisabeth noto que su sexo pulsaba y parecía vibrar. Mientras su clítoris también parecía tener vida propia. Mientras Benjamín daba zambombazos con su pelvis sobre el enrojecido trasero de Eli. La penetración era severa, brutal, sin ningún tipo de consideración. La gruta de su ano al sentir el orgasmo apretó aún más el pene del judío. Ahora sentía que su polla estaba siendo succionada por el recto de la condesa, parecía un chupón y le estrujaba su miembro. El placer fue tanto en su pene al sentirse tan tremendamente apretado que eso fue el detonante para su clímax. Se agarro con fuerza a la cadera de ella tumbando ligeramente el cuerpo y apretó con intensidad. Alojando todo el pene en el interior y haciendo fuerza para sentirse aún más adentro. Cerró sus ojos y sintió el orgasmo más potente de su vida. Su pene volvía a entrar en erupción y el ardiente líquido salió disparado a las entrañas de la mujer. El orgasmo se calmo y el sintió lo que había hecho. Se había corrido en el ano de su condesa, de su señora, de su ama. Se la había follado. Casi violado. Había sido suya hasta en el hecho de verter su simiente en su estrecho conducto para mancharle su interior con su esencia. Estaba marcada con su ser. Los mismos sentimientos también eran los de Elisabeth que se sentía ahora propiedad de su sirviente. Ahora su culo seria de él. Ahí tendría su ano para su satisfacción. Para gozar con su divina estrechez todo lo que necesitara y para correrse dentro de ella en su más profundad intimidad. Ese sentimiento de sumisión y entrega le pareció maravilloso.

He se despego y su semen empezó a surgir lentamente del dilatadísimo ano. Vio que le había roto su entrada trasera y su esperma empezaba a fluir por su trasero. Elisabeth con mano fue a recogerlo y se lo llevo a la boca a saborearlo. No había ni una gota de esperma a desperdiciar. Y si su culo era la forma más placentera para Benjamín, pues mejor que mejor.

Benjamín se derrumbo sobre el suelo. Ella se giro y se miraron con dulzura a los ojos.

  • ¿Qué te ha parecido Benjamín?
  • Jamás imagine que una mujer se dejase follar de esta manera.
  • Pues bienvenida al cielo cariño mío. Ahora soy tuya.
  • Y yo soy de ti.
  • Juntos para sobrevivir.
  • Te amo Eli
  • Y yo a ti mi querido Benjamín

Se dirigieron al dormitorio y fueron a dormir unidos de la mano. Ella le había dado la supervivencia y la había traído a la seguridad de las tierras de sus antepasados. Él le proveería de su semen.

(Continuará …)

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La usurpadora (6) Tía Abigaíl debe pagar

La usurpadora (5) Madrastra y esclava

La usurpadora (1) Prologo

La usurpadora (4) Las nuevas reglas de la casa

La usurpadora (3) Dominando a la puta de mi padre

La usurpadora (2) El funeral

Cuando conocí a mi ángel

Vini, vidi, vinci (y X): ¡Oh Fortuna!

Quien ama el peligro, en él perecerá.

El principe

La felicidad es breve, la pena dura largamente

Cualquiera puede errar

Nada es quien nada ama

La ceniza nos iguala a todos

Cuídate de los idus de Marzo

Ave, Caesar, Morituri te salutam

Vini, Vidi, Vinci

Editora agresiva

La segunda batalla de Mitilene

El dulce sabor de la venganza

Corrompiendo a Sophie

Compartiendo amor

Serás mía o de nadie

El reencuentro

La labor de una esclava

Marcando territorio

Sueños

¡Arde Lesbos!

Redención

La academia de Safo

Destino maldito

El corazón del demonio

Sultanas y ... putas

Harem de hermanas

La huida

El alto precio de la traición

Scherezade y Shoali, amor entre hermanas

Rescatando a Shoali

Mi primera vez con Scherezade

Ojo por Ojo, culito por culito

Conquistando el culo de Scherezade

Yo y Scherezade (2)

El demonio vive en ti

La princesa de la dulce pena

Yo y Scherezade (1)

Regreso al jardín de las delicias

La violación de Elisabeth

Bacanal en honor a la diosa

Calentón en el coche patrulla

Detectives de medianoche

Compañeros con derecho a roce

Maridos, mujeres y amantes

Ejerciendo de semental

Sacerdotisa y consejera del sexo

La odisea de Virgilio (11: Un nuevo amanecer)

La odisea de Virgilio (10: Hijos de Lot)

Como lágrimas en la lluvia

La odisea de Virgilio (9: La redención de Lilith)

La odisea de Virgilio (8: La cantata del Diablo)

La odisea de Virgilio (7: Master of Puppets)

La odisea de Virgilio (6: Gehenna)

La odisea de Virgilio (5: Metalingus)

La odisea de Virgilio (4: Un regalo)

La odisea de virgilio (3: Los 4 jinetes)

La odisea de virgilio (2: Tempestad)

La odisea de Virgilio (1: Liliana)