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Nada es quien nada ama

en Hetero: Primera vez

Vini, vidi, vinci (V): Nihili est qui nihil amat

Palacio de Alejandría.

Charmión , la esclava ayudante de cámara de Cleopatra llevaba un tiempo detrás de Shabaka. El esclavo estaba muy confundido después de lo que vio unos días antes en aquella sala. Y avergonzado por espiarla y haber sido descubierto por Iras ahora trataba de evitarla. El egipcio estaba secretamente enamorado de Charmión pero no podía ir más allá. Los esclavos eran poco menos que animales de compañía a los que había que domesticar y al igual que se cuida de que una perra no quede preñada por un perro vagabundo, no se toleraba que sin autorización los esclavos se crucen entre ellos. De esta forma apenas podía soportar el ardor de su deseo. Aquella mujer, inalcanzable no estaba a su disposición. Tan hermosa, con esos ojos negros que le hechizaban y que tímidamente ocultaba mirar.

Pero ahora estaba confundido y Charmión se extrañaba ligeramente del comportamiento de su compañero. Sentía una cierta atracción por él. Y ya no quiso esperarle más.

Aprovechando que se encontraron en uno de los pasillos le tomo del brazo para llevarlo a una de las habitaciones de la servidumbre. Viendo que en aquella zona no había gente comprendió que podían hablar tranquilos. Lejos de oídos peligrosos. Shabaka enrojeció de pudor al sentir el tacto de su amor platónico en su mano y se dejo llevar. Quizás por fin ocurriese el milagro que tanto ansiaba.

  • ¿Que … que … que quieres?- tartamudeaba el joven.

Charmión no pudo evitar sonreír ante las muestras de pudor del chico. Comprendió que tendría que animarle y hacer que tomase confianza. Le puso una mano en su pecho y percibió como el corazón le latía de forma descontrolada.

  • Él otro día … - inicio la frase Charmión – me espiaste a mi y a Iras.

  • No, no …

Shabaka sentia unos terribles sudores fríos recordando lo que vio y de lo que pudiese ocurrir. ¿Se lo echaría en cara? ¿Le odiaría?

  • ¿Oye? Mirame a los ojos. Ves, no tengas miedo. Solo te pido una cosa.

  • ¿Qué? - dijo aún atolondrado por una situación Shabaka que le sobrepasaba

  • No se lo dirás a nadie. ¿No?

  • No, no se lo diré a nadie.

  • Entonces nos viste.

Shabaka enmudeció al ser pillado en la mentira.

  • No te preocupes Shabaka. Yo e Iras te perdonamos. Pero … Debes ser discreto.

  • No te preocupes, no os delataré.

  • Así me gusta, guapetón.

  • Siento mucho haberos visto. No volverá a pasar.

  • Shabaka. Por que estas tan rojo. Nos conocemos desde hace unos años. Somos amigos. ¿No es cierto?

  • Si

  • ¿Entonces que es lo que te pasa?

Shabaka volvió a atragantarsele la lengua y apenas podía articular palabra.

  • Yo … yo … yo

  • ¿Tú que?

El joven hizo un esfuerzo de valor para decir lo que deseaba tanto tiempo pronunciar, era el momento para hacerlo.

  • Yo … te amo.

Charmión sonrió al ver como había por fin conseguido que por fin Shabaka se soltará. Este temeroso de la reacción temblaba.

  • Alabada sea Hathor. Llevaba meses deseando oírte. Yo también te quiero.

Shabaka se le abrió el corazón al ver que el milagro se acababa de producir. Su amor era compartido y Charmión le amaba a él. Esta le abrazo y él casi llorando de alegría le devolvió el abrazo sintiendo por fin como su amor estaba junto a él. Charmión dirigió su boca a la de su compañero que torpemente busco unir sus bocas. A pesar de la falta de experiencia las lenguas empezaron a rozarse entre los labios. Shabaka pensó en sus adentros en hacerse devoto de Hathor por haberle concedido algo por lo que rezaba desde hacía meses. El beso apasionado tenia a las lenguas traviesas deseando hurgar en la boca del otro de forma húmeda.

Charmión por primera vez se sentía excitada en presencia de un hombre hasta unos niveles inauditos. Empezó a creer que la cierta atracción que sentía por su compañero de penurias estaba latente y era más poderosa de lo que ella había creído. Solo con el beso, un simple beso estaba alcanzado un estado de éxtasis. Como algo que tanto tiempo de manera inconsciente había deseado por fin se cumpliese. La gloria de la diosa Hathor parecía estar predestinada para ese par de furtivos amantes que se daban aquel oculto homenaje en una oscura estancia del palacio real. Sin ningún tipo de timidez, como si fuesen una pareja habituada a la presencia del otro Charmión se desnudo mostrando su joven cuerpo al esclavo que asistía embelesado a la excitante presencia de aquel cuerpo que ahora pudiéndolo ver en su plenitud le parecía la encarnación de un ninfa.

Shabaka si que sufría de leves síntomas de timidez o parecía paralizado con los ojos casi saliendo de sus cuencas. Charmión le tomo sus manos y la dirigió a sus pechos para que así los amasará guiándolos con sus propias manos. Shabaka ya por propia iniciativa siguió el movimiento pero ya como soltando amarras llevo su boca al pezón izquierdo de la joven que suspiro de gozo al sentir la cálida boca atrapar con ternura su pecho. Charmión le tomo de la nuca para alzarle y volverse a besar ahora con pasión y de paso invitarle a quitarse los ropajes. El pene medio oculto entre ellas aparecía como un bulto para en ese momento mostrar un erección clara apuntando al techo de la habitación.

Charmión parecía relajada y lo que temía que le iba a costar más que era la presencia del sexo masculino ahora no era así. Donde su traumática experiencia anterior fue cualquier cosa menos satisfactoria ahora aquella polla era su amiga. La herramienta perfecta para calmar el ardor de un coñito que no paraba de emitir fluidos. Con su mano busco el sexo del joven que se estremeció al sentir como ella parecía palpar con agrado y deseo su joven polla. Aquel pene estaba muy duro y estaba caliente. Ahora podía disfrutar del sexo masculino deleitandose en como su amante parecia disfrutar del suave tacto.

Shabaka le devolvió la misma atención y llevo su mano izquierda al chocho de la compatriota. Primero tocándole con suavidad la entrada y percibiendo como la humedad reinante en aquella zona le mojaba la mano.

  • Meteme los dedos amor mio- le invito Charmión

Shabaka obedeció agradecidamente de poder explorar el interior de su amor que dejaba de ser platónico para ser apasionado. Introdujo el índice y sintió como el coñito de la joven emitía un poderoso calor.

  • Hazme un mete saca con los dedos – instruyo la egipcia

Shabaka estaba haciendo gozar a la morena que empezaba a estremecerse de las caricias en su oquedad. Empezaba a sentirlo. Aquello que conoció con Iras, ahora lo volvía a percibir. Su cuerpo empezaba a temblar y parecía de que estaba perdiendo el control de su cuerpo. Aquella sensación gozosa, aquel placer, aquella gloria. Estaba alcanzado el clímax. Shabaka era espectador de la primera vez que hacia gozar a una mujer y no pudo que menos de quedarse aún más prendado de su amante. Charmión sentía ese pequeño desmayo, esa pequeña muerte. El sexo, con la persona adecuada era la mayor de las delicias.

Alli disponían de una pequeña cama en aquel cuarto de la servidumbre y Charmión se tumbo en ella abriendo sus piernas y alzando sus manos hacia Shabaka, invitándole a yacer junto a ella. El clavo instintivamente tomo su pene y apunto a la entrada de la vagina. Ahora esta, húmeda y dilatada, recibió la entrada de la polla del amante con un abrazo cálido y generoso. Charmión recibió aquella lanza de carne como la unión de dos cuerpos y de dos almas. Abrazo con sus manos y sus piernas al joven que ahora estaba como atrapado en un traba. Shabaka sintió por primera vez la calidez y suavidad de una vagina. Esta además era muy estrecha aumentando el placer de ambos. Charmión llevo sus manos a las nalgas del joven incitándole a realizar un movimiento de entrada y salida que a pesar de la falta de experiencia Shabaka lo realizo con gran eficacia.

Eran dos personas que parecían condenadas al sufrimiento en aquella vida de esclavos vendidos a aquella corte. Sometidos alguna que otra vez al maltrato de los capataces, a los caprichos de a los que servían. Usados en ciertas ocasiones a servicios humillantes que como Charmión se vio obligada a cumplir contra su voluntad. La egipcia como en un leve recuerdo de aquello le salieron unas pequeñas lágrimas.

  • ¿Te estoy lastimando? - pregunto angustiado Shabaka haciendo un amago de salirse que fue impedido por las piernas de la egipcia

  • No, no te salgas, sigue conmigo.

  • Pero. ¿Por que lloras?

  • Son lágrimas de felicidad. Pero quiero que me perdones.

  • ¿Perdonarte? ¿Por qué?

  • Por no haberte dado yo mi virginidad.

  • No me importa, se porque te ocurrió aquello. Estabas atrapada, y no sientas ninguna vergüenza por aquello ante mí. Me estas haciendo el mayor de los regalos.

  • De nada precioso

  • Tengo que confesarte que yo si estoy perdiendo la virginidad.

  • Pues lo estás haciendo muy bien. Mi amor.

Shabaka respondió besándola con efusión.

  • Siento, que no perdamos la virginidad juntos.- lamento Charmión

  • No me importa – repitio Shabaka

  • Vamos hazme el amor, hazlo más fuerte

Shabaka aceleró los movimientos empezando un vaivén vigoroso. Charmión gritaba de placer al volver sentir otro orgasmo, pero esta vez acompañado casi al instante por Shabaka que gemía gustosamente al derramar su esencia en el interior de su amada. Los amantes se abrazaron tiernamente para acariciarse recorriendo toda la piel a su alcance.

Despreocupados se durmieron abrazados. En la puerta unos ojos curiosos y excitados miraban la escena. Era Iras que se acariciaba compulsivamente su clítoris para correrse. La visión de aquellos amantes le había producido ternura pero una calentura insoportable que se estaba aliviando. Pero también había un deseo latente que también deseaba apaciguar. Quería acostarse con sus amados. Shabaka y Charmión. Pero sabía perfectamente el siguiente paso a dar.

Continuará …

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