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La segunda batalla de Mitilene

en Orgías

La academia de Safo y 12: La segunda batalla de Mitilene

-          ¡Vamos! ¡Esa formación más cerrada! ¡Alexander! ¡Ese escudo más alto! ¡No ves que dejas descubierto a tu compañero de la izquierda!

Leander no paraba de dar órdenes Los nuevos reclutas les faltaba bastante experiencia, y si se presentasen en batalla serían carne de cañón.  Trato de contener la desesperación de tener que instruir a soldados no tan disciplinados como los que estuvieron a sus órdenes. Tenía que tomárselo con filosofía pensó.

~ ~ ~ ~

Meritamón estaba visitando la casa de Leander. En ese momento le tocaba instrucción y sus amantes aprovechaban para darse una sesión de solo chicas.

Las tres mujeres estaban disfrutando de una intensa sesión de sexo oral. Meritamón tumbada recibía las atenciones de Sophie mientras esta abría las piernas para que Galatea accediese a su sexo. Las lenguas trabajaban intensamente provocándose placer entre ellas. La mujer de color fue la primera en surtir de fluidos a la ávida boca de la joven aprendiz para luego ser esta la que cayese con las caricias bucales proporcionadas por su maestra.

Las mujeres se relajaron después de disfrutar con una animada conversación.

-          Meritamón: ¡Guau! ¡Sophie! Lo haces muy bien

-          Sophie: He tenido la mejor maestra.

-          Galatea: Venga no es para tanto- disculpo Galatea.

-          Sophie: Hablando de comer coños. Leander cada día lo hace mejor

-          Meritamón: Lo que si me he dado cuenta es que está un poco raro últimamente

-          Galatea: Si, lo veo un poco distante. Como si no encontrará su sitio.

-          Meritamón: El otro día me comentó de que él se sentía un invitado con vosotras. Simplemente agradecía que le dejaseis participar.

-          Galatea: ¿Invitado? ¡Uhmm! Creo que ya empiezo adivinar lo que le pasa.

-          Sophie: ¿Qué crees que es?

-          Galatea: Por lo que dice Meritamón se siento un poco que está estorbando.

-          Sophie: ¿Estorbando? No entiendo porque puede pensar eso.

-          Galatea: Piénsalo Sophie. Él es consciente de que nosotros éramos amantes antes de que llegase la invasión de Esparta. Y yo me hice amante de él al ser cedida en régimen de esclavitud. Lo más probable es que se sienta culpable.

-          Meritamón: ¿Culpable? Pues si es posible, nos mira con una cierta tristeza.

-          Sophie: Pues sí, y además últimamente no nos pide nada especial. Se está haciendo muy cuidadoso y cariñoso en el sexo.

-          Galatea: Pues la verdad es que desde que volvimos a Mitiline no me ha vuelto a hacer anal. Y en cierta forma lo echo de menos. ¡Ay! Me encanta que me tome  duro y hacerle perder los estribos. Quiero seguir haciendo de puta esclava suya de vez en cuando.

-          Sophie: Toma y yo. Solo me tomó por detrás una sola vez. Tantos preparativos para una sola ocasión. Yo que ya me había hecho a la idea de que me iba a romper el culito a diario.

-          Meritamón: A mí solo me hizo el amor hace unos días en la playa. Fue muy dulce y me comió el coño. Fijate, la primera vez que un hombre me lo hace y además era Leander, - suspiró- . Y me encantaría dejarme follar a su antojo.

-          Sophie; Pues tenemos que hacer algo.

-          Meritamón: Yo opino lo mismo.

-          Galatea: Yo lo conozco lo suficiente, creo. Y me parece que se lo que precisa. Hay que devolverle la confianza. Y hacerle comprender que no se tiene que sentir culpable por nada.

-          Sophie: Esa es la idea. Pero… ¿Cómo podríamos hacerlo?

-          Galatea: Tengo una idea. Aunque tendríais que apoyarme

-          Meritamón: para lo que precises

-          Sophie: yo también.

-          Galatea: Debemos proponerle un juego. Será un juego muy pervertido.

-          Sophie: Cuenta con mi coño, mi boca y mi culo.

-          Meritamón: Y con los míos.

-          Galatea: Pues preparaos porque si nos sale bien nos va a dar mucha caña. Le vamos a poner como un cabrito en celo.

Las mujeres estaban entusiasmadas con el plan, regodeándose con la idea que tenían en mente, deseando que se llevase a cabo.

~ ~ ~ ~

Leander se acababa de despertar. A su lado yacían abrazadas Sophie y Galatea. Se detuvo a verlas sonriendo, disfrutando de tan tierna escena. Estaba claro que estaban enamoradas y por ello estaba empezando a lamentar seguir con ellas. Lo único que podía hacer era estropearlo. Hoy tenía el día libre, así que se vistió y fue a la cocina a preparar el desayuno.

El olor de los huevos fritos hizo despertar a las bellas durmientes. Las mujeres se vistieron y bajaron agradeciéndole al cocinero su trabajo. Mientras comían departían amigablemente disfrutando de la mañana.

Tras comer Leander se dispuso a limpiar los platos cuando alguien llamó a la puerta. Pudo percibir que se trataba de Meritamón. Más tarde iría a verla. Termino de realizar las labores de limpieza y se dirigió a la salita. Lo que se encontró allí le sorprendió gratamente. Sus mujeres y la invitada se habían desnudado totalmente, ofreciéndole una visión digna de los campos elíseos. Sus miradas eran llenas de deseo. Leander no pudo articular palabra y se quedo con la cara embobada. Sus hermosos cuerpos y sus bellos rostros hundirían de lujuria a cualquiera.

-          Galatea: Hoy te vamos a hacer un regalito especial.

-          Leander: Pero, hoy no cumplo años. Ni nada por el estilo.

-          Sophie: Este es el regalo del vencedor.

-          Leander: ¿Vencedor? ¿De qué estáis hablando?

-          Meritamón: El vencedor de la batalla de Esparta.

-          Leander: ¡Ah, vale! ¡Eso! Yo no me siento ya espartano. Lo sabéis perfectamente.

-          Galatea: De eso se trata. Eres el triunfador de nuestros ejércitos de Mitilene. Y este es el descanso del guerrero.

-          Leander: Desde luego las ganas de cachondeo que tenéis conmigo. Pero bueno. Agradezco este presente.

-          Galatea: No te sientas extranjero en esta tierra. Eres nuestro líder y nosotras te trataremos como nuestro amo

-          Sophie: Nuestro rey

-          Meritamon: Nuestro dios.

-          Leander: Creo que hoy me espera una buena

-          Galatea: Relájate y disfruta del placer que te vamos a proporcionar.

Las mujeres rodearon al general ayudándole a desnudarse. Al quitarle la ropa recibieron la buena nueva en forma de dura erección.

-          Sophie: Mirad, el hermanito chico de Leander está muy contento con el regalo.

-          Galatea: Pues claro que lo está. Es nuestro ejército presentando armas. Así me gusta, las lanzas bien erguidas.

Sophie se colocó a la espalda del soldado lamiéndole por el cuello mientras las otras dos se prestaban a besarle y acariciarle el pecho para luego bajar a lamerle los pezones. Leander ya empezaba a sentirse en el cielo del cual no quería bajar.

-          Meritamón: Bueno, es hora de rendirle pleitesía a nuestro rey como se merece chicas.

-          Sophie: Vamos allá entonces.

Las tres mujeres se arrodillaron a los pies del espartano. La egipcia y la poetisa en el frente mientras que la aprendiza se colocó detrás de las nalgas. Leander no comprendía muy bien que pretendían pero lo descubrió inmediatamente y fue una experiencia épica. Meritamon y Galatea le estaban lamiendo su pene a cada lado mientras Sophie le invitaba a abrir las piernas para lamerle los testículos. Poco después Galatea y la egipcia se turnaban en mamarle la polla. Meritamon lo hacía de manera apasionada en lo que Galatea no le iba a la zaga pero esta además se esmeraba en metérsela profundamente llegando hasta abarcar la totalidad de la polla de su adorado señor mientras Meritamón pasa a sus huevos. Sophie por su parte hizo una cosa que por primera vez sentía Leander, una mujer le estaba lamiendo el culo. Ese estimulo adicional fue tremendo en su psique. Esas tres mujeres estaban prácticamente adorándole prestándose a hacer todo tipo de prácticas que le estaban poniendo su autoestima por las nubes. Se sentía realmente tratado como un rey. Adorado en su polla y su ano. Siéndole dado todo el placer posible y de manera arrolladora.

-          ¡Joder! Esto es demasiado. No voy a poder aguantar. ¡Jodeeeeer!- gritaba entre gruñidos Leander

Galatea se dispuso a provocarle el ya esperado angustiosamente orgasmo a Leander. Se esmera en estimularle con la lengua y metérsela todo a dentro hasta que le cuesta respirar. Ya es perfectamente conocedora del placer que le proporciona eso. Los jadeos ya son premonitorios del premio en forma de esperma. Aprieta con fuerza los labios y arrecia en la succión del miembro hasta que el aluvión de leche se deposita copiosamente en su boca. Ha conseguido ordeñar a su hombre aliviándole la tremenda calentura. Presta va a compartir los frutos del trabajo con sus compañeras. Las tres van turnándose en besarse compartiendo la esencia del feliz general que disfruta viendo como su leche es un licor muy apreciado por sus féminas.

Leander está un poco desfallecido por el placer pero su miembro recupera su dureza ya que Galatea le está limpiando el pene.

-          ¡Me pido primera! – gritó Meritamón

Meritamon invita al capitán a tumbarse en la mesa de la salita. Esta obedece y la mujer de color se coloca en cuclillas sobre él. Toma el miembro con sus manos y apunta a su vagina. Leander la nota muy fluida y ardiente. La lujuria esta arrebatando el deseo de Meritamon que realiza un vaivén penetrándose. Galatea por su parte se acerca a la boca de Leander prestándole cariño y aire. Este recibe gustoso el beso y se deja querer. Sophie parece que le ha cogido el gusto a los huevos del soldado y desde abajo se dedica a lamérselos dándole una suave caricia mientras los amantes disfrutan de una frenética jodienda.

Meritamón ya es experta en las artes amatorias y quiere practicar un truco conocido en su tierra. Detiene el metesaca un momento y se concentra en sus músculos vaginales, con solo ellos empieza a apretar y aflojar la polla de Leander que alucina como está siendo tratada su polla. Siente como si su polla estuviese siendo estirada. Esta nueva sensación le lleva rápidamente a la cima de placer con un resultado fulminante. El soldado derrama su simiente en el útero de la egipcia que recoge agradecida la simiente del general.

-          Sophie: Muy bien, mi general. Ya has conquistado nuestras bocas y el coño de Meritamon. Es hora de continuar la expansión. Ahora le toca a mi culo que solo lo regaste una vez y me siento muy mustia.

-          Leander: Déjame descansar un poco.

-          Sophie: Ni hablar, el enemigo no da tiempos muertos, general. Deberías saberlo.

-          Leander: Pero no es que yo no quiera. Mi polla no va a poder.

-          Sophie: No te preocupes que el asunto de levantar el ánimo a las tropas nos encargamos nosotras.

Las mujeres se lanzarón como posesas a devolverle la verticalidad al desfallecido miembro de Leander. Parecian unas leonas hambrientas pero estaba costándoles mucho conseguirlo, Sophie recordó que el lamerle el culito parecía haberle gustado especialmente. Abrió levemente las nalgas y allí estaba el ano de Leander. Le recordaba un poco a su sexo, era un poco como la vagina, era el lado femenino de Leander, y le encantaba la idea de hacerle una comidita de coño a Leander, como eso no era posible le volvería a hacer una comidita de culo. Le lengua quería penetrar en el interior de Leander , la caricia parece que fue el acicate necesario para que el cuerpo del soldado reaccionase con un recuperado miembro. Galatea observo lo que estaba haciendo detenidamente mientras Meritamon seguía con una mamada de recuperación.

-          Sophie: ¡Qué bien! El soldadito parece que está plenamente recuperado. Hora de invadir mi culo.

Ahora en el turno Sophie se coloco de espaldas al general que seguía tumbado dejándose hacer. Sophie fue ella misma la que se apunto el miembro para poco a poco incrustárselo en su culito. Estaba claro que no era una vía muy transitada y a pesar de que se había preparado con anterioridad le estaba costando horrores metérsela adentro. Le parecía que estaba siendo atravesada por una espada al fuego.

-          Galatea: Sophie, para un momento. Que no es cuestión de que te lastimes.

Sophie obedeció y Galatea se acerco a lamer el ano de la joven. La caricia la estimulo y empezó a pulsar, abriéndose y cerrándose. Para aumentar la dilatación le introdujo un dedo para abrírselo.

-          Galatea: Prueba ahora.

Sophie volvió a bajar las caderas mientras Galatea le sujetaba firmemente la polla de Leander. Siguiendo las instrucciones de su maestras fue bajando paulatinamente hasta que centímetro a centímetro sus nalgas hicieron contacto con la ingle de Leander. El ano de Sophie era muy estrecho apretando deliciosamente su espada. Sophie sentía ahora los rigores de una invasión anal, aunque controlado a su ritmo seguía molestándole bastante. Galatea comprendió que precisaba ayuda así que continúo lamiendo su almejita. Ahora con el suave placer de esa comidita de coño ya empezó a mezclarse el dolor con el placer. Galatea decidió ahora atacar el ano de Leander con su lengua. Queria darle ese placer a Leander que antes le había dado su alumna con un resultado portentoso. El resultado fue un endurecimiento de la polla del espartano que percibió gratamente en su interior, notaba como crecía su tamaño deseando entrar aún más en su interior. Ese nuevo estimulo estaba llevándole al soldado a un delirio de placer que estaba rayando en la locura. Meritamon se animo a participar en el juego de masacrarle lamiéndole los pezones. Eso ya fue demasiado para el pobre soldado que claudico de nuevo eyaculando en el recto de la joven.

-          Galatea: ¡Muy bien! Otro territorio que cae en nuestros dominios.

-          Leander: Por favor, un poco de piedad. Dejarme un rato.

-          Galatea: ¡Vale! Lo comprendemos. Toda tropa necesita de su descanso. Venga sube al cuarto y échate. Pero no te duermas porque en media hora sigue tu campaña de conquistas.

Leander con las pocas fuerzas que le quedaban subió las escaleras y se derrumbo sobre la cama. No pudo hacer caso y cayo dormido como un lirón. Apenas pudo echarse una siestecita cuando volvió a notar que otra vez le estaban lamiendo el pene. Era Galatea. A su lado Meritamón y Sophie formaban un 69 lamiendo sus sexos.

-          Galatea: Venga, bello durmiente. Hora de volver al frente.

-          Leander: ¿Así que es tu turno? ¿No? Pues te vas a enterar de lo que  es bueno. ¡Ponte en cuatro! ¡Voy a joderte ese culo tan bueno que tienes!

-          Galatea: Conoces bien la estrategia. Al enemigo hay que atacarle por el flanco más débil. La retaguardia.

Galatea se dispuso a la postura requerida. Leander estaba ya desatado de la campaña de acoso y derribo que la que estaba siendo víctima. Así que en esta ocasión quería ser él el que manejase las operaciones. Apunto su pene de nuevo endurecido al ano de Galatea que ofrecia abriéndose las nalgas para dar una mejor visión. Hizo presión y dio una intensa estocada. Rápidamente comenzó un metesaca con penetraciones secas y profundas. Mientras a su lado se deshacía el 69.

-          Galatea: Trae ese coñito Meritamón, que voy a darle un tratamiento que tanto añoras.

-          Meritamón: ¡Oh si! Me encanta como me lo comes. Voy

Por su parte Sophie veía asombrada las acometidas rayanas en la locura que estaba realizando Leander sobre el culo de su maestra, sus manos apretaban con fuerza los pechos de Galatea y su boca mordía con ansia su cuello en un acto de lascivia desenfrenada. Mientras esta estaba provocándole que Meritamón se corriera con su experta lengua.

-          Sophie: Pues no es tan bueno en estrategia. Ha dejado al descubierto la suya propia.

Sophie llevo su dedo meñique al ano de Leander y presionó lentamente hasta alcanzar el tope. Este protesto levemente ante la invasión en su culo pero al serle alcanzado la próstata el resultado fue fulminante. Su polla se retrajo como cogiendo impulso para explosionar ultrajando el ano de Galatea con su leche. Las piernas de Leander temblaban y la presencia del tibio líquido llevo a sentirse plena a la poetisa que masturbándose como una posesa empezó a gritar su clímax sosteniendo a un desfallecido Leander sobre su espalda. Este se retiro suavemente para derrumbarse en la cama.

-          Sophie: No me digas que no te ha gustado porque estabas berreando como un cochino en el matadero de gusto.

-          Leander: Si me ha gustado pero es que ..

-          Sophie: No te quejes que tu nos has puesto lo culos más dilatados que el grosor de la luna. Fíjate como has dejado el mío. Y para un dedo que te meto no te hagas el llorón y además te has corrido como un animal, así que no me engañes.

-          Leander: Vale, vale vosotros ganáis. Me rindo, no puedo más.

-          Galatea: Así que te rindes. Pues tienes suerte de que nosotras tomamos prisioneros.

-          Sophie: Y queremos nuestro botín.

-          Leander: ¿Qué queréis de mí?

-          Galatea: Queremos muy poco, tú corazón.

-          Leander: De acuerdo, me entrego a vosotras.

-          Galatea: Así me gusta. Y para que no se te olvide te marcaremos como te corresponde. Meritamon , ve a por jabón y la navaja.

-          Meritamón: Voy por ellos

-          Leander: ¿Que pretendéis?

-          Galatea: Fácil. ¿Ves nuestros coñitos depilados? Son el símbolo de que te pertenecemos, hoy también tú nos perteneces a nosotras.

-          Leander: Pero si mis compañeros me ven así…

-          Sophie: Venga, Leander, solo por esta vez. No vas a perder tu hombría.

-          Leander: Vale, porque me tenéis loquito. Voy a tener que olvidarme de usar los baños públicos una temporada.

-          Galatea: Así me gusta, obediente. Como debe ser de un prisionero.

Meritamón volvió con los utensilios. Al verlos Leander se sintió un poco intimidado pero el rasurado fue muy delicado como expertas en estas lides que eran.

-          Galatea: Tengo que darte una buena nueva Leander.

-          Leander: ¿De qué se trata?

-          Galatea: Vas a ser padre.

-          Leander: Si, Por Afrodita. Voy a volver a ser padre.

-          Sophie: ¡Oye! Yo también quiero.

-          Meritamón: ¡Y yo!

-          Galatea: Pues parece que vas a tener un temporada con bastante trabajo

-          Leander: Sois más peligrosas que el ejercito de Esparta. Me vais a matar.

Todos los allí presentes festejaron la noticia de que la regla de Galatea llevaba más de un mes sin bajar. Para Leander fue una nueva esperanza de volver a sentir la oportunidad de ser padre que trágicamente perdió en una ocasión previa. Para Galatea en cierta forma también fue deliciosa la posibilidad de poder continuar la saga familiar, cosa que le había costado tantos cuchicheos en el pasado.

El resto del día aprovecharon para hacer el amor, más dulcemente. Llenándose de caricias y besos. Turnándose en las parejas y disfrutando de una tarde de sexo relajado que fui muy grato para todos.

~ ~ ~ ~

La guerra del Peloponeso continuo pero con Lesbos neutral a los avatares trágicos que se sucedían. Átenas fue alcanzada por la peste que diezmó su población. Pericles murió debido a ella rompiendo el corazón su muerte a Aspasia. El nuevo rey Arquidamo II tomó el relevo en Esparta para continuar las operaciones contra Átenas hasta llevar a Esparta a la victoria. Atenas debilitada por la peste fue presa fácil iniciándose así el tiránico dominio de Esparta sobre las polis griegas. Pero eso … es otra historia.

Fin

Gracias a todos por leerme y comentar.

Aurora la diosa. Espero que te haya gustado. Y por lo de Leander. El pobre morirá pero con una sonrisa en la boca :-P ¿No?

Oxxyfoxxy: Con respecto a Philipa le quise dar ese final ambiguo. En cierta forma es víctima del desamor.  Gracias por tu preocupación.

Jubilado: Gracias por preocuparte por lo de la gripe. Intentaré en la medida de lo posible crear otra historia que sea lo más interesante posible. Pero primero tengo que recibir la inspiración de las musas.

Chiwo: ¿Qué tal te ha parecido? Ya me comentarás ;-)

Y a todos. El próximo relato con motivo de ser el número 50 será un poquito especial. Ya veréis.  Un abrazo a todos.

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