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Por ayudar a mama (looking for a help)

en Amor filial

POR AYUDAR A MAMÁ ("Looking for a help")

Los gastos cotidianos mensuales aumentaban, los pagos vencían... había que sacar dinero de donde fuera... una dura tarea y muy ingrata ¿o no tan ingrata? ....

Tras lo sucedido aquella noche en casa con mamá y el tío Anselmo, mamá envió las cintas de video por correo certificado y ahora tocaba esperar. No pasaron muchos días que recibimos una carta de la empresa instándonos a nuestra presentación en ella... mamá, el tío Anselmo y yo. Eso para mamá supuso una agradable sorpresa. Durante las comidas se deshacía en palabras toda ilusionada, construyéndose castillos en el aire... que si esto, que si lo otro, que qué bien lo de mis tomas de video. Al tío Anselmo también lo ensalzaba, pero que pedazo de polla, pero como folla... si es que nos han citado a los tres, ¿te imaginas hijo lo que eso significa?

Yo procuraba ponerme en su lugar: mamá estaba muy buena desnuda, el tío Anselmo tenía una polla de dos palmos, y bueno, a mi no se me daba nada mal lo de tomar fotos y grabaciones. En resumen un delirio , y de los buenos. Si esto daba para salir adelante, pues bienvenido sea y así se haga.

Mamá llamó por teléfono al tío Anselmo comunicándole la buena nueva, y le instó a que se acicalara para hacer nuestra presentación en la empresa. El día señalado mamá se indumentó como una ilustre señora puta, el tío Anselmo se maqueteó conforme tenía acostumbrado y se perfumó hasta las uñas de los pies, jajaja. Empalagaba de lejos, nada más aparecer por la esquina, jajaja. Y yo, pues eso, vestí mis vaqueros de todos los días y me medio peiné tras la ducha. ¡Castañas pilongas las de estos mayores! Pero bueno, todo vale en esta vida.

El tío Anselmo nos llevó en su coche hasta el domicilio de la empresa. Resultó ser un holding de una empresa extranjera. Preguntamos por un tal señor Williams, tal como receptamos en su escrito, y nos hicieron pasar a una sala de espera. Por ella no dejaban de deambular unas tías buenísimas, con unos tacones y unas minifaldas que movían sus traseros de verdadero ensueño. El tío Anselmo abría sus ojos como platos cuando veía pasar una tía de estas, y yo... pues también. Estábamos los dos como motos. De vez en cuando pasaba por allí algún que otro "mascleton" curtido en gimnasio, al que le augurábamos una verga quilométrica, jajaja.

Al cabo de un rato este tal señor Williams no hizo pasar a su despacho, no hablaba muy bien el español, pero bueno, asumámoslo. Pidió que tomáramos asiento y elogió el contenido de los videos recibidos. Nos anunció que habíamos superado esa prueba y que quería contar con los tres. Nos dijo que la empresa había decidido hacernos un contrato, que nos pasó para que lo leyéramos y firmáramos. Nos detalló con su deficiente español los pormenores y emolumentos a cobrar y una vez firmado tomó nuestros datos en el ordenador. Ante lo que estábamos escuchando, a mamá se le notaba una alegría en su cara, que no hacía falta preguntarle... el tío Anselmo se mostraba más que vanagloriado de tales noticias... y yo allí, pues sí contento por mamá, ¿por qué no decirlo? expectante para ver como discurría todo aquello.

Este señor Williams procedió a tomar nuestros datos personales. Primero tomó los de mamá, después procedió con los del tío...

A veg, pog favog, su nombrge y apellidos...

Anselmo Muguruza Mendía–respondió el tío.

¿Mugu qué...? –preguntó el señor Williams.

¿Mugu.. qué? Jajaja, estaba que me partía de risa en mi interior. Al señor Williams este apellido debió de sonarle poco menos que a chino, jajaja.

Muguruza caballero, mu-gu-ru-za. Un apellido muy español, de ascendencia vasca, que bien portó mi bisabuelo, que combatió en la guerra de Cuba en el siglo diecinueve, con honores y medallas en su causa y honor, y bla bla bla...

Jajaja, el ilustre tío Anselmo, blasonado en herencia, se puso de pié, abrochándose la chaqueta y atusándose el flequillo, para darle más pedigrí a sus palabras. Increíble lo del tío Anselmo. El señor Williams lo cortó porque sino lo mismo nos acaba contando las aventuras del vecino de su bisabuelo, Don Pelayo en tiempos de la reconquista española, jajaja. Después procedió a tomar mis datos personales...

¿Y el muchacho?

Antes de que contestara, tío Anselmo se me adelantó y dijo:

¿Ahhhhh? Este es el que ha tomado los vídeos, Ricardito, el hijo de...

Joder... y dale con Ricardito... ¡me cago en sus muertos! Ya me estaba hartando con tanto Ricardito...

Una vez que el señor Williams acabó de tomar nuestros datos, no indicó que pasáramos a una sala y nos desnudáramos que pensaban hacernos unos fotos, porque íbamos a aparecer en la revista mensual de la empresa como novedad el próximo mes. El tío Anselmo abrió sus ojos como platos, poniendo una cara de gilipollas de esas que hacen época:

¿Pero.......... así, a pelo?

No, señor "Mugutulsa", no hace falta que usted se masturbe, mantenga su pene en estado de amnistía internacional, porque esto es sólo una presentación. A ella añadiremos algunas tomas de video y listo, ya está.

Oiga, señor William me apellido Muguruza, Mu-gu-ru-za. Recuérdelo usted. –insistió el tío Anselmo algo enfurruñado.

Jajaja, pero qué divertido me lo estaba pasando con el tío Anselmo. "Mugutulsa", jajaja... tiene cojones la cosa. Nos metimos en una sala, nos despelotamos, y bueno, mamá aparecía impresionantemente puta... por lo visto se había comprado un liguero para esta ocasión, en color rojo chillón, que no conocía y que desbordaba los deseos del tío Anselmo como los míos o los de cualquiera. Sus ojos, los del tío Anselmo, sus manos y su polla se desataban... no hacía más que tocar a mamá por aquí y por allá y augurarle un éxito compartido con él. Muy morboso el tío Anselmo. Mamá recriminó sus actitudes advirtiéndole que como se empalmara no os iban a poder tomar las fotos. Cuando salimos nos recibió un empleado de la empresa, que nos pegó un repaso de arriba a bajo, sobre todo a mamá, y nos hizo pasar a una sala en la que había un fondo extendido y allí iba a tomarnos unas fotos. El tío se aferró a la cintura de mamá, sobando sus nalgas, así como quien no quiere, disimulando, exhibiendo su mejor sonrisa. El empleado dijo:

No, no, el chico que se ponga en medio. ¿Tu eres el que ha tomado el video, no?

Toma coge esta cámara y sostenla de manera que se te vea el pene, ya sabes, póntela donde quieras pero que se te vea el pene. Y por favor, pido una pequeña sonrisa para estas fotos, por favor...

Una, dos, tres, cuatro... hasta ocho o nueve fotos nos tomó este empleado. Cuando acabó la sesión este empleado me instó a que me quedara porque quería hablar conmigo. Mamá y el tío Anselmo pusieron cara de besugos asombrados...

Sí –dijo el empleado- si quieren pueden esperar, y si tuvieran algo que hacer esta mañana, pues háganlo... ya les contará el chico de que va esto.

Mamá, adujo que sí, tenía que hacer algunas compras, y el tío Anselmo se ofreció lujurioso a acompañarla y ayudarla a acarrearlas en su coche., jajaja. El tío Anselmo estaba loco por follarse a mamá de nuevo como fuera, tenía unos ojos de salido insurgente, que bueno, ahí estaba mamá mas buena que las pesetas, jajaja. Seguramente el tío Anselmo la acompañaría a las tiendas y supermercados, sin dejar de veleidarla y meterle mano, para acabar llevándosela a casa y pegarle un polvo majestuoso con sus dos palmos de polla, pero dadas las circunstancias y el horario no pienso que mamá, se dejara veleidar por esto. El caso es que cuando llegué a casa procuré no hacer ruido, y miré todas las habitaciones y compartimentos, por si acaso... pero no, mamá no estaba en casa, no había nadie. Al rato de llegar, escuché el trueque de la cerradura en la puerta y sí, era mamá, venía cargada de bolsas de compras de ultramarinos, la ayudé en las bolsas a poner su contenido en el frigorífico, y después mamá me dijo:

Voy a calentar unas sopas al fuego... esta mañana no ha dado tiempo a más...

Ya lo sé, mamá... con lo de esta mañana nos podemos dar por comidos hoy...

¿Verdad que sí hijo? Estoy encantada con todo lo que ha pasado esta mañana... nunca creí que...

Síí... yo también,

Pero... ¿para qué te has quedado allí hijo? cuéntame.

¿Qué te cuente?, mira mamá mira...

Aparecí ante mamá en la cocina, porque estábamos en la cocina viendo como cocían esas sopas, con una cámara y un teleobjetivo impresionante. Y mamá asombradísima me dijo:

Pero bueno, ¿Y eso... ?

Pues que este empleado de la empresa debe ser el fotógrafo y tomador de videos, me dijo que mis grabaciones estaban bien pero que tenía que tomar algunas clases, y a eso se ha dedicado esta mañana. Pasado mañana tengo que volver para que me acabe de enseñar todos los trucos.

Mama, mama, tu no sabes... este empleado me ha llevado a un salón-estudio y bueno... allí había una cámara muy parecida a esta, montada en un trípode con una plataforma giratoria, su pantalla a un lado y todo manejado con un mando a distancia.

o Al poco aparecen desnudos... un negro con un corolario entre sus piernas, que así en reposo ya asombraba, y una rubia buenísima con unas tetas grandes pero tersas, y un culo como para diluviarlo y rompérselo a pollazos.

o El fotógrafo les indica el punto exacto donde tenían que colocarse para empezar a filmar. Empiezan a morrearse con lujuria, y mientras el negro le sobaba ese culo tan divino a la rubia, ella le manoseaba los huevos y la polla. Todo muy lascivo y debidamente controlado por el fotógrafo desde la pantalla de la cámara.

o Poco a poco la verga del negro va tomando consistencia convirtiéndose en un enorme rábano de palmo y medio, duro y grueso, con unas venas a punto de estallarle. ¡Impresionante!

o Después la rubia se arrodilla ante esa verga, la mira lascivamente, le da rozaditas con la lengua y le besa el glande apretando sus labios.

o El fotógrafo maneja el mando a distancia bajando el objetivo de la cámara hasta la polla del negro y le aplica un zoom de acercamiento.

o En la pantalla se veía de cerca como la rubia le iba comiendo la polla al negro. Madre mía... ¡Qué delicia! Sus labios avanzaban a través de su polla. El glande ya había desaparecido en su boca. El negro jadeaba de placer y levantaba la cabeza cerrando los ojos.

o Así estuvieron un buen rato, que me empalmé de verlos. Con solo media polla le llegó a la garganta, la rubia parecía que se ahogaba, pero no dejaba de mamar y chupar una y otra vez.

o Después el negro tumbó a la rubia en la cama que allí había, y abriéndola de piernas como una coneja, le acopló su enorme rábano y empezó a empujar... al principio a la rubia le hacía daño, pero pronto encajó en su interior y el negro se volvió loco apareándola y cubriéndola como a una cabra.

o La cámara no dejaba de moverse en su plataforma y el fotógrafo trataba de orientarla para conseguir primeros planos. Sí, impresionante. En la pantalla podíamos ver como toda la verga del negro entraba y salía del coño de la rubia como un submarino, como un obús. La rubia gemía como una loca y el negro se mordía los labios follándola con saña. Y cuando el negro estaba a punto de estallar, sacó el rabo del coño de la rubía y ésta se arrodilló en la cama abriendo la boca y sosteniendo sus tetas con las manos para acoger su corrida.

o El negro empezó a masturbarse delante de ella... los labios abiertos de la rubia esperaban su leche, y sus tetas también. La verga del negro diluvió su nieve caliente sobre la cara de la rubia, que así manchada, parecía una puta violada. Su cara y sus labios goteaban la leche en sus tetas y así la esparcía viciosa hasta en sus pezones, lo que vino a chuparle el negrito con toda su lengua.

o Cuando acabó todo, y mientras los protagonistas se higienizaban, me dice el fotógrafo...

§ Ahora sabes lo que hay que hacer... ir al servicio y apaciguarse con las manos, jajaja.

§ ¿Con las manos? –le pregunté.

§ Cuando se está trabajando, pues eso, se está trabajando...

§ ¿El fotógrafo no tiene ninguna compensación personal?

§ No, eso no entra en el contrato ni en el seguro, pero si te quieres traer a tu novia para después... jajaja.

Eso es todo lo que he vivido hoy mamá... ¿Qué te parece?

Pues me parece que me he puesto muy cachonda con lo que has contado... pero hay algo que me da cierto apuro. Esa rubia debe de ser muy profesional, porque tragarse ese vergajo por el coño, pues ya tiene que dilatar.

Sí mama, la verdad es que así lo parecía.

Eso me produce cierta preocupación, porque desde que papá faltó pues mi vagina debe de haberse cerrado... Si ya la polla de tío Anselmo me da algo de pánico, imáginate la de un negro de estos.

La tuya sin embargo, algo más pequeña y menos gruesa, me gusta... parece hecha a mi medida.

Mientras mamá pronunciaba estas palabras pasó su mano por mi bragueta. Yo estaba sentado en una silla de la cocina y bueno... después de contar lo que había contado, que mamá me rozara la bragueta, me excitaba. MI polla empezó a empalmarse poco a poco y mamá no dejaba de auscultarla a través del pantalón. Deshebilló la correa, tiró de la cremallera hacia abajo, y no conforme con esto, me bajó los pantalones hasta las rodillas. Las manos de mamá no dejaban de frotarme los boxers... mi polla ya erguía dura y los ojos de mamá se endiosaban en su tacto. Con una sonrisa lasciva y cómplice escarbó con sus mano en el interior de mis boxers, y cuando la calidez de sus manos rozaron mi polla, dejeé escapar un gemido de placer y satisfacción.

Mamá me hizo levantar de la silla y bajó mis boxers hasta mis rodillas, donde se encontraban los pantalones. Y masturbándome suavemente me dijo:

Ves hijo... tu polla parece estar hecha a la medida de mi vagina para que se acostumbre a dilatar...

Mamá seguía masturbándome y yo me volvía cada vez más loco de placer viendo como me la manipulaba.

Aún debería engordar un poco más... voy a ayudarla.

Mamá se levantó la falda y se quitó las bragas, y arrodillándose en medio de mis piernas me la empezó a chupar soberanamente. El tamaño de mi polla permitía fácilmente que mamá me la abarcara con sus labios hasta el final, casi rozando mis huevos. ¡Me cago en la leche! ¡Que gusto! ¡Qué placer! Ineludiblemente me acordé de lo visto esa mañana en la empresa y pensé que era esa rubiota la que me la estaba chupando. Y así con los ojos cerrados cogí la cabeza de mamá, pensando que era la de esa rubia, y la empujé una y otra vez para que me la chupara toda... hasta el tuétano. El glande golpeaba en su garganta con cada chupada. Ahhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhhhhh! Ahhhhhhhhhhh! Mamá se sacó la polla de la boca y sin dejar de manosearla dijo:

Ahora la tienes como a mi me gusta... vamos a probarla a ver cuanto dilato.

Mamá se sentó sobre mis piernas, me la encajó en su coño y... empezó a galoparme y la polla pronto alcanzó sus entrañas. Se bajó la parte superior del vestido y bamboleó sus tetas ante mi cara y mi boca. Y mientras mamá se fustigaba mi plátano, mi boca iba de un lado a otro en pos de sus dos melocotones. Los sostuve entre las manos y empecé a chupárselos, mordiendo en sus pezones y chupando sus aureolas rosadas.

Mamá me galopaba con tal ansia que empezó a correrse grande y acuosa, a la vez que en el cazo hervían las sopas destilando por su exterior... tanto, que empaparon la fuente del gas hasta apagar el fuego. Tome a mamá en volandas y sus piernas se aferraron a mi espalda. Apagué la fuente del gas y monté a mamá sobre la encimera para follarla allí mismo. Mamá se echó hacia atrás apoyándose en sus codos, gimiendo y suspirando. Los humos y el calor de las sopas recorrían su cara... mamá sudaba y gritaba poseída por la situación, y yo, envenenado de sus lujurias la follaba como un perro salido, gimiendo y jadeando extasiado. Y cuando mi polla no pudo aguantar más el placer que estaba sintiendo, la saqué de su coño y mamá, lujuriosa, me ofreció sus tetas y en ellas me diluvié a gusto una y otra vez hasta empaparlas todas de leche.

Cuando acabamos esa sexual culinaria nos duchamos; primero lo hice yo y después mamá. Ante tanto ardor y pasión necesitábamos relajarnos con el agua de la ducha y serenar nuestras pasiones. Nos sentamos e comer en la mesa del salón, yo en boxers y mamá con sus solas braguitas. La comida fue muy frugal, teníamos más ganas de descansar que de comer. Cuando acabamos recogimos la mesa ente los dos, y mamá compartió mi descanso, en mi habitación y en mi cama. Mamá, agotada como estaba, rápidamente se durmió. Yo, aunque también agotado, quedé despierto observándola de espaldas. Sus muslos, su culo lascivo en sus braguitas, sus caderas, sus hombros... me sentía enamorado de mamá y de sus formas corporales. Cuando miraba a la cara a mamá, la sentía como lo que era, mi mamá... cuando follábamos la sentía como una puta, y ahora que la estaba observando dormida la sentía como... como... como mi diosa y mi pasión, una mezcla de amor y sexo que se encendían en mi mente. Acaricié suavemente sus muslos, subí hasta el culo, y recorrí sus caderas ascendente, hasta llegar a sus brazos y a sus hombros. En esos momentos me encontraba desbordado en mis sentimientos. Me apretujé a su cuerpo y abrazado en sus brazos, me dormí, mientras le daba dulces besitos en su espalda y en sus hombros.

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Los días que siguieron, mamá y yo nos dedicamos a preparar el futuro más próximo que teníamos por delante. En mes o mes y medio tenía que entregar la cámara en la empresa con nuevos trabajos. Además tío Anselmo nos había invitado a cenar a su casa y eso, pues también había que prepararlo. En ese entretiempo aproveché para comprarle un trípode, baratito, de segunda mano, a la cámara para que se mantuviera estática en sus grabaciones. Llegado el día de la cena, tío Anselmo nos llamó por teléfono a mediodía para avisarnos que pasaría a buscarnos con el coche a media tarde. Que nos pusiéramos guapos, sobre todo mamá, que se encontraba henchido de gozo y de todo, a las mil maravillas. A media tarde apareció tío Anselmo haciendo sonar el claxon de su vehículo. Mamá se había acicalado y vestido y aparecía tan elegante como lujuriosa. Yo, vestí normal, más preocupado de mis enseres de trabajo. Bajamos al la calle y cuando tío Anselmo observó la elegancia de mamá no tuvo por menos que piropearla... ¡Qué guapa! ¡qué elegancia! Después se dirigió a mi y observando la mochila me dijo:

Y tu Ricardín... ¿qué llevas ahí? Jajaja. –le hizo gracia mi mochila.

Pues no sé tío... a lo mejor llevo la merienda... ya sabes, los donuts y la nocilla.

El tío Anselmo no respondió, solo frunció el ceño, como adivinando que me estaba quedando con él, jajaja. Llegamos a su casa y bueno, olía a perfume y ambientador hasta en el zaguán de la entrada. Todo en ella aparecía recogido, decoroso y bien ornado en estilo clásico. Había preparado un rostbeef, que bien se podía oler al pasar por la puerta de la cocina. Antes, nos canapeó (de canapés) atacando nuestro paladar con bebidas alcohólicas... cerveza, vino, vermut, etc. Graciosa y distendida fue la oratoria que tío Anselmo nos dedicó presagiándonos el futuro y el porvenir... algo de lo que ya habíamos hablado y debatido mama y yo durante toda la semana. Después apareció ese rostbeef, humeante, doradito, muy pasado. La cena trascurrió con el buen talante y armonía de todos. A mamá se la notaba contenta y al tío Anselmo también, intercambiaban conversaciones diversas. Cuando acabamos de cenar, mamá mostró su predilección por la nata y los plátanos flambeados, y tío Anselmo muy astuto, como animal al acecho, le dijo:

-- Ya lo sé guapa, ya lo sé... los plátanos ya están flambleando en el horno,... y la nata, pues aquí he traído un tarro, mira... ¿Hay bastante? ¿Tenemos bastante?

Tió Anselmo metió dos dedos en el tarro, los untó de nata y se los llevó a la boca, chupándolos, apreciando morbosamente su dulzor. Volvió a untar sus dedeos y le pidió a mamá que abriera la boca. Le metió sus dedos untados y los esparció en sus labios.

Mira Ricardito... tu mamá está deliciosa así... parece toda una puta, ¡Qué lujuria!

Se acercó y besó sus labios recogiendo la nata de ellos. La sesión acababa de empezar. Al poco aparecieron los plátanos flambeados. Al tío Anselmo se le notaba desatado en deseo por mamá.

A ver Maribel, a ver como ese plátano caliente entra en tu boca... haznos una demostración.

Mamá se avino y pinchando un pedazo de plátano con el tenedor, se lo introdujo en la boca metiéndolo y sacándolo ante nuestra vista. Su lascivia era tal que a tío Anselmo ya no se le veían las manos, seguramente estaba frotándose la bragueta. Yo estaba poco más o menos como él. Mamá chupaba ese plátano como una puta viciada en las vergas. En la punta de mi polla estaba sintiendo impulsos eléctricos y cuando pasé la mano por mi bragueta, ahhhhhhh, suspiré nervioso e inquieto, el tío Anselmo vino a interrumpir mi éxtasis diciéndome:

Ricardito no te embobes que esto no es para ti, vé sacando la cámara... ¿la has traído?

Sí está en la mochila.

¿En la mochila? Pues venga vé sacando esa merienda que dices que tienes ahí.

Aquí los donuts –dije sacando el trípode... y aquí la nocilla –dije sacando la cámara.

Cuando tío Anselmo observó el pedazo de cámara y su teleobjetivo, me dijo muy asombrado:

Ricardín... ¿pero es que te has comprado una cámara?

No –contestó mamá- se la han prestado en la empresa para tomar nuestras grabaciones.

Uhhhhmmm, parece buena. Y pone Ricardo... ¿Qué pasa que el fotógrafo de la empresa se llama como tú?

No Anselito, ese es mi nombre, yo no me llamo Ricardito ni Ricardín... me llamo Ricardo y mis amigos me conocen por Richard.

Vale, vale, no te pongas así... Ricar... digo Richard.

El tío Anselmo, Anselito para los amigos, se quedó flambeado como los plátanos, ante mi respuesta. Mamá le dirigió una mirada como poniéndose de mi parte.

¿Dónde vamos a empezar la sesión? –pregunté.

Aquí mismo en la mesa... con la nata –respondió Anselito.

Desplegué el trípode lo monté y lo acoplé sobre un taburete de la pequeña barra de bar que había en el salón y tomé el ángulo y distancia adecuados, diciendo:

Venga... ya puede empezar la nata... digo la fiesta.

Tío Anselmo, como si hubiera oído un pistoletazo de salida, se abalanzó como un perro hambriento sobre mamá, deshojándola del vestido en su parte superior untando sus tetas y sus labios con nata, y así, con mamá toda enguarrada de nata, el tío Anselmo, más guarro todavía, la empezó a lamer y a chupar como un poseso. Jadeaba, emitía pequeños gruñidos como un animal. La cámara estaba bien enfocada, todo se estaba grabando a la perfección. Me quité los pantalones y los boxers, unté mis dedos de nata y me colé por debajo de la mesa. Levanté la falda de mamá, le abrí las piernas y empecé a distribuirle la nata por la parte interior de sus muslos. Esa parte tan blanda y tan morbosa que tienen las mujeres ahí. ¡Uuuuhhhmmm! ¡Qué delicia! ¡Qué dulzura! Cómo se los comía, cómo se los chupaba y lamía. Mamá se derretía de placer, dos bocas comiéndola, jalándola toda.

Le bajé las braguitas y allí estaba su cuevecita, con los labios semiabiertos esperándome. Una lujuriosa visión. Le apliqué más pomada blanca a su pubis, a esos labios abiertos y pringué su clítoris de nata sobresaliendo a modo de guinda pastelera, jajaja. Su coño, todo un manjar delicioso para degustar con frenesí. De sus muslos pasé a su pubis y a sus labios vaginales lamiéndolos, volviéndome loco de placer. Y fue en el momento en que el ti Anselmo hizo una pausa para tomar oxígeno y beber de su copa, que emergí, como un submarino, de debajo de la mesa y tmando a mamá por el culo la levanté en volandas y me senté en su silla, sentándola a ella también pero sobre mi polla. Su coño hervía y lagrimeaba acuoso, y mi polla resbaló fácil dentro de él, sepultándose. Mamá en ese momento dio un grito de placer ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh! Y el tío Anselmo que estaba bebiendo casi se atraganta, giró su cabeza asombrado...

Pero... ¿Ricardito... que haces? Tu mamá es mía... ¡Será posible! ¡Me cago en la leche!

Es para que dilate tío –le decía mientras no dejaba de follarla- es para ayudarla a dilatar...

¿Ayudarla a dilatar? –exclamaba el tío muy jodido por la situación.

Sí hijo sí... ¡Dilátame... dilátame toda!.... .... .... ¡Que gusto!

Mamá, toda una puta dulce y salida, seguía balanceándose sobre mi polla castigándola dura e hiriente. El tío Anselmo, rendido a la situación, acabó masturbándose la polla como un voyeur, ante las muecas lujuriosas de la cara de mamá, con sus jadeos, sus gemidos... y con el vicioso contoneo de su cuerpo encima del mío. La volví a tomar en volandas y la tumbé sobre la mesa, y allí, en medio de los platos y los vasos de la cena, le abrí las piernas como una coneja y le acabé de freir el coño follándola salvajemente. ¡me corrí! ¡me corrí! No pude evitarlo... casi no me da tiempo a sacarla... me corrí sobre el pubis de mamá, jadeaba sudoroso y satisfecho, ahhhhh, que delicia de polvo le había pegado a mamá. Su coño chorreaba sus orgasmos que se esparcían sobre el mantel de la mesa. Lo tenía abierto y muy dilatado, ahhhhhh, había conseguido mi objetivo y el suyo. El tío me miró y me dijo:

Bueno Richard... ahora me toca a mi ¿no?

Sí, tío, pero vamos a esperar un poco... estoy agotado.

Detuve la grabación y me senté en mi silla, jadeante, con la respiración agitada... arrrrrghhhh... arrrrrrrrghhh, arrrrrrrrghhhh. Mamá y el tío me observaban absortos. ¿Qué estarían pensando? Mamá seguro que pensaría en el semental que tenía en casa y en lo bien que la follaba, y el tío, jajaja... el tío seguro que estaría pensando: "Este cabroncete bien podía dedicarse a filmar y dejarse de estas veleidades", jajaja. Me fui al servicio a higienizarme, tenía la polla empapada de los orgasmos de mamá... me eché agua en la cara para reanimarme y me miré al espejo. Traté de darme ánimos mentalmente, tenía que hacer acopio de fuerzas... la sesión debía continuar (the show must go on). Salí al salón, mamá y el tío estaban sentados en el sofá esperándome. Mamá lo masturbaba para que su polla no amainara en su dureza y en su furor. El tío, rendido a mi autoridad, me dirigió una mirada inquisitiva.

Vamos a continuar –dije con voz firme mirando al tío Anselmo.

Mamá, ponte como una perra, a cuatro patas en el sofá.

Encuadré la cámara hacia ella, toda guarra a cuatro patas, manipulé el zoom y le dije al tío...

Anselin... tío Anselin, venga, ahora te toca a ti... mira que culo más hermoso te ofrece mamá... ya puedes empezar.

El tío no se hizo de rogar, empezó a manosear y a sobar las nalgas de mamá, con guarrería, con lujuria, dos enormes mofletones morbosos y lascivos para perderse y volverse loco con ellos. Separó sus nalgas y le metió la lengua en el culo cosquilleándolo. Mamá parecía erizarse con el cosquilleo. Bien, bien, todo estaba saliendo bien, mamá y el tío estaban empezando a gozar y yo también... de manera fortuita y casi sin darme cuenta me llevé la mano a mis huevos y mi polla empezaba a titubear en su inquietud. Le hice señas al tío gesticulando con mi dedo índice para que le metiera un dedo en el culo. Mamá empezó a gemir más abiertamente, gozando de una nueva sensación. Su culo, estrecho, también necesitaba una buena dilatación... se me estaba ocurriendo algo.

Seguí haciéndole señas al tío para que se la follara pero no por el culo, por el coño, y el tío, gozoso, le enfiló sus dos palmos de polla y se la metió toda hasta el fondo. Fabuloso, esa toma era fabulosa. Le apliqué zoom de acercamiento y... joder, que pedazo de polla tenia el tío Anselmo, y que bien entraba y salía del coño de mamá... fabuloso, mamá jadeaba de nuevo como una puta, y el tío gozaba disfrutaba de ella como un niño con un caramelo. Acercaba su cara a la cámara sonriendo, poniendo caras de gusto. Reduje el zoom y ahí aparecía la cara del tío sonriente y gozosa... a mamá no se la veía, todo el primer plano lo acaparaba el tío con su cara... l hice gestos para que se separara pero el muy cabrón lo estaba pasando tan bien follando a mamá que ni reparaba. Esto empezó a encabronarme, y mucho. Cuando no pude aguantar más dije con todo mi furor:

Corten, vale, basta, parad...

¿Qué pasa? –preguntaron ambos.

¿Qué qué pasa? Dije todo cabreado... Pues que esto es una mierda de grabación... una puta mierda.

Pero hijo... –exclamó mamá.

Richard –dijo el tío

Ven, ven aquí Anselito y mira lo que se ha grabado.

Rebobiné, puse al tío delante de la cámara y le dije:

Lo ves tío... lo ves... Aquí solo se ve tu cara y tu dentadura...

¿A quien te estas follando... a la pared o al sofá?

La cara y el cuerpo de la puta también se tiene que ver y tu lo acaparas y lo tapas con tu cara y tu dentadura...

Por cierto Anselito... bonita dentadura... no le falta ni un diente...

Estaba tan cabreado, como jocoso. Me estaba partiendo de risa de ver la cara que me ponía el Superpollas de mi tío, jajaja. Sin advertirlo había llamado a mamá "puta", ¡Que fuerte! ¿Acaso estaba empezando a padecer deformación profesional? Antes de que me contestaran, que tampoco parecían tener intención de hacerlo a juzgar por sus expresiones, dije resueltamente:

Venga, vamos a acabar con esto de una vez.

Mamá, toma esos dos almohadones del sofá y siéntate sobre ellos recostada.

Tú, Anselito, inclínate y métele la polla a mama en el coño... así... muy bien.

Encuadré la imagen de la cámara, ajusté el zoom, me desnudé y quité los almohadones del culo y de la espalda de mamá. Me tumbé en el sofá me la senté encima acoplando mi polla empalmada a la entrada de su culo. Hice una seña al tío Anselmo para que empezara a follarla, y... reanudamos la sesión.

El tío Anselmo empezó a embestirla y a follarla por el coño y en cada una de sus embestidas mi polla iba poco a poco introduciéndose en el culo de mamá. La oíamos gemir, sentir, ahogada en sus placeres, sepultada por las pollas que la veleidaban, guarras, sus partes mas íntimas. Y así, mi polla alcanzó su mitad y desapareció follando su culo. Mamá parecía reventar de placer, lacerada y tremendamente excitada. Las pollas, la del tío y la mía, iban haciendo su efecto lujurioso y demoledor en mamá. El tío parecía un perro salido follándola y su cara de placer era prodigiosa. Yo me entretenía palpando sus tetas y asumiendo los embites del tío, tomaba a mamá por las caderas para calcularle un polvo anal procurando que mamá no sufriera daño. Cuando por fin mi polla estaba toda entera dentro de su culo, sentí un placer que jamás había sentido, ahhhhhhhhhhhhhhh... con cada embestida del tío sentía que me iba a correr, pero aguantaba como podía y gozaba con sus nuevas embestidas.

Cuando el tío no pudo aguantar más, sacó su polla del coño y roció a mamá en su cara y en su boca con su leche. Me hubiera gustado que hubiera aguantado un poco más, pero bueno... Mamá se deshacía de placer restregando la leche del tío en su cara, tomé a mamá y la balanceé, notando como mi polla se deslizaba y resbalaba en su culo con una facilidad tal que a los pocos resbalones acabé corriéndome en su culo liberando toda mi adrenalina contenida. Mamá volvió a gritar de placer , revolcándose encima de mi como una serpiente. Parecía poseída por la lujuria... enorme y tremendo todo.

Quedamos los tres exhaustos, vencidos, rendidos al placer del que habíamos gozado. El sofá nos acogió en nuestro agotamiento. Alguien tenía que levantarse y preparar unos cafés... el tío Anselmo, repuesto y muy satisfecho, marchó a la cocina a prepararlos. Yo, entretanto, tomé la cámara y repasé el vídeo de nuestra última sesión. Sí, no estaba mal... había salido bien. Cuando el tío Anselmo apareció en el salón con los cafés, me preguntó:

¿Que tal Richard esa grabación?

Bien –le contesté- la verdad que no está nada mal, para haberlo hecho sin controlarla de cerca.

A ver... déjame ver...

Con el tío Anselmo a un lado y mamá al otro, contemplamos ambos tres en la pantalla de la cámara todo lo acontecido momentos antes. Tío Anselmo se encontraba muy satisfecho y mamá también. Esas imágenes devolvieron al tío Anselmo toda su cachaza y socarronería de siempre. Y en un acto de sublime voluntad y asentimiento de su satisfacción interior, nos ofreció las habitaciones para que mamá y yo pasáramos la noche en su casa. Mamá, con educación, rehusó tal ofrecimiento aduciendo que se encontraba muy agotada y prefería dormir en casa a pierna suelta y solaz para recuperarse de sus fatigas. Nada más lógico y comprensible en una hembra que había pasado toda la noche apareándose con dos sementales.

Tomamos ese café, nos vestimos y el tío Anselmo no acercó a casa con su coche. Una vez en ella, mamá y yo visitamos el servicio, primero ella y luego yo, cuando marché a mi habitación mamá se encontraba acostada en mi cama, desnuda, cubierta únicamente con la sábana.

Esta noche quiero dormir contigo hijo... ¿Te importa?

No, en absoluto mamá.

Pero, quítate el pijama... desnúdate como yo, hijo... No te preocupes no vamos a follar, pero quiero sentir el calor de tu piel y que tú sientas el mío.

Muy bien mamá.

Aunque asentí, la actitud de mamá me extrañaba. Yo estaba cansado y mamá debería estarlo más... no sé. Me tumbé a su lado, me tapó con su sábana y acercó su cuerpo al mío diciéndome:

La sesión de esta noche no ha estado mal, pero debo confesarte algo... La polla del tío Anselmo me parece demasiado grande y demasiado gorda para mi coño. Esta noche en varias ocasiones lo he pasado mal ¿sabes? Me ha hecho daño.

Es que al tío Anselmo –exclamé alarmado y furioso- le veo pocas aptitudes de actor. Con tal de follarte, se descoca, se desmadra y se desborda sin pensar en nada más. Joder... que esto no es follar por follar, esto forma parte de un trabajo...

Vale hijo, no hace falta que te pongas así... posiblemente tú te estés tomando todo esto demasiado en serio...

¿Demasiado en serio? –le repliqué- Mamá tú sabes lo que me gusta todo lo relacionado con cámaras y grabaciones... claro que me lo estoy tomando en serio, porque posiblemente este pueda ser mi oficio y mi trabajo en un futuro... ya me gustaría.

Mamá quedó muda y expectante ante mi respuesta. Sus ojos me miraban y sus manos acariciaban mis cabellos con ese cariño de madre que se advierte cuando se la siente cerca, como yo la sentía en esos momentos. Así pasó un rato, sin que ni mamá ni yo pronunciáramos palabra. Parecía como si mamá estuviera esperando a que se sofocaran los fragores de mi furor. Al cabo de un rato mamá volvió a hablar:

Hijo... después de lo que te he dicho había pensado que... no sé... no sé como decírtelo

Mamá dudaba, me miraba y recelaba...

A ver dime mamá... te escucho.

No, bueno, lo que quería decirte es que... antes de que mi coño se enfrente directamente con las magnitudes de la polla del tío Anselmo, había pensado que... ... tal vez, si uno de tus amigos tuviera un calibre algo superior al tuyo pero sin llegar al del tío Anselmo, podríamos...

Hijo, no me pongas esa cara, piénsalo fríamente y en el contexto en el que te lo estoy diciendo.

Ante las palabras de mamá, mis ojos se abrieron como los de una brótola, y mi cara la imaginaba tan de gilipollas como las que ponía el tío Anselmo cuando se sorprendía de algo. Sí, sí... pensándolo fríamente la idea de mamá no era nada descabellada, pero... joder el papel que me adjudicaba con su ofrecimiento.

Mamá, yo tengo muchos amigos, pero como comprenderás no nos andamos mirando la polla unos a otros todos los días.

Ya lo sé, lo imagino, pero entre vosotros existe una confianza como para suscitar este tema.

Suscitar este tema... uffffffffffff, estaba empezando a alucinar con la palabras de mamá. A ver como le digo Yo a mi amigo Rafa o a mi amigo Patrick: Oye bajaros los pantalones y haceros una paja delante de mi que quiero ver si alguna se ajusta al coño de mi mamá.., jajaja... increíble. Bueno también los podría invitar a bañarnos en una playa nudista y luego medio agazapados entre las rocas hacernos una paja los tres con alguna tía buena desnuda que allí hubiera y de paso comprobar disimuladamente sus calibres. Esto me resultaba tan absurdo como irrisorio. No obstante y a pesar de esto, no le dije a mamá que no, le dije:

Bien, vale mamá, veré lo que puedo hacer.

Al mismo tiempo, y sin cambiar de tema, yo también quería pedirte un favor mamá.

¿Ah sí? A ver dime hijo, dime.

He pensado que esto de tomar grabaciones aquí en casa o en casa del tío Anselmo, va acabar resultando monótono. Podíamos irnos de vacaciones y cambiar este ambiente por otro más lascivo, mas tropical... ¿no sé si me entiendes?

Sí, claro que te entiendo, pero no tenemos dinero para hacer eso.

Ya lo sé mamá, por eso te digo lo del favor... podrías hablar con el señor Williams y plantearle esta cuestión, por probar no se pierde nada. Le dices que todo es por ambientar y mejorar nuestras grabaciones.

Sí, no está mal pensado... veré lo que puedo hacer.

Bueno mamá, estoy cansado voy a dormir.

Sí hijo, yo también, pero antes quisiera decirte algo...

Me ha encantado como me has follado por el culo, he sentido un placer distinto que nunca había sentido. Si tu polla fuera capaz de dilatármelo, me sentiría gozosa y encantada. Mañana, cuando despertemos más descansados, quiero que me lo vuelvas a dilatar un poquito más... cuento contigo...

-o-o-o-o-o-o-o-

Sin comentarios, lectores, sin comentarios. Con esa propuesta de mamá, ¿Quién no coge el sueño de manera dulce y gratificante?

¿Cómo se lo hará Richard para averiguar el calibre de las pollas de sus amigos y convencerlos para que follen con su mamá?

¿Cómo se lo hará mamá para conseguir del señor Williams un presupuesto extra para ambientar las grabaciones?

El abanico de posibilidades es grande y morboso para los capítulos próximos, pero de lo que no cabe duda es que cuando despierten, la polla de Richard hará gozar de nuevo el culo de mamá.

FIN.