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¡Caliño! Folla más y escribe menos

en Amor filial

¡CALIÑO! FOLLA MÁS Y ESCRIBE MENOS

 California, “¡Caliño! Folla más y escribe menos” © España 2011

 Mi mujer me sorprendió con sus comentarios, y así fue que pegué el mejor polvo de mi vida.

 Lo cierto es que últimamente me era difícil despegar a mi marido del teclado de su ordenador. Se pasaba las noches escribiendo relatos y más relatos. Yo me ponía sexy delante de él: me ponía mis bragas más ajustadas, mis sujetadores más... al final opté por no ponerme sujetador y mostrarle mis tetas todas jugosas ante sus ojos. Pero el muy cabrón se chapaba la mente pensando como continuar sus relatos.

 Esa noche, me puse un brazzier liguero que me convertía en la puta más golfa que existiera, mis labios, brillante y refulgentes, pintados en rojo pasión, y abajo, ese tacón  de aguja que a poco que se moviera ponía mi coño y mi culo en el cielo. Cargué en demasía el brebaje que acostumbraba a beber cuando escribía, y así, contoneándome ante él, con mi atuendo de puta, esperé, sin prisas, a que lo fuera bebiendo y a que surtiera efecto en sus neuronas inferiores (o sea en su polla).

 Mi Cali, todo un insigne literato, seguía escribiendo como si otra cosa no pasara por su mente y por sus ojos. Y cuando se atascaba en la redacción, daba grandes sorbos al brebaje hasta acabarlo. Y entonces, para más desidia e infortunio de mis pretensiones. Giraba su cabeza de medio lado y me decía:

 -          Azucena... ponme otro.

 Y aquí, yo, su mujercita... su triste Azucena vestida de puta para él, marchaba a la cocina y le preparaba más de lo mismo, pero más cargado de dinamita. Y allí andaba mi “Literature Porn’s Sellers”, bebiendo y escribiendo... hasta que no pudo más. Se echó atrás en el sillón con una mirada en sus ojos, cansada y funesta... (debió haberse atrancado de nuevo con su relato). Por primera vez me miró y cuando me vio ataviada con el brazzier-liguero, exclamó:

 -   ¡Coño, Azu! ¡Que haces vestida así!... ¡Qué buena estás!

-    Es tarde Cali, vamos a la cama... mañana tienes que madrugar...

-    Sí, sí, vamos –dijo sin dejar de observar la sugerencia de mis formas corporales adornadas con ese brazzier liguero que llevaba puesto-.

 Grabó en el ordenador todo lo escrito y me lo llevé a la cama. Lo tumbé y me senté sobre él. No estaba como para follármelo in situ, en ese momento, lo noté ebrio, aunque con mi disfraz de puta todo podía suceder. Mientras lo desnudaba le pregunté:

 -  Cali, ¿Qué relatos estás escribiendo que te tienen toda la noche en el ordenador?

-  NO, bueno –me contestó desganado- son continuaciones de relatos ya empezados y publicados... pero creo que al final no los publicaré...

 - No Cali ¿Porqué?

 - Se me está atacando mucho en esa página y creo que no vale la pena publicar... Tú no sabes...

 -  Te refieres a la página de...

 -  Sí, a esa...

 -  Por favor Cali, no te desmorones ni pierdas la esperanza... yo sí sé, he leído los comentarios desde mi cuenta...

 -  Ah, pero ¿Tú tienes una cuenta en...?

 -  Claro que sí Caliño, Sé que eres el Monarca... el Jeque de los Harenes... Escúchame y mira lo que te digo, Cali...

 -  NO hagas caso a todos esos y esas que te atacan porque en el fondo te tienen envidia, porque nunca se encontraron en esa página con alguien como tú.  Todo lo que hay en esa página son medianías...

 -  NO, no.. no digas eso Azucena... algún que otro autor autora me encontrado realmente buenísimos, incluso te diría que mejores que yo...

 -  Sí, es posible caliño, pero los que se meten contigo, no pasan de ser medianías.

 -  Esa tipeja que te nombro Monarca y Jeque de harenes, te tiene mucha envidia por eso te insulta y te vitupera... ya le gustaría formar parte de tu harén, pero yo no la voy a dejar... ¿me entiendes? No me llega... es muy mal educada y se resuelve insultando cuando no tiene argumentos. Mueve un montón de cuentas a su favor, y eso es lo que te está confundiendo.

 -  Abre una subsucursal a tu harén y la haces Jefa, jajaja. Está loca por follar con el Monarca.

 -  ¿Pero qué me dices Azu? Me asombras...

 -  No Cali, no.. te envía unos comentaristas de doble presión que no saben hacer la “o” con un canuto, que nunca han publicado un relato y sin embargo se largan puchas en tu honor de más de 45 minutos... y otros que sin saber de literatura, le dedican a sus relatos dos líneas y media de comentario, copiadas del tuyo, y a ti, a su Monarca, le dedican más de un folio... ¿Es que no te das cuenta?

 -  La gente te desprecia porque en el fondo te adora. Y todo lo que se salga de ahí, se limita a comentar si el protagonista tiene la polla más larga o más corta, o si el nombre del protagonista es más adecuado o menos... o sea, “Gilipolleces”

 - Venga Caliño, fóllate a tu putita del harén de tu casa, que veo que la tienes dura y envarada.

 - Sí.. sí –me dijo gimiendo-.

 - ¡Fóllame Mnarca!

Me senté sobre mi Cali y no tardó en penetrarme toda, haciendo honor a su monarquía, follándome inmensa, degustando su polla en mi coño, como si morbosamente estuviera haciendo literatura erótica en él. Me tomó de las caderas y empujó hasta hacerme palidecer de placer. Me redimió... me sentí más puta que nunca con él. Tiraba y tiraba, mis nalgas rebotaban en sus huevos, mientras mi best-seller gemía ante su mujer, la puta de su casa. Así estuvimos toda la noche, follando como locos.

Creo que dio el alba, no me acuerdo. Mi Cali no había dormido y tenía que marchar a trabajar. Así lo hizo tras una relajante ducha. Lo despedí con besos. Cuando se marchó observé que había dejado en el ordenador su cuenta de California abierta. Aproveché esta circunstancia para escribir rápidamente un relato sobre todo lo que habíamos vivido la noche anterior. Cuando lo tuve acabado y repasado, lo envié a publicar, y así fue publicado. Durante toda la mañana estuve observando sus incidencias ante los lectores y el éxito fue demoledor. Mi Cali no sabía nada de esto.

Cuando se aproximaba su hora de regreso del trabajo, apagué la cuenta de la página, y la desconecté del ordenador. Cuando Cali llegó a casa, tras saludarme con besos de agradecimiento sobre el polvo de la noche anterior, se a aprestó a consultar la página de relatos, cuando sonó el teléfono y se produjo la siguiente conversación:

- California, me rindo... eres la leche... Tu relato de hoy es insuperable... dime cómo y dónde quedamos porque quiero follar contigo...

- Pero.. ¿Qué me dices? No mandé a publicar ningún relato.

- Venga Cali, no disimules, mírate la página y verás como anda tu último relato. Sí, Cali... quiero follar contigo y que sea tu Azucenita la que transcriba todo lo que ocurra... quiero formar parte de tus relatos.

Yo, me sonreía para mis adentros, jajaja. Mi Cali tendría que abrir una sucursal en su harén y proclamar su monarquía nombrando a esa “veleidale” la Jefa de... de los restos... que yo le dejara.

FIN.