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VIRGINIA:furor uterino

en Amor filial

VIRGINIA: FUROR UTERINO

Más para la consulta del sexólogo. Fólleme bien doctor y soñaré perrerías con usted... deme duro y apague mi furor...

D. ALFREDO LEGUINECHE...

 MUCHA POLLA Y CON MÁS LECHE,

VISITAS A DOMICILIO,

TERAPIAS EN LA CONSULTA, 

SEXÓLOGO CIRUJANO                                                                       

PARA EL COÑO Y PARA EL ANO.

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En los días que siguieron después de visitar a la mamá de la Niña Lucía, me apresuré a adquirir unos sofás para mis terapias. Compré dos, y al final no fueron totalmente blancos como me había indicado Lucía. No me acabaron de gustar... las manchas de leche y las corriditas de la nena se notaban mucho y luego había que mandar los forros a lavar. Opté por un con un color más sufrido, aunque claro, con cierto estampado, parecido a los manchurrones de leche, para la sala de terapias; y el otro par la propia consulta a juego con los muebles del despacho. En color beig marrón, me quedaron muy bien. Lucía estaba próxima a llamarme para pedir cita y tenía que darme prisa.

Sonó el teléfono y me dije: Lucía quiere que le dé el sobretratamiento que más le gusta. Tomé la llamada y escuché una voz angelical que no era la de la Niña Lucía:

n       ¿Es la consulta de D. Alfredo Leguineche?

n       Sí, aquí es... dígame.

n       Pues resulta que tengo un problema sexual, y me han hablado muy bien de usted.

 

n       Muchas gracias... ¿De qué se trata?

n       Bueno, me es un poco violento comentárselo por teléfono, usted me entiende... únicamente le diré que tiene que ver con mi furor uterino...

n       Ya... comprendo. Le puedo dar cita para mañana a las 11:30... ¿Cuál es su nombre?

n       Virginia doctor... Virginia Gutiérrez

n       Muy bien, queda anotado para mañana señorita Virginia.

n       De acuerdo doctor, mañana a las 11:30... otra cosa: ¿Me va a subir mucho el importe de la consulta?

 

n       Todo depende de su problema. Si lo puedo tratar en consulta con mis terapias posiblemente no le cueste nada.

n       Gracias doctor... hasta mañana.

Al día siguiente a la hora citada se presenta en la consulta VIRGINIA, una muñequita de unos 20 años, con una cara angelical, preciosa, de pelo castaño a media melena, y un flequillo recortado y ondulado en su frente. Una blusita de tirantes que realzaban sus valores femeninos y una faldita corta vaquera con unos calcetines, que más parecían medias, negros estampados y trasparentes.

La hice tomar asiento en ese sofá que había comprado para el despacho, me senté en el apoyabrazos cerca de ella y le dije:

n       Vamos a ver Virginia. Tu problema de “furor uterino” viene a indicar que has practicado sexo... ¿Cuántos años tienes?

n       20 doctor...

n       Bien, cuando digo que parece ser que has practicado sexo, me quiero referir a que puedes haberlo hecho sola por tu cuenta o bien con otros u otras personas... ¿en qué opción te encuentras?

n       Pues yo creo que en las dos, doctor...

n       A ver cuéntame –le digo pasando una de mis manos por sus brazos-. Pero... Virginia te noto muy caliente.

n       Sí, fue al entrar aquí.

n       Posiblemente sea por la calefacción que tengo puesta... yo también noto calor, voy a desconectarla y a relajarme.

Salgo del despacho de consulta y voy al cuarto donde está la calefacción central, la desconecto y me acomodo a la temperatura. Vuelvo a la consulta con solo la camisa y la corbata, sin pantalones ni bóxers. Cuando Virginia me ve queda asombrada... la atajó rápidamente...

n       No te preocupes Virginia, considera esto como parte de la terapia, como un barómetro para medir tu furor uterino –le digo sentándome de nuevo en el apoyabrazos del sofá rozando mi pierna con la suya.

n       Venga cuéntame Virginia –le digo tomándola por el hombro y acariciando su pelo-.

n       Pues sí doctor, resulta que por las noches me masturbo más de dos veces pensando en cosas obscenas. Hay noches que ceno muy deprisa y me acuesto antes de lo debido con la sola idea de masturbarme. Si es que me caben hasta tres dedos en mi coñito, porque dilata muy rápido y mis dedos se encoñan con él, cada vez más fuerte y más adentro hasta que me corro, doctor... me corro varias veces. ¿esto pudiera ser furor uterino?

n       Bien lo parece, pero vamos a ver Virginia –le digo sin dejar de frotarle los hombros y su pelo.  ¿Qué ocurre cuando te levantas... cuando te vistes por la mañana?

n       ¡Ah sí! Por la mañana también. Cuando despierto me toco y aún me noto mojada, esto me excita doctor... luego me toco toda y acabo de ponerme cachonda...

n       ¿Y te vuelves a meter los dedos?

n       No doctor... me levanto toda canchondona y golosona y voy a la cocina a prepararme el desayuno, así solo con mis braguitas ajustadas a la raja de mi coño para que me dé gusto al andar y al moverme. Mi papá está allí, me mira con cara de salido y me dice que no me preocupe que me prepara el desayuno y me lo lleva al dormitorio.  Me voy, me doy un  baño, y cuando ya me he secado y me veo con otras braguitas nuevas ante el espejo del baño, no lo puedo remediar, meto las manos y me vuelvo a masturbar mirándome al espejo.

n       ¿Me puedes demostrar como lo haces Virginia?

n       Pues no, porque no me he puesto braguitas hoy... me lo ha aconsejado una amiga.

n       Bueno, mejor lo hago yo, y ya me vas contando lo que sientas...

Ni corto ni perezoso me inclino hacia ella, meto la mano entre su falda, rozando mi pene una de sus piernas por encima de su rodilla. Efectivamente no lleva bragas, no lleva nada, esa zona la noto muy caliente, me quema. Subo por sus muslos con manos cariñosas y suaves. Llego hasta su pubis... lo froto y Virginia empieza a excitarse, allí algunos pelillos me excitan y mi polla se envara más rozando su pierna. Virginia empieza a notarse cachonda, le sobrevienen jadeos mientras le cosquilleo los pelos del pubis. Del pubis paso a los labios vaginales.... uhhhmmm se los noto hinchaditos, suaves... y me gusto en frotárselos varias veces.

n       Sí, sí doctor... usted lo hace mejor que yo sola... siga...

Mi otra mano la deslizo con suavidad por uno de sus brazos que arde, sin dejar de mirar su cara de excitación, que va en aumento... empieza a entornar los ojos y a evadirse... mi mano llega hasta la suya y con un leve movimiento la deposito en su pierna, para arrastrarla después hasta mi polla que está allí cerca, rozando su pierna y envarándose. Con los ojos cerrados, la toca, la mima suavemente, la repasa en toda su longitud, y cuando se decide a engarzarla en sus manos, mi dedos entran en su coño provocándole un grito de verdadero placer...

n       ahhhhhhh, doctor, qué placer... Nunca imaginé...

No puede decir más... sus jadeos nerviosos no la dejan continuar hablando. Está poseída por todo lo que está sintiendo. Mis dedos entran y salen de su coño mojándose inmediatamente. Su mano masturba mi pene y Virginia mueve la cabeza no creyendo el placer que está sintiendo. Allí en una consulta, sin desnudar, solo abierta de piernas.

n       No puedo, doctor... no puedo... deme un respiro... he tenido tres orgasmos seguidos, doctor... ¡Qué buena su terapia!

Saco mis manos de su coño, me bajo la camisa y la dejo descansar... Virginia aún convulsa, abre los ojos y me mira. Trata de reponerse y así lo hace...

n       Continuemos doctor, y perdone mi excitación.

n       Tranquila Virginia, ya te dije que había que medir el nivel de tu furor uterino... Vamos a ver Virginia, ya me voy haciendo una idea de tu furor en tus masturbaciones, pero ahora cuéntame, que pasa cuando tienes sexo con otras personas...

n       ¿Con quien sueles practicar sexo, Virginia?

n       Pues.... pues... me da un poco de apuro doctor.

n       Tranquilízate Virginia, los sexólogos estamos preparados para escuchar todo lo que nos cuenten los pacientes. Cuanto más nos cuenten más diagnóstico podemos hacer de sus problemas. A ver dime...

n       Pues doctor, mire lo que le digo... yo follo con mi papá.

n       Bien Virginia, no pasa nada ¿ves?... no te pongas nerviosa... explícale al doctor como follas con tu papá.

n       Pues verá doctor...

o       Esto suele ocurrir al mediodía, a la hora de comer... mamá nunca viene a comer por cuestiones de trabajo, trabaja lejos de casa. Entonces papá ya me tiene acostumbrada... sí doctor. Cuando llego a casa la comida está al fuego, le doy el último vistazo para que se acabe de cocer y luego sirvo la mesa para papá y para mi.

 

o       Papá cuando me ve llegar se prepara. Se quita la ropa de cintura para abajo y sentado en una silla me va mirando lascivo como voy sirviendo los platos. A mi eso me excita y me pone cachonda, y entre plato y plato me voy quitando ropa para él. Primero la parte de arriba, y me quedo en sujetador... papá empieza a tocarse la minga cuando me ve llegar así. Al siguiente plato ya salgo en braguitas, muy ajustadas y papá se vuelve loco de verme. Cuando ya no quedan platos por sacar, me quito el sujetador y las braguitas delante de él, de manera muy  lasciva, y papá que ya se ha empalmado lo suficiente, se pone de pie y me ofrece su verga para que se la chupe,

 

o       No la tiene muy grande, y además le cuesta empalmarse un poco. Pero yo estoy tan cachonda y tan salida de verlo como me mira, que me arrodillo en la alfombra del salón y empiezo a comerle la polla, que me cabe en la boca toda, doctor... toda, ya le he dicho que no la tiene muy grande.

 

o       Le froto mis tetas en sus huevos hasta oírlo gozar, y después se los chupo para mayor delirio. Sabe doctor, con solo eso me mojo, doctor... me mojo toda en mi coño. Lo siento en la silla y le pido que me folle, que me haga sitio entre sus piernas. Me siento encima de él y empiezo a cabalgarlo como una loca. Su polla al principio aguanta, y me corro dos o tres veces de gusto, pero después se va aflojando y tengo que meterme un consolador duro y largo en el coño.

 

o       Papá mientras tanto se va masturbando de verme tirada en el sofa con las piernas abiertas follándome con el consolador. Al rato, se le vuelve a poner dura roja y maciza y me embiste en el sofá follándome de nuevo, con todas sus ansias.

o       Al final, cuando se va a venir, me tumba toda en el sofá y me pone la polla en la cara para acabar corriéndose en ella.

o       Yo transpiro de gusto, me voy al servicio y allí con el consolador me acabo de follar y correr otras tres veces. Parece que lo de papá me sabe a poco, sabe doctor. Su polla no es tan larga ni tan dura como el consolador.

n       Ya lo sé Virginia, creo que me voy haciendo una idea. Tu necesitas algo como esto.

Me levanto la camisa, la desabrocho y le enseño a Virginia mi verga dura y gorda como nunca... queda asombrada...

n       Oh, doctor... que grande y que gruesa la tiene usted... esa polla creo que sería estupenda para mi problema...

n       Es la que uso en mis terapias Virginia... ¿Quieres probarla? –me acerco a ella- tócala, sopésala y dime que sientes...

La toca, la sopesa, y dice:

n       Siento que me la quiero comer... quiero tenerla en mi boca por un tiempo...

 

n       Pues abre la boca y tendrás lo que deseas.

Abre la boca y le meto la verga de pleno, toda... Uhhhhmmm, nasalizó de gusto... y así empiezo a follarla suavemente pero ahondando. Se apoya en mis nalgas, la tomo de la cabeza y ella tirando y yo también. ¡Menudo polvazo le estaba dando por la boca! Toda hasta la garganta... ufffff. Y cuando más salida y poseída estaba, saca la polla de su boca y me chupetea los huevos, salivándolos, besándolos y metiéndolos en su boca, con una lujuria que me deshacía por momentos.

n       ¿Me permite la falda doctor?

n       Sí claro, quítatela Virginia y deja que me siente en el sofá.

Me siento en el sofá, con las piernas abiertas sobándome la verga, y Virginia de pie, frente a mí, desabrocha su faldita que cae hasta sus tobillos poniendo ante mi vista un coñito hermoso y lujurioso, con sus labios hinchados pidiendo mis refriegas con ellos.

n       ¡Que buena estás Virginia! Ven sube a mi terapia que te está esperando.

Se abre de piernas, y le acoplo la verga hasta hundirla en su coño. Virginia suspira y goza de mi polla dura y gruesa. La balanceo repetidamente, y noto que su placer va en aumento... Me toma por los hombros y ella misma se balancea apretando furiosa y gozosa sobre mi verga. Le levanto el niqui y me encuentro dos espléndidas tetitas con los pezones hinchados, y me vuelco sediento sobre ellas, chupando y mamando. La orgía terapéutica acaba de empezar. Le meto un chupete anal de los que tengo en la consulta y la voy perforando y dilatando el culo una y otra vez. Virginia, ni se inmuta, solo siente gozo y pasión en su coño y en su culo.

Cuando más salidos estábamos, con el chupete anal en su culo. La tomo en volandas y la tumbo en la mesa de despacho, le abro bien las piernas la masacro a pollazos hasta reventarla...

n       Ahhhhh, ahhhhhh –grita Virginia- Así... así doctor... me gusta...

La niña Virginia, goza y aguanta bien mis embestidas y eso me volvía loco, cuanto más la follaba más me pedía... y yo, más le metía...  Mi locura y m i fuerza bravía tenían que acabar con una niña así, como se merecía. La revuelvo en la mesa, le quito el chupete anal, y le incrusto la verga en el culo hasta su mitad... y la niña Virginia estalla en gritos de lujuria, de agradecimiento... de pasión. Sus nalgas bailaban a todos lados y sus esfínteres se contraían para atesorar mi verga en su culo.

n       No la saque doctor... siga... nunca me habían follado por detrás... deme toda su terapia al máximo...

 

n       Fólleme bien doctor, que pienso soñar perrerías con usted... deme duro y apague mi furor...

Eso hubiera querido, pero la lujuria y el vicio de esa Niña podía más que yo... me corro caliente en su culo, mientras Virginia transpira en su coño mojando mis dedos, mis manos... todo... ¡Impresionante la corrida de ambos! ¡Impresionante la lujuria! ¡Impresionante la terapia!

Aún jadeando y ya vistiéndonos, le digo a Virginia...

n       Voy a redactar un informe con mis impresiones, tienes que volver a consulta en unos pocos días, déjame el teléfono y ya te aviso. En principio no te voy a poner medicación, pero voy a dejar un dinero encima de mi mesa de despacho. Lo tomas y te marchas. Cómprate ropa interior, lo que más te guste y mejor te siente. En la próxima consulta vendrás con esa ropa interior y pasaremos a la Sala de Terapias, que hoy no hemos visitado.

n       Muy bien doctor, así lo haré... llámeme cuando quiera.

n       Ah, por cierto Virginia... ¿Se puede saber quien te recomendó que vinieras a consulta sin braguitas?

n       Una amiga... mi amiga Lucía... dice que usted ya la ha visitado en alguna ocasión... me dijo que usted era un buen sexólogo terapista. De hecho, hoy deseaba acompañarme a la consulta pero ha tenido otras cosas que hacer...

n       Muy bien Virginia... si la próxima vez quiere acompañarte, puedes venir con ella, no hay ningún problema, también puedo tratar terapia de grupo.

n       Virginia, no olvides comprarte lo que te he dicho y tenlo listo para cuando te dé cita.

FIN.