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Con permiso de mamá: la niña Lucía

en Amor filial

CON PERMISO DE MAMÁ: La niña Lucía

 

Me saqué un master de Sexología, pero hasta que no ejercí no me di cuenta de las historias que tenía que escuchar en mi consulta... era difícil no excitarse ante ellas.

En este caso, acudió a mi consulta la Niña Lucía, una nena de tan solo 21 años, que vino ataviada con una faldita vaquera muy corta, zapatos de tacón que no le pegaban en nada, y unas trencitas de colegiala. Y en su parte superior... guapita de cara, mucha excitación y nerviosismo, sus tetitas, pequeñas, se convulsionaban inquietas cada vez que hablaba.

n       A ver Lucía tranquilízate, le dije... cuéntame.

 

n       Doctor, tengo tan solo 21 años y desde hace dos, creo tener un problema sexual producido por culpa de mi mamá

 

n       ¿De tu mamá?

Esto me pareció interesante, muy interesante, por lo insólito del caso. Me levanté, di la vuelta a la mesa de despacho y me senté frente a Lucía en una silla. Golpeé sus rodillas amistosamente para tranquilizarla y me dispuse a escucharla.

n       Si doctor, resulta que mi mamá es viuda, y desde que papá falleció hace dos años, se dedica a hacer de lo que podíamos llamar “Puta de Lujo”. Mi mamá para sus 37 años está muy buena sabe.

 

¡Coño, como se explicaba la nena ! Así de primeras, ya me estaba excitando.

n       Vivimos en un apartamento de zona costera residencial. La playa a dos metros, y los turistas a metro y medio, ¿me entiende doctor?

 

n       Perfectamente Lucía,... sigue contando.

 

n       Mamá, como Puta de Lujo, no sé como se lo hace, pero recibe a unos madurazos que me excitan un montón. Yo me meto en la piscina que tenemos en el apartamento y desde allí observo.

 

o       Los recibe en la misma puerta, con un vestido largo oscuro, pero muy sedoso, con dos copas llenas en la mano. Les ofrece una de las copas. Mete sus dedos en la suya y frota ese elixir en sus labios. Ellos le comen los labios a mamá, no le pueden tocar el culo porque está apoyada en la puerta de la entrada, pero por delante se lo tocan todo... y eso me excita.

 

o       Después, baja los tirantes de su vestido y vuelve a meter sus dedos en la copa, mojándose las tetas y los pezones con ese elixir. Y ellos se las comen con unos chupetones que se pueden escuchar desde la piscina. Eso me pone muy cachonda. Me bajo la parte inferior de mi bikini y me vuelvo loca tocándome la vulva ¿Sabe como? Así...

La nena Lucía levanta su faldita, mete la mano en el interior de sus braguitas y empieza frotarse la vulva ante mi presencia. El relato de esta niña me parece inaguantable... me estoy empalmando.

n       Después les dice que babeen el líquido de su copa y lo mantengan en los labios. Se levanta la falda, anudándola a su cintura y les pone el coño a su disposición para que se lo chupen y se lo coman con ese líquido en sus labios. Mi mamá no se pone braguitas, y yo tampoco, me las he puesto hoy porque venía a la consulta, pero me las quito ahora mismo.

Y la nena Lucía se levanta, se quita las braguitas y se queda con su coñito al aire. Se vuelve a sentar, levanta su falda y abre las piernas, para mejor explicarse manualmente en su relato.

n       Después, cuando el guayabo, que está más bueno que el pan, está cachondo y caliente mamá lo mete en casa, en el apartamento. Entonces yo salgo de la piscina, toda mojada, y observo por una de las ventanas... porque estoy mojada doctor, mire, toque...

Y la Nena Lucía lleva una de mis manos hacia su coño. Lo toco varias veces y sí, está caliente y mojado, muy mojado. No sé que hago vestido, mientras esta nena está sin bragas enseñándome su coño. Debo aguantar... son gajes del oficio, pero estoy sufriendo mucho.

n       Lo tumba sobre un sofá blanco que tenemos en el salón, blanco como la nieve, donde destaca la morenez rústica de sus huevos y su polla.  ¿Usted tiene sus huevos y su polla morenos, doctor? A ver, enséñemelos...

¡Coño! Me quedo muerto ante la proposición de la nena, que empieza a desabrochar mi correa y a bajar la cremallera de mi bragueta.

n       Venga doctor no le dé apuro...

Me baja los pantalones y los bóxers y me quedo allí con mi polla tiesa mirándola...

n       Uffffff, que buena polla tiene usted doctor, permítame que se lo diga... a ver sus huevos –se los toco-. Si morenos, muy morenos, son del gusto de mamá, y del mío también.

 

n       Mamá, antes de entrar a follar, aún les da otra oportunidad y practican en el sofá un 69, y mamá les come toda la polla, es una experta, mientras ellos le cepillan la vagina con su lengua y le chupan el clítoris. Yo desde la ventana observando, ya estoy que no me aguanto, ya me caben tres dedos en mi coño... no me aguanto, doctor ¿me entiende?

 

n       Mire pruebe, métame sus dedos.

La nena está toda caliente y yo también, le meto un dedo en el coño, luego otro, se me mojan, y la nena empieza a gemir y a excitarse. Con dos dedos parece que tiene suficiente. Culea en la silla y abre más sus piernas para sentir mis dedos bien profundos. Y sigue hablando y contándome...

n       Después mamá los tumba en el sofá y como si fueran sus esclavos, empieza a columpiarse encima de sus pollas, follándolos, tragándosela toda en su coño Doctor, esto me excita muchísimo.

 

n       Al final, mamá está tan excitada que se convierte en la perra de ellos, y la follan por todos lados y en todas las posturas. Y yo mirando doctor, solo mirando. Mi coño lagrimea y mis dedos tienen que nadar entre mis orgamos.

 

n       Desde entonces me gustan los hombres maduros, doctor ¿Usted me entiende?

 

n       Y después de todo lo que le he contado usted se preguntará... ¿pero cual es mi problema? Pues se lo voy a decir ahora mismo. ME GUSTARÍA SER TAN EXPERTA Y TAN PUTA COMO MAMÁ. ¿Usted puede ayudarme en esto doctor?

Yo titubeé indeciso, no me esperaba esta confesión, pero la nena Lucía me ayudó:

n       Yo soy sexólogo, no doy clases de...

n       Venga Doctor, fólleme, que ya tomo nota de cómo lo hace... entienda mi problema y medíqueme usted bien.

 

n       Tiene una polla grande, y unos huevossssss... creo que podría darme un buen tratamiento.

El doctor se me acercó temeroso, arrastró sus manos desde mis rodillas hasta mis muslos llegando a mi coño. Me metió un dedo, luego otro, y cuando sentí de cerca su olor varonil a tigre, y tuve su polla cerca, le mimé el glande con chupaditas y empecé a mamársela luego toda entera. El doctor me seguía masturbando y yo seguía mamándole la polla hasta el fondo. Estábamos gozando y suspirando. Se la mamé toda, estaba buena, dulce y caliente y no me cansaba de chupársela. Y de sus huevos no digo nada, estaban gordos, rugosos, morenos... dos cerezones que no dejé de chupetear y magrear.

Me arrellané todo lo que pude en la silla y le pedí que frotara sus huevos en mi coño, me gustaba sentir sus rugosidades rasgándome por ahí, y por mi clítoris también... por ahí por ahí, no ve usted el botoncito como se me ha hinchado. Y el doctor, en una postura bastante extraña, se esforzaba por complacerme.

Luego le pedí que me metiera la polla y me follara. Me sentó en su silla y me folló toda hasta hacerme suspirar, mientras me comía las tetitas también. Su lengua resbalaba por todo mi cuerpo y me corrí con ese madurazo varias veces. Cuando ya estaba tibio para correrse le pedí que lo hiciera en mis tetas, a mamá le gustaba y a mi también, pero el muy bestia me tumbó en el suelo y me montó sentando sus huevos sobre mis tetas follándome por la boca como un lobo.

Por lo visto le gustaba verme tendida en el suelo, dominada, y follarme por la boca. Tenía sus ojos desorbitados y rugía como un león. Me ofreció sus huevos y se los chupé y mordí profundamente. Enloqueció... el doctor enloqueció. Empezó a masturbarse sin dejar de mirar mis labios hasta que se corrió, y lejos de hacerlo en mis tetas como le había pedido, lo hizo en mi cara, poniéndome puta y manchada. La adoró, la besó y el mismo recogió su propia leche. Me besó en los labios que babeaban su leche en las comisuras. Me la volvió a meter en la boca gimiendo, rugiendo y gritando.

Sobre gustos dicen que no hay nada escrito, pero sobre gastos sí, así que le pregunté al doctor cuanto costaba la consulta, con la terapia incluida. El doctor que aún se la estaba sacudiendo, me miró con los ojos muy abiertos y me dijo:

n       No, no, nena, esta consulta es gratis, completamente gratis... faltaría más.  Y si vuelves en otra ocasión, no hace falta que traigas dinero...

n       Todo bien doctor, muchas gracias, pero de dinero precisamente no ando nada bien. Mama lo gasta en coquetearse ante los maduros que la visitan. Y ya me gustaría cambiar más de braguitas, o comprarme algún brassier y algún liguerito de puta... ya sabe.

 

n       NO te preocupes Lucía, ahora voy a servicio y cuando salga, dejaré un dinero encima de esta mesa. Cuando acabes de vestirte lo coges y te marchas, pero tienes que prometerme que volverás a la consulta.

 

n       Muchas gracias doctor, es usted muy amable, pero yo también le quería pedir un favor... ¿Usted estaría dispuesto a venir a casa y follar con mamá?

n       Sí, claro, por supuesto Lucía... será un placer.

 

n       Ya lo llamaré por teléfono y le daré cita. Pero le advierto que esto le costará dinero, mamá suele cobrar una cantidad que desconozco.

 

n       Preséntese con una copa en la mano, mamá la llenara con su elixir. Usted se presenta diciendo que es turista y que busca placer. Le insinúa los billetes para que mamá los vea, y luego le pide que llene su copa.

 

o       Yo estaré en la piscina observando y metiéndome los dedos. Luego me acercaré a la ventana y seguiré observando y excitándome, viendo como usted se folla a mi mamá.

 

o       Luego, vendré a su consulta y me contará usted todo lo que ha pasado, y será usted quien me ponga cachonda como he hecho yo hoy con usted... ¿Qué le parece?

 

o       ¿Ahh? Y la próxima vez que venga, ponga usted un sofá en la consulta para más comodidad de la terapia.

* Si queréis saber como resultó la terapia que apliqué a la mamá de Lucía, me lo hacéis saber, y sino, pasaré a contar otro caso de mi estrambótica consulta de Sexología.

FIN.