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Inconvenientes de vivir en una familia numerosa

en Amor filial

LOS INCONVENIENTES DE VIVIR EN UNA FAMILIA NUMEROSA

Los Willians eran una típica familia de granjeros del medio oeste. En la casa tenían que hacer turnos para todo. Eran nueve hermanos: cuatro chicas y cinco chicos. El mayor, John Junior, tenía 19 años, y la menor, Sarah Jennifer contaba sólo 2 añitos. La Sra. Willians y su hija mayor, Caroline, llevaban el peso de las tareas domésticas.

Caroline, a sus 16 años, no veía el día en que pudiera salir de aquella casa. Con los chicos no había tenido demasiada suerte. Bob Bob, el hermano mayor de su mejor amiga, fue con el único que llegó algo más lejos. Pero el pecoso no quiso saber más de ella después que consiguió lo que quería después del baile de fin de curso. Caroline estaba más que cansada de ser la esclava de sus hermanos y harta de no tener intimidad.

Dormía en la habitación con dos de sus hermanas y pronto serían cuatro cuando Sarah Jennifer dejara de dormir en la cuna en el dormitorio de los padres. Aquella tarde fue especial para Caroline, su primo George, vino a la granja para traerle al Sr. Willians unas muestras de simientes y se quedaría aquella noche. George había estudiado en el Instituto Agrícola y ahora era comercial de una empresa de abonos y semillas del Este.

Desde que lo conoció, hacía dos veranos, en la granja de los padres de él, Caroline estaba secretamente enamorada de George. El último día de aquella visita, ella estuvo a punto de entregarle lo que hacía unos meses había entregado a Bob Bob, pero John Junior se olió algo y les fastidió el plan de encontrarse en el pajar.

A Caroline no le gustaba el comportamiento de John Junior. A veces parecía olvidarse de que eran hermanos. Pero esa noche era la oportunidad para acabar lo que empezó. Caroline había logrado quedarse a solas con George el tiempo suficiente para decirle que a la medianoche sus hermanas estarían ya dormidas y que ella lo esperaría despierta en su cama.

Caroline contó los minutos hasta que se abrió la puerta de la habitación. Sus hermanas dormían ajenas a lo que iba a pasar. La oscuridad los encubriría. No debían hacer ruido. Él se metió en su cama y la besó como nadie lo había hecho antes. Le quitó el camisón, le bajó las bragas, y le hizo el amor furiosamente, gruñendo como una animal a cada embestida. Caroline no logró llegar al orgasmo.

Estaba tensa, más pendiente de que nadie pudiera descubrirlos que de gozar el momento. Sin embargo, estaba plenamente dichosa de estar dando placer a su querido primo George. De igual forma que entró, él salió sigilosamente de la habitación de las chicas una vez hubo acabado. A la mañana siguiente, Caroline preparaba junto con su madre el desayuno para toda la familia, contenta por estar, sin que los demás lo sospecharan, preparando también el desayuno para su futuro marido.

Pero al sentarse a la mesa, su primo George no estaba. Tímidamente preguntó por él y su padre le respondió que se tuvo que marchar a última hora de ayer. ¿A qué hora se marchó?". Preguntó Carolina intrigada. Y su padre le contestó que media hora después que lo llamaran por teléfono: a eso de las diez de la noche.

Carlos_62@wanadoo.es