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Sexo en la Política (4) La Princesa Fin.

en Orgías

AGRADEZCO A LAS PERSONAS QUE SIGUEN MIS RELATOS Y SOBRE TODO A LAS QUE ME ESCRIBEN A MI CORREO julia199204@hotmail.com, TRATO DE RESPONDER A TODAS SUS DUDAS Y COMENTARIOS.

SÉ QUE ESTOS ULTIMOS RELATOS HAN ESTADO MUY PESADOS Y CRUDOS. AL INICIO DE ESTA NUEVA HISTORIA LES COMENTÉ QUE ESCRIBIRÍA UNOS RELATOS DE ESTA MANERA. Y LES PEDÍ PACIENCIA. SOLO QUIERO JUSTIFICAR LA TRANSFORMACION DEL PERSONAJE (DE MI), EXPLICAR COMO FUE SU EVOLUCION Y PORQUE.

NO QUIERO SACAR RELATOS SEXUALES INVENTADOS DE LA NADA, DONDE EL PERSONAJE DE UN DÍA PARA OTRO SE CONVIERTE EN UNA PUTA. ES TODA UNA VIDA LA QUE SE ESCRIBE. LO QUE SI LES PUEDO ASEGURAR ES QUE LLEGARÁN RELATOS RICOS Y MUY CALIENTES, CUMPLIRÉ LA FANTASÍA DE CADA UNO DE MIS LECTORES PORQUE FUE LO QUE HICE. SOLO TENGANME PACIENCIA. BESOS

Abrí mis ojos.

Relato anterior --> https://www.todorelatos.com/relato/149264/

Instintivamente agarré mi teléfono. Pensé en Manuel y en todo lo que hablamos la noche anterior.

Mientras leía los mensajes recordé la cogida que me dieron toda la noche los tres chavos.

El chavo de ojos bonitos pasaba sus manos por toda mi espalda, despacio, en círculos. Se detenía en mis hombros y los apretaba. Sonreí dentro de mí. No habían pasado ni 5 minutos desde que los tres chavos me habían metido la verga y mi cuerpo ya me exigía sexo.

Mi teléfono timbró y era un mensaje de Manuel “Te amo tanto”, decía el mensaje.

Las manos del chavo de ojos bonitos bajaron hasta mis nalgas y las acarició, y luego las apretó. Sentí un par de nalgadas y sonrisas de los chavos.

Los escuché platicar entre ellos pero no les puse atención a lo que decían. Agarré mi teléfono y respondí el mensaje de Manuel “Yo también te amo mucho”.

Miré mi cama, estaba el de ojos bonitos acostado, dormido, desnudo. Su verga apuntaba al techo, erecta. Me moví despacio para no despertarlo y caminé al baño. En el sillón, dormía el moreno. Igual desnudo completamente. Entré al baño. Me vi en el espejo, empecé a lavarme los dientes y pensé en el chavo de ojos bonitos.

Luego de un rato de masajes, con gran habilidad me levantó y me empinó. Metió su cabeza entre mis nalgas y su lengua tocó la entrada de mi panocha. Su nariz rozaba mi culo y eso me gustaba. Rápido solté líquidos y el de ojos bonitos lo notó. Se levantó y de un golpe, me la metió de perrito y empezó a moverse rápido.

Abrí mis ojos sorprendida y solté un grito gemido, que se confundió con sonrisa. Timbró mi teléfono y llegó otro mensaje de Manuel “Eres lo mejor que me ha pasado”, decía el mensaje. El chavo apretó con mucha fuerza mis caderas, luego me dio nalgadas al ritmo de sus movimientos. Su verga no dejaba de taladrar mi panocha.

-Tú, dale una mamada a tu amigo. –Le dije a los chavos sin especificar quien se la daría a quien.

El moreno se puso de rodillas frente a la verga del blanco, abrió su boca y se empezó a comer la verga de su amigo. Fue hermosa la escena, me excitó demasiado.

Un chavo me metía la verga, mientras un hombre se comía la verga de otro hombre. Agarré el teléfono “Eres perfecto mi amor, soy tan afortunada de tenerte”, le respondí a Manuel.

Me salí de la verga del de ojos bonitos y me senté en la orilla del camastro, empecé a mamársela.

Se abrió la puerta del baño de golpe y por el espejo vi entrar al chavo de ojos bonitos. Me sonrió y le sonreí maliciosamente. Pasó por un lado mío y empezó a orinar en la taza del baño. Su verga estaba parada, y me mojé. Enjuagué mis dientes y volteé a verlo. Terminó y se acercó a mí. Me tomo de la cintura y yo rodeé su cuello con mis brazos. Empezó a moverse y a sobar su verga en mi vientre.

-Eres una mujer increíble. No sabía que uno podía disfrutar del sexo de tal manera. Me has enseñado algo que nunca voy a olvidar en mi vida. –Me dijo. Sonreí y nos besamos.

Me volteó con fuerza y me empinó. Puse mis manos en el espejo y paré mis nalgas. Acercó su cuerpo al mío y sobó su verga en mis nalgas. Se movía atrás y adelante, arriba y abajo. Me besó la espalda, subió despacio al cuello. Levanté la cabeza para darle más libertad de besar esa parte del cuerpo.

Recordé como terminó la noche con ese chavo.

Estaba sentada en el sillón. Me sentía ebria, escuchaba la música, los gemidos, a lo lejos. Todo se movía lento. Usando super poderes, alcancé a ver la hora en el reloj, casi eran las 5am. ¿O las 6am? Mi cuerpo en general ya no respondía. Sentía mi panochita rosada de tanto que me habían cogido.

Mi mirada se distraía con dos escenas que me mantenían caliente y con ganas de que me metieran la verga una vez más: en el otro sillón, el blanco se la mamaba al moreno. Y por otro lado, bajé la cabeza y mi mano subía y bajaba al ritmo de las mamadas que me daba el de ojos bonitos. Me había puesto un dildo con arnés para simular que tenía una verga.

-Vamos a la recamara. –Les dije deteniendo la mamada que me daba el chavo. Se pusieron los tres chavos de pie y luego yo. Por el mareo, me fui de lado pero el chavo de ojos bonitos me detuvo agarrándome de una mano y de la cintura. –A pesar de traer una verga, sigo siendo una princesa. –Le dije dándole un pico.

Llegamos a la recamara las 4 personas.

-¿Cómo nos ponemos? Princesa. –Dijo el blanco.

-Tú ponte de rodillas encima de la cama. –Le dije al blanco. –Tú te pones de perrito, y se la mamas a tú amigo mientras yo te cojo. –Le dije al de ojos bonitos. –Y tú, te pones a mi lado y nos besamos y tocamos. –Le dije al moreno.

Despacio, cada uno tomó su posición. Frente a mí aparecieron las nalgas del chavo de ojos bonitos, vi cómo empezó a comerse la verga del blanco. Me acerqué y abrí sus nalgas y vi su culo. Acerqué mi verga y empujé, no batalló en entrar. Los culos de los tres chavos ya habían sido penetrados esa noche, pero de los tres, ese era el único que me faltaba.

Sentí unas manos en mis tetas y luego mi cuello se llenó de besos. Y tomando de la cintura al chavo, empecé a moverme torpemente.

Bajé mi cabeza al sentir como la verga del chavo de ojos bonitos entraba en mi panocha y abrí mis ojos. Lo miré con cara de excitación enorme. “Y pensar que hace unas horas, yo me lo estaba cogiendo”, pensé. Y al instante, tuve un orgasmo. Puse mi cuerpo duro.

-Jálasela. –Le dije al moreno. Se agachó y miré como su mano se movía en la verga de su amigo.

Yo aumenté la velocidad de mis movimientos. Estaba demasiado excitada. Sentí como se puso duro el de ojos bonitos y gimió. Detuve mis movimientos sabiendo lo que había pasado.

-Y todavía tiraste demasiada leche. –Dijo el moreno sacando su mano llena de semen.

-Límpiate la mano. –Le dije. El moreno tragó todo el semen de su amigo.

Y sentí como el chavo de ojos bonitos llenó mi panocha de leche y escurría por mis piernas. Sin cambiar de posición, volteé mi cabeza y nos besamos.

-Fuiste un amante increíble. –Le dije saliéndome de su verga cuando la sentí flácida.

-Nunca olvidaré esta noche. –Me dijo sonriendo y agitado. –Nosotros te deberíamos pagar por habernos enseñado tantas cosas. –Sonreí orgullosa y salí del baño.

Miré al moreno acostado en el sillón boca arriba, desnudo completamente y su verga apuntando al techo. Dormía plácidamente. “Tú tienes la verga más grande y eres el más joto de los tres”, pensé al recordar lo que hizo en la noche.

Estaba disfrutando de la mamada que le daba al de ojos bonitos en el camastro y no perdía detalle de la mamada que el moreno le daba a su amigo blanco. Luego de un rato nos coordinamos para hacer los mismos movimientos y hasta me puse feliz.

-¿Quieres ver como se cogen a un hombre? –Dijo el moreno sin soltar la verga.

-Sí. –Dije feliz.

-Ponte condón. –Le dijo a su amigo. El moreno puso sus rodillas en el camastro, a un lado de mí. Dejé de mamar y miré atenta la escena. El blanco se puso detrás del moreno y acomodó su verga en su culo. Mi pecho se llenó de mucha felicidad. Empujó un poco. Gimió el moreno. –Despacio, cabrón.

-Estas bien apretado. –Le dijo el blanco.

Siguió empujando despacio. Luego de unos minutos, noté que la verga había entrado un poco y casi a los 5 minutos, entró totalmente.

Estuvieron quietos unos momentos. El moreno gemía mucho de placer y dolor.

-Ahora tú y tu hombre pónganse frente a mí. –Nos dijo el moreno a mí y al de ojos bonitos. –Mámasela aquí.

De un brinco me levanté y me puse frente a la cara del moreno. Al instante llegó la verga y entre los dos nos la comimos.

El moreno empezó a moverse atrás y adelante, señal de que su amigo ya se lo estaba cogiendo.

Me subí despacio al sillón, para no despertar al chavo. Vi su verga y me la saboreé. Pasé una pierna encima de él y mi panocha quedó a la altura de su verga. No hubo necesidad de lubricar mi panocha, aún seguía húmeda y llena de semen.

Tomé su verga y la guie a la entrada de mi panocha. Me dejé caer despacio. Gemí. Vi como el moreno, se movió y gimió. Despacio entraba y salía, arriba, abajo, para no despertarlo.

Recordé que la noche anterior, ese hombre que yo estaba cabalgando, me cabalgó.

Mi cuerpo respondía muy poco. Pero ver a ese hombre entrar y salir de mi dildo era un placer que no había sentido hasta ese momento. Y no solo era eso, en el otro sillón, el blanco entraba y salía de la verga del de ojos bonitos. No sabía que escena me calentaba más.

Estaba cansada de tantas veces que el moreno golpeaba con sus nalgas mi vientre. “¿Así sentirán los hombres cuando yo hago esto? No. Yo muevo mis caderas y nalgas arriba y abajo”, pensé.

Tenía cerca de 10 minutos encima de mí y no se cansaba de estar brincando. Su verga golpeaba mi vientre. Se me antojo mamarla pero no llegaba.

-Cambio. –Dije. Los tres chavos se detuvieron. Miré en su cara mucho cansancio. –Ve y que te la mame el blanco. –Le dije al moreno. –Y tú, ven y mámamela. –Le dije al de ojos bonitos.

“Y pensar que toda la noche te clavaste en todas las vergas”, lo veía mientras me clavaba en su verga. Vi que abrió sus ojos, me detuve y empecé a mover mis caderas solamente.

-¿Qué…? –Dijo medio dormido.

-¡Sh! –Le puse un dedo en su boca para que no hablara. Seguí moviéndome y chavo moreno gimió más mientras se despertaba. Puso sus manos en mis nalgas.

-Límpiate la mano. –Le dije. El moreno tragó todo el semen de su amigo. El chavo de ojos bonitos cayó en la cama agotado.

-No puedo más, estoy muerto. –Dijo.

-Nos falta terminar a nosotros tres. –Les dije a los chavos que con mucho esfuerzo, sacaron su orgullo de hombre. –Siéntate en el sillón y tú te clavas. –Les dije. El blanco se sentó en el sillón y rápido el moreno se clavó y empezó a moverse.

Me puse parada frente a ellos disfrutando de todo el espectáculo. La verga entraba y salía riquísimo del culo del moreno, este gemía como loco.

Me puse de rodillas, me metí la verga a la boca del moreno y al ritmo de los brincos empecé a mamársela. No pasó ni un minuto cuando mi boca se llenaba de leche que tragué con gusto.

Me detuvo en el aire y empezó a moverse con fuerza y rapidez. Y rápido tuve un orgasmo que se unió al del moreno que llenó mi panocha de leche. Puse mis manos alrededor de su cabeza y mis tetas cayeron encima de su cara. Lo golpeé moviendo mis tetas y reí.

-No… le… digas a los demás… pero… nosotros te deberíamos pagar por lo que nos hiciste. –Me dijo el moreno.

-Será nuestro secreto. –Le dije dándole un pico y sonriéndole. Me levanté y lo dejé acostado. Salí del cuarto. “Me falta uno más”, pensé.

Caminé por la casa en busca del chavo blanco y lo vi en la cocina haciendo se almorzar. Olía muy rica la comida. Traía ropa interior. La noche anterior, él fue quien disfrutó más o al menos él fue quien la metió más.

En el camastro, mientras yo y el moreno se la mamábamos al de ojos bonitos, el blanco, con una cara de malicia, se cogía al moreno. Se movía con mucha fuerza, rápido. El moreno gritaba de dolor y de placer.

Pasaron cerca de 10 minutos y seguimos en esa posición.

-Me vengo. –Dijo el blanco. Me levanté agarrando mi cabello.

-Échame la leche en la boca. –Le dije. El blanco rápido se salió del moreno, se quitó el condón y me metió su verga a la boca. Al instante estaba llenando mi boca de semen y yo, con mucho gusto, tragaba cada gota. Cuando terminó de tirar, se la limpié. –Leche calientita y deliciosa.

Lo miré parado frente a la estufa, hermoso, precioso. Fui directo a él y lo abrecé por atrás llevando mis manos a su paquete.

-Quisiera comerme el postre primero. –Le dije. Rápido entendió y volteó. Nos besamos. Su lengua jugaba con mi lengua. Llevó sus manos a mis tetas y las apretó con fuerza. Yo bajé mi mano a su verga y la metí debajo de su ropa interior. –Saca a tu amigo para que juegue con nosotros. –Me hizo a un lado y se quitó la ropa interior. Su verga, aún flácida quedó al descubierto. –Deja te digo un secreto: Disfruté tanto de esta verga.

Nuestros ojos se miraban directamente. Se le notaban ojos de dolor y placer al mismo tiempo. De reojo miré sus pies en mis hombros. Y mi dildo entraba y salía de su culo. Mis tetas caían y tocaban su pecho. Me incliné un poco más para besarlo. Mis movimientos eran torpes pero profundos. Me gustaba hacerlo.

Volteé al otro lado y el moreno se cogía en la misma posición al de ojos bonitos en el sillón. Nos vimos el moreno y yo, sonreímos y nos movimos más rápido.

Perdí la noción del tiempo en esa posición.

Me puse de rodillas y abrí mi boca para comérmela. Empecé un mete y saca rápido.

El moreno y el de ojos bonitos estaban de rodillas mamándomela. En el otro sillón, el blanco nos miraba con una cara de morboso mientras se la jalaba. Puse mis manos en la cabeza de los dos chavos y los moví contra mi verga. Con solo verlos como se la comían, me excitaba mucho. Cuando se salían a agarrar aire, se comían a besos. Era un placer inexplicable verlos haciendo lo que me hacían.

-Ve y cógete a tu amigo blanco. –Le dije al de ojos bonitos luego de 5 minutos de mamadas. –Y tú, móntame. –Le dije al moreno.

Los dos se levantaron, me acosté en el sillón y ellos tomaron sus posiciones. El blanco sin decir nada, se puso encima de su hombre y empezó un mete saca, arriba, abajo.

-En el refrigerador hay crema dulce, creo. –Le dije. –Trae para darle sabor a este postre.

-Sí. –Caminó hasta el refrigerador, lo abrió y sacó un bote. Regresó conmigo y llenó su verga de crema. Abrí mi boca primero saboreando mis labios y empecé a comer la crema dulce que combinaba rico con lo salado de sus líquidos. Era la primera vez que lo hacía y realmente era rico. –Sí, así, hazlo. Que rico. Más. Más.

Mi boca tragó hasta la última gota de semen del moreno. Vi cómo se salió de encima del chavo blanco y cayó en el sillón.

-Me rindo, es todo por hoy. –Dijo agotado, cerrando sus ojos.

Miré al blanco, sentado en el sillón todavía con su verga apuntado al techo. Lista para una batalla más. Le di la mano y rápido se levantó conmigo. Caminamos a la cama donde el de ojos bonitos estaba queriéndose dormir. Me puse frente a él y caí de espaldas a la cama. El blanco se puso encima de mí y besó mis tetas y acarició mi cuerpo.

Metió su cuerpo en medio de mis piernas y rápidamente su verga buscó mi panochita. Sin problema la encontró y sin problema entró. Levantó mis piernas y las puso en sus hombros. Y con mucho cansancio y esfuerzo, se empezó a mover. Empecé a gemir por puro compromiso. El chavo blanco estaba casi dormido.

No pasó ni un minuto cuando me llegó el último orgasmo y a los dos minutos, el chavo blanco inundaba mi panocha de leche.

Cerré mis ojos perdiéndome totalmente.

Se la mamé durante 10 minutos, hasta que me echó semen y crema dentro de la boca. Tragué todo como pude, sin soltar nada.

Volteé a verlo y sonreímos.

Me levanté y mi cuerpo lo sentí pesado. Me dolió mi culo, mi panocha, mis piernas, estaba cansada, agotada. Pero hasta ese momento lo sentí.

Caminé a mi cuarto. El chavo de ojos bonitos estaba acostado en la cama y el moreno seguía en el sillón.

-Levántense. –Les dije. –Vayan a comer. Solo gimieron. Yo entré al baño y empecé a bañarme. En una hora, estaba saliendo del cuarto vestida de manera casual. Todo mi cuerpo temblaba y me costaba caminar normal. -¿A ustedes les pasa lo mismo que a mí?

-¿Qué cosa? –Preguntó el moreno.

-Que les duelen las piernas.

Sí, es normal cuando te dan por el culo. De hecho es señal de que disfrutaste demasiado. Para los que nos gusta, este dolor sigue siendo placentero. –Dijo el moreno. No dije nada. “¿A mí también me dieron por el culo? No recuerdo”, pensé.

-Siéntate a comer. –Me dijo el blanco.

-Necesito estar un rato a solas. Coman con confianza y me avisan cuando se vayan a ir. –Les dije y salí a la alberca. Miré mi ropa tirada.

Vi mi celular acostada en un camastro. Mandé cerca de 50 mensajes en la noche a Manuel, todos ellos eran de amor. “Lo más seguro es que me la estaban metiendo mientras le decía que lo amaba”, y sonreí. De pronto me di cuenta. No sentía remordimiento alguno. Cogí con otros amando a Manuel y no me sentía mal. “Así que esta es mi decisión, ser la puta que he sido desde que cogí la primera vez con Rafa”. “Sí, esto me gusta más que ser una princesa”.

Me recosté en el camastro y pensé en todas las cosas que había hecho para llegar hasta ese lugar. “Ya no me arrepiento de nada, todo lo hice para mi beneficio y todo me ha salido bien. Soy libre totalmente y seguiré haciendo más cosas para tener todo”. Festejé dentro de mí.

-Ya nos vamos. –Escuché la voz de uno de los muchachos. Me levanté de un brinco.

-Los acompaño. –Dije. Caminamos hasta la salida. –Muchas gracias muchachos, la pasé increíble.

-Gracias a ti. Esto lo recordaremos toda la vida. –Nos despedimos de beso en la boca y se fueron. Los vi alejarse.

-¡OIGAN! –Les grité feliz. Me hicieron señas con la mano. -¡VENGAN! –Regresaron. –Yo pago mis deudas. –Les dije cuando estaban frente a mí. Saqué dinero y se lo di al de ojos bonitos. –Ahí hay cerca de $50 mil pesos. Repártanselos. –Les dije. El blanco tiró la carcajada.

-Tenías toda la razón, olvidé el dinero. –Les sonreí y cerré la puerta.

Caminé a la sala y me tiré en el sillón, agotada.

De pronto me miré desnuda en ese sillón y los tres chavos estaban conmigo, también desnudos.

-La doble penetración solo la he hecho con mi novio y con mi hermana. –Les dije. –Tú acuéstate y yo me pondré de espaldas a ti, me la metes por el culo. –Le dije al moreno. –Me voy a acostar un poco y tú, me la metes por la panocha. –Le dije al de ojos bonitos. –Tú ayúdame para que sea más fácil para ellos cogerme.

Sentí el más grande placer cuando los dos chavos me cogieron al mismo tiempo y yo mamaba una verga.

-También en el camastro me hicieron doble penetración. –Y me levanté a ver el camastro. –En la alberca, en el baño, en la cama, en la cocina. -Sonreí y aplaudí de pena para luego taparme la cara. Me eché aire. -¡Wow! Toda la noche tuve tres vergas dentro de mí al mismo tiempo.

Me puse más feliz de lo que ya estaba.

Me acosté en el sillón a repasar el plan que tenía en mente. Ya no me importaba ni Manuel ni la hermosa familia que había formado el gobernador.

Me quedé dormida con ese pensamiento. Desperté al día siguiente. Renovada al 100%. Le hablé a mi mano derecha para que pasara por mí.

Cuando llegó la camioneta, subí.

-¿A dónde va…? -No terminó la frase. -¿Qué pasó? –Me preguntó con duda. Lo volteé a ver y se le notaba cierta timidez en su rostro. Me alegró lo que vi. “Por fin di ese salto que no había podido dar en este trabajo. Ahora estoy completa”.

-Nada, corazón. –Le dije. –Es hora de terminar con el encargo que el gobierno me pidió.

Y con total seguridad, sin preocupaciones, me dediqué a disfrutar del paisaje.

Continuará.

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