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Sexo, Drogas y Rock & Roll. Vol. 6

en Hetero: General

Abrí mis ojos, había dormido como un bebé.

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La luz del sol me golpeó directamente en el rostro, sonreí. La noche anterior había cogido muy rico con mi papá, mi tío, con mis primos y con toda mi familia. Había alcanzado un nivel de putería enorme y a decir verdad, no me importaba. Era feliz cogiendo con quien fuera.

Me levanté y me vi al espejo, se notaba mucha felicidad en mi rostro. Me puse una falda que llegaba a mis rodillas, una blusa apretada que marcara mis grandes pechos y unos zapatitos.

Bajé a almorzar, mis primos y hermano estaban en la sala viendo tv y mis tíos estaban comiendo. Me senté y mi mamá me sirvió de comer.

Mi tío en ningún momento me miró diferente, al contrario actuaba muy normal. Esa discreción me gustaba. Mi papá tampoco me miraba de otra manera, pero dudo que recordara algo de lo de anoche.

Los escuché hablar del terreno que quería comprar mi papá.

-Papi. –Le dije.

-Dime, amor. –Me dijo.

-No sé si recuerdes, pero anoche te comenté que había alguien que quizá nos podía ayudar. –Me metí comida a la boca.

-Si lo recuerdo hija, pero, ¿Es confiable? –Preguntó.

-Dame una oportunidad, papá. –Le dije. Se quedó un rato callado. –Este es nuestro negocio, quiero aportar algo para la nueva tienda.

-¿Qué dices? –Le preguntó a mi mamá que me miró fijamente y seria.

-Ya está grande y se ve un cambio en ella. –Dijo mi mamá sin quitarme la vista de encima. Su mirada me intimidaba y la bajé.

-No se hable más. –Dijo el hermano de mi papá.

-Está bien, July. –Dijo mi papá.

-¡Siiii! –Festejé. –Te aseguro que no te quedaré mal.

Terminé de almorzar y para medio día salimos mis dos tíos, mi papá, mis primas grandes y mis primos. Mi hermano estaba en su escuela.

Mi papá me preguntó que a quien iríamos a ver y le platiqué del director y su esposa (Edith) y le comenté sobre mi amistad con ella. Mi papá no aceptó mucho eso, pero igual me llevó.

Llegamos a la prepa.

-Te bajamos y te recojo más tarde. –Me dijo mi papá.

-Papi, ¿Puedo acompañar a July? –Dijo la menor de mis primas, la de 15 años. Aceptaron. La más grande no se quiso quedar. Y mis primos acompañarían a mis papás a hacer compras para la tienda.

Entramos a la preparatoria.

-Muy bonita la escuela. –Dijo mi prima.

-Sí, está creciendo bonita. A mí me gusta.

Caminamos a la dirección. Entramos.

-Buenos días, ¿Se encuentra el director? –Pregunté.

-Salió, July. –Me dijo la secretaria. -¿Te urge? –La secretaria sabía un poco de los negocios del director y su familia y sin duda, sabía de mí. O eso pensaba.

-Sí, un poco. –Le dije. La secretaria sabía de las urgencias de las mujeres del director y rápido le habló.

Cuando terminó:

-Pasen a su oficina, en 20 minutos llega. –Dijo. Entramos y nos encerramos.

-Que buen trato dan aquí. –Dijo mi prima. –Le hablaron al director y rápido vendrá a atender.

-No a todo el mundo, solo a las que se portan bien con él. –Dije. No sé porque dije eso. Quizá la costumbre de ser una puta me estaba cambiando y me hacía actuar muy normal con todo el mundo.

Mi prima soltó una carcajada.

-Imagino que te has de portar muy muy muy bien. –Dijo poniendo mucho énfasis en la última frase.

-Con mis calificaciones. –Dije.

-Sí, claro. –Me dijo. Noté que estaba muy interesada en algo más. Seguí su juego.

-Bueno, también hago otro tipo de trabajos. –Dije. –El chiste es quedar bien.

-¿Qué trabajos? –Preguntó mi prima muy atenta.

-Dejar en alto el nombre de la escuela, con participaciones y sobre todo me encanta viajar con ellos. –Dije sin quitarle la mirada de encima.

-Y cuando viajas, ¿Vas tu sola o con más compañeros? –Preguntó.

-Compañeros, hombres y mujeres. –Dije.

-Y ¿Se quedan en hotel?

-Sí. –Sabía hacía donde iba su pregunta y añadí. –Ya sabes, mujeres con mujeres y hombres con hombres, pero es clásico que vayan parejas o allá se hagan parejas y se encierren en los cuartos a hacer sus cosas.

-¿De verdad? –Dijo mi prima sorprendida.

-Sí. –Asentí.

-¿Tú has hecho…? –Dudó. -¿…Eso?

-¿Qué cosa? –Dije divertida.

-¡Hay! Ya sabes. –Se puso roja de la pena.

-No pasa nada. –Dije. –Te refieres a ¿Sexo?

-Sí, eso.

-Sí, con mi novio Rafa. –Dije y de pronto me acordé de Rafa y el embarazo de mi hermana Olga. Sentí un nudo en el pecho. –Con mi novio… -Repetí en voz baja.

-¿Qué se siente? –Preguntó. La vi seriamente.

-Cuando estás con la persona correcta y que amas, es lo más maravilloso del mundo. –Dije y noté ilusión en mi voz. –La persona te trata como una princesa, se preocupa por lo que sientes, te toca con mucho cuidado pero sin olvidar que debe hacerte disfrutar.

-¡Wow! Lo dibujas como una telenovela. –Me dijo.

-La mejor parte es que prepara esa persona especial todo para que lo recuerdes, su casa, la cama, y te lleva de la mano o cargada hasta ese lugar. Te besa por todas las partes del cuerpo y al final, lo más rico, entra en ti. –Recordé mi primera vez con Rafa. Bajé la mirada. –Se conectan para unirse en una sola persona y deseas, nunca más separarte de ella.

-Tú novio te debe amar mucho. –Me dijo. La miré.

-Me ama mucho y lo amo mucho. –Dije. –Hemos pasado por malas situaciones pero siempre salimos adelante. –“Debo recuperar a Rafa”, pensé.

Se hizo el silencio.

-Yo tengo novio. –Habló. –Me propone hacerlo y si quiero, pero me da miedo.

-¿Por qué? –Le pregunté.

-Es que antes tenía una novia, y entre las mujeres se comentó que ya había metido con ella. –Dijo.

-Y ¿Qué tiene de malo? –Pregunté y me encogí de hombros. –Ya terminó con ella, ¿no?

-Sí, pero cuando todavía andaba con ella, ya nos mirábamos él y yo. –Me dijo. –Y nos besábamos. –Eso no me lo esperaba. –Yo le decía que terminara con ella, pero él no quería. Luego él me dijo que terminó y me dijo que por el bien de los dos, todavía no era correcto que dijéramos que ya éramos novios. Y andamos a escondidas.

-Continúa. –Le dije, ya sabía lo que se venía.

-La gente me dice que sigue de novio con ella, pero él me dice que ya no andan que solo lo dicen para molestarme. –Dijo. –Está guapísimo el muchacho y me propone todos los días hacerlo…

-…Y tú no quieres porque tienes tus dudas sobre su fidelidad. Crees que solo te quiere para tener sexo. –Dije interrumpiéndola.

-Exacto. –Dijo gritando. –Sí quiero hacerlo con él, de hecho hemos hecho cosas ricas, se la he agarrado y me ha tocado entre mis piernas. Pero no quiero entregarle mi primera vez.

-¿Qué pasó anoche con mi hermano? –Pregunté.

-Nada. –Dijo asustada.

-Tranquila. –Sonreí. -¿Hicieron algo?

-Solo por encima de la ropa. –Me dijo apenada.

-Pero, ¿Si quieres hacerlo? –Pregunté.

-Sí. –Dijo agachando la mirada de pena.

-Bueno, te propongo esto… -Y se abrió la puerta de la oficina.

-Hola, July. –Me saludó el director. Me levanté y nos saludamos de beso en la mejilla.

-Buenos días. –Dije. –Mi prima. –Y se la presenté. Se saludaron. –Prima, ¿Puedes salir un rato? Quiero hablar a solas con el director.

-Sí. –Dijo mi prima y se levantó. Salió.

El director se sentó en su asiento detrás del escritorio. Caminé directo a él y me senté encima de él, pasando mis piernas encima de sus brazos. Rodeé su cuello con mis manos.

-¿Cómo está? –Le pregunté.

-Ando muy cansado y estresado. El trabajo es muy pesado, preocupaciones, amenazas. –Me dijo y cerró sus ojos.

Me levanté y me puse detrás de él. Puse mis manos en sus hombros y empecé a darle un masaje.

-Todo problema tiene solución, el chiste es no desesperarse. –Dije. –Si lo hace, mirará solo lo malo.

-Sí, pero ya sabes cómo funciona esto. –Me dijo. Se hizo el silencio.

Bajé mis manos por su pecho, recorrí su estómago y le di un beso en su oreja, mejilla y cuello.

-Relájese un minuto. –Dije. –Ahorita solo estamos usted y yo.

De nuevo lo rodeé y me puse encima de él, nos besamos. Me moví encima de él, al estar en esa posición, mi panochita solo estaba cubierta por un calzón, que se empezó a humedecer. Sus manos estaban en mi cintura y subieron despacio a mis pechos. Los masajeó muy rico.

Me separé de él y levanté mis manos para que quitara mi blusa, luego mi brassier. Me volví a subir, y rápido llevó su boca a mis pezones que empezó a mamar. Lo empujé de los hombros y nos besamos.

-Bájate. –Me dijo. En cuanto lo hice, se levantó y se quitó su pantalón y su ropa interior, saltó una verga aun flácida. Me hinqué frente al palo y lo tomé entre mis manos, abrí mi boca y me lo metí todo, luego jalé hacia fuera estirándola hasta que se salía de mi boca.5

Repetí el procedimiento, aumentando la velocidad. La verga del director iba tomando tamaño despacio, jamás había tardado tanto en hacer que una verga se parara. Alcanzó un tamaño un poco más grande que la de Rafa.

Me tomó de la cabeza y me agarró duro. Empezó a penetrarme la boca pero lo hacía de forma brusca, me dieron ganas de vomitar y aunque intentaba liberarme, no podía por la fuerza que aplicaba sobre mí.

En cuanto me soltó, me salí con los ojos llorosos. La verga estaba llena de saliva. La tomé con una de mis manos y lo empecé a masturbar.

Sentí una de sus manos en mi barbilla y levantó mi cabeza, lo vi mientras lo masturbaba.

-Abre la boquita, linda. –Me dijo.

Abrí mi boca y saqué mi lengua, lista para recibir mi premio. Lo masturbaba mientras lo miraba. No sé cuánto duró aquella escena, pero recibí un golpe dentro de mi nariz, seguido de otro en mi frente. El siguiente chorro de semen pegó en mi barbilla y otro en mi cuello. Un quinto se metió en mí y la cerré para tragar rápido. Un sexto y último chorro pegó en mis labios, los cuales, rápido saboreé. Seguí masturbando, mi mano estaba pegajosa por el semen que agarré.

Abrí de nuevo mi boca y me metí la verga para limpiarla. Luego me salí y con mis manos, agarré la leche que había en mi cuerpo, para luego metérmela a la boca y tragarla.

-Te pediré servilletas. –Dijo el director. Agarró su teléfono. –Tráeme servilletas a la oficina. –Dijo. Me levanté y agarré mi ropa para taparme, sin ponérmela. El director se subió su ropa interior y pantalón. Al minuto entró la secretaria y le dio las servilletas al director. –Gracias. –Le dijo. –Hoy nos vemos a la noche, que no se te olvide.

-Claro que no. –Vi que se dieron un beso en la boca y salió la secretaria.

Me pasó las toallitas húmedas y me limpié. A los 10 minutos terminé. Acomodé mi ropa y me senté.

-Dime, ¿A qué venías? –Me preguntó.

-Sí, cierto. –Lo había olvidado. Con la leche, yo había estado bien servida. Le comenté el asunto que teníamos en mi casa, me miraba atento. –Y se me ocurrió que quizá ustedes conocían al dueño.

-No conozco el lugar, no lo ubico. –Me dijo. Me sentí un poco triste. –Pero conozco a alguien que te puede ayudar.

-¿Quién? –Pregunté animada.

-Es un abogado, nos ayuda en el negocio. –Dijo. –Me debe unos favores, ve habla con él y explícale la situación, yo ahorita le digo que vas para que te atienda bien.

-Gracias, le agradezco mucho. –Le dije levantándome y estrechándole la mano.

-No es necesario que le agradezcas a él, sabes a lo que me refiero. –Y asentí. –Pero si llevas a una amiguita tuya, él te recordará muy bien y eso es bueno puesto que tu pronto serás la encargada de aquí.

-Lo tomaré en cuenta. –Le dije y me emocioné al recordar que el director y su esposa me tenía en alta estima, y sobre todo la confianza que tenían en mí para tomar un puesto tan importante.

-Ten, por si no decides llevar a alguien. –Me dijo y me dio un sobre muy gordo.

-¿Qué es? –Pregunté mientras lo abría.

-Son $50mil pesos. De algo que hicimos hace tiempo. –Dijo.

Salí de la oficina sintiéndome la dueña del mundo. Le hice una seña a mí prima para que me siguiera.

-¿Qué pasó? –Me preguntó. -¿Por qué saliste tan feliz de ahí?

-Porque me ayudó en lo que quería. –Le dije. Obviamente era porque era la dueña de la ciudad pero eso a ella no se lo iba a decir.

-Hueles mucho a jabón. –Me dijo acercándose y oliéndome.

-Tengo que cubrir mis huellas. –Le dije. El sentirme importante, o más bien, el que me hicieran sentir importante me excitaba mucho, me emocionaba, y quería externarlo.

-Ya sé que hiciste, cochina. –Me dijo sonriendo. La vi y le guiñé un ojo. Caminamos, pedimos un taxi y fuimos a la dirección que me dio el director. Al llegar bajamos y pagué. -¿Qué es aquí? –Preguntó mi prima.

-Venimos a ver a un abogado para que nos ayude con el terreno. –Le dije.

-¿A este también lo vas a atender? –Me preguntó muy alegre.

-No, este te toca a ti. –Le dije y me vio sorprendida y asustada. No supo que decir. Yo esperaba a que hablará pero no lo hizo. Y hablé sin pensar en nada más. –Me dedico a la prostitución, prima. No tanto a que yo me prostituya sino que tengo a mi disposición mujeres para que se prostituyan y yo sacar provecho de eso.

-¿Cómo? –Seguía sin creer y entender lo que decía y yo me sentía más importante.

-Conocí a unas personas que tienen un negocio aquí en la ciudad. El negocio trata de muchas cosas, una de ellas es la prostitución.

-Y ¿Tú te prostituyes? –Me preguntó.

-Sí, a veces. –Le dije. –Pero estas personas quieren que aprenda del negocio para que yo me quede encargada.

Me miraba con los ojos muy abiertos, sorprendida y con miedo.

-Estoy muy confundida. –Me dijo.

Le mostré el sobre con el dinero.

-Mira, me lo dio el director. –Le dije.

-¿Qué es? –Lo vio. –Dinero, ¡Wow!

-Es mucho dinero. –Le dije.

-Ya lo creo, y ¿Para qué es? –Me preguntó.

-El director quiere que te pague todo este dinero a cambio de que cojas con el abogado.

-¿QUÉ? –Gritó muy sorprendida. –Yo no… -Y dio un par de pasos hacia atrás.

-¿No me comentaste que querías coger? –Le pregunté.

-Este… -Bajó su mirada.

-Con este dinero puedes darte muchos lujos. No tienes una idea de que puedes hacer con esto.

Silencio.

-Yo no… -Interrumpí.

-Y te lo vas a ganar disfrutando, sintiendo algo muy rico. –Le dije, la agarré de la mano y le puse el sobre. Lo vio. -¿No que querías coger?

-Pero no de esta manera. –El sobre aun no lo agarraba.

-Ven, agarra el sobre y subamos. Piensa en las miles de cosas que puedes hacer con el dinero. Y si no quieres, me lo regresas y asunto listo. –Le solté la mano con el sobre en sus manos y avancé. Ella tardó pero avanzó.

Entramos al lugar. Estaba una mujer en la entrada del lugar detrás de un escritorio. Nos vio.

-Buenas tardes. ¿Les puedo ayudar? –Nos preguntó.

-Venimos a ver al abogado “tal”. –Dije con voz temblorosa.

-Las está esperando. –Dijo. Se levantó y caminó a una puerta que estaba cerrada. La abrió y se metió. A los segundos salió. –Pasen.

Caminamos y entramos, se cerró la puerta detrás de nosotras.

-Siéntense. –Dijo la persona señalando las sillas frente a su escritorio. Lo vi y la verdad no era tan feo. Era algo atractivo. Se le notaban unos 50 años pero bien conservado. –Me habló tu director, me dijo que necesitabas un favor.

-Sí, mire las cosas están así… -Y platiqué mi negocio.

-Por suerte para ti, ese solar tiene mucho tiempo solo. Con nuestros contactos en presidencia podemos ponerlo a tu nombre. –Dijo.

-¿En serio? –Pregunté animada.

-Sí. –Y se levantó, rodeó el escritorio y se puso detrás de mí. –Sí, unas personas de ahí me deben unos favores pero yo necesito algo a cambio.

-Por el dinero no se preocupe. –Le dije. Sabía a lo que se refería pero me gustaba jugar al juego de la inocente.

-Mira… -Puso sus manos en mis hombros y empezó a darme un masaje. –El director me habló muy bien de ti. –Bajó sus manos hasta casi mis pechos, de ahí los subió a mi cuello, tocó un poco y subió a mis hombros.

-Y ¿Qué le dijo de mí? –Disfrutando de la calentura que poco a poco invadía todo mi cuerpo.

-Que eres buena agradeciendo los favores, que no te limitas y sobre todo que lo haces muy bien. –Sus manos seguían en mis hombros.

-Y no solo eso, tengo el poder para conseguirle muy buenos regalos. –Levanté mi cabeza para verlo y luego volteé a ver a mi prima que nos miraba sin perder detalle. Bajé mi mano y le agarré la suya. Duramos un momento con las manos agarradas y luego se soltó y salió corriendo del cuarto. Sonreí. –No te preocupes, ella es tan puta como yo, solo que necesita un empujón, caerá más pronto de lo que crees. –Le dije.

Me levanté y le rodeé su cuello con mis brazos, nos besamos. Llevó sus manos debajo de mi blusa y la quitó, luego se separó de mí y de un jalón estiró mi brassier que se rompió y saltaron mis tetas. Se agachó a mamarlas.

Mordía muy rico mi pezón y abría mucho la boca para comer lo más que podía de mis tetas. Y como era costumbre en mí, me mojé. Bajé mis manos a su pantalón y empecé a desabrocharlo. Saltó su verga ya erecta, lo masturbé. A los pocos segundos, mi mano ya estaba mojada.

Lo empujé al sillón y cayó sentado. Me puse de rodillas frente a él. Tomé su verga entre mis manos, hice mi cabello para atrás y me metí su verga a la boca. Empecé arriba-abajo, golpeando la cabeza con mi lengua, llenándola de saliva

-Sigue así, dame más. –Decía el abogado y a los 3 minutos. –Me vengo, trágatelos. –Me dice.

Y yo, sin tener planeado salirme, empecé a tragar el semen que rápido llenó mi boca. Tragué hasta la última gota y cuando lo hice, me separé y me levanté dispuestas cabalgarlo. El abogado también se levantó y por un momento espere que hiciera algún movimiento.

Lo único que hizo fue agacharse para subirse el pantalón. Se fue a su lugar en silencio y marcó un número de teléfono. En silencio me puse la blusa, sin el brassier que se había roto.

Me senté. Habló un rato con una persona, yo solo escuchaba que le preguntaba sobre el solar y que teníamos que hacer. Al final colgó. Me comentó que el trámite tardaría un par de semanas pero que diera por hecho que ese solar ya era mío. Me pidió unos documentos y que me dijo que fuera tales días por el papel y a cerrar de mejor manera el trato.

Mi corazón lleno de felicidad, hizo que me levantará y corrí a besarlo.

-Tendrá el mejor sexo de su vida. –Le dije. Le sonreí.

Salí de la oficina y me vio mi prima. No dijo nada y yo no le dije nada. Salimos del lugar y agarramos un taxi que nos llevó fuera de la preparatoria. Nos sentamos en un árbol a esperar a mi papá.

-Y ¿Qué tal estuvo? –Me preguntó luego de un rato de silencio.

-¿Qué cosa? –Me agarró en curva. Luego reaccioné. –Muy rico. –Y le hice una seña donde me limpiaba el semen de mi boca, que claro, no entendió.

-Fue muy rápido. –Dijo. – ¿Siempre es así de rápido?

-No, no hicimos nada. –La vi y de pronto me vi en su posición. Una niña curiosa, con miedo y queriendo experimentar el sexo. Y una persona con experiencia, que la podía aconsejar para que tuviera una vida plena en el sexo. “Mi tía me aconsejó y me ayudó un poco pero no me previno sobre los embarazos y ahora estoy sufriendo. Yo le ayudaré a mi prima para que ella si pueda hacerlo mejor que yo. No cometerá mis mismos errores.”, pensé. –Solo se la mamé. Hay que darles una probada a los hombres sin darles todo el pastel sino ya no regresan.

-¿Cómo? –Preguntó.

-Si yo hubiera tenido sexo con él ahorita, se hubiera desecho de mí y ya me hubiera ayudado en otras cosas. En cambio, ahorita lo dejé con ganas de más y sé que cuando regrese, estará esperándome para ayudarme con otras cosas. –Me escuchó y se hizo el silencio. Añadí. – ¿No te gustaría probar?

-¿QUE? –Gritó asustada. –No, claro que no. –Dijo. Silencio. Luego Habló. –Claro que quisiera hacerlo pero no con él.

-Claro que no mensa, te preguntó porque quisiera que lo hicieras con alguien en quien yo confío mucho. –Hablé sin pensar, mi calentura lo hizo. –Con mi novio, Rafa.

-¿Tu novio? –Dijo con un acento de que no lo podía creer.

-Sí. –Dije. –Mi novio es guapo, es guapísimo. Tiene unos labios hermosos que cuando te besa, sientes un sabor que te hace desearlos más, y unos preciosos que cuando te está penetrando, su mirada también te penetra y te hace sentir riquísimo. –Empecé a sentir mariposas en el estómago. –Ahorita está haciendo ejercicios y te mueve con total facilidad, tiene unos brazos muy fuertes y duros que cuando los tocas te mojas, ni que decir de su abdomen bien trabajado. Y sobre todo, al ser tu primera vez, te tratará como una dama para que sea lo mejor que te haya pasado en tu vida. –Dije y sentí mucha tristeza recordar y describir a mi novio Rafa.

No dijo nada. Sonó el claxon y vimos la camioneta de mi papá. Subimos a la camioneta y les platiqué, sin muchos detalles lo que había pasado. Quedamos en que mi papá iría conmigo el día que me citó el abogado.

Llegamos a la casa de mi tía, donde nos quedábamos mi hermana y yo, por mi prima y mi hermana. Subimos las maletas llenas de ropa y arrancamos a mi casa. Todo era felicidad en ese momento por el terreno que prácticamente ya era de nosotros.

Llegamos a la casa y bajamos las cosas. Hubo un rato en el que me quedé a solas con mi tío y me hizo ver que no traía brassier y mis tetas se marcaban riquísimo. Había olvidado ese detalle y le dije que si se portaba bien, esa noche cogeríamos. Que yo también quería festejar.

La tarde pasó lenta. Vi a mis papás tomar, a mis tíos tomar. Todos estaban tomando y mucho. Me acerqué un rato y bebí un poco con ellos.

A eso de las 9 de la noche, la familia empezó a asar carne. Me separé un poco de la familia y caminé al cuarto donde estaban mi hermana y mis dos primas. Entré y me senté un rato con ellas, luego fui al baño. Se me acercó mi prima:

-Oye July. –Dijo.

-Dime.

-Háblale a tu novio, para hacerlo ahorita que todos están ocupados. –Me dijo.

Sonreí mucho.

Continuará.

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