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La apuesta y algo mas. Parte 2

en Hetero: General

Abrí mis ojos, el sonido de la alarma me despertó. Me preparé para iniciar el día y la semana que sin duda sería muy divertida por la apuesta que tenía con mi novio.

Relato anterior --> http://todorelatos.com/relato/127576/

Apuesta. Lunes día 1

Llegué temblando a la Prepa. Mi primera preocupación era mi amiga Karla, ¿Cómo nos íbamos a ver? Tenía nervios. En cuanto llegué vi a mis reunidas en la entrada.

-Hola. –Me saludó Marcela.

-Hola. –Saludé a mis tres amigas.

Karla actuó de manera muy normal. Eso me tranquilizó mucho. Pasamos a la escuela y entramos al salón. Aun así, necesitaba hablar con ella y en una oportunidad que tuve a solas con ella:

-Oye, Karla.

-Shh. –Me dijo. –Lo que pasó ahí se queda. Será nuestro secreto. Lo disfruté mucho y espero que se vuelva a repetir. Y nuestra amistad no tiene que cambiar.

Y a partir de aquí me concentré solo en la apuesta. ¿Qué tenía que hacer?

A la hora de la salida tenía que conseguir un lugar, una casa de renta para tenerlo libre todo el tiempo. Luego preparar la cámara para grabar todo. Y sobre todo debía conseguir a muchos chavos para cogérmelos toda la semana. La apuesta se trataba de cogerse a más en una hora en 5 días.

Rafa tenía a 3, Andrea mi amiga, Olga mi hermana y mi vecina. Sin duda ellas 3 aparecerían en el video. Yo pensé en Victor, el novio de mi amiga Marcela como mi primero, luego las opciones se me acabaron…

A pesar de que anduve de puta en los días pasados, la verdad es que no me quedé con ninguno de los chavos que me cogieron. Debía empezar a buscar.

-Oye Karla, por cierto. ¿Conoces un lugar que se rente? Todo el mes, pero que sea un tipo departamento solo para coger.

Karla sonrió y empezó a hablar…

Llegó la hora de salida. Sentía una presión en mi pecho, estaba ansiosa y desesperada porque todo empezara. Me despedí de mis amigas y fui a donde Karla me había dicho.

Era una tipo vecindad, los cuartos estaban separados por un pasillo.

-Buenas tardes. –saludé en recepción. Había un tipo gordo de unos 50 años. –Vengo a pedir informes sobre los cuartos.

-Buenas. –Saludó de mal humor. –Son cuartos chiquitos, solo es cama y baño. Tiene aire acondicionado. Son $500 mensuales. Lo recomendable es que los renten personas que no están en todo el día, que solo lleguen a dormir.

-Justo lo que necesito. Muéstreme uno. –Le dije.

-Para mujeres como usted, les hago un descuento. –Me dijo. –Siempre y cuando me toque algo.

-¿Mujeres como yo? –Pregunté extrañada. Luego entendí lo que me dijo. –Y ¿Cuánto de descuento?

-Depende del trato que me dé.

-Ok, será todo completo y si quiere a diario. –Le dije.

-El cuarto es suyo gratis, solo cuídemelo bien. –Me dijo.

Se levantó, agarró una llave y salió. Lo seguí. Eran cerca de 30 cuartos. Se detuvo en una puerta, la abrió y entramos.

Tenía razón, los cuartos eran pequeños. Entramos y a la izquierda estaba la cama, individual. Frente a la cama estaba una mesita y encima una tele muy vieja. Frente a nosotros, al fondo estaba el baño y la regadera. Los tapaba una cortina.

-Perfecto. –Dije. –Me lo quedo. –Sonreí.

-Bueno, quiero un adelanto. –Me dijo. Voltee a verlo, se miraba muy sucio y gordo. La panza le colgaba y la verdad es que me daba más asco que nada.

Lo vi y me miró, llevó sus manos a su entrepierna y se la agarró por encima de su pantalón. No hice nada, solo verle el paquete. Se llevó la otra mano y se bajó su pantalón, saltó una verga erecta de unos 12-13cm, en forma de plátano.

Se agarró la verga y me hizo una seña para que me agachara a mamársela. Sin mucha decisión y al haber aceptado el trato sin saber lo que pasaría, caminé hasta donde estaba el rentero, me agaché, le agarré la verga y me la metí a la boca.

Comencé un mete saca con mucho asco durante 30 segundos. Luego, para no seguir con la verga dentro de mi boca, me la saqué y comencé a masturbarlo y pasé mi lengua por un lado de su palo.

Para mi sorpresa:

-Uff! Uff! –Comenzó a gemir para después lanzar el primer chorro de leche que fue a caer al piso, luego el segundo, tercero. Yo seguía masturbándolo, y mi mano se llenó de leche. Lo seguí haciendo hasta que ya no salió nada.

Como no iba a desaprovechar nada, limpié mi mano con mi lengua y me tragué la leche que ahí había quedado.

El rentero sonrió al ver que hice eso.

-Espero que a la próxima te tragues completita mis mecos. –Me dijo. Solo sonreí y me encogí de hombros.

Me levanté y el rentero se acomodó su ropa. Me dio la llave y salió. Acomodé la cámara escondida. Miré y todo estaba perfecto.

Salí rumbo a mi casa. Le hablé por teléfono a Rafa, que viniera a casa de mi tía.

A las 3pm llegó, le di la llave y empezamos a acomodar los horarios; él seria de 5pm a 6pm y yo de 7pm a 8pm. Para las 4pm, terminamos de hablar y lo saqué a empujones.

-Que te diviertas. Hasta el sábado. Recuerda que te amo mucho. –Miré a su auto y había alguien dentro que no alcancé a distinguir. –Y ella ¿Quién es? –Le pregunté.

-Tú también que te diviertas. –Y dicho esto cerró la puerta de la casa y se fue. Corrí a la ventana a ver de quien se trataba pero no vi bien. El auto arrancó y se fue. Cortamos toda comunicación hasta el sábado.

Empecé a moverme. Le hablé a Victor.

-Hola, ¿Cómo estás? –Le pregunté.

-Bien, ¿Y tú? –Me respondió.

-Caliente.

-Hola July. –Escuché la voz de mi amiga Marcela.

-Ho… Ho… Hol… hola. Marce. –Tartamudeé

-¿Qué le andas hablando a mi novio y de esa manera?

-Tú, mensa. –Respondí rápido. Me asusté como nunca pero la idea que se me ocurrió me llegó rápido. –Te estoy marcando pero no respondes. Ando bien enojada. Eso le dije a Victor, “caliente”, “enojada”

-No me has marcado. –Me dijo.

-Te estoy marcando pero no respondes y como Victor anda siempre contigo le hablé para preguntarle si estaba ahí.

-¿Qué querías? –No sonó muy convencida.

-Es que no puse mucha atención en la clase de historia y no apunté bien la tarea. ¿Qué encargó la maestra?

Para mi fortuna, mi distracción en las clases se había notado mucho en los últimos días que no se le hizo raro que hablara para eso.

-Hay July. Deberás contigo. Todos los días es lo mismo contigo. Es hora de que regreses, el sexo te ha cambiado. –Me dijo y sonrió.

-Cállate. Nada de eso, ya te dije.

-Si si si si. Llegando a la casa te marco y te digo.

-Sí, gracias. –Le dije y nos despedimos.

-Hoy no podré con Victor. –Dije y suspiré. –Y debo ser más cuidadosa.

Me tiré en el sillón y me puse a pensar. Vi la hora, 4:40pm. Ya mero iniciaba la apuesta. Escarbé en mi mente y se me vinieron varios; Miguel, el novio de mi hermana Olga (http://todorelatos.com/relato/110083/ ). No sabía si era su novio actual, pero tenía su número. Otro que recordé era Eduardo, el primo de Victor, (http://todorelatos.com/relato/109875/ ) también tenía su número. Y de otro que me acordé fue del chavo que conocí cuando me prostituí con 5 y que a él le gustaba (http://todorelatos.com/relato/116246/ ).

-Vamos primero con Miguel. –Marqué su número. Respondió. –Hola Mike, soy July, ¿Cómo estás?

-Hola cuñada. –Siguen siendo novios. –Bien y ¿Tu? ¿Qué haces?

-En la casa aburrida, y ¿tu?

-Me estoy cambiando, saldré con Olga más tarde. –Me dijo. Uno menos a la lista.

-¿A dónde irán?

-A comer, a la plaza. Nada más.

-¿Nada más? –Dije poniendo un tono alto. Sonrió.

-Pues sí.

-Que mal que todavía no quiera nada. –Volvió a sonreír. –Como aquella vez, ¿Te acuerdas?

-Sí, pero solo me diste una probada.

-Pues porque no te apareces. Tu di cuando.

Silencio.

-Mañana, ¿Puedes?

-Mañana nos ponemos de acuerdo y te doy el paquete completo. –Le dije. -Besos. –Colgué. Al menos ya tengo uno para mañana.

Marqué a Eduardo, el primo de Victor.

-Hola. –Me respondió.

-Hola, Lalo. ¿Cómo estás?

-¿Quién habla? –Me dijo.

-Soy July, ¿Te acuerdas?

-Ah! –Tartamudeo. –Qué onda Vic. Estoy con mi novia. Si, para allá vamos. Ya estamos llegando, te hablo a la noche. –Y colgó.

-Mandilón. Bueno, tengo a otro para otro día.

-Vamos con el último. –Dije. Le marqué al chavo que estaba enamorado de mí.

-Hola. –Me dijeron.

-¿Quién habla? –Pregunté.

-Soy Mauricio, y ¿Tu?

-Julia.

-¿Qué Julia?

-Nos conocimos una vez en una casa en el pueblo, que fueron tus amigos y tú a verme.

-¡Julia! Tanto tiempo. –Me dijo.

-Mejor tarde que nunca. Aquí estoy, hablándote para salir. Si es que aun quieres.

-Nunca pensé que me fueras a hablar. Lo siento, me gustas mucho pero a mi novia la amo.

-Lo entiendo Mauricio. Llegué tarde.

-Si.

-Pero igual un día podríamos salir a cenar, como amigos. –Le dije. Solté la última pedrada.

-Claro, un día salimos. –Me dijo.

-Cuídate, adiós. –Colgué.

Andaba caliente, les hablé a tres hombres con los que quería coger y los tres me habían rechazado. Esto no me podía estar pasando. Vi mi reloj, 5:10pm. Rafa ya estaría cogiendo.

Me puse mi falda que me llegaba un dedo arriba de las rodillas y una playera. Salí a buscar a un hombre que me quisiera coger.

Fui a la plaza, había algunos estudiantes de secundaria. Caminé moviéndome un poco.

De repente escuché chiflidos y voces. Volteé y eran chavos de la secundaria. “Al menos con uno de estos”, pensé y caminé. Cuando vieron que iba hacia ellos, noté que dos de los 3 se pusieron bien apenados, casi se metían debajo de la bancas.

-Hola. –Les dije. -¿Andan de pinta, chicos?

-Si. –Dijo en tono de orgullo el que se supone era el más aventado.

-Y ¿No tienen miedo?

-Yo no, pero ellos sí. Es la primera vez que lo hacen.

-¿Y porque lo hicieron? –Les pregunté.

-No sé. –Respondió uno.

El otro se miraba muy tímido.

-¿Y tú? –Le pregunté al otro.

Solo se encogió de brazos con la mirada hacia abajo.

-Lleva el primer lugar. –Dijo el más aventado.

-Yo también. –Dije. –Qué casualidad. ¿Cuántos años tienen?

Los tres dijeron 13 años.

-¿Y tú? –Me preguntó el atrevido.

-17 años. –Respondí sin voltear a verlo. Estaba más entretenida viendo al chavo apenado. Pensar que así era yo, tímida, reservada, con miedo y, de un momento a otro me encontraba coqueteando con 3 niños de secundaria y esperando que uno aceptara coger conmigo.

Se me ocurrió de repente una idea y sin pensarla mucho hablé:

-¿Quieres andar conmigo? –Le dije al tímido.

Abrió sus ojos asustado.

-Dile que si wey. Esta buenísima. –Dijo el aventado. Me causó risa.

-E… e… este… yo…

Me senté a un lado de él y le pasé el brazo por detrás de su cabeza, lo abracé. Le di un beso en la mejilla.

-¿Quieres o no ser mi novio? –De nuevo pregunté.

-Di si wey. –Insistió el aventado.

El tímido asintió y sus amigos celebraron.

-Me tengo que ir, debo llegar antes que mi mamá a la secundaria. –Lo dijo tan rápido que casi no se le entendía.

-Yo también me voy. –Dijo el otro chavo. –Me llevan a mi casa.

-Antes de que te vayas escríbeme tu MSN en una hoja para hablar. –Le dije.

Nerviosamente sacó un papel y lo escribió y salió casi corriendo. Cuando se alejó.

-Le da chingos de miedo. –Dijo riendo el aventado.

-Está chiquito, irá despertando poco a poco. –Dije. – ¿Tú tienes novia?

-Yo sí.

-¿De la secundaria?

-Si.

-¿Está buena? –Me estaba divirtiendo. Solo sonrió. –No pasa nada. Mira. –De nuevo se me ocurrió otra locura que no pensé. -¿Qué te parece si tú y yo nos vemos en secreto? Y ni tu novia ni mi novio se enteran.

-¿Para qué? –Dijo con miedo.

-Ven, ponte a mi lado. –Le dije. Obedeció. –Dame tu mano. –Volteé alrededor, no había personas cerca ni mirándonos. Guie su mano hasta uno de mis pechos. Empecé a masajear mi pecho con su mano. –Podemos hacer esto, ¿Qué tal? ¿Cómo se siente?

-Están duras, redondas, grandes. Mi mano no abarca toda tu chiche. –Vi en su rostro esa cara de excitación que me gustaba de un hombre.

-¿Te gusta? –Asintió. -¿Te deja hacer esto tu novia? –No quitaba la mirada de mis pechos.

-No.

-¿No? ¿Qué hacen?

-Solo nos besamos.

-Podemos besarnos mientras me agarras los pechos. –Agarré su otra mano y la llevé a mi otro pecho. El niño estaba fascinado. Me acerqué a él, abrí mi boca y le planté un beso. Me besaba sin abrir la boca. Se me hizo muy tierno.

Tenía mis ojos abiertos para vigilar que nadie viniera. De repente empecé a sentir calentura, ese niño que me tocaba de manera inocente y torpe y me besaba de manera tierna, me estaba calentando. ¿O era yo la calenturienta?

Me separé y nos vimos, seguía con sus manos en mis pechos. Bajé mi vista hasta su entrepierna, noté una erección. El niño atrevido bajó rápidamente sus manos para cubrirse.

-¿Qué pasa? –Le pregunté sonriendo. -¿Por qué te tapas?

-Es que… me dio pena.

-¿Nunca te la han agarrado?

-Una vez una amiga, pero fue rápido.

-Y ¿Tu novia? ¿Ella no te la ha agarrado?

-No, a veces se la arrimo por atrás. –Me respondió.

Empecé a acariciar su pierna.

-¿Te haces puñetas?

-Si.

-¿Se siente rico?

-Si.

-¿Quieres hacerlo? –Le pregunté. -¿Quieres coger conmigo?

-¿Qué? –Dijo entre sorprendido y asustado.

-Ni mi novio ni tu novia se van a enterar.

-¿Dónde?

-Tengo un lugar pero hasta las 7pm se desocupa.

-¿Te tengo que pagar? –Me preguntó. –No tengo dinero.

-No soy esa clase de mujer. -¿O sí? –Solo me gustaste y quiero que lo hagamos. ¿O no quieres?

-Este… sí.

-Bueno, te invito a comer algo mientras hacemos tiempo.

Nos levantamos y nos fuimos. Pasamos por una nieve, e hicimos tiempo. No nos tocamos en todo el tiempo que anduvimos juntos, sabía que mi hermana Olga andaría por ahí y no quería que me viera haciendo eso. Dieron las 6pm. Rafa ya había acabado, en una hora tenía que llegar con el chavo de la secundaria.

Llegamos a un snack. Había sillas y mesas fuera del snack, muy bonito lugar. Me senté viendo hacia la calle y al chavo de la secundaria dando la espalda. Como mujer, puta, lo que hacemos es ver a todos los hombres que hay en el lugar. Me puse a mirar.

Vi a un chavo, que estaba hasta el otro lado de las mesas, mirando el menú. A primera vista, se miraba un chavo muy común pero cuando levantó la mirada, era un chavo muy hermosísimo. En ese momento me di cuenta de que era vulnerable. Había chavos más guapos, más hermosos que Rafa y ese chavo era uno de ellos. Precioso. ¿Creen en el amor a primera vista? Yo sí. Me enamoré.

Me vi y andaba en las peores ropas que una mujer puede andar. El chavo andaba vestido de traje. Igual debía llamar su atención. Luego de un rato me vio y le sonreí, me regresó la sonrisa. Empecé con ese juego, me miraba y le sonreía. Estaba enamorada de ese chavo.

Empecé a aumentar el nivel del juego. Me miraba, y yo bajaba la mirada apenada mientras me acomodaba el cabello. Lo miraba y el chavo notaba mi coqueteo, sonreía.

Usé mi falda, me crucé de piernas y la levanté un poco para que se vieran un poco más. Luego pasé uno de mis dedos por toda la pierna sin voltear a verlo. Realmente me gustaba ese chavo, me encantaba.

Luego llegó una persona con una flor y un recado.

-Se la manda aquella persona. –Me dijo señalando al chavo. Este se iba levantando de su lugar y se estaba yendo con una chava.

Vi el mensaje “Llámame”. Y venia el número escrito.

Lo había conseguido. Por un momento me olvidé de todo y me ilusioné como la primera vez que lo estuve con Rafa.

-Tierra llamando a July. –Escuché a lo lejos.

-¿Qué? –Dije asustada. Vi al chavo de la secundaria y me mojé. -¿Qué hora son? –Me olvidé del chavo guapo y solo quería coger.

-6:30pm

-Vámonos. –Le dije. Vi el mensaje y empecé a tener sentimientos encontrados.

Agarramos un taxi y nos fuimos al lugar que había rentado. Llegamos, nos bajamos y pagué.

En cuanto entré:

-Oye. –Me habló el rentero. – ¿Puedes venir? Sola. –Dijo señalando al niño.

-Dígame, ¿Qué pasó? –Pregunté entrando a su oficina.

-Dos cosas; primera: hace rato vino un chavo pidiendo su llave. Me habló de ti y quedamos en que si te conocía.

-¡Aja! –Le dije. –Es mi novio.

-Bueno, pero así no funcionan las cosas. El cuarto es tuyo, solo tú puedes venir. Nadie más.

-Dame oportunidad. –Le dije, y le recordé algunas cosas. –Tú y yo tenemos un trato y vamos a coger tú y yo. Dime, de todas las putas que vienen a rentarte, ¿Cuántas cogen contigo? –Le pregunté.

-Ninguna. Solo me dan calentones.

-Ya ves y yo ya te digo algo y mañana podría darte más y toda la semana.

-Bueno… bueno… pero solo una persona.

-Sí, vendrá mi novio con varias chavas. Dale oportunidad. –Le dije y asintió. –Y bueno, ¿Qué es lo otro?

-Mira, es tu trabajo, yo no me meto pero mira. –Y apuntó al niño de la secundaria. –Las muchachas y señoras que vienen, traen a clientes de edad adulta y ese niño que traes tu es de secundaria. Solo te digo para que no te vayas a meter en problemas.

Le sonreí y mientras iba saliendo de su oficina le dije:

-Tú no te preocupes, nadie tendrá problemas. Aparte, soy menor de edad. -Y dicho esto salí. Caminé rumbo a donde estaba el niño. –Vente, vamos al cuarto. –Y lo tomé de la mano.

Entramos, y cerré la puerta. Me tiré sobre la cama destendida y oliendo a semen/sexo. Tiré una carcajada. Rafa si había venido.

-¿Qué pasa? –Dijo el niño. Lo miré y tenía cara de asustado.

-Ven, acuéstate a mi lado. –Le dije. Obedeció.

Me levanté y caminé rumbo al baño donde estaba la cámara. La encendí. Enfocaba perfectamente.

-¿Qué haces? –Me preguntó.

-Quítate toda la ropa. –Le dije mientras iba saliendo del baño. –Yo traigo falda pero tú dime, ¿Quieres que me desnude completamente? –No me respondió. Estaba muerto de la pena y de los nervios.

-Este… ¿Ya lo vamos hacer? –Me preguntó.

-Si claro, ando bien caliente y quiero tu verga. –Me quité mi blusa y mi falda y quedé en ropa interior. Mi idea era cogérmelo rápido para ir a buscar al chavo que me había gustado.

-¡Wow! Estas buenísima.

-¿En serio? -¿Te gustan mis nalgas y mis chiches?

-Tienes unas nalgas bien paraditas y unas chichotas. –Me dijo sin quitarme la vista, me comía como nadie lo había hecho. Me calentó demasiado. –Pareces modelo.

-Esta modelo quiere coger contigo pero al parecer tu no. –Le dije.

-Me da pena. Déjame verte las chiches.

-Solo si te desnudas completamente. O ¿No quieres coger conmigo?

Se quedó un rato callado, luego se levantó y se desnudó completamente. Tenía una verga delgada de unos 10-12 cm ya con erección.

-Mira, tienes una verga bien simpática. –Me acerqué, la tomé en mis manos y lo masturbé. Había olvidado la persona que tenía en ese instante y a no pasaron ni 5 segundos cuando:

-Huy, huy. –Dijo y me llenó el estómago de leche.

-Oye. –Le dije. –Todavía no.

-No aguanté. –Me dijo entre gemidos, agitado, se agachó con mucha pena y se tapó. –Lo siento.

Me agaché, lo levanté y lo acosté en la cama. Comencé a mamársela.

-Que rico se siente la mamada. –Dijo.

-¿Te gusta?

-Mucho.

-Deberías presentarme a tu novia para enseñarle algunas cosas.

-Sabes mucho, lo haré. –Me dijo. Me levanté y me quité la ropa interior. -¿Por qué te levantas? –Me vio. -¡Wow! Tus chiches están enormes.

-Tómalas y chúpalas. –Le dije. Se levantó y de manera torpe metió su cabeza en mis pechos. Lo tomé de la cabeza y empecé a acariciarlo como niño chiquito mientras lo veía.

-Tienes las tetas más grandes que las de mi prima.

-¿Te las ha enseñado?

-No, la espío mientras se baña. A ella le cuelgan poquito. Tú las tienes bien paraditas y duritas.

-¿Cuántos años tiene?

-Como 25 años. –Y pensé en Rafa.

-También me las debes presentar. –Le dije.

-Está casada. –Me lo decía sin sacarse mis tetas de su boca. Le faltaban manos para acariciarme.

-No celosa. –Le dije. Me tenía las tetas llenas de saliva.

-¿Te gustan las mujeres también? –Me preguntó dejando de mamar las tetas y mirándome.

-No, pero se la quiero poner a mi novio.

-¿A tu novio? ¿Mi amigo? ¿El de hace rato?

-Olvídalo. –Le dije sonriendo. –Me voy a acostar para que me lo hagas. -No dijo nada. Me subí gateando a la cama, dejando a su vista mis nalgas, mi culo y mi panocha peluda. Luego me di la vuelta y me puse boca arriba con las piernas cerradas. –En ese cajón, ábrelo, agarra un condón y te lo pones y luego súbete encima de mí.

Lo hizo.

-¿Qué hago ahora? –Me preguntó muy inocente. El condón le quedaba enorme. Sonreí. -¿Qué pasa?

-Quítate eso. –Le dije mientras reía. –Ya te viniste, no creo que lo hagas de nuevo tan rápido. –Le dije pero más bien era como un pensamiento. Se lo quitó.

-Y ¿Ahora?

-Tómame de los tobillos y levántame las piernas. Las acomodas en tus hombros. –Lo hizo muy torpe. –Luego ábreme las piernas, pero agárralas de las rodillas.

-¿Cuánto? –Me preguntó.

-Lo necesario para que puedas entrar cómodo.

Empezó a mover mis piernas y yo de flojita y cooperando. Las movía de un lado, luego de otro, se acercaba, se alejaba. Nunca se acomodó.

-Lo bueno que tu primera vez te tocó una mujer que sabe coger y te va a enseñar. –Le dije.

-Estoy nervioso, tengo una modelo frente a mí y quiero complacerla.

Levanté mis piernas, las abrí y las doblé. Mi panocha quedaba perfectamente visible, y abierta.

-Acuéstate y recarga sus manos a mi lado. –Lo hizo. –Luego sin dejar de verme, mete tu verga en mi panocha.

-Haber si no fallo. –Dijo. En los 3 intentos que hizo, falló, luego entró. Sentí un poco su verga. –Está muy caliente, se siente mojado y rico.

No sentí nada cuando entró, pero aquel momento estaba muy divertido y al ser la primera vez del niño, no iba hacer que la pasara mal.

-¡Huy! Te siento muy profundo y grueso. –Y gemí o fingí gemir. –Dame papi, dame. Fuerte.

Me moví y el niño también lo hizo, mal coordinado pero lo veía muy feliz, ilusionado.

Durante un minuto, estuvimos moviéndonos. Mis gritos no eran exagerados pero si muy calientes. Y la verdad es que, era muy aburrido aquello, así que:

-¡HAY! ¡HAY! ¡HAY! Terminé muy rico. –Le dije, fingiendo orgasmo. –Me cogiste delicioso. Sal y pon tu verga en mi estómago. –Le iba a dar el último regalo y lo masturbé, y a los 30 segundos se vino encima de mí. –Lo disfruté mucho, y ¿Tu?

Se tiró a mi lado.

-Gracias fue lo mejor de mi vida.

-Ahora intenta cogerte a tu novia. Recuerda, me la vas a presentar y a tu prima también.

-Si… si… si… -Me dijo.

Vi la hora. 7: 20pm todavía tenía tiempo para hablarle al chavo que me gustó.

-Vístete, nos vamos. –Le dije.

-¿A dónde?

-Tu a tu casa y yo a la mía. –Me limpié y nos vestimos sin decir nada más.

Salimos del cuarto, le di mi MSN y se fue. Rápido saqué mi celular y marqué al chavo.

-Hola. –Hablé.

-Hola. –Me respondió una voz de hombre. -¿Quién eres?

-¿A poco no sabes? –Le pregunté de manera coqueta.

-Ya me imagino…

-¿Así? ¿Quién?

-El amor de mi vida.

No pude evitar soltar una carcajada.

-Tu novia, imagino.

-No tengo novia, aún, pero hoy vi al amor de mi vida en un snack.

Sentí mariposas en el estómago.

-Soy esa chava.

-Me gustaste mucho y te quiero conocer.

Físicamente me había encantado y con dos palabras me había enamorado. Hacía mucho tiempo que no escuchaba esas palabras.

-Yo también te quiero conocer. –Le dije con el corazón acelerado y temblando de la emoción.

-¿Puedes ahorita? –Me preguntó.

-Te veo en la plaza. –Estaba nerviosa por conocer a un chavo. Ansiosa.

-Ahí te espero, amor de mi vida.

Colgamos. Corrí hacia la plaza. Emocionada. Llegué. No sabía a donde ir o donde esperarlo así que me senté en una banca. No pasaron ni 5 minutos cuando sonó mi teléfono.

-Hola. –Dije.

-Hola hermosa. –Me dijo. -¿Dónde estás?

-En la plaza, esperándote, mi amor. –Le dije. Seguí mis impulsos.

-Estoy por el lado sur, en un auto negro, vidrios ahumados.

-Voy para allá. –Colgué y caminé nerviosa.

A lo lejos vi el auto. Mi corazón se aceleró muchísimo. Llegué por el lado del conductor y el chavo que había visto en el snack, bajó del auto.

Mi corazón se emocionó cuando vi que traía una flor en su mano. Me la dio.

-Una flor para otra flor. –Me dijo.

Tomé la flor con mi mano. El chavo me agarró de la cintura y se acercó a darme un beso en la mejilla. Yo lo busqué para besarlo. Encontró mi boca y nos besamos. Sentí mariposas en el estómago, era un momento mágico. Se detuvo el mundo, como hacía mucho que no me pasaba.

-Me gustas mucho. –Le dije mientras me separaba de él.

-Y tú me gustas a mí. –Me dijo.

-Y ¿Tu novia? –Le pregunté. –La que estaba contigo en el snack.

-Era mi hermana. –Me dijo y nos volvimos a besar. -¿Quieres hacer algo?

-¿Qué? –Me separé y lo vi a los ojos. Me decepcionó su pregunta, quería lo mismo que todos los hombres.

-No me malentiendas, te amo. –Me dijo.

Y fue como si me hubiera clavado una flecha de amor en mi corazón. Me volteé, le di la espalda y acerqué mis nalgas a su paquete. Me agarró se la cintura, me jaló y empezó a simular que me cogía. Me besó el cuello al mismo tiempo.

-¿Traes condones? –Le pregunté. Estaba enamorada de él e ilusionada y me iba a entregar ahí mismo.

-Ya lo estoy abriendo. –Dijo.

Abrí la puerta del conductor y la de atrás del conductor para que nos tapara. Levanté un poco mi falda y me bajé y quité mi ropa interior, la puse en los asientos de atrás del auto. Puse mis manos en el asiento del conductor y me empiné.

-Te amo. –Le dije. –Ahí me tienes, soy tuya.

Sentí unos dedos en mi panocha.

-Estás muy mojada. –Me dijo. Ya estaba mojada por la cogida que había recibido por el niño de la secundaria.

No respondí.

Luego sentí el plástico del condón, su verga estaba en la entrada de mi panocha, húmeda, mojada, deseosa de verga.

Me la metió de un golpe. El chavo gimió. No se movió. Luego de unos segundos, empecé a empujar mis nalgas.

-Espera. –Me dijo. Me detuvo.

-¿Qué pasa, amor? –Le dije con tono tierno. Sentí como se salía. -¿Por qué te sales?

-Quiero que este momento, sea perfecto. Quiero que nos conozcamos más y enamorarnos, luego hacer el amor.

Volteé rápido, emocionada y lo abracé.

-Te amo mi amor. –Le dije.

-¿Te llevo a tu casa? –Me dijo mientras se quitaba el condón y se acomodaba su pantalón.

-Sí, amor.

Me abrió la puerta del auto, otro detalle hermoso. Y cuando arrancó su auto, me tomó de la mano y nos fuimos así todo el camino.

Llegamos a la casa de mi tía. Nos besamos por última vez. Se bajó y abrió mi puerta. Caminé rumbo a la casa casi flotando. Entré a la casa con una sonrisa.

-Hola, July. –Me saludó mi tía.

-Hola tía.

-¿Y eso que llegaste temprano?

-Estoy feliz. –Respondí.

-¿Qué te pasa?

-Nada. Iré a mi cuarto.

Caminé rumbo a mi cuarto, ahí estaba mi hermana Olga.

-Hola July. –Me tiré en la cama. -¿Qué traes?

-Estoy enamorada, hermana. –Dije.

-Lo sé, y Rafa de ti.

Y pensé: no había hablado con mi hermana desde aquella vez que cogió con mi novio. Ahora que conocí a un nuevo chavo, era el momento de perdonar a mi hermana.

-¿Sabes, Olga? Estuve mucho tiempo enojada contigo porque te habías acostado con mi novio. No lo aceptaba. Ahora te digo, que estás libre de mi enojo, te perdono. Seremos de nuevo las mejores hermanas.

-No sé qué decir. –Dijo Olga.

-No digas nada, estamos bien tú  y yo. Y de una vez te digo, Rafa a partir de ahora, es un hombre libre, estoy enamorada de otro chavo y quiero empezar de cero con él.

Y dicho esto, pensé “No sabe nada de mi, de nuevo seré una chava buena, ya no me prostituiré ni me meteré con otros chavos y me olvidaré de la apuesta con mi ex novio Rafa. Haré bien las cosas.”

Continuará.

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