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Vida Virtual (8) -¿Yo? ¿Prostituta?

en Hetero: General

En cuanto se abrió mi MSN, saltaron como 10 solicitudes de amistad. Los acepté.

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Pasaron 10 minutos sin que nadie me hablara a pesar de tener a mucha gente conectada. Salió la primera ventana:

-Hola, ¿Cuánto cobras? –Me escribió.

El viernes era el último día que tenia a solas, ya que el sábado regresaría mi familia de viaje. Pensaba en aprovechar el día para conseguir la mayor cantidad de clientes y sacar lo más que pudiera de dinero. Y claro, tener mucho sexo.

-¿Qué quieres? –Le dije. En cuanto lo leí, supe que era demasiado inocente. Necesitaba ser más atrevida.

-Quiero cogerte.

Pensé en los precios. Quería mucho dinero así que subí la cuota, igual si no aceptaban se la bajaba.

-Son 500 por una hora. Hacemos de todo; mamadas, te puedes venir en mi boca, sexo anal y sexo normal.

-¿Y donde lo haremos? –Me preguntó.

Buena pregunta, no había pensado en eso. No me iba a llevar a todos a las parcelas. Tenía que bajar el precio y que ellos pusieran el motel.

-Son 200 y pones motel.

Tardó en contestar. Para este momento, 5 personas más me habían hablado y preguntado por mis servicios.

-¿Puedo ver la mercancía? –Me preguntaron los 6 clientes.

Me tomé una foto en ropa interior. En la foto resaltaban mis pechos, esos enormes pechos que tenia, y me ponía en una posición donde se me miraran unas nalgas bien paradas. La foto era sin mi cara. Se las envié a las 6 personas. Todos quedaron satisfechos.

Empezamos a hablar sobre las horas.

Para la medianoche tenia a 10 clientes y al ver que nadie más me habló, me desconecté y me fui a descansar porque el siguiente día sería muy pesado.

“Mi amor, ¿Me haces un favor? Mañana me tengo que ir temprano a la prepa porque es el último día y hay examen. Mis vecinos se van a quedar en mi casa pero nadie los va a cuidar, ¿Me puedes ayudar? Te amo mucho mi amor”, le envié el mensaje a Rafa. Me respondió que sí y que a las 9am estaría en mi casa. Me dormí.

Ni bien dormí por los nervios, por las ansias, por la calentura. Eran las 6am y para mí era muy tarde. A las 7:30am tenía que tomar el autobús que pasaba por mi casa para ir a la ciudad.

Me bañé. Vi y en mi closet no había ropa muy atrevida “Necesito comprar”, pensé. Me puse una falda que me llegaba abajito de las rodillas, no era muy atrevido pero era fácil de subir o quitar, más fácil que un pantalón. Me puse una camisa con cuadros morados y blancos. Y unos zapatos de tacón mediano. Me miré en el espejo y no me veía tan mal pero para el trabajo que tenia, necesitaba algo mejor. Me quité la ropa y me puse la ropa escolar.

Salí de la casa con decisión. Antes de tomar el autobús, hablé con mis vecinos, y les expliqué la situación. Me dirigí a la parada de autobuses y a las 7:30am, salí rumbo a mi trabajo.

Pensé en cambiarme en el autobús, a esa hora no iba mucha gente. Para mi mala suerte iba un poco lleno, “Por las vacaciones”, pensé.

Llegamos a la ciudad. No tuve oportunidad de cambiarme la ropa, pero luego pensé “La falda de la prepa enseña más que la que traigo. Así me voy a ir”. Llegué a una farmacia a comprar un paquete de condones, traía dinero.

Vi mi reloj y eran las 8:30am. A las 9:00am tenía a mi primer cliente, trabajaba en una fábrica, de obrero. A esa hora salía del trabajo. Quería una mamada y terminar en mi boca. Le cobré $100 pesos por ese servicio. En la plática que tuve con él, me dijo que tenía 35 años y era casado, su esposa lo complacía poco y por eso quería mis servicios.

Tomé una pecera  y me dirigí a la fábrica. Llegué a las 8:55am, justo a tiempo. Estaba nerviosa. Mi día estaba por iniciar. Sonó la alarma, salió todo el personal. Quedé en verlo en la esquina de la fábrica. A los 5 minutos se me acercó una persona, de cuerpo normal y ni feo ni guapo.

-¿Eres tú? –Me preguntó. Asentí, no pude hablar por los nervios. –Sígueme.

Caminamos rumbo al estacionamiento. Había demasiados autos. Nos metimos en medio de todos.

-¿Estudias en “esa” prepa? –Me preguntó.

-Sí. ¿Por qué la pregunta?

-Ahí estudia mi hija. –Me asusté. No quise preguntar el nombre porque si era una de mis amigas, me iba a morir. –Eres discreta, ¿no?

-Claro. Me pagas, hacemos esto. Y como si nunca nos hubiéramos visto. –Le dije.

Se metió la mano en la bolsa y sacó el dinero. Me lo dio.

-Empieza. –Me dijo.

Me agaché, pero no me puse de rodillas por lo feo del piso. Le desabroché el cinto y el pantalón. Se lo bajé junto con la ropa interior. Saltó una verga un poco gruesa, con un largo normal. Me la metí a la boca. Empecé a mamar.

Adentro, afuera, en poco tiempo se puso dura. No era muy grande. Me la saqué y empecé a masturbarlo y agarrarle los huevos. De nuevo me la metí a la boca. Me tomó de la cabeza y me empujó contra él. Su trato conmigo no era muy rudo, y eso me calentó. Sentí mojado en mi entrepierna, llevé una de mis manos y me toqué, sentí riquísimo. Comencé a masturbarme mientras le mamaba la verga a mi primer cliente.

-Sigue. Así, muy rico. –Me dijo.

Empecé a utilizar mis métodos, pasé mi lengua por todo el palo de la persona, le chupé los huevos mientras lo masturbaba. No había llegado ni a los 5 minutos cuando:

-Me vengo, no te salgas.

Sonreí, satisfecha. Abrí mi boca, me la puse dentro y salió el primer chorro que tragué con gusto. Luego el segundo que volví a tragar, el tercero y cuarto salieron casi juntos, luego soltó mucha leche sin parar, que batallé en tragar. Pero lo hice al final. La persona estaba muy agitada, yo muy caliente. No me sacaba la verga de su boca, hasta que se la limpié.

-Gracias. –Me dijo. –Muy rico.

-Gracias a ti.

Se subió su ropa y se la acomodó.

-Si quiero otra vez, te hablo. –Me dijo.

-Sabes dónde encontrarme. –Le dije y sin más cada uno se fue por su lado.

Mis primeros $100 pesos del día, que los iba a utilizar para almorzar, aunque ya había almorzado. Me fui feliz, sonriendo. Había empezado bien mi día.

Fui a almorzar, me tomé mi tiempo. El segundo cliente lo tenía a las 11am, iba a pasar por mí en la plaza. El servicio era de una hora, me llevaría a un motel. Andaba calientita, deseaba que me tocara uno bueno para que me diera una buena cogida.

Fui a la plaza a esa hora. A los 10 minutos llegó el chavo, no más de 20 años. Nos vimos por un momento, esperando una señal. Me hizo una seña apuntándome, yo le regresé la seña. Caminó directo a mí.

-¿Tu eres la prostituta? –Me preguntó.

-Sí.

-Y ¿Estudias en la prepa? –Me preguntó con asombro.

No respondí. Con el próximo cliente tenía que cuidarme más. Si no lo hacía, iban a ir a la prepa a buscarme y me quemaría completamente.

-Entonces, ¿Qué quieres? –Le pregunté.

-Cogerte. –Me dijo ansioso. -¿Conoces a “x”? De la prepa. –Me dijo el nombre de la chava mas puta de la prepa. –Esta buenísima, tiene fama de puta, un amigo ya se la cogió. ¿Es tu amiga? Para que me la pongas.

-No es mi amiga. –Le dije de forma seca.

-No creía pero ahorita que te veo, es cierto lo que dicen: las de esa prepa son bien putas.

-¿Vamos a coger? Me estas quitando el tiempo. –El chavo me puso de mal humor, y nada más porque ya había quedado con él y porque era mi trabajo, sino le decía que no.

-No te enojes. –Me dijo feliz. –Vamos a mi auto y de ahí al motel. –Y caminamos.

Durante el camino me iba agarrando las nalgas casi de forma descarada. Yo solo me dejaba. Estiré mi mano para agarrarle su verga, ya erecta.

Llegamos al motel, uno de esos baratos, donde se paga $100 pesos por 6 horas. Pagó y entramos. Pasamos al cuarto; tenía una luz bajita, entrando a la izquierda estaba una puerta que era el baño, 3 metros más adelante estaba la cama, tenía dos buros en los lados y un respaldo con un espejo, frente a la cama estaba otro espejo con un tocador pequeño. Y a un lado una televisión chiquita. “Así que aquí vienen las prostitutas”, pensé. “Muy desagradable”.

Entré primero al cuarto y mi cliente detrás.

-Ten. –Me dijo. Volteé y vi el billete de $200. “Pero por $200 pesos y una cogida, lo vale”.

De espaldas, sentí como sus manos levantaban mi falda, acariciaban mis nalgas y luego las ponía en mi cintura y empezó a simular que me cogía. Al andar caliente, rápidamente solté un chorro en mi panochita. Deseaba tanto aquella verga.

Me volteé y lo besé, mientras mis manos se ponían en su pantalón, que desabroché y se lo quité junto con su ropa interior. Frente a mi quedó una verga de tamaño normal y ya mojada. Me la metí a la boca, mi cliente rápido puso sus manos en mi cabeza y me empujó contra él, no tan fuerte.

Con sus manos allí, no me dejó disfrutar de aquella verga en mi boca, solo me estaba cogiendo, empujándome contra él o moviéndose contra mí. Pasaron 5 minutos y seguíamos con la misma posición hasta que:

-Me vengo. –Dijo. No me moví y me dispuse a recibir la leche en mi boquita.

Soltó mucha leche, casi me atraganté con ella, no la pasaba rápido y no podía separarme de él por sus manos.

Ni bien terminó de darme la leche, sacó su verga de mi boca y soltó un chorro en mi cara.

-Acuéstate. –Me ordenó.

Me puse en la cama boca arriba mientras me limpiaba la leche que tenia en la cara, luego me quité la ropa interior y me puse con las piernas abiertas, mi cliente se acercó a mí, le di un condón que abrió e intentó ponerse. Su verga ya estaba flácida, no se lo puso bien.

Se acomodó encima de mí, listo para metérmela, dio el primer empujón pero se le dobló. La tomó con sus manos y la puso apuntando hacia mi panocha, otro empujón y no entró.

-¡Ups! –Dijo.

-¿Qué pasa? –Le dije con tono desesperado. Quería verga.

-Ya me vine y se me puso aguada.

-Y ¿Ya no se va a parar? –Le dije, con tono de decepción.

-Hasta más tarde y ya no tendré tiempo. –Me dijo mientras se levantaba, se quitaba el condón y se ponía su ropa. –Regrésame parte del dinero.

-¿Qué? –Pregunté sorprendida.

-Sí, solo me la mamaste y yo te pagué por sexo completo.

Me quedé un rato pensando, y la verdad es que tenía razón pero no le quería regresar el dinero, aparte de que tenía cuarto de motel para mis próximos clientes.

-Me lo regresas o cancelo el cuarto. –Me dijo.

Quería el cuarto y por unos cuantos pesos no lo iba a perder.

-Está bien. –Busqué el dinero. –Pero no tengo feria.

-Dámelo. –Me lo arrebató. –Lo voy a cambiar y ahorita te pago. –Me dijo y salió del cuarto. Me tiré en la cama. Tarde un poco en darme cuenta de la tontería que había hecho. No iba a pagarme. Y de seguro cancelaria el cuarto.

A los 5 minutos tocaron la puerta. Abrí. Era la persona de la recepción.

-Tiene que… -Tartamudeó. –…Abandonar el cuarto. –Me dijo, tragando saliva.

Me lo esperaba. Agarré mi ropa interior, me la puse y salí sintiéndome un poco humillada. Abandoné el motel.

De nuevo, tenía tiempo libre y no sabía qué hacer. Pensé en ir a comprar ropa sexy y quitarme la de la prepa. Me dirigí a una de las tiendas.

Entré y caminé hasta la ropa interior. La verdad es que no sabía que ropa comprar, toda estaba muy bonita pero para llamar la atención, esa ropa interior no era la ideal. Me dirigí media distraída a donde estaban las tangas. Tomé una y la levanté con pena, la vi y me imaginé con ella, enseñando todo. “Esto es lo que necesito pero me da pena ir a pagarla”, pensé.

Sin embargo, para mi nuevo trabajo tenía que lucir bien para los hombres y tomé unas cuantas tangas y la puse en mi carrito. Me dirigí hacia las faldas y tomé las más atrevidas. En cuanto vi la ropa que traía, morí de pena pero tenía que agarrar valor e ir a pagarlas.

Fui a las cajas, no había gente, casi corrí a pagar. La señorita, un poco más grande que yo, solo agarraba mi ropa y la pasaba por la computadora.

-Son “tanto”. –Me dijo.

Saqué el dinero y le pagué. Salí rápido de la tienda.

“¿Ves? Que fácil y rápido fue”, me dije a mi misma.

Me puse a esperar el camión. Mientras lo hacía pensé un poco sobre mis clientes. Tenía que ser más astuta o todos se iban a aprovechar de mí. Me calenté imaginando a uno de mis clientes dándome una cogida. Quería a mi cliente pero ya.

Un auto se paró frente a mí, era un chavo.

-¿A dónde vas? –Me preguntó. No respondí. –Si vas al mismo rumbo que yo, te llevo.

-¿A dónde vas? –Le pregunté.

-A “x”.

-Yo voy a otro lugar más alejado.

-No te preocupes, a una mujer como tú la llevo al cielo.

No sé si eso había sido una proposición. Me reí. Vi que él también sonrió. Me gustó lo que me dijo y al andar caliente, empecé a seguirle el juego.

-No creo que puedas llevarme hasta allá.

-Tengo una buena herramienta y la sé manejar muy bien. –Silencio. –Claro, mi auto. -Sonreí apenada. -¿Qué dices?

Las indirectas del chavo estaban siendo muy directas y la verdad es que estando ahí, yo quería..

-Déjame pensarlo.

-No necesitas hacerlo, solo súbete y ya. Yo me encargo de todo lo demás.

Quería subirme, pero tenía compromisos. Miré la hora, faltaba un buen rato para ver a mi próximo cliente.

-¿A dónde vamos a ir? –Le pregunté.

-Tú decide. O yo puedo hacerlo, si quieres.

La plática me había calentado aún más. Andaba caliente porque mis dos clientes así me habían dejado “Este me puede calmar un rato la calentura”, y me imaginé al chavo metiéndome sus dedos en mi panocha mientras nos besábamos.

-Bueno. –Caminé y me subí a su auto. –Yo decido. Avanza.

No hablamos en todo el camino. Solo abrí la boca para decirle “Izquierda” o “Derecha” y llevarlo a nuestro destino.

-Aquí detente. –Le dije.

Miré, era el estacionamiento de una plaza comercial, estábamos lo más alejados de la tienda y en medio de muchos autos. Mi idea era tener un faje rico ahí mismo con los autos cubriéndonos.

-¿A que venimos aquí? –Me preguntó con cara de asombro.

-Dijiste que ibas a llevarme al cielo.

-Pero en este lugar no se puede.

-¿Te echaste para atrás? –Y dicho esto subí mi falda hasta que se me vio la ropa interior. -¿Qué dices ahora?

Se bajó rápidamente el pantalón y su ropa interior, saltó su verga ya erecta.

-Mmmmm ya está paradita. –Dije.

-Venia pensando en todas las formas posibles en las que te iba a coger. Te vi desde que saliste del motel. -Se agarró su verga y empezó a masturbarse. Yo empecé a hacer lo mismo, abrí mis piernas y me toqué por encima de mi ropa interior. –Te seguí.

No le puse atención al comentario, estaba caliente, perdida. Se acercó y me agarró los pechos y por encima de mi blusa empezó a masajearlos, mamarlos, morderlos.

-Estas buenísima. –Dijo.

-Soy tuya ahorita, aprovecha.

-¿La mamas rico?

-Me gusta mamarla y que me den leche en la boca. –Yo seguía masturbándome y él seguía tocando todo mi cuerpo.

-Eso se ve. –Y dicho esto, me jaló para que le mamara su verga. Me la metí a la boca encantada. Puso su mano en mi cabeza y comenzó a empujarme despacio, respetaba mi ritmo. Eso me gustó.

Para acomodarme mejor, me puse en 4 dejando mis nalgas apuntando a la ventana. El chavo se estiró y con su mano alcanzó mis piernas, me acarició, luego subió su mano y me levantó mi falda, y me tocó las nalgas por encima de mi ropa interior.

Con la verga en mi boca y con esas caricias, estaba caliente, ardiendo, no podía controlarme. Iba a coger con él ahí mismo.

Me jaló e intentó quitarme la ropa interior. Yo moví mis piernas para que me fuera quitando el calzón, no quería dejar de mamarle la verga. Cuando lo hizo, se estiró más y alcanzó mi panocha. Metió un dedo.

-Estas bien mojadita, chiquita. –Me dijo.

No respondí, no iba a dejar de mamar. Empezó a dedearme. Solté un grito. Esos dedos encendieron lo que tanto deseaba: una verga dentro de mi panocha.

-Métemela. –Le dije.

-Pásate para atrás.

Me brinqué, luego se pasó el chavo.

-Súbete. –Me dijo.

Me estiré por mi bolsa.

-Ponte un condón. –Le dije.

Me agarró de la cintura y me jaló hacia él. Me besó, beso que le respondí. Bajó su mano y metió sus dedos en mi panocha. Gemí fuerte. Bajé mi mano hacia su verga para masturbarlo, estaba muy mojada.

Agarró una de mis piernas y la pasó por encima de él. Me levantó un poco y puso su verga en la entrada de mi panocha. Yo estaba perdida, me había olvidado de todo. Me dejé caer. Por lo mojado de los dos, su verga entró fácil en mi panocha.

Al instante, tuve un orgasmo.

-Rico. –Gemí. –Rico.

-Es mi turno. –Me dijo. Me levantó un poco y empezó a bombearme fuerte y rápido. Y a los 20 segundos. –Me vengo, te voy a llenar tu panocha de leche.

-Dámela. Lléname toda.

Se detuvo y me clavó toda. Ya no se movió, solo gimió. De repente sentí como iba escurriendo algo en mi entrepierna. Nos miramos y los dos sonreímos.

-Que rico coges. –Me dijo.

Solo sonreí. Me estaba empezando a gustar que me dijeran que cogía rico.

Me levanté y noté que tiré mucha leche en el auto del chavo. Agarré mi calzón y me limpié la entrepierna. Abrí la puerta y tiré el calzón a la calle. Tomé la bolsa donde traía la ropa que había comprado y saqué una tanga. Me la puse. Estaba un poco incomoda. No me gustaba la sensación que sentí. “Tardaré en acostumbrarme”, pensé.

Me pasé para los asientos del frente. El chavo ya me esperaba.

-¿A dónde te llevo? –Me preguntó.

-Llévame a la plaza. –Le dije. Tenía trabajo.

Arrancó el auto.

En el camino, me miré al espejo, quería arreglarme. Era mediodía y estaba agotada, tenía mucho trabajo por delante y ya no quería seguir.

-Llévame a la centra del autobuses. –Le dije.

No respondió pero cambió su rumbo hacia la central. Llegamos y me bajé sin decir nada más.

El próximo autobús salía dentro de una hora. Tenía que aguantarme y esperar una hora.

Pasado el tiempo, subí al autobús y me dirigí a mi casa. El autobús iba lleno, me tocó compartir lugar con una mujer muy atractiva. Casada de 50 años. Platicamos casi todo el camino hasta que llegué a mi casa.

Eran alrededor de las 3-4 de la tarde. Vi y Rafa ya no estaba en la casa y mis vecinos tampoco estaban. Entré a mi casa y en cuanto cerré la puerta me llegó un arrepentimiento enorme. “¿Qué hice? Me prostituí.”, pensé.

Me metí a bañar llorando, arrepentida. Lo peor es que había mamado vergas y me habían cogido y no traía dinero. Era una tonta.

Apenas salí del baño y caminé a mi cuarto, encontré las sabanas alborotadas. No le tomé importancia, me quité la toalla y desnuda caí dormida.

Desperté, mi cuarto en total oscuridad. Encendí la luz y vi el reloj, eran las 11pm. Caminé a la cocina y cené. Pensaba en lo ocurrido el día de hoy y mi arrepentimiento había desaparecido totalmente. Al contrario, ese día descubrí que mamar verga y tomarme la leche me gustaba mucho.

Agarré mi celular y vi que tenía un mensaje de Rafa y uno de mis papás. Abrí el de Rafa.

“Gracias por esta semana tan increíble. Eres la mejor novia del mundo. Te amo mucho Julia.”

Sin duda hablaba de la vecina y de que se la cogió toda la semana.

“Qué bueno que te gustó mi sorpresa y que disfrutaste mucho, te amo Rafa.”, le respondí.

El mensaje de mis papas solo decía la hora a la que llegarían.

Pensé en mis clientes, encendí mi PC. Les iba a pedir una disculpa. Para mi sorpresa solo había el mensaje de una persona. Un chavo, que decía estaba un poco molesto porque le había quedado mal pero que aún estaba interesado en mis servicios y me dejo su número para que le hablara.

Le mandé otro mensaje a Rafa para que pasara por mí a las 9am e ir por mi familia a la central.

Me volví a dormir ya que tenía que despertar mañana sábado para ir por mis papas.

Desperté y me cambié y a las 9am Rafa ya estaba fuera de mi casa. Lo recibí con un enorme beso y un faje rico. En cuanto lo vi, sabía que esa noche íbamos a coger en alguna parcela y ese faje era el inicio de la cogida.

Salimos a la central, esperamos 10 minutos, mis hermanos y mis papas llegaron. Se me hizo un nudo en el estómago. Mi hermana. Aun no podía superar. Imaginé de nuevo la escena de ellos dos.

Nos saludamos y nos fuimos a la casa.

Llegamos y Rafa se despidió de ellos. Platiqué un poco con mis papas y me contaron algunas cosas. Alrededor de las 3pm todos se fueron a sus cuartos a descansar.

Yo fui al mío y en el camino me topé a mi hermana con ropa en sus manos y feliz.

-Hoy vamos a salir con Rafa. –Me dijo.

“¿Vamos?”, me dije. “No, solo Rafa y yo.”, hacía mucho tiempo que no estaba con Rafa y quería enseñarle a mi hombre que había aprendido a coger. Quería darle el mejor sexo.

-Vamos a ir Andy, tu y yo. –Me dijo mi hermana guiñándome el ojo. –En eso quedamos.

“¿Quedamos? ¿Quiénes?”, pensé. Rafa, mi novio había organizado una salida con su prima y mi hermana y no me dijo, solo me incluyó.

Caminé enojada y decidida a mi cuarto. Agarré mi celular y mandé un mensaje…

Continuará…

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