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El campamento de verano de los niños

en Intercambios

Enlazaba un orgasmo tras otro, allí me encontraba abierta de piernas follada por un hasta hace muy poco desconocido, a mi derecha en un sofá estaba mi marido Juan sodomizando a una hasta poco desconocida.  Juan parecía disfrutar, ya podrá, conmigo jamas la hubiese metida donde la tenia metida ahora mismo. 

 

La noche anterior se inicio en una reunión de padres de niños que iban a irse este verano próximo a un campamento de verano para niños de 15 años.  Lo organizaba un club de montaña del barrio al que nunca habíamos acudido, pero por un lado el precio y por otro la cercanía de los organizadores nos decidió por apuntar a nuestro niño.

 

Era tan solo la primera de las reuniones informativas y la verdad es que, aunque ya no nos sorprendía, salvo un par de parejas éramos los más jóvenes de la reunión.  Nos casamos a los 20 años después de salir desde los 14, ahora con 36 era de largo la madre más joven de los amigos de mi hijo, bueno de los amigos y no amigos, por que lo general era encontrarse con padres de 50 y más como padres de niños de 15 años.

 

Después de acabar, algunos padres nos quedamos comentando un poco el campamento y lo bien que estaba.  Más que nada, para dejar tiempo a los chavales a conocerse.  No había duda que se lo estaban pasando realmente bien por lo que tres parejas decidimos ir a cenar juntos con los críos.  Una de estas parejas eran cincuentones, pero la otra era más o menos de nuestra edad.  Acudimos a una tasca de raciones y nos sentamos, cenamos con una conversación intrascendente y después de los postres decimos levantar el kiosko.  Como suele ser normal los chicos no querían despedirse pues se lo estaban pasando muy bien. Uno y otro insistía que si les dejábamos ir a dormir juntos, como todos los padres nos hacíamos lo duros y negábamos una y otra vez, pero no nos engañemos lo bien que se esta solo en casa y el infierno que es llevarse a un niño a casa.  Tres adolescentes en casa dando la chapa toda la noche, mejor ni imaginarselo.  Como si se hiciera la luz y ya hasta el gorro de suplicas los cincuentones se ofrecieron voluntarios para llevarselos y de hecho se los llevaron.

 

  Allí estábamos Juan y yo con dos desconocidos, sin niños y toda la noche por vivir.  Ellos eran Jose y Ana, 38 años cada uno, casados jovencitos, según nos contaron se habían separado una temporada pero hacia un año habían retomado la relación.

 

Acordamos tomarnos una primera ronda en ese mismo bar, los camareros retiraron los platos y sirvieron las primeras copas, para ambas parejas era la primera noche en muchos fines de semana en la que podíamos salir, y por lo imprevisto de la forma allí nos encontrábamos con unos recién conocidos dandole al alcohol.  Esa primera ronda paso a una tercera, y ese bar de tapas paso al pub del barrio.

 

- Entonces Ana, que alegría que volvieseis a rejuntaros - dije yo.

- La verdad es que si, me costo mucho volver con Jose después de separarnos pero ahora estamos bien - me contesto.

- Y cuales fueron las razones de vuestra separación si me permites preguntar - le dije.

- Bueno, es un poco sonrojonate, pero que ¡coño!, la verdad es que nos metimos en el rollo de parejas liberales y eso afecto nuestra relación - me confeso.

- No me lo puedo creer. La verdad es que nosotros no tenemos experiencia en el tema pero me da la impresión que eso tiene que afectar a la pareja - me hice la interesante.

- Bueno, no debería ser así pero a nosotros nos pasó - me dijo Ana sincerandose.

- Me imagino que acabarías harta, es que a veces hacemos cosas por tenerles contentos que no acaban de encajar.

- Buuuuuueno, en este caso no fue así - me dijo Ana.

- ¿como? - dije sorprendida.

- La que se intereso por el tema fui yo, y el que nunca se sintio cómodo fue Jose, a mi me encantaba.  Cada trio, cada intercambio de pareja lejos de ser un placer para Jose era un calvario, verme penetrada por otro era una puñalada en el corazón de Jose, y al final no la cosa no funciona.  Una espera un marido comprometido y llevando la voz cantante en una situación de estas y lo que al final acaba teniendo es un bulto sospechoso poniendo malas caras cada vez que teníamos una sesión - continuo Ana.

- Me dejas de piedra - le dije.

- Pues chica, son cosas que pasan.

- ¿Y que paso después?

- En una de estas sesiones y cuando me estaba dando un chico negro majisimo, en el justito momento de correrme, me soltó que me abandonaba, le llame de todo, maricón, impotente, aburrido, egotista y mil cosas de las que hoy me arrepiento.

- Y me imagino que habrás plegado velas para volver - le dije con curiosidad.

- Que va. Fue él quien las plegó.  No volvió a vivir con nosotros hasta que hicimos juntos tres sesiones, dos trios con otros chicos y un intercambio de parejas, la verdad no se si cambio su forma de verlo, pero el caso es que me confeso que sin mi no podía vivir y que aceptaría como era yo.  Desde entonces todo fenomenal, nuestra vida sexual tanto dentro como fuera de casa es fantástica

- Pues chica como me alegro.  La verdad es que no se que cara pondría Juan si me ve follar con alguien - le dije fascinada.

 

Las copas caían y caían, pero a las tres y media debido a las leyes municipales el garito cerro por lo que cuando ya no disponíamos a despedirnos e irnos cada uno a su casa, a Juan se le ocurrió invitarle a tomar la última a casa.

 

Las copas volvieron a correr, y como era de esperar, la conversación derivo hacia el sexo, era evidente que a Ana no solo no le importaba hablar de ello sino que lo cierto era que parecía que le gustaba, he de reconocer que por mi parte tenia una curiosidad que me moría y desde luego Juan desde el momento que se lo comenté rápidamente al salir del bar se ve que no le importaba tampoco tratar el tema.

 

- Y bien chicos, ¿entonces como empezasteis a hacer marranaditas fuera de casa? - pregunto Juan quien ya había perdido toda la vergüenza.

- Bueno, la verdad es que ya desde muy jóvenes metimos en nuestra vida sexual los juguetes - comento Ana - ya con 16 años ahorramos para comprar un vibrador, poco a poco fuimos añadiendo más picante a nuestros encuentros, primero con cosas que puedes encontrar en casa como cuerdas, pinzas de la ropa, pañuelos y demás y con el tiempo pasamos ya a juguetes comprados.

- Bueno eso lo hemos hecho todos - dije yo.

- Bueno, la verdad es siempre he tenido una fantasía muy grande y ademas por que negarlo, suelo ir bastante cachonda todo el día.  Cada vez que me metía el vibrador en el coño y me daba por el culo me imaginaba que eran dos los que me follaban.  Un año después de casarnos, me regale un pollón de esos con ventosa - continuo Ana - El pollón bendito pasó a ser la estrella de nuestra cama, no habia día que no le pedía a Jose que me lo metiese, e incluso cuando Jose no estaba me lo metía yo. 

- Bueno sigue sin ser nada excepcional, excitante pero poco excepcional - dijo Juan con un visible bulto en el pantalón.

- Bueno, lo cierto es que un día teníamos la ventosa colocada en el cabecero de la cama, yo a cuatro patas me lo follaba mirando a mi marido que me pasaba la polla por la boca para que se la chupase un rato, me la metía en la boca y me la sacaba, yo disfrutaba como una loca, notaba las rugosidades del pollon entrar y salir en mi excitado coño, Jose me miraba y disfrutaba mientras se meneaba la polla, yo estaba en la gloria, me imaginaba que un desconocido me follaba delante de mi maridito mientras el se moría de gusto.  Jose estaba fuera de sí, en un momento dado Jose me dijo:

 

- ¿Te gustaría que fuese otro quien te follase mientras a mi me la chupas?

- Siiiiiiiiiiiiiiii - dijo Ana en el momento de correrse como una loca.

- Ruegalo puta, ruegalo - le dijo Jose a pesar de ver como caía rendida y mientras el se corría encima del pelo de su mujer.

- Con las pocas fuerzas que le quedaron dijó - me moriría de gusto mi amor, me moriría de gusto.

 

- ósea que al fin de semana siguiente ya estabais dandole - les dijo Juan.

- No que va - dijo Jose - lo único que las siguientes semanas el sexo fue la bomba, el amigo "ventosa" funciono más que nunca, pero ahora era Ana la que insistía que quería un polla clavada mientras yo la montaba.  Muy excitante, y mucho más cuando me di cuenta que iba en serio. 

- Para Jose era fascinante ver mi culo clavado por aquella polla con ventosa mientras se masturbaba en mi cara - dijo Ana entre risas.

- Que fuerte - dije yo sorprendida.

- ¿Y? - dijo Jose.

- Pues nada, poca cosa.  Un día Jose hizo realidad mis deseos y después de colocar al niño que ya tenia 4 añitos con mi madre me llevo a un club de intercambio.  Todas mis fantasías se hicieron realidad, era como si llevase toda la vida allí, como si no me pareciera nada raro que la gente se montase a mi alrededor, como si ser penetrada por un desconocido fue lo más normal del mundo, como si llevase toda la vida haciendolo, por lo menos para mí fue no solo algo natural sino deseado - decía Ana - al principio íbamos a un solo club, pero cuando ya llevábamos cierto tiempo en este mundo empezamos a acudir a otros clubs, a fiestas privadas, orgías y demás.

- Joder como os lo debisteis pasar - Dijo Juan.

- Bueno, como se lo pasó Ana en realidad - dijo Jose - como dice ella se adaptó a esto rápidamente, por mi parte lo vi como una oportunidad de follarme tías. Era una pasada, evidentemente alguien se follaba a mi mujer, y no eran pocos los que querían, pero yo a cambio me follaba a autenticas jacas. En realidad no encontraba allí nada que no tuviese en casa, pero no lo podemos negar, estaba muy bien.  Con el tiempo el tema empezó a perder interés por mi parte, pero iba ganandolo por parte de Ana.  Cada día pedía más, cada día quería más horas de sexo, cada vez me sorprendía a mí  y a quien se la estaba montando en ese momento con una nueva solicitud rebuscada, la cosa era un locura.  Al final no me follaba a nadie, solo participaba en los juegos de Ana, y después ya ni eso, solo miraba como se la follaban y algo que con el tiempo se me hacia imposible.  Hable con ella varias veces sobre el tema, pero el tema el podía.  En cierta ocasión cuando estábamos en una fiesta privada  Ana era sodomizada por un chico de color, a Ana se le salían las lagrimas de placer, no me había hecho ni caso en toda la noche.  Se la había chupado a media fiesta, se la habían follado antes de que el referido chico le diese por el culo, la verdad es que no pude más, algo pasó por mi cabeza, me acerque a ella en medio de un orgasmo y cuando ella pensó que la iba a besar, le dije que me iba y que no estaría en casa cuando volviese.

 

Las copas seguían cayendo.

 

- Jo, que palo, ¿y que hicisteis a partir de ahí? - dije

- Bueno Jose se fue, cuando volví a casa esperaba encontrarlo allí, pero no estaba, espere que volviese pero al no hacerlo me di cuenta que tenia que elegir entre la polla ajena y la convivencia con Jose.  Ese sábado me estaban haciendo un sandwich dos de mis viejos conocidos de nuestro club de cabecera. La verdad es que decidí seguir con mi vida y que Jose con la suya.  No era rara la noche que no colocaba al nene en casa de mi madre y me dejaba follar por un par de amigos. Al principio los fines de semana que no me tocaba Juanito iba de orgía en orgía, con el tiempo ya todos los findes.

- Debió de ser duro para ti - dijo Juan.

- Pues chico imaginate - dijo Jose - abandonar a quien más quieres por que no ves que la cosa funcione.  Durante un tiempo no supe nada de ella, me fui a vivir con mis padres y se me rompía el corazón cuando iba a recoger al niño los miércoles y fines de semana.  Con el tiempo, y cuando hablo del tiempo, hablo de un años, empece a acudir al club de intercambio a partir de las dos, solo por verla.  Lo cierto es que como es lógico siempre me la encontraba ensartada por la polla de alguien, al principio ella no me veía, pero al cabo de unas semanas me vio y me saludo, yo la salude a ella como si fuésemos uno más de los clientes. Envalentonado por la circunstancias empece yo también a no solo mirar sino que también follar.. al fin y al cabo pagaba mi entrada y no mantenía ninguna relación fuera de aquello  Fueron muchos meses de sexo, ya no era solo ver a Ana gritar de placer sino también era yo el que las hacia gritar a las otras mujeres.

- Chicos me estáis poniendo mala - les dije - me están dado unos calentones que no lo sabéis bien.

- PUes chica si llegas a estar alli, ni te cuento - me dijo Ana.

- El caso es que en cierta ocasión le estaba comiendo el coño a una chica de manera que yo me encontraba tumbado en una cama con la chica sentada en mi cara, yo le trabajaba el clítoris con mi lengua mientras ella se derretía, mi polla como era de esperar estaba en su máximo apogeo.  Cuando estaba pensando en cambiar de postura y follarmela, note como una chica se metía mi polla en su coño, la chica empezó a botar, la que tenia en mi boca no dejaba de gemir.  Cuando se corrió, la de la boca se retiro, casi me quedo de piedra cuando vi a Ana votando en mi polla y tocandose la tetas mientras su cara apuntaba hacia el techo.  No dije nada. Ana tenia sus pezones empitonados, duros como piedras, se iba corriendo poniendo tal y como recordaba de tantos años la piel de gallina. Yo estaba en la gloria.

- ¿Y ahí volvisteis no? - pregunte

- Nooooo que va - dijo Jose - me quede de piedra cuando vi llegar por detrás a un chico y fue llegar y clavarsela en el culo.

- ¿Que querías?, es un club de intercambios - dijo Ana ruborizada.

- El caso que a partir de ese día era yo el que cada vez que veia el culo de Ana disponible alli iba yo y se la metía, Ana era sentir mi polla y empezar a gritar de placer.  Se repetía siempre. Con ella siempre llegaba al final y no eran raras la veces que nuestro compañero de trío una vez corrido se retiraba pero allí seguíamos Ana y yo follandonos, chupandonos hasta que un día nos besamos, desde entonces ya no nos hemos vuelto a separar.  Entendí que prefería compartirla que pederla y ademas me di cuenta que tenia que disfrutar la situación por la que no Ana empezó a participar en mis polvos. Ana le comía el coño a chica que yo me follaba y cosas así. Antes de volver a vivir juntos organziamos varios encuentros ocn otras gentes, Ana queria ver que realmente la aceptaba tal y como era.

- Bueno al final todo acabó bien, ¿no? - dijo Juan.

- Si, ahora somos felices - dijeron ambos a la limón.

 

Después de acabar nuestras copas y un poco de conversación intrascendente, decidí que levantábamos el campamento.

 

- Bueno chicos - dije - o nos vamos o mañana no va a recoger nadie a nuestros hijos.

- Si, nos lo hemos pasado fenomenal - me acompaño Juan en mi despedida.

- Oye fenomenal - a ver si repetimos - dijo Ana.

- Venga que os acompaño al portal que estará cerrado.

 

Nos dimos unos cálidos besos y nos dirigimos hacia fuera, Jose nos acompaño al portal mientras Ana se quedaba en casa recogiendo.  Al día siguiente nos enteramos que según Jose abrió la puerta de casa se encontró lo que esperaba encontrarse.   Ana se estaba con la falda levantada metiendose poco a poco la polla con ventosa que había colocado en la pared del salón.  Jose no se sorprendió demasiado, conocía demasiado bien a su mujer.  Mientras Ana empezaba a meter en su encharcado coño aquella polla de látex Jose se acerco a su mujer y de pie delante de ella se saco su tranca y empezó a moverla de arriba a abajo mientras la miraba fijamente.  Ana le miraba hacia arriba mientras continuaba con el imparable movimiento.

 

- Sabia que lo ibas a hacer pezado de cerda - dijo Jose.

- Calla cabrón que me estoy muriendo de gusto - contesto.

- Te puso Juan ¿no?.

- Ahhh, pense que nos los follabamos, como me ha puesto recordar nuestros últimos años.  Metemela en la boca cielo.

- ¿que quieres pensar que es Juan quien te folla o a Juan a quien se la chupas? - dijo Jose.

- Ahhhh, quiero sentir esa polla Jose, quiero que Juan me folle y verte a ti darle a esa bobita.

- Como me conoces tu a mi, cielo, el ejemplo de cerda que nunca me follaría si no te tuviese a ti gozando al lado mía.

- Eso se lo dice a todas - contesto Ana

 

La polla de goma entraba como un misil en el coño de Ana, de él salían ríos de flujo que manchaban el suelo.  Jose no se la metía en la boca, como podia la hacia sufrir, solo se masturbaba cerca de su boca, Ana era consciente de que no la cataría con la boca y que tarde o temprano seria su coño o culo quien la disfrutase.

 

A su vez nosotros llegabamos a  casa, fue entrar la puerta y Juan me empujo contra la pared con la cara contra ella. Empezó a chuparme el cuello mientras la mano me la pasaba por la nuca, cuando bajo su otra mano hacia mi coño descubrio que era yo quien ya tenia mi mano en mi coño y con fuerza me flotaba el chichi.

 

- Estas muy perra ¿eh cielo?

- Me muero por tener tu polla dentro - dije.

- Te pusieron, ¿eh?

- Me pusieron mucho, mucho, mucho.  Como se lo debía de pasar la muy cabrona

- Menudos cabrones - contesto mi marido.

 

Empeze a tener  convulsiones mientras mi mano estaba haciendo el trabajo y entre el alcohol y la cachondez me empece a correr con ganas

 

- dios que gusto, que ganas

 

Juan me bajo y dejandome a 4 patas, me levanto la falda, aparto el tanga y me la clavo de golpe.

 

- Que gustoooooo, no sabes lo que te deseo - dije

- Osea que cerda que hubiese gustado ser follada por Jose.

- Siiii

- Y ¿comerle el coño a Ana?

- Siiiii

- Y ¿haces un trío? - pregunto el marido.

- Me moriría de gusto.

- Y ver como me folló yo a Ana? - dijo JOse

- Me moririria de gusto, dame cabrón, jode a tu mujercita.

- Me moriría de gusto verte follar con Jose.

- Dame hijo de puta.

 

Juan me cogio con las manos de las caderas y acelero el ritmo.  agarrandome fuertemente me atraía y me separaba de él.  Su polla era un ariete entrando y saliendo de mi coño, me reventaba de gusto, el piso era un grito constante de placer.  Me lleno el coño de leche después de 15 minutos de duro machaque.

 

Mientras en el piso de Ana y Jose, Ana se encontraba ya sodomizada por Jose. Su sesión de autosastifación había sido la mar de completa, Ana estaba salida y cuando Ana estaba salida todo podía pasar.  Había empezado abriendose la camisa, se había sacado por arriba del sujetador las tetas, teniendo las manos libre, pues todo su placer se lo proporcionaban el movimiento de sus caderas yendo y volviendo de la polla de goma, empezó a pellizcarse los pezones.  Dejo un pezón y empezó a tocarse el clítoris.  Se corrió ante la mirada de su marido.  Jose no le permitió ni reponerse cuando le dio la vuelta y aun en el suelo del salón le ensarto su polla en su dilatado culo.

 

- No deja de sorprenderme lo dilatado que se te pone el culo sin que te lo toquen.

- Ya sabes mi amor, es mi cuerpo que responde.  Cuando me tocáis el coño casi es seguro que me va a entra una polla en mi culito - dijo Ana.

- Y ¿ahora con quien fantaseas que follas? - le pregunto Jose.

- Contigo mi amor pero tenemos que hacer algo para follarnos a esos dos tortolitos.

 

Jose lleno el ano de su mujer erizando ambos la piel de sus cuerpos.

 

En ese mismo instante en la otra casa yo recibía mi ultima sacudida de placer con el que finalizaba mis orgasmos, momentos antes de sentir como mi marido vaciaba sus huevos sobre mi espalda.

 

- Como me ha gusta Juan.

- Y a mi cielo.

- Oye de lo de trios ni lechas nada de nada. Eso es de degenerados.

- Ja ja ja ja.  Ya lo sé - me dijo cariñosamente mi marido.

 

Al día siguiente los cincuentañeros nos llamaron pidiendonos que recogiésemos a nuestro hijo a las 7 si no nos importaba ya que los chicos se lo estaban pasando de fábula juntos.  A las siete estábamos en las puertas del chalet de los cincuentones, menudo casoplón tenían los tios, se ve que les iba bien.  Cuando entramos nos encontramos con Jose y Ana, parecía mentira que estos dos cabrones se dediquen a follarse a gente que no conocen con la buena pinta que tenian, he de reconocer que se me mojaron las bragas nada más verlos, en el fondo me daban una envidia tremenda.  Tanta libertad de vez en cuando podia ser muy buena. Cosas que pasan.

 

Aunque parezca increíble el padre cincuenton nos convenció a los 4 que dejásemos a los niños otro día más ya que estaban pasandolo muy bien, y el coñazo que le debieron de dar los tres niños al pobre hombre para convencerles, y que allí no molestaban.  Con más alegría que vergüenza no hicimos que nos insistieran mucho y en 10 minutos salíamos los 4 hacia un bar a tomarnos unas cervezas.

 

- Que impresionados ayer, ¿no? - dijo Jose mientras soltaba una carcajada.

- Bueno y no sabes como se puso Yolanda - le dijo mi marido.

- ja ja ja ja ja, Anita, estos ayer salieron como motos de casa y al llegar al coche lo celebraron - dijo Jose.

- Al llegar a casa - dije yo - y si, hacia años que este cabrón no me follaba igual en años.

- Ja ja ja ja ja, no te preocupes  - dijo Jose - Anita también recibió lo mismo, estaba más que receptiva cuando cerrasteis la puerta.

 

Las cervezas pasaron a vino, el vino a una cena, la cena a unas copas, las copas a la exaltación de la amistad y de la exaltaración de la amistad  la propuesta.

 

- ¿Y si tanto os extraña, por que no nos acompañas esta noche a Juntos?

- ¿Juntos?, ¿que es juntos? - pregunte yo muy chispada.

- Juntos es nuestro club de cabecera - me dijo Ana mirandome a los ojos.

- Ni locos - dije yo - ni locos.

- Venga Yolanda, no seas estrecha de miras - me dijo Ana.

- Venga Yolanda, solo vamos a ver que hay ahí - me dijo mi marido.

- Venga, venga, venga no es más que un bar - repitió Jose.

- Ya un bar en el que la gente folla como macacos - les dije yo a todos.

- Venga solo mirar - volvio a insistir mi marido.

 

Al final como os imagináis acabamos entrando en el tal Juntos. Realmente no era más que un bar un poco hortera y con mucha gente allí, muchos que hasta me sonaban de vista.

 

A la segunda ronda Ana había desaparecido, ante mis preguntas Jose me confeso que seguramente ya habría entrado en la sala de intercambios. Ahí pudo más mi curiosidad que mi educación y acabamos los tres desnudandonos ante mi vergüenza y entrando en la sala. Jose no quitaba ojo de mi cuerpo.  Cierto es que tengo un cuerpazo, Juan no se lo merece, pero lo tengo.  Una tetas muy bien puestas, un culo firme y un coño peludo que a Juan le encanta chupar.   Pasamos a la zona de "contacto" y al fondo estaba Ana chupandole la polla a un chico de color, - ese debe de ser el famoso negro - me dijo Juan.  No había realmente mucha gente, pero la verdad era bastante excitante ver a tanta gente follando, a Juan se le iban los ojos y por lo que veía la polla que la tenia dura como un mástil. Jose saludaba a la gente con un movimiento de cabeza, su polla se ponía dura.

 

- Ni se te ocurra meter eso en ningún lado - le susurre a Juan agarrando su enhiesto rabo.

 

Jose aparecía querer acompañarnos y no dejarnos solos, pero en un momento en que los tres paramos a hablar una chica rubia se agacho y se metió su pene en la boca, la chica que la acompañaba se metió la de polla de Juan que no dijo ni mu. Yo por no montar un escándalo me senté en un sillón y observe la escena. Pensé que me sentaría peor estar viendo a una mocosa chuparle la polla a mi marido o que este no se la quitase de encima.  Mi excitación fue en aumento, realmente me estaba poniendo la situación, Jose y Juan se relamían mientras esas dos cerdas se ponían moradas, al fondo Ana era empalada ya por dos y se la oía gemir en esta parte de la sala y yo, no sé como empece a acariciarme mi salida vulva. La tenia como la polla de un bebe, estaba salidisima tanto ella como yo y no podía dejar de tocarmela mientras mis pezones se ponían duros como piedras.  Jose y Pedro intercambiaron cerdas, parecía que una de ellas quería ser penetrada, la de Jose, gracias a dios la de juan seguia lamiendo mientras Jose le metia de un golpe su polla en esa golfa y yo seguía acariciendo mi coñete.  Estaba que estallaba, hacia años que no me masturbaba con tantas ganas cuando de repente sentí que alguien empezaba a lamer mi coño, era una melena pelirroja que apartaba los pelo mojados de mi coño y empezaba a darme placer en muy salidísimo clítoris. Me estaba comiendo el coño una mujer, quien me lo iba a decir a mi cuando ayer Juan me empotro contra la pared. 

 

Cuando volví a mirar a Juan estaba en el séptimo cielo, encarrilaba un orgasmo tras otro.  Me corría como una posesa, Juan me miró, tenia a su cerda a cuatro patas, su amiga era follada con dureza por Jose y Juan me pedía permiso con la mirada.  Permiso concedido, Juan se la metió de un solo golpe, le agarro de las tetas de silicona y empezó el movimiento de cadera que tantas placeres me había reportado, placeres que nunca le habia dado a nadie, según me imagino, vamos. 

 

Mi chupadora me tenia de espasmo en espasmo en un momento dado cai rendida, la chica se dio cuenta, se levanto, me dio un beso en los labios y se fue.  Allí me quede abierta de piernas, lamida con mis muslos llenos de flujo, babas y pelos de mi propio coño Juan seguía con la cerda que se corría y se corría, Jose estaba a punto de dejar a la suya y Ana que ya había dado buena cuenta de los dos chicos que tan amablemente la atendieron sentó en el sillón próximo al mío.  Estaba destrozada.  Jose se sentó al lado mía, seguía con la polla dura, parecía que el chico tenia un gran control, no se había corrido y había destrozado a la amiga de la cerda de mi marido. Juan seguía a lo suyo, la rubia no se podía quejar de mi hombre

 

- Al final vas a ser tu la única que no se folla a nadie hoy - me dijo Jose.

- Bueno no me lo he pasado mal, ¿no? - conteste

- Creo que vas a ser la primera cliente del club que sale de aquí sin ser penetrada.

- Te seré sincera, cuando me estaba masturbando viendoos a vosotros y a Ana al fondo, si en vez de ser una pelirroja con su lengua llega a ser cualquier tío con su polla, lo hubiese aceptado igual.

- Osea que te jode no haber sido follada.

- Claro que me jode, ¿no te jodería a ti? de hecho prefería que así hubiese sido, así no tendría nada que echarle a la cara a Juan cuando llegásemos a casa.

 

Fue decir eso y sentir la polla de Jose separando mis pelos pegados entre si por mi flujo y que "cerraban" la entrada de mi coño.  La polla avanzó hasta el fondo y me lleno entera.  La pelvis de Jose tocaba con la mía, el bello de Jose se entrelazaba con el mío, nos miramos a los ojos, el agacho la cabeza y con sus dientes atrapo mi pezón derecho, dio un tirón  empezó a moverse con maestria, este chico sabia lo que hacia y yo lo notaba, desde luego que lo notaba. Ante mi sorpresa me metió un dedo en el culo. Hacia años que se lo había prohibido a Juan, pero Jose me tenia cachonda como una perra.  Me estaba gustando aquello, primero masturbame en publico, despues dejar que una chica me comiese el coño y por ultimo se follada por el padre de un amiguito de mi hijo.

 

Juan se sentó con Ana.

 

- joder con tu mujercita y eso que no quería venir.

- Ya ja ja, muy típico de ella.  Me alegro que se la estén follando - contestor mi esposo.

- ¿De verdad?, te creía del club de Jose.

- ¿Que club?

- El de los celoso.

- No, en mi caso más bien el de los listos.  La follada con esa rubia acabaría costando una discusión, ahora no se puede quejar.

- Pues yo me he quedado con ganas de un ultimo round, no puedo consentir que  tu mujer se follé a mi marido y yo no al suyo.

 

Ana se agacho, se metió la polla de Juan en la boca y ante mi asombro empezó a conseguir que se volviese a elevar, cuando esta estuvo dentro, se puso a cuatro patas y dirigió la polla de mi marido hacia su ano, creo que era una forma de decirme un "y yo más", así somos las mujeres muchas veces.  Mientras Jose me daba y me daba duro y bien, mil cosas se pasaron por mi cabeza.

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Con Sofía y Paz en un barco en Los Angeles

Dando la vuelta al mundo con Sofía

No había nada en el mundo que me humillase más

Una tarde en mi casa

Mi prima, mi secretaria y los secretos.

Conociendo a la familia de mi nuera en su boda.

Unos buenos abogados y Sol me salvan la vida

De conservadora a cepillármelos de dos en dos

La vida con Sol

Mi hijo testigo de mi vida sexual

El adíos a Malawi y a María

La revuelta del coronel Mourinho.

Destinado con una becaria a Mozambique.

La notaria se muda a Estepona

La notaria se instala en Villarcayo.

Aprobé las oposiciones a notarias.

Viernes negro, los mercados finacieros se derruban

Los mercados financieros se relajan

Crisis en los mercados financieros

La fogosa heredera vuelve al redil

De corneada a corneadora

Reaparece la fogosa heredera.

La fogosa heredera amplia sus círculos

De embajadores de España con la fogosa heredera

De viaje con la fogosa heredera.

De fea administrativa a fogosa heredera.

Encajada en el baño

Jugando con Tinder

Mi mujer me permite volver a casa (y IV parte)

Mi mujer me permite volver a casa (III parte)

Mi mujer me permite volver a casa (II parte)

Mi mujer me permite volver a casa.

De modelo a reina y madre.

Le llevé desde un bar a visitarme en la carcel

Me llevó de un bar a la carcel

Sexo en Aleppo

Las mil y una noches persas - sexo diplomatico

Tinder, Lugo y el amor

De niña pija a ser la reina de la coca.

Mi marido, su secretaria y un viaje a Alicante.

Mi jefe, su mujer y un viaje a Alicante.

En una isla desierta con mi ex-mujer

Como pasé de ser una chica modélica a lo que soy.

Mi marido siempre tuvo una doble vida.

Del Opus Dei a los trios en familia.

Sexo duro con mi suegro

La atracadora de bancos V (en un barco con droga)

La atracadora de bancos IV (cruzando la frontera)

La atracadora de bancos III (en el topless bar)

La atracadora de bancos II (la huida)

Recuperándome de haberme convertido en viuda

La atracadora de bancos

Yolanda y la infancia.

Observada y observando a mi vecino (I)

Tren Madrid - Paris

Azafata despechada VII y final

Azafata despechada V

Azafata despechada VI

Azafata despechada IV

Azafata despechada III

Azafata despechada

Azafata despechada II

Amores de juventud VI

Perdido entre sus piernas

Amores de juventud V

Amores de juventud IV

Amores de juventud III

Amores de juventud II

Amores de juventud

Colgada en Buenos Aires VIII (y último)

Colgada en Buenos Aires VII

Colgada en Buenos Aires VI

Colgada en Buenos Aires V

Colgada en Buenos Aires IV

Colgada en Buenos Aires III

En el metro

Colgada en Buenos Aires II

Crucero por el mediterraneo.

Curso de preparación al matrimonio

Colgada en Buenos Aires.

El despota y la arruinada

Cansada de masturbarme para mi marido.

Viaje en barco desde Cadiz a Ibiza

La enfermera de noche II

La enfermera de noche

Cosas de la juventud de una anorgasmica.

La monotona vida de mi exmujer (y V)

La monotona vida de mi exmujer (IV)

La monotona vida de mi exmujer (III)

La monotona vida de mi exmujer (II)

La monotona vida de mi exmujer

Joooder, quien ha visto a esta y quien la ve

Las vascas en que en casa no rompéis...

Apaga la luz, y despacito

Lo de no follar con nadie más ya lo trataremos

Los que somos como yo, no nos enamoramos

Ayer te gustó zorra, a mi si, a ver como lo haces

Disfrutando con alguien por el que algo sintió...

Ya he visto lo que querías.

Que no este aqui cuando vuelva

Por que no ahora?

¿Por cierto que quieres hacer?

Ya veremos como le pagamos el favor

Por quien me has tomado?

A las putas no se le besa (la bomba II)

La bomba