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La atracadora de bancos V (en un barco con droga)

en Trios

Conduje durante horas hasta llegar a Kamploops, a medio camino de Vancouver.  Me alojé con mi documentación española en un motel a la salida de la ciudad puntualizándole a la recepcionista que mi apellido era el segundo que aparecía en el documento.

Estaba reventada de cansancio y aún tenía en mi boca el sabor al semen de viejo verde.  Cualquier chica con cabeza se hubiese puesto a dormir inmediatamente pero yo vi el vibrador comprado en Montana y no pude menos que estrenarlo.  Empecé tocándome los pezones.  Me los pellizcaba ya jadeando.  Me puse a cuatro patas y pasé mi dedo desde mi clítoris a mi ano donde acabó enterrado.  Después de muy pocos movimientos metiendo y sacando mi dedo, puse en marcha el vibrador y de un golpe de muñeca lo enterré en mi ano.  Me corrí entre gemidos en poco tiempo.  Acabé durmiéndome mientras rozada mi pezón con la yema de los dedos.  A veces es duro estar sola.

Me levanté temprano y conduje toda la mañana hasta llegar a mi destino.  Conocía Vancouver de un viaje años antes.  Busqué un motel barato cerca del puerto mercante.  Mi idea era buscar un topless donde ser explotada y donde intentaría conocer a un marinero que me sacase del continente ilegalmente en su barco.

A las 9 de la noche ya tenía trabajo y a las 10, después de una cena sola en un café cercano a mi nuevo lugar de trabajo, me reincorporé.

La mayoría de los clientes era orientales y rusos, me pasé semanas hasta que oí a alguien hablando español.  Se trataba de marineros colombianos.  Como es normal me acerque a ellos dejando saber que hablaba su idioma.  La verdad aunque seguía siendo la más impresionante de las bailarinas, la competencia era mayor que en mi anterior trabajo, aún así fue una alegría para ellos.  Acabé hablando con el capitán el cual me comentó que iban a estar toda la semana en la ciudad.  Le pedí que volviese.

Los colombianos vieron todos las noches, no tuve demasiados problemas para el segundo día en llevarme al capitán a la cama.  Le di un repaso especial cada una de las noches, el chico no era malo, aunque no podía presumir de pollón.

La noche antes de partir estaba siendo sodomizada por Johhny, que así se llamaba el capitán, cuando entre gemidos le solté:

-       Llévame contigo, estoy cansada de Canadá y quiero visitar Colombia.

-       Lo siento mi amor, no podemos llevar pasajeros.

-       Te digo que me cueles en el barco y no me cobres nada, iré como tu amante. – el mestizo con su polla metida en mi culo no podía decirme que no, se corrió clavando sus dedos en mis caderas mientras me gritaba

-       Salimos mañana por la tarde, espérame a la entrada del puerto - después de pensárselo un rato..

Dicho y hecho, a las 8 de la tarde estaba con mi mochila esperando en la puerta de la zona franca del muro.  Unos marineros entretuvieron a los carabineros mientras Johhny me hacía pasar a la zona franca y posteriormente al barco.  Me acomodó en su camarote.

-       Los chicos saben que vienes.  Aun así cuanto menos salgas del barco, mucho mejor.

-       Así lo haré.  Mil gracias.

El viaje duró una semana.  Llegamos al puerto de Buenaventura después de siete días follando sin parar.  Vive dios que Johhny me hizo pagar el pasaje.  Me folló al menos dos veces al día y en todas las posiciones imaginables, o el hombre estaba en la cabina de mando del mercante o lo tenia entre mis piernas de alguna u otra manera.  El chico mucha polla no tenía, pero imaginación, en eso era el rey.  Mira que he follado con gente ocurrente, pero este mozo se lleva la palma sin duda.

He de decir que tampoco estuvo mal el peaje y disfrute cada una de sus embestidas.  El capitán era aseado, educado y muy salido.  

Llegamos a puerto y mi salida de la zona franca fue incluso más sencilla que la entrada en Vancouver.  Un paquete de Marlboro al carabinero de la garita y nada de preguntas.

Johnny me despidió con un rápido beso en la estación de autobuses de la ciudad.  Según sus consejos, me iba a desplazar hasta Cartagena de Indias donde me sería mucho más sencillo conseguir un barco a España.  Johnny me dejó allí pues tenía que ir a su casa donde su mujer e hijos le esperaban.

El viaje en bus fue realmente infernal.  Más de 18 horas metida en un antiguo autobús escolar yankee pintado de mil colores, por carreteras terribles, con mucho calor, música tremenda a tope y más de una gallina volando de fila en fila de asientos.

No daba crédito a la belleza de la antigua ciudad española.  Una preciosidad.  Necesitaba dormir, por lo que fui a la zona de bakcpackers y logré una habitación a un precio muy ajustado.  Me pidieron mi pasaporte pero argumenté haberlo perdido y que al día siguiente iba poner una denuncia.

Creo que dormí 18 horas seguida.  Era increíble poder cerrar los ojos sin tener el chichi ni el culo escocidos de tanto usarlos.

Salí a pasear a la hora de la cena, tenía hambre pero no me apetecía cenar aún pues era un poco pronto para los horarios locales.  Era gracioso oír acentos españoles entre los turistas que deambulaban entre las distintas calles, llevaba años sin oír tanto acento español junto.

Me senté en un bar bastante animado y pedí una cerveza.  Al otro lado de la barra un chico rubio y con un cuerpazo me miraba, yo le miraba a él.  Estuvimos dos rondas mirándonos hasta que el ser acercó.

-       ¿Nos conocemos?

-       Ja ja, eso esta muy usado tío, ni tu me has visto en tu vida, ni yo te he visto a ti.

-       ¿Segura?

-       Segurísima. Me llamo Ana.  ¿qué tal estas? – le dije segura de mi misma.

-       Borja, encantado – y me dio dos besos.

-       Cuanto tiempo llevas en Colombia Borja.

-       Pues poco. He estado navegando por centro América durante los últimos dos meses y esta es mi última etapa.

-       Que interesante, cuéntame más.

-       Bueno, pues mi amigo Fran y yo hemos venido a recoger el barco de un amigo y antes de volver a España con él nos hemos pasado unas vacaciones por el caribe visitando islas maravillosas y conociendo gentes increibles.

-       ¿Y el trabajo en España?

-       Bueno, esta mal decirlo, pero Fran y yo vivimos de las rentas.

-       ¿Maricones?

-       Noooo, que va.  Amigos, pero de maricones nada.

Esa noche cené con Borja, bebimos hasta agotarnos y cuando pensé que esa noche dormiría acompañada el chico recibió una llamada y me dejó.

Dormí sola, caliente y borracha.  Por la mañana allí estaba Borja invitándome a conocer la ciudad y a comer.  Esa misma tarde caí entre sus brazos por no decir que caí sobre su polla.  Follamos toda la tarde, comimos un poco y follamos toda la noche.

Por la mañana Borja se fue tras recibir una llamada, me volví a encontrar con él para cenar.  Esa noche conocí a su amigo Fran que iba acompañado por una mulata impresionantemente guapa llamada Luz.  Fran era otro tiarrón de cuerpo atlético y muy guapo de cara.  Bebimos los cuatro hasta reventar, la morena y yo dimos el espectáculo allí donde fuimos.  Bailábamos sexy, nos contoneábamos, nos besábamos, nos pasábamos hielos de una boca a otra. En más de un bar nos aplaudieron, en más de un bar les llamaron la atención a los chicos.  La última cosa que recuerdo de la noche es estar a cuatro patas en la cama de Borja mientras la buena de Luz recibía estocada tras estocada del bueno de Fran.  Pocas veces había visto a una mujer follar en vivo, ni siquiera sé como acabe allí, pero me encantó.  De vez en cuando Luz estiraba su mano y tocaba una de mis tetas, en otras ocasiones era yo la que hacia lo mismo.  El morbo subió a lo máximo cuando los chicos cambiaron de agujero y Fran me la metió a mi, mientras Borja sodomizaba a la mulata.  Las dos nos corrimos como fuentes mientras nos besábamos en la boca con nuestro cuerpo casi en vilo en el hueco que quedaba entre las camas.

-       Mañana nos vamos a Cádiz.  ¿Por qué no te vienes con nosotros? -  me preguntó de improvisto Borja una noche cenando.

-       ¿A vela?.  Quiero volver a España, pero no estoy tan desesperada. ¿Estas loco?.

-       Son solo cuatro semanas.  Nos ayudarás a Fran y a mi a hacer las guardias y lo pasaremos bien.

-       Ya, sobre todo tu, por que Fran morirá a pajas oyéndonos a nosotros dos follando cada noche.

-       Se iba a matar a ellas igual – rió Borja.

Ni lo había pensado, pero allí me encontraba yo subiendo bolsas con comida, botellas de agua y demás víveres.

Partimos a primera hora de la mañana dejando detrás nuestra el maravilloso puerto de Cartagena de Indias.  Enfilamos hacía el norte y durante la primera semana fuimos dejando a babor cantidad de islas del caribe.  Mi única condición para hacer el viaje, era que no tocásemos puerto Americano, por ejemplo las islas Vírgenes, y que si era posible iríamos de un tirón hasta Bermuda.

Los primeros días de navegación todo era nuevo, cada uno hacia su guardia de seis horas y yo aprovechaba las seis horas de guardia de Fran para comerle la polla a Borja, bueno la polla y todo lo que se dejaba comer.  Creo que no dejé ni un centímetro de su cuerpo sin probar. 

Según nos alejábamos del Caribe nuestra guardia se relajó, ya que no había ni atolones ni demasiados barcos con los que chocar. 

Una noche después de ver una película y tomarnos más de una y dos copas, acabamos jugando al poker como otras noches.  En aquella ocasión yo llevaba un pedo de órdago y después de putear un poco a mis dos compañeros de viaje acabamos jugando un strip poker.  No sé si motivo a mi falta de pericia o que estos dos cabrones se había compinchado pero acabé en pelotas la primera.  Borja iba a dar por terminado el juego cuando yo me negué.

-       sois unos tramposos y no dejaré de jugar hasta que tengáis las pollas al aire.

-       Ja j aja – rió Borja. - ¿Y que piensas apostar?.

-       Una condición cada vez que pierda.

Como no podía ser de otra manera mi mala racha siguió y aunque logre que Borja y Fran se quedasen en calzoncillos, para cuando dimos por acabada la partida, ya había quedado en pasar una semana desnuda sin poder vestirme en toda la semana, se la había chupado a los dos, me había masturbado delante de ellos y había quedado el lavar los platos el resto del viaje.

Estaba trotando sobre la polla de Borja en su camarote cuando oí abrir la puerta y vi a Fran desnudo con la polla totalmente empalmada.

-       únete – dijo Borja.

-       ¡Como que únete! – dije yo entre risas.

Fran acalló mis protestas metiéndome la polla en la boca.  Estaba totalmente salida y acepté aquella polla como un regalo del cielo.  La noche fue larga.  Ni decir tiene que durante horas el piloto automático nos condujo mientras los dos machos llenaban mis agujeros de carne y lefa.  Me follaron hasta reventar entre los dos.  Cuando acabaron conmigo no podía ni andar.  Jodida pero contenta, pensé.

El resto del viaje fue un folla que te folla.  Cuando uno dormía el otro me follaba y cuando ninguno de los dos lo hacía, los dos me follaban a unísono.  No sabía como mis agujeros no se resentían.

Paramos en Bermuda a repostar combustible, agua y comida.  Yo no me bajé del barco pues tenia que haber dado mi pasaporte a pesar de ser una colonia Inglesa.  Solo estuvimos 24 horas fondeados en su curiosa bahía.

No recuerdo los polvos que me echaron durante los 18 días de navegación que tardamos en llegar a Madeira, pero fueron muchos y constantes.  Desde luego no había dejado de follar en todo el viaje desde NYC, pero este barco se llevaba la palma.  Solo estuvimos 24 horas en Horta, lo suficientes para comer en el conocido Peter’s, salir esa noche y follar sin oleaje.

Estábamos a dos día de nuestro destino cuando cogí de la mano a Borja y me lo llevé a mi camarote.  Ese día solo había follado con Fran y deseaba sentir dentro de mí al patrón del yate.   Le chupe la polla como hacia un par de horas se la había chupado a su compañero de viaje. A Borja le encantaba mi lengua en su prepucio y a mi me encantaba notar como de su polla manaba leche en abundancia fruto de mi boca.   Me limpié la boca con la colcha y me senté en su cara.  Borja era un maestro comiendo coños y solo me quedaba dos días de disfrute de aquella lengua.  Estaba a punto de llegar al orgasmo cuando noté como Fran agarraba mis preciosa y morenas tetas y me besaba el cuello.

-       veo que no vas a dejarme follar con Borja en paz.  Te vas a enterar – le dije mientras el daba un morreo.  Me corrí al segundo.

Bajé mi coño hacia abajo y la polla de Borja entró sola, Fran apoyó mi cuerpo contra en de Borja y sin casi dificultad me penetró analmente.  A esas alturas de la película ya éramos un reloj en coordinación de movimientos.  Los dos chicos se movían de manera que yo siempre estaba llena de polla y en ningún momento se descompasaban.  El compás era perfecto, siempre tenia mis tetas ocupadas pero nunca tenía una maraña de manos sobre ellas.  Los dos me decían cosas morbosas que me llenaban de lujuria.  Nos corrimos los tres entre gritos de placer.  Ambos chicos estallaron de placer cuando yo sonoramente alcance un maravilloso orgasmo gritando mi placer al mundo, cuando oímos un ruido extraño en el exterior. Un segundo después por la puerta del camarote entraba un GEO con pasamontañas y una metralleta con la que nos apuntaba.  Nos quedamos helados.  Al GEO se le unieron otros cuatro mientras en le barco se oían gritos de “despejado” “despejado” “despejado”.  Violentamente los tres fuimos esposados y sacados a empujones a cubierta.

-       ¿dónde tenéis la droga cabrones?

-       No sé de que me hablas – dijo Borja.

-       No me jodas chaval, que os venimos siguiendo desde Colombia.  ¿dónde coño esta la droga?

-       No hay droga –dijo Borja.

-       Tanto da.  Vamos a reventar el barco si hace falta pero la encontraremos.  Estáis detenidos por delito contra la salud publica – yo estaba atónita.

-       Ella no tiene nada que ver, la cogimos en Cartagena y es ajena a todo esto – dijo Fran - suéltenla.

Nos sentaron en los asientos de cubierta mientras policías de aduanas subían desde un barco que ya había recogido las zodiacs de los GEOS y estaba amarrado a babor del nuestro.

No tardaron mucho en encontrar los primeros paquetes y ser trasladarnos nosotros al buque de la policía donde nos sentaron en un salón si quitarnos las esposas.

-       Mi capitán.  Parece que la chica no tiene nada que ver.  Según he podido deducir del interrogatorio a los dos por separado, la cogieron en Cartagena y desde allí se la han venido follando uno y otro.

-       Suéltela pues -  dijo el capitán.

-       Un momento, no tiene que ver nada con la droga pero está en búsqueda y captura por la interpol.  Por lo visto la joya se dedicado a robar bancos en California y pidén su extradición.

Los dos barcos llegaron a Cádiz entre cámaras de televisión y periodistas que recogieron la llegada de los detenidos y la droga decomisada.

 Los periódicos se ensañaron con los tres.  Una filtración de la policía les llevó a publicar titulares como “la caliente travesía de los narcos” o “la atracadora que se acostó con los narcos”.

Fran y Borja, dos miembros de familias de mucho dinero de Madrid, lograron condenas flojas, yo fui juzgada en España y no extraditada a USA, ya que España no extradita nacionales. 

La familia de Borja me pagó un buen abogado y debido a que nunca usé un arma en los robos que me pudieron probar, logré que se cambiase la acusación a apropiación indebida y no robo con violencia, por lo que solo me cayeron tres años de prisión, en contra de las muchas decenas que me hubiesen caído en USA si me llegan a juzgar allí.

Es curioso que al final el penase más tiempo de cárcel que yo. Un año más.  Durante nuestras estancias nos escribimos y llamamos siempre que pudimos, incluso hicimos bis a bis con el consiguiente lio que esto provocaba pues tenían que llevar a un preso de una cárcel a otra.  Mi año en libertad con Borja en la cárcel lo pasé visitándole todas las semanas, llevándole fotos mías desnuda y follandomelo a fondo una vez al mes en el bis a bis correspondiente.

En contra de la opinión de la familia de Borja nos casamos por la iglesia al mes de él salir de la cárcel.

Desde entonces soy lo que se dice una señora en la calle y una puta en la cama.  Lo de la chacha en la cocina no, por que la familia de Borja tenían mucho dinero y lo tenían de verdad.

 

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