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Amores de juventud

en Hetero: General

 Nos conocimos en el instituto, Juan era un chico guapo pero los que solemos llamar un alternativo, osea un macarrilla con una pintas poco afines a mis pinta pijeras de don algodón que por aquellas épocas yo llevaba.  La verdad es que él pasaba de un montón de todas esas cosas que los estudiantes de esa edad nos interesaban.  No iba a las discotecas de moda, no oía la música que oía todo el mundo ni tan siquiera se preocupaba de los comentarios sobre él.  A Juan le gustaba la música con más ruido que compás, fumar porros y llevar unas pintas de esas que mi madre jamas aprobaría, hablar de política, filosofía, viajes y sueños.

 

Aunque realmente ya nos conocíamos de clase y aunque nunca habíamos hablado mucho yo sentía mucha curiosidad por él.  Creo que toda la clase se quedo boquiabierta cuando se le vio aparecer en la fiesta de fin de curso, la cual se realizaba un par de meses antes de acabar las clases, pues entre que era el último año y que después de acabar el curso tendríamos los exámenes de selectividad.  No sé como o por que pero esa noche acabé hablando con él toda la noche, cuando las luces de la discoteca a eso de las 3 de la mañana se encendieron, Juan me acompañó hasta mi casa donde me besó tímidamente en los labios.  Mi madre se hubiese caído de culo si me llega a ver besarme en el portal de cosa con un macarra del nivel de Juan.

 

El lunes en el instituto le busque con la mirada y desde ese momento ya no nos separamos.  Pasábamos los recreos juntos, los fines de semana salíamos en pareja, a veces por los bares de macarras donde él frecuentaba y donde yo daba la nota con mi pinta ultrapija o en las discotecas donde yo iba con mis amigas donde Juan resaltaba sobre todos.  Yo jamas había tenido novio y siendo de una familia conservadora como era la mía, no era lo que se dijese muy ducha en cosas de hombres.  En aquellas tarde de bares o discotecas siempre acabábamos dandonos el lote en cualquier esquina o callejón.  Aún recuerdo la primera vez que tocó mis tetas, estábamos dandonos el lote en una esquina de Ribelino´s, discoteca de moda entre los adolescentes por aquel entonces, cuando empezó a subir la mano desde mi barriga a mi pecho y viendo que yo no decía nada la bajó me la metió por debajo del jersey y apartando mi sujetador empezó a sobar mis tetas, yo solo supe decir - no creo lo que está pasando - Juan me miró, sonrió, me volvió a besar y siguió sobandome las tetas.  Fueron solo seis meses, los que pasaron desde esa fiesta del instituto hasta que acabó el verano.

 

Si los meses de instituto fueron un despertar en mi sexualidad, el verano fue la graduación en él.  Ambos habíamos aprobado todas las asignaturas por lo que teníamos todo el tiempo del mundo.  Ibamos a la playa, salíamos por la noche sin horario por primera vez en nuestras vidas, hacíamos acampadas y cada día llegamos un poco más allá en tema sexuales, avances que ahora mismo me parecerían una tontería y que superaría a los 10 minutos de haberme enrollado con un tío pero que de aquellas era constantes roturas de lo que yo esperaba de mi misma. 

 

Esa era la última noche juntos en Galicia, al día siguiente yo partía hacia Barcelona y Juan hacia Madrid, cada uno a estudiar su carrera universitaria y no nos volveríamos a ver. Mi familia se mudaba a Cadiz, mi padre era director de una sucursal bancaria era destinado a esa ciudad y toda la familia abandonaba la ciudad a la que habíamos llegado siendo yo una cría.  Aquello era el fin, ni siquiera en Navidad coincidiríamos.  Juan me había chupado las tetas, masturbado, yo le había masturbado, chupado, nos habíamos dado el lote desnudos los dos, incluso me había comido el coño un par de veces.  Yo jamas hubiera pensado que iba a atreverme a meterme su polla en la boca, pero llego un día que surgió y lo hice.  Aquella noche salimos a cenar, nos estábamos gastando la mitad de dinero ahorrado en todo el verano pero valía la pena.  Después de una muy romántica cena, salimos a tomar una copa, después otra, más tarde otra y se nos hizo el día, yo tenía que llegar a casa sobre las 8 de la mañana y ya eran las seis.  Ahora o nunca, le agarré de la mano y lo llevé hasta la playa próxima a la discoteca en la que estábamos.  Nos tumbamos, nos besamos, empecé a tocarle la polla y él mi coño.  - Juan es el momento - le dije, y Juan agarró su dura polla y apartando mis bragas me la metió con mucho esfuerzo y dolor.  El polvo fue una mierda cuando lo pienso ahora pero Juan era el hombre de mi vida y disfrute del amor más que del sexo. 

 

El portal de mi casa fue un baño de lagrimas, nos prometimos amor eterno, nos prometimos vernos el viajando a Barcelona y yo a Madrid, nos prometimos luchar contra todos los elementos y algún día casarnos.

 

Al principio nos gastábamos nuestro poco dinero en llamadas telefónicas, al final estas se fueron distanciando hasta ser anecdoticas.  Yo ya en segundo de la universidad me eche un novio catalán, de Juan no supe nada más, no lo entendió y rompimos todo el contacto.

 

Los años pasaron, yo acabé la carrera, hice un master, empece a trabajar en una multinacional donde poco a poco fui ascendiendo y logrando puestos de responsabilidad.  Ya con 40 años y después de una brillante carrera profesional, me ofrecieron la dirección general de una gran multinacional, el único problema.  El puesto era en Madrid.

 

La oferta era irrechazable, ademas a nivel ego era a lo máximo que una profesional con mis ambiciones podía aspirar.  El traslado fue un poco triste, detrás dejaba la Barcelona donde había vivido los últimos 22 años y mil cosas vividas.

 

Los primeros meses fueron de locos, mucho trabajo, nuevas amistades, muchas vida profesional y mucha nueva vida social. 

 

Era Junio y un chico al que había conocido semanas antes me invito a una fiesta.  Gente de nuestra edad, bien posicionada y por lo visto con gran ambiente.  Quería causar una grata impresión por lo que me vestí con mis mejores galas.  La fiesta estaba realmente animada, gente guapa, buen ambiente. Me quedé de piedra Juan reía rodeado de chicas monisimas. Era el mismo Juan que se había despedido de mí hacia como 22 años en un portal gallego envuelto en lagrimas, no me lo podía creer, allí lo tenia, a escasos 5 metros después de tantos años.  No me atrevía a saludarle, era un autentico corte, el tío seguía igual, bueno igual pero con 40 años.  No vestía tan arreglado como el resto pero desde luego ya no era aquel macarra gallego de hace 22 años, parecía en su ambiente, la gente se reía con sus comentarios y parecía relajado.  Me acerque a ponerme una copa, cuando Juan se acerco a mi.

 

- Llevo 22 años esperando por tu llamada - me dijo Juan.

- Pensé que me llamarías tu - contesté con una sonrisa

- ja ja ja ja. Dame un beso anda.  ¿que es de tu vida? - me dijo mientras me abrazaba.

- ¿Que es de la tuya?, ¿que haces aquí?, ¿que has hecho todo este tiempo?

- ja ja ja, aun queda algo de gallega en ti, me imagino que eso de contestar con preguntas nunca se quita.

- No seas bobo.

- Pues bueno, soy amigo de Agustin desde hace muchos años, la verdad es que no se por que, pero somos muy amigos.

- Ah, ¿y que ha sido de tu vida?

- Pues poco, acabé la carrera, trabaje en un banco de inversión, he fui a Estados Unidos a hacer un master en Stanford un par de años y después contra todo consejo cabal, decidí montar una empresa.

- Una empresa wooow, ¿quien lo iba a decir?.  ¿Y de que es la empresa?.

- Mucho preguntas tu ja ja ja.  Bueno es una empresa de financiación de compras.  En realidad de créditos al consumo.

- Jo que chulo.

- ¿Chulo?, bueno, la primera semana, después monótono como cualquier trabajo, pero muy contento.

- Fantástico.

- ¿Y tu?

- Bueno acabe la carrera y empece a trabajar en GIGA Barna.

- Ah la conozco.

- ¿Si?

- Si hombre es muy conocida.  ¿Y que haces en Madrid?

- Bueno, hace unos meses me llegó una oferta de trabajo como directora general de Multihosting USA en España

- Coño eso si son palabras mayores. Enhorabuena.  Conozco bien ambas empresas, hombre no de haber tratado directamente con ellas, pero tengo un par de inversiones en techcoms y uno debe de saber los detalles de donde mete sus ahorrillos.

 

Una pedorra vino a rescatarle y mirandome entre desafiante y sonriente tiró de él, nos despedimos con un nos llamamos.  La fiesta iba pasando y yo seguía a Juan con la mirada, esta realmente guapo y seguro de si mismo.  Al pedir mi siguiente copa Juan se volvió a acercar a mi.

 

- Y entonces. ¿ya tienes novio en pocos meses?

- ¿Rodolfo?, que va lo conocí hace unas semanas y esta noche me invitó a venir.  Es nuestra primera cita.

- ¿y?

- Un poco soso, la verdad.  Y tus acompañantes.

- Ja ja ja, amigas.

- ¿Amigas con derecho a roce?

- Ja ja ja ja, me matas de risa.  ALgunas si, algunas no.

- Osea que derecho a roce con amigas entre ellas.

- Bueno, ya sabes que a los 40 las mujeres os desmadrais mucho.

- Yo no.

-  Bueno es saberlo - me dijo guiñandome un ojo.

- No seas malo - le dije dandole un golpe en el hombro, parecía que lo había visto por última vez la última noche, estaba al menos yo supercomoda con él.

 

Rodolfo vino en esta ocasión a romper el hechizo, les presente como un viejo amigo y nos volvimos a separar.

 

En la tercera copa volví a acercarme.

 

- Rodolfo se quiere ir, venia a despedirme.

- ¿Te vas ya?

- Si por lo visto esta cansado.

- Que se vaya.

- ¿Como que se vaya?

- Si mujer dile que no te quieres ir, que te has entrado a un viejo amigo y que te quedas.

- ¿Peeeeero como le voy a decir eso?

- Diciendoselo. Dile que te quieres tomar una copa conmigo y que yo te llevo a casa.

 

Ante mi propio asombró me di la vuelta, me acerque a Rodolfo y le dije que mil gracias pero me quedaba.

 

- Hecho - le dije a Juan.

 

Bebimos hasta bien entrada la noche y cuando la fiesta llegaba a su fin Juan me ofreció tomar la última en su casa.  Me sorprendió que condujese un descapotable, quien le había visto y quien le veía ahora, la sorpresa fue doble cuando entró con el coche en su casa.  Una casa impresionante - coño con el préstamo al consumo - acerté a decir cuando entramos.  La casa estaba decorada con gusto, luego me confeso que el no lo había hecho y que se había encargado una profesional del tema. Según me comentó se lo habia presnetado un tio que salió en los periódicos unos años antes por que su exnovia había puesto una bomba simulada en la catedral de la Almudena y como recompensa por desactivarla exigia echarle un polvo antes. Conocía la historia pero él se descojonada.

 

Nos sentamos en el salón y con una copa en la mano repasamos nuestros últimos 22 años.  Le hable de mis novios, de mis éxitos profesionales, de mis viajes, mis amigos, mi familia y todo lo que se me fue ocurriendo.  Juan me habló de sus años universitarios, de sus años en banca, de sus dos maravillosos años en California, el inicio de su empresa, sus éxitos, sus amores, su vida al limite, su vida reposada, sus amigos y su familia.  No iba mucho a Galicia, su vida estaba aquí pero aun así amaba aquella tierra.  Aunque seguía oyendo la misma espantosa música, era culto, educado, leído, simpático y por lo visto muy rico.

 

- cada vez que alguien se compra una bicicleta yo me puedo comprar un pedal - se reía.

 

Se negó a que cogiese un taxi para volver a casa, yo no lo sabía pero vivíamos en puntas opuestas de Madrid y la verdad ni él ni yo estábamos como para conducir.  Me dejó una camisetas de Los Ramones que miré con una sonrisa y me condujo hasta la habitación de invitados y me beso en la frente antes de cerrar la puerta a mi espalda.

 

Cuando me levanté me encontré a Juan leyendo en el salón, había estado dudado entre salir de la habitación vestida de noche tal y como llegue a la casa o con la camiseta que aunque era larga para mi, me cubría solo medio culo. Aalí con los Ramones puestos, la camiseta marcaban mis pezones pero no le di importancia.  Llevaba un pantalón corto y una camiseta de un grupo llamado Motörhead.  Me sonrío, yo le sonreí.  Me llevo hasta una preciosa cocina donde me preparó un desayuno de esos que solo se ven en las películas; zumo de naranja, tortitas, café, tostadas, mermelada, mantequilla.  Fue cortante ver como me miraba comer.  La verdad es que no quería que aquello acabase, estaba realmente cómoda y no habíamos parado de hablar desde que nos encontramos.  Quería saber todo sobre él, que ideas políticas tenia, que restaurantes le gustaban, en fin, todo.

 

Pasamos toda la mañana rajando, la verdad es que se pasó la mañana en un plis y para cuando nos dimos cuenta Juan estaba cocinandome una estupenda lubina al horno regada por una botella de Habla del Silencio, mi vino favorito, tambien el de él.

 

De la mesa de la cocina pasamos al jardín, yo seguía en tanga y camiseta.  Para aquellas horas ya había visto mi culo enteró lo cual al principio me importaba pero según iban pasando los minutos.

 

- Quedate a comer - me dijo.

- Pero Juan, mira como voy vestida. No me puedo pasar todo el día en camiseta.

- Bueno, te dejo un bikini de una exnovia se dejo aquí hace mucho tiempo y arreglado.

- No te pensaras que me voy a poner el bikini de otra chica, ¿no?

- ¿Por que no?, no seas ridícula.

 

Acabe con el bikini de una exnovia de Juan puesto y los dos en la piscina de su casa, realmente Juan estaba más bueno aun que vestido, aun así yo no dejaba de ser una chica conservadora recién llegada a una ciudad y que estaba pasando el día con un conocido - desconocido.  Cuando empezó a hacer frio pasamos dentro y sin darme cuenta estábamos de nuevo en la cocina comiendonos una cena ligera regada de un excelente vino.  Juan me dejo uno de sus pantalones y una camisa de leñador que me quedaban enormes pero muy graciosa.

 

Del vino pasamos a las copas y así nos dieron las 3 de la mañana.  De nuevo borrachos y de nuevo Juan se negó a llevarme a mi casa.  Me volvío a meter en la habitación de invitados y no pude hacer otra cosa que masturbarme como hacía años que no hacia.  Yo que no era de mucho masturbarme allí estaba con el tanga en mis tobillos y frotandome el cítoris como si se fuese a acabar el mundo, solo pasaba por mi cabeza que Juan entraría en la habitación a ofrecerme una toalla y me encontraría allí masturbandome duramente.  Juan no entró. 

 

Por la mañana me despertó temprano y me hizo vestirme, salí de su casa que parecía un puton con las ropas de la fiesta de Agustín.  Pasamos por mi casa donde me espero en mi portal a que me cambiase.  Pasamos el día en el Rastro, nunca había estado y realmente lo pasamos muy bien, aquel plan me gustó un montón.  Me compro distintas chorradas y yo a él un fular que pareció gustarle.  Comimos caracoles, tomamos cervezas en la Latina, fuimos al teatro y me besó.  Lo estaba deseando pero no me lo esperaba.  A las 11 de la noche me dejó en casa y desapareció prometiendome que me llamaría.  Yo me quedé con una gran duda, no sabía si lo haría.

 

El lunes me sorprendió con un ramo de flores en mi mesa y una sonrisa de oreja a oreja de mi secretaría.  Como unos chiquillos nos pasamos la semana mensajeandonos y cuando llegó el vienes educadamente me invitó a cenar. 

 

A las 10 de la noche me recogió en mi casa y en su deportivo nos dirigimos a cenar a Sacha, yo no lo conocía pero por lo visto era uno de esos restaurantes en los que es imposible conseguir mesa y desde luego barato no era, insistí en pagar y me cerciore del precio de la cena, desconfía de los restaurantes donde el precio no viene en la carta.  Unas copas, y de nuevo la proposición de ir a su casa.

 

En cuento el pasamos el umbral de la puerta me agarró y me besó, yo lo deseaba y abrí mi boca para que me besase con pasión no como no lo habíamos hecho en 22 años.  Estaba excitadisima y lo único que deseaba era sentir su cuerpo contra él mío.  Juan poco a poco abrió mi camisa, me la retiró, abrió mi sujetador me levantó la falda y me bajo el tanga y paso sus dedos por mi ya mojado coño, yo abrí las piernas para facilitarle la labor a la vez que empezaba a acariciarle el paquete por encima de sus pantalones.  Juan me llevó en volandas hasta su cuarto donde acabó de desnudarme y me tumbó en su cama, yo esperaba ser penetrada con ansia, pero ante mi sorpresa Juan se agacho entre mis piernas y empezó a lamer mi clítoris y el resto de mi coño.  Eso no me lo esperaba, yo que había sido muy poco de sexo espontáneo y que por supuesto nunca me habían comido el coño en una de esas ocasiones estaba abierta de piernas recibiendo lamidas tras lamidas que me estaba llevando al cielo.  Me corrí abundantemente en su boca, casi me muero de vergüenza cuando Juan levantó la cabeza con su cara cubierto de mis jugos.  Mi vergüenza acabó cuando me metió la polla de un solo golpe y empezó con el mete saca que tanto había recordado desde la noche que perdí mi virginidad.

 

- Bueno, por lo menos esta noche no tengo la goma de unas bragas princesa oprimiendo mi pene.

- Sigue Juan por Dios.

- Y por lo menos no acabamos de arena hasta en las orejas.

- Calle y hazme el amor Juan.

 

Juan me hizo cambiar de postura.  Desde luego solo mis novios más formales me habían follado a cuatro patas y sin embargo con Juan todo era distinto, hablando, cenando, riendo o follando parecía que no habíamos dejado de vernos en 22 años.  Me penetraba con dureza, me empalaba hasta el fondo, me agarraba las tetas, me sobaba el clítoris.  Después de 20 minutos haciendome llegar de un orgasmo a otro me hizo dar la vuelta y me hizo el amor durante 10 minutos más mientras me sobaba las tetas corriendose abundantemente en mi barriga.

 

- Nos debíamos una - me dijo.

- Nos debemos muchas - le dije yo.

 

Aquella noche dormí en su cama, La camiseta de los Ramones ya era historia.  Era la primera vez que dormía con Juan y había valido la pena la espera.

 

Nos despertamos temprano, la verdad es que no sabía si el hechizo se rompería con las luces de la mañana, pero para mi sorpresa me despertó con un beso y un desayuno aún más impresionante que los de la semana anterior.  Juan me llevó a mi casa, me hizo hacer una bolsa para el fin de semana y volvimos a su casa.  Esa noche cenamos en casa de unos amigos de la universidad de Juan, gente simpática, amigos de toda la vida, una pequeña familia que se había hecho en su ciudad de acogida.  Sus amigos eran un amor y sus chicas me trataron como si me conociesen de toda la vida.  Me sorprendió mucho que al contrario que lo que pasaba conmigo, sus amigos eran de toda clase social, los había que evidentemente les iba muy bien en la vida y otros que no tanto.  Juan se mimetizaba con la situación con el tiempo comprobé que no se le caían los anillos en cenar en el peor de los antros o de degustar las mejores viandas en los más exclusivos restaurantes de la capital.  Juan se adaptaba a sus amigos nunca haciendoles de menos en todo caso haciendoles de más.

 

Aquella noche me hizo el amor despacio, con luz tenue y susurrandome al oido lo mucho que me había echado de menos.  Me corrí tanto por su polla como por sus palabras.

 

El domingo desayunamos tarde, nos leímos juntos los periodicos, yo me leí como era mi costumbre el ABC, Juan se leyo el Pais.  Esa tarde hicimos el amor tres veces, estabamos mucho más salidos que cuando teniamos 18 años, pero ahora sin fecha de caducidad.

 

La relación empezaba a ir viento en popa, viajamos un par de fines de semana a Barcelona donde le sorprendió que todos mis amigos fueran de la zona alta de la ciudad, me llevo a Galicia donde yo no había estado en 22 años, nos reencontramos con amigos de la infancia, me llevo a sitios que ni recordaba y me hizo el amor de nuevo en aquella playa donde deje mi inocencia y me convertí en mujer.

 

Llevabamos cuatro meses viendonos cuando cenamos en casa de unos amigos suyos.  Era gente que obviamente vivían muy bien.  Entre los comensales estaba Claudia, una de las chica que le reían las gracias a Juan la noche que me lo reencontré, me saludo muy simpática pero mirandome de arriba abajo.  En la cena se habló de politica, de la situación social de Venezuela y como guinda se acabo hablando de sexo.  No me pude creer.  La conversación se desvió hacia los intercambios de pareja y como ninguno de ellos lo veía con el escándalo que yo lo veía.  Todo el mundo sin mojarse demasiado lo veía aceptable, incluso bien, ninguno en la mesa salvo yo comentó su desagrado sobre el tema.

 

Con unas copas de más y con un pequeño calentón por mi cuenta entramos en casa de Juan, estaba a mil, no me lo podía creer pero aquella conversación me había puesto de esa manera.

 

- ¿Tu no habrás participado de ninguna de esas marranadas de las que se hablaban hoy? - le pregunté mientras le besaba.

- Mucho quieres saber tu.

- Venga dime, no me importa.

- Ja ja ja, no te importa.

- Que no bobo, es agua pasada.

- Ja ja, ¿que te importa de mi vida anterior a ti?.

- Te has tirado a Claudia.

- Ja ja ja ja

- Bobo dime - le dije entre jadeos.

- Podemos decir que la noche que nos encontramos Claudia se quedo sin polvo.

- Que se joda

- Ja ja ja

- Bueno, y yo tambien.

- Tu no follaste por que no quisiste.

- ¿Pero te las has tirado?

- Ja ja ja.

- Diiiiiiiime

- Un par de veces.

- ¿Y es mejor que yo en la cama?

- Depende del agujero. - Le dí un golpe en el hombro mientras él me tocaba el coño.

- Cuantame lo más fuerte que has hecho en la cama con una mujer.

- Cuentame lo más fuerte que has hecho tu en la cama - Juan me sentó en el sofá, me quitó las bragas, abrió mis piernas y empezó a comerme el coño.  Nadie me había comido el coño así, no era yo, me tocaba las tetas mientras él lo hacia y eso era algo que nunca antes había hecho.  Gemí y disfrute durante un largo rato, pero cuando estaba que reventaba de placer empece a hablar.

- Con 32 años estuve dos años acostandome con un hombre casado, cuando le conocí no lo sabía, me rondo durante un tiempo, cenas, copas, risas, un día acabamos en mi cama y empezamos a encontrarnos sexualmente, cada vez eran menos los fines de semana que nos veíamos y más los días entre semana, yo era feliz hasta el día que descubrí que vivía en Sant Cougat, estaba casado y tenia dos preciosos críos, le quise dejar, pero no pude, por un lado el sexo con él era maravillosoy por otro tenia la esperanza de que él dejase a su mujer y yo pasase a ser la señora de Puyol, que así se apellidaba.  Fueron dos años muy caóticos, intente mantener relaciones con otros chicos pero Josep me atraía y nunca pude concretar ninguna otra relación aggggggg que gustó sigue.  La cosa se me iba de madre hasta que un día me llevó a una casa que no conocía y donde me hizo el amor salvajemente, fuera de sí.  Me estaba follando a cuatro patas mirando hacia un espejo cuando en el espejo note como una luz encenderse, algo como un mechero encendiendose, después como un cigarro encendido.  Me solté de la polla de Josep y corrí hacia el espejo, cubriendo con mis manos mi cara mire en el espejo y pude ver que no era un espejo, era un ventana que daba a otra habitación.  El hijo de puta estaba usandome como trofeo y sus amigos estaban viendo como me follaba.  Entre lagrimas salí de la habitación y nunca más me volvió a ver.  Sopese el denunciarle pero era mi palabra contra la suya y simplemente lo deje estar.  Aunque nunca había sido una chica demasiado lanzada en la cama, me dedique en una temporada a follarme todo el que se me cruzaba, era una especie de venganza ante los hombres - Juan empezó a pasarme la lengua por mi ano, lo cual me cortó un montón.  Intente apartale con mis manos en su cabeza pero él insistió.  Juan se levantó, tenia la polla como un totem y subiendome las piernas me penetró con dureza.

 

- Mira tu con la mosquita muerta - se reía

- No te rías idiota que lo pasé fatal.

- No esta mal, jamas te hubiese imaginado con un hombre casado - me dijo mientras empezaba a meterme un dedo en el culo, yo estaba supercortada pero me estaba dando gusto y deje que hiciese.

- Tu sabes poco de mi.

- Lo sé todo.

 

Juan me colocó a cuatro patas y me folló con fuerza.  Me dio de lo lindo hasta que se corrió abundantemente en mi vagina.  Nos quedamos abrazados y dandonos besitos.

 

- ¿Le diste por el culo?

- ¿A quien?

- A Claudia.

- Ja ja ja, mira cielo, llevo dando por el culo a mujeres desde que tenia 20 años, a todas os gusta, a veces os cuesta aceptarlo, pero os gusta, tardáis más o menos en recocerlo pero al final todas acabáis pidiendolo.

- Yo ni en sueños.

- ja ja ja ja. Ah tu eres especial, no me había dado cuentas.

- Si lo soy.  En serió, le diste por el culo a Claudia.

- A Claudia, y no te debería contar esto, le he dado por todos lados.

- Y a las otras chicas del grupo.

- ¿Que grupo?.

- El grupo de chicas que estaban contigo el día de la fiesta de Agustín.

- A casí todas.

- ¿Por el culo?

- A casí todas.

 

Nos quedamos dormidos hablando de intranscendencias.  El día siguiente lo pasamos tomando el sol en la piscina de su casa aunque ya empezaba a enfriar, leyendo, hablando de filosofía, de historia y follando como locos.  El domingo fuimos al cine y cenar en un chino en le que yo jamas hubiera estado, pero que la comida estaba de muerte.  El sitio lleno de perroflautas y bohemios chocaba con mi estilo pero Juan parecía ser feliz entre esa gente.

 

- Te veo muy suelto con este tipo de gente - le comenté.

- Bueno, ¿que problema tienen?, cada uno vive la vida como dios le da a entender y esta gente suele ser ideóloga y la sociedad necesita a gente ideóloga, seguramente no estemos de acuerdo con muchas cosas que ellos piensan, pero mientras me respeten a mi, yo les respeto a ellos.  No te olvides como era yo de joven, incluso como soy ahora.  Me niego a discriminar a nadie por sus pintas o por lo que piensa, con unos limites claro, pero muy difusos.

- Eres un cielo.

 

El fin de semana siguiente mis padres vinieron a Madrid, ellos ya sabian de mi relación con Juan y aunque al principio se mostraron contrariados por que volvia a estar con aquel perdedor que iba a tirar mi vida por la borda, cuando cenamos juntos y se enteraron de su exito profesional la cosa cambio. En la cena solo hubo un motivo de tensión cuando mi madre le soltó la tipica estupidez de que se alegraba mucho que hubiese cambiado tanto a lo que él contesto que el era el mismo, lo unico que con dinero, nada más.  Creo que lo entedieron y les dio que pensar.  El domingo fuimos al Hipodromo pues papa quería ir, decía que había ido hacia muchos años y le había gustado mucho. Allí vimos a un jugador del Real Madrid que como una bala vino a saludar a Juan, hasta yo me quede de piedra. Mama y papa se hicieron fotos con él y hasta mama le pidió un autógrafo para mis sobrinos. todo iba sobre ruedas.  El fin de semana se me hizo largo, ya no estaba acostumbrada a convivir con mis padres y ademas por primera vez en cinco meses no iba a dormir con él.  Una aun guarda ciertas apariencias.  El domingo con ellos ya de vuelta a su casa recuperé todo el sexo perdido y mientras me follaba duro y me metía dos dedos en el culo, gemí diciendole que queria que me tomase por detras. Una vez acabado el polvo se lo volví a decir.

 

- Durante estos años Juan, una de las cosas con más cariño he recordado es haber perdido la virginidad con el chico que amaba, fue especial para mi y creo que toda chica debería tener una noche como la mía.  Contigo aprendí todo, tu polla fue la primera que me lleve a la boca, tu fuiste el primero que me vio desnuda, y ahora quiero que seas tu quien seas el primero en hacerme el amor por ahí.

- Por el culo quiere decir, ¿no?

- No seas guarro, que manera de romper el embrujo..

 

Juan me cogió, subió mis piernas y volvió a lamer ni esfínter.  Lo hacia a veces, me encantaba y me cortaba, pero esa vez no iba a parar.  Me chupo hasta que por arte de magia empezó a dilatarse, poco a poco fue metiendo un dedo, después un segundo, luego un tercero.  Me dolía, pero era más la pasión que el dolor.  Me penetró poco a poco, yo iba sintiendo como aquella polla iba entrando lentamente abriendose camino entre mi zona más intima cuando no podía más de dolor me dijo que ya estaba dentro y después de acostumbrarme a tenerla ahí, empezó a moverse.  Al principio despacito al final y entre mis continuos orgasmos y mis gritos de placer, me follaba a plena maquina.  Me corrí como en mi vida.  Habíamos descubierto la última frontera ya nada nos iba a parar.

 

Así pasaron los meses, cada día nos divertíamos más juntos, cada día follabamos mejor, cada día yo me mimetizaba más con su mundo, hasta que un día me regalo un anillo que no quise ni preguntar cuanto costaba y me propuso irme a vivir con él.  Desde luego que dije que si.  Cuando se lo conté a mama su pregunta fue solo que cuando nos casaríamos.  Empezaba una nueva vida y yo era la protagonista.  La convivencia no degrado nuestra relación, cada día era más solida de hecho. 

 

Un día en una cena, la famosa Claudia me preguntó sino íbamos a ir a la fiesta de Alberto, me la puso por las nubes.  Yo se lo pregunté a Juan que en principio me dijo que no, pero ante mi insistencia continuada me dijo que de acuerdo, pero que luego no me quejase, me quedé sorprendida, pero no iba a ser yo quien me fuese a echar atrás.

 

La fiesta era en una finca a 40 km de Madrid, todo el mundo debía de vestir de blanco y empezaba realmente tarde para una fiesta.  Las doce de la noche.

 

Llegamos a la fiesta, la cual se notaba que llevaba mucha pasta en decoración, luces, catering y servicio.  La casa era maravillosa, la gente bebía y comía en grupos. Me sorprendo ver tanta gente dandose el lote, realmente las fiestas de gente de nuestra edad no eran picaderos, pero allí la gente parecía estar muy pasada.  Según las copas y la noche iban pasando la cosa se iba yendo de Madre, vi a más de una chica con la falda levantada siendo disimuladamente follada en una esquina, o parejas en el jardin dandose al sexo claramente.  Yo iba de un lado a otro con la boca abierta, Juan me cogía de la mano y cuando veíamos cosas salvajes me agarraba de ella más firmemente.  Dos horas después aquello era una bacanal, el dueño de la casa estaba sentado en un sillón mientras a sus pies una chica de color le lamia sus huevos, en el otro lado de salón su mujer era penetrada por un chico rubio mientras un morenazo le tocaba sus senos.  Casi todo el mundo follaba y casi nadie con su pareja.  Me quede de piedra al ver a Claudia siendo doblemente penetrada.  Ella estaba desnuda y dos chicos que solo habían sacado sus pollas del pantalón la sodomizaban y follaban por el culo a la vez.  Aquella finca olía a sexo y creo que los dos único que no follabamos eramos Juan y yo.  Si he de ser sincera tenia las bragas tan mojadas como indignaba estaba.

 

- A que fiesta me has traído degenerado.

- A que fiesta me has traído tu desviadita - me contestó Juan entre risas.

 

En un acto en el que no me reconocí me agache ante él, saque su polla y se la comí hasta que me aseguré que aquellos huevos no iban s poder ser usados por otra en toda la noche, realmente no era yo, pero si lo era.  Juan intentó follarme pero simplemente quería parar su ansia.

 

Estaba muy equivocada, pues llegamos a casa a las seis de la mañana, Juan me tumbo en la cama, me ato por primera vez los brazos al cabecero de la cama y me penetró con dureza... no había parado de correrme cuando Juan se retiró de mi, salió de la habitación y volvió con una caja de colores alegres, yo atada y borracha como estaba no podía hacer más que mirar, y mirando y mirando pude ver como sacaba de la caja un vibrador a estrenar, le ponía unas pilas y poco a poco me lo metío en el culo.  Me sodomizó durante largos minutos mientras yo me corría más y más, debíamos tener a la asistenta hasta el gorro de lavar sabanas, pero yo era un surtidor de fluidos cuando Juan me tocaba. Me penetró con su polla sin sacar la goma de plástico de culo eyaculando en mi coño como a mi me gustaba.

 

A la mañana siguiente mientras leíamos la prensa me sacó la conversación.

 

- Ves como tenía razón cuando te decía que no deberíamos haber ido a esa fiesta.

- ¿Por que no?

- Bueno, la moderna...

- Ja ja ja . me reí - al principio aquello me dio un asco tremendo. Simplemente entrar y ver a la gente enrollandose me echo mucho para atrás, pero después ver a una tía comiendole la polla a un chico o a otra siendo follado por un chico de color, me dio mucho asco... creo que fue ver a tu amiga Claudia lo que me encendió.

- ¿A Claudia?

- Si, sabia que era un puton, pero me imagine a mi siendo ella y a ti uno de los chicos.

- Y yo era el de delante o el de atrás.

- Tu eras el de atrás, mi culo siempre será exclusivamente tuyo.

- ¿Y?

- Y no me pude contener, sinceramente no se si volvería a una de estas, pero la realidad es que me gusto.  Y mucho.

 

Esa tarde me volvió a follar con dureza, volvió a sacar el vibrador que oficialmente me regalo, volvió a regar mi cuerpo con su lefa y volví a correrme como en mi vida.  La vida me sonreía.

 

CONTINUARA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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