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Sigo follándome a exnovias

en Trios

Después de que me tocase la primitiva decidí volver a follarme a las principales mujer de mi vida…

Continuación de Follándome ex novias (https://todorelatos.com/relato/142309/), mejor leérselo antes de seguir con este.

Con Isabel todo fue muy muy muy fácil.  A Isabel la había conocido en un viaje a Inglaterra años antes de calzármela.  Nos escribimos durante un tiempo hasta que un fin de semana acabamos viéndonos en su Alicante natal.  En principio me quedaba en una casa que su familia tenia vacía en el centro de la ciudad.  Llegué en tren, me duche, salimos de casa a las 10 de marcha y a las 12 de la noche estábamos de vuelta y la tenía a cuatro patas con mi polla en su coño y mis manos amasando sus grandes tetas.

Isabel era una adelantada para su edad, un autentico cañón en la cama.  A Isabel fue la primera a la que le metí en coño un objeto foráneo, bueno, en realidad la follaba y sodomizaba constantemente con todo tipo de objetos fálicos.  Con Isabel fue también la primera en la que tuve sexo anal como algo habitual en nuestras relaciones sexuales, no algo excepcional.  Siempre tuve la duda si prefería que le metiese la polla en el culo y un objeto a la vez en el coño o viceversa.

Follamos años, en cierta ocasión me enteré que se había follado a un compañero de clase, no me molestó pero aun así decidí mandarla a paseo pues estaba hasta los cojones de ir muy de vez en cuando a Alicante y en realidad para follar duro tenía a un par de ellas en la universidad.

Isabel fue de los primeros contactos que hice en Facebook.  Vivía en Amberes, era periodista.  Se había casado, separado y ahora era una forofa de tinder.  No hablábamos mucho, pero cuando lo hacíamos nos contábamos mucho con gran apertura y sinceridad.  Sabía que seguía siendo igual de liberal y activa en la cama.

Con Isabel no tuve muchos miramientos, le dije que me había puesto un reto, que me había empezado a fornicarme a todas mis ex novias y a ella le tocaba.

Isabel, tal y como esperaba no solo no se lo tomó mal, sino que me propuso en una fecha en Alicante.  Parecía mentira que nunca nos hubiésemos visto en todos esos años, pero así era.

-       Vas a flipar, la casa de mis tíos esta vacía y es toda nuestra.

-       Joder, que recuerdos.

-       ¿A que hora llegas?

-       A las siete.

-       Perfecto, vente directamente

-       ¿Qué piso era?, son ya veinticinco años… - le dije.

-       4ºC, el portal 14.  No llames al telefonillo, espera que te abra algún vecino, te habré dejado la llaves debajo del felpudo

-        ¿Y que hago?, ¿me pongo una copa y espero?

-       Tu entra – sentenció.

Confieso que mientras esperaba a que algún vecino entrase o saliese del portal para entrar tenía la polla que me estallaba.  Me costó disimular mi erección en el ascensor mientras subía con una vieja que iba un piso más arriba del mío.

Cogí la llave y abrí.  La casa estaba igual, parecía ayer, desde luego estaba cambiada la decoración,  no mucho, bastante igual.

Pase al salón y de ella procedí a entrar a la habitación principal.  Isabel allí estaba con un vibrador como de otra época metida en su culo y esposada con las manos a la espalda.

No dije ni mu, agarré la cabeza del vibrador y empecé a moverlo dentro del ano de Isabel, esta empezó a gemir pero no me pidió que ni la tocase ni la penetrase con mi polla, solo se dejó hacer.

Literalmente la jodí con ese vibrador con saña hasta que Isabel dejó de gemir y con un grito mudo se corrió salvajemente, pero sin emitir un solo sonido.  Le temblaron hasta las pestañas.

Esperé un rato que aproveché para desnudarme.  Cuando Isabel logró volver en si le quité el vibrador del culo y flipé.

-       ¿es el mismo?

-       Si – me dijo Isabel – lo guardo desde entonces.  ¿No te acuerdas?

-       Del vibrador si, claro, lo compramos unas navidades en Salamanca

-       No, de la escena.

-       ¿De la escena?

-       Si, la ultima vez que me follaste me follaste por el culo con ese vibrador y al final me sodomizaste con tu polla.  Te corriste y tuviste que salir pintando porque perdías el tren

-       Si, ahora que lo dices me acuerdo.

-       Bueno, el caso es que casi te vas sin darme un beso

-       Las prisas.

-       Ni quitarme las esposas.

Abrí sus piernas y penetré su coño con mi recta polla.  Isabel arqueó su espalda y me rogó entre gemidos que le soltase las esposas.

Saqué mi polla, busque’ las llaves, la solté y le metí la polla en su boca.  Isabel la comía de fabula, le dejé hacer hasta que vi o que paraba o me correría y todo se acabaría por el día, ya no tengo 20 años.

Le quité el antifaz y por primera vez nos miramos a los ojos.  Se la clavé hasta el fondo, Isabel, clavó sus uñas en mi espalda, así lo hacía entonces.

Jodimos como desgraciados.  La verdad es que jodidos como desgraciados todo el fin de semana, ni siquiera salimos y solo retiré mi polla de su mojado coño porque sino ella perdía su avión ya entrada la noche del domingo.

A Isabel he ido a verla de vez en cuando, sexualmente siempre me atrajo y me sigue atrayendo.

Con la siguiente me salté el orden, Isabel fue la que me dio el nombre.  A Elena me la había encontrado en Barajas yo yendo a Alicante y ella viniendo de alicante. Nos dimos dos besos nos intercambiamos teléfonos y la cosa quedó ahí.  Elena era del grupo de amigas de mi entonces amante.  Morenaza, guapa, simpática, moderna y muy liberal, pero sin dar la nota.

Dos meses después, casualidades de la vida, me encontré con Elena en una boda.  Ambos íbamos sin pareja.  Para mi era un compromiso de trabajo, para ella un compromiso familiar pues la novia era medio prima suya. Me la follé en mi habitación de hotel esa noche.  Elena era amiga de Isabel, muy buena amiga.  Follar conmigo en una boda 10 años después de dejar a su amiga no fue una traición como pensé que ella pensaría.  Elena era en la cama todo lo contrario de lo que era en la calle.  Pasaba de ser una lanzada a un muermo, la típica que se abre de piernas y poco más.  Un polvo más excitante por a quien me follaba que por como follaba.  De aquellas, en aquellos años, me la follé un par de veces hasta que la mandé de vuelta con su madre porque me daba más problemas que satisfacciones.  Estaba claro que cada 10 años me debía follar una alicantina, estaba visto.

La verdad es que no tenía ni idea de cómo contactar con Elena pero a Isabel le hizo gracia la cosa y me pidió que lo dejase en sus manos. 

-       Solo una condición.  Quiero verlo.

-       ¿Cómo?,

-       Si, Elena ha cambiado un huevo.  Ahora es la estirada Sr. De Prada y me encantaría verla arrastrada cuando este siendo penetrada y gozando como una perra.

Pasaron las semanas y un día recibí un whatsapp de Isabel.

-       esta en el bote.  Esta debe follar entre poco y nada con su marido.  La semana pasada estuve en Alicante y quedé con ella.  Le conté que había pasado un fin de semana increíble contigo y que en síntesis te estabas volviendo a pasar por la piedra a las mujeres de tu vida.  Creo que se excitó con ser ella parte del selecto grupo.

-       No lo es.

-       Lo se, pero no le quería decir que me daba más morbo a mi que a ti.

-       ¿Y?

-       Me dio largas, se hizo la interesante…

-       ¿y?

-       Que quedamos en Madrid en seis fines de semana que es cuando yo puedo colocar a los niños y nos quedamos en tu casa, no se que coño le va a contar a su marido, pero se viene.

-       ¿Y aquí?

-       Cható, no te quejes, esta viene a que te la folles.  Las vas a tener a huevo.

Seis semanas era mucho como para estarme quieto.  Puse mis ojos en Tais.  Tais era la hermana de uno de mis mejores amigos de mi infancia.  Una día me la encontré de copas, estuvimos hablando toda la noche y acabamos besándonos.  Esa noche acabamos en un motel de follando en una cama redonda con un espejo redondo encima de esa cama. La chica resultó una fierecilla.

Tais, la conocía desde que era una niña, quien lo iba decir, era un obús en la cama.  De aquellas tenía novio el cual tenía más cuernos que un toro de lidia.  Me la follé un par de veces antes de que ella pasase de mi.  Me la volví a follar unas navidades hace un par de años, ella estaba divorciada y pareció que en esa ocasión hubiese repetido, pero yo estaba en otras cosas.

 

Tais es de una familia que tuvieron medio Salamanca, pero muy venidos a menos.  Tais había pasado de poder viajar en primera a Nueva York a no poder viajar ni en turista.  Había perdido una vida que le gustaba y era obvio.

Tais estaba casada desde hacia siete u ocho años con un pijazo salmantino, otro en su misma circunstancia, mucho apellido poca pasta.

Tais y yo teníamos mucha relación en Facebook.  Le escribí por el Messenger contándole una batalla

-       Tais, ¿qué tal andas?

-       Muy bien cielo, ¿y tu?

-       Jodido

-       Que te pasa

-       Me iba a ir con una amante un fin de semana a Oslo y la he mandado a la mierda.

-       ¿Que problema hay?, cancelado.

-       Esta pagado si no voy lo pierdo.

-       Ve con otra.

-       ¿Te vienes?

-       Joder me encantaría, pero recuerda, soy una mujer casada.

-       Avión en primera, el mejor hotel de Noruega, reservas en los mejores restaurantes.

-       Eres un cabrón.

-       ¿Por?

-       Por que sabes que me gusta más que a un tonto un lápiz, pero no puedo.

-       Bueno, piénsatelo y me dices, hace tiempo que no nos vemos y seguro que un viaje lejos del marido y los niños te vendrá bien.

No pasaron ni tres horas cuando me entró un mensaje de Tais en el móvil.

-       ¿qué día decías que eran?

-       En dos fines de semana.

-       Le he dicho a José que tengo un curso en Madrid, me ha dicho que se venia conmigo pero le he dicho que se quedase con los niños.

-       Perfecto, te mando un billete de tren desde Salamanca a Madrid.

Llegado el día de autos Tais entró en la terminal con una sonrisa de oreja a oreja. Le había mandado un chofer a recogerla a Chamartín y para ella era un volver a lo que ya no tenía. 

Sonrió aun más cuando nos pusimos en la cola de business / primera clase, y más aun cuando nos sentamos en primera.

El hotel era maravilloso, una pasada a las que me estaba empezando a acostumbrar.  Me comió la polla según el botones cerró la puerta con una generosa propina.  Sencillamente se agachó, sacó mi polla del pantalón y mamó hasta que se puso dura en su boca y después le dio hasta que le llené la boca de esperma.

-       quiero un fin de semana loco – me dijo mientras se levantaba y se dirigía al baño a lavarse la boca.

Salimos a cenar a la salvaje noche de Oslo.  Cerramos bar tras bar y siendo las cuatro de la mañana entramos en la habitación.  De nuevo Tais se agachó y sacó mi polla de mi pantalón.  Me la lamió hasta que la tuve dura de nuevo.  Se desnudó y se puso a cuatro patas al borde de la cama.  Como era de esperar tenía un culo que parecía una plaza de toros.  Las tetas le caían hasta la cama.  No lo dudé.  Agarré mi nabo y se la metí de golpe.  En vez de agarrarle de las caderas la cogí de la coleta y empecé a tirar de ella a cada penetración.  Tais movía su coño de una manera maravillosa acompañando mis movimientos, pero el cuerpo no le acompañaba.

La verdad es que Tais follaba fenomal, siempre lo había hecho, estaba con bastantes kilos de más, pero una cosa no le quita la otra.

Fue un fin de semana salvaje en la que me follé a la madre de Alejandro y Marta, desconocía los nombres de sus hijos pero ella me los repitió mil veces, en todas las posiciones y maneras.   Me corrí en su boca varias veces,  le di por el culo y coño, le mordí las tetas e hice que me chupase todo lo chupable. 

Tais solo quería fornicar e ir a sitios caros.  Esta claro, cada uno quiere lo que no tiene.

Cuando aterrizamos en Madrid parecía una mujer liberada aunque yo estaba un poco hasta el gorro de ella.

Mientras esperamos por las maletas dejó caer que se podía quedar a pasar la noche en mi casa y después coger el tren a media mañana, pero me la quité de encima contándole una batalla sobre que tenía gente en casa y me esperaban. Afortunadamente y hasta la fecha, Tais no ha propuesto un nuevo fin de semana.

Isabel me escribió un par de día antes de llegar de que viniesen, me comentó que tenia un tema de trabajo y no llegaría a media tarde sino pasada las 12 de la noche.

Recibí a Elena en Atocha y la llevé a casa.  Estaba superarrugada aunque seguía teniendo un gran cuerpo, cosas del gym me dijo. 

La dejé descansar mientras yo acababa unas cosas de trabajo. Salimos a las diez y nos fuimos a cenar a un sitio bastante elegante.  Elena estaba encantada.

Nos tomamos dos botellas de vino y esto hizo que Elena empezase a dejarse llevar.

-       ósea que me has traído aquí para follarme- me dijo ya con una copa en la mano.

-       ¿quién te ha dicho eso? – pregunté yo haciéndome el sueco.

-       Isabel, ¿quién sino? – contestó

-       ¿Y que te contó?

-       Que estabas follándote a las mujeres más importante de tu vida y que te la habías follado a ella y le había encantado, y que ahora me tocaba a mi.

-       ¿eso te dijo?

-       Eso me dijo

-       ¿Y te apetece?

-       Mucho, me gustaba mucho como me follabas hace años y de hecho me he hecho muchos dedos a tu salud a lo largo de los años, por lo que me muero de ganas de acabar en la cama contigo.

Cuando cogimos un taxi para en principio ir a un bar a tomar unas copas Elena de dio mi dirección al taxista al grito de – nos las tomamos allí.

Entramos en mi casa y Elena sin preguntar empezó a mirar por la casa hasta que encontró el mueble bar.  Puso dos whiskeys sin hielo, brindo conmigo y se tomó todo el vaso de golpe.

-       y ahora móntame – me dijo mientras se dirigía a mi cuarto quitándose prendas.

Elena me esperaba desnuda tumbada en la cama y con las piernas abiertas.  Saqué mi polla y agarrándola por la nuca, le subí la cabeza y le metí la polla en la boca.

Elena me mamó la minga durante un rato, nada del otro mundo.

Elena estaba mucho mejor que hacia 15 años.  Estaba dura, se había puesto tetas y tenía un cuerpazo.  Al contrario que entonces ahora tenía el coño sin pelo y no un matojo poblado como el que tenía.  La hice ponerse a cuatro patas y de nuevo estaba perfectamente depilada y no con un bosque de pelo rodeando su ano.

Le metí un dedo en el culo que ella recibió con un bufido y mi polla en su encharcado coño.   Seguía sin ser hacha en la cama, pero volver a tener mi polla en aquel coño era una victoria.

Le di hasta que se corrió.  Sin sacarla la deje descansar.  Cuando dejó de jadear le di la vuelta y le abrí las piernas.  Metí mi polla en aquel calvo coño y ella empezó a gemir.  Empecé a darle fuerte pero no rápido poniendo sus piernas sobre mis hombros, Elena navegaba entre el orgasmo y el estar a punto de ello.

Estaba a punto de empezar a darle fuerte y rápido a modo de traca final cuando ví como Isabel entraba desnuda en mi habitación.  Desde mi ángulo yo la veía pero Elena no podía.

Mi ex novia se subió en la cama y se sentó en la cara de su amiga mientras me daba un largo morreo.  Pensé que Elena daría un grito, pero a pesar de su desconcierto inicial, empezó a lamer como una campeona.

Seguimos así hasta que Isabel habló.

-       deja de follártela que cada vez que le da un espasmo para de lamerme.

Saqué mi polla y deje que las chicas se amoldasen empezando cada una a lamerle lo rosado a su amiga.

Fue maravilloso recordarlas con escasos 20 años y verlas ahora pasados los 40 dándose placer a cada una.

Isabel me pidió polla nada más correrse.

La penetré y le di duro un rato, hasta que me fijé como Elena se masturbaba a nuestro lado metiéndose hasta cuatro dedos en su abierta raja.

Cogí la mano de Isabel y la puse en su clítoris mientras se susurraba que siguiese ella.  Saqué mi polla y abriendo las piernas de Elena se la metí hasta el fondo mientras ella enloquecía de placer.

Acabe la noche dando por el culo a Isabel y corriéndome en sus intestinos.

Follamos como salvajes todo el fin de semana, según me cuenta Isabel alguna vez han vuelto a montárselo e incluso han llegado a hablar de ofrecerme el rememorar este fin de semana que ahora cuento.  Le di por el culo también a Elena, no era su primera experiencia y se notaba, aunque era más el morbo que el placer que Elena me dedicaba.

Isabel volvía el domingo a media tarde, Elena tenia tren para ultima hora, me la volví a follar, más que nada por no salir a pasear por el centro como ella propuso. Mientras volvía de Barajas fui pensando en la siguiente victima.

Esa tarde después de follármela, me confesó que le jodía tener que volver a casa con su marido que no le daba lo que ella esperaba.  Simplemente me corrí en su coño y ni le di esperanzas de repetir.

De vuelta de Atocha decidí que la siguiente era Esther.  Novia durante años en la universidad y años después de la universidad, probablemente la tía más corneada de la historia.

Aquello iba a ser un tema muy jodido.  Esther rompió toda relación cunado lo dejamos, Esther se casó un par de años después de dejarlo, se hizo legionaria de cristo rey, tuvo una riada de hijos, se separó de su marido porque resultó ser un pio de cara al publico pero un putero cuando nadie le veía, un clásico del ramo por otro lado.  No había vuelto a tener pareja porque estaba casada a los ojos de dios. 

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