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Viaje en barco desde Cadiz a Ibiza

en Confesiones

La verdad es que no me apetecía mucho aquella cena, pero era sábado y realmente lo que no me apetecía era quedarme en casa, por lo que mejor una cena aburrida que una noche aburrida..

 

Mi amiga Bea hace una de sus típicas cenas entre gente que no se conocían entre si, y la verdad es que siempre que iba acababa renegando de haber ido.  En general siempre iban a ella gente del mundo financiero y al final todas las conversaciones acababan siendo sobre absurdos que me interesaban cero.  Poca gente interesante recuerdo en esas cenas para una chica como yo licenciada en literatura hispánica y gerente de una editorial independiente.

 

Llegue un poco tarde como suele ser habitual en mi, en la mesa ya estaba todo el mundo. La mesa además de la propia Bea y yo la componían un ejecutivo de banca privada, una directora de un private equaty, un broker, un gestor de cuentas, una directora de marketing de una gran empresa y Ricardo que por lo visto había vendido su empresa de internet a google habia unos años y desde entonces se dedicaba a sus cosas.  El chico era mono y estaba moreno, Bea había reservado el sitio al lado de él para mi.

 

La cena fue agradable hasta que empezaron a hablar de economía, de como afectaría una victoria de Podemos en la economía de la Unión Europea y chorradas por el estilo.  Como de costumbre al menos para mí la cosa decayó. La gente charlaba animosa, todos menos Ricardo y yo.  Aprovechando que estaba sentado al lado mía inicie una conversación con él.

 

- Bueno Ricardo, me dijo Bea que habías vendido tu empresa a Google.

- Así es, hace dos años.

- ¿Y desde entonces que haces?

- Bueno, al principio decidí tomarme un año sabático, visto que me gusto, decidí tomarme un segundo, y en eso estoy.

- Jo que suerte, aunque me imagino que te aburrirás un montón con tanto tiempo libre.

- Bueno, la verdad es que no paro.  He dedicado este tiempo para retomar amistades, visitar amigos en el extranjero, cultivar nuevos hobbies, en fin vivir la vida.

- ¿Y siempre tienes gente con la que hacer cosas?

- No, ja ja ja, a veces no, por ejemplo ahora tengo que buscar a alguien que me acompañé a llevar mi velero desde Cadiz a Ibiza y se ve que nadie tiene libre esta semana que viene.

- Jo que suerte, me encantaría hacer un viaje así.

- Pues vente - me dijo.

- Imposible, estoy hasta arriba de trabajo y ya sabes como son esas cosas.

 

La cena siguió, Ricardo y yo hablamos toda la noche y cuando la gente se empezó a ir decidí que también era mi momento.  El chico estaba bueno pero parecia que solo hablaba conmigo por educación.

 

Me despedí de los que quedaban y salí a la calle a coger un taxi.  Llevaba 15 minutos en una esquina sin ninguna suerte, cuando de repente me pitaron desde una moto, era Ricardo en una vespa.

 

- ¿Te llevo?

- ¿Tienes otro casco?

- Aquí mismo - me dijo Ricardo levantando el brazo donde el colgaba un segundo casco.  La verdad es que no soy muy de motos, pero bueno un día es un día.

 

Me subí y le indique mi dirección.  Cuando llegamos me ofreció tomarnos una copa en un bar mugriento al lado mismo de mi casa, al que nunca había entrado, y aunque me hice la dura al final accedí.

 

Ricardo resultó un chico majisimo, sencillo, simpático, sin novia, culto, viajado, en fin todo lo que una chica puede esperar.  Lo cierto es que espere a que me atacase, pero el ataque no se produjo.  Después de unas cuantas rondas y ya en mi portal, cuando esperaba un beso y que ese beso fuese el detonante de subirle a casa y violarle, me dio un beso en la mejilla y se despidió.

 

LLegue a casa con las bragas encharcadas.  Ni llegue a mi habitación, me hice el dedo del año, me masturbé como hacia tiempo que no lo hacia por un momento estuve a punto de folla r aun follaamigo para tener una dura sesión de sexo aceptico, pero a veces la urgencia no hace perder ocasiones.  Use todo lo que tenia a mano para darme placer, estaba atacada y necesitaba follar y a falta de polla, bueno es cualquier objeto falico.  Entre el alcohol y el superorgasmo que acababa de tener caí rendida y dormí profundamente hasta que a la mañana siguiente mi madre me llamo para ver si iba a comer a su casa.

 

Bea me llamó para comentar la jugada, no le conté que había acabado atizandome el hígado con Ricardo, pero me dijo que el tío no me había quitado el ojo de encima en toda la noche. Lo cual como es normal me dibujo una sonrisa en los labios.

 

El lunes empezó mi jornada laboral en la editorial donde trabajaba como un lunes cualquiera, un trabajo que me encantaba y en el que era muy buena.  A media mañana recibí un sms de numero desconocido.

 

- ¿Por que no me acompañas hasta Ibiza?

- ¿Perdon?, ¿quien eres?

- Perdona, soy Ricardo me conociste el sábado en casa de Bea.

- Ay hola Ricardo, perdona, y ¿como es que tienes mi teléfono?

- Tu amiga Bea me lo ha dado, pero me ha hecho jurar que no te lo diría,

- Un hombre de palabra, veo.

- Ja ja ja.  Es que es una idiotez de promesa.  ¿Quien me lo iba a dar?

- Pues es verdad.

- ¿Te vienes?.  Cogete unos días y nos vamos.

- Ricardo, me encantaría, pero estoy hasta arriba de trabajo.

- ¿Segura?

- Segura.

 

Me quede con muchisimas ganas pero era imposible.  En la editorial era imprescindible y estábamos en un momento del año malo.

 

El martes llegue a la empresa y mi jefe me llamo al despacho.  Me despidió, sin más.  A tomar por el culo 12 años de mi vida dejados en aquella empresa.  Me ponían en la calle, por lo visto la miseria que cobraba era mucho comparado con la miseria que cobraba el resto de mis compañeros, tenían que echar a alguien y fui la afortunada, sin más.

 

Como es lógico estuve el resto de la mañana en shock, alucinando, cafe tras cafe, pero pasada la hora de la comida, en la que no comí, cogí mi móvil y mande un sms a Ricardo.

 

- Me acaban de despedir.  Tengo todo el tiempo del mundo. ¿Cuando salimos? ¿En que consiste?

 

Pasaron 5 minutos y oi un pitido en mi telefono y vi como se iluminaba la pantalla.

 

- Vaya lo siento. ¿Puedo hacer algo? ¿Hablar con alguien?

- Olvidalo. En serio. ¿Aun tienes una plaza en el barco?.

- Si, si claro. Me dejas un poco sorprendido.

- Perfecto.  ¿cuando salimos?, ¿desde donde?, ¿cuanto tiempo vamos a estar fuera?

- Pues salimos si quieres el viernes.  Salimos desde Cadiz y la travesía serán tres días como mucho.

- ¿Y que tengo que hacer?

- ¿En el barco?, nada ayudarme.

 

Nos mandamos mil sms ese día, la verdad es que no hablamos por teléfono, solo sms.  Ricardo me explico todo lo que íbamos a hacer, etc.

 

Me recogió el viernes por la mañana en mi casa.  Llevaba un coche alquilado para poder devolverlo en Cadiz. El viaje fue super ameno, me hablo de su familia, amigos, negocios, su afición al mar, la música que le gustaba y mil cosas.  Yo también le conté lo mío.  Le confesé que nunca había navegado.

 

Llegamos a Cadiz, y me dejo en el puerto.  Su barco, el Intrépido, era un catamaran de 14 metros al que la verdad no le faltaba de nada.  Tenia hasta tele. Dos cuartos de baño, tres habitaciones, una cocina maja y un salón.  Ricardo se fue a devolver el coche y una hora después había vuelto.  Me dijo que hasta el día siguiente no saldríamos pues estaba a punto de anochecer y ademas le tenían que llevar desde Alcampo los víveres al día siguiente por la mañana.  Esa noche cenamos en un precioso restaurante en la ciudad, nos tomamos unas copas y dimos un largo paseo hasta la marina.  La noche había sido maravillosa.  Volví a esperar que Ricardo me besase, algo romántico como a puto de subir al barco o algo así, pero nada.

 

Me desperté en mi habitación con un calor de escándalo, me supe un bikini, un pareo y salí afuera.  Ricardo trabajaba en su ordenador. Me miró, me dio un beso en la frente y ante mi asombro me preparó el desayuno.  A las 10 de la mañana llegó el pedido de comida y la siguiente media hora la dedicamos a colocar las cosas.  No eran las 12 del mediodía cuando soltamos amarras.

 

El mar era un plato. Al principio no me cansaba de ver a Ricardo manejar el timón pero cuando estábamos en mar abierto empece a cansarme y decidí ir a tomar un poco el sol.  El catamarán tiene dos partes muy distintas, la popa donde esta la bañera y donde esta el timón, los sillones y demás, osea la parte donde se hace la vida cuando estas fuera de la cabina, y la parte de proa donde están los cascos del barco y estos unido por una red donde es una gozada tomar el sol por que aparte del balanceo propio de un barco el agua salpica la espalda si te tumbas y no pasas ni pizca de calor.

 

Ricardo comandaba la nave y por lo cual no lo podía ver, decidí quitarme la parte de arriba, parte que me volvería poner si Ricardo venia hacia mi.  Cerré los ojos y me relaje. No había pasado ni media hora cuando mi capitán se aproximo a mi zona al grito de "¿quieres un cocktail?", rápidamente me cubrí mis pechos y me puse el sujetador. Me pasé mas de cuatro horas tomando el sol y poniendome y quitandome la parte de arriba de bikini según venia o no venia Ricardo.

 

- ¿Que quiere de cenar? - me gritó

- Espera que voy - le dije.

 

Ricardo había abierto unas aceitunas y me ofrecía una cerveza.  Él entro en el barco y me dejó sola viendo el el horizonte mientras el se ponía a los fogones.  Me quede de piedra al ver que aunque yo no podia ver por los cristales ahumados  desde la Proa, desde dentro y por tanto desde el timón si se podía ver todo, y de hecho se veía todo.

 

- Ricardo, me muero de vergüenza.

- ¿Por?

- Llevo toda la tarde haciendo topless y tapandome cuando venias y desde aquí se veía todo.

- Ya.

- Osea que llevas viendome las tetas todo el rato.

- Pues si.

- Que horror. Lo siento mucho.

- Pero Ana, no me fastidies. No me digas que nunca antes habías hecho topless.

- Si, pero solo con amigas.

- Y no me digas que no has tenido novios.

- Pues si, pero eso es distinto.

- ja ja ja.  No me digas que no has tenido amantes.

- Eso es algo muy intimo y no te lo voy a contar yo a ti.

- Pues eso, no le des más vueltas.  Aprovecha el viaje, en pocos sitios vas a tener más libertad que en un barco en alta mar.  Aquí como si quieres cenar desnuda. No pasa nada.

- No lo verán tus ojos - le dije medio en broma medio en serio.

 

La cena fue magnifica, cenamos pescado fresco regado con un riquisimo champan. Después puso un par de copas y nos dedicamos a ver como se iba haciendo de noche.

 

- Creo que deberíamos acercarnos a la costa y fondear.

- Ah. ¿No navegamos de noche?

- Los dos solos no.  Si fuésemos 4 podríamos hacer guardias y siempre estaría uno despierto vigilando, pero solo los dos, es mejor tomarselo con calma y dormir fondeados en la costa.  Lo suyo sería buscar un puerto, pero podemos anclar enfrente de las playas de Málaga y no tendremos problemas.

 

En dos horas y ya de noche cerrada estábamos anclados enfrente de una gran playa. 

 

- ¿Que quieres hacer? - me dijo.

- Pues no se. ¿que se hace en un catamaran llamado el intrépido a las 11 de la coche anclados en frente de una playa no identificada?

- Pues se puede elegir.   Ver una peli. Jugar a las cartas. Irnos a dormir. Tomar unas copas.

- ¿A que se juega generalmente en los barcos?

- Bueno, solemos jugar al pocker, pero siendo dos.

- Ah yo era muy buena a eso en la universidad.  Te barro seguro.

- No creo, pero siendo dos, no nos quedaría otra opción que jugar al strip pocker.

- !Ni loca!

- Bueno si pierdes no ibas a acabar mucho peor que cuando tomabas el sol.

 

Ricardo puso unas copas y cuando llevábamos tres me decidí por el pocker.  La verdad es que este chico era muy sensual, pero sabia mantener las distancias.  A estas alturas del viaje ya me imaginaba empalada por el y sin embargo no había movido ficha.

 

Como os imagináis, el solo se había quitado una de sus zapatillas y yo estaba depositando la parte de abajo del bikini encima de la mesa.  Me tapaba las tetas como podía y me preguntaba como me iba a levantar del sillón.

 

- doble o nada - dije - me lo juego todo a una carta, si gano te das la vuelta, me visto y empate, si ganas puedes ponerme una condición.

 

Full de reinas y ases y una mísera pareja. Así era mi suerte esa noche.  Volví a perder y ahora estaba a su disposición.

 

- Salta al agua - me dijo mirandome a los ojos.

 

Ni me lo pensé, me levante corriendo y de un salto abandone el barco. El agua estaba deliciosa, la luna se reflejaba en el mar y desde la borda Ricardo me contemplaba con una cara de niño bueno lleno de dulzura.  Nadé durante medía hora, le pedí mil veces que se metiese, me contestó mil veces que era mi castigo, no el suyo.  Cuando volví al barco Ricardo me esperaba con una esponjosa toalla recién lavada. Me abrazo y me seco todo el cuerpo, esperaba que me besase, pero no lo hizo.

 

Nos tomamos un par de copas más y ante la celeridad del chico me dirigí a mi camarote.  Me desnudé, me tumbe en la cama, abrí mis piernas y empece a masturbarme con saña, estaba salidisima y este cabrón no entraba a matar. Me pellizque los pezones, me metí dedos en todos mis agujeros, me deje el clítoris en carne viva y me corrí entre gritos ahogados, Ricardo aun seguía arriba.  Pasó una hora y no podía dormir.  Estaba salidisima y desvelada. Salí a cubierta a tomar un poco el aire cuando me quede de piedra cuando me di cuenta que por la claraboya del camarote de Ricardo se veía todo.  Parezco idiota pensé.  Estos cristales oscuros por el día no dejan ver desde fuera, pero por la noche y con la luz encendida no dejan ver desde dentro y si desde fuera.  Ma habia visto en plena faena. Creí morir.

 

Me levanté abochornada.

 

- Lo siento - me atreví a decir.

- ¿Por?

- Por el espectáculo que te di ayer sin cerrar la cortina. De verdad que no me di cuenta.

- No te preocupes, todo el mundo hace esas cosas aunque no las reconozca.  Espero que no fuese en honor mío

- Tu eres un creído - le dije indignada.

 

Esa mañana me puse directamente en topless.  Ricardo no pareció darle ninguna importancia, no me miraba las tetas en demasía, lo que para mi era una cosa tremendamente novedosa el la veía como algo normal.

 

El tiempo era bueno y la compañía mejor.  Ricardo era un fantastico cocinero y cada comida me sorprendía con algo nuevo y rico.  Después de comer me metí en mi camarote a descansasr pero caliente como me tenia este cabrón, no pude más que volver a masturbarme, esta vez deje la puerta entreabierta.  Me dí de lo lindo y fue imposible que no me oyese por que grite como si me fuesen a prohibir el volver a correrme.

 

Ricardo me miraba con una sonrisa desde la puerta.

 

- Veo que el mar te sienta bien.

- Ricardo que vergüenza, me pillas en todo. ¿desde cuando estas ahí?

- Me gusta verte, he de reconocerlo. LLevo más o menos 10 minutos, ya que te tenia que oir preferí verte.

- Y por que no participas conmigo la próxima vez - no daba crédito a lo que salía de mi boca.

- Soy muy aburrido masturbandome - y me guiño un ojo.

- Bueno, no me refería a eso, me puedes ayudar a mi - le dije sonriendo con cara de lascivia. .

 

Me levante tal y como estaba, esto es desnuda y me dirigí a tomar el sol.  Era gozoso tomar el sol desnuda con un refresco, un libro y el mar salpicando mi cuerpo.

 

Aquella noche cenamos un San Pedro que habíamos pescado, la verdad es que fue emocionante notar como el sedal que llevábamos colocado en la popa era picado y más emocionante fue comer aquel riquisimo bicho.  De nuevo alcohol, de nuevo risas, de nuevo fondear, de nuevo mirarle con deseo y en esta ocasión no jugamos al strip pocker por que yo ya estaba en pelotas.  Esa noche vimos una DVD, elegí las Edades de Lulu, que era más vieja que la leche, pero de largo era la película más picante que este aburrido tenia en su colección.

 

Me tumbe apoyando mi cabeza en sus piernas.  La película iba de polvo en polvo y no solo notaba como mi entrepierna se encharcaba de la excitación sino que ademas notaba como su rabo se ponía duro, no morcillón, duro como una piedra.  Estuve varias veces a punto de bajarle el pantalón y meterme ese pollón en la boca, pero me contuve.  Cuando me di cuenta tenia mi mano en mi entre pierna y me frotaba suavemente el clítoris. No me estaba masturbando simplemente jugaba un poco con él.  Nuestras respiraciones se aceleraron, pero nada pasó.  Cuando la película acabó, Ricardo aparto mi cabeza, se levantó y me dio la buenas noches.  No lo podía creer, tampoco hoy me iba a follar.

 

Me metí en mi camarote, me puse a 4 patas y empece a masturbarme sin haber siquiera cerrado la puerta.  Esta muy muy muy caliente, mi coño era un río de flujo, mi mano recorría toda la extensión que va desde mi ano a mi pepitilla y no podía para de gemir.  Estaba a punto de correrme cuando de repente note como un pollón se metía de golpe en mi vagina y dos manos me cogían por las caderas.  Me corrí como si no hubiese un mañana.

 

- Agggggg cabrón me corro, me corro.  Mira que has tardado, no pares por lo que más quieras, follame.

 

Ricardo la tenia gorda como un misil, y no se apiado de mi cuando me vio correrme, acelero sus embestidas y me dio, vaya que si me dio.  La noche fue eterna, no se como aguantaron las anchas en su sitio.  Me folló por todos los lados, me comió el coño, me chupo el culo, se la mame hasta que me quede sin saliva.  Me envistió con saña, me folló con dulzura, amaso mis tetas, chupó mis pezones, me lamió los dedos de los pies, me estampó contra la pared, me hizo ponerme encima, debajo, de lado y finalmente se corrió sobre mis amasadas tetas

 

- Quien iba a decirme a mi que la pijilla con cara de no haber romper que llego tarde a la cena de Bea iba a acabar con mi polla entre sus labios.

- Bien que lo deseabas, se sincero.

- Pues hombre me gustaste mucho, sino no te hubiera llamado, pero no te hacia con tantas ganas de polla.

- Ya ves como me tienes.

- Ya ves como me tienes tu a mi.

- ¿Osea que doy esa impresión?, de no haber roto un plato.

- Pues si, y lo sabes. Creo que te encanta ir de inocente por la vida.

- Y lo soy. Lo único que cuando me enciendo, me enciendo.

 

Aquella noche dormimos abrazados, fue maravilloso.  Por la mañana volvió a hacerme el amor, no salimos hasta las 12, estuvimos ocupados en amarnos y entrelazar orgasmos.

 

La travesía siguió sin novedad, bueno si podemos decir que no era una novedad que yo le provocase desde proa poniendome a cuatro patas y enseñandole mi enrojecida vulva.  Creo que aquel día follamos como tres veces. una en la red de proa, otra en los sillones del salón y otra conmigo apoyada sobre el palo mayor y agarrada a los cabos que salían hacia lo más alto.  Nos cruzamos infinidad de barcos y me imagino que si alguno hubiera usado unos prismáticos se hubiera dado un festín a nuestra costa.

 

- Esta noche no fondearemos, quiero llegar a Ibiza mañana tendríamos que ir hacia Valencia para fondear y nos hará perder mucho tiempo.

- ¿Y podremos hacerlo?.

- Bueno es cuestión de alargar la noche y el resto de la misma me la pasó yo en vela, ya descansaré cuando amarremos.

- ¿Cuales son los planes?

- LLegamos, amarramos, duermo 4 o 5 horas, hacemos las maletas, al aeropuerto y de vuelta a Madrid.

- ¿Y no podemos quedarnos unos días en Ibiza?.  "casa" tenemos, comida tenemos y tiempo tenemos.  ¿O es que tienes a alguna novia esperandote en Madrid?

- Yo ninguna, por mi no hay problema.  ¿Tienes acaso tu algún novio en Madrid?

- Tengo uno, pero ahora esta con una descocada en un barco rumbo a Ibiza y hasta que vuelva a Madrid tengo tiempo la verdad.

 

Cenamos otra de las maravillas de Ricardo, esa noche se lució además de una carne que estaba para chuparse los dedos hizo unos coctails de champan que no solo estaba buenisimos sino que subían una barbaridad.  Nos tomamos unas copas y Ricardo se acomodó en su puesto de piloto.  Yo intente hacerle compañía la mayor parte de tiempo, primero leyendo luego hablando y por último comiendole la polla. 

 

Me puse de rodillas entre sus piernas, saque mi ahora nabo y empece a darle lametadas, Ricardo se reía hasta que metí todo aquel pedazo de carne en mi boca y empece  a mamar como sabia que a los hombres les gustaba. Ricardo puso sus manos sobre mi nuca marcando el ritmo.

 

- Quiero que me folles como a una cerda, tu cerda. Quiero que esta última noche en el barco sea inolvidable -  dije mientras veía como su cara de convulsionaba - Para el barco y follame.

- Ana, un barco en alta mar no se puede parar.

- Echa el ancla y follame.

- No hay ancla con tanta cuerda cielo.

- Pues pon el piloto automatico y ven a darme.  Solo serán 10 minutos.

- Es peligroso cielo.

- Ricardo por dios, son solo 10 minutos y no se ve ni una luz. ¿que va a pasar?

 

Me levante y contoneando mi culo me dirigí a su camarote.  Me puse a 4 patas y a esperar.  Note como entraba en la habitación como cogía mis muñecas y me las ataba a la espalda con un cabo, esto hizo que mi cabeza cayese y se apoyase contra el colchón.  Me penetró de una única estocada mientras con un dedo me abría el culo , estaba recibiendo el placer mas gratificante que una chica como yo se pude imaginar.  Me folló largo rato vaginalmente. La sacaba del coño, me la metía en la boca, de la boca pasaba de nuevo al coño y así hasta que con las manos me abrió las nalgas y empezó a perculizarme.

 

- Despacio cielo, hace años que no lo hago por ahí.

- Te vas a derretir de gusto.

 

Y claro que me derretí, entro como cuchillo en mantequilla, me penetró hasta el fondo en pocos segundos, me folló de lo lindo. Yo no hacia más que correrme y gemir su nombre, el no hacia mas que decirme lo mucho que me deseaba.  Estaba atada pero liberada, estaba en el paraiso y Ricardo era mi angel de la guardia, había perdido un curro pero había ganado un amante.  Llevabamos horas follando y parecían unos minutos

 

Justo me estaba corriendo por enésima vez con la polla de Ricardo saliendo y entrando de mi excitadisimo ojete cuando un gran estruendo se oyó en todo el barco, un portacontenedores nos había envestido y había partido el catamaran en dos. El camarote al igual que el resto del barco se lleno de agua y cuando me di cuenta tanto el Intrépido como Ricardo como yo caíamos paralizados ya a más de 20 metros de profundidad.  Nunca encontraron nuestros cadáveres y ni la mayor parte del barco que se depositaron junto a nosotros a más de 1500 metros de profundidad.

 

A veces desde la otra dimensión pienso como hubiese sido mi vida su hubiese dejado la lengua quieta y no le hubiese comido la polla cuando no debía.  En fin, nunca aprenderé.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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