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Colgada en Buenos Aires V

en Orgías

Me levanté molida.  No se si el error fue estar cinco meses a palo seco o haberme pasado 3 noches follando sin parar.

 

Por segundo día subimos al campo de Molinos, desde luego éramos un 4x4 lleno de degenerados que se habían pasado los últimos días follando como si lo fuesen a prohibir.  Era interesante que el bueno de Perez, tan modosito él haya sido el que hubiese sacado esos desgarrados berridos a Rosario mientras la sodomizaba, aunque esta claro que teniendo el jefe que tenía, ahí todo podía pasar.

 

El día en el monte fue duro, pero al finalizar la jornada habíamos acabamos todo lo que teníamos que hacer y aquella sería la última noche en el hotel.

 

De vuelta al hotel, me duché y bajé a cenar.  Como todas las noches anteriores el alcohol cayó a raudales antes de la comida, de nuevo cenamos el consabido asadito regado de buen vino de Patagonia y al acabar la cena unas copitas nos pusieron aún más a tono.  MI móvil vibró con un whatsapp de Bruno   "esperá en tu habitación, sigue las instrucciones".  Se me calentó el coño de golpe.

 

Me levanté, sonreí a todos y contoneando mi culo me dirigí hacia el ascensor.  Durante la subida de dos pisos en el ascensor mil cosas pasaron por mi cabeza.  Una vez en mi habitación vi una nota que decía "te quiero desnuda, con el antifaz y abierta de piernas".  Me desnudé excitada, me senté en el  sillón de mi habitación, me puse el antifaz y abrir mis piernas.

 

Oí la puerta abrirse, mi respiración se aceleró y noté como mi corazón se me disparaba.  Con suavidad abrieron mis piernas, oí un ruido raro y como algo fresco y húmedo fue expandido por todo mi coño.  Una cuchilla empezó a rasurar mi bello púbico.  Me había afeitado el coño mil veces, y en alguna ocasión me lo habían realizado pero jamas me lo habían hecho de sorpresa y con los ojos tapados.  Con mucha suavidad me levantaba las piernas para llegar al pliegue más escondido de mi privacidad, estuvo como 15 minutos ocupandose de mi cuerpo.  Una toalla humeda y rugosa pasó por toda mi raja para limpiar los restos de espuma y pelos, seguida de una boca que invadió todo mi coño.  Pasaba la lengua por toda su extensión, desde el clítoris hasta mi ano, yo lavantaba mi pelvis para facilitar la labor de mi amante, para ese momento ni clítoris debía de estar del tamaño de la polla de un niño de 1 año, un golpe de placer me sacudía cada vez que su lengua rozaba mi pepitilla.  Yo era todo un gozo, gemía como una posesa y casi reviento cuando empezó a trabajar mi clítoris olvidandose del resto mi coño.  Me quede de piedra cuando empece a oír los muelles de mi cama y claramente a Rosario empezar a gritar de placer, obviamente estaba siendo sodomizada en mi cama, evidentemente Oswaldo estaba dandole su despedida al culete de su compañera y ella como una chica educada y agradecida le dejaba saber su satisfacción a base de gritos y gemidos.  Era realmente excitante ser lamida y tener delante y sin verlos a una pareja disfrutando del sexo.  No sé quien gozaba más o Rosario con aquella polla alojada en su culo o yo con aquella lengua martirizandome el clítoris.  Dos pinzas me fueron colocadas en mis pezones, me quede extrañada, no por el dolor que era la mar de excitante, sino porque no tenía ni idea como habían acabado allí, la cosa se aclaro cuando una polla conocida entró en mi boca.  Ahí estábamos todos, no sabía en que orden pero mientras un miembro del equipo me mataba de gusto en el coño yo trabajaba con mi lengua un capullo y notaba en mis labios las rugosidades de una polla que entraba con fuerza en mis fauces. 

 

Mi cuerpo ardió con un excelente orgasmo, desde luego el que me había estado chupando no era manco haciendolo.  El que me había estado chupando el coño se levantó y me metió la polla, realmente no hay mejor sensación en este mundo que recibir una polla dura en tu conejo una vez recibido una buena comida de conejo con su posterior orgasmo.  Mi follador me quitó el antifaz, la escena era para correrse allí mismo.  Era Perez quien me había dado semejante comida de conejo, Bruno tenia su polla en mi boca y era Oswaldo quien culeaba a Rosario.  Mire a los ojos a Bruno quien me agarraba la cabeza marcando el ritmo de mi mamada.  Yo agarraba los huevos del jefe de todo aquello mientras succionaba con más ganas aquella polla que no había dejado de darme placer en los últimos meses.  Oswaldo y Rosario gritaban de placer.  Rosario pedía a gritos más mientras Oswaldo respondía con fuerza y no dejaba de penetrar aquel culo con más y más fuerza.  Bruno dejó mi boca y se acerco a la cama, no con pocas ganas la pareja que se recreaba en mi cama.  Bruno se tumbó y Rosario se sentó sobre su polla.  La chica movió un poco su cadera reiniciando sus gemidos.  Oswaldo le clavó su polla en el culo.  Rosario abrió los ojos cuando sintió que dos pollas la taladraban.  A su vez Perez ya me desgarraba mi culito, esta claro que este chico o iba a sacó o algo sabía de mis gustos sexuales, sobre espalda podía ver como en mi cama le rompían el culo y el coño en un maravilloso sandwich.  Aunque parezca increíble, los cinco nos corrimos a la vez.  Bruno en el coño de Rosario, Oswaldo en su culo y Perez en mi culo.  Todos nos miramos, nos reímos y nos retiramos a dormir.

 

A la mañana siguiente y ya en el aeropuerto comprobamos que el avión que nos recogía era bastante más antiguo que el que nos había traído, pero mucho más grande. Me recordaba bastante a aquel que salía en las películas de Indiana Jones y en el que volaban gallinas dentro y tenían las maletas por el suelo.  Este avión por dentro no estaba mal, pero se le veía que el tiempo había pasado por él, pero para un vuelo de dos horas y media nos iba a valer.   La parte delantera del mismo estaba lleno de butacas y las maletas iban en la parte de atrás.  Todos estábamos más que cansados por lo que mientras Rosario leía un libro, Oswaldo y Perez dormían profundamente ya incluso antes de despegar.  Bruno se sentó a mi lado.

 

- ¿Como te pareció todo? - me dijo Bruno.

- Excelente, estáis haciendo un trabajo excelente.  Me he quedado impresionada con lo rápido que estáis trabajando, la calidad de la obra y lo bien que estáis siguiendo nuestros consejos - contesté

- La verdad es que tengo un gran equipo, tanto en obra como directivo.

- Si ciertamente son todos muy eficientes.

- Ya, tenemos nuestras cosas, pero una vez en la obra somos gente muy seria.

- Es verdad, sois buenos en la obra y fuera de ella.

- ja ja ja ja ja.  Sabía que te gustarían en las dos circunstancias.  ¿que noche te gustó más?

- Ufff todas, ayer fue la bomba, pero la excitación después de follar el primer día de saber que alguien me había visto y que no sabía quien había sido, no se paga con dinero.  Probar la polla de Oswaldo también fue un descubrimiento.

- Si Oswaldo es un genio, en casi todo.

- Tiene una gran polla y sabe como usarla.

- ¿Has follado en un avión alguna vez?

- ¿En un avión?

- Si, lo que llamaba el club de los 30.000 pies.

- Ja ja ja, mira lucifer, hasta conocerte a ti, ya me parecía una locura ser poseída analmente y encima esposaba.  En cinco meses he comido coños, se han corrido en mi boca desconocidos, me he besado con mujeres, he hecho tríos, orgías, me han daod en la misma noche más de 4 personas por el culo.  Y no, la verdad es que nunca se me había ocurrido.

- Ven - Bruno me cogió de la mano y me llevo hasta la parte de atrás, me tumbo sobre las maletas, levantó mi falda y desgarró mis bragas.  Bruno metió su cabeza entre mi ya calvo coño y empezó a chupar como si el avión se fuese a caer.  Bruno pasaba su lengua sobre mi clítoris metiendome un dedo en el culo, aquello era la gloría, era cierto que la distinta presión que había en un avión  provoca que el placer sea mayor que el placer recibido en tierra. Me corrí, y no entiendo como no desperté al resto de los pasajeros o como el piloto no salió a ver lo que pasaba en la parte de atrás.  Yo me había abierto la camisa y sacado mis tetas del sujetador y me las sobaba víctima del éxtasis al que estaba llegando.  Bruno dejó mi coño y subió su rabo hasta mi conejo, conejo calvo, pero conejo penetrado con fuerza.  Bruno me daba fuerte que es como me gustaba, aquello era una gloria super excitante, Bruno chupaba mis tetas, me metía un dedo en el culo y me miraba a los ojos mientras me daba y daba. 

 

Por detrás de Bruno vi aparecer a Rosario.

 

- No podéis estar quietos como veo - dijo Rosario mientras se levantaba las faldas y se bajaba las bragas.

 

Rosario se sentó en mi cara colocando su oloroso coño en mi cara, la verdad es que me apetecía follar sola con Bruno, pero creo que Rosario se habia ganado una buena comida de coño, ademas es de mala educación comer delante del hambriento.  Comí el coño de Rosario a conciencia, ella aullaba como ya me tenia acostumbrada, Bruno le tocaba las tetas mientras me follaba a mi, lo sé por que Rosario me lo radiaba todo "si tocame las lolas Bruno" "si besame Brunito", "si Rocio mi amor chupame rico"  Rosario me tocaba las tetas a mi.  Rosario se corrió en mi boca entre gritos de placer, pocos golpes de cadera despues Bruno me lleno el coño con su espesa lefa.  No tengo ni idea como logré que Rosario se corriese con mi boca pues la sucesión de orgasmos que Bruno me proporciono y que hacia que mi boca gimiese más que chupaba.  Ni Oswaldo ni Perez se enteraron de nuestro polvo.  Probablemente los pilotos si, pues una cámara de video apuntaba hacia las zonas de maletas.  Nunca lo supimos.

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