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Mi mujer me permite volver a casa.

en Hetero: Infidelidad

Me casé con Maribel después de dos años de novia.  Mi entonces novia la verdad era muy conservadora, durante esos dos años, poco más que tocarle las tetas, alguna pajilla y un día de borrachera estuve a punto de metérsela.  Cosa que ella evitó en el último momento.

Nuestra noche de bodas fue un desastre.  Como ya me esperaba, Maribel era virgen y esa noche no pude metérsela ni dos minutos. Ella lloró de dolor durante todo el rato.  Durante el viaje de novios la cosa solo mejoró un poco, pero no mucho.  Follamos, pero sin ganas por parte de ella y desde luego su ningún tipo de emoción en estar abierta de piernas y conmigo profanando su interior.

Nuestra convivencia no era mala , realmente éramos felices.  Nuestros trabajos eran buenos, nos queríamos y a pesar de ella, follábamos los sábados como casi una oblicación, .   Desde luego que echaba de menos tener una mujer ardiente, pero en el fondo ella siempre había sido así y por tanto tenía que aceptarlo.

La empresa me ascendió por lo que además de un coche de empresa y un despacho más grande pusieron a mi disposición a una secretaria.  Lola, no era gran cosa, sosita y eficaz, la secretaria que toda mujer querría para su marido.

Mi relación con ella además de profesional con el paso del tiempo empezó a ser más y más cómplice.  Al cabo de un año Lola sabía de mi vida tanto como mi mujer y yo sobre la suya más de lo que querría saber, la chica que en la oficina sabía mantener las apariencias por lo visto fuera de ella era una loca.

En la empresa teníamos la costumbre de salir a tomar unas cervezas los viernes al salir del curro.  A Maribel no le gustaba nada, pero entendía que teníamos un trabajo estresante y los chicos de mi equipo necesitábamos tiempo juntos.

Al principio aquello eran unas cervezas en las que después de un par de rondas nos despedíamos y cada uno a su casa.  Con el tiempo los chicos nos íbamos a cenar y más adelante, con el tiempo a tomarnos unas copas.  Obviamente a Maribel aquello le gustaba menos, pero nunca dijo nada.

Después de las cervezas Lola y el resto de secretarias se despidieron.  Nosotros pasamos a un asador al que íbamos todas las noches y después de cenar ya sin las corbatas nos fuimos a una discoteca a tomar unas copas.

La verdad es que no me podía créemelo, bueno ni yo ni ninguno cuando vimos a Lola bailando en medio de la pista.  La tía estaba impresionante, vestido ceñido, pelo alborotado y tremendo escote.

-       joder y yo que pensé que esta no tenía tetas – le dije a mi compañero.

Lola nos vio y vino corriendo a besarnos a todos.  En seguida nos presentó a sus amigas que desde luego estaban todas buenísimas.

Haciendo caso omiso al reloj esa noche bebimos y bailamos con Lola y sus amigas como si no hubiese un mañana.  Nos dirigimos a casa cuando cerraron la discoteca, la verdad es que no me apetecía llevar a nadie pues con el pedo que llevaba, no era un buena idea.  Pero Irene, una amiga de Lola, con la excusa que iba en su dirección sencillamente se subió en el coche.

No recuerdo como fue, pero cuando me di cuenta Irene me chupaba la polla y me rogaba que subiese a su casa.  Joder, me estaba chupando la polla, algo que Maribel nunca había hecho.  Me sentí el hombre más poderoso del mundo y dejando que me cogiese de la mano subí a su casa.  La chica era un poco chacha, peluquera me dijo que era, pero desnuda tenía un cuerpo de escandalo.  Me la follé como pude, la chica se veía que sabia latín y también era obvio que yo estaba muy verde.  No se realmente el tiempo que la estuve haciendo mía, pero era de día cuando me corrí sobre sus pechos.

-       joder ¿que coño voy a hacer? -  me pregunté mentalmente.  No podía volver a casa oliendo a hembra y menos a esas horas.  Llamé a Julián.

-       ¿quién coño llama a estas horas?

-       Julián, soy yo, Paco.

-       Paco, ¿qué coño ha pasado?, ¿estas bien?

-       Necesito un favor. Mándale un sms a Maribel y dile que me he emborracho y que me has llevado a tu casa y que hasta ahora no te habías acordado de avisarla.

Llegue a casa a las 11 de la mañana con una historia para no dormir que aunque Maribel se tragó no me dirigió la palabra hasta el domingo que comimos con sus padres.  Ese fin de semana me castigó sin sexo, pero con Irene estaba más que feliz y con mi ración de follar copada.

El lunes la vida en la oficina volvió a la normalidad. 

Ante las protestas de Maribel el viernes volví a salir con los chicos.  Me quedé pasmado cuando vi que Irene se encontró con nosotros haciéndose la encontradiza.  En una hora estaba en su horrible apartamento bombeando su coño como la semana anterior.  Irene se retorcía ante mis envestidas y yo me creía, de nuevo, el hombre más poderoso del mundo.  De camino a casa de Irene compre gel de la misma marca que la que usábamos en casa por lo que cuando llegué a mi hogar, no había rastro del olor a sexo de Irene.

La verdad es que la historia se repitió durante unas semanas, suficiente para que Maribel un día enredando en mi teléfono, encontrase un whatsapp de Irene en la que se me agradecía los dos orgasmos recibidos la noche anterior.

En menos de media hora me encontraba con dos maletas en la calle y sin saber que hacer.

Llamé a Julián con el que pasé el fin de semana.

El lunes por la tarde ya era más que consciente que por casa no podía volver, un abogado se puso en contacto conmigo y me dejo claro que Maribel quería el divorcio, que no se me ocurriese volver por casa y mil burradas más como que me iban a desplumar.

Derrotado me puse a buscar piso y a través de una agencia de transportes, logré recuperar un par de cosas de mi casa.

Parecía que no estaba arrepentido por la locura realizada, ese mismo viernes y después de unas copas estrené mi nueva cama con Irene a la que a partir de ese momento me la empecé a follar por lo menos un par de días a la semana.  Irene era un choni, pero desde luego en sexo jugaba en una liga a la cual Maribel nunca aspiraría.

Los papeles se realizaron y en pocas semanas era oficialmente un hombre soltero.

Me follé a Irene una noche de sábado yéndose de mi casa a primera hora de la mañana del domingo. 

El lunes por la mañana no me cogió el teléfono, el martes tampoco y el miércoles lo mismo. El jueves fui a la peluquería donde trabajaba.  Me miró y me dijo que permitiese que acababa con la clienta con la que estaba y salía.

La conversación fue corta, había conocido a un musculitos de su gimnasio y que me daba boleto.

Así me encontré más solo que la una.  Sin Maribel y sin Irene y sobre todo sin mucho que hacer.

Tal y como Lola no se había metido nunca en el amor, ahora no se metía en el desamor y no llegó a opinar sobre su amiga.

Pasó año y medio hasta que recibí la noticia de la muerte de mi ex suegro. 

Había sido un año duro, yo que me imaginaba que iba a volver a una juventud que a decir verdad nunca tuve, me topé con la cruda realidad, en la que mis compañeros de juega tenían otras cosas que hacer que salir conmigo, y que las mujeres no se tiraban encima mía en las noches de copas como había pasado en aquella primera noche con Irene, la cual creo que le ponía más follarse al jefe de su amiga que follar conmigo.

Entré en el tanatorio ante la mirada inquisitoria de toda mi ex familia política.  Nadie había olvidado el porque de nuestra rotura.  Maribel estaba al fondo llorando sin consuelo.  La verdad es que estaba guapa, vestía de luto pero de una manera muy conservadora, aún así estaba muy guapa dentro del dolor.

Maribel me pidió que estuviese con ella.  Me pase horas y horas sentado junto a ella. Comimos y cenamos en la cafetería del tanatorio.  La llevé a casa y la recogí al día siguiente para ir al entierro donde ella se cogió de mi brazo toda la ceremonia.

Al acabar me quise ir para no molestar, pero Maribel insistió en que comiese con su familia.

Llamé a Maribel un par de veces a ver como se encontraba.  Charlamos largo y tendido y quedamos para cenar un día de esos.

Como por joder me llamó el viernes para esa cena. Estaba claro que sabía que tendría plan.  Quede en recogerla y la llevé a un restaurante muy fino.  Le comenté que me iba a cambiar de empresa pues había recibido una oferta muy jugosa.

Tras darme la enhorabuena simplemente soltó “así te libraras de la zorra de Lola y de sus amiguitas”.  Evidentemente no había dejado pasar de restregarme mi traición.

La verdad es que la cena fue muy agradable.  Nos acordamos de nuestros tiempos felices y en ningún momento más se habló del tema Irene.

Empecé a ver a Maribel de vez en cuando, al principio una vez cada par de semana pero con el tiempo empezamos a vernos más a menudo.

Todo se lió cuando tuvimos que ir a León a una boda de una amiga común.  Llegamos muy tarde a la ciudad pues nuestros trabajos no nos dejaron salir pronto de Madrid.  Hubo un error en la reserva y la habitación de Maribel no estaba finalmente reservada.  La única habitación que quedaba era la mía por lo que en vez de irnos a buscar otro hotel, nos decidimos en compartir habitación.

El cuarto no era gran cosa, habitación típica de hotel de 3 estrellas.  Cama de matrimonio no demasiado grande.

Pasamos al baño por turnos, nos arreglamos y salimos a cenar.  Nos encontramos con algunos amigos comunes que se daban codazos al vernos juntos.  Al a vuelta a la habitación y después de pasar por el baño me tumbé en la cama.  Maribel había dejado un trozo de puerta del baño abierta, a través de la rendija podía ver como mi ex en bragas y con las tetas al aire se desmaquillaba.  No era el pecho más grande del mundo, pero no lo recordaba yo tan bonito.  Mi ex se dio cuenta y sonriendo cerró la puerta.

Salió de baño con un camisón que le transparentaba las tetas mascándosele claramente los pezones los cuales tenía ligeramente en punta.

Me rozó con sus pechos mientras hablábamos ya en la cama.

La boda fue muy divertida, volvimos realmente borrachos a la habitación y como por arte de magia y ya en el ascensor besé a mi ex mujer.  Ella se me quedó mirando y cuando esperaba una bofetada, me devolvió el besos.

Nos desnudamos apresuradamente y antes de darme cuenta estaba follando a Maribel a lo misionero.  Maribel estaba más encharcada que nunca y realmente no es que gimiese, pero sus suspiros me estaba poniendo a cien.  Me estaba volviendo loco tocar aquellos pechos cuyos pezones estaban duro fruto de mis estímulos.

Maribel me besaba el cuello, arañaba mi espalda y subía su pelvis para maximizar mi penetración, estaba fuera de si, nunca la había visto así de encendida.

-       córrete fuera, no me quiero quedar embarazada.  A ver como le explico a mi familia que estando soltera llego a casa preñada.

Ni lo pensé, saqué mi polla y empecé a meneármela sobre su cuerpo.  Una vez me había corrido me di cuenta de lo mucho que Maribel odiaba que me corriese sobre ella.  No dijo nada.  Dormimos abrazados toda la noche.

Me desperté por la mañana al sentir la mano de Maribel en mi pene.  Suavemente subía su mano de arriba a bajo de mi polla masturbándome mientras sonreía desnuda a mi lado.  No me dejo decir nada, simplemente me la meneó hasta que la tuve dura del todo y subiéndose sobre mi polla empezó a cabalgarme.

Años habían pasado desde que habíamos hecho el amor por la mañana y desde luego era la primera vez que ella se subía encima mía y encima había tomado ella la iniciativa.  Jamás le había hecho el amor sin tener que desnudarla antes.

A nuestra vuelta a Madrid seguimos viéndonos acabando en nuestra antigua cama haciendo el amor dulcemente.  Maribel no quería venir a mi piso de soltero donde me había acosta diossabriaconquien. 

Cada día estábamos más unido y aunque el sexo con Maribel seguía siendo el mismo sexo monótono que había sido siempre, bueno siempre no por que había habido cosas que habían mejorado, fruto de conversaciones con amigas deduje.  Aún así la cosa mejorado mucho desde la época pre-Irene.

Maribel era la mujer de mi vida.  Evidentemente no era la maquina sexual que yo querría, pero había sido el amor de mi vida y tenia que darme cuenta que lo de Irene había sido un error. Un error muy placentero pero al fin de cuentas un error. 

Acordarnos volver a casarnos seis meses después de la boda de León.  Maribel no veía bien que todo el mundo supiese que estábamos juntos y que no lo oficializásemos.  De hecho no le hacía gracia eso de follar y no estar casados.  No hicimos nada sofisticado, simplemente nos casamos en el juzgado, ya que por la iglesia ya lo estábamos y cenamos con mis padres y los suyos.

Llevábamos seis meses viviendo felices, debido a mi nuevo trabajo y mejores ingresos nos compramos una nueva casa.  Un chalet en Boadilla del Monte.  Envié mis pertenecías desde el guardamuebles donde los tenia guardados, independientemente de esto ayude a Maribel en su mudanza.

Por motivos laborales Maribel me ayudo en la mudanza, pero no en deshacer las cajas e ir ordenando.  Ella no podía cogerse días libres y yo si.

Cuando ya estaba todo más o menos colocado, aun me quedaban dos días de vacaciones por lo que me dedique hacer recados, arreglar ciertas cosas y montar algún mueble o lámpara.

Entre las cosas que tenía que hacer era ver por que el ordenador de Maribel iba tan lento, ella no me lo había pedido pero en año y medio la maquina había pasado de ser un ordenador rápido a una tortuga.

Me hice un bocata, me abrí una cerveza y me puse con el ordenador.  Empecé a borrar lo típico, el caché, las cookies, archivos temporales, etc.  La cosa la verdad no había mejorado mucho por lo que después de probar las cosillas que sabía me hice una búsqueda para que me ordenase los archivos de tamaño de mayor a menor.  Aluciné cuando me di cuenta que los 30 archivos más pesados del ordenador de mi mujer eran videos… abrí el primero.

Casi me da un ataque al corazón cuando la primera imagen me mostraba a mi virginal Maribel de espaldas, desnuda salvo por unos tacones de agujas, con un antifaz, y atada con unas poleas a una viga vista en el techo de nuestra antigua.

Un látigo cruzo la pantalla estrellándose en la espalda de mi mujer.  Ella dio un gemido y se volvió.  Unas pizas apresaban sus pezones y una bola en la boca no permitían que se quejaba.

El látigo cortó el aire del salón de mi antigua casa al menos diez veces hasta que la cuerda que la sostenía cayo, había sido liberada.  Maribel cayó al suelo.  Una persona apareció en la pantalla y dirigiéndose a mi mujer con la polla en la mano simplemente le quitó la bola de la boca y sin miramiento le metió la polla en su boca.  El joven metía su polla sin piedad en la boca de mi mujer, esta chupaba y chupaba babeándose y dejando caer saliva que o bien caía al suelo o bien se deslizaba en la polla de su amante.  El hombre sacaba la polla de su boca y le metía los huevos haciéndoselos chupar.  Mi mujer lamia, chupaba y se relamía.  El hombre no llegó a correrse pero sacó la polla, agarró a Maribel, le colocó el culo en bomba y después de escupirle en su ojete la penetró sin piedad. Le estaba rompiendo el culo a mi mujer y a ella no solo parecía gustarle sino parecía que no hubiese sido la primera vez que lo hacia.

El video duró más de hora y media de autentico hardcore en el que mi mujer se comportaba como un autentica experta en el sexo.  Me la machaque sin piedad.

Pase todos los videos a un montón de pendrives de publicidad que tenía.  Deje el ordenador por imposible y así se lo hice saber a mi mujer.

Dediqué las siguiente semana tanto los días de vacaciones como en el trabajo a ver uno por uno los 30 videos grabados desde pocos días después de echarme de casa hasta hacia dos semanas.  En ellos Maribel no solo era azotada, sino que era sodomizada, compartida por dos hombres, doblemente penetrada y mil y una salvajadas que a mi ni siquiera se me habían ocurrido que se pudiesen hacer.  Se ve que a esta zorra no solo de gustaba follar duro sino que guardar los polvos y me imagino que reproducirlos.

Compre un proyectos de video, esperé que llegase el viernes.  Le propuse una cena romántica en casa.  Ella se sintió alagada, yo cocino bien, pero solo para casos especiales

Le senté en la mesa, le serví vino, encendí el proyector.  Le di al play y mi a Maribel se le cayó una aceituna de la boca al quedársele la boca abierta al verse en la pantalla, ósea en la blanca pared, su culo con un plugin dentro, un vibrador en su coño y sus muñecas esposadas a su espalda.

CONTINUARA…

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