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Crisis en los mercados financieros

en Hetero: Infidelidad

Entramos chocando con las paredes y tirando al suelo los distintos muebles con los que íbamos chocando. 

Había conocido a Aurora en un bar de copas media hora antes y no tuve que ni ofrecerle una copa y cháchara cuando ella me propuso ir a joder a su casa.  Así de sencillo, así de directo.

Había tenido un día tremendo, justo el día en que mi jefe había salido en viaje de negocios a Sídney se desencadenó la tormenta perfecta en la oficina y a modo de Gary Cooper me tuve que dedicar a apagar fuegos y a tomar decisiones que sin duda no me correspondían, pero a falta de jefe, y estando este ilocalizable, era yo quien debía de hacerlo.  Creo que bloqueé el buzón de voz de mi jefe a la espera de que supiese lo que pasaba en el momento que se bajase del avión y pudiese darme ordenes vitales para nuestra supervivencia financiara.

-       Llámame a la hora oigas esto, no importa la hora, creo que debemos hablar – fue lo último que le dejé en el contestador.

Salí de la oficina a las tantas, el día aun no había acabado, esperaba la llamada de Antonio que aun se demoraría un par de horas.  Con ella, sabría si podría irme a la cama o volver a la oficina por lo que quedaba de noche.

Cena en un VIP’s cercano a la oficina, me fui a dar un paseo y viendo que iba a hacerme una etapa del camino de Santiago sino me metía en algún sitio decidí entrar en un bar de copas a bajar un poco la tención.

No había ni dios en ella

Pedí una copa y me envolví en mis pensamientos.  No llevaba más de media copa consumida cuando alguien se me acercó.

-       ¿Me puedo sentar? – miré a mi derecha y una cincuentona de muy buen ver me pedía permiso para sentarse a mi lado.

-       Por supuesto.

-       ¿Día largo?

-       Si tu lo supieras…

-       No será para tanto, no hay nada que una copa no resuelva.

-       Eso espero – la tía se pidió un whiskey con agua.  Hablamos durante escasos 15 minutos cuando ella lo soltó.

-       Mira Rubén, voy a ser directa.  Estoy sola en casa y quiero echar un polvo.  He bajado a ver si encontraba algo que llevarme a la cama y te he visto.

-       ¿Perdona?

-       Que si, que si te quieres venir a joder a mi casa – me quedé boquiabierto.  Las cosas no suelen funcionar así.  Por un lado estaba técnicamente trabajando, por otro Antonio aún tardaría en llamar y seguramente un polvo no me vendría mal del todo, no eran horas de llamar a mi novia y la tía estaba a tiro.

-       ¿Vives lejos?

-       Aquí al lado – y me puso ojitos, la muy puta se había encaprichado de mi y sinceramente no me venía mal soltar adrenalina.

-       Vamos – dije dándole un largo trago a mi copa

Me cogió de la mano y tiro de mi hasta un elegante portal a pocos metros del pub. 

Aurora no hizo nada de camino a su casa.  Entramos en el ascensor y se lanzó contra a mi.  Empezamos a besarnos con frenesí, Aurora metía su mano en mi paquete y me lo sobaba con brusquedad.  Yo por mi parte le agarraba las tetas con fuerza provocándole mientras pellizcaba sus pezones.

Al abrirse la puerta del ascensor, Aurora rebuscó con prisas en su bolso y sacó la llave.  Nos volvimos a entrelazar entre besos y salvajes magreos y de pared en pared fuimos avanzando por la casa a oscuras, chocamos con varios muebles que cayeron a nuestro paso.  Aurora me conducía por la casa hasta que llegamos a un cuarto.  Mi anfitriona me tiró sobre la cama y arrodillándose a mis pies abrió con ansia mi bragueta y sacó mi ya dura polla de su madriguera.  No se anduvo con rodeos, y sin ni un beso en la polla, ni un pasar la lengua por el tronco, se la metió en la boca y como si no hubiese un mañana se la metió de un golpe  hasta la garganta.  En mi puta vida me habían chupado la polla ni con tanto ansias ni con tanta profundidad.  Me apretaba los huevos, para mi gusto con demasiada fuerza, mientras me mamaba la polla con glotonería.  Me estaba a punto de correr cuando Aurora paró de golpe.  Me quedé un poco confuso, pero todo se aclaró cuando mirándome a los ojos, se levantó, se metió las manos dentro de su falda y poco a poco se bajó las bragas dejándolas a sus pies.

Se dio la vuelta y poco a poco se fue bajando sobre mi polla que agarró para facilitar la penetración.  Tenía el coño como si fuera mantequilla, entró sin ninguna dificultad.  Se quedó parada durante unos segundos sintiendo mi enhiesta polla en su vagina y empezó a subir y bajar el culo sentada sobre mi pelvis apoyando sus manos en mis piernas para facilitar sus movimientos.

Aurora empezó a jadear, la chica sabía lo que quería y era más que obvio que cogía lo que necesitaba.

Desde mi posición detrás de ella no lo podía ver, pero si intuir que se estaba tocando las tetas mientras mi polla entraba y salía de su húmeda cavidad.  Apartaba una mano de cada vez de mis piernas y las llevaba hasta su pecho, cuando se desequilibraba se volvía a apoyar y cambiaba de mano

Llevábamos más de 10 minutos en aquella posición y yo estaba que reventaba.

-       joder me voy a correr – gemí a punto de irme.

-       Ni se te ocurra chaval.  Hoy vamos a follar largo y duro.  No todas las noches una tiene la casa para ella sola.

-       Pues como no pares…

Y paró.  Se salió jadeando de mi polla y dándose la vuelta me postró unas grandes tetas coronadas por dos inmerso pezones  oscuros que salían de su blusa por encima de su sujetador y que Aurora se había sacado mientras disfrutaba de mi falo.

Se quito el sujetador y camisa sacándoselos por encima de su cabeza, soltó su falda y apartándome se tumbo en la cama y abrió sus piernas.

-       cómeme el conejo – dijo secamente aún con la respiración entrecortada.

Me quité la chaqueta del traje, que más que una chaqueta para esas parecía un trapo, me solté la corbata, me quité la camisa y bajé un poco mis pantalones.  Aurora miraba con ojos de deseo mientras con su mano dentro del tanga mantenía caliente mi comida.

Metí mi cabeza entre sus piernas y rompiendo el tanga metí mi boca en su chumino.  Me hice con su clítoris metiéndolo entre mis labios y empecé con ellos a torturarle pasando mi lengua alrededor de su dilatado botón.  Ni treinta segundos tardó a dejar claro que se dirigía hacia el orgasmo a marchas forzadas, cada chupada mía era respondida por Aurora por un chillido de placer que iba aumentando a mayor velocidad. Yo chupaba, ella gritaba, yo chupaba, ella gritaba y así duramos los siguientes minutos.  Aurora se separó de mi empujando su cuerpo hacía el cabecero de la cama poniendo sus manos sobre mi cabeza y haciendo fuerza.

-       dame por el culo – me quedé ojiplático.  5 años con mi novia y no había podido ni meterle un dedo en el culo, una hora con la abuela esta y me reclamaba sexo anal como si no hubiese otro camino.  Aurora me miraba con ojos zorra mientras se pellizcaba los pezones y esperaba mi polla en su interior.

La mujer se inclino a un lado de la cama, buscó bajo ella y volvió con un rojo vibrador de gran tamaño

-       lo he usado esta tarde – dijo como si quisiera disculpar porque tenia una polla de goma tan a mano.

Cogió la almohada y la puso bajo sus riñones-  Dejaba su coño y su culo en posición de ser envestido.  Abrió las piernas y se pasó un dedo por su entrepierna.  Casi me corro a ver ese apéndice viajar desde su cerrado ano hasta el bello púbico que coronaba su rojilla raja.  Es increíble lo que se puede ver con la luz de las farolas.   Aurora volvió a inclinarse sobre la otra parte de la cama y abriendo un cajón de la mesita de noche y sacó un bote.  Lo abrió, metió su mano y sacó una generosa cantidad de lo que parecía lubricante.   Se inclinó sobre su espalda y cogiendo mi polla la embadurnó con el frio mejunje.  Extendió el producto mientras me masturbaba lentamente, se tomó su tiempo hasta que mi dura herramienta quedó brillante y llena de lubricante.

-       Métemela - ordenó.

Apunté mi polla hacía aquel culo, la puse en su enfinter y haciendo fuerza la empecé a meterla hasta que llegó al fondo.  Aurora abrió la boca mostrando un signo de dolor pero sin emitir un solo ruido.

-       hostia, era un bestia. ¿a ti quien te ha enseñado a meter una polla en un culo? – me quedé de piedra.

-       Lo siento, es la primera vez que lo hago.

-       Joder, me han destrozado el culo – iba a sacarla cuando ella me paró.  Espera, espera.  Quédate dentro.  Ni se te ocurra moverte, si la sacas nos vamos a volver locos para que me la endiñes – Me mantuvo así durante unos segundos que para mi parecieron horas, Aurora poco a poco dejó de resoplar.  -  Ahora despacito - me susurró.

Yo empecé un muy suave vaivén.    Mi polla entraba y salía y provocaba un gran placer en mi miembro, era como follarse a una virgen, hacía años que no sentía un orificio tan estrecho aprisionando mi falo.  Era impresionante notar como aquel culo recibía mi nabo y como esto provocaba cosas en mi amante

Aurora empezó a notar como el placer volvía a su cuerpo y empezó a controlar la situación y pedirme más, más y más.  Yo estaba como loco.  Las tetas de Aurora caían hacía los lados y se movían al compas de mis embestidas.  No estaba nada mal la tía para tener la edad que debía de tener.  Yo iba acelerando mi carencia, Aurora se estremecía, yo le daba más caña, Aurora encendía el vibrador y empezaba a pasárselo por el clítoris.  Yo la machaba sin piedad, Aurora se metía el juguete hasta el fondo agarrando el mismo por el borde para que entrase lo máximo posible.   Yo estaba de rodillas veía como entraba mi polla en ese culo y ese vibrador en ese abierto coño canoso.  Me ponía a cien ver como la mujer disfrutaba.  Llevábamos 15 minutos follando analmente, ambos estábamos en la gloria.

Nos corrimos al unísono, bueno al unísono en esa ocasión por que Aurora se había estado corriendo durante toda la noche.

Llené su culo de mi caliente lefa mientras mi cuerpo se convulsionaba y un escalofrió recorría mi cuerpo.  Aguanté de rodillas durante unos minutos mientras Aurora entraba casi en trance y caía rendida.   Me tumbé sobre ella y casi me quedo dormido hasta que mi móvil sonó.

Miré la pantalla y era Antonio que debía de haber recibido mis “buenas noticias”.  Aurora despertó por el ruido del teléfono, con un dedo le pedí silencio.

Saque mi polla aun dura, estaba manchada de sangre y algunas cosas marrones que no quise pensar que eran.

-       un segundo Antonio – contesté sin preguntar quien era.

Me levanté de la cama haciendo gestos a mi amante de que me esperase.  Ella me miraba salir de la habitación con todo el rímel corrido y las tetas que le caian.

Salí al salón de la casa aun a oscuras.  Solo podía ver lo poco me dejaba la luz de la calle que iluminaba los perfiles de los muebles.

-       Dime.

-       Rubén.  Joder, ¿qué ha pasado?

-       Pues lo que te dicho en el contestador.  Básicamente Coopers han declarado quiebra, eso ha provocado que todas las acciones de las empresas de sus sector han caído más de un 12% y eso hacia peligrar nuestras posiciones y garantías que con ellas habíamos realizado.

-       Joder. ¿Y que has hecho?

-       Pues ha puesto unas ventas con opciones de recompra si bajan un 5% más, he pedido una posiciones a corto plazo con Chase y unos swaps con Boston.  Bank of Scotland nos apoya, pero a la espera de tu decisión si nos retiramos o atacamos las posiciones.

-       ¿Y tu crees que tenemos que hacer?

-       Es tu decisión Antonio, tu eres el jefe.

-       Pero yo te pregunto a ti.  Llevo todo el día en un avión y no me enterado de nada, y tu si – iba andando por la casa a oscuras mientras hablaba.  Me tropecé con un par de muebles caídos y no caídos por lo que palpando la pared logré encontrar un interruptor y encendí la luz.

-       ¿Yo?... yo creo que atacaría.  - Puede ser una huida hacia delante, pero tal y como estamos ahora es la única opción.  ¿Estas de acuerdo?

-       De acuerdo, hazlo.  ¿Puedo contar contigo? – ante mi tenía una estantería llena de marcos de plata con fotos, empecé a verlas mientras escuchaba a mi jefe.  Me quedé de piedra cuando vi una de las fotos, después otra y después la mayoría de las fotos de la mesa y sobre todo quien las protagonizaba junto a la tía que me acababa de follar… tarde unos segundo en contestar y lo hice trabándome y tartamudeando.  No todo los días uno se folla a la mujer de su jefe y sobre todo no todos los días uno se da cuenta de ello hablando con el cornudo.

-       Cuuuueenta connnmigo – dije como pude.

CONTINUARA

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