Capítulo 6: Rosa gris
Tras esto, me despido de pincho y los demas; voy a por rosa gris, al llegar ella me esta esperando en la entrada.
- ¡Padre, Rape ha llegado!
La respuesta no se hace esperar, sus padres aparecen.
- ¿tan pronto conseguiste la cueva, muchacho?
- si, estoy deseando tener a mi mujer.
- pues tómala es tuya, os acompañare para ver en que tugurio vas a meter a mi hija.
- ¡papa!
- Lomo plateado es así, no le hagas caso.
- no importa lo entiendo, seguidme.
Los llevo a la cueva, a ella se la nota emocionada; el padre la mira impresionado, pero luego el olor...
- ...aquí huele a Gamma...
- si, derrote a uno; para tener esta cueva.
- ¡¿que?!
- Pincho me ayudó y entre los dos, pudimos con el.
- entiendo, eres muy fuerte chico; tienes un padre fuerte y orgulloso, no lo defraudes.
- no lo haré.
- ¿padre esta cueva no es excesivamente grande?
- si, ya sabes lo que quiere tu marido de ti; que la llenes de cachorros.
La cara de rosa gris se volvió roja, la mía también y lomo plateado río; luego se fue dejándonos solos, comentando que volvería regularmente.
- ¿es un poco vergonzoso cómo se hacen las cosas verdad?
- ¿por qué lo dices?
- así casarnos sin conocernos ni nada, no sabemos si sentimos algo más a parte de atracción física.
- en mi planeta es peor.
- ¿en tu planeta?
- si mi mundo fue destruido por un tirano, sus hombres intentaron matarme; por suerte no lo lograron y acabe aquí.
Ella puso cara extraña.
- ¿y como lo hacéis en tu planeta?
- es más simple todavia, buscas a la mujer más fuerte e intentas hacerle el amor; si ella no se deja intentas someterla, si ella se deja es que también te ha elegido.
Tembló por un momento.
- ahora si me alegro de que aquí sea de esta forma, ¿crees que yo te daré hijos fuertes?
- eso creo
- ¿ese tirano o sus hombres no vendrán aquí a buscarte?
- no lo se...creo que me dieron por muerto, pero si vienen estaré preparado; me entreno cada día para ser más fuerte.
- ya eres muy fuerte Rape, vencer a un Gamma entre dos es una proeza.
- la próxima vez le vencere solo
Ella sonrió y me dio un beso en el cachete.
- ¿traes comida para los dos?
- ahora vuelvo, ¡cuida la cueva!
Ella asiente y se pone a preparar la cueva para convertirla en un hogar.
Salgo afuera y cazo Gracos de carne, cuando vuelvo a la cueva; tenemos un nido echo, además de una cama.
- ¿quién te dio esa idea?
- tu madre me dijo que te gustaba, ¿no es cierto?
- lo es, me encanta; gracias Rosita gris.
Le beso la frente y le doy la carne con algunas frutas que recogí por el camino.
- gracias, eres muy atento.
- que menos que serlo con mi mujer; ¿no?
- si, cierto.
Comemos, mientras le relato lo acontecido en este planeta y ella se rie mucho de pincho.
- ¿sabes? Me gustas, eres fuerte; atento, cuentas buenas historias ¿que mas puede pedir una mujer?
- gracias, tu también me gustas; eres guapa, tienes una voz melódica y siempre te estás riendo.
- ¿intentas seducirme?
- no estaría de más...
- aun no estoy en celo cariño, aunque yo quisiera; no podrías metermela.
- entiendo ¿me avisarás cuando lo estés?
- créeme lo notarás.
- ¿por qué?
- ya lo veras
Dice y se rie, mientras la miro sorprendido; un poco incrédulo.
- ¿cuantos hijos quieres tener?
- muchos
- ¿pero los Sayans tenéis camadas grandes?
- no
- nosotros tampoco ¿entonces?
- no te los cargare todos a ti, quiero un hijo de cada especie.
- ¿por qué tantos?
- porque soy el último Sayan que queda y debo, tengo la responsabilidad de dejar un linaje; aunque sea distinto, ya que puro es ya imposible.
- entiendo, si mueres tu; tu raza se extinguirá y no quieres que eso pase.
- eso es.
- lo comprendo y seré una buena esposa a pesar de tener que compartirte con otras.
- yo a pesar de entrenar y tener otras, prometo no dejarte nunca de lado; siempre tendré tiempo para ti, serás siempre mía.
Ella se ruborizo y nos dimos el primer beso en los labios, como tiene morro; fue algo complicado al principio, hasta que nos hicimos a ello.
- ¿sabes? Siempre supe que mi príncipe seria de otra raza.
- ¿y eso?
- no se, soy rara; no me atraen.