Capítulo 1: despedida familiar y viaje con escolta.
Antes de salir de casa, tras una emocional cena de despedida y un sueño que por los nervios costó coger; soy levantado por mis padres bien temprano y tras darme el desayuno, me explican en que consisten las provisiones que me han dado.
- te he dado tu equipo de practica, ya sabes; aquí en Buena esperanza conseguir metal en buenas condiciones es imposible, pero no te preocupes. - dice mi padre.
- les he puesto permanente el conjuro de dureza férrea, por lo que conservará su peso de madera; pero tendrá la dureza del acero y será innifugo también. - añade mi madre
- vaya gracias, eso me dará una ventaja estrategica; para que cualquier enemigo me subestime. - suelto, haciendo sonreír a mi padre y asentir a mi madre.
- después te he dado el equipo básico que use yo de aventurero, que incluye todo lo necesario para sobrevivir; una semana en el campo sin cazar ni nada, confío en que tus habilidades hagan el resto. - suelta mi padre encubriendo su preocupación.
- tranquilo padre, estaré bien. - sonreí despreocupado, pero eso solo lo preocupo más.
- tu padre te ha dado también su bolsillo antirrobo - añade mi madre, sin fingir su preocupación.
- gracias padre - agradecí, sabiendo que así podría evitar que me robaran al menos; las monedas, sin que me diera cuenta.
- de nada, en el hemos metido tus 1000 ferros que reuniste trabajando; 1 de platino y 1 de oro, que son solo para emergencias ¿queda claro? - pregunta seriamente.
- muy claro. - asiento con la cabeza para apoyar mis palabras.
- por último, ¿recuerdas al sombra que te atacó? - pregunta mi madre.
- si, madre; cómo olvídarlo... - suelto apesadumbrado.
- pues no se si sabias que para salir del bosque, llevan consigo un trozo de madera negra; de la selva negra. - informa mi padre.
- la verdad es que no lo sabia, padre. - respondí con sinceridad.
- gracias a eso podemos regalarte este cuchillo especial, no lo muestres a nadie; no lo uses sino es estrictamente necesario, no sabemos cuales son sus propiedades - dijo acercandome el cuchillo, que si que parecía bastante especial.
- para que nadie más que tu pueda verlo, le hemos hechado un par de conjuros; invisibilidad ajena y unión material, para unirlo a este brazalete que también hemos hecho invisible. - explico mi madre con todo lujo de detalles.
- gracias nunca podré agradeceros todo esto, padre; madre. - abrace a ambos.
- vuelve vivo y sentiré que me lo has agradecido. - soltó mi madre.
- vuelve victorioso y sentiré lo mismo - añadió mi padre.
- lo intentare - solté, notando el peso de la responsabilidad encima.
- ¿intentarlo? - pregunto mi madre
- ¡con más confianza! - exigió mi padre
- lo haré. - susurró, cuando llegaron 4 vecinos; los miro sorprendido, estos me saludan a mi y a mis padres.
Al ver mi cara de sorpresa, mi madre se apresura en explicarme; mientras mi padre habla animadamente con ellos.
- son 4 vecinos de cierta confianza, como sabes Buena esperanza es un pequeño pueblo que no tiene guardia; más que un alguacil y sus ayudantes, dos de ellos son sus ayudantes y los otros dos son vecinos que nos deben favores. - explico mi madre.
- ¿y que hacen aquí? - pregunto, pensando que serían mis padres los que me acompañarian un poco.
- bueno tu padre es buscado por no haberme matado, y yo soy buscada por ser bruja; si nos acercamos a la frontera contigo, es posible que te ataquen por ir con nosotros. - explico mi madre.
- lo entiendo, gracias madre. - le di un beso de agradecimiento.
- suerte mi pequeño. - le digo atusandole el flequillo.
- bueno hijo, ellos te escoltaran hasta la frontera de buena esperanza; una vez allí tu decidirás tu camino por tu cuenta. - dijo fingiendo ser duro, se acercó a mi oído. - en el mapa te he marcado tres posibles caminos, no te recomendaría llegar a Jamen; es una ciudad esclavista, tampoco te recomiendo empezar por Forth North...es un fuerte muy vigilado, con muchas normas; mucha presencia militar, muchos cazarecompensas y mercenarios. - susurró mi padre al oído, estrechamos las manos; y con la otra mano nos dimos un abrazo.
Tras todo eso partí, rodeado de dos de los ayudantes del alguacil; un chico de mi edad que llevaba un arco, y un hombre con pinta de peligroso que llevaba muchos cuchillos. Los alguaciles eran los únicos que llevaban armadura, aunque fueran viejas y oxidadas; porque yo parecía llevar un equipo de madera.
Llevo un arco con 20 flechas, 1 jabalina; una lanza, una espada corta de doble filo y un escudo mediano...una armadura intermedia con casco y unas plumas negras encima de la cabeza, una capa blanca; y el brazalete con el cuchillo de madera negra.
Los dos alguaciles van delante abriendo camino por si nos encontramos con problemas, después de todo ellos son la autoridad aqui; el chico va al lado mía, y por último el tipo peligroso. Los alguaciles van charlando entre ellos bastante relajados, al chico se le nota nervioso; el tipo peligroso va ojo avizor contigo y por último, aunque me muestre tranquilo por fuera por dentro estoy eufórico.
Después de Buena esperanza hay una enorme pradera, por la que hay algunas casas independientes; varios senderos de arena y nosotros estamos siguiendo el principal, lo miro todo atentamente ya que es la primera vez que lo veo. Hay algunos árboles individuales, no muchos; pero tras unas horas de tranquilidad paramos a comer, entonces abro mi maleta y veo comida ahumada en mi mochila. Pero antes de cogerla, veo parte de la cena de anoche y le hinco el diente; pensando en la aventura que me espera, el ambiente sigue similar al de antes.
Los alguaciles hablan entre ellos, el chico come nervioso y el tipo peligroso; vigila mientras come intranquilo, dedicó hablar con el chico en primer lugar.
- ¿que te preocupa, vecino Sam? - pregunto al terminar un bocado, el me mira al notar que me dirijo a el.
- voy a Ignitio Town, a por una muchacha casadera; pero es la primera vez que salgo de Buena esperanza, y según mis padres es peligroso. - confiesa Sam.
- entiendo, ¿es bonita? - pregunto, para ver que le lleva a hacer tan peligroso viaje; solo por una muchacha.
- sus cabellos rivalizan con el propio sol, sus ojos contra el propio mar; su cuerpo compite contra las propias montañas, y su bondad rivaliza con la bondad de los ángeles. - dice Sam soñando despierto.
- vaya casi siento envidia, de la pureza de tus sentimientos; casi. - admito con una sonrisa.
- ¿y a ti que te impulsa a salir de Buena esperanza? Toda tu familia y tu vida, esta alli; sino me equivoco. - argumenta sorprendiéndome, así que mis padres no les ha dicho nada; casi mejor, aunque no considero que sea algo que esconder.
- ¿recuerdas las historias del juglar que venia a veces a la plaza del pueblo? - digo mirando el horizonte, recordando viejos tiempos.
- cómo para olvídarlo, cada vez que venia tenia pesadillas durante un mes; siempre contaba historias terroríficas, sobre el bosque de al lado del pueblo. - confesó Sam, a mi me hizo sonreír su respuesta.
- pues eso ha instigado mi viaje, llevo pensándolo desde hace años; y ahora es cuando me he decidido, ya que soy mayor de edad. - cuento la parte que me conviene solamente.
- ¿y no vas en dirección contraria? - pregunta Sam, sonriente.
- si, necesito hacer algunas cosas, antes de entrar en la selva negra. - digo sin entrar en mucho detalle.
- estas loco, yo no entro ahi ni aunque me paguen; no creo que nadie salga con vida de ahí. - explica su opinión.
- por eso quiero ser el primero. - comento con orgullo.
- entonces te deseo toda la bendición de los dioses, amigo. - estrechamos las manos y me decidí a conversar con míster peligroso.
Me dirigí hacia el, que cuando se percató no dejo de mirarme malamente; ignore su mirada y cuando estaba bastante cerca para que me oyera, le hable.
- ¿por qué vigilas tanto? - pregunto, el sonrie con malicia.
- el mundo es peligroso muchacho, tus padres nunca te atacaron con maldad; el que te ataque aquí fuera, sea bestia o humano querrá matarte. - suelta con voz ronca.
- ¿hacia donde va tu camino? - pregunto, con curiosidad.
- a Jamen, tengo asuntos peliagudos allí. - comenta sin entrar en mucho detalle.
- ¿fuera de la ley? - pregunto para cersiorarme de si he pillado lo que ha dicho entre línea.
- bueno, allí no hay mucha ley que digamos; pero si, algo así. - comenta por encima otra vez.
- ¿puedo acompañarte? - pregunto abiertamente.
- no es el mejor sitio para un crió cómo tu, mi misión es peligrosa; pero si insistes es tu decisión, intentare cuidarte por lo que le debo a tu padre. - confiesa en última instancia
- ¿y que le debes? - pregunto con curiosidad.
- eso, quizas; te lo cuente algún día. - río divertido.
Por último me dirigí a hablar con los alguaciles.
- ¿que tal hijo de Necseo? - pregunto uno de ellos, el más gordito. - ¡auch! - se queja al recibir un codazo del más alto.
- se llama Tensell - corrige el alto.
- oye, eso ha dolido. - se queja el gordito.
- chicos, no importa; ¿adonde vais vosotros? - pregunto intrigado.
- a Forth North, el único cónclave de razas; un fuerte neutral que solamente protege la civilización de lo salvaje, un sitio inconquistable. - dice el alto con orgullo, como si fuera suyo.
- si tanto te gusta ese sitio mudate allí. - soltó el gordito. - ¡ah! - se quejo este al recibir otro golpe del alto.
- no seas memo, mi hogar esta en Buena esperanza; y mi trabajo también - objeto el alto.
- ¿y que vais a hacer allí? - pregunto para profundizar en el tema.
- burocracia - suelta el alto.
- ya sabes, recoger los carteles de se busca; entregar la información de nuestros detenidos, nuestras nuevas normas y esas cosas... - extendío el gordito.
Esta vez el alto intento golpearle y el gordito estaba preparado y lo esquivo.
- ¡toma ya! - se emocionó y al distraerse...
¡Zash! Recibió un golpe.
- ¿pero ahora para que me pegas? - se quejo el gordito.
- porque esas cosas no se cuentan, inepto. - insulto el alto.
Y ahí los deje discutiendo, antes de continuar el camino.