Soy un simple labrador de campos, de sol a sol; me dedico a eso, mientras cada día sueño con ser un heroe y salvar gente...un día estoy combatiendo contra el espantapájaros como cada día en la comida, con un palo que hace las veces de espada; mientras mi padre me mira atónito en silencio, pero para sorpresa y susto de ambos del cielo cae una espada a mis pies.
- ¡¿que diablos?! - grita mi padre.
Yo observó la espada, una preciosidad; parece recién fabricada, como si nunca hubiera sido usada.
- ¡no la toques! - grita de nuevo, al ver que no puedo evitarlo.
Hago caso omiso, agarro el mango; cierro los ojos turbado, pues eh visto mil batallas en mi mente y de repente siento que puedo usar la espada cómo un profesional...de la impresión solté la espada incluso.
- padre, probadme; por favor.
Le lanzó el palo y el lo agarra dubitativo.
- ten cuidado con eso, ¿seguro que quieres probar? Yo estuve en la milicia y...
- si, por favor.
Mi padre asiente y agarra el palo como una lanza, yo agarro la espada de nuevo; la sensación vuelve a mi, mi padre carga a toda velocidad contra mi.
En una situación normal no podría moverme, pero la confianza en mi mismo que me aborda; me muevo con velocidad, doy un paso hacia el lado y agarro la falsa lanza con la mano libre. Como si la espada no pesará, rompo el palo de un solo movimiento y giro sobre mi mismo aprovechando la inercia parando en el cuello de mi padre la espada.
- ¿cómo has echo eso?
- no lo se, creo que los dioses me han concedido lo que pedía.
- ten cuidado con los dioses, son caprichosos; cambiantes y para ellos no significamos nada, lo que hoy te dan...mañana te lo quitan.
- padre, deseo cobrar mi herencia y recorrer mundo.
- cómo quieras, pero; despídete de tu madre, posiblemente nunca vuelvas.
- volveré, lo juro.
- te creeré, cuando lo hagas.