Capítulo 6. En salsa
De camino a casa me fijo en que la amiga de María separa mucho las piernas al andar, no me fije el otro dia; así que no se si es algo normal o algo nuevo; aunque imagino que no es normal.
- ¿que te pasa?
- ¿a que te refieres?
- no se, andas con las piernas muy abiertas.
- ...
- ¿no piensas decírmelo?
- te dije que pararás.
- lo dijiste, pero no lo deseabas.
- ...
Tras un rato en silencio en el que estábamos llegando.
- me arde la rájita, siento un extraño hormigueo; y me has ensanchado las caderas.
- ...
- ¿no piensas decir nada? Algo como lo siento, por ejemplo.
- no, es que no lo siento; me ha gustado y si te dejaras, repetiría.
- no cuentes con ello.
- una lastima.
Llegamos a casa la invito a entrar y me parece muy curioso, que antes de entrar se asegura que nadie la vea; luego entra y me hace cerrar rápidamente, acelerandome el pulso.
- ¿que pasa?
- nada, ¿que crees que va a pensar la gente que me conoce si me ven entrar aquí a solas contigo?
- ¿que estás entrando en una casa con un chico?
- tsk...que simple eres - dice tras un sonido de molestia. - ¿el baño, por favor?
- esa puerta.
Preparo otra ropa y espero unos minutos cuando escucho el agua abrirse, entro sin permiso; ella se tapa con la cortina, como si no se ve a través de ella.
- ¡¿pero que haces?! - grita.
- yo también tengo que ducharme, sino lo hacemos a la vez; no llego a tiempo.
- pues llega tarde, follar cuesta.
- ni lo sueñes.
-... - se queda callada mientras me desnudo - vale, pero no me mires.
- que tontería - digo metiéndome en la ducha - ¡pero si ya te he visto!
La verdad es que al girarme hacía ella, ella se puso de espaldas; pero me gustó lo que vi, estaba casi tan buena como María de cuerpo.
- estas muy buena
- gracias, pero callate y enjabonate
Me heche jabón en las manos y empecé a enjabonarle la espalda.
- ¿que haces? ¡dejame!
- dejame ayudarte
Poco a poco mis manos, dejaron la espalda; y viajaron por delante, tanto por zonas prohibidas como no.
- ahí puedo yo sola
- da igual, yo te ayudo.
Para llegar a delante me pego a ella, con la visión y las caricias; mi miembro había subido otra vez, le estaba rozando por la parte indicada y nos estábamos poniendo a mil otra vez.
- mmm...aléjate, no porfa; otra vez no, que me tienes escaldada. - suplico casi sin fuerzas.
- Venga un poco más, ahora te doy cremita.
- mmm...vale, pero algo rápidito, que no llegamos a clase.
De un solo movimiento casi al mismo tiempo, ella se sentó sobre mi miembro que ya estaba mojaita por mis caricias y roces; di hacia arriba para metersela sin esperar que ella diera hacia abajo, por lo que de un solo movimiento le entro sola y pego un gran gemido. Mis manos seguían acariciando y enjabonando su cuerpo, aumentando el morbo de la situación; ella guió los movimientos de mis manos en principio, luego se agarro a mi culo para que me la follara salvajemente y a mi pelo para que le comiera el cuello.
Ambos nos fuimos a la vez por su parte un orgasmo brutal y por la mia una corrida brutal, tras eso nos duchamos; y al salir de la ducha me da una cachetada en la cara, me toco la cara dolido.
- te dije que no idiota.
- tu decías que no, pero tu cuerpo suplicaba que si.
- no puedo ni cerrar las piernas, ¿donde tienes la crema?
- aquí, espera un segundo.
Agarro la crema
- abre bien las piernas.
Ella me mira un segundo y niega con la cabeza.
- no, dame la crema; que me conozco y te conozco.
- no seas tonta, abrelas.
Ella las abre avergonzada, me pongo rojo como un tomate; lo tiene hinchadisimo, muy lubricado y al enseñarmelo parece que lubrica más. Abierto y rojo por el roce, me lleno el dedo entero de crema y se lo paso por la apertura del chocho; ella suspira, jadea y gime.
- es solo crema.
- pero no veas como estoy por tu culpa
Sonrió y le meto el dedo dentro y se lo muevo, ella pone gesto de dolor; que luego se transforma en alivio, se lo hundo hasta el fondo y se lo muevo dentro.
- mmm que alivio, sigue; por fa.
- ¿y luego quien me ayuda con esto?
- no haberte ofrecido.
Empiezo a sacarselo, ella agarra mi mano.
- te ayudo
Sigo con mi masaje, hasta que ella tiene un orgasmo; y parece que se relaja, ahora soy yo el que tiene el problema. Ella me la agarra a disgusto y empieza a masturbarme, aunque no le pone mucho énfasis noto que se pone otra vez; esto es el cuento de no acabar, hasta que me corro en sus manos y va a lavarse.
- que asco, cochino.
- anda ya, si te visto la cara de morbo; si te ha gustado.
- ...más quisieras...
- si te has puesto húmeda
- idiota
- estúpida
- imbécil
- guarrilla
Iba a pegarme le agarre la mano
- muy lenta - con una sonrisita burlona.
Ambos nos reímos cómo dos idiotas y nos vestimos, ella mira antes de salir y luego; una vez fuera.
- yo voy a coger por el camino directo, tu coge por allí; Pedro.
- ¿no vamos juntos?
- ¡no! No vamos a ir juntos y menos andando así.
- pues yo no se llegar por allí, tendrás que ir tu.
- ¿me vas a hacer ir andando por el camino largo estando cómo estoy?
- ehhh...si.
- eres un capullo
- si, pero te gusta; mi capullo.
- guarro, nos vemos allí.
- ¿no me das dos o un beso?
- más quisieras.
Y así se fue andando hacia un lado con las piernas abiertas y yo hacía el otro, no tenía amor; pero había tenido sexo, mucho sexo y ahora ya no necesitaba nada más solo quizá cariño.
Llegue a clase y nada más verme, María se me abrazo.
- ¡Pedro! ¿hoy no viniste a ver el show? Te estuve esperando.
- bueno, me salio un plan ineludible.
- que lastima, espero que mañana vengas; hemos añadido ya todo.
- seguro, mañana seguro que si.
- vamos a calentar chicos. - soltó Miguel.
Me fije en que algunas personas eran diferentes, pero otras estuvieron en la clase de ayer; el ritmo comenzó a sonar y me di cuenta de lo diferente que era este de la bachata, los pasos también eran todos distintos. Se me dio mejor que el otro día, lo pille todo a la primera; el sexo me había centrado, relajado y obvie lo buenas que estaban las muchachas.
En medio del calentamiento entro la mejor amiga de María, disimulando lo de las piernas; le sonreí a través del cristal, vi en sus ojos que le afectaba pero ella desvió su mirada como si nada.
Saludo a María y se metió en el calentamiento a mi lado sin mirarme, como si no existiera; pero no iba a permitir tal cosa y así de fácil, roce su mano bailando como sin querer queriendo y ella me dio un manotazo.
Sonrei y ella me miró mal de reojo, María frunció el gesto; poco después termino el calentamiento y mientras Miguel me felicitaba por lo bien que lo había cogido hoy, María se lleva a su amiga a parte para hablar.
Gracias a los que comentan y votan realmente me da vida.
¿que os parecen los personajes?
Gracias por leerme.