Mi nave fue la última nave Sayan en salir del planeta Vegeta, vi como Freezer destruía el planeta con todos dentro; sus naves persiguieron la mía, la abatieron y creyeron que morí, pero me estrelle en un planeta no
muy lejano del planeta Vegeta.
Al caer la nave en el agua me salve, pero cuando fui a ponerme la armadura y el localizador; habían sido alcanzadas por los disparos, estaban totalmente inservibles. Sali del mar de un saltó para caer en una playa cercana, observe a mi alrededor; el planeta que ya no tenía porque arrasar, mi nuevo hogar.
La gravedad es ligeramente más baja que la de mi planeta, el sol tiene dos lunas una blanca y una negra; el cielo es rojo, el mar azul y los árboles son verdes.
Cerca de la playa hay un bosque, me adentro en el; busco donde refugiarme, encuentro una cueva, la convierto oficialmente en mi casa hasta nueva orden.
Lo primero es hacerme una cama, así que con las manos voy cortando ramas bajas; para luego ir desojandolas todas en el mismo sitio, tardó varias horas pero me hago una cama de hojas delimitada por las ramas. Como empieza a darme hambre, voy buscando que comer; veo muchos árboles frutales por el bosque, voy cogiendo y me las voy comiendo.
Todas están ricas pero apenas me quitan el hambre, llevo dos para después. Vuelvo a la cueva, es hora de empezar a entrenar; durante 1 hora hago flexiones, abdominales y sentadillas. Cuando me canso de eso, me pongo a golpear el aire, puñetazos; patadas, cabezazos y golpes de cuerpo durante otra hora.
Paro al notar el cansancio, como las dos frutas y me acerco al lago cercano a beber, una vez termino; me pongo a meditar, hasta que el sonido de patas y gruñidos me despierta. Parece que la cueva tenia dueño y no les gusta mucho que la haya ocupado, son seres peludos de 4 patas; con pelo de pincho, dos grandes y dos pequeños.
- ¡Hola soy Rape! No me voy a ir de aquí, así que si quieres luchemos por el lugar.
Me pongo en pie.
- Hola Rape, este es nuestro hogar; largate o te mataré y luego te comeré.
- el que te comeré seré yo.
Digo sorprendido de que este hable.
Su rugido se intensifica, bajo la atenta mirada de su familia; luego se lanza a toda velocidad contra mi, me preparo y cuando está cerca le pego una patada que lo lanza contra la pared. Sus ojos se abren de par en par, luego lo vuelve a intentar y esta vez me muerde el brazo; pero lo lanzo contra el suelo con fuerza y luego lo pateo contra la pared, me sorprende que mi brazo esta sangrando y el se levanta sangrando también.
- ...eres fuerte... - gruñe cojeando.
- tu también, no cualquiera me hace una herida.
- ¿tienes familia?
Pregunta su mujer, niego con la cabeza.
- quedate con nosotros, no peleeis más; no es necesario, colaboremos.
Su marido guarda silencio, mirándola sorprendido.
- cómo queráis.
- esta bien.
Acepta el marido, por la noche la mujer nos manda por comida; yo consigo frutas y el marido carne, luego hacemos un intercambio y esta vez la comida si me sacia.
- ¿de donde eres? No he visto aquí nadie como tu.
Me pregunta la cuatro patas femenina.
- de otro planeta.
- entiendo, ¿y como acabaste aquí?
- me persiguieron los hombres del tirano que destruyó mi planeta.
- ¿crees que volverán?
- no lo se, creo que me dieron por muerto; pero no estoy seguro.
- ¿y que harás si regresan? - pregunto el varón adulto.
- ¡matarlos a todos!
Apreté el puño con rabia, y por la cara que puse ambos retrocedieron un paso de la impresión.
Tras eso nos fuimos a dormir, uno de los críos se acostó en mi cama; los padres le riñeron, pero le dije que lo dejaran, total debía acostumbrarme a vivir en un sitio ajeno y rodeado de bestias parlantes.