Un pedazo de jaca.
Memorias eróticas de Verónica 1.
Mi jefe me mira con ojos que se le salen de las orbitas. Me encanta jugar con él. A sus 46 años , cada vez que nos vemos para analizar un proyecto procuro sacarle de sí. Al agacharme, para seguir su explicación con aparente interés, el pullover, con escote generoso en V, muestra el profundo canal de mis senos, y los jeans de tiro corto dejan ver la cinta del tanga. Con los botines de taco alto, el pobrecito es más bajo que yo. Se le nubla la vista con mis encantos insinuados.
Me está contando el informe que tiene que llevar a la reunión anual en la central de la empresa. Trabajo en una multinacional de tamaño medio con sede en España. Soy la asistenta del Director en Argentina y Uruguay. No la secretaria, sino su asistente. Me recibí de contadora trabajando en la empresa y cuando llegó Manolo, me nombró su mano derecha. A mis treinta y dos años tengo un magnífico futuro por delante.
Pero la persona que lee estas memorias querrá saber cómo soy . El que mejor me definió, fue mi profesor de Contabilidad, en el tercer año de Universidad, mientras se subía la bragueta después de yo me tragara todo su semen:
" Lo primero que uno se fija en vos, es en el pedazo de tetas que tienes y lo largas y buenas que están tus piernas. Luego uno ve que además no eres fea de cara , que quizás tengas el tronco corto para esas piernas , que mas que caderas tienes grupa. Eres un pedazo de jaca. Y pareces loquita , pero no lo eres, porque has sacado una matrícula con esta mamada"
Fue entonces cuando decidí compatibilizar mis estudios de contadora con un trabajo. Aproveché que el profesor me doblaba en edad , y se arriesgaba a un escándalo e hice que me consiguiera un puesto en la consultora multinacional donde cooperaba.
A es@ que ha comenzado a seguir mis aventuras eróticas , le debo le contar mis "primera vez".
-Mi primera masturbación.
Creo que no puedo recordar cuando empecé a tocarme la conchita . Debía ser muy pequeña, mis deditos acariciando la parte alta de mi rajita están vinculados a mi infancia. Eso sí, en secreto. No hice como mi primo Juan que entró en una cena de Navidad con mis abuelos y toda la familia , tocándose la pilila diciendo:
"Qué gustito da esto, abuelita, es mejor que el juguete que me ha traído Santa Claus"
Con el lío que se organizó, decidí que el acariciarme íntimamente iba a ser mi secreto. La pajita me ha acompañado toda mi vida.
Mi primer beso.
Estoy convencida que muchas tenemos una experiencia similar. Nuestro primer beso no ha sido a un chico sino a una compañera o amiga.
Carolina y yo estábamos viendo la primera de Indiana Jones en la televisión . Las vacaciones estaban acabando, enseguida tendríamos que volver al colegio. Su casa en San Isidro tiene pileta , yo había ido a pasar el día y aprovechar para seguir tomando el sol y bañarme. Su madre habló con la mía para que me quedara a dormir y después de una jornada de agua , cansadas mi amiga y yo nos pusimos a ver la película.
Caro es preciosa, de pelo negro, no sé si está más linda cuando lo deja a su aire o cuando lo plancha, y unas facciones bien dibujadas, finas que no tienen defecto. Ella siempre ha sufrido por algo que a mi me sobra , tiene poco pecho, pero es bellísima.
La película nos había gustado, las dos tumbadas en el sillón del salón , solas , sus padres habían salido, habíamos vivido emocionadas la historia de las aventuras parecían imposibles..
La miré y nunca supe porque le dije: " Sos igual a la novia de Indy"
Son parecidísimas de cara.
"Pues vos no sos como él"-
Y sin darnos cuenta nos abrazamos y nos besamos. Apenas duró un segundo , fue un piquito, seguíamos abrazadas, vi sus ojos negros , inmensos mirándome y volví a besarla. La besé como se besan en las películas, muy lento, pero esta vez cuando se juntaron los labios , no era el candor de la vez anterior. Noté como su lengua salía camino de la mía , pasando el umbral de mis labios. Cerramos los ojos y, mi mano buscó su nuca para que el beso fuera eterno. Nos quedamos sin aliento.
Apenas nos separamos unos segundos para tomar aire y nos lanzamos una buscando a la otra.
Ese primer beso fue una mezcla de descubrimiento y locura. No podíamos parar, abrazadas, acariciándonos a través de los vestidos. Éramos un desenfreno de pasión.
"Niñas, cómo estáis"- la voz de su madre desde la puerta nos devolvió al mundo real en un instante, nos separamos y Caro respondió:
"Estamos aquí , en el salón"
Cuando entraron todavía me temblaban las piernas , pero dábamos una imagen de normalidad.
Después de comer, y tras la conversación con su madre que quería saber nuestra opinión sobre la película, nos fuimos a dormir.
Podría contar que nos metimos juntas en la cama y nos dimos a la lujuria y el sexo . No fue así, todo mucho más normal, cada una en su cama. Apenas podíamos hablar, nos daba vergüenza , pero yo estaba excitadísima , súper caliente , por eso en cuanto apagamos la luz, mi mano se introdujo en el pantalón de mi pijama y buscó el camino de la concha.
Mis dedos encontraron el clítoris y enseguida comencé a acariciarlo. Me temblaba el cuerpo de las sensaciones sentidas, y me iba calentando aún más. Procuraba no hacer ruido.
Desde la cama de Carolina me llegaron los sonidos que yo conocía. La respiración más rápida, algunos suspiros entrecortados, me di cuenta que ella estaba jugando lo mismo que yo. Me excité aún más. Eso sí procuré que no se notase lo que yo estaba haciendo.
Gimió durante unos segundos , no sabía lo que la pasaba hasta que a mí me ocurrió lo mismo. Para no hacer ruido , me mordí los labios, cuando me llegó mi primer orgasmo en compañía.
Mi primera pija.
¿ Sería lesbiana? Esa duda en el comienzo de la adolescencia , me torturaba. Yo quería ser normal, como mi madre , como las mujeres que conocía. Así que decidí ponerme de novia con un chico , para saber si cuando me besara, sentiría lo mismo que con Carolina. Iba a ser mi medicina.
Elegí a Saúl , uno del curso superior, era guapo. A los pocos días ya nos besábamos. No era lo mismo, pero me encantaba. Después de una sesión de besos y caricias quedaba súper excitada , así que al llegar a casa, procuraba quedarme sola para masturbarme.
En mi fiesta de 15 lo pasé estupendamente. Coqueteé con todos los chicos y porque no decirlo con muchos de los hombres. Yo llevaba un vestido azul sin hombros, por debajo de las rodillas. El maquillaje y como era capaz de levantar la tela en el busto me hacían parecer mayor. A mí el excitar , me excita , y el jugar con tantos galanes me había puesto a cien. Saúl y yo pudimos escaparnos solos al jardín. Me besó y me dijo en un susurro:
" Ya eres una mujer, y tienes que saber como es la verga de los hombres"
Yo estaba deseando aumentar mis conocimientos, así, que sin dudar, le contesté:
" Enséñamela" Y mi mano bajó a tocar su abultado pantalón.
" Espera que yo la saque"- y abriéndose la bragueta apareció un instrumento que me dejó emocionada. Una cabeza gruesa como una ciruela mediana , con un pequeño ojito en el medio, con su poco de jugo. Saúl es judío y está circunciso. Luego una porra surcada por venas que parecían estallar.
"¿ La puedo tocar?"
" Hazlo con cuidado"
Mi dedo acarició la cabezota, luego recorrió la unión con el vástago, para pasar a curiosear por la verga.
La agarré, empuñe su arma y jugué con ella.
" Me voy a correr"
No sabía lo que era aquello de correrse, Y tuve suerte porque su pija apuntaba a un rosal , no a mi vestido, así que cuando saltó un chorro de algo parecido a la leche, lo que se empapó fue la naturaleza, no mi ropa.
Apenas habían sido unos segundos, pero agradecido, me besó.
" Me has hecho feliz"
" Déjame probar a qué sabe"
Pasé el dedo limpiando las gotas de semen, y luego lo llevé a la boca. Salado, un poco agrio, pero no estaba malo.
Me dio una extraña sensación de poder, como con una cosa tan fácil, podía satisfacer a un hombre y dominarlo, pues Saúl me siguió como un cordero todo el resto de la noche.
Mi primera mamada.
Había adquirido una habilidad importante en el manejo de vergas. Me era fácil , había nacido con un don innato, aunque practicaba cuando estaba sola, con cualquier simulacro , que pudiera masajear.
Había aprendido a lograr que la paja durase, variando el ritmo, hasta que la leche saltase cuando yo quisiera.
Saúl era el principal objeto de mis atenciones, pero me había abierto a nuevos compañeros de juegos. En cuatro meses , es verdad que estuvo el verano por medio y en la playa tuve un éxito enorme con mis bikinis, pajeé a diez chicos diferentes.
" Quiero que me des el placer con la boca"- Saúl me dijo el día de su cumpleaños.-
" Es el regalo más importante que una mujer puede hacer a un hombre"
" No sé como hacerlo"- le contesté- " Dime que quieres que haga"
Estábamos en su casa, sus padres habían salido al super y teníamos una hora por delante.
" Arrodíllate y sácame la polla. Podías abrirte la camisa para que te vea las lolas."
Primero me desabroché la blusa y me solté el corpiño, los senos quedaron libres, mis pezones estaban erectos por la excitación. Él se sentó en una silla, yo me arrodillé.
Le abrí el ziper y la verga saltó afuera con el glande grande y oscuro. Besé la cabeza, que tuvo una leve sacudida. Cubrí de besos toda la carne dura. Lamí la pequeña ciruela.
"Métetela en la boca y chúpala"
Tomé la punta del glande en los labios y comencé a chupar. Él gemía y yo sentía una mezcla de placer y poder. Le llevaba como quería. Me tomó por el pelo, apretando hacía sí. Tuve que contener la arcada, se dio cuenta que era mejor dejarme actuar y sólo jugueteó con mi cabellera.
"¡ Así, mi vida!, un poco más deprisa."
Me di cuenta que iba estallar, decidí intentar tragar toda su leche. Cuando se derramó, lo logré. Ni una gota salió fuera. Me levanté y le besé para que se saboreaba a si mismo.
Si masturbar se me daba bien, lo de mamar fue un descubrimiento, disfrutaba haciéndolo. Creo, y así me han dicho más de uno, la chupo de maravilla.
Gané el campeonato que, en Bariloche , hicimos las más abiertas de las compañeras, durante el viaje fin de secundaria.
Creo que debo volver a Manolo, el pobre está atontado mirándome. Le sonrío , me paso despacio la lengua por los labios, respiro hondo, sé que tenso la tela de mi pulóver y al levantarse deja ver mi vientre plano, tostado y un trozo de las tiras de mi tanga.
" No hubiera podido hacer este trabajo sin ti. Verónica has sido el ama de esta empresa en los tres últimos años. Tus consejos han servido para capear el temporal y entrar en beneficios"
Me gusta que me reconozcan mi inteligencia, no sólo soy una señora hermosa, soy buena en el trabajo. Había logrado una diversificación del riesgo que había mejorado la cuenta de resultados , aprovechando los cobros de estudios realizados para la compra de algunos inmuebles, evitando el efecto devaluación y obteniendo la rentabilidad en Uruguay, de donde era más fácil el retorno a España , prácticamente sin impuestos. Aquel señor bajito me acaba de comenzar a parecer interesante.
"¿ Querrás cenar hoy conmigo? Nos lo hemos ganado"- me propone.
Mi mirada se vuelve dulce y coqueta cuando le contesto:
" Hoy no puedo, tengo un compromiso con un chico ."- me doy cuenta de su desilusión- " Pero mañana podemos quedar a almorzar. Esta noche tengo que cuidar al niño de mi amiga Caro, que sale a festejar su aniversario"
Respira con alivio y yo aprovecho para darle un piquito. Casi se derrite , le veo temblar cuando salgo.
Al final de la jornada, cuando toca ir a casa, paso por su despacho y le digo:
" Mañana a la una , me pasas a buscar. Ya sabes mi dirección"
Me acerco a él y le beso , no con lengua, pero sí haciendo que sienta mis labios mullidos en los suyos.