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Caprichos de embarazadas

en Amor filial

CAPRICHOS DE EMBARAZADAS.

Capítulo 4 y último de La máquina del tiempo.

Los anteriores son: La novia de mi difunto hermano, La prima de mi amante, Corazón Loco.

A las pocas semanas de nuestro viaje a Roma , a la vuelta de la playa, tras un polvo salvaje con Chelo, me soltó mientras me lamía la polla para volver a montarse.

- Cariño, ¿ te parece bien que llamemos a la cigüeña?... Puedo dejar de tomar la píldora y ...quedar embarazada...

- Me parece bien- cuando te hacen una pregunta así: ¡ qué coño vas a decir!

-Podíamos ir a París y allí empezar a encárgalo. Un par de semanas, mamá y Elisa se encargarían de tu madre, que no esté desatendida.

Elisa había dicho algo en lo que yo no había caído en su momento. Entre las hembras de mi entorno, no sólo ella y Consuelo, mi mujer, también estaba Adela, mi suegra. Una serie de tías buenorras.

Cuando imaginé de quien era la idea, enseguida pensé en mi suegra, pero parecía un plan apetecible.

Así que nos fumos a París a pasear y a encargar un niño.

El hotel estaba bien, aunque no era de gran lujo, estaba cerca de la Ópera. La capital francesa y aquello de querer quedarse embarazada hacían que Consuelo estuviera caliente todo el día y se le notaba.

Decidió andar sin sujetador y usar vestidos un palmo por encima de la rodilla y sandalias de medio tacón. La verdad que causaba interés, era un bombón andante. Polvos seguros, tres: al levantarnos, al volver a cambiarnos al final de la tarde tras hacer día de turistas y al acostarnos tras salir a cenar.

Mucho museos, iglesias y paseos, comidas sencillas en restaurantes normales o en terrazas de bares. Subida a la Torre , recorrido en barco por el Sena y noche en el Follies. La vida del turista era un poco cansada pero agradable.

Una tarde que llovía quise ir a la Cinemateca, soy fanático del cine y la francesa es un monumento a ese arte y además ponían “La máquina del tiempo” de George Pal. Era la peli que me permitió sospechar que aquella “chatarra” que había comprado era de verdad y me había permitido entrar en el mundo de la magia que había cambiado mi vida.

Mientras veía las aventuras de Rod Taylor con Consuelo pegada a mí, con su teta izquierda apretada a mi brazo derecho, mimosa, sin entender nada, estaba en inglés con subtítulos en francés, decidí que debía investigar más de cómo había llegado aquella máquina a mi poder, sabiendo que lo tendría hacer con cuidado para no levantar una liebre que se podría volver en mi contra , si aparecían misteriosos y desconocidos dueños.

Consuelo se había aburrido, encima yo no me quitaba de la cabeza la máquina y el camino que había recorrido hasta caer en mi poder. Yo iba despistado, seguía lloviendo, Volviendo al hotel , mi esposa se fijó que había un cine porno, mimosa me dijo nunca había visto una película guarra de verdad y que le divertía verla conmigo. Todo acompañado de una sonrisa de niña traviesa que hizo que sacara las entradas y entráramos.

Nos sentamos en la oscuridad de la sala. Estaba un poco empezada, en la pantalla dos mujeres se lo montaban. Chelo se pegó a mí, me di cuenta que al solo ver la escena se había calentado. La abracé y metí la mano por el escote y dejé que bajara hasta su teta. No llevaba sujetador, tenía el pezón duro. Lo acaricié. Me besó y volvió a mirar absorta la pantalla. Me hacía gracia meterla mano en un cine, con una peli porno y en París, era un punto divertido y perverso. Mi otra mano buscó el muslo desnudo, suave, terso, fue entonces cuando me pasó, fue como un golpe, un caerme de un caballo, allí en la pantalla estaba la solución de mi búsqueda.

Un tipo gordo con sombrero y un puro enorme en la boca hacía un truco de magia y a un viejito la polla le crecía y se lo ponía hecha un monumento, mientras espiaba a una joven a través de un espejo. Allí estaba la conexión : Orson George Wells. El mago, el genio. Mi mente empezó a sumar y restar.

Hugh George Wells escribió la novela “La maquina del tiempo” a finales del siglo XIX. Era la época de los grandes descubrimientos en el mundo de las máquinas, debió construir aquel invento. También escribió “La guerra de los mundos”, que Orson George Wells convirtió en un acontecimiento mundial al hacer un programa de radio basado en su novela. Ambos debieron hablar, comunicarse. Hugh George Wells ya era mayor y le debió regalar la máquina al director-actor. Este en pleno éxito de Ciudadano Kane no le dio importancia y pensó que era un juguete inactivo o una maqueta y lo guardó en algún almacén donde lo vio George Pal que lo copió o puede que hasta la usara para su película. Orson lo debió llevar a España y lo almacenó en una finca de Antonio Ordóñez, el toreo, muy amigo suyo. Allí lo había recogido yo, arrumbado, con una bolsa pegada a la silla de la máquina, donde encontré las indicaciones de cómo podía rearmarla y hacerla funcionar. El razonamiento tenía buena pinta, me faltaba saber cómo había llegado las instrucciones , aunque me daba un poco igual. La verdad que me quedé satisfecho.

Tan enfrascado había estado en mis pensamientos, que no me había dado cuenta de lo que pasaba con mi mujer, la había seguido acariciando sin darle importancia, sin fijarme y cuando volví en mí, me encontré con un show en vivo con el que no contaba.

Consuelo se estaba masturbando, abierta de patas, con la tanga a un lado sus dedos en el chocho y el clítoris pero eso no era lo más fuerte. Lo que me asustó es ver a tres tipos, sentados a nuestra fila, mirando y haciéndose una paja con la polla al aire. Pensé que podían venir a por mi mujer a hacerla cualquier cosa. Ella, aunque se había dado cuenta, le divertía, la excitaba, pero no percibía el peligro que podíamos correr si aquellas bestias en celo venían a por nosotros, a por nosotros no, a por ella. . La besé y le dije muy quedo:

- Vamos al hotel y nos echamos un polvo de cine.

- Pobrecitos, se van a quedar a la mitad de la pajita. Pero tengo unas ganas locas de hacer el amor con mi maridito. Vamos

Allí les dejamos pija en mano y en ristre y nos largamos para el hotel. Estábamos cogiendo la llave cuando el conserje nos dijo que teníamos una llamada de España. Era mi suegra para hablar con su hija, lo hizo desde el teléfono del hall mientras yo me fui a tomar una copa al bar.

Estaba tomándome una copa de champan cuando vi venir a Consuelo, era una fuerza de la naturaleza, estaba buena como mil panes, no me extrañaba que aquellos tipos se mataran a pajas y lo que me volvía loco era el afán exhibicionista de mi mujer, que se excitaba más y más con los deseos de la gente.

- Invítame a una copa de champan, sólo una que luego nos vamos a encargar...nuestro niño. ¿sabes que me encantas? Eres mi marido, mi rey, el futuro padre de mi hijo.

Cuando la cosa se pone así, pides otra copa, dices que lo carguen en tu cuenta y en cuanto acabas tiras para la habitación dispuesto a cumplir con un grato deber.

Me besó ansiosa al entrar y cuando se dio cuenta que la tenía dura, cosa fácil de detectar por lo pegados que estábamos se separó de mí y susurró ardiente:

-Mi mamá me ha dicho que para tener los niños conviene hacerlo contigo encima o a lo perrito. ¿ Qué prefieres? Luego me tengo que quedar bien quietita para que tu leche llegue bien a mis óvulos.

Con una mujer así ¡ qué coño se puede hacer! Lo que hice fue follarla de las dos maneras. Repetí durante el resto de los días que estuvimos en París. Un poeta muy famoso escribió:Moriré en París por primavera . Tú, Jorge, hijo mío, puedes decir que te concibieron en París también por primavera, porque de allí vino tu madre preñada.

Si tuviera que añadir las cosas que hicimos e impresionaron más a mi inocente y ardorosa mujer señalaría:

La cena show del Crazy Horse que le pareció sexy de verdad e indicadora de ideas para montarme y animarme sexualmente.

Copa en un cabaret porno en Pigalle.

Ambas cosas la hicieron más viciosa, me decía que le pidiera cosas que ella me haría todo lo que yo quisiera: La verdad es que me ponía burro viendo lo explosiva y cachonda que era y me la follaba dale que dale.

Antes de volver para España me pidió que le acompañara a un sexshop y que le dejara comprar sin yo mirar para darme una sorpresa. Lo hice, sólo pagué, cuando pregunté qué había comprado, me besó en los labios pícara y me dijo:

-Muchas cositas para que mi marido se ponga muy muy contento.

El reencuentro familiar fue cariñoso con interés materno de cómo lo habíamos pasado. Mi suegro estaba en otra, me echaba de menos para un par de temas financieros de la inmobiliaria- constructora.

Yo necesitaba tomar algo de aire antes de atacar a Elisa, que me imaginaba me iba a montar alguna escenita, las mujeres siempre son celosas. Andaba yo dándole al cerebro sobre cómo hacer mutis para ir a darle tralla a mi amante angelical cuando me quedé de piedra con lo que me largó mi querida suegra:

-Ignacio, me vas a tener que perdonar por lo que he hecho pero tu madre está ya en el final final...( la verdad es que se me había pasado totalmente que le quedaban cuatro días de vida, con tanto París y folleteo casi se me había ido la santa al cielo, es lo bueno y lo malo de haberlo vivido antes) y le he pedido a Elisa que se quedara en Alicante pendiente de lo que venía. A fin y al cabo era la madre de su prometido...y está llevando su negocio, muy bien por cierto. Nos ha dejado a la niña y está allí al pie del cañón. Mañana cuando acabes lo que tienes con Faustino, podrías ir para allá... son los últimos días de tu madre.

- Podemos ir sin problema, aunque me gustaría contarte mamá lo bien que lo hemos pasado en París- dijo voluntariosa mi mujer.

- Cariño, creo que es mejor que vaya solo Ignacio. Tu debes estar cansada de tanto ajetreo y si estás como pienso, te conviene un poco de descanso y además quiero que me cuentes muy...muy bien cómo lo has pasado.

Me quedé de piedra, yo buscando una excusa para ir a ver a Elisa y mi suegra me la pone en bandeja. Pude saltar de alegría pero disimulé, insistí con la boca pequeña en que Consuelo me acompañara pero su madre fue tajante, debía ir yo solo.

Esa noche volví a follar con mi mujer como más me gusta: ella cabalgándome. El ver como se le movían las tetas mientras subía y bajaba era un espectáculo que no me cansaba y al llevar ella el ritmo, se corría como una loca entre temblores y gemidos que también me hacían perder la razón a mí.

Y salí para ver a mi madre terminal y a mi amante, enviado por mi suegra que por la mañana fue a recoger a su hija. La verdad que la despedida tuvo su morbo: beso apasionado con Consuelo y abrazo pegado de mi suegra con sus labios húmedos en la mejilla. Durante el viaje pensé más de una vez que Adela me estaba tirando los tejos y la verdad es que no estaba mal, en sus cuarenta y pocos era una tía maciza que sabía tratar a los hombres y que se notaba tenía éxito con ellos.

Llegué a Alicante, lo hice sin decir la hora y fui al apartamento, me encontré una nota de Elisa diciéndome que o estaba en la clínica o en el chiringuito de la playa. Por aquello de quedar bien, fui a la clínica.

Allí hablé con la doctora que se ocupaba de mi madre, me dijo lo que yo ya sabía: le quedaban apenas unos días de vida ( exactamente dos) . Luego tomamos un café, nos habíamos tratado durante una larga temporada y eso hacía que tuviéramos una relación casi de amistad, con una sonrisa cómplice me preguntó qué les daba a las mujeres. Lo de mi esposa, que conocía de acompañarme al hospital, lo entendía, pero lo de mi suegra y la prima de mi mujer que estuvieran tan pendientes de mí, se le escapaba. Yo no era feo, pero debía tener encantos ocultos para tener tanta tía al retortero. Lo de Elisa lo cazaba, pero empezaba a darme cuenta que Adela era un camión que se me venía encima. Nos despedimos con un beso en la mejilla que ella acercó a la comisura de los labios.

Elisa estaba en el chiringuito de la playa, preciosa como siempre. Su pelo largo como cascada de oro, su rostro de ángel, cuando se quitó las gafas de sol, me deleité con sus ojos celestes que no podía decir si se parecía mas al cielo o al mar, sus tetitas que se adivinaban bajo una camisa de algodón blanco que marcaba sus pezones largos, duros. No se me tiró encima, estuvo prudente, beso y abrazo de familiares, eso sí me pidió que pagara y que subiéramos a casa para poder hablar tranquilos. Yo entendí lo de hablar como un eufemismo, creo que se dice, vamos que en cuanto estuviéramos solos la cosa iba de folleteo. Y fue.

Apenas se cerró la puerta, se abalanzó sobre mí, sin una palabra, devorándome la boca, pegada como una lapa y quitándome los pantalones con manos habilidosas. Restregó su pubis contra el bulto de mi polla que quería salir de los calzoncillos, me desabrochó la camisa y luego hizo lo mismo con la suya, para que sintiera sus tetas contra mi piel y todo eso sin decir esta boca es mía y sin dejar de besarme ni abrazarme. Una joya, la flaquita.

Se separó, se bajó la braga del bikini, se puso en cuatro y entonces me rogó:

- Métemela por detrás, lo necesito.

No me hice de rogar, la verdad es que tenía y tiene un culito delicioso, pequeño, redondito, con la carne justa, y allí entré por el ojete. Me había dedicado largo tiempo al coño de Consuelo que, aunque prieto, no era comparable con la estrechez de orto de Elisa, me apretaba bien apretada la polla, como un guante en la mano o mejor como un calcetín a la pierna. Y me dediqué a disfrutarla. Rin-ran, rin-ran, dentro -fuera, dentro -fuera. Sin prisas, gozando de una hembra tan maravillosa. Elisa gemía de placer, era un aayyy continuado, maravilloso, que me tenía en la gloria.

- ¡Más fuerte!, ¡dame más fuerte! Soy tuya, tuuuyyaa.

Empezó a aullar como una posesa de placer, yo me metí fuerza y ganas al encule. Me di cuenta que quería más y mientras con una mano le agarraba la cintura para hacer mejor el efecto pistón, con la otra le comencé a darle unos buenos azotes. Se había vuelto loca, no sé las veces que se vino hasta que yo logré correrme y soltarle toda la leche.

Se tumbó a mi lado, me besuqueó, estaba totalmente tierna. Yo pensé en lo cabrona que había sido en mi otra vida y eso hizo que no cayera en sus garras, porque de verdad, parecía un ángel. Y entre cariños empezó a largar.

- Mi vida, tu suegra me ha pedido que me convierta en tu amante. Dice que Chelito se va a quedar embarazada y que un macho como tú necesita desfogarse y que si me portaba bien contigo, te pediría que me dejaras explotar la tiendo como si fuera mía.

Me quedé de piedra, lo de mi suegra era de preocupar aunque para bien, lo fácil era decir que sí, pero lo que he aprendido en esta segunda oportunidad de mi vida es que lo fácil no tiene porque ser lo mejor. Así que le pellizqué un poco los pezones mientras le decía muy serio:

- Mi nena, por ahora, vas a decirle que te has insinuado y que te parece que yo no quiero. Va a ser nuestro secreto, así nuestro amor es sólo nuestro.

- Pero...¿no sería más cómodo?

Me di cuenta que lo de la tienda estaba ahí, era la razón de la mayoría de su actuar.

- Mira, mi nenita. Lo de la tienda tiene una solución mucho mejor: que seamos socios. Mamá va a morir y entonces yo voy a proponerte que te quedes con la explotación de la tienda con contratos de alquiler de cinco años prorrogable, donde tú sólo pagarías el 5% de los beneficios. Luego veríamos como hacemos que compres el negocio, creo que sales ganando. Es mi pequeño regalo.

Se quedó pensando y haciendo números, cuando vio que le salían, se lanzó con su boca a mi polla chupando hasta que volvió a ponerse dura durísima, se levantó y volvió a ponerse en cuatro. Yo esta vez empecé por el coño, pero como iba tranquilo, acabé en el culito vicioso.

Al día siguiente, me avisó la doctora que mi madre había muerto a la madrugada, Elisa quedó encargada de llamar a Madrid, mientras yo fui a organizar el papeleo del entierro, había decidido hacer lo mismo que con mi padre y mi hermano: cremación y al agua.

Vinieron Consuelo y sus padres, puse mi cara de triste y aguanté las lagrimas familiares acompañando el duelo. Fueron tres días de estar todos en el piso de la playa. Me vino bien porque me dio tiempo a recuperarme un poco de las sesiones de sexo de mis últimas jornadas.

Nos quedamos mi mujer y yo en Alicante para acabar de arreglar papeles del apartamento ( me lo quedé en propiedad), le dije a Chelo que lo hacía porque a ella le gustaba mucho , y era verdad porque le permitía desarrollar sus dotes exhibicionistas paseando en tetas por la playa para alegría visual de los bañistas, que dicho sea de paso, se le había puesto más gordas, grandes y duras. Cuando se le hice notar, me miró gatuna y me dijo mimosa:

- Creo que es que vas a ser papá.

Y me hizo subir a casa a follar. El arte de la mamada y del cabalgarme lo dominaba de tal modo que me convertía en un tipo maravillosamente feliz.

Y sí, estaba preñada, de ti, Jorge

Los meses de embarazo tuvieron un comienzo de cinco meses de follar delicioso porque Consuelo se había convertido en una bomba de belleza y lujuria, tenía ganas a todas horas y además estaba buenísima.

Tenía abandonada un poco a Elisa, que estaba más tranquila con el modelo de alquiler de la tienda, tanto que me pidió permiso para que su marido la volviera a dejar en estado. Me di cuenta que nunca había entendido a las tías, aquello de culo veo, culo quiero, pues parecía que era verdad. Consuelo preñada y ella quería lo mismo. Así que para evitar que el futuro retoño fuera mío, volvimos a usar la puerta trasera. Estaba en la gloria.

A la vuelta de la visita al ginecólogo del sexto mes, mi santa y maciza esposa se me echó a llorar en los brazos como una Magdalena:

- Mi vida, me ha dicho el médico que necesito reposo casi total y ...¡ no vamos a poder hacer el amor!

- Tranquila, cariño. Lo importante es el niño- y sonriendo añadí- Y haces unas mamadas maravillosas. Me acuerdo cuando éramos novios como me la chupabas. Así que …

- Aunque no me la puedas meter, me puedes tocar el chichi.

- Vas a ver como lo pasamos bien, lo importante es que nos queremos y que el niño vaya bien.

Decidí tomármelo con tranquilidad, me tocaba un período de mamadas y encules, no era una maravilla pero podía disfrutar de la vida, como seguí haciendo.

Consuelo iba comenzando el séptimo mes de embarazo y Elisa parecía que no se preñaba.

Yo creía tener casi todo controlado, al haber vivido esos años antes, eso sí en unas circunstancias mucho peores, pero no sabía todo porque no me había fijado o porque las cosas habían cambiado al haber cambiado yo el curso de los acontecimientos y ese algo que me faltaba por saber me alcanzó: El bueno de mi suegro se rompió la pelvis jugando al fútbol con los trabajadores de la empresa en un partido de fraternización laboral.

Y... el pobre hombre se quedó jodido por cinco meses, eso me dijo mi mujer cuando me dio la noticia.

Yo venía de dar por culo a Elisa con gran alegría por mi parte y enormes gritos y gemidos por la suya, así que no caí en lo que me iba a caer a continuación.

- Mi amor...no sé como decírtelo ...lo hemos pensado mi madre y yo...te puedes negar...aunque ...no sería malo para ti... y sólo sería un tiempecito.

- Cuenta, mi niña , que has pensado .Sabes que te quiero y haré lo que desees. Así que dime.

Uno ha aprendido que lo mejor es decir a todo que sí, porque para decir no siempre hay tiempo o justificación para no hacer.

- Que mientras yo no pueda y mi papá tampoco, mamá y tú folléis para estar bien.

La pobrecita lo dijo de un tirón, con la cabeza bajita, sin mirarme.

La verdad que mi suegra quisiera echarse unos polvos conmigo, era algo que había pasado por mi imaginación a raíz de lo que le había largado a Elisa, pero que se pusiera tan así y por medio de mi mujer, era una sorpresa y grata porque Adela en sus cuarenta estaba buena, tenía ese encanto de mujer hecha que la hace más jugosa, más apetecible, y ahí la tenía dispuesta y pidiendo que me la follase.

- No sé si debo hacerlo, sólo te quiero a ti...y además es tu madre...y qué va a decir tu padre.

Me negué, pero no puse muchas pegas, porque me parecía un chollo y la tía estaba buenorra, y por lo que había enseñado a mi mujer debía ser una maquina cojonuda de follar.

- Papá no va a saber nada, es un tema entre los tres, y yo te lo pido por favor. Me has enseñado lo que es un hombre de verdad...y mi pobre madre ahora no tiene nada... y tú puedes hacerla feliz. Por favor Nacho, no me digas que no. Acepta por lo mucho que me quieres...y además ahora no podemos joder, hacemos el amor sólo con la boca...por favor di que sí.

Puse cara de sacrificio y dije:

- Si, lo hago por ti y ..también por ella ..que es muy buena persona.

Y así aquella tarde mi suegra me vino a ver, yo estaba solo en el salón de casa, Consuelo había salido de compras con Elisa buscando ropita de bebé. Nos miramos, la verdad es que estaba muy buena, un pelo madura pero maciza.

Llevaba un vestido corto, de esos de botones por delante, que al andar se le asomaban las patas hasta medio muslo. Por como se le movían las tetas me di cuenta que no llevaba sujetador, se movían alegres y se le marcaban los pezones. Me apetecía abalanzarme sobre ella, pero tenía claro que si quería seguir jugando como estaban yéndome de bien las cosas, lo mejor era que la iniciativa la tomara ella. Así que seguí sentado en el sillón, eso si la sonreí cariñoso, animándola. Y se animó.

Se abrió el vestido, debajo estaba en pelota, con un cuerpazo cojonudo, de mujer en sazón. Tetas no tan grandes como las de su hija, pero hermosas con unos pezones erectos, cintura estrecha y un coño con pelo arreglado en forma de camino de hormigas. Se acercó hasta mí, sin decir nada , me abrió la bragueta, y sacó la polla ya dura. Se giró, puso un muslo a cada lado de los míos y se la clavó, bien clavada, porque se dejó caer encima mío sentándose hasta que la tuvo bien empotrada.

Me agarró las manos y las puso sobre sus tetas, luego empezó a subir arriba y abajo. Me di cuenta que se tocaba el coño, mientras follábamos. Enseguida le dio por gemir, después chilló y por fin se corrió... y entonces dio traca hasta que largué la leche.

- Gracias...por servirme de desahogo.

- No te preocupes, lo hago por Consuelo y también por ti, que eres muy buena persona. La familia está para ayudarse.

No dijo nada, sólo se volvió a cerrar el vestido y se marchó. Yo me quedé esperando a mi mujer, yo mi parte la había cumplido, pero algo que había aprendido en mi nueva vida es que con las tías nunca se sabe.

Estaba tomándome un rioja con un poquito de queso y echando un pitillo cuando llegó Consuelo. Lo primero que hizo fue hacer que me levantara para darme un abrazo y un beso, beso que empezó casi fraternal pero que acabó de lengua pasional.

- Gracias...Mamá me ha dicho que la has dado mucho gusto...eres muy bueno...sólo buscas la felicidad de los demás.

No me dio tiempo a decir nada, se arrodilló y me sacó la polla del pantalón. La pobre andaba en descanso, gorda pero floja. La tomó en la mano, comenzó a lamerla y a meneármela hasta que cogió dureza y entonces la mamó hasta que volví a soltar la leche. Cuando me corría pensé que mi familia consorte era una cuadrilla de viciosas y que yo era su objeto de deseo.

Educado le pregunté:

-Cariño, yo estoy hecho He tenido mucho placer, tu madre parece que también...pero tú, mi tierna esposa, eres la que acabas el día sin tu ración de gusto..como dices tú.

Me miró avergonzada, bajó los ojos, se quedó de pié frente a mí. Estaba hermosa, terriblemente atractiva, femenina, con una mezcla de candor y pudor me dijo en un susurro:

- Yo también he tenido ...mi gusto. Elisa está también embarazada...nos hemos comenzado a abrazar...nos hemos desnudado para ver como estaban nuestros cuerpos en espera...y ...bueno...

- ¿Qué?- Elisa no me había dicho nada que ya estaba embarazada, yo seguía dándola por culo, me preocupó que largara algo de lo nuestro, aunque por cómo había llegado mi mujer no parecía posible.

- Sabes que has sido mi primer y único hombre...pero no la primera persona con al que he estado en la cama. Elisa y yo jugábamos desde pequeñas a aprender, a acariciarnos , a ...bueno descubrirnos. Hoy hemos vuelto a darnos gusto...

Debí poner tal cara de sorpresa que me abrazó de nuevo mimosa. Que mi amante y mi mujer anduvieran liadas era la releche.

-Por favor, mi vida...no te enfades conmigo. Si quieres no lo vuelvo a hacer … aunque podemos estar los tres juntos. Para ti será un sacrificio pero puede ser divertido, como en una película porno, tú con nosotras dos. Elisa y yo lo hemos comentado … no sé que pensarás.

Y así ha empezado este último tramo de mi vida rehecha.

Con tu abuela de amante, que la que follo sin besarnos, sin mirarla la cara y en silencio pero que jode como una diosa, y sabe hacer algo maravilloso, apretar y desapretar el coño, haciendo que toda la polla lo sienta: una gozada.

Con tu madre y tu tía empezamos la relación a tres antes que tú nacieras: Genial. Hasta el parto fue follar a Elisa, mamadas de tu madre, y comidas de coño entre ellas.

Pasada la cuarentena ha habido variaciones, folladas con las dos, mamadas de las dos, jamadas de almeja entre ellas, hasta que Elisa de a luz. Elisa no tiene el problema de tu madre y va a poder follar hasta que para, dice que el embarazo la pone muy caliente , así que nos pegamos unas sesiones cojonudas.

No me puedo quejar, la segunda oportunidad existe, por eso te llamas Jorge, no por los imbéciles de mi padre y mi hermano que bien muertos están y que ese era su santo, te llamas Jorge por los cerebros que hicieron la máquina del tiempo que me ha cambiado la vida, haciéndome feliz como no se puede ser más. Te he escrito esto y lo voy a dar a un notario para que te lo de cuando cumplas 18 años, por si yo me he muerto, que esos años no los he vivido. Te he incluido también donde está escondida la maquina y cómo se le hace funcionar.

Yo por ahora, voy a seguir gozando como un loco, si veo que la cosa se jode, volveré ahora e intentaré no equivocarme como me había pasado en mi vida anterior, el poder corregir los errores es lo mejor que hay, aunque hay gente que dice que solo el hombre tropieza dos veces en la misma piedra.

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La gata y su presa

Vida de hotel

Una manera de ganarse la vida

Sexo en la mañana

La puta esa

El alivio de tensiones

La mujer insaciable

Las musas

Inseminación

Sacificio mexicano

El placer del castigo

Muñeca Viciosa

Encontrándome a mi misma

Mi marido es un semental

Domando a mi nuera

Mi suegro me pone

Investigando el placer

Un cambio en mi vida

Muñeca perversa

Escribiendo en TR

Muñeca adorable

La fusta

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La corrida de pasión

Puta de lujo

Verano familiar

Lo que me enseñó mi mamá

El ratón de mi pareja

Aprendiendo en Iguazú

Regalo de cumpleaños

Curando una impotencia

Una madre complaciente

Una esposa ejemplar (6)

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Una esposa ejemplar