MADRE, ESPOSA Y...AMIGA ÍNTIMA.

Es temprano, todavía no ha amanecido, me muevo en la cama y me doy cuenta que estoy sola. Oigo a mi marido en el baño. Se ha levantado temprano, tiene que viajar a Uruguay, salgo de la cama, tengo restos secos de guasca de la sesión de sexo de la noche. Me quito las medias y el liguero blanco. Voy a ver que hace, está en la ducha, sin decir nada entro con él. Le beso bajo el agua.

-“Voy con prisa. Estabas tan dormida que iba a despedirme con un besito al salir de casa”-

- “ ¡ Que guacho sos! Dejar a tu niña sin un mimo mañanero e irte al extranjero sin …...darle la lechecita”-

- “ Cariño, ¡qué tengo que llegar al avión!. Voy acelerado.”-

“ Lo arreglo en nada”- Mi mano busca su verga, está gorda pero no dura. Le empiezo a masturbar con movimientos rápidos apretando bien su polla. Mientras, él se enjuaga el pelo y yo me restriego contra su cuerpo. Le muerdo fuerte los pezones , sé que le gusta y le excita, creo que está a punto, me arrodillo y sin dejar de meneársela, me la meto en la boca. En segundos descarga su semen. Al levantarme, le doy un beso para que saboree su simiente.

- “¡Qué mala eres!. No voy a dejar de pensar en ti , día y noche”-

- “ Eso quiero, que sólo pienses en tu mujercita”- Sale del baño y se seca deprisa, yo mientras me lavo los bajos para quitarme los restos del semen de la noche. - “ Pórtate bien ….y si haces alguna picardía , disfruta.”-

Lo mejor que una puede hacer, si el marido se corre una juerga, es aceptarlo, y no tomárselo a mal. Me envuelvo la cabeza en una toalla, es lo malo de tener el pelo largo, y luego me seco con un toallón.

Mi marido se ha vestido, agarrado el maletín y está dispuesto a marcharse, le acompaño a la puerta, hago caer la toalla, me quedo desnuda para darle un beso apasionado. Mientras llega el ascensor, dejo que su vista recorra mi cuerpo voluptuoso que se exhibe ante él. El riesgo de que baje alguien, quizás su socio y amigo Paco, le da morbo a la situación.

-“Anda, putita, cierra, que ya he visto lo que me espera. Te quiero”- Me tira un beso mientras cierra la puerta del departamento.

Me quedo sola, son las siete y media de la mañana, empieza a amanecer. Me gusta ver como sale el sol, coloreando de rosa difuminado el cielo al contacto con las nubes y la niebla de las primeras horas. Me pongo la pava para el mate, y cuando está preparado le doy el primer sorbo.

Me voy al baño, me tengo que secar el pelo, es lo malo de llevarlo largo, me quedo desnuda ante el espejo, saco el secador, todavía no me he quitado

los aros de los pezones que me había puesto la noche anterior, para que mi esposo tuviera claro que yo era su zorrrita con la que podía hacer lo que quisiera. Recuerdo lo que me ocurrió cuando me los pusieron, jugando con mi componente masoquista y llevándome a que conociera mis límites en el placer ( Esa experiencia está contada en el relato de la autora Puta e ingenua ). Al sacarlos y guardarlos, veo mi pequeña colección de vibradores, elijo un negro, gordo, no muy grande, de base plana, que sé va a entrar en contacto con mi punto G. Lo coloco en el taburete, me lo voy metiendo a medida que me siento, lo pongo en marcha, al tiempo que agarro el peine y enciendo el secador. Me masturbo mientras el aire caliente va sacando la humedad de mi cabello y tomo mate. Es una delicia, un dejarse llevar, un gozar físico tranquilo, que te hace llegar suavemente a la cima del placer.

Cuando tengo el pelo seco y peinado, y me he venido dos veces , apago ambos instrumentos, los guardo previa limpieza concienzuda del látex de mi juguete, me saboreo los jugos antes de pasar por el bidet y relajada y limpia, me pongo la túnica de mi marido, que me viene deliciosamente grande y voy al salón, echo una ojeada al periódico, abro la computadora, y hago lo mismo con El País fumando el primer Lucky del día.

Todavía duermen mis hijos cuando suena el teléfono, es Vero, como yo lleva tiempo despierta y quiere saber que podemos hacer hoy, le propongo un paseo por la Rural, a los críos les gusta eso de los animales y además les cansa. Me pregunta si no me importe que se quede a dormir en casa, pues cómo está, aunque le quedan días días para parir, le preocupa que le pueda ocurrir algo. Le digo que todo lo contrario, que así nos entretendremos en la ausencia de nuestros encantadores maridos.

Tras un café con leche con una tostada, y antes de que pueda hacer nada se comienza a oír el despertar de las bestias. Les preparo la leche con cereales y jugo de naranja y mis dos deliciosos hijos hacen su aparición en escena.

Un poco antes de las doce , los tres niños y las dos mamás vamos camino del predio cercano de la Rural para ver la muestra. La verdad es que lo pasamos bien, picamos algo al paso para matar el hambre, y seguimos paseando, mi amiga decide quedarse un rato sentada, pero yo continuo con los críos de acá para allá, es necesario agotarlos. A las seis emprendemos el regreso, derrotada la tropa, con ganas de llegar a casa, con unos salamis, quesos y aceites para la despensa con una buena relación calidad precio, que se refuerzan con la compra del pan en camino. Nos desparramamos por los sillones al subir al departamento. Unos vasos de Sindor para mayores y pequeñitos nos hacen recobrar algo de fuerzas. Pese al frío abro la ventana para poder fumar un pucho.

Los chavales se separan por edades, los pequeños a ver un Mickey y el mayor a leer “ La isla del tesoro”. Eso sí, me pide que su cena fuera la nuestra , no la de los pequeños.

Cuando vuelvo, Vero se ha quitado los zapatos, me acerco, la doy un besito diciéndole : “ hay que cuidar a la futura mamá”

Así que agarro una palangana grande, la lleno de agua caliente , echo sal, y con unas pantuflas de mi marido vuelvo donde mi amiga.

Le digo que se quite las medias y deje descansar los pies, que yo me ocupo de todo. Baño a los pequeños, el mayor acaba antes y se ocupa de ellos mientras me encargo de la cena.

En a la cocina, pongo zapallo, papas, cebolla, zanahoria y espinacas en una olla con agua , enciendo el gas y mientras se cuecen las verduras, pelo una papa, la corto en lonchas finas, hago lo mismo con media cebolla, las pongo en una fuente de cristal , echo un poco de aceite de oliva y lo meto en el micro ondas. Aprovecho estar sola para abrir la ventana y fumarme otro pucho. Saco cuatro filetes de merluza congelados y mientras todo marcha en los fogones, vuelvo al salón a poner la mesa. Vero cuando regreso a la cocina, me agarra la mano, tira de mí hacia ella y me da otro beso: “No sabes cómo te lo agradezco”-

-“Boba, es lo que una debe hacer por una amiga”- le respondo alegre. Pongo en marcha el microondas, siete minutos. Abro la heladera , y veo que queda tres cuartos de vino rosado , me sirvo una copa, la cato y paladeo, y con ese ánimo sigo con mi oficio de cocinera. La verdura ya está cocida, la pongo en un recipiente de cristal y la convierto en puré con la batidora. Separo tres bols, y echo un filete de merluza en el líquido que vuelo a la olla. Vuelta a calentar y hervir. Los otros tres filetes les pongo sobre la papa y cebolla que están el el micro y les doy tres minutos más.

Sentados en la mesa, Vero y yo damos de cenar a los pequeños mientras comemos nuestros platos, todos beben agua menos yo, que sigo con mi rosado frío.

Entre mi hijo y yo recogemos los platos , mientras Vero lleva a los pequeños a la cama, camino que sigue mi pinche cuando está todo ordenado. Me desnudo y me pongo la chaqueta de un pijama, debajo sólo las bombachitas. Agarro otro , grande, de mi marido, y se lo ofrezco a Vero, que se va a cambiar, mientras yo sigo con la tarea de hacer dormir a los críos.

Cuando vuelvo a salón, en la mesa del ventanal, me espera mi amiga, me ha preparado un gin – tonic y se ha servido una copa del vino que he bebido en la cena.

-“ Paco dice que hago unos buenos gin- tonic , y la verdad es que te lo has ganado. Te has ocupado de los niños, has hecho la cena, que estaba buenísima. Y encima me las hecho sin sal por mi embarazo. Elena, sos una amiga de verdad.”-

-“Harías lo mismo por mí, así que voy a disfrutar de este rato de paz, beberme la copa, fumarme un pucho, te abro la ventana por el humo, y luego, tranquila , te preparo el cuarto de invitados.”-

-“¿ No te importa que duerma con vos?. Me da fiaca dormir sola.”-

-“ En absoluto, la cama es grande, un súper king size y cabemos las dos cómodas”-

Desde el día anterior , cuando le dejé el vibrador para que se masturbase en mi casa, y luego, me había dado un beso en la boca para despedirse, tenía claro que algo se estaba cociendo entre nosotras. Yo soy muy bisexual, aunque no tengo las oportunidades que desarrollarme como me gustaría, casada, madre, burguesa, es complejo buscar una compañera de placer, pese a que mi marido en ese aspecto es abierto.

Verónica siempre me ha puesto, es un pedazo de yegua inmenso. Basándome en datos que conocía de ella, y un montón de imaginación calenturienta, he escrito una serie sobre ella ( Me piden la mano y doy el.. ) y debe reconocer que mientras lo hacía me masturbaba ratoneando con ella, he fantaseado muchas veces en cogerla, vamos que me pone. Y ese proponerme dormir juntas me indica un camino, pero sé que debo ir con cuidado para que no se produzca rechazo. Pasar de mamás amigas a amantes tiene su complicación.

La conversación empieza con el cuidado pre y post parto, qué hacer para recuperar la figura, le digo que no creo que tenga dificultad, está de nueve meses y se mantiene bien, no es como me ocurrió a mi con el segundo que me hinché, ella tiene tripa pero controlada, confiesa que sigue régimen...y así hablando de consejos de belleza nos pasa el rato y acabamos las bebidas Los niños ya se han dormido, llega el momento de ir a la cama. Me da morbo meterme con ella, en donde ayer cogí como una loca con mi marido.

-“Tengo Dermaglós, por si quieres darte crema en la tripa, es genial para evitar las estrías.”-

-“Estupendo, me doy todas las noches y se me ha olvidado en casa”-

Estamos en el dormitorio, voy a por la crema al baño, cuando vuelvo Vero se ha quitado la chaqueta del pijama y está ante mí en corpiño y bombachas.

-“¿No te importa extendérmela vos?”- yo andaba dudando de cómo dar el primer paso y me lo ofrece en bandeja.

Me echo crema en las manos y se la voy poniendo sobre el mundo de su tripa, lo hago despacio, con mimo, siento como se mueve la piel al dar su bebe la típica patada, nos miramos con una sonrisa y no decimos nada, es algo dulce, tierno, que nos une. Le bajo un poco el algodón de la prenda, para poder llegara la frontera del triángulo de venus. Tiene una piel suave. Repaso lo masajeado, su respiración me indica que le gusta y mucho. Me arrodillo y le abro las piernas, me concentro en sus muslos, llego de nuevo a la frontera del pubis cubierto por la tela, vuelvo a repetir la operación. Cuando me levanto, me doy cuenta que se ha quitado el corpiño.

-“¿ Puedes?- no dice más, tampoco hace falta. Me lleno de nuevo las manos de crema y las llevo a sus senos. Son una maravilla, enormes, duros, delicados, suaves. Mi caricia se hace eterna, recorro una y otra vez esos misiles, procuro que las areolas, beige oscuro, queden bien engrasadas y lo mismo los pezones enhiestos que son casi como mis pulgares. Vero se deja hacer, tiene los ojos cerrados, está gozando, lo sé y también sé que el paso siguiente me toca darlo a mí. Sin dejar de acariciar sus pechos con la derecha, mi mano izquierda baja hasta su concha, entra bajo el fino algodón y llega a su intimidad. Está empapada.

-“ Anda, túmbate y deja que yo haga”- le digo con una mezcla de orden y sugerencia. Vero se acuesta en la cama, sigue con loa ojos cerrados, le bajo la bombacha, su sexo queda al aire, a mi vista, a mi disposición. Tiene los labios gruesos, hinchados, mis dedos los exploran deslizándose con la ayuda de sus flujos. Jadea. Busco su botoncito, está duro, como una pequeña pija, lo mimo con las yemas mi índice y corazón. El jadeo se ha hecho mucho más rápido, pasa a un ronroneo agitado, y llegan sus ASÍ, ASÍ, AAHH.

Ha estallado, contemplo su orgasmo, es como una enorme ola que rompe contra la arena. Le acabo de quitar el slip , hago lo mismo con el mío y me saco la chaqueta del pijama para estar las dos iguales: desnudas.

Me tumbo a su lado, me abraza, siento su cuerpo pegado al mío, su panza embarazada me da una extraña sensación de ternura.

-“Gracias, no me atrevía a pedírtelo pero estoy todo el rato caliente, deben ser las hormonas que las tengo sublevadas.”- me dice mimosa.

No contesto, sólo la beso la frente y los párpados. Estoy acurracada a su lado, es más alta que yo, su muslo se abre camino entre los míos. Llega a mi coñito mojado, lo aprieta y empieza mover la pierna para darme gusto.

Yo me restriego felina, gozando de la caricia, cierro los ojos para concentrarme en el dulce contacto. Su boca ha encontrado mis senos, sabe besar unas tetas, lame, chupa, muerde, mi ritmo de frotamiento es cada vez más rápido. Cuando me vengo, la oigo decirme: -“ Ahora estamos en paz”-

La beso en la boca, abrazadas nuestras lenguas se encuentran y exploran las bocas y labios. Seguimos así un buen rato, encontrándonos, descubriendo el nuevo marco de nuestra relación. Nos hemos vuelto a poner cachondas, bueno, creo que yo lo he estado siempre. Las caricias se hacen más apasionadas.

Su voz está ronca cuando me pide: - “ Cómeme...Luego te lo hago yo a vos.....y por qué no usamos más tarde algún vibrador para quedarnos bien a gusto”-

- “Los deseos de una futura madre son ordenes”- le contesto con una sonrisa antes de lanzarme al mar profundo de su concha ansiosa.