Segunda entrevista a los autores de TodoRelatos.
En esta ocasión la argentina Gatacolorada es la nueva invitada; la cafetería se ha puesto pomposa para recibirla: desde telones rojos y blancos en honor a su Atlético de Madrid adornando tanto la entrada como el interior, hasta mis dos camareras vestidas con ceñidos trajes barococó que rememoraban a Isabel la Católica. Y si he de ser sincero, me veía bastante bien vestido tal Luis XVI.
Sentado otra vez a la mesita más lejana, pasando los dedos por los rizos de mi peluca barroca, recordé un poco el historial de la autora: desde matrimonios de conveniencia para ocultar una relación filial entre hermanos, manicomios sádicos, sexo en la cala y hasta una ama de casa fogosa, pasando por orgías desenfrenadas, Gatacolorada se ha hecho con un lugar especial en TodoRelatos. Si es que hasta un gracioso perrito adorna su historial de relatos.
Algo en la calle hizo que las palomas levantaran vuelo de manera brusca. Un ronroneo sutil rebotó por la ciudad; la gatita, enfundada en un ceñidísimo vestido rojo, con falda un palmo por encima de la rodilla, unas medias negras y unos zapatos de tacones altísimos que destacaba su voluptuoso cuerpo, había entrado a mi cafetería/manicomio.
Contoneando diabólicamente sus caderas, la gatúbela se acercó con una ligera sonrisa de lado.
Hola Gata, me alegra que hayas aceptado la invitación.
Vieri, vos fuiste el que me alegraste a mí, con ese interés por mi personita: una mamá que escribe cuentos para mayores. He venido de rojo, para que me reconozcas. ¿Te importa que vayamos a la terraza? Así puedo fumar, esta moda de cuidarnos la salud no me va. Y seguro que me pongo nerviosa y un pucho ayuda a tranquilizar.
Bastó un chasquido de dedos para que mis dos Isabelas se adelantaran para prepararnos un lugar en la terraza. “Gatacolorada” –dije mientras nos dirigíamos hacia la escalera-. ¿A qué se debe ese Nick?
Por un lado a que mi marido me llama gatita, porque soy melosa y porque en mi país una gata es una mujer un poco putita. También por una cantante argentina que nos encanta: la (Adriana) gata Varela a la que me doy un cierto parecido físico y sobre todo vocal. Y lo de colorada por mi apellido.
Nos sentamos a la mesa con la ciudad mañanera como telón. Un hombre invisible encendió el pitillo de la mujer, arrancándome un respingo de sorpresa. “¿Y este pavo de dónde salió?”. Ella se cruzó las piernas; se le veía el final de una media donde el liguero la atrapa. Y contemplando cómo la gatúbela exhalaba hipnótica el humo, dibujando sus secretos en el aire, continué: ¿Cuáles fueron tus primeras experiencias con la escritura?
Las redacciones en la escuela, los trabajos en la Universidad, y ejercer una temporada de negra en traducciones.
¿Qué te hizo decidir a escribir relatos eróticos?
Mi cuñada, sabía que me gusta escribir, yo pasaba muchas horas sola en Madrid y me lo propuso. Creo que además le divertía saber cuan guarrona soy. Empecé de prueba y me envicié.
¿Cuáles son tus inspiraciones?
Mi vida cotidiana, cosas que veo o que leo y fantasías o ratones que me pasan por la mente. A veces en una reunión estudio los personajes e imagino la historia.
¿Cómo encontraste TodoRelatos?
Me lo descubrió mi cuñada.
Categoría preferida…
No tengo ninguna predilección, suelo elegir en función de la historia y si encaja en varios grupos, lo hago en aquel que creo es el más frecuentado.
¿Y una en donde nunca publicarías?
No tengo ninguna categoría que me produzca rechazo, creo haber publicado en todas, hasta gays en el último Ejercicio, que dicho sea de paso alguien a quien admiro me dio un rapapolvos –le dio un sorbo al café y respiró profundamente para inhalar el aroma.
Tú abarcas muy bien muchas de las vertientes sexuales de ambos sexos. ¿Qué sucedió con ese relato para el Ejercicio en la categoría “Gays”?
Como no se sabía quién lo presentaba, era anónimo, pensé para que nadie supiera quién lo escribía, contar una historia de un padre de familia y un cura. Encima la hice romanticona. Alguien que es gay, me puso a escurrir. Dijo que no era lógica, que ellos no se comportan así.
Lo entendí, me disculpé, pero sigo pensando que no era una mala historia. Dos personas que deben reprimir su sexualidad y de pronto se dan cuenta que se desean. No acerté en explicarlo.
Cuando escribes un relato, ¿ya tienes una idea fija en la cabeza o prefieres dejarte llevar?
Tengo una idea pero también me dejo llevar. Como tardo casi siempre más de un día en escribir la historia, voy dando vueltas hasta que las acabo, aunque hay algunos personajes que acaban yendo por libre. Ocurre que a veces no me acaban de salir y los dejo en espera de inspiración.
¿Qué tanto de realidad hay en tus relatos?
En algunos, los de Elena, mucho. Son las cosas que me pasan ligeramente adornadas. En otros no tanto, son historias que me invento.
¿Qué podemos saber de la persona tras esos relatos?
Que tengo 37 años, soy casada con dos hijos. Soy viciosa de la lectura y el cine. Vivo en Buenos Aires aunque he vivido en España y vuelvo allí de vez en cuando. Ejerzo de señora burguesa en mi vida cotidiana.
Físicamente soy parecida a la Elena de mis relatos, bajita, morocha, con pechos de 85-90. N soy fea. Me divierte calentar a los hombres, en fin una mujer normal. Y me encantan algunas mujeres. Creo que hacértelo con otra chica es una maravilla.
¿Saben las personas de tu entorno que escribes relatos eróticos?
Mi marido y mi cuñada. Para los demás soy una mujer casada que se ocupa de su marido, sus hijos y su casa.
¿Qué sientes cuando escribes tus relatos?
Me divierto, según el tema me caliento y… bueno pues le doy al dedo o al vibrador, aunque muchas veces me pongo las bolas chinas y dale que dale, mientras escribo.
Nombra algo que jamás harías que sí ha hecho un personaje de tus relatos.
Así de pronto, creo que todo lo que han hecho mis protas femeninos lo haría, aunque hay alguna historia con asesinato y no llegaría a tanto.
¿Tu relato propio favorito? ¿Razones?
Así de pronto no se me ocurre, aunque me gusta mucho “Una manera de sentir”. Más ahora que ha muerto Luís Aragonés, mi familia política son hinchas a tope y el “zapatones“ era su ídolo. Y me gusta mucho un micro que titulé: El dios.
¿Cuál es en tu opinión tu relato menos atractivo?
No lo sé. Una es madre de lo que escribe, hay veces que te sale mejor, otras peor, pero en general ninguno me hace sentirme arrepentida
¿Te gustaría ver tus relatos publicados en un libro?
No me importaría.
¿Tienes una anécdota que contar con respecto a la creación de tus relatos?
Sé que hay alguna lectora (creo que es mujer) que le caigo muy mal, y publica que ejerzo de censora, cosa que nunca he hecho y además me repugna.
Hay un grupo de matrimonios con los que nos vemos y que son objeto de cuentos míos, que me divierten, sobre todo uno de los hombres que me doy cuenta que le pongo a mil, y juego a calentarle. A mi marido le encanta ver cómo le pongo burro. Y todavía le gusta más cuando cuento lo que imagino a raiz de las reuniones que tenemos.
Y lo más más que me ha ocurrido es que en una playa nudista en Uruguay, una mujer me reconoció y bueno... entre ella, su marido y el mío sacaron todo lo que tengo de golfa y viciosa.
Por lo que cuentas, parece que también tienes muchas similitudes con tu personaje Tony.
El personaje de Tony surge cuando un autor pide ayuda para una serie, “Topless en la playa”, la está escribiendo al alimón con otra autora que lo deja. Acepto, en los comentarios al relato, una autora buena y vaga (hace tiempo que no escribe) opina que era mejor meter un personaje distinto y así sale Antonia, sin darme cuenta le añado un apellido, y el nombre en chica es el mismo de un prota de novela negra española.
El parecido puede ser mental, no se deja manipular, como diría Mandela es dueña de su destino, pero Tony es un pedazo de hembra y yo soy poquita cosa, ella una tigresa y yo una gatita.
Sí, procuro ponerme en los zapatos del personaje. Recuerdas, era lo que decía el padre (un Gregory Peck para comérsele) en “Matar a un ruiseñor”. Fíjate que uno de los niños era Truman Capote, tan de moda ahora con la muerte de su intérprete en cine, un pedazo de actor. Eso me condiciona, hay cosas que no me salen, esas mujeres sufridoras, dominadas siempre, no me van.
Dime tus tres relatos favoritos.
Me es imposible seleccionar tres, es que hay muchos buenos. Me encantan los que tienen humor, o que acaban como no imaginas. De verdad son muchos. De los últimos publicados, destacaría las dos series de Alex Blaime y la de los ángeles. (NOTA: Series “La cabeza del mono”, “Jane” y “Legión”).
¿Qué debería tener un relato erótico para que te guste?
Que esté bien escrito, que tenga historia, que me divierta, me haga pensar o que me caliente y me lleve a hacerme un dedo.
Tres autores favoritos…
Es difícil, muchos ya no publican. Hay muchos autores que me gustan. Tú eres uno de ellos.
Pero pondremos 3 mujeres: La Reina Canalla es un monstruo, la Femme Soie y Tatiana y su alter ego.
Hay muchos más y es injusto no nombrarlos, pero la lista sería enorme.
El voseo de tus relatos los hace especial…
Generalmente sólo voseo cuando habla alguna persona argentina. El haber vivido en España, el leer te lleva al español neutro, pero....una es argentina y te salen las palabras de tu origen.
¿Qué tan importante son los comentarios que recibes?
Me encantan, contesto a todos, creo que es algo buenísimo en TR. A veces cuando veo que alguien se ha puesto “contento” con mis historias, me caliento en reciprocidad. Yo suelo también hacer comentarios en relatos que me gustan. Fíjate que he hecho más de 3000.
¿Y qué te llevas tal con las críticas?
Bien, se me puso algo verde en el último Ejercicio y lo entendí.
Estrellitas. ¿Qué tanta importancia les das a las valoraciones?
Creo que escribo entre normal y excelente, si alguien me pone un horrible sé que hay algo raro.
Como a todo el mundo me gusta que me pongan excelente, pero lo relativizo pues veo relatos maravillosos que no cosechan las estrellas que yo les pondría.
Yo no estrello, mando comentarios.
¿Qué consejos nos das para escribir un buen relato erótico?
No soy de dar consejos y menos a algunos que son maestros.
Quizás recordar que son historias, no guiones, lo digo por algunos relatos donde es A: frase, B: frase y así un montón de diálogos.
También creo que hay que procurar no poner párrafos muy largos, se te indigestan. Empiezan con que se saludan y acaban cuando acaba la cogida.
Y procurar que los relatos no sean muy larguísimos, no se tiene tiempo para leerlos, hay otros esperando.
E intentar no tener más de un relato en novedades, creo que satura la página.
¿Pffafa´dia mfadoiaf? –Noté que tomó su celular y marcó un número para mandar un mensaje; al leer la respuesta se rio. Se lo había preguntado a su cuñada y esta respondió:
COÑO, QUE HOSTIAS ES ESTO.
Evidentemente mi cuñada es una gallega mal hablada –dijo con una sonrisita de lado antes de volver a darle un sorbo al café.
¿Qué proyectos puedes adelantarnos para el futuro?
Tengo a punto de acabar una serie del oeste erótico, avanzo en una de dominación y he empezado una de orgías. También ando buscando documentación para escribir otra historia del sardina.
A raíz de un comentario en el último cuento de Tony, le estoy dando vueltas a otra aventura con ella de prota. Quizás tengas razón en tu pregunta anterior que sea un alter ego que hace cosas que yo no me veo capaz de hacer.
Sobre TR, ¿qué es lo más positivo que puedes destacarnos?
Que hay buenos relatos, que se pueden comentar, que tiene muchos lectores, que está abierto a toda el habla española, en fin que es un lujo que exista.
¿Y los puntos negativos?
Alguna vez te censuran algún relato y no te lo cuentan. Y hay un cierto cuidado con los temas religiosos, para mí excesivo.
¿Qué propondrías tú para mejorar la web?
Que siga como está. Lo perfecto no existe, a veces al intentar arreglar lo que está bien, se suele cagar.
¿Un saludo para tus lectores?
Sólo puedo decir GRACIAS.
Muchísimas gracias a ti por venir, Gatita, y a tu cuñada por convencerte de unirte a TodoRelatos.
Mi cuñada es una perversa, siempre me intenta sacar lo más golfo de mí, dice que lo hace por su hermano, que lo disfruta, pero... creo que es a ella a la que le divierte.
Gracias a vos por interesarte por mí.
Llegó la hora de decirnos adiós. Le dije que me perdonara que no me levantara para despedirle pero es que por culpa de algunas de sus respuestas levanté toda una carpa de circo en mi entrepierna, y no era plan de mostrarle a la clientela que el dueño era un puto salido.
Así que se agachó para besarme, un sorpresivo e hipnótico piquito en los labios acompañado con un descuidado roce de su mano en mi bulto. Y con un ronroneo sensual le bastó para nublarme el pensamiento.
Se acercó a mis ayudantes que estaban más rojas que un tomate, y se despidió de ambas con un tórrido beso que me levantó el ánimo hasta cotas insospechadas. Por último, agarró lo que pareciera ser el paquete del hombre invisible para luego inclinarse y enterrar su lengua en el aire; mejor dicho, en la boca del hombre.
Encendió otro cigarrillo y con un contoneo diabólicamente sensual se alejó. Los tacos eran altos, iba erguida, jugando a llamar la atención.
Otra vez las palomas levantaron vuelo en las calles. Otro maullido rebotando en los rincones de una intranquila ciudad.
La gatita se había retirado.
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