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Entrevista a Machirulo

en Entrevistas / Info

La cafetería estaba extraña. Demasiados hombres. Y algunos demasiados pegaditos para mi gusto. ¡Pues claro que sabía el porqué! Desde las primeras horas del día me había topado con grupos nutridos de gays dirigiéndose al local; Machirulo sería el invitado del día y quería rendirle homenaje. Fue difícil convencerlo, pero cuando le hice saber que daría día libre a mis camareras para contratar a dos fortachones de metro ochenta, y que además convertiría mi cafetería en un mundo de maravillas homosexual, dejó de hacerse el remolón y cedió. 

Sentado una vez más a la mesa más apartada del local, observé que en la barra se encontraban tres hombres de unos treinta y tantos años, los tres en ropa de trabajo: uno lucía un uniforme de policía, el otro un mono de trabajo (como de mecánico o algo por el estilo) y el otro, por el letrero que lucía en la solapa, era un técnico de una compañía de teléfonos, concretamente de “Molestar”. Eso último y el acento me quitaron las dudas: eran españoles.

—¿Pero qué cojones hace un policía gay de España aquí en Asunción? —me pregunté dándole un sorbo al café—. Madre mía no debí haber comentado que los paraguayos tenemos un promedio de medida de polla envidiable

En una de las mesas contiguas había dos hombres de veinte y largos años quemados por el sol como la gente de campo; al observarlos más detenidamente noté que eran gemelos. Los tres críos, una niña y dos niños, venían con ellos. Por las veces que decían: “¡Pepito deja a la prima en paz!”, deduje que el más pequeño de los tres se llama así.

Completaba la clientela de mi cafetería un grupo de cuatro treintañeros: tres chicos y una chica. La muchacha era llamativa a más no poder, un flequillo largo y rubio cubría un rostro que se me antojaba bastante atractivo. Los otros tres tipos eran tan distintos entre ellos; no pude más que pararme a analizarlos; quien estaba sentado junto a la chica tendría unos treinta y largos años, rozando el metro ochenta, de tipo fornido; tanto su apariencia como su vestimenta denotan un deseo implícito por pasar desapercibido. Los dos hombres frente a ellos no podían ser más distintos entre sí: El más bajo estaba rapado en un claro remedo a los militares; extremadamente musculoso y su ropa ajustada se asemejaba mucho a las prendas deportivas. Su compañero era todo lo contrario, delgado, con un corte de pelo a la moda, con un atuendo bastante llamativo, se veía que disfrutaba con que las miradas se clavaran en él. De hecho en el breve instante que lo observé no paraba de hablar y por su actitud, parecía no querer dejar hablar a nadie.

Miré el reloj y comprobé que una de las cualidades de mi entrevistado no era la puntualidad. Dicen que llegar tarde a las citas es un signo de elegancia, pues Machi estaba siendo elegante un cuarto de hora.

Cuando ya pensaba que no iba a venir (¿por qué no le pedí su móvil?), un tipo bastante singular y con un gesto apurado escrutaba el interior de la cafetería con la mirada.

—¿Vieri? —La voz salió de su garganta tímidamente mientras se acercaba a mi mesa.

—¡Machi! —no sabía si abrazarlo con una pie levantado hacia atrás, o saltar y chillar como en una reunión de locas, pero por la actitud tranquila y ciertamente algo tímida del entrevistado concluí que lo mejor sería un apretón de manos.

—Perdona pero el tráfico estaba infernal y el móvil se me había quedado sin batería— Al excusarse sus palabras tropezaban unas con otras, pero no por ello sonaba menos sinceras.

—No importa, sé el esfuerzo que has hecho para verme y se te agradece.

Tras un chasquido de dedos, uno de los adonis contratados le sirvió café. Normalmente para entrevistar a los autores preparo un bloc de notas, pero con Machi frente a mí, sabía que necesitaría unos cuantos folios.

“Machirulo”, ¿por qué ese Nick?

Está sacado de una chirigota del carnaval de Cádiz de hace unos años, decía algo así: “Vas de Machirulo, pero toda la porra te huele a culo”. Me hizo gracia y me bautice así.

¿Cuáles fueron tus primeras experiencias con la escritura? —Se quedó pensativo un momento, pero habló tras sonreír hasta con la mirada:

El “ma me mi mo mu”…. Pero creo que tú te refieres a algo creativo, ¿no? … Pues fue a los nueve años, escribí un relato de un viaje espacial  y como “plagié” los nombres de la novela de “Viaje a la Luna” de Julio Verne (Que los astronautas se llamaran Pepe y Juan, no me parecía oportuno), el profesor me suspendió la tarea pues decía que lo había copiado del susodicho libro. Con lo que se me quitaron las ganas de escribir más nada, por siempre jamás.

Hoy en perspectiva veo que para aquel profesorucho pensara que lo había copiado, no lo debí hacer muy mal.  

¿Qué te hizo decidir a escribir relatos eróticos?

Tengo que decir que los gays, como hombres que somos, a la hora de contar nuestras andanzas sexuales somos como jugadores de parchís (nos comemos una y contamos veinte),  y esas veces que en la intimidad a uno de mis amigos le contaba cómo me había ido en alguna noche de desenfreno, era tanta la pasión que le ponía a mis palabras que terminaba poniéndolo como una moto y en más de una ocasión me terminaba diciendo que se me daba muy bien lo de contar cosas guarras y me aconsejaba que escribiera mis cochinadas y las subiera a Internet.

Con ese pensamiento y  tras una noche de sexo desmedido me decidí a escribir mi primer relato. Que curiosamente ha sido el  relato que más tiempo ha estado en mi PC sin subirlo a la página (Más de cuatro semanas), pero ni por esas quiere decir que lo repasara mucho más de lo habitual.  —Al decir esto último recargó sus palabras de cierta sorna.

¿Cuáles son tus inspiraciones?

El día a día. La gente que pulula por mi vida, una frase que escucho en la parada de metro, una forma de actuar  a veces hace que me inspire algo para contar en un relato (Todo no tiene por qué ser mete y saca y saca y mete).

Desde que escribo en TodoRelatos me he vuelto más observador y no sé, pero es como si intentara absorber la esencia de las gentes e intentara plasmarla en letras… —Tras decir esto guardó silencio por unos momentos, se me quedó mirando; cambiando el gesto continuó—. ¡Jo, qué profundo me he puesto! Borra eso último de “la esencia de la gente”… ¡Me ha quedado de un cursi que no veas!

No te preocupes que no será publicado… ¿Cómo encontraste TodoRelatos? —De nuevo me observaba en silencio. Su actitud denotaba que me iba a decir algo, pero no sé por qué las palabras parecían morir en su garganta.

Por un amigo que me aconsejó una serie: “Ordenando el cuarto de Papá”,  de un autor (que como tantos otros) ya no están en la página, su Nick era Luisfon. Después seguí leyendo a otras personas, pero eran muy pocos los que me gustaban porque no es que solo  fueran historias poco creíbles, sino que los protagonistas no sobrepasaban la veintena, como si el sexo tuviera una fecha de caducidad. Esta multitud de relatos inverosímiles poblados en su mayoría por jovencitos, fueron los que me impulsaron a escribir mis historias.

Con esto no quiero decir que tenga nada en contra de los jóvenes (¡ni mucho menos!), pero como soy de los que piensa que en la variedad está el gusto, opté por dar una visión distinta de las historias a la que la mayoría estaba dando.

¿Cuál es tu categoría preferida para publicar? —Me miró frunciendo el ceño y tras recapacitar unos segundos respondió:

Antes me callé ante la pregunta de manual que me hiciste, pero esta amigo Vieri es de presentadora rubia, tonta y con las tetas muy gordas. ¿De verdad tengo que contestar cual es mi categoría preferida?  

¿Eh? ¡Puta Rocío!, nunca más dejo que me ayude con este tipo de proyectos... ¡No ha pasado nada! ¿Y una categoría en donde nunca publicarías?

Si me hubieras hecho esa pregunta hace un año te hubiera dicho en no consentido, pero desde que he descubierto que algunos relatos a diferencia de los Kleenex pueden tener dos oportunidades, te digo que no hay ninguna.

Me explico para que se me entienda.

Yo, para quien no lo sepa, publico normalmente en la sección gay. Por dos motivos muy evidentes:

1)      Mis historias contienen historias de sexo homosexual.

2)      Los lectores gays normalmente nos limitamos a nuestra categoría (Publiqué un relato en textos de risa, porque no incluía sexo y no lo leyó ni el gato).

Como el hecho de publicar en una web como TodoRelatos (por lo menos para mí), es para que la gente te lea, si un relato tiene cabida en otra sección pues bienvenida sea. Lo de  reescribir un relato y ubicarlo en una sección que no sería la habitual lo he hecho en cinco  ocasiones:

1)      Los albañiles: textos de risa.

2)      2 pollas para mi culo: tríos

3)      Culos hambrientos para pollas duras: orgias

4)      En los vestuarios: tríos

5)      Desvirgado por mis primos gemelos: amor filial.

En todos ellos  en la entradilla he advertido que las relaciones son homosexuales y aun así, la reedición ha superado con creces las visitas de la categoría original (Será que nuestros lectores no se leen ni la entradilla). —Al decir esto me lanzó una mirada picara que me dejó entrever que no era tan tímido como en un principio pensé.

Solo en una ocasión, amor filial, alguien se me puso borde por la publicación, en el resto la gente ha demostrado ser bastante educada y civilizada.

Si antes podría pensar que nunca publicaría en “No consentido”, o en “Zoofilia”; tengo dos relatos que llegado el momento podría ubicarlos en esa categoría.

De todas maneras, tengo  el boceto hecho de un relato ( a ver cuándo saco tiempo para ponerme con él), que se titularía “Revisión médica”, que sería de sexo heterosexual  e iría a la categoría de “No consentido”, pero ya saben con mi estilo particular y dándole la vuelta a las cosas para que no sean lo que en principio parece… Ya te digo, cuestión de tiempo…

¿Por qué no numeras las historias de tu serie? 

En principio, yo no pensaba proliferarme tanto (de hecho no pensaba ni escribir una serie) y dado que los escritos se podían leer independientemente, pues eran pequeñas historietas y poco más. Lo único que pasaba es que los protagonistas eran los mismos.

Los comentarios de los lectores tanto en Todorelatos, como en mi correo particular hicieron que me replanteara lo de numerarlo y en “El sexto sentido”, pedí disculpas por el caos y di una pequeña guía para que se pudiera seguir la lectura.

¿Qué podía haber seguido numerando la serie a partir de aquel momento? Pues sí, pero como soy de intentar hacer las cosas como no las hace nadie, seguí sin hacerlo pues cuando escribo siempre lo hago con la idea de que el lector se lleve una historia completa,  aunque con la sensación de que forma parte de algo más grande.

Además es curioso (lo he venido observando últimamente), que cuando publico un relato nuevo y este tiene cierta aceptación, tanto la guía de lectura como los relatos antiguos aumentan el número de visitas.

Evidentemente, lo mismo no es la solución idónea pero es la  única que se me ocurre. De todas maneras, insisto, yo esto lo hago por divertirme y para divertir, no para sentar catedra de nada.

Sobre el reescribir, ¿por qué escribes recopilatorios/compilaciones de algunos capítulos?

Esto como muchas cosas en la vida, surgió de casualidad. Mis títulos lejos de ser sugerentes, son guiños a películas, series de televisión, canciones, etc. Con lo que al lector medio de mi página, ni se le pasa entrar a leerlos.

Relatos como “Before siesta” y “After Siesta”, habían pasado prácticamente desapercibidos (Uno de ellos casi año y medio después no llega ni a las siete mil visitas). Alguien me preguntó qué porque no los había publicado juntos, pues formaban una historia completa. La sugerencia no me pareció nada absurda, cogí estos dos relatos  junto con el de “El bosque de Sherwood”, los volví a reescribir añadiendo alguna que otra cosa y los publiqué con el “pajeril” título de “Follando con mi amigo casado”. Resultado: actualmente es uno de mis relatos más valorados y el más visitado.

Como consecuencia de aquello, estructuro mis historias de forma que cada tres, cuatro o cinco episodios se pueda recopilar. De todos modos, para hacer esto hace falta tiempo y desde “Sexo en Galicia: Comer, beber, follar…” no he vuelto a hacer ninguno. Lo que no quiere decir que en un futuro vuelva a hacerlo, pero lo dicho el tiempo es un bien escaso en mi día a día.  

¿Y por qué resubes algunos textos a otras categorías? ¿No van, al final, dirigidos a los mismos lectores?

Volvemos a las casualidades de la vida. Por eventualidades tales  como que las musas no me visitaban y que todas las ideas que se me ocurrían no me parecían a la altura del primer episodio, se dio la circunstancia que del primer episodio de “Los descubrimientos de Pepito” al segundo pasaron más de cinco meses, pues para que sirviera de recordatorio  a los lectores lo publiqué en “Textos de risa”, pensé que me iban a echar la bronca por republicar y tal, pero al contrario me llegaron comentarios de gente no habitual de mi categoría a los que le había gustado bastante el relato. En retrospectiva pienso que para reírse con las ocurrencias de Pepito, no hace falta que te gusten los hombres.

El segundo fue en la categoría de tríos (este fue por una especie de apuesta con un amigo mío) “2 pollas para mi culo” con el que él pensaba que los homofóbicos me iban a echar la bronca por meterme en el  terreno de los “normales”, gané la apuesta -la gente es mejor y más educada de lo que pensamos–, e incluso me gané un comentario de HombreFX, que me hacía  bastante ilusión.

En el resto de ocasiones ha respondido a una especie de recordatorio de acontecimientos antiguos, que se volvían a retomar. El último ha sido “Desvirgado por mis primos gemelos”, pues volvía a aparecer la relación homo-filial  de Pepe con sus primos  en “37 grados” y creí oportuno que los nuevos lectores la conocieran. ¿Es lo adecuado? Lo desconozco, lo  único que sé es que me funciona.

Cuando te sientas para escribir un relato, ¿ya tienes una idea fija en la cabeza o prefieres dejarte llevar?

Trabajo con bocetos, si se me ocurre una historia (en el bus, en la ducha, cocinando…),  tiendo a anotar el grueso del relato nada más me pongo delante del ordenador y después con más tiempo lo termino del todo.

Mis series están abocetadas a groso modo, lo que no  lo están es por episodios. Mi modo de afrontarlas es que cada cuatro, cinco o seis capítulos  formen una historia auto conclusiva. A este conjunto de episodios yo le llamo acto, una vez empiezo un acto tiendo a abocetarlo al completo y ya me pongo a trabajar con ello. El proceso de escritura suele ser muy rápido (casi automático diría yo),  añado detalles como los diálogos, bromas, divagaciones, etc… Pero una vez lo termino, tiendo a repasarlo poco.

Antes solo lo leía una vez, repasaba los posibles errores gramaticales y poco más. Desde que participe en el Ejercicio (para algo deberían servir las críticas constructivas) lo dejo reposar un día, hago una revisión bastante exhaustiva y lo envío sin darle muchas vueltas -Al decir esto último puso cara de circunstancia y me lanzó una sonrisa de niño travieso.

¿Qué tanto de realidad hay en tus relatos?

Hay un relato: “Celebrando la derrota”, donde hago mención a ello y uso una frase de estas que tanto me gustan a mí. “Todo es verdad, todo es mentira” (Aunque a lo mejor la cambio por otra: “Todo es falso, menos alguna cosa”).

Hasta ahora todo lo que he escrito (a excepción de algunos, como por ejemplo “La señora Eulalia”) está basado en hechos o que he vivido yo o me han contado. El curre gordo está en “novelar” todo eso para que parezca una historia de más largo recorrido y no una serie de relatos pegados unos detrás de otro…

¿Qué podemos saber de la persona tras esos relatos? 

Soy, como puedes comprobar, guapo, alto, inteligente y simpático. Además soy muy buena persona y bastante modesto —La carcajada reprimida casi me hizo escupir el café, pero saqué fuerzas para disimular.

Un tipo de lo más normal, como puedes ver, que entre otras particularidades le gustan los hombres y escribir sobre ello de forma anónima.

¿Saben las personas de tu entorno que escribes relatos eróticos?

Algunos sí, otros no… A la mujer de la panadería todavía no se lo he contado, pero todo es ponerse… 

¿Qué sientes cuando escribes tus relatos? ¿Cómo los vives? 

Soy de la opinión que los lectores de mi sección vienen a dos cosas: a leer una historia con la que se sientan identificados y buscando algo excitante.

Lo primero intento conseguirlo poniendo los sentimientos y vivencias sobre la mesa de una manera natural y nada forzada, que el lector llegué a pensar que el protagonista de la historia puede ser él. Como huyo mucho del melodrama, los toques de humor pueden servir para que se sienta más a gusto y los momentos sexuales pretendo que alimenten su libido de la manera más gratificante.

Si todas estas sensaciones que he enumerado ni las vivo, ni las siente a la hora de escribir una historia, difícilmente se las podré trasladar al lector.

Luego están los días, que los hay mejores y peores… Con lo que lo que se escribe llegará más o menos.

Nombra algo que jamás harías que sí ha hecho un personaje de tus relatos.

Confesarle sus pecados sexuales a un cura —Su respuesta fue directa y sin pensárselo siquiera un segundo. Nos miramos y de un modo cómplice nos reímos.

¿Tu relato propio favorito? ¿Razones?  

El próximo, siempre el próximo.  

Pero si tuviera que aconsejar alguno serían tres:

Los albañiles: He de reconocer que aquel día las musas se sentaron conmigo ¡y se tomaron hasta un café!

¡No es lo que parece!: Es un relato hecho a la carta de una especie de encuesta que lancé entre mis lectores. Fue bastante divertido escribirlo.

Valió la pena: Por primera vez cuento  un relato en primera persona  con la voz de Ramón (Uno de mis personajes más populares). Fue muy difícil y a la vez muy gratificante.  

¿Cuál es en tu opinión tu relato menos atractivo?

¡Jo, con la iglesia hemos topado!

Hay unos cuantos que no es que me arrepienta de haberlo escrito, porque forman parte de la trama  y tal… Pero otro toque hubiera hecho que les hubiera llegado más a los lectores. Pero tres se llevan la palma.

El blues del autobús: Este relato es el que escribí segundo, estaba tan insatisfecho con él que hasta hice una segunda versión (pero de donde no hay no se puede sacar). Intentaba contar que en ocasiones mucha variedad de sexo puede ser de todo menos gratificante, pero se ve que mis palabras no llegaron a los lectores del mismo modo.

La procesión va por dentro: Intenté explicar el estado de ánimos de Mariano en un momento de bajón de su relación con Ramón, pero se ve que no supe escoger las palabras adecuadas, pues todo el mundo se quedó con una búsqueda de sexo poco fructífera.

1,4,3,2: Este relato…

Tengo previsto preguntarte por él más adelante… —Le interrumpí.

¡Ah! —Un gesto de extrañeza curvó su entrecejo al hacer la breve exclamación.

¿Te gustaría ver tus relatos publicados en un libro?

Sí, se titularía “500 sombras de un gay”—La ironía de sus palabras fueron muy punzantes.

En caso de que encontrara un editor que quisiera publicarlo, no creo que hubiera mucha gente dispuesta a gastarse el dinero en lo que yo escribo.

No hay que perder la perspectiva, uno puede ser muy bueno contando chistes pero eso no quiere decir que tenga madera de humorista, del mismo modo que te lo puedes pasar de puta madre cantando en el Karaoke sin tener una voz maravillosa.

¿Tienes una anécdota que contar con respecto a la creación de tus relatos?

En principio esto iba a ser “Celebrando el partido”, “El blues del autobús” y “La lista de Schildren”, pero eso de que hubiera gente a miles de kilómetros que leyeran las chorradas que uno escribe, me gustó más de lo que podía esperar… (No terminaba de hablar y ya me estaba regalando una pícara sonrisa).

El primer comentario que recibí, creo que no se me olvidará  jamás, tanto por lo impersonal como por lo directo: “Está bien aunque demasiado explícito y poco original” (Y no digo que no tuviera razón, pero contundente fue).

Al principio sí tuve un fanático acérrimo, que no sé ni porque motivo ni razón empezó a criticarme, a insultarme en cada uno de  los relatos  y a calificármelos de terribles… Al final el administrador, Alex, por petición mía lo baneó… Creo que no era yo el único a quien se dedicaba a insultar.

Luego hay por ahí un tipo, que a todo los relatos que duren más de quince minutos (creo que es el tiempo que tarda en llegar al orgasmo), los pone a parir y en más de una ocasión me ha lanzado un  mensaje (todo en mayúsculas) diciéndome que mis relatos son pastorales y que esta página se llama TodoRelatos no historias interminables… Yo haciendo gala de esta jeta que Dios me ha dado, en una ocasión le  respondí muy elegantemente  —En su mirada un brillo de satisfacción se dejaba ver de forma palpable.

¿Tus relatos favoritos de la web? Dime tres.

¿Sólo tres? ¡Cómo me has cogido de buena te voy a dar cinco!

“Curro” de Karl.

“Intranquilo” de alumno69

“Dime dónde duele” de Vieri32 (No sé si lo conocerás) —casi chillé de emoción pero me contuve como macho.

“La exhibición de Julia” de Longino

“Ay Dolores” de Moonlight.

El orden evidentemente es aleatorio.

¿Qué debería tener un relato erótico para que te guste?

Para empezar una historia que sea coherente (si no me creo lo que me están narrando, difícilmente podrá llegara excitarme) y  segundo una escena de  sexo bien contado.

Muchos autores aducen que contar escenas de sexo es aburrido, que siempre es lo mismo y que  es más gratificante practicarlo.

No quitándole la razón a lo último —Al decir esto me sonrió tímidamente por debajo del labio—. Soy de la opinión que si el autor no se esmera en la parte sexual difícilmente podrá alimentar la imaginación del lector. A muchos autores se les olvida esto y tan malo es un extremo como el otro. Tan nefasto es para un relato erótico que todo sea mete y saca, que se obvie el momento sexual como si nos diera miedo escribir la palabra polla (o coño, según el caso).

Una cosa que no le perdono a un relato erótico es que sea pretencioso, cuando el que lo escribe desde el primer momento me está recordando lo mucho que él sabe con un lenguaje artificioso (un lenguaje puede ser cuidado y sonar natural; ejemplo de ello es Cuartodecimano), mi primera reacción es dejarlo de leer.

¿Quiénes son tus autores favoritos? Otros tres.

Desde que participé en el Ejercicio he descubierto muchos autores buenos y que tienen algo que decir, voy a citar a unos cuantos que creo que por su forma de afrontar un relato y con las ganas que lo hacen  merece hacer mención: Longino, Gatacolorada, doctorpb, ana del alba, Isis in the night, cuartodecimano, Vieri32…

Y de los de mi página me quedo con tres: Davinci, Karl y Rofacale.

¿Cómo te tomas los mails de los lectores que recibes? ¿Hay de todo, no?

Siempre es un lujo que alguien pierda su tiempo para decirte algo sobre lo que tú has escrito. Los respondo a todos y cada uno, y dependiendo del tiempo de que disponga me enrollo más o menos, pero siempre digo algo.

Y sí, hay de todo, los hay que me escriben cada vez que publico algo nuevo dándome su parecer (normalmente elogios),  hay quien me ha dicho que mis historias están muy bien pero que les falta trama, hay quien dice que mis relatos le echan para detrás pues  duran más de veinte minutos, pero la palma de todos se la lleva uno que lo más fino que me dijo fue que lo que escribía era una mierda.

Me sentó fatal, pero como soy de los que ven el vaso medio lleno, tomé como inspiración sus comentarios y escribí uno de mis relatos más visitados y más comentados: “Trio en la sauna”( Un relato donde la clásica estructura Introducción, nudo y desenlace se tomaron unas  muy merecidas vacaciones)

¿Qué importancia le das a los comentarios a tus relatos?

Mucha, es el único modo que tenemos los “locos” que nos dedicamos a hacer estas cosas de saber si lo que hemos escrito ha llegado a los lectores o no.  Sin los comentarios, esto sería como predicar en el desierto.

¿Cómo te tomas las críticas?

Siempre que se habla de críticas, se hace mención a las constructivas y a las que no. Yo me atrevería a enmarcarlas en otro tipo.

Están los señores que porque ellos lo valen y de forma arrogante te dicen todo lo mal que has hecho a la hora de escribir, con lo que tú tienes que suponer que si ellos le  hubieran echado el tiempo que tú te has tomado para hacerlo lo hubieran hecho mejor. Normalmente este tipo de críticos creen estar en la posesión de la verdad absoluta y todo lo que se escapa a su criterio y forma de ver las cosas está mal, o por lo menos, no llega a estar bien.

Luego están los que aunque no les ha gustado lo que has escrito, intentan buscar lo positivo y señalar lo negativo.

Los primeros comentaristas nunca estarán contentos con lo que escriba(al no ser que hagas un relato como los que ello les gustaría escribir, con lo que la diversidad de estilo se perdería), los segundos te hacen crecer como creativo y al final todos ganamos: los autores y los lectores.

Estrellitas. ¿Qué tanta importancia les das a las valoraciones? 

Cuando no viene acompañada de un comentario muy poca, aunque sé que hay lectores que me siguen siempre y si no tienen tiempo para un comentario me dejan su valoración (lo cual se agradece).

A los que no hago ningún caso son a los terribles sin decir porque, me suena un poco a querer joder la marrana y en mi caso más igual  no me puede dar.

¿Qué consejos nos das para escribir un buen relato erótico?

¿Consejos? —Hizo un mohín extraño, pegó un buche a la taza de café y cambió su semblante por uno bastante más serio—. Ni soy un experto en lingüística, ni me fijo demasiado en la estructura gramatical de lo que leo. Así que no creo que pueda ser un referente para nadie, hay mejores autores en la página cuyos consejos serían más de utilidad a alguien que quisiera iniciarse en esto de escribir relatos eróticos…. Y no es falsa modestia.

Bueno, sí les podría decir una cosa: dejen guiarse por vuestro instinto, ¡a mí pocas veces me falla!—Al terminar de hablar, en su gesto serio se pintó una amable sonrisa.

¿Pffafa´dia mfadoiaf?

¡Deja de hablar así, que cualquiera que te escuche se va a creer que tienes la boca ocupada!

¿Qué proyectos puedes adelantarnos para el futuro?

Ahora mismo, como bien saben quiénes me leen, estoy inmerso en cuatro series paralelas, de las cuales solo una (Historias de un follador enamoradizo) tengo abocetados el número de episodios que quedan hasta el final, cosa que me ocupará prácticamente todo el año.

Por otra parte, tengo una serie de borradores de relatos auto conclusivo que en la medida que vaya disponiendo de tiempo los quiero abordar:

—“La mierda de la “bebia”  para Textos de risa.

—“El camionero y el policía” sería, cómo no, un relato gay.

—“La puticienta” en Parodias.

—Luis el cabrón— Irá a Sexo con maduros.

—¡No hay huevos! —Bisexual cien por cien.

—“La revisión médica” en No consentido — Las dos últimas palabras salieron de su boca acompañadas con una sonrisa picaresca.

¡Ah!, y pienso participar en el Ejercicio de Autores. ¡Tengo un boceto más chulo!  

-Sobre… Tuve que interrumpir un breve momento debido a que alguien me llamaba al móvil. Atendí con extrañeza; fueron apenas unas palabras; oteé en búsqueda de la persona que me estaba hablando pero desistí rápido pues la clientela era numerosa. Al colgar, cerré los ojos y suspiré largo rato—. Esto… me acaba de preguntar Rocío si ya registraste lo de “Puticienta”… Porque te lo va a robar…

Pues si ella se me adelanta, le llamaré “Putidocienta”—En su rostro se dibujaba una sonrisa de complicidad.

¿Y por qué la sonrisa al mencionar el relato de No consentido? ¿Vas a sacudir el suelo?

Me van a decir de todo menos bonito, pues si soy capaz de narrar lo que tengo en mente y hacerlo creíble, a los asiduos de la página puede que no le haga mucha gracia, aunque esa sea mi intención.

Pues ya te has salido en alguna ocasión de la categoría Gays. Incluso te atreviste a publicar una historia hetero con maduras y curas de por medio. ¿Algunas conclusiones?

La historia a la que te refieres es “La Señora Eulalia” y está publicada en la cuenta del pasado ejercicio. Es otro de los relatos terribles que me acompañan en mis pesadillas nocturnas… Intenté contar y hacer tantas cosas a la vez, que al final todo quedó en una especie de bluff.

Lo único positivo que saqué es que puedo contar historias de sexo con mujeres y excitar a la gente con ello, con lo que en la medida que las musas me vayan visitando me iré ejercitando en ese campo. Aunque como he comentado antes, hay unas cuantas historias que ya están incluso abocetadas.

¿Aún no ha asomado una futurible nueva serie en tu mente?

Sí, pero será para el año  dos mil quince, este año la novedad será que poco a poco, en la medida que el tiempo me lo permita iré publicando una a una las  historias auto conclusivas que he ido reseñando antes.  En cuanto termine con el relato del ejercicio, que volverá a ser de sexo heterosexual, me pondré con “Luis el cabrón”. A ver qué tal me tratan los lectores “normales” de TodoRelatos.  

Sobre TR, ¿qué es lo más positivo que puedes destacarnos?

La verdad es que tener una pizarra en la que poder escribir aquellas historias que surgen de ti es algo que me parece netamente positivo. Nunca me pudiera haber imaginado que algo que yo pudiera contar pudiera hacer disfrutar por ejemplo a alguien que vive en la otra punta de España, ni mucho menos a alguien que vive en Sudamérica. Para mí, es de lo más satisfactorio.

¿Y los puntos negativos?

La poca complicidad con los autores que hay por parte de los lectores. No sé si por desconocimiento o por pereza… Los autores que escribimos en la página lo hacemos (nunca mejor dicho) por amor al arte. Cuando nos encontramos multitud de visitas y escasos comentarios sobre lo que han leído, no tenemos un referente sobre si lo que hemos escrito ha gustado o no. Sé que la versión móvil tiene mucha culpa en ello, pero en mi caso tengo el correo visible y se puede mandar unas líneas (Muchos de mis lectores lo hacen).

¿Qué propondrías para mejorar la web?

Sé que los tiempos no están para inversiones ni nada de eso, pero si desde la versión móvil se pudieran mandar comentarios, muchos autores seguirían escribiendo pues  sé de más de uno se ha ido por la falta de interacción con los lectores y con hechos como eso, perdemos todos.

Tremendo malabarismo haces con tus cuatro series. ¿Cómo haces para no enredarte?  

La verdad es que sí pero es lo que siempre digo los personajes son los mismos y la cuestión es, cómo tengo un borrador de lo que va a pasar, es saber moverme en el tiempo.  De todas maneras los lectores que han leído la historia desde el principio (y a sus palabras me remito) no se hacen tal lio, pues aunque parezca que está todo muy desordenado, en el caos no hay error. Pongo un ejemplo para que me entiendas.

En “37 grados”, JJ y Mariano están en Galicia de vacaciones (los hechos tienen lugar dos años antes que la historia principal “Historias de un follador enamoradizo”), mediante un flash back, cuento el primer encuentro de Pepe(JJ) con su primo Francisco, para ello recurro a los recuerdos de su infancia (“Los descubrimientos de Pepito”) y si a eso añadimos que lo que se narra con su primo es de vital importancia para entender algo que va a suceder en “Sexo en Galicia”, con lo que las cuatro series forman una historia bastante compacta. Aunque visto así a groso modo, pueda parecer bastante lioso, no lo es tanto.

De todas formas, la historia es muy sencilla y fácil de seguir,  quitando un par de relatos auto conclusivo del principio, se puede seguir en el mismo orden que está publicado en la web (Por lo menos esa es mi intención).

Me sorprende la variedad de tus letras. A veces te pones poético, a veces guarro, a veces cómico dependiendo del protagonista. ¿Cuál es el truco?

Sí hay algo que me curro mucho desde el principio es la caracterización de los personajes, cada uno tiene su particular forma de ser y de ver las cosas. Si eso lo trasladas a que narro en primera persona, las diferencias de cómo se cuentan las cosas es evidente.  No es lo mismo algo contado por ejemplo por JJ, que narrado por Ramón, son dos personalidades distintas.

Ofrecer distintas perspectivas de una historia es algo que me tiene obsesionado desde el principio, ya hice mis primeros pinitos con “4,3,2,1” y “ 2 pollas para mi culo”, en el ofrecía un trío en el que participaban JJ y Mariano desde la perspectiva de uno y del otro. No me quedó demasiado bien, pero me sirvió para practicar. Lo volví a hacer con “Mis dos primeras veces con Ramón” y “Valió la pena”, el primero ofrece la perspectiva de Mariano y el segundo la de Ramón…

De todas maneras, sé que todavía no está todo lo bien que debiera y que a veces se me escapan detalles que no concuerdan con las distintas personalidades, pero el oficio hace maestro y seguiremos practicando… Bueno, tampoco es cuestión de  perder la perspectiva y pensar que se está haciendo una tesis doctoral o algo parecido, aquí uno viene a divertir  y a divertirse…

Al pasar caracterizando a tus personajes por tanto tiempo, ¿sientes una especie de vínculo, de apego hacia ellos?

Pues sí y eso se nota a  la hora de escribir sus historias, porque sin querer dejas tu impronta personal de manera palpable. Concretamente al personaje de Ramón le tengo mucho cariño y esa afectividad, sin querer-queriendo, la traspaso al lector.

Es de lo más gratificante leer comentarios de lectores que te dicen que “Aman a Ramón”.

De vez en cuando subes relatos en la categoría “Bisexuales”, pero por lo que he leído, el personaje de Mariano parece tener más tendencia homosexual que bisexual. Como no soy muy ducho en esos lares, me gustaría que desarrollaras tu opinión, visto que hay autores que también quedamos extrañados.

Si conoces un poco lo que escribo soy un poquito (bastante) transgresor, y me gusta romper ideas preconcebidas.

Todos tenemos en mente que un relato bisexual debe aparecer sexo homosexual y sexo heterosexual por igual, nunca nos paramos a pensar en el carácter de los personajes. Yo para catalogar una historia dentro de esa categoría considero que a uno de los personajes le puedan gustar los dos sexos, la variedad que se practique dentro del relato me es indiferente.

Mi primera incursión en esta categoría fue “Como la comida rápida”, un tipo que llega acompañado con su novia  a una discoteca,  sigue a Mariano a los servicios y le pide que se lo folle. La respuesta de los lectores fue buena y seguí publicando relatos del mismo estilo.

A pesar de ser un autor reconocido de la categoría de Gays, te veo comentando muchos relatos de otras categorías y de temáticas muy distintas. Parece que estamos en presencia de un lector ecléctico…

Leo muy poco. Mucho menos de lo que me gustaría e intento conocer a los buenos autores de la página.

Luego están aquellos  que por simpatía, intento leer toda su producción por lo menos la más reciente.

Creo que eres el único autor que responde comentarios en sus relatos. ¿A qué se debe esa particularidad tuya?

Fue sin pensarlo, como la mayoría de las cosas en esta vida, no había tenido tiempo de contestar a los lectores hasta  que tenía el siguiente relato para publicar, no sé porque me dio por hacerlo al final del relato, la iniciativa gusto y desde que lo hago así, parece haber más interacción con los lectores.

Sé que para eso está la sesión comentarios, pero también de chiquitito me dijeron  que un hombre se debía casar con una mujer y formar una familia… ¡Y fíjate el caso que les hice!

1,4,3,2. ¿Qué conclusiones has sacado tras leer los comentarios? Hasta un lector de la talla de besante se ha liado.

Que me gusta experimentar y que a veces los trajes en los que me meto me quedan grandes, no hace falta que lo explique.

A veces los experimentos salen bien y otras no. En este caso, no solo jugué con contar la historia desde los distintos puntos de vista de los tres protagonistas, sino que estaba desordenado cronológicamente. Resultado, la mayoría de los lectores habituales tuvieron que leerse la historia dos veces para enterarse y los que habían entrado por primera vez se prometieron una y mil veces no volver a leer un relato mío.

Lo peor: Era el primer episodio de “¿Sabes lo que hicimos el verano del 2012?” una especie de segunda temporada de “Historias de un follador enamoradizo”, con este episodio intentaba recapitular lo que había pasado hasta el momento y con ello enganchar a nuevos lectores. ¿No hace falta que te diga cuál fue el resultado?

Lo mejor: A pesar de que el experimento fue fallido, me anime a seguir contando historias en boca de otros personajes que no fuera JJ y Mariano. Sin este relato, la historia narrada por Ramón no hubiera existido.

Muchas gracias por aceptar ser entrevistado, Machi. ¡Venga, te llevo al aeropuerto! Rocío está aprendiendo a conducir y nos puede llevar… ¡Jo! Seguro que ahora sí que querrás confesarte… 

 —¿Al aeropuerto? Está claro que los e-mail no te los lees completo.

—¿Por?

—Porque te dije que me iba a quedar una semana, a conocer la ciudad y sus gentes.

—Vaya, lo cierto es que me olvidé…

—¡No importa hombre! —Sus palabras estaban repletas de sinceridad—. Lo que sí me vas a hacer es un favor.

—Dispara Machi.

—¿Los camareros son del país?

—Sí, viven por el barrio. ¿Por?...

—Nada, mera curiosidad científica. He leído un dato estadístico en Internet  sobre los paraguayos y quería comprobar si era cierto. ¿Me los presentas?

Le miré de arriba abajo, el soberbio descaro con el que me  había pedido que le presentara a mis trabajadores me dio a entender que no quedaba nada del chico tímido con el que inicié la entrevista. ¿Tendría ante mí una especie de Dr. Jeckyll y Mr. Hyde?

Perfil de Machirulo

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