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El engaño de Tía Soraya 7 (Fin)

en Dominación

El despertador de María resonó por toda la habitación a las 8 en punto de la mañana. La mujer abrió los ojos con lentitud, estaba muy cansada ya que los extraños hechos que la habían sucedido el día anterior no la habían permitido conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada.

Desde el mismo momento que su hermana le había confesado los gustos de su hijo María sentía una mezcla de sorpresa, por no haberse dado cuenta ella antes, y de enfado por que la negligencia de David la había obligado a convertirse en la esclava de Soraya. Situación que María no tenía intención de que se alargase demasiado en el tiempo.

Aquella mañana no tenía que ir a trabajar, había pedido el día libre para contactar con la sumisa que iba a ofrecer a su hermana, si la chica que tenía en mente se negaba a ayudarla tendría que pasar muchos días hasta que encontrase a una esclava que diese la talla para Soraya.

María desayunó sola y pensativa en la cocina, ya le daba igual estar sola o acompañada por su hijo, estaba segura de que tardaría muchos días hasta volver a dirigirle la palabra. La mujer consideraba que el muchacho se había comportado como un inconsciente al dejarse someter por su tía, pero aún así no podía permitir que su hermana le maltratase de aquella manera.

María pese a no tener que ir a trabajar aquella mañana cogió el coche para personase en el hospital, cuando le había ofrecido a su hermana una sumisa lo había hecho con la mente puesta en una de las pacientes que había atendido unos días atrás.

Una vez en su centro de trabajo habitual la mujer no tardó en ser abordada por algunas de sus compañeras enfermeras las cuales buscaban médico para que se ocupase de los pacientes recién llegado.

-         Lo siento, hoy es mi día libre, solo vengo porque se me olvidó recoger una cosa ayer- dijo la mujer para excusarse y poder seguir su camino.

La doctora pasó por la puertecita que daba a la ventanilla de información donde recibió una sonrisa de la recepcionista, para a continuación seguir adelante hasta llegar a la sala donde se encontraban todos los expedientes médicos de los pacientes que pasaban por urgencias.

María buscó con rapidez entre los expedientes, tenía los datos suficientes para encontrarla sin problemas, la chica se llamaba Sheila y había acudido tres días atrás para que la sacaran de su cuerpo un dildo que se la había quedado profundamente clavado en su ano. La mujer no habría reparado en ella de no haber sido porque había visto infinidad de marcas por todo su cuerpo, especialmente en sus pechos y culo donde la fusta y la vara habían hecho estragos. La mujer al ver aquello le dijo que tenía que dar parte a la policía como cada vez que llegaba una persona agredida, pero Sheila le explicó que no debía hacerlo ya que todas las marcas que en aquel momento adornaban su cuerpo habían sido echas por un Ama profesional.

La mujer tan pronto como tuvo apuntado el número de teléfono de la paciente y su dirección salió por donde había entrado sin necesidad de dar explicación a nadie del centro.

Cuando entró en su coche de nuevo sacó su móvil del bolso y con rapidez comenzó a marcar el número que aparecía en el historial de la chica con la que tenía intención de citarse.

-         ¿Sí?- preguntó la chica.

-         Hola, ¿eres Sheila?

-         Sí, soy yo- dijo la chica- ¿Quién eres tú?

-         Me llamo María, soy la médica que te atendió el otro día cuando viniste a urgencias- respondió la mujer.

-         ¿Hay algún problema?- preguntó la chica un poco preocupada.

-         No, no, todo está bien- dijo para tratar de tranquilizarla- me gustaría hablar contigo sobre un tema un poco personal.

-         ¿De qué se trata?- preguntó la muchacha en un tono mucho más receptivo de lo que María esperaba.

-         De tus gustos sexuales, creo que tengo una amiga con la que congeniarías bien y ella no te cobraría- respondió la mujer, pero al ver que la chica no contestaba siguió hablando- ¿Te apetece que quedemos ahora y te cuento los detalles?

-         Sí, me gustaría- dijo la chica en un tono de voz alegre.

No tardaron casi nada en ponerse de acuerdo en seleccionar el lugar de su encuentro y en menos de 15 minutos María ya se encontraba en la cafetería donde habían quedado.

Sheila tampoco tardó en presentarse, era una muchacha joven de 21 años, tal y como informaba su historial médico, de piel muy clara, pelo largo y rubio, de complexión normal y con una carita de niña que estaba segura de que a Soraya le daría mucho morbo.

-         Yo soy María- dijo la mujer acercándose a ella por si no la había reconocido sin la bata de médico.

-         Encantada- dijo la chica dándola un beso en cada mejilla.

-         ¿Quieres que nos sentemos y te voy contando mis proposición?- preguntó la mujer sonriendo pese a lo rara que se la estaba haciendo aquella situación.

-         Sí por supuesto- respondió la muchacha encaminándose a una de las mesas que poblaban el local.

María comenzó un poco nerviosa a exponer su problema, no sabía que palabras eran las más indicadas para explicar la situación exacta. Después de casi media hora de charla la chica sonrió.

-         Esa hermana tuya parece un Ama fantástica, si ha conseguido someterte a ti también debe de ser muy especial- dijo Sheila esperanzada por encontrar por fin un Ama adecuada para ella.

-         Sí, pero es una situación que a mí no me gusta, por eso pensé en ti en cuanto me dijo que quería que fuese su sumisa- dijo la mujer sonriendo tímidamente al ver lo cerca que estaba de cerrar el trato.

-         ¿Y cuándo podré conocerla?

-         No lo sé- dijo la mujer sacando su teléfono móvil- pero ahora mismo llamo a mi hermana para preguntarla cuando desea conocerte.

Soraya no tardó en coger su teléfono móvil cuando vio que se trataba de su hermana. María en menos de un minuto la contó que ya le había encontrado una esclava que ocuparía el lugar de ella y de su hijo.

-         Id ahora a mi casa, quiero verla- dijo la mujer mientras comenzaba a recoger un par de cosas del escritorio que tenía asignado en su puesto de trabajo.

-         Allí estaremos- dijo María esperando a que Soraya colgase para dirigirse a su acompañante- quiere verte ahora mismo.

Sheila se levantó de un brinco de su asiento y salió sonriente acompañada de la mujer que le estaba ofreciendo un Ama duradera que la sometiese por fin y no un Ama profesional que tan solo la sometiese en sesiones como estaba acostumbrada.

Soraya se encontró con su hermana y su posible sumisa cuando estas estaban abriendo la puerta del portal en el que vivía, la mujer al verlas aceleró el paso hasta que llegó a ella.

-         ¿Es esta la perrita que me ofreces?- preguntó Soraya mirando de arriba a bajo a la joven sumisa rubia que agachó la cabeza en señal de sumisión.

-         Sí Ama- dijo María al momento.

-         Subamos, si es una sumisa útil os dejaré a ti y a tu hijo- dijo Soraya iniciando la marcha hacia su domicilio.

Durante el escaso trayecto que separaba el portal del edificio donde vivía Soraya y su casa ninguna de las tres mujeres pronunció palabra; Soraya porque pensaba en la prueba que iba a poner a la joven sumisa en cuanto entrasen y María y Sheila porque estaban demasiado nerviosas como para decir nada.

-         Ya podéis ir desnudados perras- dijo Soraya nada más cerró la puerta.

Las dos al oírlo comenzaron a quitarse la ropa, Sheila con mucho más entusiasmo que María a la que le seguía resultando muy humillante desnudarse ante su hermana. Se veía que la sumisa tenía bastante experiencia pese a su juventud, ya que no solo se quitó la ropa sino que además para que su posible Ama pudiese apreciar bien su cuerpo colocó sus manos tras la nuca y separó ligeramente las piernas dejando acceso a Soraya para que hiciese lo que quisiera con ella.

-         Parece que no es la primera vez que haces esto, perra- dijo Soraya mientras apretaba con fuerza los rosados y pequeños pezones que tenía la nueva sumisa.

-         Siempre me ha gustado la sumisión Señora, pero nunca he tenido una relación larga con un Ama- dijo la chica sin mirarla a la cara, pero con un tono de voz que no denotaba nerviosismo.

-         ¿Estás disponible para venir a vivir conmigo desde ya?

-         Sí Señora, ahora estoy compartiendo piso con unas amigas, podría ser suya desde ya- dijo la sumisa al momento muy emocionada.

-         Voy a probarte y luego decidiré perra- dijo Soraya clavando las uñas en los pechos de la sumisa, Sheila gimió un poco de dolor, pero no se movió ni un ápice.- Tu ve llamando a tu hijo putita- dijo Soraya mirando con una sonrisa a su hermana mayor.

-         Sí Ama- dijo la sumisa acercándose a su bolso para llamar a David.

-         Y tú hazme sentir bien pequeña putita- dijo Soraya agarrando de la rubia melena a su esclava y tirándola al suelo.

La chica que se había visto en aquella situación más de una vez levantó la cabeza dócilmente para acercarla a la entrepierna de su Ama, la cual comenzó a bajarse la falda que se había puesto aquel día y a apartar hacia la derecha la braguita para que su sexo depilado quedase al alcance de la sumisa. Sheila lamió con ansia la vagina de su Señora, sabía que de aquella acción dependía en mucho que Soraya decidiese quedarse con ella. La joven aumentó la intensidad cuando escuchó a la mujer gimiendo de placer y no paró hasta sentir los jugos de la madura Dominante resbalando por su cara.

-         Tienes una lengua muy hábil, perra- dijo Soraya complacida por el orgasmo que acababa de recibir.

-         Gracias Señora, será toda suya si la desea- dijo la chica con una docilidad que estaba dejando a María impresionada.

-         ¿Llamaste ya a tu hijo, puta?- preguntó Soraya cuando vio a su hermana que no hacía nada más que contemplar la escena.

-         Sí Ama, ahora viene- dijo la mujer.

-         Bien, para que no se nos haga demasiado larga la espera arrodillaros las dos y cada una lamedme un pie- dijo la mujer moviendo los dedos de sus pies- si mi hermana lo hace mejor que tú no tendrás opciones como mi esclava- dijo dirigiéndose a Sheila- y si noto que te dejas ganar no te liberaré ni a ti ni a tu hijo- dijo Soraya mirando con fijeza a su hermana.

Las lenguas de las sumisas comenzaron a recorrer los pies de su Ama, Soraya disfrutaba de los diferentes estilos de sus esclavas, María se centraba en lamerla la planta, desde el talón hasta la punta de los dedos de los pies y Sheila se afanaba en lamer muy bien los dedos, entre los que metía su lengua sin ninguna clase de pudor. La mujer gimió de placer hasta que escuchó como el timbre de su casa sonó.

-         Ve tú a abrir perra- dijo Soraya poniendo sobre la mejilla de Sheila su pie empapado en saliva.

La chica, dócil ante la orden de su Ama, se levantó del suelo y fue corriendo hacia la entrada totalmente desnuda. La chica abrió la puerta de golpe no tapándose ni su sexo depilado ni sus suaves senos. David sorprendido al ver aquella bella sumisa ante él trató de mirar en otra dirección, después de tantos días en castidad ver un cuerpo tan atractivo y desnudo a tan poca distancia le provocaba una erección y en consecuencia un gran dolor.

El muchacho entró en la casa al momento para una vez cerrar la puerta a sus espaldas desnudarse completamente, viendo como la mirada de la joven sumisa que lo había recibido se clavaba en el dispositivo de castidad que mantenía frustrado al sumiso.

-         Buenos días Ama- dijo el sumiso arrodillándose en señal de respeto.

-         Hola perro, te he hecho llamar para que vigiles a mi nueva esclava mientras estoy fuera con tu mami- dijo la mujer levantase de su asiento y alzando a su hermana mayor del suelo tirándola de los pelos.

-         ¡Tienes que liberarnos ya!- exigió María que veía que su hermana parecía tener intención de romper su trato.

-         Os voy a liberara en cuanto acepte a esa chica como esclava- respondió la mujer- y eso solo sucederá cuando te someta a ti. Si no aceptas ser sometida por mí dejaré a esa perra que me has traído y seguiré con vosotros.

-         Está bien- dijo María comprendiendo la situación.

-         Muy bien puta hermana. Tú te ocuparás de calentar a mi esclavo mientras no esté si su mami es buena conmigo podrá volver a pajearse muy pronto- dijo sonriendo dirigiéndose a Sheila que no tardó en echarse sobre David y comenzar a acariciarle el pecho.

-         Lo calentaré mucho para usted Ama- dijo la chica.

-         Bien, tú no te resistas a nada que te quiera hacer esta chica para darte placer- dijo la mujer dirigiéndose a su sobrino.

María comenzó a vestirse cuando su Ama se lo permitió. Soraya por su parte dejó a su esclava sola junto a su hijo y a Sheila para que pudiese observar bien lo mucho que David sufría a causa de las caricias de su nueva sumisa.

-         Si no quieres que sufra por mucho tiempo se muy obediente y no dudes en nada de lo que te ordene- dijo Soraya cuando salió de su habitación cubierta por un vestido negro y largo- salgamos a divertirnos.

La sumisa tal y como su Ama le había ordenado obedeció sin decir nada y en apenas unos minutos se encontraban en el coche de Soraya.

-         ¿A dónde me llevas?- preguntó María.

-         A emputecerte un poco- dijo la conductora sonriendo.

-         ¿Por qué me haces esto, hermana?- preguntó de nuevo la sumisa.

-         Porque es mi fantasía y he decidido que de ahora en adelante haré realidad todas mis fantasías. Por cierto si te vuelves a dirigir a mí sin el debido respeto no cogeré a esa perra que me has traído como sumisa y tú y David estaréis bajo mi yugo para siempre.

-         Lo siento Ama- se apresuró a disculparse por miedo a aquella posibilidad.

-         Eso me gusta más. ¿Cuándo estabas casada con el inútil de tu ex-marido, le comías la polla?- preguntó Soraya sin despegar la vista de la carretera.

-         Sí Ama alguna vez- dijo la sumisa un poco avergonzada de airear sus intimidades sexuales. Soraya soltó una carcajada.

-         No te imagino con una polla en la boca. ¿El idiota ese la tenía muy grande o es un mini-pene como el degenerado de tu hijo?

-         La tenía más bien pequeña, Ama- respondió escuetamente.

-         Me lo imaginaba.

Soraya aparcó su vehículo en un parking del dentro de la ciudad. Las dos mujeres salieron rápidamente, Soraya confiada de tener la situación controlada y María detrás de ella con unas dudas que se reflejaban en sus andares.

-         Recuerda perra, cuanto más puta y complaciente seas antes tú y tu hijo seréis liberados- le advirtió mientras caminaban a buen ritmo.

-         Sí Ama- dijo la sumisa dispuesta a terminar con aquella situación cuanto antes.

La Dominante caminó unas cuantas calles sin detenerse, sabía perfectamente a donde iba a llevar a su hermana, pero también sabía que cada segundo que pasaba hacía que maría se pusiese más nerviosa. Finalmente se detuvieron en un parque donde Soraya le indicó a su hermana que se sentase.

-         ¿Qué hacemos aquí, Ama?- preguntó con la voz un poco temblorosa.

-         He decidido que será aquí donde nos divirtamos- dijo buscando en su bolso y sacando una venda para tapar los ojos a su sumisa, acto que aumentó la incertidumbre de María.

La sumisa no tuvo tiempo de protestar nada ya que su Ama tiró de ella para que se levantase y comenzase a caminar. El caminar de María que ya era dubitativo de por si aumentó considerablemente al ser privada del sentido de la vista, Soraya por su parte avanzaba sonriente con su sumisa agarrada del brazo.

Las miradas de los pocos paseantes que transitaban por el parque no tardaron en posarse sobre ellas, Soraya era consciente de que lo que estaban haciendo era muy infrecuente y que ella también se quedaría asombrada si viese a dos mujeres como ella y su hermana saliendo a pasear de aquella extraña manera.

Finalmente la mirada de Soraya se cruzó con la de un grupo de jóvenes de unos 20 años, dos de ellos estaban sentados observando interesados a las dos mujeres y otros tres habían formado un triángulo para pasarse un balón de futbol de uno a otro.

-         Aquí tenemos a tus clientes- dijo Soraya al oído de su hermana mientras avanzaban hacia ellos- hola chicos.

-         Hola- saludó uno de los que estaban sentados levantándose del banco.

-         He visto que nos mirabais a mí y a mi esclava- dijo la mujer sonriendo provocando las sonrisas de los jóvenes.

-         ¿Es tú esclava?- preguntó uno de los que se pasaban el balón dejándolo pasar.

-         Sí es mi perrita para todo- dijo sonriendo- ¿Verdad perrita?

-         Sí Ama- dijo María notándose perfectamente como se enrojecía su rostro por la vergüenza.

-         Y como soy su dueña he decidido que hoy voy a compartirla con alguien, ¿os gustaría ser vosotros ese alguien?- preguntó Soraya sonriendo recibiendo una respuesta afirmativa de los cinco muchachos.

Soraya pidió al grupo de chavales que buscasen un lugar algo más alejado de las miradas del resto de paseantes, sin duda sería un inconveniente que alguno de los que les rodeaban pudiese llamar a la policía por tener una conducta obscena. Los muchachos viendo la gran posibilidad de orgía que se les presentaba no tardaron en guiar a Soraya y su esclava hasta una zona ajena a miradas indiscretas.

-         Me gusta el sitio- dijo mirando como estaba todo rodeado de pinos- nadie nos verá aquí.

-         ¿Podemos comenzar ya entonces?- preguntó el chico más alto del grupo mientras se acercaba mirando el cuerpo de María.

-         Es toda vuestra- dijo Soraya dando un empujón a su hermana haciendo que esta cayese en las manos de los cinco jóvenes.

María trató de gritar al sentir como un montón de manos le recorrían el cuerpo y le quitaban la ropa pero logró controlarse, sabía que si no era lo suficientemente dócil su hermana no la liberaría. Soraya por su parte disfruto de ver como su hermana era despojada de su ropa y dignidad por un puñado de jóvenes ávidos de sexo.

María, que nunca se había visto en una situación así no hacía nada, tan solo no moverse, pero aquello para los muchachos no era suficiente y rápidamente la arrodillaron en el césped y comenzaron a desnudarse ellos también. Soraya observó interesada a los chicos, cierto era que habían comenzado a gustarla las mujeres, pero eso no quitaba que pudiese disfrutar de sexo con un joven apuesto y bien dotado como era chico más alto del grupo y que aparentaba ser el líder.

-         ¿Qué te parecería tener una mujer para ti solo?- le preguntó Soraya a su objetivo mientras agarraba su polla y la frotaba con dulzura.

-         Será un placer- dijo el muchacho derritiéndose de placer entre las manos de la mujer madura.

-         Los demás podéis divertiros con mi perra hasta que os quedéis satisfechos- dijo la mujer sonriendo y dejando espacio a los otros cuatro chicos mientras ella se llevaba al mejor ejemplar.

Soraya que no quería perderse ni un segundo de la humillación de su hermana ordenó el muchacho que se tumbase en la hierba, el chico sorprendentemente aceptó el mandato de la mujer y se tumbó mientras Soraya comenzaba a quitarse la falda y las bragas para poder meter dentro de ella la gran polla con la que contaba aquel muchacho. La mujer sintió un enorme placer cuando notó como el grueso miembro del muchacho comenzaba a hundirse en su sexo mientras observaba como los cuatro chicos a los que había prestado a su hermana ya habían logado optimizarla para dar placer a los cuatro a la vez: a uno con cada mano, otro con su boca siguiendo los fuertes movimientos que hacía el que recibía la felación para así sentir su polla más dentro de la esclava, y el último disfrutando del coño de la sumisa.

-         ¿Puedo correrme dentro?- preguntó el muchacho que estaba follando el coño de María.

-         Sí claro, adelante- dijo Soraya mientras saltaba una y otra vez sobre el imponente miembro de su amante ocasional.

Los gemidos comenzaron a oírse constantemente, el primero que eyaculó fue el que estaba follando el coño de María, poco después fue el que estaba recibiendo la mamada, a continuación llegó al clímax el chico que Soraya había seleccionado, pero a diferencia de los dos anteriores el semen del muchacho no llegó a tocar el interior de la Dominante ya que había tomado para ella la precaución de ponerle un preservativo.

-         Luego se lo daré para que lo beba- dijo Soraya mientras sacaba el condón del miembro de su chico- pero como aún no he llegado al orgasmo será mejor que comiences a lamerme el coño mientras esta cosa se te vuelve a poner dura- dijo Soraya sonriendo mientras movía la flácida polla del muchacho.

El Ama disfrutó viendo a su hermana follada por cuatro chicos mientras ella gozaba de una lamida de vagina bastante aceptable. María, pese a que intentaba disimularlo había comenzado a gemir hacía ya algunos minutos y su cuerpo se estaba dejando llevar por el placer lo cual se reflejaba en que la recatada mujer ya no necesitaba que los muchachos la guiasen a la hora de mover las caderas o  la cabeza cuando estaba dando una felación.

-         Quitadla ya la venda, chicos. Quiero ver la cara de putita viciosa que pone- el muchacho que en aquel momento estaba recibiendo una mamada obedeció al momento.

 La mujer al sentir que le retiraban la venda cerró los ojos al notar la luz, para después de unos instante comenzar a abrirlos lentamente para que su mirada se cruzase con la del dueño de la polla que estaba chupando, que la sonrió burlonamente. María muy humillada agachó la cabeza para seguir.

Desde el momento que la sumisa recuperó la vista el tener sexo con aquellos muchachos se la hizo un poco cuesta arriba ya que los reparos morales volvieron a aparecer, pero Soraya se encargó de que desaparecieron acercándose a su hermana para acariciarla los pezones, cosa que volvió loca de placer a su esclava.

-         Ya estamos casi terminando hermanita- le dijo la Dominante al oído para que solo ella lo escuchase- Bueno chicos, ahora para terminar quiero que rodeéis a mi perra y la cubráis bien de semen.

Los chicos no tardaron en hacer caso a la mujer que les había puesto en bandeja a María y rodearon a la esclava con sus cinco pollas totalmente erectas. Soraya que no quería perder ni una de las reacciones de su hermana cuando el semen comenzase a cubrirla se colocó a la espalda del muchacho con el que ella misma había follado minutos antes y comenzó a masturbarle ante la atenta mirada de María.

-         ¡Estoy a punto!- dijo entre jadeos el chico que recibía el placer directamente de manos de Soraya.

-         Suéltalo todo cariño- le dijo la Dominante al oído mientras apuntaba el sobresaliente miembro sobre el rostro de su hermana, para segundos después comenzar a sentir entre sus dedos los espasmo de la polla del chico y ver como la cara de mujer honrada de María era mancillada por los abundante chorros de semen.

Soraya sonreía ampliamente cada vez que uno de los chicos que rodeaban a su hermana soltaba una carga de espérame sobre ella, disfrutaba enormemente viendo como María era insultada por los chicos como una vulgar puta mientras ella no podía siquiera defenderse, la única forma de que aquello acabase era que Soraya lo ordenase y la mujer no dio por terminada la sesión hasta que los muchachos se corrieron otras dos veces cada uno, dejando a la mujer totalmente cubierta de semen.

-         Muchas gracias por vuestra colaboración chicos- dijo Soraya sonriendo a los muchachos después de mandar a su esclava a lavarse.

-         Muchas gracias a ti, nos hemos perdido el partido, pero creo que mereció la pena- respondió el muchacho líder del grupo.

María no tardó en regresar a la zona en la que su Ama le había obligado a prostituirse, había estado en uno de los sucios baños del parque durante 5 minutos, tiempo que había empleado para lavarse bien el pelo, que en aquel momento tenía chorreando y las zonas del cuerpo donde más semen se había acumulado; sus pechos su espalda y por supuesto su cara.

-         Creo que te has ganado la libertad con creces- dijo Soraya mientras conducía de nuevo hacia su casa donde Sheila debía de seguir calentando a David.

-         Gracias Ama- dijo la sumisa que no quería que su hermana cambiase de opinión por su falta de modales.

Una vez llegaron al barrio de Soraya se encaminaron hacia su domicilio, María ansiosa por llegar a la casa terminar con todo aquello y su hermana con la calma característica que tenía desde que se había convertido en Ama.

A Soraya le gustó lo que vio nada más entró en la casa, David estaba sentado en el sofá mientras Sheila estaba arrodillada con la cabeza entre sus piernas dándole largos lametones en los huevos que al muchacho no le producían más que dolor y frustración.

-         Veo que has hecho un buen trabajo, perrita- dijo Soraya sonriendo mientras acariciaba la cabeza de Sheila como si de una perrita se tratase.

-         Gracias Ama- dijo la sumisa.

-         Su madre ya ha comprado la libertad de ese perro, de ahora en adelante estaremos tú, otra perra que tengo y yo- dijo mientras sacaba de su bolso la llave del cinturón de castidad de su esclavo- aquí tienes María, ya dejas de ser mi esclava y David también- dijo Soraya haciendo entrega de la llave a su hermana.

-         Muy bien, pues entonces ya hablaremos- le dijo a Soraya- ¡Vístete y vámonos!- dijo María en tono imperativo a su hijo.

-         ¿Puedes abrirme ya el dispositivo de castidad, mamá?- preguntó el muchacho levantándose y acercándose a su madre para coger la llave.

-         Parece que las tienes muy hinchadas, mi niño- dijo María acercándose para ver el tono amoratado que habían tomado los testículos de David- ¿Hace cuanto que estás así?- preguntó el mujer agarrándole las bolas con cuidado.

-         24 días mamá- dijo el muchacho.

-         Debe de ser insoportable, pero más insoportable va a ser cuando te diga que no te vas a poder correr hasta dentro de un mes- David al oírlo abrió los ojos de manera exagerada.

-         Pero… ¿Por qué?- preguntó atónito.

-         He tenido que ser duramente humillada por arrancarte de las manos de tu tía, y no quiero que se vuelva a repetir, así que espero que con estos casi dos meses en castidad aprendas la lección.

-         No volveré a hacerlo pero por favor quítamelo, si no voy a reventar- pidió el muchacho per su madre rió.

-         Nadie revienta por estar dos meses sin correrse- dijo la mujer sonriente- y como me lo vuelvas a pedir añadiré una semana más- David calló al momento- Veo que lo comprendes, de ahora en adelante me vas a dar una vida mucho más cómoda, cariñín- dijo María acariciando la mejilla de su hijo- si no lo haces te volveré a enviar con Soraya y esta vez no haré nada por ayudarte, ¿está claro?

-         Sí mamá, seré bueno- dijo el chico sorprendido por la actitud de su madre.

-         Estupendo entonces vámonos.

David, obediente, siguió a su madre sin saber exactamente como sería su vida desde ese momento.

 

Fin

 

 

 

Quisiera agradecer la gran cantidad de comentarios, valoraciones y correos que he recibido sobre este y los demás relatos que he publicado en esta web.

 

PD. Para la gente que desee contactar conmigo que no lo haga por el msn ya que últimamente no tengo mucho tiempo y casi no me conecto, pero trataré de contestar lo antes posible si me mandáis un correo.

 

Un saludo y muchas gracias a todos por leerme.  

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