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Desvirgado vez en el club single.

en Hetero: Primera vez

Samuel miró a su hermano que conducía el coche por medio de la ciudad, sin saber el muchacho a donde se dirigían. Raúl, que era el que conducía, no le había querido decir su destino, lo único que le había asegurado era que aquella noche follaría.

Samuel que siempre había deseado que su primera vez no fuese con una prostituta, en aquella ocasión no protestó, ya tenía 20 años y aún no había hecho el amor con ninguna chica, con lo que el joven estaba bastante desesperado, y ya no le importaba que su primera vez fuese con una profesional.

-          No te voy a llevar a que lo hagas con una puta- dijo Raúl mirando de reojo a su hermano cuando este preguntó sobre su destino.

-          ¿A dónde me llevas entones?- preguntó el muchacho.

-          A un sitio donde las mujeres te van a ver como un plato de lo más apetecible.

Samuel miró a su hermano con duda, el chico no estaba excesivamente contento con su cuerpo: era bastante bajo, no más de 165 centímetros, delgadito, de piel morena, pelo corto y negro… aún así confió en su hermano y no realizó más preguntas hasta que este aparcó el coche en una calle bastante bien iluminada.

-          Bien, hermanito, ¿estás listo?

-          Supongo que sí, ¿ahora me vas a decir donde me llevas?- preguntó Samuel que no había dejado de pensar en el lugar donde iba a acabar.

-          A una fiesta de solteros y solteras- dijo Raúl con media sonrisa- yo vengo a veces, cuando no encuentro chicas de mi gusto en las discotecas, o cuando quiero alguna más madurita para que me haga experimentar cosas nuevas.

Samuel miró a su hermano sin poder creerle, si no fuera porque Raúl siempre había sido un buen hermano con él, estaba convencido de que lo odiaría por haberse llevado todos los genes buenos de la familia, su hermano mayor era un chico alto, de piel morena y perfecta, ya que a diferencia de Samuel a este el acné no le había apenas pasado factura, y casi siempre iba acompañado de alguna chica que hacía que el muchacho se pusiera verde de envidia.

-          ¿Me vas a llevar a follar con viejas?- preguntó Samuel.

-          No Samu, no creas que todas son viejas, son mujeres maduras y te puedo asegurar que te pueden enseñar muchas cosas- dijo Raúl comenzando a caminar.

-          Ya, pero las que estén buenas no querrán saber de mí- dijo el joven provocando la carcajada de su hermano mayor.

-          Al contrario mi querido hermano, vas a ser uno de los focos de atención, tu aspecto juvenil va a hacer que todas se te echen encima, ya lo verás- aseguró Raúl acelerando el paso.

Samuel, que no estaba en absoluto convencido de lo que su hermano le acababa de decir, no pudo disimular su nerviosismo cuando entró en el local. Al muchacho le costó un poco aclimatarse a la luz tenue de la sala de fiestas, en la que docenas de hombres y mujeres, la mayoría que superaban los 40 años, se movían de un lado a otro buscando la compañía de alguien del sexo opuesto.

Raúl, viendo la desorientación de su hermano agarró del hombro a este para llevárselo a la barra del bar, donde pidieron un par de cervezas que les sirvió una hermosa camarera de grandes senos, a los cuales Samuel no pudo resistirse a echar una larga mirada.

-          Eso está fuera de carta- le dijo Raúl con una sonrisa que provocó en sonrojo de su hermano.

-          Es una pena- comentó tratando de acomodarse a la situación y comenzar a buscar alguna de las maduras calientes de las que su hermano le había hablado.

Después de unos minutos en los que Samuel estuvo pensando en la forma más adecuada de abordar a alguna de aquellas mujeres se lanzó a la pista de baile, animado por su hermano, para comenzar a acercarse a los posibles objetivos.

Samuel quedó un tanto decepcionado cuando no se vio rodeado de las preciosas hembras que su hermano le había descrito, sino de mujeres o bien demasiado mayores o bien que físicamente no eran del agrado del joven. Pero aún así el chico no se rindió y continuó moviéndose por la sala en busca de alguna mujer que hiciese que su corazón se acelerase.

-          ¿Nada de momento?- preguntó su hermano que se había acercado a Samuel por la espalda para posarle una de sus manos sobre el hombro derecho.

-          Nada de nada, siento que estoy perdiendo el tiempo- dijo el chico mostrándose pesimista después de no solo no haber hablado con ninguna mujer, sino de ni siquiera haber divisado alguna con la que le gustaría tener su primera relación sexual.

-          Vamos hermano, no seas pesimista- dijo Raúl con una sonrisa en el rostro- lo que pasa es que pareces un poco perdido aquí y eso las mujeres lo notan, mira- dijo el chico agarrando por la nunca a su hermano para que este clavase su vista en la barra- que te parece la del vestido rojo.

-          Tiene buen cuerpo- comentó el chico asombrado por la capacidad de su hermano para captar a las mujeres.

Se trataba de una mujer de mediana estatura, pelo largo, negro y liso, de figura estilizada, que lucía un vestido de gran escote que la llegaba hasta un poco por encima de las rodillas.

-          Toma- dijo Raúl  metiéndole unos pocos billetes de su cartera en el bolsillo del pantalón vaquero de su hermano- acércate a ella seguro de ti mismo e invítala a una copa.

Samuel, haciendo acopio de todo su valor, avanzó rápidamente entre la gente para colocarse cerca de la mujer, notando como su corazón comenzaba a bombear sangre con más fuerza y frecuencia. El muchacho que ya tenía muchas dudas sobre lo que estaba haciendo sin necesidad de que la mujer le mirase se quedó en blanco cuando esta clavó sus intensos ojos castaños en los ojos verdes de Samuel.

-          ¿No eres muy jovencito para frecuentar esta clase de locales?- preguntó la mujer sonriendo al muchacho, al ver el rostro indeciso de este.

-          Sí, ya me he dado cuenta- comentó Samuel pensando en que podía decir más- ¿te apetece tomar una copa?

-          Sí, muchas gracias- dijo la mujer acercándose al muchacho para darle un par de besos en las mejillas- me llamo María.

-          Yo soy Samuel- se apresuró a contestar contento de haber captado la atención de la mujer tan fácilmente.

Pese a que el joven no pudo evitar tartamudear un poco en sus primeras respuestas, una vez pasado aquel trago la conversación entre Samuel y María se desarrolló con normalidad. Contándole esta que trabajaba en una empresa de trabajo temporal, que estaba divorciada desde hacía 4 años y que vivía sola en un piso céntrico, cercano al local en que se encontraban. Samuel, por su parte, a parte de pensar en que si todo marchaba bien quizás podría ir con ella a ese piso, le contó que estaba estudiando derecho, que iba por su segundo año de carrera y que estaba buscando trabajo para también ir ganando dinero y hacerse independiente.

-          ¿Y quien te ha hablado de este sitio, Samuel?- preguntó la mujer tomando un sorbito a su copa.

-          Mi hermano me ha traído sin saber a donde venía- confesó el muchacho para hacer soltar una risita a la mujer- aunque ahora me alegro mucho de que me haya traído.

-          ¿Te gustan las vistas?- preguntó la mujer de repente agarrándose los senos por debajo y levantándolos para destacar aún más su prominente escote.

-          Perdón- dijo Samuel desviando la vista, ya que sin poder evitarlo no había parado de mirar los pechos a su compañera de barra. María soltó una carcajada.

-          Vamos, no seas tonto, estás actuando como cualquier hombre- dijo la mujer agarrando la mano derecha de Samuel para llevarla lentamente a sus calientes y suaves senos- ¿para que te crees que me he puesto este escote si no es para que algún chico se me acerque?

-          Es un cebo muy tentador- dijo el chico sintiendo como su ritmo cardíaco aumentaba al tiempo que sentía como su miembro comenzaba a hincharse.

-          Creo que esta noche vas a ser mi presa- dijo la mujer acercándose más al muchacho, pegando sus medianos y firmes pechos sobre los pectorales de Samuel y dándole un suave beso en los labios, en el que la mujer acabó metiéndole la lengua en cuanto Samuel abrió un poco los labios.

-          Será un placer ser devorado por tan hermosa depredadora- dijo el chico después de la impulsiva reacción de su acompañante.

Después de un par de cervezas más por parte de Samuel, y una copa que consumió María, la mujer le sugirió que saliesen de la sala para pasar la noche en un hotel que había justo delante del local. Samuel que había estado pensando en la forma más sutil de sugerirlo aceptó al momento, feliz de que fuese la mujer que la sacara el tema sin ningún tapujo.

María se agarró al brazo derecho de su joven amante para aquella noche, mientras este con el izquierdo levantaba el pulgar de su mano izquierda para que su hermano supiese que había conseguido ligarse a la mujer con la que había entablado conversación.

Una vez fuera del local tan solo tuvieron que cruzar la oscura calle para encontrarse en la recepción del hotel, en el que tuvieron que esperar a que un par de parejas que estaban delante de ellos recibieran las llaves de sus habitaciones.

-          ¿Puedes pasar la noche entera fuera o te espera alguien en casa?- preguntó María a Samuel.

-          Puedo estar toda la noche contigo- dijo el muchacho encantado de la predisposición de su acompañante.

El recepcionista, que parecía acostumbrado a las dispares parejas que salían del club que había delante, cogió rápidamente el billete de 50 euros que María le tendió, para entregar a esta la llave de una de las habitaciones de su negocio.

Samuel en el ascensor no puedo resistirse a volver a meter mano a los hermosos pechos de María, la cual se dejó hacer y tan solo lo reprendió con una pequeña sonrisa, instándolo a que esperase un poco más.

Una vez en la habitación la mujer comenzó a quitarse la ropa con parsimonia, sabiéndose deseada por su acompañante, que se desnudó de manera integral en tan solo un minuto.

La mujer dejó caer su vestido hasta sus tobillos, quedando en ropa interior y luciendo las hermosas curvas de sus medianas caderas y sus senos, que se veían favorecidos por un sujetador que los juntaba y alzaba ligeramente.

María se descalzó de sus zapatos de tacón para avanzar hacia Samuel, estando de aquel modo a la misma altura que su desnudo amante, en el que destacaba que tenía un cuerpo bastante fibrado, de piel clara y un pene que en aquel momento estaba a punto de explotar.

-          Parece que te machacas el cuerpo en el gimnasio- dijo la mujer pasando su mano por el duro y marcado pecho de Samuel, para bajar por su abdomen hasta agarrar el gran glande rosado de su amante, que coronaba una polla de medianas dimensiones, pero de un grosor superior a la media.

Samuel, que estaba bastante nerviosos ante su primera vez, no fue capaz de agarrar a la mujer para llevarla por donde él deseaba, en su lugar fue esta la que se hincó de rodillas en el suelo para comenzar a chupar la verga del muchacho.

Un torrente de sensaciones placenteras invadió el cuerpo de Samuel que no pudo retener sus gemidos de placer, al tiempo que acariciaba la suave melena de pelo negro de su amante que se afanaba por estimular la erecta polla que tenía entre sus labios.

El joven trató de parar a la mujer cuando sintió que estaba a punto de correrse, pero María lo ignoró por completo y continuó hasta hacerlo eyacular, llenando su boca de esperma.

-          ¿Tan pronto te viniste?- preguntó la mujer alzando la cabeza una vez tragó el semen- es tu primera vez ¿verdad?- preguntó la mujer levantándose y viendo un ligero asentimiento en el muchacho- No pasa nada, es normal que te hayas  venido tan pronto- le excusó la mujer agarrándole de la mano- vamos, te enseñaré algunas cosas, no vas a ser al primero al que desvirgo.

María se subió a la cama de un salto y gateó por ella hasta llegar a la almohada, colocó su cabeza sobre esta e indicó a su amante que se acercara. Samuel no tardó en obedecer y se lanzó sobre el cuerpo de la mujer, para comenzar a besarlo y lamerlo, tratando de recuperar la erección que tan fácilmente había perdido.

María, que sentía que el muchacho pese a no tener experiencia trataba de esforzarse lo máximo posible por complacerla, decidió darle un premio y desprenderse de su sujetador. El joven alzó la vista en cuanto vio que los hermosos pechos de su amante quedaban liberados y se lanzó sobre ellos. Samuel posó sus manos sobre los calientes y suaves senos de María, que estaba acabados en unos pezones de tamaño medio muy picudos que el chico no tardó en apresurarse a probar, provocando los gemidos de la mujer.

María se congratuló de haber hecho eyacular al muchacho lo primero de todo, ya que gracias a aquello Samuel, a diferencia de la mayoría de los amantes jóvenes con los que acostumbraba a tener relaciones, no estaba deseoso de aliviar su tensión sexual, de forma que este podía centrarse en su amante y en seguir las instrucciones de esta para que le diese placer mientras el joven recuperaba su erección.

-          ¿Te apetece comer el coño de esta madurita?- preguntó María juguetona tirando un poco del pelo del muchacho para que este dejase de ensalivar sus senos.

-          Será un placer- dijo el muchacho que poco a poco notaba como su erección volvía a resurgir.

Samuel se deslizó por el cuerpo de la mujer hasta que su rostro quedó a la altura del sexo de María, el muchacho tiró lentamente del tanguita que cubría la zona íntima de su amante, dejando esta a la vista del joven. Samuel aspiró profundamente para percibir el perfumado aroma del sexo de la mujer, para a continuación hundir su rostro en la depilada y húmeda vagina de medianos labios rosados.

María gimió de placer mientras que con sus manos se dedicaba a acariciar sus picudos pezones, provocando que las sensaciones placenteras se viesen multiplicadas.

Samuel, al escuchar el entusiasmo de su compañera de cama, prosiguió lamiendo aquel sexo de arriba a bajo con más ímpetu si cabe, notando como los fluidos que aquella húmeda vagina producía comenzaba a empapar su rostro.

-          Veo que se te está poniendo dura de nuevo- dijo María estirando su pie derecho y acariciando con él, primero los testículos de su amante y después el tronco de su gruesa polla- por eso adoro hacerlo con jovencitos, os reponéis muy rápido de la primera corrida

La mujer poco a poco fue cambiando la posición en la que en aquel momento estaban para acabar siendo de nuevo ella la que chupase la verga de Samuel, en aquella ocasión con mucha más lentitud que la primera vez y utilizando también sus senos, cosa que al muchacho le volvió loco.

-          ¡Quiero metértela!- dijo el muchacho jadeando de gusto.

-          ¿Por donde me la quieres meter?- preguntó María alzando la cabeza para mirar directamente a su amante, con restos de líquido pre-seminal sobre la comisura de sus labios.

-          Me gustaría por los dos lados, por el culo y por el coño, ir alternando- dijo el muchacho contento de poder probar tantas cosas en su primera vez.

-           Muy bien- dijo la mujer gateando por la cama para dejar libertad de movimientos a su amante- pero para eso vas a tener que lubricarme muy bien.

Samuel, conforme con aquel trato, se incorporó para colocarse a la espalda de María y separar las nalgas de esta para comenzar a lamer su ano con deseo. La mujer, que esperaba algún reparo por parte del joven se dejó caer sobre la colcha que cubría la cama, dejando su culo bien arriba para que sus movimientos no perturbasen la buena predisposición de su amante.

-          No hace falta que busques preservativos- le dijo la mujer sonriendo después de unos segundos en los que dejó de notar la lengua de su amante, ya que este estaba buscando sus pantalones- tomo la píldora.

Samuel encantado con poder hacerlo a pelo, y sin pensar en que aquella mujer pudiese tener algún tipo de enfermedad de transmisión sexual, agarró las caderas de María y apuntó su miembro sobre el sexo de esta, para de un solo empujón meterlo por completo, mientras que escupía en el ano que tenía delante para juguetear con él con sus dedos e ir dilatándolo.

María gimió de placer a cada embestida, ciertamente no sentía tanto como expresaba, pero ya que era la primera mujer con la que Samuel se acostaba esta deseaba que el muchacho se llevase un recuerdo inolvidable.

Samuel, animado por la predisposición de su amante, y queriendo comparar la cálida y húmeda vagina de María con su ano, se levantó sobre la cama y apuntó su verga sobre el ano de esta cuando consideró que estaba lo suficientemente dilatado. Samuel, que avisó a su amante de lo que iba a hacer, empujó su pene al interior de la mujer cuando esta le dio el visto bueno, provocando una exclamación de placer inmenso en el chico cuando sintió como su verga era oprimida con mucha más fuerza que cuando la penetraba por su sexo.

A María, a la que el sexo a anal le agradaba, no tardó en comenzó a mover las nalgas con energía para que las penetraciones del chico fuesen más y más profundas.

La mujer soltó un gemido de protesta cuando sintió como la verga que la estaba llenando su agujero trasero salió por completo, para a continuación sentir las manos de Samuel sobre sus caderas ejerciendo una fuerza que la mujer no esperaba y con la que el muchacho logró voltearla quedando esta tumbada boca arriba, mirando a su amante para saber que intenciones llevaba.

-          Quiero que me cabalgues- dijo el muchacho un poco jadeante por el esfuerzo- quiero verte la cara cuando me corra y poder jugar con tus tetas- la mujer al oír la petición tan directa sonrió y se incorporó.

-          Claro cariño, túmbate-Samuel contento de lo atenta que era la mujer se echó sobre la cama- pero antes tenemos que limpiar bien tu pollón- dijo María comenzando a lamerlo y mirando a Samuel de forma lasciva.

La experta mujer sacó su lengua para pasarla desde los testículos de Samuel hasta el glande de su verga una y otra vez, sintiéndose alagada ante los gemidos de placer que el muchacho soltaba cada vez que la lengua de María acariciaba el hinchado y rosado glande de su acompañante.

Cuando la mujer dejó la verga totalmente limpia y erecta gateó lentamente hasta colocar su trasero sobre el abdomen del muchacho para desde allí mirarlo con una sonrisa pícara, agarrarle suavemente las manos y llevárselas a sus pechos, los cuales el chico comenzó a acariciar encantado, centrándose en los picudos pezones de la mujer.

Samuel soltó un gemido de placer cuando casi sin darse cuenta se encontró con María ensartada en su verga, comenzando a mover sus caderas con delicadeza para proporcionar placer a ambos.

-          ¡Más rápido por favor, que aún me queda mucho para correrme!- pidió el muchacho que había notado como la mujer se contenía a la hora de botar sobre él por temor a que eyaculase demasiado pronto.

-          Como quieras, encanto- dijo agarrando las muñecas de su amante para llevarlas desde sus senos hasta sus caderas- marca tú el ritmo, amor.

El muchacho encantado de escuchar aquellas palabras comenzó a ejercer fuerza sobre las caderas de la mujer, para que esta botase con mayor ímpetu sobre su verga. María tan solo necesitó una docena de saltos para adaptarse a la velocidad que a ambos agradaba, pudiendo las manos de Samuel volver a acariciar el cuerpo María.

-          ¡Si que tienes aguate, cabrón!- dijo María que no podía evitar soltar esa clase de palabras cuando sentía que el orgasmo estaba cerca.

-          Eso parece- dijo el muchacho orgulloso de estar haciendo sudar a una mujer tan experta como María- acércate- dijo el muchacho tirando de los pezones de la mujer para estirar un poco el cuello y poder chuparlos y morderlos con suavidad.

-          ¡Joder, estoy empezando a pensar que no es tu primera vez!- exclamó la mujer encantada con la habilidad de su amante y moviendo sus caderas con más ímpetu.

A María tan solo le hizo falta un par de minutos más para sentir como el muchacho comenzaba a jadear más y más y como esto desembocaba en sentir en su interior una gran descarga de esperma, ante lo que la mujer, que estaba muy cerca de correrse, comenzó a saltar sobre la verga del muchacho mientras notaba que esta se convulsionada dentro de ella, señal inequívoca de que tan solo le quedaban unos segundo antes de que la dura pieza de carne que tenía en su interior comenzarse a ponerse pequeña y blanda.

La mujer gimió de gusto y de alivio cuando, después de acariciarse con la mano derecha un poco el clítoris, sintió como sus fluidos abandonaban su vagina empapando así la verga que tenía en su interior, la cual salió mermada y cubierta de un líquido traslúcido que María se apresuró a limpiar con su lengua.

-          Me encanta el sabor de mi corrida combinada con la de un macho- dijo la mujer sonriendo al extasiado muchacho, para a continuación deslizarse sobre la cama hasta quedar sobre él, con sus medianos pechos aplastados contra sus pectorales y quedando así cara a cara- ¿has disfrutado de tu primera experiencia?

-          Ya lo creo- dijo el muchacho- ¿lo podremos repetir en otra ocasión?- preguntó el chico que en aquel momento no se veía con fuerza para repetir.

-          Ahora mismo si quieres, cielo - dijo la mujer sonriendo y plantándole un beso en los labios.

 

*****************

María se despertó antes que Samuel, cuando el sol salió, y abandonó la cama para coger su móvil y mandar un mensaje de texto:

 

Raúl, acabo de despertar, ha sido una noche intensa de muchos orgasmos. A ver cuando nos hacemos un trío con tu hermano.

Besitos.

María.

 

Una vez comunicó aquello a su amante habitual dejó de nuevo su móvil en el bolso y volvió a tumbarse junto a Samuel, que permanecía exhausto después de las 5 descargas de esperma que había soltado la noche anterior.

Agradeceré comentarios y sugerencias tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com   

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