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Irene la luchadora 5: estreno.

en Dominación

-         ¿Qué haces aun estudiando?- preguntó Xana, que apareció por la espalda de Irene, para posar sus manos sobre los pechos de la joven que se sobresaltó un poco pero después se dejó tocar.

-         Tengo que estudiar- dijo la chica, que pese a que se encontraban en un hotel de Gerona, localidad donde se iba a celebrar la lucha, Irene había decidido llevarse sus libro para poder estudiar durante el tiempo que tuviese libre.

-         Te he llamado por el móvil pero me ponía que lo tenías apagado- dijo la asiática que iba vestida con una falda corta y una blusa semiabierta.

-         Sí- respondió Irene cerrando el libro sabiendo que no iba a poder seguir estudiando con Xana allí- lo tenía apagado para que mis compañeras no me molestasen, normalmente antes de un examen solemos estudiar juntas y como esta vez no puedo por motivos “laborales” están un poco pesadas.

-         Diles que te has ido con tu novia a pasar el fin de semana- dijo Xana mordiendo el cuello de Irene- te puedo dejar marquitas por tu cuerpo para que no tengan dudas de que estuviste ocupada.

Irene rio mientras se dejaba hacer por Xana. Realmente le gustaba que aquella atractiva y atlética asiática se sintiese tan atraída por ella, pero aún con los esfuerzos de Xana Irene no podía olvidar para que había ido a aquella ciudad.

Pese a que la novata luchadora había insistido a Xana sobre la gran cantidad de cosas que debía estudiar aquel fin de semana, la asiática había logrado imponer su opinión ofreciendo a su alumna viajar a la ciudad un día anterior, para relajarse, hacer turismo, comer en sitios diferentes… todo pagado por Xana. Cuando Irene escuchó que su entrenadora estaba dispuesta a pagarla todo aquello para que ella estuviese más relajada la joven se emocionó un poco y no dudó en aceptar la oferta de buen grado. Habiéndola dado las gracias la noche anterior como era debido, con una noche de sexo excepcionalmente larga y placentera.

Irene notaba perfectamente que Xana cada vez estaba más prendada de ella y aunque a ella también poco a poco se estaba sintiendo atraída por Xana, era evidente que los sentimientos de la asiática era mucho más fuertes que los suyos.

Pese a que la joven, debido a su precaria situación económica, ya que al no haber realizado aún ni un combate no había recibido ingresos, no intentó engatusar a Xana para que la permitiese vivir con ella. La chica tenía miedo a fastidiar la relación que estaban comenzando a forjar al poder hacer pensar a Xana que solo era cariñosa con ella por su solvencia económica.

-         Bueno bonita, ve cogiendo tu bolsa de ropa que tenemos que ir para el polideportivo- dijo Xana quitándose de encima de Irene .

-         ¿No podemos acabar antes lo que has empezado?- preguntó Irene que estaba totalmente excitada.

-         No, así durante la pelea estarás excitada y ansiosa de acabar- dijo la mujer mientras se peinaba un poco su melena de pelo negro y liso- En cuanto ganes a tu rival te haré acabar, pero solo si ganas- le avisó.

Irene hinchó sus carrillos como si fuera una niña pequeña, pero acabó sonriendo. No porque tuviera el convencimiento de que fuese a ganar fácilmente, sino porque sabía que Xana no podría mantener su palabra, y estaba segura de que aunque perdiese esta le daría una buena noche de sexo lésbico.

 Aunque el local en el que se iba a celebrar la pelea no estaba demasiado lejos de su hotel, Xana decidió sacar su vehículo del garaje para ir hacia allí. Durante el trayecto el corazón de la joven luchadora comenzó a latir de forma más intensa, debido a los nervios que le producía aquella nueva situación, para la que se había estado preparando durante semana, pero para la que al parecer toda preparación era poca.

Tan solo cinco minutos después de montar en el coche las dos chicas tuvieron que bajar, ya que el lugar donde se celebraría la pelea estaba ante ellas. Al igual que la lucha a la que habían asistido hacía una semana, el lugar donde se iba a celebrar era un pequeño polideportivo de la ciudad.

Marisa se acercó a ellas en cuantos las vio salir del vehículo y dio un par de besos en las mejillas a Irene en cuanto la agarró. La mujer llevaba un largo vestido rojo, de textura sedosa y que se ajustaba perfectamente a su exuberante figura, estando los pechos de la mujer perfectamente alzados y apretados el uno contra el otro, dando una imagen muy sexy de su mánager.

-         ¿Qué tal estás, Irene?- preguntó la mujer realmente interesada- ¿Muy nerviosa?

-         No- mintió la chica tratando de sonar serena- no mucho- aclaró la chica.

-         ¿Te parece que vayamos ya a maquillaje?- preguntó la mujer atrapando el brazo de su joven luchadora con el suyo para caminar hacia la zona de maquillaje.

A cada paso que daba Irene se iba encontrando un poco más insegura y tan solo que Marisa la mantuviese agarrada y tirando suavemente se su brazo hacía que no se parase en seco para reflexionar acerca de lo que estaba haciendo. Xana por supuesto también fue un gran apoyo para la novata que la estuvo animando durante todo el camino asegurándole que iba a ganar y dándole los mejores consejos para relajarse.

Durante la cerca de media hora que estuvo en la sala de maquillaje la muchacha se relajó bastante, ya que la maquilladora con la que estuvo era bastante abierta y no tardó en comenzar a hablar con ella a cerca de lo guapa que la iba a dejar, además de tranquilizarla asegurándole que nadie la reconocería cuando saliera de la sala.

-         Ni siquiera tu mánager te va a reconocer- dijo la chica en broma cuando terminó su trabajo y la colocó delante de un espejo para que se viese.

Irene quedó agradablemente sorprendida cuando se vio ante el espejo. La maquilladora había cambiado su peinado de pelo ruio, normalmente liso, por uno mucho más voluminoso, pero que igualmente la sentaba bien. Su rostro estaba ligeramente más oscuro que su tono habitual y su mirada se veía bastante cambiada por la oscura sombra de ojos que había empleado en ella. Además sus carnosos labios destacaban en su rostro con un rojo intenso, lejos de su color rosa claro natural.

-         Sí que me has dado un buen cambio- dijo Irene sonriendo, le gustaba aquel nuevo aspecto.

De repente Xana abrió la puerta de la habitación donde se encontraban. Su entrenadora se había cambiado de ropa, poniéndose un vestido largo y negro, pero a diferencia del de Marisa este era algo más holgado y menos provocativo que él de su mánager.

-         Ve preparándote para salir a calentar, Irene- le dijo la mujer clavando su mirada de ojos ligeramente rasgados en el rostro de su discípula- vaya cambio te han dado- comentó guiñándola un ojo y despareciendo de detrás de la puerta.   

El corazón de Irene volvió a bombear con fuerza cuando una vez se puso su bikini de color rojo y sus zapatillas deportivas salió del vestuario. El pasillo en el que apareció era bastante silencioso, lo único que se podía escuchar de manera medianamente clara era un murmullo al final del pasillo.

-         Vamos Irene, que el público se impacienta- dijo Marisa, que estaba esperándole junto a la otra luchadora y su mánager, un hombre alto y vestido de traje. Pero la vista no pudo evitar ir sobre la mujer que acompañaba al hombre, su rival de aquella noche.

Irene ya tenía información sobre ella, proporcionada de forma eficiente por Xana. El nombre de aquella luchadora era Dulce y era originaria de Venezuela. Irene había visto el cuerpo de aquella mujer en foto, pero verla en vivo la sorprendió, pese a que tenía ya 35 años la mujer los llevaba realmente bien, era un poco más alta que ella, de piel morena, pelo largo, castaño y ligeramente ondulado y una talla de pechos algo más grande que la de Irene.

La novata se quedó mirando al rostro de la mujer esperando que esta le dijese algo, si bien iba a salir a pelear con ella para dar un espectáculo, la agradaba más la idea de tener buenas relaciones con sus rivales que ser sus enemigas tanto dentro como fuera del círculo de pelea.

-         ¿Tú que miras? – preguntó con tono enojado la venezolana.

-         No, nada- dijo Irene sorprendida, girando la cabeza al momento.

Marisa dio un azote suave a las nalgas de Irene para que esta comenzase a avanzar a la par que su rival. La gente en cuanto vio como las dos luchadoras se acercaban al círculo de pelea comenzó a jalearlas. Irene alzó la cabeza para ver la gran cantidad de gente que estaba esperándolas, con total seguridad entre 200 y 250 personas, pero lo que realmente deseaba ver era la posición de Xana.

Tal y como su entrenadora personal le había indicado, Irene comenzó a realizar ejercicios de calentamiento, procurando mostrarse lo más sexi posible ante el público. La joven se sentó sobre el mullido círculo de pelea y comenzó a separar sus piernas, lo más que la fue posible, formando estas un ángulo de unos 140 grados, apertura muy superior a la que era capaz de realizar cuando comenzó sus entrenamientos con Xana.

A Irene le agradó mucho darse cuenta de que la mayoría de las miradas del pabellón se las estaba llevando ella y no su rival, lo que la motivó a volverse un poco más atrevida y subirse su braguita para que esta quedara entre sus labios vaginales.

-         Que guarra eres cuando te dan un poco de atención- dijo la voz de Xana a su espalda, sorprendiendo a Irene que se giró hacia ella. Sin saber muy bien como su entrenadora acababa de aparecer para sentarse en una de las sillas VIP.

-         ¡Xana!- dijo Irene sorprendida- ¿Vas a ver la lucha desde aquí?- preguntó.

-         Sí, pero no pares, les estás encantando- dijo la mujer sonriendo- Tienes que hacerte popular para poder seguir peleando, no solo se buscan luchadoras hábiles, sino también calientes.

-         ¿Esto te parece lo suficientemente caliente? – preguntó la chica llevándose las manos a la espalda y desabrochando ligeramente su sostén, para a continuación apoyar sus pies sobre el suelo y estirar su torso hacia atrás para apoyar sus manos en la lona, formando un puentecito con su cuerpo.

Como la muchacha esperaba después de haber manipulado la cuerdecita de su sujetador, este acabó por desatarse, aunque Irene no hizo nada hasta que su sostén comenzó a caerse por su lado derecho. Los espectadores suspiraron al verlo, lamentando que Irene no hubiese seguido en aquella postura sin sujetador, pero la muchacha les dedicó una radiante sonrisa mientras se sujetaba el sostén con las manos sobre sus pechos.

La muchacha estaba sorprendida de lo atrevida que se estaba mostrando, pero ella sabía porque lo estaba haciendo. Desde el momento en el que se había visto maquillada la preocupación de ser descubierta por algún conocido había desaparecido por completo y ya lo único que le preocupaba la pelea, aunque como Marisa ya le había dicho más que en ganar o perder en lo que debía centrarse era en gustar a los espectadores, especialmente a los VIP.

-         ¿Alguien me puede ayudar a abrocharme esto?- preguntó la chica no tardando en ver la mano alzada de uno de los espectadores VIP. Se trataba de un hombre alto, de unos 45 años, vestido de traje al que Irene se acercó corriendo dando saltitos.

-         Siéntate guapa- le indicó golpeándose en las rodillas. La muchacha sonrió al hombre, tenía un rostro bastante atractivo con lo que separó sus piernas para apoyar sus nalgas sobre el regazo del hombre.

-         Átemelo bien, por favor, no quiero que la otra luchadora me lo quite- dijo moviendo su trasero suavemente mientras sentía como el hombre ataba con fuerza el cordel de su sujetador.

-         Tranquila, no creo que pueda desatarlo fácilmente- dijo pasando su mano por los costados de la chica hasta llegar a los pechos de esta, a los que agarró y sopesó un poco- Creo que está bien atado.

-         Está bien que lo compruebe- dijo la joven sin mostrarse molesta por aquel gesto, sonriendo un poco para sí, ya que se imaginaba sí que alguien fuera de aquel contexto se le ocurría meterla mano de forma tan descarada lo mínimo que se llevaría sería una buena bofetada.

Irene se levantó del regazo del caballero que le había ayudado a ponerse el sostén cuando vio como Marisa reclamaba su presencia. La chica caminó un poco nerviosa cuando vio el rostro serio de su manager, pero se relajó cuando la vio una tímida sonrisa.

-         Veo que te estás desenvolviendo mejor de lo que esperaba, lo estás haciendo bien y gustando a la gente- la felicitó- ahora os van a presentar- indicó señalando a la mujer árbitro de la noche, una mujer alta, de piel morena, pelo largo y castaño y de cuerpo bastante voluptuoso tanto en caderas como en pechos- una vez os encontréis os retáis un poco delante del público para caldear los ánimos y después peleas lo mejor que sepas, como Xana te ha enseñado.  

-         Vale- dijo Irene, que sorprendiéndose a sí misma ya que estaba deseando comenzar. 

Irene no pudo hablar más con su mánager ya que la mujer árbitro ya había agarrado un micrófono y no tardó en comenzar a presentar a las dos contendientes.

-         A mi derecha, con bikini azul, tenemos a una de nuestras clásicas luchadoras, con casi 50 combates a sus espaldas con un cómputo de 19 victorias y 27 derrotas, procedente de Venezuela, con 35, 172 centímetros de altura y un peso de 65 kilos, tengo el placer de presentarles a… ¡Dulce!

La venezolana fue dando saltitos hasta el lugar donde estaba la jueza de la pelea, dando un par de salto más delante del público para que estos vieran como sus pechos botaban, tratando así de caldear los ánimos, lo que a Irene no le pareció mal ya que ella había estado haciendo lo mismo durante los minutos previos a la pelea.

-         A mi izquierda tenemos una luchadora totalmente opuesta a Dulce, pero con muchas ganas de pegar fuerte en nuestro circuito de lucha- anunció la mujer señalando a Irene y llevándose esta todas las miradas- Proveniente de Barcelona, con 21 añitos y una altura de 167 centímetros y 60 kilos de peso, tengo el placer de presentarles a la luchadora del bikini rojo que debuta esta noche… ¡Irene!

Tal y como había tratado de sembrar durante el tiempo de calentamiento, la muchacha se llevó una calurosa ovación por parte de los espectadores, cariño que la joven trató de devolver levantando los brazos y saludando mientras se acercaba dando saltitos a su rival.  

-         Te voy a aplastar, rubita- le dijo Dulce tratando de provocarla.

-         No lo tengas tan claro, con tantas peleas ya va siendo hora de que te retires- dijo la joven tratando de mostrarse firme.

-         Sabes, no me he depilado el coño para que te jodas y se te llene la boca de pelos- dijo la venezolana soltando una risita.

-         Tranquila, para lo que vas a hacer después de la pelea no me importa que lo tengas con pelo- dijo la chica, no tardando las dos en comenzar a empujarse.

La jueza no tardó en separarlas e indicarlas que se colocaran dentro del círculo. Irene se colocó cerca de la zona donde estaba Xana, recibiendo de la asiática un último consejo “no tengas prisa, lucha con la cabeza, restriégate mucho con ella para que la gente no se aburra y cuando esté cansada derrótala”- le dijo rápidamente, haciendo Irene un ligero asentimiento de cabeza para que supiera que lo había oído.

Las manos de las dos luchadoras comenzaron a atacar el cuerpo de la otra tratando de arrebatarla el sostén a la rival pero como era obvio aquel no iba a ser tan fácil. Irene se dio cuenta casi desde el inicio que ella contaba con más fuerza física y resistencia que su rival, pero Dulce contaba con mucha experiencia, con lo que tenía una habilidad muy superior a la de la joven a la hora de moverse por el ring, lo que hizo que llevase a Irene hasta su terreno y lograse sacarla del círculo de pelea hasta en tres ocasiones.

Una vez consiguió llevarse los primeros puntos a su marcador, Dulce se colocó en el centro del círculo, teniendo que dirigirse Irene hacia allí, ya que consideraba que en esa zona tendría ventaja y no le costaría mucho lograr doblegar las fuerzas de la luchadora venezolana. Pero se volvió a equivocar y se encontró con que su rival tenía más fuerza que la que mostraba al inicio, con lo que logró hacer caer a Irene dos veces sobre sus pechos y una sobre su espalda, alejándose cada vez más en el marcador.

Por si aquello fuera poco aquella luchadora peleaba bastante sucio y cada vez que veía que podía no ser descubierta clavaba las uñas en la espalda o en las nalgas de la joven o arañaba los costados de Irene, haciéndola gritar, y no tardando parte del público en comenzar a abuchear a Dulce, ya que estos podían ver el juego sucio que la mujer árbitro desde su posición no podía ver.

-         Tranquila Irene, queda mucho tiempo- le dijo Xana a media voz cuando la muchacha se movió por la zona en la que estaba sentada su entrenadora.

Irene volvió a encararse con Dulce al momento, tratando de respirar tranquila, sabía que su futuro como luchadora no dependía de aquella pelea, pero no estaba dispuesta a perder con una tramposa, así que trató de ver la situación de la forma más optimista posible, cierto era que la ventaja que tenía Dulce sobre ella, a nivel de punto estaba siendo cada vez más importante, pero también se dio cuenta de que mientras que ella apenas había roto a sudar la venezolana ya estaba transpirando de manera evidente.

En cuanto estuvo tan solo a un par de metro de su rival Irene pudo ver como abría bien sus manos para lanzarla una bofetada con la derecha. Irene recibió la bofetada de llenó y se llevó la mano a la mejilla enrojecida, lanzando una bofetada a su rival, pero esta fue mucho más lenta y Dulce fue capaz de esquivarla con facilidad. Irene se movió de forma torpe después de aquel golpe y recibió un par de bofetadas más, hasta que finalmente hizo un movimiento rápido para esquivar el golpe y pegó un buen puñetazo en la tripa de Dulce.

Irene, que sabía que aquella era la única zona en la que podía golpear con el puño cerrado sin ser sancionada, sintió un gran placer a la hora de golpear el relajado abdomen de su rival, notando como su puño se clavaba en el estómago de la luchadora experta. Irene nunca había golpeado así a nadie, no se le había ni siquiera pasado por la cabeza dar un golpe así a Xana durante su entrenamiento, pero realmente le encanto. El haber fingido que era más lenta de lo que en realidad era había servido muy bien, ya que Dulce había bajado la guardia y apenas había puesto interés en su defensa, ya que golpear un puñetazo en alguna otra zona del cuerpo de su rival la habría supuesto una sanción importante por parte de la jueza y casi seguro acabar perdiendo el combate.

Dulce quedó doblada ante Irene, que al momento llevó sus manos a la espalda de la dolorida luchadora para quitarla el sujetador, quedando al aire sus sobresalientes pechos, que no pudo ver ya que la mujer caminó inclinada tratando de recuperarse, con los brazos sobre su tripa. Pero Irene no estaba dispuesta a dejarla escapar, después de padecer durante el combate no iba a permitir escapar su primera posición de ventaja y corrió sobre la punta de sus pies para ser aún más sigilosa y trabar con una de sus piernas las de Dulce, haciéndola caer.

La venezolana cayó fuera del círculo, lo que sumó un par de puntos más para Irene. El público gritó emocionado cuando vio como Irene agarraba del pie a Dulce para devolverla al círculo. La joven pensó que su rival se iba a revolver de alguna forma, pero al parecer estaba aún recuperando fuerzas después del puñetazo. Aun así Irene no se confió y agarró a su contrincante de las muñecas, para sentarse sobre su dolorida tripa.

Irene que estaba aún bastante enfadada por los arañazos que había sufrido, estando estos fuera del reglamento, se dejó caer sobre el abdomen de Dulce, haciéndola gemir un poco de dolor y aprovechando aquel momento para dejar de sujetar los brazos de su contrincante con las manos y hacerlo con sus pies, quedando sus manos libres para atender otros asuntos.

Dulce tenía unos pechos dignos de admiración, eran grandes, redondos, quizás un poco blanditos y también muy suaves, además estaban coronados con unos pezones grandes y marrones que Irene no dudó en estrujar y retorcer con la esperanza de hallar ahí un punto débil, pero lejos de ser sensibles aquellos pezones eran bastante resistentes. Pero aunque no hubiese encontrado su punto débil aquello no era un problema ya que Dulce seguía sin ser capaz de liberarse de la traba a la que estaba siendo sometida y pese a que sabía que la jueza de la pelea no tardaría en ordenarla que se levantase de su rival, Irene siguió amasando con fuerza los pechos de Dulce haciendo que esta gimiese de dolor si oprimía en el sitio correcto.

La luchadora novata quedó un poco sorprendida ya que tuvo mucho tiempo para castigar los grandes pechos de la venezolana, además de darla una media docena de bofetadas en venganza por las que había sufrido anteriormente. Pero no fue hasta después de muchos segundos que la jueza decidió que Irene se quitase de encima, con el consiguiente enojo del público, al que le estaba agradando mucho la llave que Irene estaba empleando para inmovilizar a su rival y el castigo que estaba dándole.

Después de tantos golpes Dulce se levantó un tanto aturdida, por lo que Irene no tuvo permiso de la mujer árbitro para acercase hasta que la venezolana se hubo recuperado un poco. Irene se acercó con el puño cerrado y mirando con una sonrisa a su rival, que al ver como se acercaba cada vez más a su tripa puso sus brazos sobre su estómago para no ser dañada de nuevo en la misma zona, pero Irene en ningún momento tuvo intención de castigar el abdomen de su contrincante, aquello solo fue un maniobra de distracción para darla una potente y sonora bofetada que hizo levantarse al público de sus asiento, aumentando los gritos de los espectadores cuando la joven agarró la muñeca de la luchadora morena para retorcerla, acabando con la cara pegada al suelo y gimiendo de dolor.

En aquella posición para Irene no fue difícil arrancar las braguitas de su rival de un tirón dejando al aire la vagina de la luchadora más madura, que tal y como había informado a Irene antes del combate estaba sin depilar, pero con un bello público recortado y bastante arreglado. La joven al ver aquel sexo tan indefenso no pudo resistirse a meter sus dedos en su interior, en busca del clítoris, para una vez lo encontró, pequeño, duro y palpitante clavarle las uñas y retorcerlo, haciendo gritar de nuevo a Dulce.

Las miradas de Xana e Irene se cruzaron por un momento mientras que la venezolana se levantaba pesadamente después de perder su segunda y última prenda. Irene quedó sorprendida de lo fácil que le estaba resultando derrotar a su contrincante pese al mal inicio, y por un momento pensó que Dulce se estaba dejando hacer aquello para acabar con un final memorable, pero al parecer no era así, ya que cada minuto que pasaba para Irene era más sencillo derribar de distintas maneras a su contrincante y esta pese a que intentaba arrebatarla el sostén o las braguitas que llevaba ni siquiera lograba tocar sus prendas.

-         ¡Se acabó el combate!- ordenó la jueza al ver que la diferencia entre las luchadora no iba a hacer otra cosa más que aumentar, provocando que el corazón de Irene diese un vuelco. Había ganado su primera pelea con una facilidad insultante para su rival.

Irene se colocó al lado derecho de la mujer árbitro, sudando un poco pero con una sonrisa triunfante, dejando el lado izquierdo para la perdedora, que jadeaba mucho más intensamente que la ganadora y estaba empapada en sudor. La mujer situada en el centro agarró una mano a cada una de las luchadoras y dijo:

-         Con un resultado sorprenderte, la pelea ha terminado así: para la luchadora de azul, Dulce, 36 puntos, para la novata, pero que tiene pinta de que se va a convertir en una estrella antes de que nos demos cuenta, la joven Irene 107 puntos. ¡La ganadora es Irene!- exclamó la mujer levantado el brazo de la vencedora y provocando los gritos de la grada, ansiosos de ver como la joven se encargaba de castigar a la madura.  

Cuando Irene vio como le llamaba Marisa dio la orden a la venezolana de que se arrodillase y la esperase un momento, ante lo que la perdedora no puso ni la más mínima queja. Marisa abrazó a su nueva adquisición encantada de la vida y le dio un par de besos en las mejillas mientras le felicitaba y abrazaba eufórica.

-         Creo que cogí una luchadora un poco blanda para ti- dijo la mujer sonriente- ¿has pensado lo que vas a hacer con ella?- preguntó Marisa curiosa.

-         Pues no sé, intentaré guiarme un poco por lo que le guste ver al público- dijo Irene que después de ganar poco le importaba el placer que su vencida de pudiese darle sino el que Xana le daría aquella noche. Marisa sonrió de nuevo y pegó sus labios sobre el oído de su joven luchadora.

-         Xana me ha dicho que cuanto más mala seas con ella más buena será ella esta noche- Irene miró en dirección a su entrenadora, que se pasó la lengua por los labios, provocativa.

-         Entonces esa Dulce lo va a pasar muy mal- garantizó la joven caminando hacia donde estaba la venezolana aún arrodillada- ¡Separa las piernas, pon la espalda recta y las manos detrás de la espalda!- ordenó Irene con autoridad, viendo como sus órdenes eran cumplidas de manera instantánea por la perdedora.    

El sexo de Irene comenzó a reaccionar al ver como la hermosa y tetona venezolana obedecía manteniendo su cabeza gacha, fija en los pies de Irene. Pies que no tardaron en alcanzar el sexo de la perdedora para comenzar a darle pataditas, sintiendo lo mojada que estaba Dulce con aquella situación. Irene, ebria de poder ante la condición sumisa que había adoptado la que hasta minutos antes había sido su contrincante subió la intensidad de las patadas, hasta que en una de ellas la mujer gimió de dolor y se inclinó hacia delante, dejando su frente pegada al suelo.

-         Me has dejando el pie empapado, límpiamelo – ordenó y la sumisa rápidamente comenzó a pasar su lengua por el pie de Irene, que no mostró piedad de ella y apoyó el pie que la perdedora no estaba lamiendo sobre la nuca de Dulce, para que esta no pudiera levantase.

Los espectadores VIP, tras ser invitados por Irene, se levantaron de sus asientos para ir a participar en la degradación de la perdedora. Irene se mostró implacable por la perdedora, actitud que estaba motivada por la recompensa que Xana le daría aquella misma noche en el hotel, pero también en gran medida por las trampas que Dulce había usado de forma impune durante el combate, por las que Irene aún la guardaba rencor.

La joven luchadora obligó a la perdedora a lamer los pies calzados de los 7 hombres y 5 mujeres, mientras que sentía las manos de algunos de estos acariciando su cuerpo, pudiendo diferenciar en todo momento las manos de Irene, ya que era la única que la pellizcaba y arañaba en las zonas más sensibles de su cuerpo, especialmente los pechos, provocándola pegar algún que otro respingo mientras se afanaba en lustrar los zapatos y pies descalzos que se iba encontrando.

Irene, cada vez que veía que Dulce trataba de ponerse a cuatro patas para moverse con mayor rapidez, apoyaba su pie sobre la espalda de la perdedora y ponía su peso sobre ella, haciendo que tan solo pudiera arrastrarse para cumplir con sus órdenes. Irene tan solo permitió a la perdedora que se pusiera de rodillas cuando vio como la excitación de los espectadores VIP había crecido lo suficiente como para que comenzasen a sacar sus vergas pos la bragueta de sus pantalones y las mujeres comenzaran a acalorarse.

Irene, que sabía que lo que era importante era que aquella gente disfrutase para que volviese en futuros espectáculos, les indicó que ella se encargaría de castigarla mientras les daba placer, y corrió hacia un pequeño baúl, que estaba cerca de los espectadores que ocupaban butacas generales.

-         Pínzala los pezones- dijo una voz a lo lejos.

-         Clávala un buen consolador en el culo.

-         Coge un buen látigo, que sufra esa perra- pidió otro.

La ganadora cogió un buen puñado de juguetes que fue poniendo sobre el cuerpo de Dulce sin mostrar piedad. La venezolana usó su lengua con todo su empeño, haciendo correrse en menos de 15 minutos a 4 de los hombres y una de las mujeres, ya fuese usando su boca, pajeándoles con la mano o penetrando el sexo de la venezolana, cuyos pechos se bamboleaban después de cada embestida.

Irene sabía que en la situación en la que estaba Dulce habría sido muy fácil para ella llegar al orgasmo, pero la ganadora que no estaba dispuesta a que Dulce obtuviese placer con su castigo comenzó a poner juguetes por todo el cuerpo de la perdedora: pinzas dentada en los pezones con peso para que sufriese cada vez que había un movimiento brusco, multitud de pinzas en su sexo, colocando cuatro en cada labio vaginal y una en el clítoris, un collar de perro con pequeños pinchitos en el interior para que tuviese que seguir las órdenes del que llevara la correa, y por supuesto repartió látigos entre los asistentes VIP para que los usaran sobre el indefenso cuerpo de la venezolana, siendo Xana la que más duro se empleó con ella, después de Irene que se había quedado con el látigo que tenía las colas más rígidas.

-         Eres una chica muy mala, Irene- le dijo Xana metiendo la mano por dentro de la braguita de Irene, en la zona del culo.

-         Tú me incitas a ser mala- dijo Irene sonriendo mientras descargaba un nuevo latigazo sobre la espalda de la perdedora que se curvó un poco más al sentirlo.

-         Me está encantando como lo haces- dijo Xana acercándose a la oreja de Irene para susurrarla y morderla el lóbulo suavemente- te mereces una gran recompensa- dijo la asiática.

-         ¡Cinco minutos!- anunció la mujer árbitro con el consiguiente abucheo del público, aunque llevaba razón, aquel castigo ya se estaba alargando por más de media hora.

Irene sonrió maliciosa y excitada cuando Xana le susurró un castigo al oído para cerrar la noche y que el público saliera todavía más encantado del recinto, además de ser una forma de alargar el suplicio de la perdedora algo más de 5 minutos. La vencedora corrió hasta la mujer árbitro y la susurró también la idea que tenía, pero que para ello necesitaba algo más de 5 minutos.

-         Está bien, pero en cuanto termines eso se acaba- dijo la mujer árbitro.

Irene se acercó rápidamente al corrillo de espectadores VIP para hacerse con la correa de Dulce, y disculpándose indicarles que iba a poner un hermoso fin de fiesta con ayuda del público en general. Dulce miró con mirada suplicante a Irene tratando de que en el estado en que estaba, con semen por la cara, y el cuerpo lleno de marcas de látigo, además de las insufribles pinzas que había puesto en  zonas estratégicas de su cuerpo, pero Irene no mostró piedad y tiró de la correa obligando a la perdedora a gatear bien cerca de sus pies, ya que no quería que los pinchos del interior del collar se le clavasen demasiado.

La ganadora dejó a la perdedora a escasos metros de la grada mientras que ella fue a coger un hermoso arnés, con un dildo grande y grueso de color negro, muy agradable al tacto ya que en su superficie había una gran cantidad de relieves. Irene ordenó a Dulce que mantuviese su espalda firme en cuatro patas y se subió sobre esta, apoyando un pie sobre el inicio de su espalda y el otro sobre sus omoplatos.

-         Buenas noches a todos- dijo Irene que se había convertido aún más en el centro de atención- espero que estén disfrutando del espectáculo- la gente la aplaudió, silbo y vitoreó- Habéis sido un público magnífico esta noche y me habéis animado mucho esta noche que era mi primera pelea, por eso os traigo un regalito: necesito un par de voluntarios o voluntarias.

Las manos se alzaron con rapidez e Irene escrutó con la mirada en busca de su pareja de ayudantes, divisando rápidamente a una joven pareja, en la que el muchacho alzaba la mano con grandes deseos de bajar y la chica con algo menos pero mantenía su mano arriba.

Mientras la pareja bajaba por las escaleras Irene comenzó a quitarse las braguitas provocando la excitación del público, excitación que creció aún más cuando la joven hizo una bola con ellas y las lanzó al público como regalo, cayendo en manos de un hombre maduro que las agarró con fuerza y se las guardó en el bolsillo para que nadie se las pudiese arrebatar.

Irene se presentó ante la pareja con el arnés ya puesto y les dijo que necesitaba que la ayudasen a lubricar su arnés y el ano de la perdedora para poder comenzar a follar el agujerito trasero de Dulce, que después dejaría que Dulce les diese sexo oral hasta que ella terminase de penetrarla.

Al joven no le hacía ninguna gracia arrodillarse delante de tanta gente para chupar la polla de plástico que llevaba la hermosa Irene, con lo que se acercó a la venezolana para separar sus nalgas y empezar a lubricar su ano, dejando a su novia la misión de chupar el arnés de la ganadora.

La joven que debía tener un par de años más que Irene se arrodilló en el suelo y abrió bien la boca para introducirse la gruesa polla de plástico. Al parecer aquella muchacha de largo pelo negro y grandes ojos verdes acostumbraba a hacerle aquella clase de trabajos orales a su novio, ya que miraba constantemente la cara de Irene y se esforzaba al máximo para llegar lo más profundo posible. Irene la observó minuciosamente, dándose  cuenta de que su lamedora no llevaba sujetador y los pezones de sus grandes pechos comenzaba a marcarse claramente en sus top ajustado y amarillo de tirantes.

Irene se explicó un montón al ver lo entregada que estaba la joven pero aun así no tardó en girar su cabeza para ver como el muchacho llevaba la dilatación de Dulce. El chico tenía sus dedos bien clavados en las blandas y suaves nalgas de la perdedora y lamía enérgicamente, provocando algunos gemidos por parte de la venezolana.

Cuando la ganadora vio que el joven espectador ya era capaz de introducir sin dificultad un par de dedos en el agujero trasero de la mujer, Irene se despegó  de la muchacha que tanto se había afanado en lubricar su arnés y se acercó hasta las nalgas de la entregada perdedora para separarlas, apuntar su gruesa polla de plástico sobre el dilatado ano de la mujer, y dejarse caer de forma brusca haciendo que soltase grititos de dolor a medida que iba avanzado.

Con las fuerzas que la quedaba Irene penetró intensamente el trasero de la que había sido su rival, haciendo que los pechos y todo el cuerpo de la penetrada se moviese y gimiese de dolor todo lo que podía ya que su boca estaba ocupada con la verga del muchacho que se había encargado de dilatarla. El joven estaba realmente en la gloria, seguramente disfrutando mucho más que Irene, que pese a que tenía a la novia del chico a su espalda besándola y acariciándola en aquel momento tan solo estaba pensando en terminar aquello y regresar con Xana al hotel para ver qué era lo que tenía preparado para ella, cuando estuvieran las dos solas. 

Irene mantuvo un ritmo moderado hasta que finalmente vio como el muchacho que tenía delante y que gozaba de la mamada de Dulce comenzó a convulsionarse mientras agarraba la cabeza de la venezolana para que esta no perdiese ni una sola gota de su semen, momento en el que Irene comenzó a penetrar con más intensidad hasta que finalmente llegó al orgasmo delante de todos los espectadores que la aplaudieron y jalearon por el espectáculo que les había brindado.

Irene dejó a la derrotada Dulce allí en el suelo, agotada, mientras se despedía de la pareja de novios que le habían ayudado a llevar a cabo el final del castigo, no tardando en aparecer para recogerla Xana y Marisa, que no podía contener su sonrisa ante el buen ojo que había tenido a la hora de contratarla y cedérsela a Xana para que la entrenase.

-         Impresionante, cariño, me has encantado- dijo Marisa acercándose y besando las mejillas de la ganadora.

-         Muchas gracias- respondió la chica sonriendo también- Y bien Xana, ¿me merezco un premio?- preguntó la joven mirándole fijamente. 

-         Ya lo creo, uno bien grande- le aseguró la asiática rodeándola por la cintura y llevándosela hacia la zona de vestuarios para que se cambiase

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