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Ama Carmen 2: Presentación en sociedad.

en Dominación

Carmen se miró por enésima vez en el espejo para asegurarse que el largo vestido blanco que llevaba era el idóneo para ir a la fiesta que Ama Sara había preparado para presentar a la que fuera su sumisa, como una nueva Dominante. A la chica le gustaba la figura estilizada que este le hacía y que además no fuese demasiado incómodo, ya que estaba casi segura de que aquella noche tendría que hacer más de un movimiento forzado.

-          Está deslúmbrate mi Ama- dijo Vanesa asomándose a la puerta de la habitación de Carmen después de dar un par de golpecitos para que su Señora se diese cuenta de su presencia.

-          Tu también lo estás mi perrita- dijo Carmen sonriendo mientras miraba de arriba abajo el vestido rojo que su esclava había seleccionado, siendo este bastante más corto que el de su Dominante y con un escote más pronunciado, que hacía parecer que los pechos de la joven se saldrían del vestido como esta bajase un escalón sin el cuidado que merecía aquella prenda- pero no creo que el vestido te vaya a durar mucho allí- dijo sonriéndola, recordando como fue la primera fiesta en la que Carmen actuó como sumisa, que tuvo que ir totalmente desnuda desde prácticamente el primer minuto.

-          ¿Necesita que la ayude en algo mi Ama?- preguntó Vanesa mirando a su Dueña.

-          No, ya estoy lista- dijo Carmen cogiendo su bolso y levantándose del tocador de su dormitorio.

-          ¿Podría ir un momento al salón? Me gustaría poder darla una cosa- dijo la rubia voluptuosa dejando a su Dominante un poco sorprendida, pero aceptando finalmente para encaminarse a la sala de estar, donde se encontró con su otra sumisa.

Gema, se había puesto un vestido azul que Carmen se había encargado de adquirir para ella, era una prenda bastante larga que la cubría desde un poco por encima de las rodillas hasta los pechos, sin duda no tenía un aspecto tan insinuante como Vanesa, pero Carmen sabía que no debía hacer competir a sus esclavas en aquel ámbito porque siempre perdería su sumisa más liviana.

-          Te veo un poquito nerviosa ¿estás bien Gema?

-          Sí Ama- respondió la chica, aunque en los ojos de esa se veía claramente que no estaba muy tranquila- es solo que estoy un poco nerviosa.

-          Es normal, yo también lo estuve mi primera vez, pero no tienes de que preocuparte- dijo la chica acercándose aún más a su esclava para rodearla con el brazo para acariciar el costado de la sumisa con cariño- lo que pase dentro de esa fiesta se queda dentro de ella. Además nadie va hacer contigo nada que esté fuera de los límites que hemos pactado, por que estás segura de que los límites que hemos pactado te parecen bien ¿verdad?

-          Sí mi Ama- contestó la sumisa rápido.

-          Estupendo- dijo Carmen sonriendo a su sumisa- en el caso de que algún Amo o Ama tratase de sobrepasar esos límites tienes mi permiso para hacer lo que sea necesario, no me importa que montes un espectáculo si con eso evitas que te hagan algo que no quieres hacer. Y no te preocupes si el Dominante con el que estés te dice si no haces algo fuera de tus límites me contará alguna cosa que no sea verdad, porque pienso creerte a ti- le dijo mirándola fijamente a los ojos, de los cuales no tardaron en comenzar a brotar lágrimas, provocadas por la alegría y emoción que producían en Gema que su Ama tuviese una confianza tan ciega en ella, Carmen la besó en la mejilla- ves, por eso prefiero que no te pongas maquillaje- comentó haciendo soltar una risita a la sumisa.

-          Gracias Ama, es muy buena conmigo- dijo la muchacha pasando el dorso de su mano por sus mejillas.

-          Es nuestro trato- dijo quitándole importancia- yo me ocupo de protegerte y tú de servirme en todo lo que deseo.

Justo cuando Gema terminó de secarse las lágrimas Vanesa apreció con una bolsa de plástico para arrodillarse a los pies de Carmen y alzar la cabeza.

-          Es un regalo para usted mi Ama- dijo la sumisa sacando de la bolsa un librito, concretamente un manual para sacarse el carnet de conducir- como aún no tiene al carnet de conducir he pensado que la iría bien sacárselo.

Carmen la miró con mala cara, le agradaba el regalo, pero aquello era justo lo que Carmen le había ordenado no hacer: nada de alardear de los recursos que tenía y mucho menos delante de Gema.

-          Y por supuesto también tengo uno para Gema- dijo entregándoselo a su compañera sumisa con una sonrisa, lo que sorprendió a la receptora del regalo.

-          Muchas gracias Vanesa- dijo Gema sonriendo mientras cogía el librito.

-          No hay porque darlas- contestó quitando importancia a su gesto- un amigo de mi padre ha abierto una autoescuela y me he comprometido con él para hacerle publicidad en la universidad a cambio de las dejen sacarse en carnet totalmente gracias- explicó la sumisa.

-          ¿Puedo darla lar gracias a Vanesa como corresponde, mi Ama?- preguntó Gema haciendo sonreír a su Dominante.

-          Ahora no perrita, pero si os portáis como espero de vosotras, después de la fiesta os daré total libertad para que gocéis juntas.

-          Gracias mi Ama- dijeron las dos al unísono.

Tardaron unos cuantos minutos en llegar hasta el lugar en que Ama Sara había preparado la fiesta. Se trataba de una casa que se encontraba a las afueras y a la que Carmen nunca había ido con ella cuando era su sumisa, con lo que la novata Dominante dedujo que la había alquilado para la ocasión.

-          Bien, cosas que han de quedar claras antes de que entremos en la fiesta- dijo Carmen cuando Vanesa paró el coche frente a la casa- llevaréis estos collares al cuello durante toda la noche- dijo pasando un par de collares de cuero de color rosa con una chapita dorada en la que estaba grabado el nombre de la Dominante en letras mayúsculas y el de la sumisa en minúsculas.- Podréis ser tocadas tanto por hombres como por mujeres, tanto para recibir caricias como castigos suaves, no creo que nadie se pase de la raya, pero si pasara eso ya le he dicho a Gema que tenéis mi permiso para evitarlo- dijo mirando en esta ocasión a Vanesa.

-          Si Ama- dijo Vanesa asintiendo con la cabeza.

-          Bien, también quiero que no tengáis contacto sexual con hombres hasta que Ama Sara haya decidido no usaros esta noche, ya sabéis que no le gustan nada los hombres, lo máximo que podréis hacer con ellos es dejar que os manoseen.

-          Si Ama- dijeron las dos a la vez.

-          Y una última cosa de momento, quiero que mantengáis unos criterios fijos- las dos chicas la miraron sin entender- con eso quiero decir que si después de que Ama Sara haya decidido no usaros esta noche y un Amo os solicita para darle alguna clase de alivio sexual no podréis negaros porque él no os guste físicamente, si rechazáis al primer varón tendréis que rechazar a los que vengan después. No quiero que el resto de Dominantes piensen que estoy adiestrando a unas perras malcriadas.

-          Entendido mi Ama- dijo Gema- ¿en caso de las mujeres tenemos que aceptar sí o sí?

-          Correcto, la escusa de ser lesbianas os puede valer con los hombres, pero al tener a un Ama no os podréis negar a servir a mujeres- Carmen hizo una pequeña pausa- durante la noche si veis a alguien que os guste decírmelo y si os portáis tan bien como espero trataré de que podáis gozar con él o ella.

-          Muchas gracias mi Ama- dijeron las dos chicas encantadas ante el gran número de posibilidades que aquello abría.

Carmen caminó hasta la entrada de la casa seguida de sus dos esclavas. La Dominante se quedó un poco sorprendida cuando escuchó que ya había algo de movimiento en el interior de la edificación, ya que según Sara la fiesta comenzaba a los nueve y ellas habían salido de casa con tiempo de sobra para llegar antes, pero al parecer a más gente se le había ocurrido la misma idea.

-          Buenas noches Ama Carmen- le saludó la chiquita que abrió la puerta, se trataba de una joven esbelta, de piel clara y larga melena de pelo castaño. La recién llegada observó que al igual que sus esclavas esta llevaba un collar alrededor del cuello con una chapita en la que se indicaba su nombre y el de su propietaria.

-          Que formal para saludar a tu hermana- dijo Carmen sonriendo y garrando los carrillos de la joven para plantarla un beso en los labios.

-          Mi Ama me ha ordenado no hacer distinciones con nadie, Ama Carmen- dijo la chica diligentemente provocando de nuevo la sonrisa de la Dominante que acarició el costado desnudo de la muchacha, ya que esta lo único que llevaba por el momento era una braguita minúscula y un sujetados transparente tras el que se podía ver perfectamente los pequeños y marrones pezones de la chica.

-          Por lo que veo ya has cometido más de un error- dijo el Ama acariciando los muslos de la sumisa sobre los que se podían ver algunas marcas suaves de color rojo, con pinta de haber sido provocadas por un cinturón- llévame con tu Ama, hace solo dos días que estuve con ella pero ya tengo ganas de verla de nuevo.

-          Sí Ama, por favor sígame- dijo Susana dándose la vuelta y comenzando a caminar, mostrando así a la recién llegada como sus nalgas también habían probado el castigo de Ama Sara.

La sumisa llevó a Carmen y su séquito a una sala bastante amplia en la que se congregaban cerca de 20 personas, la mayoría de ellos sumisos, ya que los Dominantes eran muy fáciles de reconocer puesto que destacaban al lucir unas ropas mucho más elegantes que las de sus sirvientes, que en algunos casos lo único que llevaban era un collar al cuello.

-          ¡Carmen!- exclamó Sara que estaba hablando con un par de amigas para dejarlas y caminar rápidamente al encuentro de la recién.

La aludida dio un beso en los labios a su anfitriona ante lo que esta agarró con fuerza de la cintura a la muchacha para que aquel instante no acabase rápidamente. Carmen, que anteriormente había sido esclava de Sara no le había hecho demasiada gracia dejar de estar a las órdenes de aquella mujer que tan fuertes sensaciones que hacía sentir, pero para su sorpresa se había dado cuenta de que ser ambas Dominantes le abría la posibilidad vivir otra seria de situaciones que también le parecían de lo más estimulantes.

-          Vosotras podéis ir quedándoos en ropa interior, esclavas- dijo dirigiéndose a Gema y Vanesa, que en cuanto escucharon la orden comenzaron a deshacerse de sus vestidos, para que destacasen aún más sobre sus cuellos los collares que hacían evidente que eran propiedad de un Dominante.

-          Como me excita verte así de Dominante- dijo Sara sonriendo y agarrando del brazo a su ex-sumisa para llevarla junto a las dos amigas con las que estaba hablando antes de la llegada de Carmen.

Carmen reconoció al momento a las dos Amas con las que estaba hablando su amante, ya que había estado con ambas, prestada por Sara, en su anterior etapa de sumisa. La primera en la que se fijó, ya que había cambiado mucho desde la última vez, fue en Ama Adriana, una mujer de su estatura, piel morena, pelo largo, castaño y rizado y que lucía un vestido largo y negro, pero que a diferencia que en su último su figura había vuelto a ser esbelta después del embarazo.

-          ¿Ya has tenido el niño, Adriana?- preguntó Carmen viendo la sonrisa en el rostro de la mujer – Como pasa el tiempo, espero que todo haya ido bien.

-          Sí tuve una hermosa niña- dijo la mujer orgullosa acercándose a Carmen para darla un par de besos en las mejillas- aunque veo que no he sido la única que he cambiado desde la última vez- comento mirando de arriba abajo a la joven- creo que esta vez no podré negarte el orgasmo como en nuestro último encuentro- dijo guiñándola un ojo.

-          Has tenido un ascenso meteórico- dijo la segunda amiga de Sara: Eliana.

 Carmen recordaba bien aquella mujer, había sido a la primera Dominante a la que había conocido después de Sara, y también la primera a la que había sido prestada, recibiendo de manos de aquella joven mujer, de poco más de 25 años, un castigo de lo más duro para la corta experiencia que tenía.

Aún así Carmen no le guardaba rencor alguno, ya que pese a que fue severa con ella no rompió ningún acuerdo al que había llegado con su Ama y no dudó en dar un par de besos en las mejillas a la mujer.

-          Sí- respondió al comentario de Eliana- Sara me dio muchas posibilidades para ir ascendiendo poco a poco- comentó Carmen pasando su brazo por la cintura de su ex-ama.

-          Por que era una alumna que aprendía muy rápido- dijo Sara sonriendo a su pareja para darla un largo beso en los labios, momento en que sonó el timbre de la puerta y en que Susana no tardó en salir disparada- tu hermanita también es una buena sumisa, es muy aplicada, aunque aún no tiene tus aptitudes, se esfuerza mucho pero comete más errores de los que tu tenías cuando te inicié.

-          Ya me he dado cuenta al ver sus muslos- dijo Carmen con un sentimiento de alegría al saber que su ex-Ama también estaba disfrutando adiestrando a su hermana pequeña.

-          Pero ella disfruta mucho, hasta en los castigos se excita, creo que es un poco masoquista- comento sonriendo y haciendo sonreír a Carmen.

-          Eso tengo que verlo.

El haber dado orden a sus dos esclavas de quedar en ropa interior hizo que un par de Amos se levantasen de sus asiento para ver más de cerca de las nuevas sumisas que había ingresado, bueno más que ir a ver a las nuevas sumisas se acercaron para apreciar el escultural cuerpo de Vanesa y poder observar los grandes pechos de esta.

-          ¿Son naturales?- preguntó el más alto de ellos a Carmen que le dedicó una sonrisa.

-          Podéis palparlos para comprobarlo- dijo haciendo que las manos de los dos Dominantes comenzaran a agarrar los senos de Vanesa, que no pudo reprimir un gemido de placer al notar las caricias en una de las zonas más sensibles de su cuerpo.

Carmen pudo ver que Gema, pese a tener también un cuerpo muy agradable, acompañado de una carita de niña buena estaba quedaba un poco al margen de los Dominantes, así que la chica le agarró por la cintura para acercarla a ella.

-          Ya sabes como son los tíos- dijo Carmen susurrando al oído de su esclava para que nadie más que ella pudiese oírla- ven un par de buenas tetas y se lanzan a por ellas.- Gema sonrió ante el comentario.

Tanto Adriana como Eliana comenzaron a interesarse por la sumisa Gema cuando Carmen la presentó ante ellas, no tardando Eliana en pedirla prestada para darla una sesión en una de las habitaciones de arriba.

-          Muy bien, te la prestaré- dijo Carmen buscaba la barra libre para indicar a su esclava que fuese a por alguna bebidas para ella y para sus amigas mientras que trataba con Eliana los límites que esta debería respetar.

Para añadir un poco de emoción al pedido de bebidas que Gema debía de llevar hasta ellas, Carmen le advirtió de que si fallaba en un solo combinado recibiría un castigo delante de todas. La Dominante que sabía que su sumisa no tenía una gran memoria disfrutó tan solo con ver el rostro nervioso de esta cuando escuchaba las complicadas bebidas que la pidieron las Amas.

Carmen tan solo necesitó un par de minutos para exponer a Eliana los límites que no debía sobrepasar con su sumisa, instrucciones ante las que la Dominante que iba a recibir el préstamo asintió y sonrió, Carmen sabía perfectamente el gusto que aquella mujer tenía a la hora de castigar a sumisas jóvenes.

-          Y nada de jugar con ella psicológicamente- le avisó por último cuando vio que Gema se acercaba lentamente con una bandeja en la que llevaba cuatro vasos de tubo- no quiero que la engañes diciéndola que la voy a dejar o que la voy a cambiar por otra, ni nada de eso. Es un poco sensible e insegura y no me gusta castigarla así salvo que se lo gane.

-          Entendido, seguro que será divertido usar a esa sumisita, me parece de lo más linda- dijo al oído de Carmen.

Por suerte para Gema su frágil memoria en aquella ocasión no había fallado y había logrado acertar con los 4 complicados cócteles que le habían encargado, llevándose la sumisa el reconocimiento de su Ama con una caricia en el costado.

-          Sabes perrita, tu Ama te ha prestado a mí para que subamos ahora arriba a divertirnos juntas- dijo Eliana acercándose a la sumisa y rodeándola por la cintura. Gema miró rápidamente a su Ama un tanto intimidada al oír el tono que había usado la Dominante, pero se tranquilizó cuando Carmen le guiñó un ojo- aunque como has sido una buena perrita he pensado que quizás te apetezca un premio- Gema miró dubitativa a su Ama para saber si debía o no aceptarlo, Carmen asintió con la cabeza.

-          Me gustaría mucho recibir un premio de usted, Ama- contestó Gema.

-          Que educadita la tienes, Carmen- dijo la Dominante sonriendo- ¿le ayudarás a conseguir el premio?

-          Claro- dijo Carmen confiada de que no fuese algo excesivamente complicado.

-          Me han prestado una sumisa heterosexual para convertirla en bisexual para un amigo Amo- dijo la rubia sonriendo- la he ido ablandando poco a poco, pero aún se resiste a tener sexo con chicas, quiero ver como la domas para hacer que se coma el coñito de tu esclava.

-          ¿Dónde está ella?- preguntó Carmen mirando a las sumisas de los alrededores para ver de cual se trataba. Eliana hizo un gesto de mano para que una sumisa se acercase.

-          No te preocupes, si no puedes ya te echaré una mano.

-          No creo que necesite ayuda- dijo Carmen confiada- esclava, ve quitándote las braguitas.

Gema, que no estaba acostumbrada a desnudarse delante de tanto público se bajó la ropa interior con timidez, hasta dejar su delicado sexo de pequeños labios rosados a la vista de todo el mundo. El sonrojo de la sumisa fue en aumento cuando a medida que pasaban los segundos más Dominantes se acercaban para ver que era lo que sucedía.

Eliana no tardó en meter sus dedos por dentro del collar de la sumisa a la que había llamado y que tenía a préstamo. Se trataba de una mujer de mediana estatura, pelo largo y rubio, de unos 40 años, bastante gordita y en la que destacaba unos grandes senos de piel clara cubiertos por un sostén de color blanco.

La sumisa, nada más escuchó que debía obedecer a Carmen clavó sus rodillas en el suelo para gatear hasta la joven Ama y besar los zapatos de esta, provocando unas sonrisa en la Dominante que consideraba que sería fácil de domar.

-          ¿Cuál es tu nombre, perra?- preguntó Carmen con tono severo, haciendo que más de los invitados de la fiesta se interesasen en lo que sucedía.

-          Me llamo Rebeca, Señora- dijo la sumisa sin levantar la vista.

-          Bien, Rebeca, tu Ama me ha dicho que le darás placer a mi esclava, ella ha sido buena y se lo ha ganado, así que se lo vas a dar por las buenas o por las malas, ¿cómo prefieres?

-          Lo siento Ama, aún soy inexperta con mujeres, no me gusta tener sexo con ellas- dijo la esclava sin dejar de mirar al suelo.

-          No has contestado a mi pregunta, pero imagino que te estás negando a obedecerme- dijo Carmen caminando alrededor de la sumisa, para crear incertidumbre en ella, hasta que finalmente se acuclilló a la espalda de esta, para romper de un tirón las bragas que llevaba y que cubrían un sexo rosado de grandes labios y clítoris alargado- Gema, coloca tu coño delante de esta perra para que te pueda lamer, y avísame cuando comience.

-          Sí Ama- dijo la sumisa rápidamente sentándose en el suelo dejando su húmedo sexo a un escaso palmo del rostro de Rebeca.

Carmen,  para comprobar el grado de excitación en el que se encontraba la sumisa a la que tenía que convencer para, aparte de premiar a su esclava, demostrar que era una autentica Dominante delante de Sara y de todas sus amistades, introdujo uno de sus dedos en el caliente sexo de la mujer, tragándoselo este con una facilidad increíble, tal era la capacidad que tenía aquella vagina que Carmen no tardó en introducir el resto de sus dedos y finalmente su mano hasta la muñeca.

Los Dominantes de la sala no tardaron en jalear a la joven Ama, para que esta introdujese más su brazo en el interior de la sumisa, pero Carmen se negó a hacerlo, no porque no tuviese curiosidad por saber hasta donde llegaba, sino porque veía que Rebeca estaba demasiado acostumbrada a aquella práctica y que así no lograría que diese su merecido orgasmo a Gema.

-          Tienes un coño muy tragón, perra- dijo Carmen sacando su mano empapada de fluidos- ¡esclava, ven aquí!- dijo el Ama dirigiéndose esta vez a Vanesa.

-          Si Ama- dijo la sumisa arrodillándose junto a su Dominante una vez se había separado educadamente de la pareja Dominante que estaba examinando su cuerpo.

-          Quítate el sujetador y úsalo para vendar los ojos de esta perra- dijo en voz baja para que solo los más cercanos pudiesen oírlo.

El ver los dos grandes y firmes senos de Vanesa fuera de su sujetador hizo que, tal y como Carmen esperaba, los ánimos se caldeasen provocando toda clase de murmullos a su alrededor.

Vanesa, tratando de ignorarlos, ya que en aquel momento de lo único que debía preocuparse era de complacer a su Ama, se ocupó de rodear la cabeza de Rebeca con su sostén para que cada uno de sus ojos fuese inhabilitado por una de las copas de este.

Carmen, una vez hubo privado a la esclava a la que estaba domando del sentido de la vista, comenzó a acariciar el sexo de esta notando como cada vez se ponía más y más húmeda.

El resto de Amos y Amas de las fiestas observaban intrigados lo que la joven estaba haciendo para tratar de adiestrar a la esclava, ya que la mayoría de ellos esperaban una sesión de látigo o alguna clase de castigo físico.

Carmen trató de abstraerse de todos los que la rodeaban mientras se afanaba en restregar la palma de su mano sobre el cada vez más caliente sexo de Rebeca, calentura que se estaba viendo reflejada en el resto del cuerpo de la sumisa, con una cada vez más agitada respiración y el inicio de los sudores.

La Dominante, cuando se dio cuenta de que Rebeca estaba prácticamente en su límite, quitó la mano de la vagina de la mujer, que soltó un ligero murmullo de disgusto, para sustituirlo por uno de sorpresa y un respingo cuando Carmen pasó uno de los hielo de su bebida por el clítoris de la mujer, haciendo que los espectadores sonrieran al ver como la calentura de la esclava bajaba y quedaba frustrada.

Una vez conocidos los puntos más erógenos de las sumisa, y lo que provocaba más o menos excitación en esta, Carmen no dudó en explotarlo a conciencia, robándola en a penas un cuarto de hora un par de orgasmo más, practica que parecía divertir a los Dominantes que observaban la escena. Carmen decidió aprovechar aquel momento para hablar de nuevo con la sumisa.

-          Bueno sumisa ¿te vas decidiendo?- preguntó Carmen acuclillándose y susurrándola al oído- ya puedes ver como todos se lo están pasando en grande viéndote así de frustrada- la sumisa no contestó, pero los sofocados jadeos que producía eran una muestra evidente que no tardaría mucho más en ceder ante las exigencias de Carmen- Mira, si te decides a comer el coño a mi esclava todos ganamos, tú terminas con este martirio, mi sumisa recibe su orgasmo, tu Amo queda contento porque has aceptado la bisexualidad, Eliana puede llevarse a mi esclava para pasar un rato con ella… todo son ventajas- comentó ufana acariciando los suaves y grandes pezones de la mujer por encima del sujetador, que se sentían  duros como piedras.

-          De acuerdo, lo haré- dijo entre jadeos, haciendo sonreír a Carmen.

-          Perdona, no te he oído bien- dijo la Dominante para que la esclava tuviese que elevar el tono de voz.

-          Me comeré el coño de su esclava, Ama Carmen- dijo ya con un tono lo suficientemente potente como para ser escuchado por todos los espectadores que dieron un paso al frente para ver más de cerca el primer cunnilingus de Rebeca.

Carmen, contenta de la actitud de la esclava, le agarró de su larga melena rubia y la guió directamente al sexo depilado de de Gema, pero esta puso sus manos sobre la frente de la rebeca antes de que esta llegase a su vagina.

-          Espere Ama, por favor- dijo la chica mirando a su Dominante- ¿no cree que después de haberse esforzado tanto para conseguir esto, debería ser su delicioso sexo el que se llevara la primera lamida de esta esclava?- preguntó la chica, recibiendo como respuesta un largo beso en los labios de su Ama, que Gema correspondió con gusto.

-          Es cierto que me he esforzado, pero me he esforzado para que te lleves tu esta recompensa- dijo acercando la cabeza la cabeza de Rebeca a la vagina de Gema que ya estaba bastante lubricada- así que cógela y guíala para que te haga sentir todo lo bien que te mereces.

-          Sí mi Ama- dijo para soltar un largo gemido de placer cuando notó la inexperta lengua de la mujer acariciando sus labios vaginales con algo de reparo- muchas gracias mi Ama.

Carmen se dio la vuelta para buscar a Sara y Eliana para ver si habían disfrutado de sus dotes como Dominante, pero no necesitó llegar hasta ella para ver como estas aplaudían encantadas ante lo que acababan de ver.

-          No me extraña que haya cedido- dijo Sara a Eliana- tiene unas manitas increíbles.

-          Jo, ahora me arrepiento de haberte atado cuando te dominé, debí de haberte dejado libre para que me dieses esos placeres, acabando por supuesto- puntualizó Eliana sonriendo a Carmen.

-          No te preocupes- dijo Carmen guiñándola un ojo- quizás algún día podamos hacer un trío las tres- las tres rieron pensando en los divertido que podría ser aquello, hasta que Sara paró y habló de nuevo.

-          Hablando de tríos, cuando acabe la fiesta tú y tus esclavas os quedáis a dormir, quiero que domemos juntas a tu hermanita.

Carmen, no contestó al instante, pero por alguna razón aquella idea no la producía ningún tipo de rechazo, muy al contrario, escuchar la posibilidad de poder dominar a su hermana pequeña junto a su ex-Ama prendió un importante foco de calor dentro de su cuerpo, que Carmen no tardó en tratar de sofocar dando un largo beso en los labios de Sara, que entendió aquella reacción como una respuesta afirmativa.

Continuará…

Agradeceré comentarios y sugerencias para continuar la historia, tanto por aquí como por mi correo.       

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