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Irene la luchadora 8: segunda pelea.

en Dominación

Irene caminó junto a su amiga tratando de fingir normalidad, pero aquella opción estaba muy lejos de sus posibilidades, después de muchas semanas como luchadora de peleas eróticas y tan solo dos como sumisa oficial de Xana, esta última había tenido a bien confesar a la que era su mejor amiga lo que llevaba ocultando con tanto esmero desde que había comenzado el curso.

La joven luchadora caminó junto a su amiga deseando llegar a la casa en la que esta vivía, lugar en el que estarían lejos de miradas furtivas de viandantes que pudieran censurar su conducta; pero sorprendentemente para Irene, Verónica no abusó de su cuerpo en cuanto estuvieron a solas.

Irene estuvo dándole vueltas a la cabeza durante toda la tarde, excitada en todo momento convencida de que su amiga, y nueva Ama, le daría alguna orden sexual o humillante en cualquier momento, pero esta no llegó; Verónica tan solo la había llevado allí para que Irene se encargase de las tareas domésticas de la casa.

La muchacha, que después de más de dos años independizada, y alguno más que pasó en casa de sus padres ocupándose de aquella clase de faenas, se dedicó a hacer todo lo que Verónica, que se había acomodado en el sofá de la sala de estar con un libro de la facultad para estudiar, le iba dictando.

Pese a que todas aquellas órdenes estaban muy lejos de nada sexual Irene no podía evitar calentarse imaginándose que Verónica la decía cosas como “en cuanto termines de limpiar el suelo puedes venir aquí a limpiarme otra cosa, putita”… pero no, aquella invitación a algo sexual no llegó, ni cuando terminó de lavar la pila de platos que atestaba el fregadero, ni cuando fregó todo el suelo de la cocina, ni siquiera cuando terminó de limpiar el baño su compañera de facultad le indicó ninguna orden sexual, cosa que ella desde luego no podía pedir, ya que estaba convencida de que una sugerencia así le acarrearía un castigo por parte de su nueva Ama, y otro de su Ama-entrenadora.

-          Ya puedes ir con Xana- dijo la chica sonriendo con superioridad – gracias a que te has desecho de todas estas tareas que tenía que hacer, mañana podré asistir a esa pelea que me ha dicho Xana.

-          Espero que disfrutes del espectáculo- dijo Irene con total sinceridad ya que realmente deseaba tener una segunda oportunidad de excitar a Verónica, por medio de aquel estimulante espectáculo.

Irene se sobresaltó cuando Verónica se inclinó sobre ella con rapidez para agarrar con fuerza su larga melena rubia obligándola a alzar la cabeza. Irene no la había tratado de usted y posiblemente aquel era el problema y el motivo del castigo que parecía que iba a recibir, pero en esta ocasión tampoco recibió ningún daño físico a parte del tirón de pelo. Tan solo en sentir el suave y cálido aliento de su nueva Ama, sobre su oído mientras esta le decía:

-          Estoy deseando verlo – dijo en un susurro – Xana me ha dicho que se puede apostar, así que voy a apostar en tu contra: si ganas  te castigaré por hacerme perder dinero, y si pierdes te castigaré por ser una perdedora… ahora largo de aquí.

Sabiendo que al día siguiente tendría un castigo hiciese lo que hiciese, la muchacha recogió sus cosas sobreexcitada, saliendo de la casa de su amiga en tan solo un minuto, sabiendo con total seguridad que al día siguiente la volvería a ver, posiblemente con un final mucho más caliente que el de aquella velada en la que tan solo había sido usada como criada.

Cuando llegó a casa, la muchacha fue interrogada por su nueva Ama, teniendo que justificar ante esta su llegada con 10 minutos de retraso, los cuales habían sido motivados por el retraso del autobús que había tomado en aquella ocasión. Pero aquel detalle le hizo darse cuenta de lo difícil que iba a ser para ella tener dos Amas a la vez, ya que según parecía se la irían pasado de una a otra sin darla apenas tiempo para descansar.

Xana, que sabía de lo importante que era que Irene descansase bien para que al día siguiente diese un buen espectáculo, dio un masaje a su sumisa antes de acostar, y a continuación se acostó a su lado para dormir. Irene echó de menos tener sexo con su Ama asiática, pero Xana se lo había dejado muy claro: desde el momento que Irene aceptó ser su sumisa sus orgasmos le pertenecían e Irene tan solo los obtendría donde, como y cuando Xana dijese.

La noche se la hizo insufriblemente larga debido a que Xana la obligó a permanecer en la cama durante más de 8 horas, ya que era el tiempo que su entrenadora estimaba oportuno para que los músculos de su sumisa se encontrasen en plena forma para el día siguiente.

Irene se levantó tan excitada como cuando se había acostado, pero Xana no mostró piedad de ella, y aun sabiendo que estaba necesitada de aliviarse sexualmente tan solo le dijo que podría hacerlo con su contrincante si la derrotaba.

La joven luchadora confió durante todo el día que quizás Xana se apiadara de ella y la permitiese alcanzar un orgasmo antes de entrar en el círculo de pelea, pero esto no sucedió en ningún momento de los casi 150 kilómetros que hicieron, en los que hablaron mucho de su nueva situación siendo sumisa de dos Amas.

-          Veo que eres una sumisa innata, Irene- le dijo Xana después de mucho minutos de charla en la que la sumisa le había contado todas las sensaciones que había sentido desde que el día anterior había sido entregada a Verónica- la verdad es que pensé que me estaba pasando, pero ahora veo que me quedé corta.

-          Sí Ama, a mí también me dio un poco de reparo cuando vi a Verónica que me tenía en esta situación, pero desde entonces estoy supercaliente deseando que me haga algo… – confesó la sumisa.

-          Me gusta que seas así de sumisa, Irene, pero recuerda que esto solo es entre nosotras, puedes ser sumisa donde quieras salvo en el círculo de pelea, si te veo ser sumisa, aunque solo sea un poco en una lucha; te dejaré como sumisa y me encargaré de que no puedas volver a pelear en una lucha de estas- le avisó Xana intimidando un poco a la sumisa que asintió con la cabeza.

Como era habitual, llegaron a la ciudad. En esta ocasión Lleida, con más de 5 horas de antelación, en la que Xana se encargó de preparar el cuerpo de Irene para que esta se encontrase en la mejor forma posible para su nuevo combate.

Como siempre que tenía un combate, Marisa pasó para ver cómo estaba su preciada y joven luchadora, ya que desde que había debutado, Irene se había convertido en una luchadora de bastante caché para ser una novata atrayendo, la atención de muchos de los organizadores de aquella clase de luchas.

En aquella ocasión el corazón de Irene estaba totalmente desbocado, incrementándose esa sensación cuando salió al círculo de pelea, que estaba rodeado por la habitual docena de espectadores VIPs, que podían disfrutar de la pelea a pie de pista, además de poder participar de primera mano en el castigo que la ganadora daría a la perdedora.

A Irene aquello no le preocupaba, es más normalmente le gustaba la gente que estaba tan cerca de ella, siempre eran personas educadas y amables con las que no le importaba desinhibirse un poco para complacerlos, lo que realmente le ponía nerviosa eran las cerca de doscientas personas que se encontraban unos 10 metros más atrás alejados de la acción, temerosa de que alguien pudiera reconocerla, o ahora reconocer a Verónica y que pudieses hilar cabos, o que Verónica se fuera de la lengua…

Sabiendo que si seguía pensando en aquellas cosas Irene acabaría perdiendo aquella pelea, trató de serenarse y centrarse en su rival, una hermosa joven, quizás un año o dos más joven que ella (sin duda no tenía más de 20) de la altura de Irene y una piel clara en la que destacaba un bikini rojo intenso, unos pechos más pequeños que los de la luchadora rubia y un cuerpo que no parecía demasiado trabajado.

Irene se acercó segura de si misma cuando escuchó que aquella luchadora aún no se había estrenado en el círculo de pelea, con lo que trató de comer su moral mientras clavaba su mirada sobre los ojos azules de la chica, que aunque la insultó tratando de mostrarse fuerte se notaba que estaba nerviosa, cosa que no iba a hacer que Irene se confiase, ya que estaba ansiosa por tener un orgasmo después de todo lo que le había pasado el día anterior, y en aquel momento la manera más rápida de conseguirlo era aplastando a Laura, que así era como se llamaba su rival.

Con tan solo medir las fuerzas con las de su rival unos segundos Irene supo que iba a derrotar a su rival sin dificultad. La joven Laura no la superaba en fuerza, y mucho menos en experiencia, con lo que la luchadora entrenada por Xana decidió tomarse aquel combate con calma, con la intención de desahogarse con su rival.

El combate fue más o menos igualado hasta los dos minutos, en los que Irene había logrado conseguir 25 puntos  por los 17 de Laura, pero la diferencia se fue haciendo más y más grande a medida que la resistencia de Laura se iba minando, momento en que Irene comenzó a probar llaves que Xana le había enseñado y que le sería más fácil poner en práctica con su rival debilitada.

Irene tiró por enésima vez al suelo a la pobre Laura, que ya ni siquiera hacía ya esfuerzos por intentar levantarse rápidamente en busca de remontar el resultado. La vista de la joven no pudo evitar ir a su entrenadora que le hizo un gesto con el dedo pulgar apuntando hacia abajo que le indicaba que quería seguir viéndola en aquella faceta dominante, con lo que la luchadora del bikini azul se lanzó sobre Laura para posar sus rodillas sobre sus riñones y apresarla el brazo izquierdo, quedando sus pechos desnudos (ya que había perdido su sujetador y sus braguitas hacía algunos minutos) sobre la lona.

La chica trató de liberarse, pero los dos brazos de Irene eran demasiado para el débil brazo de Laura, que estaban agarrado por una mano por el codo y con la otra por la muñeca, retorciéndolo de manera estratégica cada vez que notaba que Laura oponía algún tipo de resistencia.

-          Ladra y te suelto- dijo Irene elevando el tono de voz para que todos vieran como la humillaba.

-          Que te jodan- dijo Laura enfadada alargando la última a al sentir como Irene retorcía la muñeca de la que parecía que sería la perdedora de aquella velada – como me rompas algo perderás- le avisó Laura tratando de liberarse de la traba, pero el dolor era demasiado.

-          Ya lo sé, tontita – dijo Irene sin soltar a su presa, con una sonrisa triunfal – por eso no te pienso romper nada, pero te puedo hacer muchas cosas en estos tres minutos que quedan, por no contar el castigo que te daré ahora en cuanto terminemos.

Irene miró la cara de la árbitro para ver que le estaba pareciendo lo que estaba pasando y cuanto tardaría en parar aquello, pero supo que no detendría aquella traba de manera inmediata al ver la sonrisa y guiño que le hizo, con lo que Irene hizo una nueva torsión sobre el brazo de su rival que se retorció tratando de liberarse, pero estaba demasiado bien agarrada como para poder liberarse, con lo que no tardó en ladrar.

Irene rio al oírla y se dispuso a soltarla como había prometido, pero entonces su mirada se cruzó con la de Xana, a la que pudo leer claramente en sus labios “quiero más”, mientras pasaba su mano por uno de sus duros pechos para intentar excitarla, cosa que casi no fue necesaria ya que Irene estaba supercaliente.

-          Suéltame ya- exigió la chica con tono imperativo pero a la vez con mirada suplicante y con el tono de sus mejillas rojo debido a la vergüenza de haber ladrado para liberarse de aquella presa.

-          Lo siento perrita, pero has tardado demasiado.

Laura miró con furia a su captora y puso de nuevo todas sus fuerzas en intentar liberarse para vengarse de lo que Irene le acababa de hacer. El sexo de Irene se empapó sobre manera, y sus pezones se pusieron duros como piedras, cuando vio como el rostro de Laura se contorsionaba de dolor cuando Irene retorcía su muñeca de nuevo, haciendo desaparecer la expresión de furia del rosto de la joven luchadora, para dejar paso al dolor e impotencia que aquella situación le producía, pudiendo ver cómo estaba al borde de las lágrimas por la mezcla de dolor, humillación e impotencia.

Laura no pudo contener una lágrima cuando finalmente la lucha terminó, y supo lo que la esperaba. Irene la miró y la enterneció un poco, estando dispuesta a no ser tan dura como lo habría sido con otra luchadora, realmente se había pasado un poco humillándola durante el combate aprovechándose de la inexperiencia de la joven, ya que no había tenido intención de soltarla en ningún momento, pero la idea de ser más blanda desapareció de su mente cuando Xana le hizo un gesto inequívoco de que quería ver como se ensañaba con la joven y dulce Laura.

Irene se acercó a Laura y la ordenó que pusiera las manos detrás de la espalda. Desde aquella distancia podía ver las lágrimas que habían salido de los ojillos de la perdedora, así que se acercó a ella, posando sus manos en sus medianos y firmes pechos, mientras pasaba su lengua por el rostro de la joven para hacer desaparecer sus lágrimas.

-          Si con esto ya estás llorando prepárate para lo que viene, llorica- dijo Irene con una sonrisilla, que se hizo aún más pícara cuando vio como Laura, o bien porque su entrenador así se lo había indicado o bien por la inseguridad que la provocaba aquella situación, no contestó.

Irene agarró la larga y oscura melena de la que había sido su contrincante y abofeteó con fuerza un par de veces su mejilla izquierda, hasta que esta tomó un tono rosado que a Irene le agrado, al tiempo que observaba como Laura cerraba sus ojitos y ponía un gesto de dolor cada vez que recibía un impacto.

Después de haber calentado la cara de la perdedora un poco, la ganadora la tiró al suelo y se separó la braguita que llevaba hacia la derecha, para a continuación ordenar a Laura que lamiera su empapado sexo.

La joven luchadora se acercó hacia la ganadora un poco temerosa, y comenzó a lamer el sexo de Irene con indecisión, lo que excitó a la ganadora, ya que a juzgar por la manera en la que lamía por la cabeza de Irene pasaban dos opciones: que su sexo fuera uno de los primero que lamía, o que la pobre luchadora fuera heterosexual y que estuviera padeciendo con aquella humillación más aún que con los bofetones que acababa de recibir.

La idea de estar pervirtiendo a una chica heterosexual de aquella manera, ante todo aquel público, calentó a Irene todavía más, con lo que pese a que la lamida de Laura era de lo más básica, el orgasmo no tardó en asomarse en el cuerpo de Irene, que en cuanto lo detectó agarró a Laura por los hombros para empujarla sobre el suelo haciendo que esta cayese sobre la lona.

Irene trató de fingir que hacía aquello solo porque ella así lo deseaba, y no porque no quería quedar en evidencia al correrse después de que la perdedora-sumisa le comiera su sexo durante apenas 3 minutos. Irene respiró tranquila y sonrió un poco cuando notó que sus deseos de eyacular se iban diluyendo, con lo que para celebrarlo se acercó a Laura para seguir disfrutando humillándola.

Laura recibió el pie de la ganadora en su boca tan solo unos instantes después de ser derribada, abriendo esta todo lo que la era posible su cavidad bucal, llegando Irene a llegar hasta la garganta de la joven, cuyo rostro se fue poniendo rojo poquito a poco.

Los espectadores VIPS, al ver que la acción estaba demasiado lejos de ellos como para tocar a las luchadoras, se acercaron mientras Irene se divertía introduciendo su pie en la boca de la perdedora, al tiempo que escupía una y otra vez sobre la cara de Laura, que cada vez que recibía un salivazo se encontraba más y más humillada.

Laura, que estaba demasiado centrada en no atragantarse con el pie de la luchadora que acababa de batirla, se sobresaltó cuando media docena de manos y un par de pies, se posaron sobre su cuerpo.

En un principio Laura trató de mostrarse más o menos entera ante aquellos tocamientos, pero cuando los tacones de una de las espectadoras VIP comenzaron a clavarse por sus suaves muslos, dejando pequeñas marcas rojizas, y los tocamientos de algunas manos masculinas comenzaron a volverse algo más rudos, dejando de manipular el mojado sexo de la perdedora solo con caricias, para darles pellizcos y pequeños azotes en su sensible vagina, Laura comenzó a convulsionarse un poco aun sabiendo que aquello no serviría de nada.

El rostro de Laura era un espejo para Irene: en él podía observar que caricias le aliviaban un poco a la perdedora y como la mayoría de las cosas que le hacían le hacían sentir dolor. También pudo ver como el rostro de Laura se relajaba un poco cuando Irene dejaba de restregar sus pies sobre su rostro, lo que a Irene le excitó y quiso inclinarse para martirizarla un poco psicológicamente.

-          Tranquila, que pienso volver con un regalito para ti – dijo despidiéndose de Laura momentáneamente, con un nuevo salivazo que aterrizo en su mejilla derecha.

La pobre perdedora fue apresada por decenas de manos que la sobaron sus pechos, sus muslos, le dieron incontables pellizcos, le pusieron pies sobre su cara para que los lamiera al igual que había hecho con Irene hacía unos instantes…

Irene se tomó con calma su regreso con Laura, le gustaba estar cerca del público y escuchar como la piropeaban y le pedían que destrozarse a la perdedora ahora que esta no podía defenderse.

La luchadora sonreía tras cada sugerencia, pero su vista no podía evitar mostrarse inquieta en busca de su nueva Ama Verónica, la cual estaba sentada en la primera fila del público general, observando con interés lo que sucedía en el círculo de pelea pero sin posicionarse en su favor ni en su contra…

Irene fue alzando al aire la media docena de arneses que los organizadores de la pelea habían puesto a su disposición, enfundándose finalmente el más grande de todos mientras todo el público la jaleaba al ver como se quitaba sus braguitas, dejando por unos instantes al descubierto su pequeño sexo depilado.

Una vez tuvo enfundando el consolador se acercó de nuevo hacia donde la desdichada Laura seguía siendo humillada y abusada por todos los espectadores VIP, para terminar con el castigo de la misma, pero entonces una mano fuerte la agarró y tiró de ella.

-          Hay que dar un poco de carnaza al público, cariño- dijo una voz femenina y sensual y antes de darse cuanta tenía una mano sobre su pecho derecho, jugando con su pezón y unos labios calientes y carnosos pegados a los suyos.

Irene no pudo ver a la mujer que le había abordado de tan deliciosa manera, hasta que esta se apartó un poco, sorprendiéndose un poco al ver el rostro de la que había sido árbitro del combate, con una sonrisa en la cara al ver la expresión de Irene.

-          No  dejes por aquí tirada tu ropa interior, niña- dijo la mujer, que pese a tener como mínimo 40 años, lucía un cuerpo bastante atractivo, con unos pechos grandes y firmes, un cuerpo trabajado bastante en gimnasio con unas abdominales marcadas, aunque no demasiado, un pelo largo y ondulado y una mirada pícara- quítate el sujetador también, tesoro- le pidió acercándose a Irene y arrebatándoselo, sin que la joven pusiera ninguna resistencia.

Irene y la mujer árbitro dieron un hermoso espectáculo lésbico a los espectadores, después de que la segunda lanzara la ropa interior de Irene a la grada donde un hombre de unos 40 años logró hacerse con el pack completo de prendas que Irene había usado.

Ver los grandes y redondeados senos de Irene hizo que el público enloqueciera, multiplicándose aquella locura cuando la mujer árbitro que parecía que sabía muy bien manejar los tiempos de aquella situación, agarró los pechos de la joven luchadora, para alzarlos por debajo, quedando aún más exuberantes.

Irene quedó a unos centímetros de la grada, con lo que los espectadores, estirando sus brazos, pudieron llegar a tocar su cuerpo ligeramente. A Irene aquello no le gustaba, pero Xana le había dicho que era lo mejor para poder seguir adelante en el circuito de lucha e Irene siempre acataba lo que su Ama le decía que era mejor para ella.

Lo que a Irene sí que le gustó fue escuchar como los espectadores le pedían que diera su merecido a Laura. La vencedora no guardaba ningún tipo de rencor hacia la perdedora, a diferencia de con la primera contrincante que tuvo, pero a medida que oía los deseos de la gente de ver a Laura sodomizada salvajemente por ella, Irene se alejó para ir a buscar a Laura.

Irene se dio cuenta al ver a Laura que los espectadores VIP se habían ensañado con ella en el tiempo que ella había estado presumiendo de cuerpo ante el público: la espalda de la joven perdedora estaba repleta de pequeñas marcar rojizas originadas por un látigo que en aquel momento reposaba en las manos de una sonriente Marisa, de los pequeños pezones de la martirizada luchadora colgaban unas apretadas pinzas con pesos, sobre el cuerpo de la muchacha habían escrito con rotuladores toda clase de palabras humillantes.

Laura fue sacada del círculo en el que se encontraba, por la mujer árbitro, para llevarla ante la vencedora, por sus cabellos. La joven gritó un poco de dolor, lo que a Irene le entusiasmo, por algún motivo, pese a haber descubierto la sumisión y sentirse realmente sumisa ante Xana y Verónica, tener la posibilidad de seguir martirizando a Laura hizo que su sexo se calentarse aún más.

Irene no mostró piedad alguna de Laura, a la que obligó a tragar su grueso falo sin contemplaciones. Después de recibir tanto castigos, y exprimirse a fondo durante el combate, las fuerzas en la perdedora estaban comenzando a flaquear, lo cual no fue excusa para que Irene aflojase el ritmo, espoleando a la muchacha a que chupase con mayor intensidad causándola dolor, ya fuese balanceando las pinzas de sus pezones, tirando de su larga melena de pelo negro o clavando sus dedos sobre zonas que evidentemente estaban doloridas en el cuerpo de la joven.

Pese a que la muchacha miraba suplicante a su dominadora, esta no paró hasta que su apetito sádico fue satisfecho, momento en que tiró de los pelos de Laura, para llevársela hasta colocarse a unos cuantos metros de la grada. Irene obligó a la perdedora a clavar sus rodillas en el suelo y que levantara el culo para que decidiera porque agujero introduciría aquel desproporcionado arnés.

-          Por la vagina, por favor- pidió la chica en un susurró que tan solo oyó Irene. Pero la petición fue contestada por un par de violentos azotes sobre sus nalgas.

-          ¡A callar zorra, el público lo elegirá ahora!- dijo Irene reavivando de nuevo su apetito sádico, sintiendo unos deseos inmensos de conseguir placer mientras Laura padecía- ¡Estimado público, que levante la mano el que quiera que la folle por el coño de guarra que tiene!- dijo a voz en grito levantándose a penas una veintena de manos- ¡Ahora los que quieres que la rompa el culo!- dijo mientras introducía un par de dedos de golpe, haciendo sobresaltarse a la perdedora, que miraba impotente como más de un centenar de espectadores alzaban sus manos.

Pese a saber que aquello le iba a hacer mucho daño a la perdedora, Irene no mostró piedad alguna y apuntó la punta de su arnés cuando apenas había introducido tres dedos en la cavidad anal de Laura.

Los músculos de la joven se tensaron al sentir esto, provocando un gemido de dolor más que audible cuando Irene ejerció presión, lo que motivo a que Laura se relajase para dejar paso duro y grueso falo. Irene gozó de cada centímetro que fue introduciendo, viendo como el público enloquecía al ver como Laura se retorcía de dolor entre sus manos.

Irene en ningún momento puso las cosas fáciles a Laura, y aún a sabiendas de que el en futuro tendría más combates, quizás con Laura teniendo la posibilidad de vengarse, Irene se mostró especialmente malvada con la novata, azotándola sin piedad y recorriendo su espalda con sus cortas uñas para que no percibiera ni el más mínimo placer mientras ella celebraba su victoria.

La penetradora, para que todo el mundo pudiera ver el rostro de Laura, agarró con firmeza el pelo de la chica, para que mantuviera su cara alzada y el público pudiera contemplar lo mucho que sufría, con aquel impresionante dildo enterrado completamente en su ano.

Irene se sobresaltó cuando de repente sus pechos dejaron de botar tras cada penetración, pero se relajó, y siguió penetrando con mayor violencia cuando notó la deliciosa boca de Xana besando su cuello, y animándola a que destrozase a la perdedora para ella.

Las convulsiones de placer apenas tardaron unos segundos en apoderarse el voluptuoso cuerpo de la ganadora, las cuales tuvieron malas consecuencias para Laura, que sintió sobre sus carnes como Irene clavaba sus uñas con más intensidad sin piedad, hasta que finalmente Laura se sintió liberada del arnés y se dejó caer al suelo, tumbada boca abajo, con su ano totalmente dilatado.

-          Súbete sobre su espalda- ordenó Xana a Irene, que lógicamente obedeció al momento, apoyando todo su peso sobre la espalda de la agotada sumisa – la has destrozado –comentó Xana clavando uno de sus tacones de aguja en el sexo de la perdedora, sin que esta apenas se moviera debido a sus escasas fuerzas.

-          Sí Ama- dijo Irene en un susurro sin saber si aquello le iba a acarrear buenas o malas consecuencias.

-          ¿Te ha gustado hacerlo? – preguntó mientras metía su otro zapato en el dilatado ano de la perdedora, lo máximo que pudo para que no se saliera, llevándose la ovación del público general al ver como usaba de zapatero los agujeros de la perdedora.

-          Si Ama, mucho, me encanta vencer y castigar para usted – dijo Irene mientras Xana se acercaba a ella, posando sus pies cubiertos por medias negras sobre los riñones de la sufrida sumisa.

-          ¿Quieres sesión de sexo esta noche, o de sumisión? – preguntó Xana acercándose a ella para agarrarla la barbilla y obligarla a alzar su cara como ella deseaba.

-          De sumisión, Ama- dijo la luchadora sumisa. Xana se acercó y la besó los labios con pasión.

-          La tendrás tesoro, pero recuerda que ahora tienes dos Amas y creo que Verónica no está nada contenta contigo, porque apostó 100 euros en tu contra, así que te puedes ir preparando.

Escuchar que la que hasta el día anterior había sido su mejor amiga en la universidad, podría estar enfadada con su actuación y tomarse venganza como Ama sobre ella, no asustó ni un poco a Irene, a la cual la invadió una gran excitación y deseo de estar ante ella de nuevo…

Continuará…

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