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La decisión de Carmen 23

en Dominación

Carmen llevaba cerca de dos semanas valorando el como podía salir de la situación en la que se encontraba. En aquel momento tenía 2 esclavas fijas y una que podía serlo, siendo esta última su propia hermana pequeña. Todo eso sin contar que ella no se podía dedicar enteramente a sus sumisas, ya que ella misma era esclava de Ama Sara, la cual le había dado una gran confianza que Carmen no estaba dispuesta a defraudar.

La sumisa pensaba en todo esto mientras preparaba un relajante baño de espuma para su Dueña.

-         ¿Aún no sabes lo que hacer con todas tus esclavas?- preguntó Sara, que acababa de aparecer a la espalda de su sumisa. La mujer entró totalmente desnuda, con su largo pelo rojizo cayéndola por delante de los hombros y llegando a taparla sus pequeños pezones marrones que Carmen tan  bien conocía.

-         Sí Ama, lo siento, es que no sé que hacer- dijo Carmen, que también estaba desnuda, levantándose para ayudar a su Ama a entrar en el baño.

Sara gimió de placer a medida que la espumosa masa que llenaba la bañera se la iba tragando, Carmen, que pese a llevar mucho tiempo a los pies de su Ama no se tomaba confianzas, se quedó fuera del agua arrodillada a la espera de cualquier deseo que su Dueña pudiese tener.

-         ¿A que esperas?- preguntó Sara con media sonrisa- entra y cuéntame lo que has reflexionado hasta ahora.

Carmen obedientemente se metió en la espaciosa bañera agarrándose a los bordes de la misma para no caerse. La sumisa tenía la costumbre de contarla todo, o casi todo, a su Ama, Sara le había dado la confianza desde el primer día y eso hacía que la esclava se sintiese bien al no ocultarla información.

-         Habla- le dijo la mujer en tono juguetón al tiempo que pasaba su pie por el sexo de su sumisa.

-         Sigo con las mismas dudas que el último día que hablamos, Ama- confesó Carmen- me gustaría someter a mi hermana y hacerla disfrutar convirtiéndola en mi esclava, pero no puedo acoger a tres sumisas a la vez en mi tiempo libre.

-         Podrías hacer competir a las otra dos por un puesto, seguro que sería divertido- dijo la mujer risueña.

-         No Ama, eso no estaría bien. Gema vino a mí para convertirse en mi esclava casi sin condiciones y Vanesa después de cómo me suplicó cuando la liberé no puedo dejarla fuera- dijo Carmen.

-         ¿Y si hicieses más sesiones colectivas, con dos o más? – Sugirió Sara tratando de ayudar a su sumisa.

-         Esa me la he planteado, pero tampoco me convence mucho- dijo Carmen- verá, los mejores recuerdos que guardo desde que usted comenzó a someterme son de cuando estamos usted y yo solas, una dominación íntima, no se si me explico.

-         Te explicas muy bien- dijo sonriendo la mujer que seguía jugueteando con el sexo de su esclava por mediación de su pie.

-         No quiero ser un Ama chapucera- concluyó la sumisa con un poco de desánimo. Haciendo que la sonrisa de su Ama desapareciera un poco.

-         Carmen te puedo asegurar que no eres una dominante chapucera- le dijo mirándola fijamente a los ojos- fíjate en lo que has conseguido, en tan solo unos meses has conseguido que tu mayor enemiga te suplique por ser tu esclava, eso no lo hace cualquiera.

Sara dejó el tema después de unos minutos en los que no sacaron nada en claro, comenzando a divertirse bajo el agua. Como siempre la dominante llevaba la iniciativa a la hora de tener sexo con Carmen, dejándose la joven sumisa, tocar por las expertas manos de su dueña.

-         Creo que tengo una solución para tu problema, Carmen- dijo Sara una vez se hubo corrido bajo el agua gracias a las caricias de su sumisa.

-         Dígame, Ama, por favor- pidió la sumisa que llevaba mucho esperando que su Dueña le iluminase con su experiencia.

-         Yo me podría hacer cargo de tu hermana, si como dices tiene deseos de ser sumisa, y además solo le gustan las mujeres. Creo que podría ser una buena esclava para mí- dijo la mujer mirando a Carmen fijamente para estudiar su reacción.

-         Podríamos intentarlo, pero sería un poco raro, mis padres harían preguntas, Ama- dijo Carmen que no estaba muy convencida de la viabilidad del plan.

-         No, porque según la idea que tengo tú dejarías de vivir aquí- dijo Sara dibujando en el rostro de Carmen una mueca de tristeza que la dominante se apresuró a atajar- Si tu hermana no cumpliese con mis expectativas o si a ella no le gusta mi forma de dominar tú podría volver a mis pies.

-         Pero yo no quiero dejar de ser su sumisa- dijo Carmen acercándose a su Dueña para que viese lo importante que era para ella aquella relación.

-         No dejarás de serlo si no quieres, podrás pasar por aquí cuando quieras y te prometo que no tengo intención de perder el contacto contigo, además ahora tienes un par de esclavas a las que podrás hacer sentir lo que tu has sentido y que te harán sentir lo que yo siento- dijo la mujer sonriendo.

-         Prométame que si la hecho demasiado en falta podremos volver a como estamos ahora, Ama- pidió la sumisa que deseaba explorar con más profundidad la dominación sobre Vanesa y Gema, pero que sabía que echaría mucho de menos el servir y recibir recompensas de Ama Sara.

-         Prometido- dijo la mujer sellando el pacto con una beso sobre los labios de la esclava- prepara a tu hermana, veremos si Susanita tiene las mismas cualidades que su hermana.

 

Tan pronto como salió de la bañera y ayudó a su Ama a secarse, Carmen comunicó a Susana la audiencia que acababa de prepararla con su Dueña, ante lo que la chica comenzó a gritar de alegría, entusiasmada ante la posibilidad que se la presentaba.

Carmen, pese a que preguntó un par de veces a Sara, mientras comían, a que clase de prueba iba a someter a su hermana, no logró sacarla absolutamente nada. La sumisa sonrió ante la segunda negativa, confiaba plenamente en su Señora y sabía que fuese cual fuese el método que usase sería algo digno de ver y de una excitación máxima.

El timbre de la casa resonó por todo el salón a las 5 en punto de la tarde, momento en que Carmen estaba masajeando los pies de Sara, totalmente desnuda, mientras que esta trabajaba en uno de sus casos en el ordenador portátil.

-         Va a abrirla tal y como estás y que se desnude antes de llegar a mi presencia- ordenó la dueña de la casa a su esclava mientras esta se encaminaba a la puerta.

Susana se había vestido para la ocasión con sus mejores galas, con un vestido largo de color azul, de un poco de escote, con unos zapatos de tacón del mismo color y el pelo perfectamente arreglado.

-         Lo siento Susi, pero de poco te va a servir venir con esa ropa- le dijo Carmen sonriendo- el Ama desea que te presentes ante ella desnuda.

La recién llegada no tardó en quitarse el vestido, el tanga, el sujetador y los zapatos, para dejar todo esto en el suelo y así poder seguir a su hermana ante la presencia de la mujer a la que estaba apunto de ofrecerse.

Sara, que había dejado su ordenador sobre la mesa del salón observó a la hermana de Carmen totalmente desnuda. Su sumisa se la había descrito perfectamente, era una chica joven, de piel clara, complexión liviana, pelo largo y castaño claro que le llegaba hasta la mitad de la espada, un par de pechos pequeños pero firmes con unos pezones marrón claro y un sexo depilado y que parecía de lo más dulce.

-         Así que tú eres Susana- dijo Sara mirándola fijamente a los ojos.

-         Si Señora, es un placer conocerla.

-         ¿Tu hermana ya te ha contado como me gusta que me saluden mis esclavas?

-         Sí Señora- respondió la sumisa.

-         ¿Pues a que estás esperando para presentarme tus respetos, putita?- preguntó Ama Sara.

-         Lo siento Ama- dijo la chica al tiempo que se arrodillaba hasta los pies de Sara y comenzaba a besarlos con devoción.

Sara sonrió a Carmen complacida por las aptitudes de su hermana, pero la sonrisa desapareció cuando con actitud severa la ordenó levantarse para ser examinada. Susana obediente se puso firme con las piernas ligeramente separadas, las manos detrás de la espalda y la mirada fija en el frente.

Sara comenzó a acariciar el cuerpo de la joven comenzando por las mejillas para bajar hasta el cuello y notar la tensión que este acumulaba. Con un simple gesto de mano Carmen se acercó a su Dueña para ayudarla a quitarse la blusa y el sujetador que llevaba, quedando con una falda negra como única prenda de ropa.

-         Dime el motivo por el que quieres ser mi sumisa- ordenó la mujer mientras pegaba sus pechos en la espalda de la esclava al tiempo que amarraba con fuerza los de Susana.

-         Mi hermana me ha dicho que es usted increíble y que ha ampliado sus horizontes en la sexualidad, me encantaría ser su esclava y que me hiciera vivir esas experiencias, Señora- dijo Susana notándose en su voz algo de nerviosismo.

-         Con ella he sido muy buena porque nunca se ha merecido un castigo ejemplar- le avisó Sara bajando sus manos hasta las caderas de Susana y llevando lentamente sus manos al húmedo sexo de la joven- ¿tienes las mismas aptitudes como sumisa que tu hermana?

-         No lo sé Señora, pero me esforzaré por complacerla, y si necesito castigos para convertirme en una buena sumisa los recibiré con gusto.

-         Me gustas zorrita, espero que todo lo que dices no sea palabrería- dijo Ama Sara separándose de la aspirante después de darla un sonoro azote en el culo- pero solo hablando no vas a poder convertirte en mi esclava, tendrás que competir con mi sumisa actual y demostrar tu valía.

Carmen se sorprendió, la chica no esperaba que su hermana tuviese que competir con ella para conseguir convertirse en la nueva esclava de Sara. Susana, que estaba tan sorprendida como Carmen miró a su hermana en busca de una explicación.

-         ¿Carmen está de acuerdo con esto Señora?- preguntó la chica- sé lo importante que es usted para ella y no querría interponerme.

-         No te preocupes por eso putita, tu hermana en una gran sumisa, está muy confiada en derrotarte- antes de que nadie pudiese decir nada más Sara ordenó- Las dos de rodillas.

Carmen nada más lo oyó dio un par de pasos para colocarse junto a su hermana y apoyar sus rodillas en el suelo delante de su Señora, que las miraba interesadas mientras se iba deshaciendo de su falda y sus braguitas, dejando al descubierto su sexo depilado.

Una vez estuvo totalmente desnuda la mujer se sentó en el sofá mientras era observada por las arrodilladas esclavas.

-         El primer juego para saber lo que vales es muy fácil de comprender- dijo mirando únicamente a Susana-  las dos hermanitas os echáis sobre mí y me dais placer con todas las tácticas que conozcáis, pero sin tocarme aquí- explicó la mujer separando sus rosados labios vaginales para que las dos esclavas viesen su delicioso interior- cuando considere que estoy lo suficientemente caliente agarraré la cabeza de la que lo haya hecho mejor y la llevaré hasta mi sexo para que me haga acabar, esa será la vencedora. ¿entendido?

-         Sí Ama- dijo Carmen al mismo tiempo que Susana también expresaba su conformidad, pero llamando Señora a Sara.

-         Por supuesto la perdedora recibirá un castigo antes de comenzar la segunda prueba.- avisó la mujer con media sonrisa al ver como se torcía un poco el gesto de Susana.

Las dos hermanas se echaron sobre el cuerpo de la dominante para comenzar a estimularlo. Carmen se adueñó del seno derecho de su mentora, dándole una rápida lamida sobre el pequeño y erecto pezón de este, haciendo comenzar a proferir gemidos por parte de la mujer. Susana al ver la ventaja que su hermana comenzaba a sacarle trató de hacerse con el otro seno de la mujer para proporcionarla también placer, pero su técnica estaba mucho menos depurada que la de su hermana mayor y tuvo que ver impotente como Sara comenzaba a dar caricias tan solo a su sumisa actual.

-         Apenas he sentido nada de placer por tu parte- le recriminó Sara a su aspirante como sumisa mientras guiaba la cabeza de Carmen a su sexo.

-         Lo siento mucho Ama- dijo Susana arrepentida por su torpeza.

-         Y más lo vas a sentir- le dijo la mujer- sobre la mesa tengo el látigo con el que te azotaré, tráelo y ofréceme tu culo para que aprendas las consecuencias de ser un mala esclava.

La sumisa perdedora rápidamente se presentó ante Sara con el látigo entre las manos, era un artilugio con unas 20 tiras de cuero de unos 40 centímetros cada una y unidas en un mango grueso que la Dominante asió con fuerza.

Susana, antes de que Sara le dijese nada se dio la vuelta, se arrodillo y pegó su frente al suelo, dejando sus nalgas bien arriba al alcance del instrumentos de castigo de la dueña de la casa.

Sara, fustigó con fuerza el trasero de la joven sumisa, que contaba cada golpe que recibía para que su Señora no tuviese que hacerlo. Carmen por su parte se encargaba de lamer y generar placer en el sexo de su Dueña hasta que esta acabó por correrse.

-         Espero que esta lección te sirva para hacer mejor la próxima prueba- le dijo la mujer después de descargar con fuerza su látigo contra las duras y enrojecidas nalgas de Susana.

-         Sí mi Ama, esta vez no le fallaré- dijo la esclava girándose para ponerse de rodillas junto a su hermana, sin echarse las manos al culo ni una sola vez pese al picor y dolor que sentía en aquel momento en la zona.

Sara se levantó de su asiento dejando a las dos hermanas sumisas solas durante unos minutos, para regresar con un par de dildos idénticos de color negro, de unos 20 centímetros de largo y bastante gruesos. Mediante sus indicaciones Carmen y Susana adoptaron una posición, con las manos detrás de la cabeza y las piernas separadas, siendo misión muy sencilla para Sara introducirlos dentro de los sexos de las jóvenes, ya que ambas estaban muy húmedas.

-         Esta prueba es tan simple como la primera, pondré a vibrar los dos falos que os acabo de meter y a la que se la caiga antes perderá y recibirá 20 golpes en los pechos con este mismo látigo- dijo la mujer dejando en látigo sobre el sofá y sentándose cómodamente con un mando a distancia que accionó antes incluso de preguntar a su sumisa y a la aspirante si les había quedado claro.

La mujer comenzó divirtiéndose cambiando de intensidad los dos vibradores que tenían dentro las sumisas. Tanto Carmen como Susana comenzaron a lubricar abundantemente y después de unos minutos de incesante movimiento en su interior los vibradores comenzaron a salir al exterior.

La Dominante se levantó de su asiento para acercarse y acariciar a las dos esclavas, haciendo así que su concentración para limitar el placer disminuyese. Sara las acarició por igual, mientras observaba como del dildo de Susana ya se veían cerca de 10 centímetros del sexo de Carmen apenas habían brotado 5.

-         ¿Es la primera vez que has tenido que controlarte para no llegar al orgasmo, putita Susana?- preguntó Ama Sara acariciando los pequeños y firmes senos de la joven.

-         Desde que supe lo de Carmen he estado negándome el orgasmo yo misma, Señora- respondió la chica con la voz temblorosa por el placer.

-         Eso está bien, pero creo que no va a ser suficiente- dijo mientras observaba como el vibrador estaba cada vez más fuera.

Susana puso cara de esfuerzo y trató de retener aquel falo vibrador en su interior, pero después de dos minutos de intenso esfuerzo fue totalmente incapaz de soportarlo y el dildo cayó sobre la alfombra del salón totalmente empapado.

-         Has fallado otra vez perra- dijo Sara mirándola con dureza al tiempo que cogía el látigo- si quieres tener otra oportunidad tendrás que aceptar tu castigo.

-         Lo acepto Señora- dijo Susana colocando sus manos detrás de la espalda y sacando su torso para dejar sus pechos bien expuestos.

Sara no mostró piedad alguna sobre los jóvenes senos de la muchacha golpeando estos con la misma fuerza con la que anteriormente había azotado sus nalgas. Carmen ya con el dildo fuera observó la escena, viendo como su hermana trataba por todos los medios de disimular el dolor que se alojaba en sus pechos, los cuales después de los 20 golpes acabaron muy rojos.

-         ¿Quieres probar con la siguiente prueba zorrita, o ya das por vencedora a Carmen?- le preguntó Sara a la aspirante a la que se le habían escapado unas cuantas lágrimas de dolor.

-         Quiero probar Señora- dijo la sumisa tratando de sonar con un tono de voz normal,

-         Tu siguiente penitencia será en el coñito- avisó la mujer observando a la chica hasta que esta asintió con la cabeza- muy bien entonces. La última prueba consiste en cuidar la imagen de vuestra Ama, a cada una de vosotras os cederé uno de mis pies para que me pintéis la uñas, la que peor lo haga pierde y recibirá 20 golpes en la vagina. Carmen ve a por dos pintauñas- ordenó la mujer y la sumisa rápidamente se desplazó a la habitación de su Dueña.

Sara casi no tuvo que esperar para que las dos hermanas comenzaran a acicalar sus pies. Carmen, comenzó por el dedo más pequeño del pie que le había sido asignado, dándole un toque de color rojo intenso, el favorito de su Ama. Susana por su parte estuvo mucho más nerviosa durante aquella prueba, ya que nunca antes había pintado las uñas de otra persona y ella tampoco era asidua en el uso de aquel tipo de cosmético.

-         Parece que tenemos ganadora- dijo Sara viendo como Carmen había terminado su trabajo cuando Susana tan solo había llegado a pintar tres de sus uñas.

La perdedora alzó la cabeza y vio lo lustrosas que habían quedado los dedos de los que Carmen se había encargado, muy diferentes a los que Susana había pintado, en los que había bastantes errores y muy poca uniformidad en las pinceladas.

-         Lo siento perra Susana- le dijo Sara mirando a la sumisa al tiempo que retiraba su pie a medio pintar de sus manos- no vas a poder ser mi sumisa- de los ojos de la chica comenzaron a brotar lágrimas- te puedes marchar ahora, no es necesario que castigue tu sexo.- la joven calló durante unos segundos hasta que finalmente se tumbó con la espalda pegada en el suelo y separó sus piernas.

-         Por favor deme mi castigo por fallarla Señora- pidió la sumisa.

-         Esto no es cosa de risa- le dijo Sara mostrando el látigo- un golpe ahí duele mucho, ya no te digo 20.

-         Quiero ser una buena sumisa, lo he hecho mal y merezco un castigo- dijo la chica decidida.

-         Me encanta fustigar, te daré lo que pides- dijo sonriendo y mirando a Carmen- encárgate de agarrarla las piernas para que no pueda cerrarlas mientras la castigo.

-         Si Ama- dijo la sumisa colocando un pie a cada costado de su hermana su sujetándola los tobillos para dejar a su Ama un ángulo perfecto de golpeo desde su posición sentada en el sofá.

Los golpes que Sara propinó a la sumisa perdedora fueron algo más suaves que los que le había dando con anterioridad en sus pechos y sus nalgas, pero aún así la chica gritó de dolor tras el primer golpe, ofreciéndole la posibilidad de marcharse y ahorrase el resto. Susana declinó la oferta.

-         Pues lo que no quiero es oírte gritar de dolor, en lugar de eso usa esa energía para honrar a la ganadora- le dijo guiñando un ojo a Carmen que comprendió al momento.

La sumisa de Ama Sara colocó una rodilla a cada lado de la cabeza de su hermana aplastando la cara de esta con su húmedo sexo, mientras que con sus brazos agarraba la parte posterior de las rodillas de Susana, para tirar de ellas y poder mantenerla indefensa para su castigadora, al tiempo que la sufridora podía lamer el sexo de Carmen.

Sara, para que su sumisa pudiese sentir más placer, alargó el castigo de Susana dejando entre cada golpe cerca de medio minuto de tiempo. Carmen, como premio a la tenacidad de su hermana y a la gloriosa lamida que la estaba dando, jugueteó con los irritados pechos de la joven proporcionándola un ligero momento de relax entre latigazo y latigazo sobre su zona más íntima.

-         Ama, ¿me puedo correr?- preguntó Carmen a falta de 3 golpes para concluir con el castigo de Susana.

-         Si quieres correrte tienes que darla tú los últimos tres golpes, con la fuerza con la que sientas el orgasmo- le dijo Sara con una sonrisa, jugueteando con el látigo.

Carmen cogió el látigo que su Ama le había dado con unas pocas dudas, pero estas desaparecieron cuando sintió una nueva oleada de placer debido a la ausencia de castigo por parte de Ama Sara sobre la vagina de Susana, sin duda la chica no se había dado cuenta de que el instrumento de tortura había cambiado de manos.

Carmen miró fijamente el sexo de su hermana, que Sara se estaba encargando de dejar totalmente indefenso para su ataque sorpresa, su pubis estaba tan rojo como sus pechos, y sus labios y clítoris habían tomado un color rosa más oscuro de lo habitual, pero aún así todo su sexo brillaba por los inagotables fluidos que producía. Fluidos que también impregnaban las tiras del látigo que Sara había estado usando.

Las reflexiones de Carmen se vieron interrumpidas cuando el orgasmo llegó a ella, y sin pensar absolutamente en nada más que en su placer comenzó a fustigar el sexo de su hermana con algo más de fuerza que los golpes anteriores. Susana al sentir tan atroz dolor trató de gritar, pero con la vagina de Carmen sobre tu boca lo único que se pudo escuchar fue un ahogado gemido.

-         Que gran orgasmo- dijo Carmen jadeando levantándose para ver el rostro de su hermana empapado por sus fluidos y aún con un gesto de dolor en la cara.

-         La has dado bien duro al final- comentó Sara con media sonrisa mientras observaba como Susana se levantaba lentamente del suelo.

-         Ama Sara- dijo Susana cuando estuvo finalmente de pie, consiguiendo centrar en si la mirada de Sara y Carmen- ¿podría pedirla un favor?

-         Dime, ya veré si te lo concedo- dijo la mujer.

-         Me gustaría recibir un beso suyo, Carmen me ha dicho que besa tan bien porque ha aprendido de usted- dijo la chica tímidamente.

Sara no contestó, sencillamente se levanto del sofá y acerco sus labios a los de la joven aspirante. Susana, durante los instantes en que el Ama la besó sintió que el dolor de todo su cuerpo desaparecía por completo, volviendo a reaparecer cuando sus labios se separaron.

-         No me extraña que bese tan bien mi hermana habiendo aprendido de usted- dijo- espero que en futuro pueda tener otra oportunidad.

-         Lo siento, pero no va a haber más oportunidades para ti- le dijo acariciándola las mejillas y viendo el rostro de tristeza de la chica- ahora márchate- la chica al oírlo se dio la vuelta en busca de su ropa- y de camino a casa ve pensado en la mejor forma de explicar a tus padres que vas a venir a vivir conmigo- Susana se giró de golpe para mirar a Sara sin poder creer lo que acababa de oír.

-         ¿De verdad? Pero si he perdido.- dijo sonriendo al ver como Sara también la sonreía y asentía con la cabeza.

-         La pruebas estaban hechas para que perdieras, eran las especialidades de Carmen- confesó la mujer mientras se acercaba a su nueva esclava- lo que quería ver es cuanto estás dispuesta a aguantar por mí y ya me has demostrado que bastante, pero contéstame a una pregunta ¿Por qué el último castigo, cuando lo tenías todo perdido, has querido recibirlo habiéndote podido librar de él? ¿Qué te dijo Carmen para que tomases esa iniciativa?

-         Carmen me dijo que usted era un buen Ama y muy responsable, que no me haría ningún daño excesivo, aunque los últimos golpes han dolido un poco- dijo la chica acariciándose el sexo mirando a su hermana con una tímida sonrisa- además quería que me tuviese en cuenta por si Carmen en algún momento le fallaba o deseaba tener una nueva sumisa.

-         Entrarás a servirme en las mismas condiciones que lo hizo Carmen- le dijo la mujer- ¿sabes hacer todo tipos de tareas domésticas?

-         No Ama, estoy bastante mas verde que Carmen en ese aspecto- Sara al oírlo la sonrió.

-         Mejor así- Susana la miró sin comprender- así podré castigarte por tus faltas, estoy segura de que aprenderás rápido a hacer las cosas como a mí me gustan.

-         Si mi Ama- dijo la nueva sumisa sin poder disimular su alegría.

-         Ahora márchate a casa me pondré en contacto contigo muy pronto, sumisa mía.

Con una gran alegría en el cuerpo Susana abandonó la estancia, feliz de pese haber perdido ante su hermana mayor haber superado la prueba que Sara le había impuesto.

-         Desde este momento hasta que decidas lo que vas a hacer dejas de ser mi esclava para pasar a ser mi amante- le dijo Sara a Carmen mirándola fijamente- te ocuparás de las tareas domésticas y tendremos sexo juntas, pero ya no será sexo de Ama y sumisa, sino de igual a igual.

-         Me parece bien- dijo Carmen esforzándose por no acabar a frase con Ama.

-         Ahora quiero que me prometas unas cosas antes de que nuestro vínculo Ama- esclava se deshaga por completo. Primero: quiero que me prometas que mantendrás a raya a tus sumisas y que no dejarás que ninguna de las dos se te rebele, te lo digo porque eso puede pasar, aunque a ti seguramente no te pase, eres lista- dijo acercándose a Carmen y agarrándola por las mejillas para darla un largo beso.

-         Lo prometo.

-         También quiero que me prometas que no volverás a ser sometida por nadie salvo por mí, en alguna que otra sesión esporádica y privada para que sigas aprendiendo.

-         Se lo prometo- dijo Carmen solemnemente.

-         ¿Tú no quieres que yo adquiera ningún compromiso contigo?- preguntó la mujer pegando su cuerpo al de su amante.

-         No, la pediría que cuidase bien a mi hermana, pero sé que la va a cuidar y proteger tan bien como lo hizo conmigo, me conformo con que no rompamos nunca nuestra relación- dijo besando, por primera vez sin pedir permiso, los labios de la que durante unos meses increíbles fue su Ama y Señora.

 

Fin   

Aquí termina la etapa de Carmen como sumisa, querría agradecer a todos los que me habéis leído, ya seáis de los que comenzasteis a leerme cuando publique mi primer relato a finales de mayo, como los que os habéis enganchado a esta seria al leer algún capítulo suelto. Cuando comencé con esta saga nunca pensé que llegase a los 23 episodios, pero el ver que cada capítulo que publicaba era más aclamado que el anterior me hizo conseguir la motivación suficiente como para continuar. De nuevo muchas gracias a todos.

 

Tengo pensado hacer otra saga que continúe esta, en la que se muestren los inicios como dominante de Carmen con sus esclavas y la relación que guardará con Sara y con su hermana. Agradeceré sugerencias y posibles títulos de todo el que quiera colaborar en mi correo fantasias1987@hotmail.com 

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