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La decisión de Carmen 15

en Dominación

Sara después de un par de semanas decidió confesarle a su sumisa lo que ella misma había hecho a Vanesa, Nuria y Gema para que nadie volviese a meterse con ella en la universidad, pero la reacción de Carmen, que estaba masajeando los pies de su Ama durante el desayuno no fue la que su Sara esperaba.

-         ¿Por qué no me dijo nada, Ama?- preguntó la sumisa un poco dolida.

-         Porque eres demasiado buena y te abrías apiadado de esas perras si hubieses venid conmigo- le dijo la mujer deslizándose por la cama hasta llegar a donde su sumisa estaba.

-         Quizás de Nuria y Gema sí, pero estoy segura de que de Vanesa no me habría apiadado- dijo la sumisa.

-         Te lo debió de hacer pasar muy mal- dijo la mujer mirándola con ternura y besándola dulcemente en la mejilla.

-         Sí Ama, la tenía tomada conmigo, bueno conmigo y con todo el que era un poco diferente- dijo la chica. Sara calló un momento y luego habló.

-         Esto se les suele proponer a sumisas que llevan más de un año con su Ama, pero como tú eres una sumisa excepcionalmente buena te lo voy a sugerir a ti- dijo Sara haciendo sonreír halagada a su esclava- Tengo dominadas a Vanesa y a Gema, quiero que seas su adiestradora.

-         ¿Adiestradora?- preguntó Carmen sorprendida.

-         Sí quiero que seas el Ama de esas dos perras, las podrás usar para lo que quieras en el tiempo en que yo no te reclame y si considero que no estás haciendo un buen trabajo te relevaré de esa función.

-         Sí Ama, trataré de hacerlo lo mejor posible- dijo Carmen encantada de tener a Vanesa a sus pies.

-         Estoy poniendo muchas esperanzas en ti, Carmen, si me fallas te castigaré con dureza- le aseguró mirándola fijamente, intimidado a la sumisa por unos instantes.

-         No la fallaré Ama, es la mejor Ama del mundo, seguro que algo se me ha pegado- dijo la chica con media sonrisa haciendo sonreír también a Sara que tiró a su sumisa sobre la cama para besarla los labios con pasión.

 

Carmen pasó un día especialmente bueno en la universidad no porque las clases la fueran especialmente bien, ni nada por el estilo, sino porque había estado toda la mañana pensando en como debía explicarla a Vanesa su nueva posición con respecto a ella, finalmente en la última clase la chica se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta de salida. Pero antes de llegar a ella, cuando estaba a la altura del pupitre de Vanesa fingió un mareo. La chica se echó la mano a la cabeza y miró a su enemiga.

-         Vanesa, estoy un poco mareada, ¿me puedes acompañar al baño?

-         Sí claro- dijo la voluptuosa joven levantándose de su silla al instante para coger a Carmen de brazo.

La sumisa caminó fingiendo estar mareada hasta que salieron de la clase, momento en que le dijo a Vanesa que se encontraba mejor y que podía seguir sola, pero que solo por precaución mejor le acompañase hasta el baño y la esperase. Vanesa, tal y como le había asegurado a Ama Sara, acompañó a Carmen al baño y esperó pacientemente a que esta saliese del retrete en el que se había metido.

-         ¡Vanesa, entra!- le dijo Carmen desde el interior del cubículo.

La chica rápidamente abrió la puerta y se encontró a Carmen sentada en el retrete, con la falda y las braguitas bajadas y mostrando su sexo rasurado, la chica le miró sorprendida.

-         Sara me ha pedido que de ahora en adelante me encargue de que te conviertas en una persona un poco más servicial- le dijo sonriendo- me lo ha contado todo.

-         ¿Qué todo?- preguntó la chica tratando de sembrar las dudas en Carmen, pero la chica sonrió más ampliamente.

-         Vaya, esta jefa mía me ha engañado,- dijo la chica comenzando a sacar su móvil de la blusa que llevaba- creo que la llamaré para aclararlo- escuchar aquellas palabras de boca de Carmen fueron suficiente como para que el miedo se reflejase en los ojos de Vanesa.

-         ¡No, por favor no la llames, haré lo que quieras!- dijo la chica arrodillándose en el suelo.

-         Eso está mucho mejor, la primera tarea va a ser muy fácil porque es algo que te gusta mucho, quiero que me limpies de orina la vagina, el otro día parecía que te gustaba mucho jugar con tu pipi- dijo Carmen poniéndose seria al final ya que recordaba su humillación.

Vanesa lentamente acercó su lengua al sexo de Carmen, cuyos labios estaban bastante mojados en orina. La receptora de la lamida sintió un estremecimiento al notar la lengua de la que había sido su opresora durante tanto tiempo acariciando su zona íntima. Carmen sonrió cuando vio que Vanesa estaba a punto de terminar y soltó un nuevo chorro de orina que se había estado aguantado para que este empapase la cara de la que sería su sumisa.

Carmen, que esperaba alguna clase de protesta por su parte no hizo nada, se congratulo al ver que Vanesa no hizo más que bajar la cabeza y seguir lamiendo el sexo de la que iba a ser su Ama durante mucho tiempo. Carmen no la dijo nada a Vanesa salvo un “buena chica” como si fuese una perra cuando terminó de lamer su vagina, por aquel motivo fue la esclava la que se dirigió a Carmen cuando salieron de baño.

-         Siento muchísimo todo lo que te hice el año pasado- le dijo la chica.

-         Eso es mentira- dijo Carmen mientras caminaba hacia su clase- lo que sientes es que mi Ama te tenga controlada y ahora estás aterrada porque vas a estar en mis manos durante mucho tiempo.

-         Por favor Carmen, perdóname- pidió la chica desesperada.

-         Quizás con el tiempo, pero hasta que decida a perdonarte eres mi esclava y harás lo que yo quiera, así que cuando estemos a solas me llamarás Señora y me hablarás de usted.

-         Sí Señora- dijo la chica al momento tratando de demostrar a Carmen que iba a poner de su parte para hacerse perdonar.

-         Buena chica, esta tarde vamos a quedar tu y yo a las 5 en punto, ya te diré el lugar- dijo sonriendo ampliamente, la mañana no solo le había dado tiempo a pensar en como abordar a Vanesa, sino también a decidir lo que haría con ella cuando la tuviese a su merced.

 

Sara se quedó complacida cuando escuchó de labios de su sumisa lo que había hecho a Vanesa aquella mañana y más aún cuando la contó el plan que tenía preparado para aquella tarde, Carmen no quería sobrepasarse en sus funciones como Domadora y por aquel motivo consideró imprescindible informar a su Ama antes de actuar.

Sara, como Carmen esperaba, dio su visto bueno y la sumisa se dedicó desde aquel momento a prepararlo todo para que su primera sesión como Ama saliese tan bien como lo tenía organizado en la cabeza.

Carmen, por sugerencia de su Ama, quedó con Vanesa en el portal de la casa a la que Sara le había llevado en primer día que la había sometido. La sumisa, confiando plenamente en su Dueña aceptó.

Como aquella casa estaba bastante alejada de su residencia habitual Sara se ofreció a llevar a Carmen antes de ir a trabajar. Cuando llegaron a su destino, casi 20 minutos tarde, las dos mujeres salieron de coche intimidando a Vanesa que esperaba en el portal de pie y nerviosa.

-         ¡Hola perra!- saludó Sara que llevaba sin ver a Vanesa desde hacía muchos días.

-         Buenas tardes Ama- dijo la chica agachando la cabeza.

-         Espero que seas muy buena con mi sumisa- dijo la mujer mirándola con severidad.

-         Lo seré, se lo aseguro Ama- dijo la chica asustada.

-         Más te vale- dijo la mujer mirándola con dureza para dulcificar su mirada cuando se fijo en su sumisa- Pásatelo muy bien como esa perra, Carmen- le dijo la mujer para despedirse de su esclava dándola un cálido beso en los labios.

-         La convertiré en una buena esclava para usted Ama- dijo la sumisa después del beso.

Carmen, que llevaba las llaves en su bolso abrió la puerta del portal y le indicó a Vanesa que la siguiese, la chica sabiendo que no tenía ninguna otra opción siguió a la joven. Cuando la Adiestradora entró en la casa lo primero que hizo fue dar un par de vueltas por ella para reconocerla y así también aprovechar para que la incertidumbre de Vanesa creciese.

-         Ahora quiero que te desnudes- ordenó Carmen cuando volvió junto a su sumisa que no se había movido del recibidor.

Vanesa, que desde que Sara se había adueñado de ella vestía de un modo mucho menos provocador, comenzó a quitarse los vaqueros, los zapatos de medio tacón y el jersey que la quedaba muy ajustado en sus pechos. Carmen observó atentamente el cuerpo de Vanesa en ropa interior, realmente tenía un cuerpazo y aún la maravilló más cuando retiró su sujetador y sus grandes pechos cayeron un poco.

Carmen gozó cuando se acercó a su esclava y vio el temor en sus ojos, pero la chica no tenía por el momento intención de hacerla daño alguno, tan solo se dedicó a sobarla sus enormes pechos, pellizcarla sus grandes pezones de aureolas marrones y meterla un par de dedos en el interior de su sexo depilado.

-         Por favor Carmen, acaba con esto, perdóname te lo ruego- dijo la chica con tristeza y resignación. Carmen como respuesta la propinó un fuerte bofetón que la cruzó la cara.

-         ¡Que placer!- exclamó la muchacha- Te recomiendo que me trates como ya te he dicho esta mañana, porque para mí será una gozada castigarte- le avisó mirándola a los ojos y viendo la rabia contenida y la vergüenza en los ojos de Vanesa.

-         Lo siento Señora- dijo después de un momento agachando la cabeza.

-         Una disculpa un poco sosa- dijo la chica sentándose en el sillón y poniendo los pies sobre la mesita de la sala de estar- quizás si te humillas un poco más te perdone por esta falta.

La sumisa tetona, que ya había lamido los pies de Sara en el pasado retiró los zapatos de Carmen con las manos y comenzó a pasar la lengua por la planta de los pies de su Dominante. Carmen se agarró con fuerza a los reposabrazos de su asiento debido a que, que su atractiva y prepotente enemiga estuviese lamiéndola los pies le producía un inmenso placer. La Dominante la mantuvo así durante más de 20 minutos sin descanso y más que la abría dejado si no hubiese sido porque el timbre avisó de la llegada de alguien. Carmen alzó su mirada al reloj de pared, todo iba como había calculado.

-         Ve a abrir a nuestro invitado- dijo Carmen con energía.

-         ¿Qué invitado?- la chica como respuesta tuvo una bofetada en cada mejilla.

-         Una por preguntar y otra por no llamarme Señora, ¡ahora ve a abrir!- ordenó haciendo que Vanesa se levantase temblorosa.

La sumisa caminó hacia la puerta nerviosa porque iba a mostrarse desnuda ante alguien que ni siquiera sabía quien era y por lo rojas que tenía las mejillas después de los guantazos que le había dado Carmen. La chica cuando estuvo ante la puerta giró lentamente el pomo y abrió de golpe.

Vanesa se quedó paralizada al ver quien se encontraba al otro lado de la puerta, era un muchacho de mediana estatura, pelo corto, castaño y rizado, piel clara y en aquel momento unos ojos desmesuradamente abiertos, Carmen que se había levantado de su asiento observó la escena y sonrió.

-         Pasa Mario, pasa, no te has equivocado de casa- dijo la chica sonriendo- ¿Te acuerdas de Mario, perra Vanesa?- preguntó Carmen a su sumisa.

-         Sí Señora- dijo la chica que al parecer tenía más miedo a un nuevo correctivo que a mostrar su condición de sumisa ante otra persona.

Carmen invitó a Mario a ir al salón y ordenó a Vanesa que trajese un par de refrescos. El muchacho era un chico con el que habían coincidido el año anterior en el instituto y al igual que Carmen era una de las víctimas favoritas de Vanesa, en concreto a aquel muchacho siempre le estaba provocando sexualmente, poniéndose insinuante cerca de él, acariciándole, pero sin llegar más allá. Lo único que Vanesa quería demostrar era que ella era la más calientapollas de la clase y humillar a los chicos menos agraciados haciendo que se les levantasen erecciones en el aula.

-         ¿Qué se supone que pasa aquí?- preguntó el muchacho cuando vio como Vanesa dejaba un par de vasos con refresco de naranja sobre la mesa, Mario no era capaz de despegar sus ojos de los bamboleantes senos de la sumisa.

-         Vanesa ha decidido convertirse en una mejor persona y se ha confiado a mí para que la ayude a resarcir a la gente que le ha hecho mal.

-         ¿De verdad?- preguntó el muchacho sorprendido.

-         Sí, he pensado en ti porque si no recuerdo mal esta puta te excitó mucho en el pasado y no te dio nada para aliviarte. Si quieres que te compense bájate los pantalones.

Mario sin pensárselo un momento se bajó de un tirón los pantalones marcando una erección bajo los slips blancos que llevaba. Carmen le sugirió que para facilitar el trabajo de su sumisa también se los quitase y el muchacho lo hizo dejando sorprendidas tanto a Vanesa como a Carmen.

Todos, el año pasado, en clase lo tenían como un chico tímido y entre las chicas se había extendido el rumor de que su miembro era inferior a los 10 centímetros, pero lo que se encontraba entre las piernas de Mario no era eso ni por asomo, tenía una gruesa polla erecta que apuntaba al techo coronada con un gran glande rosado y brillante, Carmen instantáneamente lo comparó con uno de los vasos de tubo que había en la mesa, siendo el pene de su invitado sensiblemente más pequeño.

-         Estás dotadísimo- dijo Carmen sin poder disimular su asombro.

-         Gracias- dijo el chico alagado- si quieres podemos hacer alguna cosa.

-         No, lo siento soy lesbiana- argumentó la chica que tenía prohibido por su Ama  tener contacto con hombres- pero Vanesa estará encantada.

-         ¿Sois pareja?- preguntó el muchacho mientras observaba deseoso como Vanesa se acercaba a cuatro patas totalmente humillada.

-         No, para nada, ella es solo mi perra y por ahora no me va la zoofilia- dijo para después soltar una carcajada en lo que Vanesa comenzaba a meter el gran glande rosado de Mario en su boca mientras el muchacho también reía.- La mujer que me ha mostrado que soy lesbiana es otra- dijo la chica levantándose para acercase a su sumisa- más atractiva, más inteligente, más tierna, más excitante… lo tiene todo- dijo Carmen  mientras cogía la cabeza de su esclava y comenzaba a forzarla para meter y sacar la polla de Mario una y otra vez- Si miras bien a Vanesa no es más que una puta con suerte que tiene dinero y un par de tetas muy grandes, pero ahí se acaba todo.

El chico gemía de placer y miraba al techo extasiado por el placer que de modo tan inesperado le estaba llegando, hasta que después de un minuto del frenético ritmo que Carmen había impuesto el chico bramó y su polla comenzó sentir espasmos dejando la boca de Vanesa llena de esperma.

-         ¡Trágalo todo perra!- ordenó Carmen cuando comenzó a sacar la polla de la boca de Vanesa. La sumisa procurando no contrariar a su Ama mantuvo la boca bien cerrada y comenzó a tragar lentamente y con todos los reparos del mundo- ¿Pasa algo Mario?- preguntó Carmen al ver que el muchacho estaba un poco azorado.

-         No, es que aguanté muy poco- dijo el chico avergonzado ante lo que Carmen sonrió.

-         ¿Es la primera mamada que recibes?- el chico asintió con la cabeza- es normal, no te apures. ¿Vanesa, te parece que Mario aguantó poco?

-         No Señora- dijo al momento con algo de semen en su boca.

-         ¿Te ha gustado su semen?- preguntó viendo como el rostro de la sumisa se enrojecía.

-         Sí Señora.

-         Me alegro porque ahora le limpiaras su aparato y le harás correrse otro vez- ordenó la chica mirándola sonriendo.

-         Muchas gracias Carmen- dijo el chico sonriente.

-         No hay por que darlas- dijo la chica que estaba disfrutando muchísimo de ver a Vanesa así de humillada ante un chico al que había tratado muy mal en el pasado- que menos que una tarde de mamadas por esta perra después de todo lo que te hizo el año pasado- Carmen después de decir aquello y ver a su esclava plantada en el suelo la miró con enfado- ¿Estás sorda o que perra? Sigue o ya sabes lo que te espera.

La sumisa gateó de nuevo hasta Mario y comenzó a limpiar el glande del muchacho con la lengua procurando retirar y tragar todos los restos de semen que allí se encontraban. Vanesa que sabía que el tiempo corría en su favor decidió tratar de excitar al muchacho de un modo moderado y no emplearse a fondo para así tener que hacer el menor número de felaciones posibles, pero para su desgracia Carmen se dio cuenta. La adiestradora sin tardar se acercó al lugar donde Mario había tirado sus pantalones y retiró el cinturón, para descargar un fuerte correazo sobre la espalda de la sumisa que gimió de dolor.

-         ¡Sé que una zorra como tú debe de tener más recursos que esos!- le dijo visiblemente enfadada,- así que hasta que no vea la polla de Mario bien firme te seguiré azotando- le avisó dándola un segundo correazo sobre su bronceada espalda.

Vanesa no dijo nada ante la advertencia de su Ama, pero comenzó a espabilarse al momento, desde que recibió el primer correazo hasta que finalmente logró poner tieso el pene de Mario la muchacha usó todo su repertorio: lamerle los huevos, pasarle la lengua desde la base del pene hasta el final del glande, aprisionar con sus labios el prepucio y pasar la lengua de manera frenética…

-         ¿Puedo correrme en sus tetas?- preguntó el chico extasiado de placer dirigiéndose a Carmen.

-         No sé- dijo Carmen fingiendo dudar- ¿Tú que opinas Vanesa?

-         Lo que usted desee Señora- dijo la esclava al momento.

-         Entonces adelante.

Vanesa, que era consciente de que si no se ponía al trabajo inmediatamente Carmen no tardaría en animarla con la correa, cogió sus generosos senos con las manos y colocó la polla del muchacho entre ellos. Mario nada más sintió los grandes y cálidos pechos de Vanesa presionando su miembro acercó sus manos a ellos, primeramente los acarició con dulzura pero poco a poco comenzó a apretarlos con más fuerza.

La sumisa, que ya había comenzado a sudar debido al esfuerzo de estar tanto tiempo arrodillada y sirviendo a un chico que a la chica no le parecía ni un poco atractivo, trataba de mover sus senos lo más rápida y acompasadamente posible para lograr que eyaculase lo antes posible, pero en aquella ocasión el aguante de Mario aumentó y no soltó su cargar de esperma sobre la cara y los pechos de Vanesa hasta después de 5 minutos.

-         ¿Ves como todo era cuestión de práctica?- le dijo Carmen mientras se sentaba en el reposabrazos derecho de Mario y le tocaba la cabeza con cariño- ya verás como la próxima vez aguantas aún más.

-         ¿Me dejas otra vez?- preguntó el chico sonriendo por su fortuna.

-         Claro, todas las que quieras hasta que me vengan a buscar- dijo la chica contenta con la experiencia mientras observa el rostro de Vanesa, con algo de semen sobre él y con los pechos cubiertos por un par de chorros de espeso semen- ¡Perra ha caído algo de semen en el suelo, límpialo!- ordenó Carmen señalado unas gotas de esperma que había sobre una de las baldosas que poblaban el suelo.

La chica, para el asombro del invitado, caminó gateando hasta el lugar donde se encontraba el líquido blanco y dio un largo lametazo a la zona asegurándose de no dejar ninguna mancha. Una vez terminó Vanesa, sabiendo lo que tenía que hacer volvió a arrodillarse entre las piernas de Mario para volver a reanimar al muchacho.

Mario gozó en la siguiente hora y media de otros cuatro orgasmos, los cuales estuvieron mezclados con toda clase de humillaciones ideadas por Carmen: obligar a la sumisa a dar las gracias después de cada eyaculación del muchacho sobre ella, hacer que se vistiese de nuevo para hacer un estriptis ante ellos bailando de manera provocativa, hacerla que limpiase una serie de escupitajos que Carmen y su invitado soltaron sobre el suelo… pero todo acabó cuando Sara llamó al móvil de Carmen para informarla de que estaba abajo esperando.

-         Se acabó la fiesta, espero que te lo hayas pasado bien, Mario- dijo la chica sonriendo a su invitado mientras indicaba a Vanesa que se vistiese.

-         Increíble Carmen, no sé como te lo voy a poder pagar- dijo el chico poniéndose los pantalones.

-         Nada, nada, esto es un hobby. Quizás te llame otro día para repetir.

-         Me encantaría.

Mario tardó un par de minutos en marcharse dejando a Carmen sola con su esclava.

-         La voy a decir a Sara lo que me has hecho- dijo Vanesa que estaba muy furiosa por la humillación sufrida.

-         ¿Y que le vas a decir?

-         Le voy a decir que me has hecho tener sexo con un tío, sé que no le gusta- dijo la chica asomando una pequeña sonrisa.

-         Ves Vanesa, ese es tu problema, que crees que todas las chicas somos tan estúpidas como tú. ¿De verdad crees que te habría hecho hacer esto si mi Ama no me lo hubiese permitido?- le preguntó la Adiestradora acercándose a ella y obligándola a retroceder- te lo voy a explicar para que lo entiendas, a mi Ama le molesta que yo tenga sexo con hombres, porque la gusta tener sexo conmigo directamente, a ella le da igual lo que haga contigo y a quien te ceda- escucharla decir aquello asustó tanto a Vanesa que se arrodilló a los pies de Carmen.

-         Por favor Carmen ten piedad de mí, perdóname por favor, sé que fui una zorra contigo, pero por favor déjame, no te molestaré nunca más- imploró la sumisa.

-         No hasta que no esté satisfecha, sufrí muchas humillaciones por tu culpa- dijo la chica apoyando la planta de su zapato sobre la cabeza de su esclava- Ahora que te tengo en mi poder no te va a ser fácil librarte de mi, perra. Y ahora fuera que mi Ama me está esperando.

La sumisa sin decir nada salió de la casa acompañada por su Ama separando sus caminos tan pronto como llegaron al portal, Vanesa avanzando calle abajo y Carmen dirigiéndose a la zona donde su Ama había aparcado el coche cuando la había llevado a su cita.

-         ¿Te divertiste, esclava?- le preguntó la mujer en cuanto Carmen entró en el coche.

-         Mucho Ama- dijo la chica después de recibir un beso de su Dueña.

-         ¿Lo grabaste para que lo pueda ver?

-         Sí Ama- dijo la chica sacando una pequeña cámara de vídeo de su bolso- aproveché para encenderla cuando la hice ir a abrir la puerta desnuda a nuestro invitado- dijo con una sonrisa.

-         Me encanta como suena eso- dijo la mujer sonriendo mientras arrancaba el coche- si me gusta lo que has hecho con ella te recompensaré.

-         Estoy segura de que la gustará, Ama- dijo la chica confiada en agradar a su Señora e imaginándose ya el premio que Sara le daría.

 

Continuará…

 

Agradeceré comentarios y sugerencias.

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