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Ama Carmen 4: Espiadas por la profesora.

en Dominación

El móvil de Carmen comenzó a vibrar en el bolsillo de su pantalón vaquero y la muchacha no dudó en levantarse aún estando en mitad de la clase, excusándose ante el profesor que en aquel momento estaba impartiendo. Al ser un aula bastante grande y con mucho alumnos el maestro apenas dedicó una leve mirada a Carmen, ya que aquella situación solía pasarle al menos un par de veces en cada clase.

La muchacha, una vez fuera, comenzó a caminar por el silencioso pasillo hasta detenerse ante los baños de mujer donde entró rápidamente. La chica contó sosegadamente los retretes que había, seleccionando el segundo por la derecha, el único que tenía la puerta cerrada y el que decidió invadir.

El Ama sonrió cuando vio a su esclava Gema, totalmente desnuda y con las rodillas clavadas sobre la taza, con las piernas ligeramente separadas y pudiéndose ver perfectamente su húmedo y rosado sexo listo para la acción.

-          Pese a lo timidita que eres a veces haces cosas muy guarras por el mero hecho de poder correrte- dijo Carmen para dar un par azotes al trasero de la sumisa, uno sobre cada nalga.

-          Sí mi Ama, por favor, fólleme, se lo ruego- dijo la chica estirándose para agarrar un arnés de su mochila y entregándoselo a su Ama para volver a tomar la posición.

-          Si me lo pides así no puedo decirte que no- dijo la muchacha despreocupada comenzando a quitarse los pantalones y el tanguita que llevaba en aquella ocasión, para sentir como el arnés que Gema había seleccionado se ajustaba perfectamente a ella.

Carmen, que sabía que no debía tardar demasiado para no llamar la atención de su profesor, que la esperaba en clase, acercó el grueso arnés de 20 centímetros de color rosa intenso al sexo de Gema, siendo el consolador rápidamente tragado por la receptiva vagina de la sumisa.

La Dominante comenzó a mover sus caderas con violencia, Carmen, que estaba acostumbrada a tener al menos un par de orgasmos diarios el día anterior había decidido prescindir de ellos para estar con mayor deseo cuando follase a Gema, ya que la sumisa le había solicitado que lo hiciese con mucha fuerza.

Los jadeos de las dos muchachas se hacían más intensos a cada segundo que pasaba, siendo Gema mucho más escandalosa que su Ama, la cual controlaba los tiempos de la follada y los ajustaba a sus necesidades.

-          Por favor mi Ama, deme más duro, se lo ruego- dijo Gema elevando un poco el tono de voz, para recibir sobre su boca casi al instante las manos de Carmen.

-          No querrás que nos descubran, ¿verdad zorrita?- preguntó Carmen en un tono de voz tranquilo embistiendo con más energía sobre el sexo de su esclava mientras buscaba a tientas los pezones rosados de Gema para tirar con fuerza de ellos, provocando un quejido que a la Dominante le resultó de lo más sensual.

-          Lo siento Ama, es que esta situación me pone de lo más caliente- dijo la muchacha entre sus agitadas respiraciones.

-          Debe de serlo, perrita, debe de serlo-  dijo Carmen que había aceptado a hacerla llegar al orgasmo en los baños de la facultad a cambio de que esta renunciase a su orgasmo semanal en dos ocasiones.

-          ¿Le resulta incómodo hacerlo aquí, Ama?- preguntó la sumisa provocando la sonrisa de Carmen, era impresionante que después de 3 semanas sin correrse y con todo el deseo que sentía en aquel momento, la esclava, se preocupase por las sensaciones de su Ama. De todos modos Carmen no contestó con palabras, para que Gema conociese su opinión sobre aquella nueva experiencia comenzó a penetrarla aún con más energía.

Gema tan solo tardó en correrse, de manera violenta sintiendo como sus fluidos goteaban por sus muslos, tan solo unos segundos después de que lo hiciese Carmen y que esta le diese permiso para poder acabar, soltando toda clase de gemidos y exclamaciones de alivio, con las que la Dominante estuvo casi segura de que alguien desde el pasillo podría oírlas.

-          Buena esclava- dijo Carmen acariciando los costados de la sumisa para echarse lentamente sobre la espalda de esta- ahora continua gimiendo como la perrita que eres, como si aún te estuviera follando- le dijo en un susurro.

Gema, que no acostumbraba a poner pegas a las órdenes de Carmen, comenzó a gemir sin comprender bien el porque tenía que hacerlo. El Ama mientras tanto se movió con cuidado por el estrecho cubículo en que se encontraban hasta que logró poner su pie descalzo sobre la tapa del retrete y logró elevarse hasta que su cabeza quedó muy cerca del techo, la Dominante, mientras hacía el acto sexual con su sumisa había oído la puerta del baño abrirse, pero no la había oído después, con lo que intuía que no estaban solas y Carmen no estaba dispuesta a verse chantajeada en el futuro por el supuesto mirón o mirona.

Carmen no necesitó mirar mucho, ya que encontró en el cubículo de su derecha a la mirona la cual estaba sentada en el retrete, con la falda bajada y con su mano derecha entre las piernas frotando con energía. La sorpresa de la Dominante fue aún mayor cuando identificó quien era, se trataba de una de sus profesoras, se llamaba Irma, era una mujer de mediana estatura, de entre 35 y 40 años, de piel morena, pelo negro con mechas rubias y con unas curvas moderadas.

-          No está bien espiar, profe- dijo Carmen mirándola desde las alturas, provocando un violento movimiento de cuello en la maestra que alzó su mirada cargada de placer, para comenzar a cubrir su rostro por un intenso rubor- si nos hubiese pedido jugar con nosotras le hubiésemos dejado- dijo Carmen sonriendo.

-          Yo no os espiaba- dijo la mujer al momento incorporándose y colocándose la falda.

-          Pues lo parece- dijo Carmen confiada- tiene la tapa del retrete bajada.

-          Estaba un poco mareada y necesitaba sentarme un poco- explicó la mujer.

-          Pues no es bueno que se toque ahí si realmente estaba mareada- dijo Carmen con una sonrisa en el rostro.

-          No deberíais estar haciendo esto aquí- dijo la mujer tratando de marcar su autoridad de maestra sobre su alumna- os podría traer muchos problemas.- Carmen, que después de haber visto a Irma masturbándose, consideraba la autoridad de su profesora bastante mermada sonrió.

-          ¿Entretenemos demasiado al profesorado?- preguntó la chica bajando de la taza del retrete al suelo- espere que salga y hablamos esto más tranquilamente.

La Dominante se quedó sorprendida de no oír ni un ruido fuera, ya que o la profesora había salido de un modo muy sigiloso en que apenas había movido la puerta, o estaba esperando a que sus dos alumnas salieran del cubículo en que había expresado su amor.

Una vez vestidas, las dos muchachas, salieron del baño encontrándose a Irma de pies esperando a las dos jóvenes. Gema miró a Carmen preocupada, ya que la idea había sido suya y en parte se sentía culpable de hacer sido descubiertas, con lo que actuando por su cuenta miró fijamente a los ojos de Irma y dijo:

-          Lamento mucho lo que ha sucedido profesora, no se volverá a repetir, ha sido todo culpa mía- dijo Gema haciendo que Carmen mirase al techo sin comprender el porque su sumisa no mantenía la boca cerrada.

-          ¿De verdad no te ha gustado, Gema?- preguntó Carmen- sabes bien que no me gusta que finjan orgasmos conmigo.

-          No… yo… sí me gustó- dijo la chica roja de vergüenza provocando una sonrisa interna de Carmen ya que sabía que lo único que su sumisa había intentado era que aquel incidente no pasara a mayores.

-          Mira a la profe a los ojos y dila lo mucho que te ha gustado, y lo zorra viciosa que eres- Gema miró a Carmen un instante antes de clavar sus ojos en los de su maestra.

-          Me ha gustado mucho ser follada con la zorrita viciosa que soy y hacerlo en los baños de la universidad me ha puesto aún más cachonda- confesó la sumisa poniéndose roja como un tomate.

-          Muy bien perra, ahora recoge tus cosas, lávate la cara para que se te bajen esos rubores y regresa a clase- ordenó Carmen de forma tajante, mientras Irma observaba la escena incrédula.

La Dominante, que sabía que estaba jugando con fuego, no pronunció palabra mientras observaba a su maestra, todo estaba yendo como la muchacha deseaba, si la docente no se había marchado aún quería decir que algo de lo que había visto u oído le había gustado tanto que no podía irse.

-          ¿Se puede saber que le has hecho a Gema?- preguntó la mujer tratando de sonar autoritaria. Carmen sonrió.

-          Nada malo, eso se lo puedo asegurar ¿o la oyó sufrir en algún momento?- Carmen gozó cuando escuchó como la profesora comenzaba a respirar de un modo algo más ruidoso, sin saber como replicar- Y dígame, ¿usted cuanto llevaba espiándonos?

-          No os espiaba- mintió la mujer- fue casualidad.

-          ¿Y porque no pudo evitar tocarse? ¿es que el lesbiana? le he visto alguna vez con su marido por la facultad, nunca hubiese pensando que gozase escuchando a un par de chicas gozando de su juventud- dijo Carmen.

-           No es asunto tuyo- dijo la mujer dándose la vuelta, tratando de acabar con aquella incómoda conversación.

-          Muy bien, yo podría ayudarle, pero si se marcha ahora será una decisión irreversible, ni yo ni Gema le ayudaremos a descubrir los placeres del sexo lésbico- aseguró Carmen satisfecha al ver como Irma se detenía para darse la vuelta y mirar a su alumna a los ojos.

-          ¿Me prometes total privacidad?

-          Prometido- dijo Carmen levantando su mano derecha ansiosa de ver las posibilidades que podría abrírsele si en sus juegos pudiese entrar su profesora.

Irma, que no consideraba que el baño de chicas de la universidad fuese el mejor lugar para mantener esa clase de conversación, invitó a Carmen a continuar en su despacho. Aquello a la Dominante le vino muy bien, ya que en el corto trayecto que recorrieron la muchacha pudo plantearse el como proseguir aquella charla.

El despacho de Irma no era excesivamente grande pero todo su espacio estaba muy bien aprovechado, ya que la habitación contaba con cuatro estanterías llenas de libros, un escritorio con su respectivo ordenador y un par de armarios archivador que se podía ver junto a la ventana por la que entraba una gran cantidad de luz natural pese a la cortina que tenía delante.

La maestra tomó asiento en la silla que tenía tras su escritorio mientras Carmen se acomodó en una de las dos que estaban al otro lado.

-          ¿Entonces se quiere cambiar de bando? – preguntó Carmen para reanudar la conversación.

-          No lo sé- dijo contestó la mujer, notándosela un poco menos apurada por la intimidad que le daba su despacho- llevo ya unos meses en los que el sexo con mi marido casi no me hace sentir nada y he comenzado a sentir curiosidad por lo que sería hacerlo con una mujer.

-          Ciertamente es muy satisfactorio- aseguró Carmen.

-          Ya me lo imagino, he visto a Gema salir muy satisfecha, pese a que le ha dado mucha vergüenza confesarlo delante de mí- dijo la maestra.

-          Me imagino que tanta como si se lo hubiese hecho a usted, y le hubiese ordenado decir lo mucho que le ha gusta delante de alguna de sus alumnas- comentó la muchacha.

-          Sí supongo- coincidió la mujer- ¿Cómo tolera eso? ¿Qué clase de relación lleváis?

-          Llevamos un rol Ama-sumisa y no sienta pena por ella, puedo asegurarla que está encantada con su posición y que adora todas las cosas que le hago- aseguró Carmen con rotundidad.

-          Parece algo muy excitante, la verdad- dijo la maestra.

-          Lo sé, es más estoy casi segura de que le encantaría probarlo y no precisamente como Ama- comentó Carmen mirando a Irma directamente a los ojos y viendo como esta esquivaba la mirada.

-          No sé… quizás fuese ir demasiado rápido- dijo la maestra.

Carmen al oír aquello se levantó de su asiento, sorprendiendo a la maestra que estuvo a punto de pedirle que no se marchase, pero finalmente no fue necesario, ya que la Dominante se acercó lentamente a su profesora para colocarse a su espalda y poner sus manos sobre los hombros de la docente, comenzando a masajearlos lentamente.

-          Imagínese desnuda- dijo Carmen susurrándole al oído- atada en una cruz, con Gema a un lado y conmigo al otro, dándole toda clase de caricias por todo su cuerpo, llevándole al máximo de excitación para dejarla frustrada en el último momento, una y otra vez.

Carmen sentía bajo sus manos como los hombros de la mujer comenzaban a relajarse y poco a poco deslizó sus manos hasta llegar a la altura de los medianos pechos de Irma, no dudando en meterlas por debajo de la blusa blanca que llevaba para palpar las copas de su sujetador.

-          Noto que tus pezones se han puesto muy duros- comentó la muchacha juguetona.

-          Sí, esto está muy bien- dijo la mujer comenzando a dejarse llevar.

-          Si quiere seguir jugando me tendrá que dar algo a cambio- dijo la Dominante sacando las manos de los pechos de su profesora- la quiero ver desnuda de cintura para arriba.

-          De acuerdo- dijo la mujer al momento- pero por favor, corre el cerrojo de la puerta, si me pillan me estoy jugando el empleo.

-          Claro- dijo Carmen encantada de que los acontecimientos se estuviesen desarrollando con tanta celeridad.

Carmen caminó rápidamente hasta la puerta del despacho de su maestra mientras a su espalda escuchaba como esta comenzaba a quitarse la ropa que su alumna se había indicado. La Dominante se sorprendió de la rapidez de Irma, ya que cuando la chica se dio la vuelta, ya habiendo asegurado la puerta, la docente ya estaba quitándose el sostén del que liberó sus medianos pechos de piel morena que estaban coronados por un par de pezones marrones.

El Ama, que estaba deseando palparlos, caminó tranquila hasta la maestra para colocarse de nuevo a la espalda de esta, para a continuación poner sus manos debajo de los senos de la mujer y alzarlo ligeramente para calibrar su peso.

-          No están mal- dijo la chica, ocultando lo mucho que le entusiasmaba la situación- los tienes firmes y suaves. Es cuidadosa con ellos ¿verdad profe?

-          Sí, me gusta cuidarlos, antes me volvía loca que mi marido jugase con ellos- confesó la mujer mientras Carmen agarraba los pezones y tiraba de ellos, sorprendida por su dureza que a cada segundo parecía incrementarse.

Carmen, viendo lo dócil y lo fácil que estaba poniendo las cosas Irma decidió darla un premio. La maestra no dudó en obedecer cuando su alumna le ordenó que se levantase, quedando sus ojos a la misma altura y no tardando la Dominante en darla un fugaz beso en los labios que dejó a la receptora con ganas de más, pero que Carmen no tuvo a bien continuar.

La Dominante, que notaba perfectamente bajo sus dedos como el corazón de su profesora latía cada vez con más intensidad, bajó su boca hasta colocarla sobre los pechos desnudos de Irma, para comenzar a lamerlos con dulzura, provocando en la mujer una oleada de placer inédita, ante la que no pudo evitar soltar unos débiles gemidos.

Carmen, aprovechando del estado de excitación de la docente colocó sus manos en las caderas de esta para comenzar a bajar la faldita de esta poco a poco, hasta colocarla a la altura de sus tobillos.

La mujer no puso queja alguna a aquella acción, como tampoco la puso cuando sintió como sus braguitas seguían el mismo camino de su falda, quedando su sexo al descubierto ante la mirada de su joven alumna. El Ama separó los grandes labios vaginales de la profesora para poder observar su rosado y húmedo interior con detalle, no pudiéndose resistir a aprisionar su clítoris entre sus dientes y darle un par de lamidas rápidas para sentir como la maestra se estremecía de placer.

-          ¡Por favor sigue!- exclamó la mujer respirando agitada, provocando una nueva sonrisa interior en Carmen.

-          Lo siento profe, esta era solo la versión de prueba- dijo la Dominante incorporándose para quedar a la misma altura- ahora ya sabe lo que puede obtener si se porta bien conmigo.

-          ¡Por favor, sigue!- pidió la desnuda profesora mientras sentía como dos de  los ágiles dedos de Carmen se habían adentrado en su sexo.

-          Antes quiero ver lo guarrilla que puede llegar a ser- dijo Carmen sacando los dedos del sexo de su maestra, empapados en fluidos para ponerlos delante de la boca de la mujer- ¡chúpelos!- ordenó viendo como esta cerraba con fuerza los labios y negaba con la cabeza- ¿Cómo que no?- pregunto Carmen- ¿así que no la importa que yo chupe su coño y ahora usted le da reparo sus fluidos de perra viciosa?- preguntó Carmen restregando los dedos contra la mejilla de la profesora, que no hizo nada absolutamente por evitarlo.

-          Es que me da un poco de reparo, nunca he probado mis fluidos- dijo la mujer, omitiendo por completo el insulto que Carmen le había dedicado y la posterior acción en la que la chica se había limpiado los dedos en el rostro de la profesora.

-          He conseguido que se desnude ante mí sin necesidad de quitarme una sola prenda de ropa- dijo Carmen con media sonrisa- no se haga ahora la remilgada- dijo Carmen volviendo a meter sus dedos en el sexo de Irma para llevarlos a continuación a su boca.

Irma, viendo que negarse a los designios de la joven que tanta excitación le estaba provocando no era una buena idea, apartó sus reparos morales y abrió la boca para chupar los dos dedos que Carmen le ofrecía, sacándolos la muchacha cuando consideró que estaban del todo libre de fluidos.

-          Así me gusta, profe- dijo Carmen dándola un nuevo y fugaz beso en los labios- ¿ve como le va mejor cuando hace lo que le digo?

-          Sí por favor dame más- pidió la mujer fuera de si, después de que Carmen hubiese dedicado todo el tiempo en que su maestra lamía los dedos de su mano derecha para estimular su cuerpo con la izquierda.

-          Antes me dijo que la relación que llevo con Gema le parecía muy excitante, me pregunto si usted daría la talla como esclava- comentó Carmen- ¿Quiere probar profesora?

-          Sí, me gustaría probar- dijo la mujer, que con la excitación que llevaba encima estaba dispuesta a casi todo con tal de apagar su fuego interior.

-          Bien, arrodíllese ante mí y bese mis zapatos en señal de obediencia y sumisión- ordenó Carmen sin andarse con rodeos.

La Dominante, que esperaba que su profesora pusiese algo más de resistencia se sorprendió gratamente cuando vio como esta hincaba sus rodillas en el suelo e inclinaba su cuerpo hasta posar sus labios sobre los zapatos negros de Carmen, los cuales cubrió de besos y lamió cuando el Ama así se lo indicó.

La joven, curiosa por saber hasta donde llegaba el deseo de Irma, le indicó que se tumbase en el suelo boca arriba. La mujer, que cada vez jadeaba con mayor intensidad no dudó en tumbarse sobre el suelo de su despacho.

La alumna, aprovechando de la situación de la docente, comenzó a acariciar el cuerpo de la mujer usando únicamente sus zapatos, oprimiendo ligeramente sus pechos en especial sus pezones, clavándolos sobre su estómago y muslos sus tacones con una intensidad moderada, metiendo la punta de su zapato en el palpitante sexo de la mujer unos pocos centímetros para luego llevarlo a la boca de esta y que lo chupase…

-          Veo que se lo está pasando muy bien- comentó Carmen sonriente mientras miraba su reloj- ya llevo mucho tiempo fuera de clase, ¿quiere que la haga correrse?

-          Sí por favor- pidió la profesora.

-          Muy bien, pero lo haremos como yo diga y se correrá cuando yo diga, ¿entendido, profesorcita?

-          Sí, está muy claro.

Carmen viendo que tenía totalmente a su merced a Irma se sentó en la silla de esta y le indicó que le siguiese a cuatro patas. La profesora, que nunca se había sentido tan humillada no dudó en obedecer si aquel era el único camino para llegar al orgasmo. Una vez la tuvo a sus pies, Carmen para premiar su buena conducta le acarició la cabeza para a continuación ordenarle que le descalzase su pie derecho.

-          Ahora coloque su coñito sobre mi pie descalzo y frótese contra él hasta que se corra- ordenó Carmen viendo la cara de sorpresa de la maestra que a juzgar por su expresión esperaba otra clase de orgasmo- ¿No lo quieres?

-          Sí, sí lo quiero- dijo la mujer saliendo de su asombro y separando las piernas para dejar el pie de Carmen entre ellas- es solo que me sorprendió.

-          Pues que no la sorprenda tanto, profe- dijo la muchacha agarrando de la barbilla a Irma y levantando la cabeza de esta- mi pie tiene argumentos suficientes como para hacer que una zorrita como usted se corra.

Carmen notó sobre su pie como el sexo de la mujer a la que tenía completamente dominada se movía de arriba a abajo con rapidez buscando el tan ansiado orgasmo, mientras que la Dominante no le permitía que bajase la cabeza, para poder ver en todo momento el rostro de la maestra, la cual parecía avergonzada de dejarse ver así por una alumna.

Tal y como Carmen imaginaba, Irma no tardó en correrse, soltando una gran cantidad de fluidos sobre su pie al tiempo que se agarraba a la pierna de Carmen con fuerza y cerraba los ojos mientras formaba una mueca de placer en su rostro.

A la muchacha le agradó, que cuando le dio la orden de que limpiase lo que había ensuciado la maestra ni siquiera preguntase como, y fuese directamente con su lengua a retirar y tragar hasta la última gota de sus fluidos.

-          Ha sido realmente divertido, ¡cálceme!- ordenó la chica extendiendo su pie hacia la docente, para que esta lo agarrase con cuidado y le pusiese el zapato de tacón negro.

-          ¿Lo repetiremos?- preguntó la mujer por temor a que Carmen no sacara el tema.

-          Ya tengo dos esclavitas que me restan mucho tiempo, no sé si tendría tiempo para otra más- dijo Carmen haciéndose de rogar.

-          Por favor, ha sido lo más intenso que he tenido en años.

-          De acuerdo, pero tendrá que hacer varias cosas por mí- dijo Carmen con media sonrisa- la primera tendrá que hablar con el profesor Gómez, no quiero que piense que soy una pasota, llevo ya mucho rato fuera de clase.

-          Hablaré con él, le diré que me has estado ayudando con algo- dijo la mujer viendo aquella condición fácil de cumplir.

-          Bien, ahora estoy en el aula 12-C, quedan 15 minutos para que acabe la clase, quiero que antes de que termine en el pomo de la puerta esté su sujetador colgado, será su prueba para asegurarme de que va en serio- la mujer se puso roja de vergüenza sin saber que decir- no hace falta que me lo diga ahora, profesora, tiene 14 minutos exactos para decidirlo- dijo Carmen mirando su reloj de pulsera, para a continuación dirigirse a la puerta de salida, dejando a su maestra totalmente desnuda.

Carmen caminó segura de si misma hacia su aula, procurando entrar haciendo el menor ruido posible hasta sentarse al lado de Vanesa, que se había encargado de coger todos los apuntes. La sumisa tuvo que ocuparse de coger también los que quedaban en aquellos minutos, ya que su Ama en aquel momento estaba dudando si no sería algo demasiado complicado lo que le había ordenado a Irma, pero tampoco le preocupaba demasiado aquella cuestión, ya que estaba convencida de que aunque no lograse cumplir con su objetivo la maestra volvería a sus pies con la intención de saciar su recién descubierto deseo de sumisión.

-          ¿Cómo es que tardaste tanto, Carmen?- preguntó Vanesa mientras se levantaban de sus asientos una vez sonó el timbre. La sumisa durante el tiempo en que estaba con sus compañeros, y para no llamar la atención,  no tenía que tratar a Carmen como su Ama sino como su amiga.

-          Me encontré con una profesora y no pude menos que ayudarla- comentó guiñando un ojo, viendo como esta no comprendía absolutamente nada.

Carmen sonrió divertida cuando las exclamaciones de sorpresa se dispararon en la puerta de salida, acercándose la muchacha como quien no quiere la cosa para comprobar lo que ya se imaginaba: anudado el pomo de la puerta un sujetador blanco colgaba.

-          Parece que vas a tener una nueva compañera, esclava- le susurró Carmen al oído de su esclava para a continuación salir del aula para regresar a casa.

Continuará…

Agradeceré comentarios y sugerencias, tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com

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