miprimita.com

Chat (spin-off de Cerda agradecida)

en Dominación

- Hola, Gema. ¿quieres ser mi amiga?

- Hola, soy un poco tímida pero sí me gustaría. ¿Eres la de la foto? Estás muy guapa.

- Sí, soy yo. Mi tutor me deja poner mi foto real para que mis amigas puedan saber cómo soy de verdad.

- ¿Tutor? ¿Tienes un tutor?

- Sí, él me autoriza a buscar amigas en el chat, siempre que cumplan con algunos requisitos. Dime, ¿cómo es tu cuerpo?

- ¿Mi cuerpo? Esto es muy raro, no sé, soy normal… Bueno, me da un poco de vergüenza decirlo, pero mis pechos son muy grandes y siempre intento que no se note. ¿Pero lo del tutor cómo va?

- Si te portas bien lo llegarás a conocer, es un hombre bueno y estoy a su servicio. Soy muy feliz con él. Pero de momento vamos a hablar de nosotras. Yo también tengo las tetas enormes, y me encanta saber que coincidimos en eso. Tú debes dejar tu complejo, ¿me vas a hacer caso?

- ¿Portarme bien? ¿Qué tengo que hacer? Das un poco de miedo, con esas cosas de hacerte caso y eso, pero hay algo que me atrae de ti y no sé explicar. Ten en cuenta que soy casi una niña y no tengo ninguna experiencia.

- Nada de miedo, tienes que dejarte llevar. Vamos a jugar a que tú estás a mi servicio y yo te voy dirigiendo y enseñando.

- Jo, no sé, mejor lo dejamos, eres muy extraña. Pero bueno, si es sólo un juego…

- No hagas nada que no quieras hacer, sólo disfruta. ¿Cómo estás vestida ahora?

- Pues estoy en mi cuarto, ya me iba a dormir. Llevo una camiseta de tirantes y una braguita. Qué vergüenza, no te conozco de nada, no sé cómo consigues que te cuente mis cosas, perdona, voy a desconectar esto.

- No vas a desconectar nada. Ahora eres mía. No quiero más dudas. Acabaremos la conversación cuando yo te lo ordene. Dime que eso te gusta.

- Me gusta.

- Bien, así sí. Vamos a seguir jugando. Dices que llevas una camiseta de tirantes y que tienes las tetas enormes. ¿Cómo están ahora tus pezones?

- Se marcan en la camiseta porque me has puesto un poco nerviosa. Cuando me pongo nerviosa se ponen duros, no lo puedo evitar, lo siento.

- Está bien, no te preocupes. ¿Y tus braguitas, están mojadas?

- Mucho.

- Eso es buena señal. Ahora vas a quitarte esa camiseta, seguro que te aprieta mucho las tetorras. Pero antes de quitártela me vas a enviar una foto.

- ¿Una foto?

- Lee esto con atención: nunca debes hacerme repetir nada.

- Lo siento. No volverá a pasar.

- Eres muy guapa, me gustan mucho tus tetas así, aprisionadas pero tan evidentes. Ahora que estás casi desnuda, espero que no te estés tocando sin mi permiso…

- Gracias por lo de mis tetas, y no me estoy tocando. ¿Tengo que pedirte permiso para eso?

- Tienes que pedirme permiso para todo, te estoy educando para que seas una buena niña y acabes disfrutando más que en toda tu vida.

- Jo, me gusta mucho cómo me hablas, no sé qué me pasa. Me apetece mucho tocarme.

- Hoy no vas a tener permiso para tocarte, porque estás aprendiendo aún. Vamos a ser muy amigas, ya lo verás. ¿Te has quitado ya la camiseta?

- No.

- Te he dicho que después de la foto te quitaras la camiseta. ¿Por qué no me obedeces?

- Perdona, se me ha pasado. Ya está hecho. Es que estoy un poco sorprendida.

- Ahora quiero otra foto, que se te vean bien esas tetorras. De rodillas en el suelo y con la lengua fuera, perra.

- Buff, ya está. ¿Te gusta la foto? Yo me muero de nervios y de placer. Me gustaría que estuvieras aquí para hacer todo lo que me ordenaras. ¿De verdad soy tu perra?

- Esas tetas enormes son de lo mejorcito. Eres una delicia, niña. Vas a ser la perra de nuestro Amo. Yo soy su cerda y le busco perras como tú para que os utilice como él quiera.

- Lo siento, pero leo todo esto y no puedo evitar tocarme. Me estoy masturbando muy fuerte, estoy fuera de control.

- Una lástima. No has sido obediente. No me sirves.

- ¡No me dejes así! Haré lo que me pidáis, perdona. Ya no me toco más hasta que no me dejes hacerlo. De verdad, puedo controlarme. Es que todo esto es nuevo para mí…

- Vale, seré condescendiente por esta vez. Pero no quiero que vuelvas a desobedecer, y para eso tengo que castigarte. Azótate esas tetorras bien fuerte, hasta que estén rojas. Quiero verlas.

- Muchísimas gracias. Eres muy buena conmigo. ¿Te parece bien así?

- Eso es, perfecto. Ahora duerme. Mañana recibirás instrucciones.

- Hola, querida amiga. ¿Te apetece seguir jugando hoy?

- Hola, buenos días. Me gustó mucho todo lo que me dijiste anoche. No he dormido casi pensando que jugábamos. Además, he conseguido obedecerte y no me he tocado. ¿Está bien así?

- Muy bien, mi perra. Veo que aprendes rápido. Al suelo.

- Ya estoy en el suelo. Desde que he recibido tu mensaje he pensado que te gustaría que estuviera de rodillas en el suelo, como me pediste ayer, cada vez que hablemos.

- Exacto, ese es tu sitio. Y siempre que te dirijas a mí me llamarás Ama cerda, me tratarás de usted y tendrás las tetas descubiertas. Ahora vas a masturbarte y cuando estés a punto de correrte tienes que pedirme permiso para hacerlo.

- Sí, mi Ama cerda. Le ofrezco mis tetas desnudas y le doy las gracias por valorarlas. Me gusta mucho tratarle de usted, aunque las dos seamos tan jóvenes. Me hace sentir más segura. Lo de llamarla así me parece raro, pero creo que entiendo que es porque por un lado es ahora mi Ama y por otro es la cerda de su tutor. Me estoy tocando con muchísimas ganas.

- Sigue follándote con la mano, muy bien. Y esas tetorras no merecen que las vayas escondiendo nunca más. Así que de ahora en adelante vas a lucirlas siempre. Nada de ropas holgadas ni de escotes cerrados, ni en casa ni fuera. Vestirás como una verdadera puta.

- Eso me da muchísima vergüenza, mi Ama cerda. Pero le obedeceré. Estoy muy mojada. Por favor, deme su permiso para correrme ya.

- Sigue masturbándote, más fuerte, pero aguanta el orgasmo. Debes aprender a controlarte para llegar bien educada a los pies de nuestro Amo. Recuerda que te estoy domesticando para que seas una buena mascota para él.

- Sí, mi Ama cerda. En cinco minutos llegará mi madre para despertarme. Le suplico que me deje correrme ya. Debo mostrarme ante ella como su niña pequeña e inocente.

- ¿Tu madre? ¿Cuántas personas viven en esa casa?

- Somos tres, mi madre Claudia, mi hermana gemela Sandra y yo. Mamá tiene 35 años, porque nos tuvo muy joven. Vivimos en una casa muy bonita, con jardín.

- Eso es muy interesante. Ya me irás contando. Córrete ya. Tienes que ofrecer tu corrida a nuestro Amo.

- Gracias, mi Ama cerda. Ofrezco mi orgasmo a mi Amo y espero poder estar a la altura para conocerlo algún día y servirle en lo que pueda.

- Perfecto, buena perra. Sube a la cama. Pasa un buen día.

- Gracias por todo, estoy temblando de gusto. Que pase usted un buen día también, mi Ama cerda.

- Hola de nuevo, perrita, buenas noches. ¿Ya estás en casa?

- Sí, mi Ama cerda. Tengo que contarle mi día, ¿puedo?

- Te estás portando muy bien. Le he enseñado a mi Amo tus fotos y me ha dicho que si continúas así estarás muy pronto lista. Adelante, cuenta.

- ¿De verdad le gusto a nuestro Amo? Qué ilusión, me estoy mojando sólo de pensar que me quiera usar. Pero ya le cuento. Esta mañana, nada más meterme en la cama, ha entrado mi mamá. Ella es muy buena con nosotras pero normalmente no le damos mucho cariño. Como yo estaba muy contenta y mimosa porque acababa de correrme con el permiso de usted, la he abrazado para darle los buenos días y ella se ha sorprendido mucho. Me he fijado en que tiene un cuerpo muy parecido al mío. Nuestras tetas gigantes han encajado muy bien y creo que ella se ha calentado un poco. Luego he desayunado con mi hermana y con mamá, y no paraban de mirarme al escote. Ellas también suelen ocultar sus enormes pechos, pero no me han dicho nada.

- ¿Tu hermana es también como tú, una preciosa niña tetuda?

- Sí, Sandra y yo somos casi exactas. Las dos tenemos los pechos enormes, como mami. Y al ser tan jóvenes ninguna de las dos tenemos experiencia con chicos, y mucho menos con juegos como el de usted y su tutor.

- ¿Y tu madre se conserva bien?

- Sí, mi Ama cerda. Yo creo que parece más joven que la edad que tiene, porque a veces la gente cree que es una amiga nuestra. Las tres tenemos el cuerpo delgado, aunque al esconderlo con la ropa parecemos gorditas, jajaja.

- Bien, pues las vas a ir entrenando para nuestro Amo, poco a poco.

- No sé si sabré hacer eso correctamente, pero me encantará intentarlo para usted y creo que hoy ha sido el comienzo. Cuando mamá se ha excitado al abrazarla, después se ha santiguado. Es bastante religiosa. Y mi hermanita está muy unida a ella: rezan juntas a diario, arrodilladas.

- Vas a tomar el mando en esa casa. Yo te iré guiando. De momento, continúa tu relato del día de hoy.

- Sí, mi Ama cerda. Como le decía, las dos me miraban el escote, porque me he vestido según me indicó. He ido a clase con tacones, los labios pintados y una pequeña camiseta de encaje, que normalmente usaba de ropa interior. La he conjuntado con unos pantalones tejanos, que no solía ponerme porque son muy ceñidos. Los he recortado con unas tijeras, convirtiéndolos en unos shorts. Suerte que hoy hacía buen tiempo, porque me sentía desnuda. Todas las miradas se clavaban en mis tetas y mi culo. Ha sido el día más vergonzoso de mi vida.

- Y el más excitante, perra.

- Sí, mi Ama cerda. Pero si sigo vistiendo así, los chicos no me dejarán en paz y tendré problemas.

- Debes mostrarte como la perra que eres. Resolverás todos los problemas porque tu obediencia te convierte en superior a esos chiquillos. Ahora tienes toda la fuerza que te envía nuestro Amo. Eres una mujer nueva. Resistente, decidida, capaz de afrontarlo todo.

- Buff, qué subidón. Me encanta todo lo que me escribe, mi Ama cerda. Intentaré estar a su altura siempre.

- Tendrás que estar a la altura de nuestro Amo. Sigue el relato de hoy, mi perra.

- En el camino de vuelta, mi hermana me preguntaba por qué vestía hoy así. Le he dicho que me sentía mejor de ese modo y ella se ha reído. Ya en casa, hemos estado jugando a confundir a mamá. Nos hemos intercambiado las ropas y he ido a rezar. En mi papel de mi hermanita, de rodillas, me he puesto muy cerca de mami y le he acariciado el pelo y el cuello. Mamá ha dicho que nos veía muy cariñosas y que eso le ponía muy contenta.

- ¿Y tu hermana llevaba tu ropa de puta?

- Sí, mi Ama cerda. Y ha cenado vestida así. Yo le he dicho a mami que deberíamos hacer como ella y mostrarnos más sexys. Aún en el papel de mi hermana Sandra, me he quitado el jersey holgado y mamá se ha sorprendido mucho. Su mayor alegría ha venido cuando sus dos hijitas la hemos abrazado. Me lo ha dicho hace un rato cuando ha venido a darme las buenas noches. Tenía la cara enrojecida, seguramente porque le daba vergüenza cómo iba vestida: con un pequeño camisón muy escotado que no le había visto nunca.

- Eres increíble, avanzas muy rápido. Me encantas.

- Gracias, mi Ama cerda. Creo que mañana desayunaremos las tres ya sin ocultar nuestras tetas enormes.

- Os haréis una sesión de fotos para nuestro Amo. Te adoro, mi perra. Ya puedes subir a la cama a dormir. Buenas noches.

- Gracias por todo, mi Ama cerda. Le estoy muy agradecida por este cambio tan rápido en mi familia. ¡Sólo en un día! Ha sido una gran suerte encontrar una amiga tetuda como nosotras que nos enseñe a no tener vergüenza de nuestros enormes pechos. Y me encanta obedecer todas las cosas que me dice. Estoy mojadísima, pero sé que no debo tocarme. Subo ya a la cama, buenas noches.

- Buenos días, mi Ama cerda. No sé si es correcto escribirle yo primero, pero tenía muchas ganas de contarle cómo va todo por aquí. Espero su respuesta antes de hacerlo. Como cada vez que me pongo en contacto con usted, estoy de rodillas en el suelo con las tetas descubiertas, como ordenó.

- Buenos días, mi puta. Puedes contar. Mastúrbate mientras.

- Sí, mi Ama cerda. Acabo de desayunar con ellas y ha sido increíble. Mi hermana está totalmente entregada ya. Mamá se deja llevar sin entender nada, pero creo que pronto la tendremos. Es muy buena y nos quiere mucho. Hemos aparecido las tres en la cocina con ropa ligera, por primera vez. Sandra y yo nos hemos sentado junto a mami, bien pegadas. Nuestras tetas y las suyas se apretaban todo el rato mientras le dábamos las tostadas y el café. Ella estaba, por un lado, paralizada, y por otro, agradecía a Dios que sus hijas le estuviesen tratando así por primera vez. Nos hemos puesto las tres muy cachondas.

- No me extraña, mi buena perra. Yo misma me estoy tocando leyendo tu relato.

- Me siento orgullosa de poder transmitirle nuestro placer, mi Ama cerda. Yo también sigo masturbándome para nuestro Amo. ¿Puedo enviarle las fotos que nos hemos hecho en el desayuno?

- Por supuesto, es tu obligación.

- ¿Le gustan? Ahora tengo que irme ya a clase con Sandra.

- Magníficas. Córrete. Luego me cuentas.

- Ofrezco mi corrida a nuestro Amo. A sus pies, mi Ama cerda.

- Hola, perra. En cuanto vuelvas de clase me relatas tus aventuras. Yo he enseñado a nuestro Amo las fotos y se ha mostrado muy feliz. Creo que cuando me ha taladrado el culo con su polla estaba pensando en ti. Le gustó mucho tu foto de las tetas enrojecidas y otra de hoy en la que estáis las tres juntas besándoos y mostrando vuestros escotes. Me ha dicho que pronto te citaremos para ponerte a prueba.

- ¡Hola, mi Ama cerda! Hoy ha sido un día muy bueno en el colegio. He conseguido que Sandra viniese también vestida como una verdadera furcia (creo que se dice así, no sé). Llevaba una minifalda de infarto y una camisita blanca sin sujetador, como puede ver en las fotos que le envío. Todos nos miraban, pero al ser dos nos sentíamos más seguras que ayer yo solita. Sandra me ha hecho muchas preguntas y le he contado todo sobre usted y el Amo. Dice que estoy loca pero que se siente muy bien con su nuevo aspecto. Antes de llegar a casa nos hemos sentado en un banco y parecíamos una pareja de enamoradas. Le he metido mano por todas partes y en vez de quejarse, me clavaba la lengua en la boca. He pensado que ahora debo ser yo la que controle sus orgasmos. Espero instrucciones. De momento la tengo completamente controlada y a mis órdenes. Pero lo mejor ha venido a la hora de cenar.

- Muy bien, mi perra. Sí, me parece justo que tú seas el Ama de tu hermana. Y que Sandra lo sea de vuestra madre, pero sutilmente, sin evidenciar nada.

- Creo que las cosas están saliendo a gusto del Amo, mi Ama cerda. Ya no necesito cambiar mi ropa con Sandra. Ella misma ha convencido a mami de que se maquillara y vistiera muy sexy para cenar. Estaba radiante. Sus tetorras parecían querer salir del vestido y se santiguaba cada vez que le hacíamos carantoñas. Al final se ha corrido, en una especie de éxtasis místico un poco raro, pero después estaba con una sonrisa permanente.

- Debes decirle a tu hermana que no se separe de vuestra madre mientras estéis en casa. Que le ayude en todo, que la mime mucho, que acabe convirtiéndola en dependiente de sus caricias y sus besos.

- Eso no va a ser muy difícil. Mamá está encantada de ver cómo la tratamos, como le decía, mi Ama cerda. Y Sandra ya tiene acceso a las tetorras de mami y a su entrepierna cuando quiere. Mamá lo interpreta todo como cariño, no distingue muy bien.

- Eres toda una alumna aventajada, te doy la enhorabuena. Ya es casi la hora de que la puta católica vaya a darte las buenas noches. Que sepa que tú también la quieres mucho. No la dejes marchar sin que se corra, mi perra. Y en cuanto se vaya me cuentas.

- Así lo haré, mi Ama cerda.

- Ha sido muy bonito, mi Ama cerda. Me ha sorprendido porque ha venido con mi hermana, que la llevaba agarrada de la muñeca. Las dos estaban aún vestidas como en la cena, espectaculares. Yo ya llevaba mi camiseta y mi braguita, pero en un momento estaba desnuda, con mami comiéndome el coño y Sandra empujándole la cabeza. He estado a punto de correrme, pero he recordado que no puedo sin el permiso de usted. Sandra agarraba las tetas de mamá con furia, pero tampoco le he dejado correrse, aunque no dejaba de frotarse el coño con la pierna de mami. Al final, mami se ha corrido. Sandra le ha dicho que se fuera a dormir y ahora estamos las dos hermanas en mi cuarto. Yo de rodillas en el suelo y ella a mi lado con cara de interrogación.

- Dile a Sandra que vaya a la habitación de vuestra madre y que se quede a dormir con ella. Dale permiso para que se corra usando a su mami.

- Sí, mi Ama cerda. Ya se ha marchado. Está encantada de este nuevo juego. Las tres lo estamos y le doy las gracias a usted en nombre de todas, aunque mami no sabe nada.

- Mañana no irás al colegio. Acudirás a las nueve a la cafetería Crisol, con una minifalda sin bragas, pinzas en los pezones y dos coletas. Allí estaré con nuestro Amo. Espero que no le defraudes.

- Sí, mi Ama cerda. Allí estaré. Me muero de miedo y me mojo mucho. ¿Van a hacerme daño?

- No tenemos previsto dañarte, perra. El Amo no suele pegar muy fuerte. Lo que le gusta es que estemos a su servicio sin condiciones. Yo soy su cenicero favorito, su urinario favorito, su mascota favorita… Y soy muy feliz.

- ¿Cenicero y urinario? Eso suena extraño, mi Ama cerda. Tenga en cuenta que soy casi una niña y no entiendo algunas cosas.

- No te preocupes. Aprenderás pronto, lo veo muy claro. Tú simplemente obedece y déjate llevar.

- Lo hago, mi Ama cerda. No dude de mí ni un momento. Además, cuanto más raras me parecen las cosas que me cuenta, más cachonda me pongo. No puedo evitarlo.

- Como respondes tan bien, te dejo que vayas a unirte a la fiesta con tu hermana y tu madre. Tienes permiso para correrte todas las veces que quieras. Disfruta.

- Gracias, mi Ama cerda. Ahora mismo voy. Buenas noches y hasta mañana.

- Buenas noches, mi perra.

- Buenos días, mi Ama cerda. Estoy muy nerviosa porque dentro de un rato voy a conocerla a usted y a nuestro Amo. Anoche entré en la habitación de mamá y me metí en la cama con las dos. No sé la cantidad de veces que me corrí, igual que ellas. Fue una fiesta. Creo que mami ya está completamente entregada a lo que quiera hacer con ella Sandra. Y Sandra me obedece en todo. Ha sido mucho más fácil y rápido de lo que yo había previsto.

- Se trata de la fuerza de la que te hablaba, mi perra. Anda a desayunar y luego nos vemos.

- Sí, mi Ama cerda. Hasta dentro de un rato, gracias por todo de nuevo.

- Como tengo aún algo de tiempo antes de conocerles, le cuento lo que ha pasado desde nuestra última conversación. Durante el desayuno, mi hermanita no paraba de jugar con mamá, que se dejaba hacer. Le ha sacado las tetas gigantes por el escote del camisón y le pinchaba los pezones con el tenedor. También le ha metido en el coño el cuello de una botella y lo agitaba. Mami suspiraba encantada. Sandra se ha corrido sin mi permiso, de lo bien que lo estaba pasando  con mamá, pero yo le he dado un par de bofetadas como castigo. Estaba preciosa con las mejillas sonrosadas. Luego le he ordenado que fuese al cole vestida como yo estoy ahora, con las coletas, las pinzas y la minifalda sin bragas. Ha obedecido sin rechistar. Bueno, voy ya a la cafetería, mi Ama cerda. Qué nervios.

- Te estamos esperando ya. Hasta ahora, mi perra.

- Vaya día magnífico, mi Ama cerda. El más feliz de mi vida. Ya estoy en mi habitación, temblando de alegría por haber conocido a mi Amo. ¡Y mañana va a ser aún mejor! Según las instrucciones que me ha dado nuestro Amo, durante la cena he explicado que mañana sábado tenemos que ir las tres a casa de mi amiga. Mami y Sandra están recelosas, porque no entienden bien qué pintan allí. Pero la cadena de obediencia funciona muy bien y es seguro que acudiremos. Ha sido genial poder experimentar en la casa de ustedes todo eso que me había relatado, mi Ama cerda.

- Mi Amo y yo también estamos satisfechos de tu comportamiento. Cuando te has sentado a la mesa en la cafetería, has obedecido a cada orden suya. Te has levantado a servirle, mostrándole tus tetorras pinzadas a través del escote, has mantenido las piernas separadas y la mirada baja… Y te has corrido inmediatamente, cada vez que te lo ha pedido. Todo eso le ha gustado mucho. Y ya lo de casa ha sido genial. Nuestro Amo estaba encantado con tu entrega, y ha quedado muy contento desvirgándote tus tres agujeros. Eres una niña muy resistente y has recibido sus azotes y sus bofetones fenomenalmente. Y has estado en tu lugar cuando te ha tocado tragar la meada, casi sin ninguna arcada. Bueno, y a mí me has comido el coño muy bien también.

- ¿De verdad? Nunca había hecho nada de eso, pero nuestro Amo es muy sabio y me ha guiado con mucha paciencia. Es un honor tremendo poder ser usada por él. Me hace sentir que soy útil y que mis enormes tetas y mis agujeritos sirven para algo. Ni me imaginaba que me iba a poder tragar la polla del Amo entera, y menos mientras me forzaba como lo ha hecho. Ahora estoy viendo las marcas de sus mordiscos, que me encanta conservar, mi Ama cerda.

 - Muy bien. Mañana te encargas de que las tres estéis bien arregladas para la visita. No quiero fallos, perra. Hasta entonces.

- Buenas noches y muchas gracias, mi Ama cerda. A sus pies y a los de nuestro Amo maravilloso.

- Con su permiso, mi Ama cerda, voy a intentar escribir todo lo que ha pasado hoy, porque no quiero que se pierda nunca el recuerdo de una jornada tan perfecta. Cuando me he despertado, mamá ya estaba preparada para ir a ver al Amo. Mi hermanita le había enfundado en un vestido rojo que casi no le cabe, pero que realzaba sus tetas gigantes. Mamá esperaba de pie al lado de la puerta, porque Sandra le había ordenado que así lo hiciera. Yo he colocado a mi hermana a su lado. Estaba también ya vestida, con un conjunto a juego de camiseta y faldita, de muy poca tela y muy finita. Las dos sobre sus tacones, tan preciosas. He pensado que a ustedes les gustaría que yo llevara mi uniforme de primaria, que he tenido que adaptar a mi cuerpo actual, aunque mis tetas se salen casi enteras por el escote. Así hemos llegado a su casa, donde nos han recibido tan exquisitamente. Cuando mami y Sandra han visto que nuestro Amo me sacaba las tetas y las golpeaba, han intentado protestar. Pero enseguida se han dado cuenta de quién mandaba en la casa y con la ayuda de usted, mi Ama cerda magnífica, han acabado a cuatro patas y con sus tetas gigantes también expuestas. Me ha encantado ver cómo mami recibía la primera bofetada de mi Amo, y que Sandra haya aprendido que es así como hay que tratar a nuestra progenitora. ¡Al final mi buena madre ha acabado pidiendo su ración de bofetones! Está claro que, como decía nuestro Amo, es una zorra masoquista de primer orden. Es fabuloso que le hayamos podido descubrir su verdadero yo. Ella está muy agradecida. Ahora mismo, mientras le escribo, la tengo a mis pies con las manos atadas a la espalda por mi hermanita, a la espera de ser usada. Voy a darle una patada para que disfrute un poco.

- Hola, puta. El Amo ha ordenado que vengáis las tres a vivir a su casa.

- ¿De verdad? ¿Tanto le hemos gustado? Ahora mismo se lo voy a decir a mi hermana. Mañana mismo nos instalaremos ahí, si tenemos permiso.

- Esa es la orden. Enhorabuena por tu comportamiento, mi perra.

- Gracias, mi buena Ama cerda.

- Han pasado varias semanas y ha sido maravilloso, mi Ama cerda. Nunca lo olvidaremos, ni mi hermana, ni mi madre ni yo. Ahora somos otras: sabemos qué es lo que se espera de unas perras tetudas y aunque nunca encontraremos a alguien tan espléndido como nuestro Amo, tenemos que marcharnos. Nuestra nueva vida es aún un pequeño misterio, pero nos vemos obligadas a desaparecer. Siempre recordaremos estos días como los más felices, adiestradas por el mejor, con la ayuda de su cerda favorita, usted. Nos han encantado todas las pruebas, desde las íntimas del hogar, sirviendo a nuestro Amo de disfrute, depósito de semen y orina, relax y descarga de energía, hasta las públicas, cuando paseábamos por las calles como una familia unida y perversa: cuatro esclavas, tres hijitas y una madre, ocho tetas gigantes para un Amo, padre y esposo orgulloso, protector, mimado y empalmado. Mami sigue rezando, pero ahora su dios es el Amo, en el que cree sin reservas, como nosotras dos. Mi hermana es plenamente feliz con mamá, su nueva mascota; yo tengo el honor de usarlas a las dos. Violadas, humilladas, azotadas, anilladas, meadas y arrastradas: así nos ha enseñado a ser nuestro Amo y así seremos a partir de ahora. Deseamos fervientemente que el Amo siga encontrando buenas putas y que usted continúe siendo esa gran aliada que le proporciona siempre lo mejor. A sus pies, nuestra Ama cerda.