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Historia de Agustin y Lina 10

en Grandes Series

Lina.

 

A la vuelta a casa, no se cuentan nada. Actúan como si viniesen del cine en vez de follar por primera vez con otras personas desde que se conocieron. Solo se preguntan ¿Todo bien?

Sí para ambos. La mente de Agustín no deja de funcionar. Lina lo lee en su rostro.

Afortunadamente, no le ha pedido detalles. Ella temía que la abrumara a preguntas.

No quería tener que contarle que la puso a cuatro sobre el borde del jacuzzi y la había embestido, follándola más tarde hasta hacerla correrse. Como ella no imaginó nunca. Sin preguntar nada de preservativo. De sobra sabía que Lina tomaba anticonceptivos.

Los manejos bajo del agua le habían recordado el juego debajo de la toalla en el pub liberal. La superficie llena de espuma, ocultó el roce de la polla de Fran contra su chochito. Una masturbación en toda regla, apoyada por caricias más visibles de cintura para arriba. El tener que contenerse, el corte de que su chico estuviera al lado con Caty hizo que aguantase las oleadas de excitación que le venían. Solo quería ya que la follaran.

Cuando Agustín y la mujer de Fran desaparecieron tras la puerta, Lina, que ya estaba abierta de piernas con el hombre acomodado entre ellas, cerró los dedos alrededor de su falo, atrayéndolo hacia la entrada de su vagina. Necesitaba follar con Fran. Quería tener a ese hombre dentro de ella. Ahora. Antes que se arrepintiera alguno de los cuatro. Antes de que algo saliera mal. No se iría de allí sin haber sido follada por ese macho que tanto la atraía.

Sintió la polla abriéndose paso por sus entrañas mojadas. Noto los testículos hacer tope en su perineo cuando llegó hasta el final. Una oleada de gusto subió desde su entrepierna hasta la base de su columna vertebral. Placer que se acentuó cuando la verga inicio un vaivén dentro de ella. Dentro - afuera. Una y otra vez. Mientras las sabias manos de su amante le pellizcaban los pezones.

De repente, Fran se salió. Ella desconcertada lo miro casi con desesperación. El, le dio la vuelta. Haciendo que apoyara las rodillas en el escalón, se situó frente a su culo y la penetro desde atrás. En esa postura, Lina notaba perfectamente la verga deslizarse por su interior, llenando su coñito.

Lo que siguió, fue una follada a tumba abierta de Fran. Ni se contuvo ni la esperó. Solo se la folló duro, con arremetidas contundentes, aferrado a sus caderas, hasta que ya no se contuvo.

Una descarga de semen, larga, prolongada, invadió su coño, llegando hasta lo más profundo. El hombre la atrajo hacia sí mismo, apretando su culo contra el vientre.  Lina intento culear para seguir con su placer, pero Fran agarro sus nalgas, cerrándolas con las manos mientras mantenía su polla clavada. Quería tenerla así, con toda la vagina llena de leche y su verga haciendo de tapón. Lina sintió un gusto diferente al de la follada. No era un orgasmo. Solo un placer más discreto pero muy agradable. La calentura remitió un poco, mientras se concentraba en sentir ese gusto.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero finalmente la polla salió de su húmedo coñito.

Ella se sentó en el jacuzzi, dejando que la lechada se derramara y se mezclara con el agua.

Estaba de nuevo muy caliente. Deseosa. Pero Fran seguía mandando y ella se dejaba guiar.

- Todavía no. Solo unos minutos más y te correrás como nunca lo has hecho. Te voy a llevar al límite antes de dejarte gozar.

Sin saber cómo, de repente tenía el pene en la boca. Pegajoso y morcillón.

- Chupa.

Ella obedeció. Sintió el sabor de la leche que aun tenia pegada. Notó poco a poco como se estiraba y crecía en su interior. Como se ponía dura. Tras un rato, Fran la empujo hacia atrás. Le subió las piernas y apuntó hacia su raja. Lina sintió una oleada de fuego que le bajaba hasta el sexo. Demasiadas emociones, demasiada espera. Fran se la follo hasta que ella ya no pudo más. Los dedos se acercaron al clítoris para provocar el orgasmo. Quería llegar ya.

Pero el, le retiró la mano. Siguió follándosela a la espera que se corriera solo con su polla.

Ella lo miro suplicante.

- Déjame. Déjame llegar.

Pero el siguió con sus embestidas, durante un tiempo que no pudo precisar.  Dándole duro. Se mareó y creyó desmayarse al menos en una ocasión, hasta que sintió un placer que surgía de lo más profundo de su sexo y que le recorría toda la espina dorsal. El orgasmo llego de repente, brutal, explotando en las paredes de su coño, en su clítoris, extendiéndose en forma de convulsiones por su vientre y miembros. Desmadejada, no pudo ni abrazarse a su amante. Como una muñeca desarticulada, dejo que los espasmos recorrieran su anatomía, antes de volver a marease y tener que cerrar los ojos.

Frente a los intentos de Agustín de que se corriera varias veces a lo largo de una sesión de sexo, Fran le había proporcionado un solo orgasmo. ¡Pero que orgasmo! No hubo lugar para más, pero mientras guardaba silencio en el coche, de vuelta a casa junto a su marido, se preguntó cómo sería una noche entera en manos de ese hombre maduro.

Lina se acostó nada más llegar. Era muy tarde y estaba cansada. Agustín no intento follársela, cosa que agradeció. Parece que él también estaba agotado.

Antes de cerrar los ojos dio un repaso rápido a los acontecimientos recientes. Hacía tres meses que habían conocido a esta pareja madura. Desde el momento en que lo vio, se sintió atraída por Fran. Supo que iban a ser ellos. Que sería él quien se la follara por primera vez desde su matrimonio.

Alto, elegante, con mucha clase, bien parecido. Pero sobre todo, fue su actitud, su personalidad y como se relacionó con ella desde el primer instante. Un triunfador, un líder, alguien que veía más allá. La trato como si en ella hubiese descubierto oro. La hizo sentirse importante, destinada a vivir las mejores experiencias. Y protector. Preocupado hasta el límite de cada uno de sus gestos, gustos y deseos. Así que ella se “enganchó”. No podía imaginarse saliendo con otra pareja distinta. Porque había más que deseo sexual. Se convirtieron en amigos, les abrieron un mundo de lujo y alto standing, donde iban siempre invitados por ellos y donde nunca hubiesen soñado acceder por sí mismos. Incluso en el plano laboral, ofertas de trabajo para Lina. Más aun, esa misma noche le había comentado Fran, crear un pequeño negocio y ponerla a ella al frente. De hecho, los acababan de invitar a unos días en Menorca, pasando allí la semana santa, invitados en su casita. Hablarían del negocio. Fran no dudaba que Lina tenía un talento especial y estaba dispuesto a invertir.

Todo era fantástico. En unos días estarían haciendo las maletas.

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