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Frustrada cita en la Disco

en Hetero: General

Como recordarán trabajo en una oficina de seguros como secretaria de la gerencia, al frente de mi oficina se encuentra una de un bufete de abogados, desde hace algún tiempo un señor alto, acuerpado y canoso de unos 47 años, llamado Alberto, me viene molestando y haciéndome invitaciones a salir, él a pesar de su insistencia es una persona muy agradable, se viste muy elegante y usa perfumes caros, no se por que pero tal vez a causa de su edad no me decidía a salir con el, su insistencia era cada vez mayor, me perseguía en los pasillos del edificio, en el ascensor, en las escaleras, me esperaba a la salida, se estaba convirtiendo en un martirio, pero en medio de todo me agradaban sus piropos, a que mujer no le gusta que le endulcen el oído, sus propuestas se hacían más insistentes cada vez que me veía en mis cortas minifaldas, el martes pasado fue un día de esos y ante su insistencia decidí aceptarle una invitación para ir a una Disco el viernes.

Ese viernes en la mañana nos encontramos en el ascensor y quedamos en que me recogería en mi casa hacía las 7:30 PM, le di mi dirección y teléfono, salí de mi oficina directo para mi casa con el fin de arreglarme con aquellas minis que sabían lo ponían loco, quería excitarlo, hacia algunos días que mi conchita no probaba una buena verga y aquel tipo prometía.

Me puse un vestidito rojo de algodón bastante vaporoso y corto, media veladas igual con liguero y un pequeño panty negro, las horas que me parecían eternas pasaban y mi amigo no llegaba; hacía las 8 de la noche me llamo para avisarme que se encontraba todavía en la oficina, pues estaban celebrando el cumpleaños de una abogada compañera de trabajo, lo note un poco tomado, quedo de recogerme en 1 hora; hacía las 9 de la noche oí su elegante auto, me encamine presurosa a su encuentro, el se encontraba muy elegante, a pesar de su cara loción no podía disimular un pequeño tufillo a Wisky, nos saludamos de beso en la mejilla y por el camino me comento que un hermano suyo y su esposa acababan de llegar de visita desde Miami y se encontraban en su apartamento, por lo que no podía dejarlos solos, quería que lo acompañara a su departamento, a regañadientes acepte, pues ni modo, no podía hacer nada más.

Al llegar a su apartamento en la zona oriental de la ciudad, por cierto muy hermoso de 2 niveles, se encontraba su hermano, un hombre de unos 45 años, bastante parecido a el, aunque un poco más obeso, un poco calvo y bastante bronceado, se encontraba en ropa de sport, con una camiseta playera que deja ver su voluminoso y velludo pecho, me lo presento como Alfredo, mi manito se perdió en su manaza al saludarme, al lado de el se encontraba una hermosa mujer, era la esposa de Alfredo, se llamaba Martha, tendría unos 32 años, más alta que yo y con unos ojazos negros muy grandes, su pelo era muy corto, lucia un vestido negro de hilo con dos tirantes que realzaba su contoneado cuerpo y en especial un hermoso y gran par de senos, eran sencillamente majestuosos, a través de su vestido, sus gordos pezones se marcaban perfectamente, era obvio que al igual que yo no llevaba brassier, luego de las presentaciones del caso, nos sentamos en la sala, donde ya Alfredo y su esposa llevaban por la mitad una botella de wisky, nos pusimos a hablar de cosas sin importancia y a contarnos algunos chistes, el ambiente era agradable aunque yo no podía separa mis ojos de los protuberantes y fantásticos senos de Martha, pusieron algo de música y luego de algún rato de estar tomando y divirtiéndonos nos dirigimos con aquella mujer a la cocina para preparar algunos pasabocas, duramos mas de lo previsto, pues ella era una gran conversadora y me contaba de su vida en Miami, nuestra amistad fue instantánea, parecía que la conociera de tiempo atrás, regresamos a la sala y note que tanto Alberto como Alfredo se encontraban bastante enfrascados en sus conversaciones y bastantes tomados, yo sentada frente a mi nueva amiga conversaba y observaba sus bellos muslos, en un momento oí un pequeño llanto; en las habitaciones del segundo piso se encontraba una bebita de seis meses, era la hija de Martha, le dije que quería conocerla, no es que me gusten los niños, pero deseaba estar a solas con aquella mujer, no sabía exactamente por que, pero me sentía fuertemente atraída hacia ella, se notaba su clase y elegancia, una mujer acostumbrada a la buena vida, al subir las escaleras me fui detrás de ella, pudiendo observar debido a lo corto de su vestido sus hermosas y contoneadas piernas, largas y firmes y un voluminoso par de nalgas que ella meneaba muy bien; en la habitación acostada en un cochecito se encontraba la bebita, Martha la alzo y la cambio de pañales, nos sentamos en la cama y sin ningún tipo de vergüenza o recato, bajo uno de sus tirantes del vestido y saco una enorme y redonda teta ofreciéndosela a la bebita, quien de inmediato se prendo de aquel enorme pezón, tuve que cerrar fuertemente mis piernas, me sentía mareada y terriblemente excitada, por aquel enorme globo, era muy grande pero muy firme, daría lo que fuera por ocupar el puesto de la beba y ser yo la que chupara de su magnifico pezón, ella como si nada sonreía y continuaba hablando sin parar, luego de que la nena sació su apetito y se durmió, Martha se guardo su seno y se agacho a colocar la bebita en su coche, no se si fue a propósito pero se agacho mas de lo necesario, su vestido se subió dejando al descubierto sus muslos y pude observar unos monumentales glúteos y su panty dental de color blanco, bajamos de nuevo a la sala, pero antes entré al baño y bajando mi panty me di una monumental pajiada, introducía mis dedos en mi depilada y húmeda concha recordando los senos y muslos de mi amiga, rápidamente y tal vez por lo excitada y tomada que me encontraba tuve un grandioso orgasmo, tuve que morder una toalla para no gritar, me arregle y me encamine a la sala notando que mis piernas me temblaban.

Alberto y Alfredo ahora si se encontraban bastante tomados, en especial Alberto, quien me saco a bailar y por poco nos caemos, balbuceaba algunas incongruencias que no lograba entender, descaradamente pasaba sus manos por mis nalgas, yo un poco apenada con los visitantes disimule y lo hice volver a sentar, donde continuamos hablando, mi ida a la Disco, había resultado un fiasco y solo quería irme para mi casa, pero ya era muy tarde, por lo que decidí esperar a que amaneciera y agarrar un taxi para irme de allí, estaba bastante molesta, solo Martha se comportaba de una forma cortés, aun que también al igual que yo estaba un poco mareada, pero me encantaba oírla y sobre todo verla, era sencillamente espectacular con su vestidito y me fascinaba el bamboleo de aquellas gloriosas tetas, cada que hacía un movimiento o se inclinaba para servir otro trago, Alberto se recostó en el sofá y en medio de quejidos se quedo profundamente dormido, los tres continuamos tomando y conversando y note como Alfredo pasándole una mano sobre su cuello le rozaba sobre su vestido un seno y entre sus dedos masajeaba su erecto pezón, o ella no lo notaba o le importaba poco, vi como su mano se poso disimuladamente sobre el paquete de su esposo, estaba excitada, ya eran cerca de las 4 de la mañana.

Alfredo se paro al baño y por poco se cae de lo embriagado que estaba; entre Martha y yo subimos a su cuarto a Alfredo, ella me entrego dos mantas, despidiéndose con una sonrisa un tanto picarona, baje y arrope a Alberto quien dormía profundamente en el sofá completamente vestido, apague las luces y me coloque en una silla arropándome con la otra manta, esperando que amaneciera para irme de allí, estaba bastante contrariada y disgustada con mi amigo, me había insistido varias veces para que saliéramos, esperaba un encuentro muy agitado y ahora me encontraba allí a oscuras en la sala, viéndolo dormir y roncando de su borrachera.

Subí las piernas en la silla y deslice mi mano bajo mi falda, introduciéndola bajo mi panty, el contacto con mi concha despertó en mi un deseo sexual reprimido, a escasos centímetros de mí dormía aquel hombre con el que había deseado coger, mientras mis deditos jugaban con mi clítoris, el cual de inmediato reacciono a mis caricias, abrí las piernas, colocándolas encima de los brazos de la silla e introduje fuertemente dos de mis dedos, a causa del alcohol y el encuentro con mi amiga me encontraba a mil, continuaba sobando mi concha bajo la manta, mis dedos se encontraban húmedos, mis ojos semi cerrados y mis pezones como piedra, estaba concentrada masturbándome cuando oí un pequeño ruido proveniente de la parte superior, inicialmente pensé que la beba había despertado, quite mis dedos húmedos de mi raja y preste atención, no, no era la beba, era algo distinto, me pare con sigilo y descalza como me encontraba subí las escaleras sin hacer el menor ruido, el sonido provenía de la habitación de Martha y su esposo, me acerque lo más que pude arrodillada a la entreabierta puerta y asome mi cara, pudiendo observar el espectáculo que imaginaba; sobre la cama se encontraba Alfredo desnudo boca arriba, sus manos aferradas a la baranda de la cama y encima de él arrodillada Martha completamente desnuda se comía su verga, a trasluz observaba maravillada como aquella hembra recorría con su lengua toda la extensión de aquel pedazote de carne, el ruido que hacía al succionar su falo me excitaba, me encontraba en el piso con mi panty mojado, observando como aquélla tranca desaparecía una y otra vez en los golosos labios de Martha, agarraba su verga con la mano y frotaba su glande por sus erectos pezones, introducía aquel fenomenal miembro dentro de sus enormes globos y presionando sus tetas con sus manos, masturbaba fuertemente aquel instrumento, de vez en cuando su lengua se posaba como una serpiente sobre su glande, pude observar el liquido pre seminal embarrando la boca de mi amiga, quien de nuevo abriendo su boca se introducía hasta los huevos aquella fenomenal herramienta, yo a escondidas en el suelo no podía mas que maravillada observar aquello mientras deslizaba un dedo en mi concha frotando de nuevo mi mojado clítoris, Martha continuaba concentrada en su trabajo, succionando como aspiradora aquella barra, lo saco de su boca y con su mano derecha comenzó a descorrer a gran velocidad el pellejo de aquella vergota, posaba su lengua en su glande mientras con la otra mano apretaba sus huevos, la silueta de su erecta verga se dibujaba perfectamente, Martha levanto su cabeza, se acuclillo encima de el y con una mano guió aquel pedazo de carne en su hermosa vagina, que se abrió de par en par para recibir aquel hermoso visitante, sus manos se aferraron al velludo pecho de su esposo mientras contoneaba rítmicamente sus nalgas sobre aquélla barra, el movimiento de sus tetas era fabuloso, Martha cabalgaba como desesperada sobre aquella tranca, su concha devoraba en un santiamén todo lo que Alfredo le enterraba, oía sus violentos suspiros y de un momento a otro, mi hermosa amiga se desenterró de aquella belleza y de nuevo se arrodillo a chupar golosamente aquel pedazo de carne viviente, vi la convulsión de Alfredo y de inmediato el enorme y espeso chorro de semen inundando la cara y los senos de mi amiga, quien de inmediato abrió su boca al máximo tragando todo lo que podía, su lengua recorría su falo desde su cabeza hasta las bolas chupando hasta la última gota de su leche, recorría de arriba a bajo su ya flácido miembro, cuando comprobó que no quedaba nada más, se acostó encima de el besándolo tiernamente, yo mojada como estaba por aquel espectáculo, me deslice sigilosamente al primer piso y de nuevo me acomode en la silla.

Me obsesionaba lo que acaba de observar, Martha acaba de hacer frente a mi lo que yo deseaba hacer esa noche luego de ir a la Disco con Alberto, sin embargo, allí estaba el acostado, borracho y durmiendo profundamente, comprobé que el apartamento estaba en completo silencio, arriba mi amiga y su esposo después de aquella follada dormirían placidamente, me acerque a Alberto, moviéndolo por los hombros, nada, no respondía, estaba como muerto, sentía mi panty mojado, mis manos me temblaban y le quite la cobija, mi mano derecha buscó su paquete, el cual masajee sobre su pantalón, descorrí temblorosamente el zipper y mis manos se apoderaron de un pené colosal, a pesar de estar flácido era muy grueso y lo coronaban dos magnificas bolas, agache mi cabeza aspirando por un rato su aroma, lo apreté suavemente y sin pensarlo dos veces descorrí su piel dejando al descubierto un gordo, brillante y gran glande, pose mi lengua sobre el, sin pensarlo dos veces me lancé poseída sobre su verga, estaba arrodillada en el piso, comencé acariciar aquella barra enorme, con mis dos manos de arriba abajo, su vergota permanecía flácida pero gorda en mi boca, yo empecé a gemir de placer, pues tenia dos dedos en mi concha y los frotaba fuertemente sobre mi clítoris, no dejaba de besar y pasarle lengua a su miembro, con mis manos acariciaba el escroto y el cuerpo de su cosa y con mis labios disfrutaba del glande, mi concha chorreaba mis fluidos, ríos de lubricante resbalaban por mis temblorosas piernas, recorría con mi lengua aquel gran pedazo de carne, mis manos se aferraban a su escroto, masajeando aquel enorme par de huevos, Alberto ni se inmutaba, continuaba dormido, mi lengua succionaba su glande, estaba atragantada de verga, su cabezota enorme se restregaba en el fondo de mi garganta, quería comérmela a besos, mi mano se aferró a su tranca descorriéndole suavemente la piel en movimientos de arriba abajo, mientras gran parte de su miembro continuaba siendo masajeado por mi lengua, me senté de nuevo en la silla con mis piernas bien abiertas introduciendo tres dedos en mi concha y dos en mi ano sin apartar la vista de su cosa, mis dedos prácticamente se tocaban en mi interior, aquella vista era fabulosa, mi múltiple orgasmo no tardo en llegar, mis dedos entraban y salían a gran velocidad de mis agujeros, me deje caer exhausta en la silla lamiendo mis dedos, empezaba a clarear, bese de nuevo aquel hermoso miembro, guardándolo con cuidado y arropándolo con la manta, en ese preciso instante, la bebita de Martha lloró de nuevo, rápidamente arregle mi ropa y salí de aquel apartamento.

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