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El niño y el travesti

en Transexuales

EL NIÑO Y EL TRAVESTI

Se llamaba Lorely y era la hembra mas espectacular que hubiese vivido en aquella barriada, contaba con 25 años, piel morena, pelo negro hasta la cintura, unos ojazos azabaches enormes, una boca deliciosa y el mejor cuerpo que pudiese tener una mujer, senos hermosos y abultados coronados con 2 magníficos pezones color miel, una cinturita de avispa y unas nalgas paraditas y firmes, era la atracción por donde pasaba, tanto hombres como mujeres detenían su caminar para observar a aquella mujer y ella lo sabia muy bien, contoneaba su escultural cuerpo por doquier cautivando a todo el mundo, era la sensación donde quiera que fuera, usaba jeans ajustados que demarcaban su escultural trasero o minis vaporosas que dejaban al descubierto el mejor par de piernas que existiese por aquel contorno, largas, fuertes, delineadas, se sabia hermosa y deseada, usaba blusitas ombligueras apretadas que escasamente podían contener aquel par de suculentos globos, usaba la lencería mas sexy que pudiese haber, diminutas tangas bordadas, sostenes de encajes multicolores, medias de seda que realzaban mas sus piernas, coquetos ligueros y zapatos de tacón alto, era una diosa venida a este mundo ha hacer sufrir a los mortales que la deseaban y enloquecían por ella.

Sus medidas, 95, 60, 95 y 22, si, tenia 22 CMS de miembro, aquella era la mejor hembra que por cosas del destino resulto ser la mejor travestí del mundo, la deseada y hermosa Lorely!!!!.

Trabajaba como "dama de compañía" de apuestos y millonarios caballeros que la colmaban de lujos y costosos regalos, había viajado a exóticos países, le prometían el cielo y la tierra, un lujoso apartamento, el mejor vehículo, joyas, pieles y una gran cuenta bancaria, pero ella lo rechazaba, adoraba su libertad, no quería ataduras con nadie y se supo de un acaudalado hombre de negocios que se suicido al verse rechazado por aquella mujer, a pesar de todas sus posibilidades Lorely no dejaba su humilde barriada donde había crecido y desarrollado en la suculenta hembra que era ahora, se sentía feliz en la soledad de su pequeño y coqueto apartamento donde podía realizar sus fantasías eróticas, dar rienda suelta a sus sueños, le gustaba andar desnuda por su casa o en pequeños pantys, adoraba subir a la terraza en diminutos trajes de baño o totalmente encuerada donde bronceaba su escultural cuerpo, donde solo el sol se podía recrear con aquella vista, solía masturbarse mirándose al espejo, sabiéndose hermosa, su miembro totalmente depilado adquiría en toda su dimensión 22 CMS de largo y un considerable grosor, duraba eternidades observándose, recorriendo con su mirada cada milímetro de su belleza mientras sus manos masajeaban sus senos o su magnifica verga, la volvía loca acariciar la textura de sus testículos y la firmeza de su tallo, le encantaba observar sus prominentes nalgas y como su dedo desaparecía en su ojete anal, hasta llevarla al éxtasis supremo obteniendo deliciosos orgasmos con solo observarse, se deseaba a si misma, gozaba con cada movimiento de sus manos sobre su escultural cuerpo, obtenía sus orgasmos de una manera deliciosa, realizaba diferentes poses frente al espejo mientras veía como de su gordo y gran miembro manaban cantidades enormes de su ser, su delicioso y espeso semen que embadurnaba por todas partes de su sexy humanidad.

En aquella barriada había un chico de tan solo 9 o 10 años llamado Edwin, piel morena y cabello ensortijado, andaba con sus pantalones raídos y su camisa sucia, era el mandadero del barrio, por escasas monedas aquel chico hacia cualquier tipo de mandado, comprar el pan, el periódico, avisaba a algún vecino de algo, etc., a cualquier hora del día o de la noche Edwin estaba disponible, nadie sabia donde ni con quien vivía, pero aquel muchacho recorría el barrio tocando a las puertas por si necesitaban de sus favores, a pesar de su pobreza y su desmirriada ropa, era un chico alegre, resaltaban sus blancos dientes y su pelo ensortijado, en mas de una ocasión Lorely había requerido sus servicios, pero ahora miraba al chico de una manera diferente, era un pequeño hombrecito y soñaba con el, no podía apartarlo de su mente, ella que había estado con los mejores hombres de mundo sentía una atracción especial por aquel niño, lo deseaba, muchas veces en su cama se masturbaba imaginándose estar con el, como seria? Seria virgen? Como seria su verguita? Le ofrecería su culito? Aquellas ideas además de excitarla la trastornaban.

Tan pronto vio a Edwin aquella tarde lo llamo y le dijo que lo esperaba al día siguiente hacia la 1:00 de la tarde y que no le fallara pues le tenia una linda sorpresa, inmediatamente salio al comercio donde compro una muda completa de ropa para el, no sabia como abordarlo y lo que pasaría pero aquella noche casi no durmió debido a su excitación, quería masturbarse o jugar con alguno de sus consoladores pero se contuvo.

A la mañana siguiente se levanto muy temprano y duro eternidades duchándose y arreglándose, se depilo totalmente su escultural cuerpo y roció sobre sí aquel caro perfume, regalo de uno de sus tantos y ocasionales amantes, se probo miles de ropas, pues quería lucir lo mejor para el, al final se puso una delicada tanga rosada de encaje y una corta bata del mismo color, medias veladas rojas, un delicado liguero negro y zapatos de tacón rojos; tuvo que hacer un gran esfuerzo para acomodar su miembro entre sus piernas, pues debido a su excitación tenia una gran erección, su nerviosismo iba en aumento y a la hora señala llego el niño con su carita de ángel, lo condujo de la mano hacia su sala y el le pregunto que en que podría servirle, Lorely revolvió sus cabellos y atrayéndolo hacia si lo beso dulcemente en la mejilla, Edwin permanecía de pie, ella le contó que como siempre lo veía con su ropita raída y sucia y como era un niño juicioso le había comprado una muda, pero primero tenia que ducharse, le solicito que se desnudara mientras ella preparaba el baño y corrió hacia el WC donde lleno la tina de agua tibia y roció bastante jabón de espuma, en seguida lo llamo y apareció Edwin en su pequeño pantaloncillo, era un chico realmente hermoso, sus ojos negros contrastaban con su alborotada cabellera, estaba un poco nervioso pero Lorely lo tranquilizo con dulces palabras, se sentó en el borde de la tina desde donde el niño podía observar aquel generoso par de suculentas tetas y procedió a bajar su bóxer, dejándolo totalmente desnudo y recorriendo con su lujuriosa vista aquel pequeño cuerpecito, se detuvo extasiada en su miembro, para su sorpresa no tenia ni un solo pelito, igual que ella, y su miembro colgaba flácido sobre lo que a ella le pareció la bolsa testicular mas hermosa que hubiere visto.

Lo tomo de la mano y lo acomodo dentro de la tina, echándole agua con su mano, Lorely continuaba sentada sobre el borde de la tina y sentía el grosor de su propio miembro sobre sus nalgas, tomo una esponja y procedió a deleitarse con el cuerpo de aquel niño, lo recorría todo enjabonándolo mientras le decía dulces y cariñosas palabras, se detuvo mas de la cuenta en sus pequeñas nalgas, Edwin se aferraba al hombro de Lorely para no caer, ella continuaba con su esponja y ahora se concentro en su miembro pasando la esponja por sus testículos y su pequeño tallo, Edwin reía y chapuceaba mojando la suave bata de Lorely, por ultimo lo envolvió en una gran toalla y tomándolo en sus brazos lo llevo a su cuarto donde procedió a secarlo, lo acostó en la cama y le dijo que le recortaría las uñas de los pies, se dirigió al baño a buscar el cortaúñas lo que aprovecho para comprobar que de su miembro manaban sus líquidos pre seminales humedeciendo su delicada tanga, su verga se encontraba semi erecta, la masajeo suavemente y se llevo la mano a sus labios probando sus propios jugos, se acomodo una vez mas su gordo miembro en su diminuta tanga y salio hacia su cuarto.

Edwin se encontraba boca arriba absorto mirando el techo, ella se acerco y lo beso en la frente, se sentó a sus pies y puso uno de ellos en su regazo observando extasiada los lisos testículos y el miembro de aquel niño, dejo el cortaúñas a un lado y empezó a acariciarle los pies, lamía su superficie introduciendo entre sus labios cada uno de los deditos de aquel chico, simulaba como si cada uno de aquellos dedos fuera un pene y realizaba la mejor de las chupadas, su lengua se deslizaba sobre el empeine, su mano acaricia con dulzura su planta, después tomo el otro pie y realizo la misma operación, hasta que no pudo contenerse y se lanzo como una fiera sobre sus muslos hacia su objetivo, el miembro de Edwin, este, en señal de agradecimiento se dejaba hacer, en su inocencia disfrutaba de aquellas caricias que nunca nadie le había prodigado, Lorely le dedicaba al chico palabras cariñosas y tranquilizadoras, mientras su lengua se deslizaba hacia arriba hasta posarse en aquellos testículos que tanto la atraían, los palpaba suavemente con su mano, descorrió la piel de la verga semi erecta del niño y observo su delicado prepucio, extasiada su lengua se poso sobre este, recorriéndolo en su extensión, todo el miembro de Edwin desapareció completamente en su golosa boca, su mano continuaba acariciándole los testículos, su lengua recorría ávidamente ensalivando aquella pijita, se detuvo colocándose entre sus piernas semiabiertas, separo las nalgas de aquel chiquillo admirando la perfección de aquel virginal culito.

La piel suave se plegaba en su interior, un suave aroma dulce emanaba de su entrepierna, rodeo aquel anito con el apéndice jugoso de su lengua mojando toda la superficie, empujo su lengua dentro del agujero encantada con los pliegues de aquel ano, su pequeño esfínter se iba abriendo con dulzura, mientras tanto una de sus manos continuaba acariciando la superficie de sus testículos, los apretaba con suavidad, tiraba de ellos y finalmente observo asombrada como el miembro de aquel niño, completamente erecto alcanzaba unas proporciones no vistas para su edad, se separo de su ano y se dedico de nuevo a chupar aquella rica verga, arrodillada en medio de las piernas de su amante niño succionaba su falo con gran delicadeza, el pequeño Edwin gemía suavemente, Lorely se introducía aquella erecta verga, casi 12 CMS hasta lo mas profundo de su garganta, subía y bajaba acompasadamente su cabeza, hasta que un liquido semi transparente broto de aquella polla que la tomo por sorpresa, abrió su boca al máximo y trago gran cantidad de semen, el resto lo limpio con su lengua, la polla de Edwin brillaba completamente, limpia y erecta, parecía dispuesta a dar otra batalla, una que desde luego no desaprovecharía la hermosa Lorely.

Se arrellano a su lado prodigándole miles de caricias y besos, diciéndole que ya era todo un hombrecito, que era el mejor niño que había conocido, poso la cabeza sobre su pecho desnudo, pues su bata se había abierto, Edwin acariciaba torpemente sus pezones, ella sentía el aroma de su piel y luego de miles susurros y palabras dulces se decidió a contarle la verdad a su pequeño amante, sobre la cama se desnudo completamente y cogiendole la manita a Edwin la poso sobre su sexo, esperaba que el reaccionara retirando su mano de allí, pero no, para su agradable sorpresa vio que le complacía, Edwin no preguntaba nada, solo quería agradecerle a aquella mujer que por primera vez en su miserable vida, alguien se preocupara por el prodigándole cariño, agarro con su manita el semi erecto tallo de Lorely masajeándolo torpemente pero de una forma placentera, en cuestión de segundos aquellos 22 CMS de masa gorda se encontraban en toda su plenitud, Edwin quería devolverle los favores y su boquita se poso sobre aquel gordo y brillante glande, lamía su prepucio arrancándole una oleada de placer a Lorely, la lengua de aquel niño se lleno con sus líquidos pre seminales, a pesar de su inexperiencia y de estar segura que era la primera vez que Edwin se chupaba una polla y mas de ese tamaño, no lo hacia nada mal, Edwin se volteo ofreciéndole las nalgas a Lorely y aquello la calentó mucho mas, deseaba penetrar a aquel virginal y delicioso ano, bruscamente se separo de el y lo condujo a la sala, donde lo coloco apoyado en el respaldo de un sillón, donde el niño sin tal vez presentir lo que le esperaba le ofrecía su culo, Lorely se arrodillo y empezó a besarlo y acariciarlo, besaba su nuca, sus orejas, su espalda hasta terminar en sus glúteos los cuales abordo con gran pasión, con sus manos separo las nalgas mientras su lengua seguía aquel canal ensalivándolo todo, Edwin nota su calido aliento y el roce de su cabellera a sus espaldas, sentía el apéndice jugoso de Lorely rodeándole el ano, sintió como ella empujo su lengua dentro de su agujero y no pudo reprimir un suspiro mezcla de dolor y placer.

Lorely se acariciaba su erecta polla empapada en sus líquidos, uno de sus dedos cubierto por sus propios jugos se deslizo suavemente dentro del ano del niño, Edwin grito al sentir el segundo dedo dentro de su esfínter, ella lo tranquilizo, empezó a mover en círculos sus dedos dilatando aquel agujero, preparándolo para la embestida, unto una crema lubricante en sus dedos y estos se deslizaron con una gran facilidad, sabia que podría desgarrar aquel ano con su descomunal aparato, por eso se lo tomaba con calma, lubricando y ensanchando aquel ojete, Embadurno su enhiesta verga con aquel mismo lubricante, beso dulcemente a Edwin en el cuello, con una mano separo sus glúteos mientras con la otra dirigía su portentoso aparato a la entrada de aquel delicioso agujero, empujo sus preciosas nalgas y deslizo la punta de su glande en aquella cavidad anal, Edwin gritaba suavemente aferrándose al sillón, sentía aquel miembro deslizándose en su interior y deseándolo, empezaba a cogerle el gusto, el placer era superior al dolor, apretaba sus dientes, bajaba su cabeza y empinaba su culito permitiendo una mejor penetración, sentía su esfínter lleno y los erectos pezones de Lorely clavados como dardos en su espalda, ella lo hacia con sus dos manos aferradas a su cintura, empezó a mover cadenciosamente sus caderas, lentamente, con gran suavidad, sacaba solo una fracción de su verga para aumentar en cada ocasión el ritmo y la amplitud de su embestida, Edwin sentía los testículos de Lorely golpeando los suyos, su verga estaba de nuevo erecta, quito una mano del sillón y la llevo a su miembro duro, su mano se cerro sobre su tallo, sintió la mano de Lorely sobre la suya, dos manos masajeaban su polla mientras Lorely aumentaba el ritmo de sus estocadas, sentía su esfínter a punto de partirse completamente lleno por aquella tranca, cada vez que la verga de Lorely se enterraba mas en su ano, Edwin masajeaba su polla, ella incrusto su lengua sobre el lóbulo izquierdo del chico y se corrió dentro del ano de su amante, Edwin sintió el calor incandescente de aquel semen llenándolo por completo y en ese instante noto el liquido seminal brotando de su miembro y empapando el sillón, Lorely sudorosa desenterró su polla de aquel esfínter viendo como una mezcla de sangre y semen brotaba de el, tomo la cara de su amante y lo beso con ternura, Edwin poso su cabeza sobre los suculentos y sudorosos senos de su violadora y por primera vez durmió feliz.

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