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Mi Pepe

en Hetero: General

Esta historia verídica, como todas las que espero escribir de ahora en adelante, esta dedicada a Marianita, una hermosa y linda mujer, a quien amo desesperadamente.

Desde que mis padres habían decidido que pasaríamos las festividades de fin de año en Colombia, me encontraba bastante excitada y muy atareada, había ya pedido mi periodo de vacaciones en la oficina y el compromiso de dejar todo al día me mantenía muy ocupada, laboraba hasta un poco tarde y en la hora de almuerzo aprovechaba para hacer algunas compras para llevar de recuerdo a mis familiares, mi mamá me había encargado otro tanto, por lo que al regresar en las noches me encontraba muerta del cansancio, ya no tenía tiempo ni para chatear con mis amigas, ni mucho menos salir con alguna persona a divertirnos.

La semana pasada regresaba a la oficina cargada de paquetes cuando oí que me llamaban, era Alberto, un licenciado que labora al frente de mi oficina y con el que salí una noche a su apartamento, que para mí fue nefasta, pues el se emborracho y no logramos hacer nada, me ayudo con mis paquetes y luego me presento mil excusas por su anterior comportamiento, me rogó que aceptara una nueva invitación, le dije que lo pensaría, yo lo llamaría y miraría a ver. El es un hombre muy apuesto, alto, acuerpado, canoso y muy elegante, a quien yo suponía de unos 47 años por el color de su pelo, luego supe que tan solo tenía 42; me encontraba ese viernes muy estresada y fatigada, para colmo de males mi relación con mi amiga Jaky iba de mal en peor, pensando que tal vez una salida no me vendría mal, tal vez pudiera recuperar mi animo, dudaba en llamar a Alberto y aceptar su invitación, decidí que si de verdad quería salir conmigo, lo dejaría que me buscara, cuando salía a mi hora de almuerzo me estaba esperando y deseaba una respuesta a su invitación, la cual después de muchos ruegos y compromisos de portarse bien acepte para esa noche.

Me puse un vestidito de Jean, chaqueta y falda bastante sexy y corta, una blusita ombliguera vinotinto y mi ropa interior blanca preferida, un pequeño panty, un diminuto triángulo en la parte delantera y un hilo que iba desde mi entrepierna y se incrustaba en mis nalgas, acompañado de un brasier del mismo color, luego de nuestro encuentro en el centro de la zona rosa, me dijo que escogiera el sitio a donde iríamos, que aquella noche el me complacería en todo para demostrarme su arrepentimiento de la primera vez, el se encontraba como casi siempre con vestido de paño y corbata, muy elegante, y oliendo a una exquisita y cara loción.

Nos dirigimos hacia una pequeña taberna muy bonita y a media luz, sonaban algunos boleros, el ambiente era acogedor, nos sentamos en un apartado rincón y pedimos una botella de tequila, le dije que yo distribuiría el trago, pues no quería verlo borracho, a lo cual el acepto, conversábamos muy animadamente, me contó rápidamente su vida, su exitoso trabajo, por que permanecía soltero a pesar de ser un poco mujeriego, yo respondí a todas sus preguntas y le conté de mi vida, me contaba anécdotas y algunos chistes, estaba maravillada con su agradable conversación y el calor de los tragos, su cercanía y olor a macho me gustaba, tal vez en demasía.

Luego de algunas copas decidimos salir a bailar un rato, Alberto me tomo de la mano y me llevó hasta el centro de la sala e iniciamos el baile, sentí la presión de sus manos en mi cintura, lo cual permitía que mi pecho estuviera muy pegado al de él, me susurraba al oído " eres muy hermosa y me alegro que me hayas perdonado", yo sonreí y rodee con mis brazos su cuello atrayéndolo mas hacia mí, mientras el continuaba susurrando a mi oído palabras bonitas, no dejaba quieta su mano en mi cintura, empezó a subirla muy suave y lentamente por mi espalda lo cual me estaba produciendo escalofríos, me estaba haciendo sentir una excitación enorme, yo sentía que mis senos se iban a salir del sujetador, aprovechó para seguir bajando su mano hasta colocarla sobre mi trasero y empezar a empujarme sobre su sexo. El placer fue indescriptible cuando sentí su paquete sobre mi entrepierna, era un bulto grande y duro que despertó en mi una gran lujuria, ya conocía su verga aunque en aquella oportunidad estaba dormida, ahora la sentía a medio parar restregándose descaradamente contra mi concha, levante mi cara y observe su hermoso rostro nuestras bocas se fundieron en un suave beso, tímidamente su lengua busco la mía y ávida de placer acepte sus besos y caricias en mis nalgas.

Nos sentamos nuevamente y él propuso un brindis por nuestra amistad, y acercándose a mí me tomó por la cintura y lentamente acercó su boca sensual a mis labios y los besó tiernamente; fui abriendo mi boca muy despacio para dar paso a su lengua que se recreó con la mía un largo rato, sus besos eran tan sensuales que me invadió un sopor y poco a poco fui dejándome hacer por aquella boca que me quemaba, su boca empezó a recorrer todo mi cuerpo, primero el cuello, luego los hombros, mis senos, mientras sus manos no se quedaban quietas, empezó a recorrer mi espalda hasta llegar a mi trasero, tomándolo con ambas manos y apretándolo muy sensualmente; mi boca se abría y se cerraba como si me estuviera faltando aire para respirar, dando paso a unos grititos que poco a poco se fueron convirtiendo en gemidos de placer, instintivamente baje mi mano y agarre su paquete por encima del pantalón, se sentía caliente y muy gruesa, el se separo un poco de mí y descaradamente, se bajo el ziper y extrajo su herramienta, mi asombro fue enorme pues nos encontrábamos en un sitio público, sin embargo lo deje continuar, su verga estaba a medio parar, tomo mi mano en la suya y la dirigió hacia su falo, mi mano se cerro en aquella candente barra mientras el guiaba mis movimientos de arriba abajo sin separar su lengua de la mía, no se por que, pero sentí algo de pena y le dije que lo mejor sería que nos marcháramos a algún lugar mas apartado, el a regañadientes acepto, pero me dijo refiriéndose a su erecto miembro "linda, no me puedes dejas así, dame un adelanto" como pude me acurruque y pase mi lengua sobre su capullo que se encontraba con bastante liquido preseminal, lo bese sonoramente y lo ayude a guardar su aparato, pedimos la cuenta, el quería que fuéramos a su apartamento, le dije que no, que recordara lo que había pasado la última vez, le dije que quería ir a un Motel lujoso a lo que el acepto encantado.

Nos dirigimos hacía la zona de los Moteles y entramos a uno muy discreto pero muy elegante, en el primer piso solo había espacio para el vehículo, mediante unas cortas escaleras se llegaba a un gran cuarto, totalmente alfombrado de color rojo intenso, una gran cama con espejos en el techo y parte de las paredes, una pequeña salita muy acogedora y un gran baño con una enorme tina y un jacuzzi cromado, sonaba no se de donde una música muy suave, pidió 2 botellas de champagne y nos acomodamos en el sofá de la salita, me quite mi chaqueta y zapatos y él su saco y corbata, Alberto no perdió el tiempo y nuestras bocas se unieron nuevamente, esta vez con mas pasión y fuerza, su mano se introdujo bajo mi blusa acariciando mis calientes senos, mis pezones reaccionaron de inmediato, su lengua continuaba pegada a la mía, mientras hábilmente pellizcaba mis erectos y duros pezones, su boca comenzó a bajar, su lengua recorría mi cuello hasta apoderarse de un pezón que mordió suavemente, entrecerré mis ojos y me deje hacer, luego de un corto tiempo me desnude quedando solo en mi ropa interior, el observaba maravillado mi cuero "negrita, que linda eres" " eres la negra mas hermosa que e visto" a lo que yo estúpida y descaradamente respondí " y la negra mas hermosa que te vas a coger", estas palabras lo pusieron a mil, se acercó a mí y empecé a quitarle la camisa, sus pectorales anchos y fuertes llamaron mi atención, instintivamente tomé sus pezones con mis labios y empecé a succionarlos y halarlos, lo cual le produjo un gritito de placer.

Solté su cinturón, bajé su cremallera y halé sus pantalones quedando también en ropa interior. Seguimos besándonos largamente, sin prisa, teníamos toda la noche para nosotros, tomó mi cabeza y me fue guiando hacía abajo, e inicié un recorrido por su musculoso cuerpo, primero su pecho, luego el ombligo hasta que llegué a su ansiado miembro, tomé su bóxer negro y lo halé hacía abajo quedando al descubierto su pene, me sorprendió su tamaño y su grosor, nunca me imaginé que esa cosa fuera tan grande y gruesa, lo había visto antes pero no en todo su esplendor, o casi todo, mientras el continuaba en el sofá me arrodille frente a aquel hermoso monstruo,

Lo tomé por los testículos y lo contemplé boquiabierta un rato y él me dijo: "Esto será todo tuyo las veces que quiera mi negra hermosa", acerqué mi boca, pero repentinamente, Alberto tomó su pene y corrió su piel hacia atrás quedando al descubierto una cabeza enorme y roja, coloqué mi boca sobre ella, estaba caliente y me quemaba mis labios, poco a poco los fui abriendo para darle cabida a esa enorme cabeza, empecé a succionar y chupar su liquido preseminal, era hermoso y brillante, yo sentía que ese aparato iba creciendo más y más y que no me iba a caber en mi boquita, lentamente, inició un mete y saca de su glande en mi boca que hizo estallar mi cabeza de intenso placer.

Me tomó de los hombros, me levantó y me besó, su gran pene erecto me rozaba mi entrepierna lo cual me producía una gran excitación. Me quitó el brasier y tomó mis pezones nuevamente con su boca, casi me desmayo de placer, mi cuerpo se empezó a estremecer, me recostó sobre el sofá, abrió mis piernas, metió su cuerpo en medio de ellas y empezó a recorrer mi cuerpo con su boca hasta llegar a mi concha, me besó por encima de las bragas y siguió bajando, con su mano corrió el hilo de mi húmedo panty y llegó a mi vagina que se encontraba totalmente empapada. La contempló y levantando su cabeza me dijo: "Jamás me he comido un coño lampiño, qué concha tan rica tienes mi amor". Tomó mis labios con su boca y empezó a recorrerlos de arriba abajo, su lengua llegó a mi clítoris y ya no pude más, mi cabeza estalló en mil pedazos y mi primer gran orgasmo se vino, fue algo inolvidable, mi cuerpo se convulsionó y con mis piernas apretaba la cabeza de mi amigo, mis jugos invadieron su boca que ávidamente los tragaba.

Poco a poco fui saliendo del orgasmo, me quitó mi braguita y la olió durante largo rato, cosa que me excitó muchísimo, "amor, tienes que regalarme tus ricas bragas" me dijo, se incorporó y volví a tomar su pene con mi boca, la sensación de chupar un pene es algo grandioso, era muy grueso no me cabía en mi mano, pasé mi lengua desde el glande hasta su base, tomé uno a uno sus testículos y me los introduje en mi boca, los gemidos de placer de Alberto no se hicieron esperar.

Me volví a recostar en el sofá y se arrodilló entre mis piernas, volvió a tomar mi clítoris con su boca, le pasaba su lengua por el capullo y lo soltaba, era algo fantástico, su lengua volvió a recorrer todo mi sexo desde el ano hasta la vagina, se recreó un rato en mi ano, su lengua que parecía una daga, hacía círculos alrededor de él, mientras tanto sus dedos jugaban con mi clítoris, lentamente fue introduciendo su dedo anular en mi vagina y a medida que iba entrando lo iba girando en círculo permitiendo que mi entrada se fuera ensanchando, yo no aguantaba más y él se dio cuenta, tomó mis piernas las colocó sobre sus grandes hombros y su enorme glande quedó justo en la entrada de mi cuevita.

Empezó a masturbarme con su glande de arriba abajo, pasándolo por mi ano, embarrándome con sus jugos y los míos, luego fue introduciéndolo poco a poco en mi vagina, cuando entró el glande inició un mete y saca fabuloso, yo sabía que no iba a aguantar más, mi segundo orgasmo se estaba acercando. Yo sentía que con cada empuje suyo su enorme miembro entraba más y más dentro de mí y que me estaba desgarrando por dentro, pero el placer era tan intenso que cualquier molestia era soportable.

Cuando llegó a tope, sentí sus testículos sobre mis nalgas, todo su enorme miembro estaba dentro de mí, arqueé el cuerpo hacía arriba para sentir más la penetración e inició unas embestidas fabulosas que me llevaron hasta el cielo, después de un rato de estar penetrándome me hizo girar de espaldas y desde atrás volvió a introducirse dentro de mi tomándome de la cintura y embistiendo despacio pero firmemente y mi segundo orgasmo se vino a torrentes.

Sus embestidas eran cada vez más rápidas, de pronto de un solo golpe sacó su verga de mi vagina, y volvimos a la posición inicial, estaba totalmente ensartada en su barra, me aferré a su cuello y así con su verga dentro de mi concha se paro alzándome con él, nuestras lenguas se juntaron de nuevo, yo suavemente movía mis nalgas, nunca lo había echo de esa manera y así caminando, ensartada en el, me llevo hacia la cama, donde me coloco suavemente bocarriba, subió su cuerpo a la altura de mi cintura, sentándose prácticamente encima de mi estomago, tomo su miembro con una mano y lo coloco en medio de mis senos, sabía lo que deseaba, apreté con mis manos mis senos mientras el en suaves movimientos hacia delante y hacia atrás me follaba mis tetas, era lo que llaman la paja rusa, su candente miembro me quemaba y de vez en cuando bajando mi barbilla, mi lengua recorría su glande, estaba a punto de sentir su chorro hirviente, pero desacelere mi masaje y apretando suavemente sus testículos contuve su venida.

Me acosté de espaldas y me empezó a besar en la nuca, luego la espalda y después mi trasero, me coloqué de rodillas levanté mi trasero y colocó su cabeza entre mis piernas. Me besó desde la vagina hasta el ano, tomó mi clítoris con sus labios y mientras jugaba con él, mojó su dedo anular con mis jugos vaginales y lo fue introduciendo en mi ano, despacio fue haciendo círculos alrededor de él hasta que mi hoyito se fue acomodando a el dedo, la sensación era bestial, estaba lista para correrme otra vez. Lentamente fue introduciendo su segundo dedo el cual se acomodó rápidamente a mi esfínter, sus movimientos circulares alrededor del ano permitían que se éste se fuera ensanchando, me estaba preparando para una de las mejores enculadas de mi vida.

Tomó su pene erecto, lo untó de saliva y su enorme glande se ubicó en la puerta de mi ano, pasándolo desde mi ano a mi vagina una y otra vez, aquello era un martirio, un delicioso martirio, deseaba ya que acabara de enterrarme su caliente y gorda barra en mi ano, el comprendió y en el momento justo me tomó de la cintura y embistió fuerte, mi ano se abrió y dio paso a su enorme cabezota, el dolor era intenso pero mucho más grande era el placer. Rápidamente mi esfínter se tragó su cabeza y él se quedó quieto un rato esperando que mi ojete se acomodara al hermoso intruso, el placer era tan intenso que yo tomé la iniciativa y empecé a moverme hacia delante y hacía atrás ensartándome cada vez más ese tolete de carne, hasta que mi esfínter se lo engulló totalmente, sin darme cuenta había bajado mi mano hasta el clítoris y empecé a masajearlo en círculos hasta que llegó mi tercer orgasmo de la noche, mi cabeza estalló en mil pedazos, me agarré fuerte de sus piernas y me dejé transportar por el placer, aumentado por el caliente chorro de semen que invadió mis entrañas, sentí su fluir en mis intestinos, quemándome por dentro, perdí la noción del tiempo, me deje caer sobre la cama, sintiendo el peso del cuerpo de Alberto en mi espalda, quedándose un rato más dentro de mí, hasta que su miembro perdió su potencia.

Descansamos un rato, apoyando mi cabeza sobre su pecho, mi mano agarrando su verga, conversamos de lo fabuloso que había sido y de lo que nos habíamos perdido en la primera oportunidad que nos vimos, la champaña ya hacia su efecto y me encontraba bastante mareada pero feliz, me dirigí al baño y caí en cuenta del Jacuzzi, nunca lo había echo allí, en una piscina si, pero esto debería ser algo diferente, Alberto yacía en la cama, en una mano su copa y en la otra un cigarrillo, su miembro flácido descansaba sobre su muslo, me pare frente a el, riendo como boba, y me dijo " en que estas pensando? De que te ríes negrita?", le conté que deseaba que me cogiera en el Jacuzzi, a el le fascino la idea, me recosté a besarlo y cogiendolo de su miembro dormido nos encaminamos al baño junto con las copas y la botella, me senté en el borde de la tina con mis piernas bien abiertas, cogí con mis manos su colosal miembro y empecé mi nueva labor de succionar aquella barra hasta ponerla dura y gruesa como deseaba, aquélla verga respondía de maravillas, en menos de 3 minutos su cosa palpitaba fuertemente en mis manos, prendimos el Jacuzzi y Alberto se introdujo sentándose en el borde, sus bolas quedaban bajo la superficie, pero su glande gordo sobresalía del agua, introduje mi cuerpo, el agua estaba muy caliente pero deliciosa, su remolino era como mil manos masajeando mi cuerpo, Alberto me tomo de la mano para ayudar a ensartarme en aquella barra, su cosa estaba parada y lista para recibirme, separe mis piernas y me senté suavemente sobre su verga, lo acomodé, puse mis manos en sus hombros, y me senté firme, fuerte, de un solo envío en su pene, recorrió toda mi vulva, estaba tan excitada, tan lubricada y tan abierta , que entró todo de una, lo sentí entrar, lo sentí penetrarme, lo sentí cuando cada uno de sus centímetros, alcanzaban a tocar, las profundidades de mi vulva, su pene se trasladó por toda mi concha, me hizo suya, me poseyó, me sentí verdaderamente devorada, comida y pichada.

La sensación de ser cogida dentro del agua me maravillaba, sentí que sus manos se posaron en mi trasero, mis nalgas esparcidas, abiertas y separadas por sus manos, pensé por un momento que él trataba de meterme nuevamente uno de sus dedos en mi ano, pero no, él me estaba insinuando y obligando a pararme de su tronco para volver a ensartarme, podía sentir en sus manos un leve temblor de nerviosismo al poseerme, acaté sus ordenes no explícitas de moverme y me levanté de su pene, sentí salir su miembro de mí, me gustó más la entrada, por eso sin esperar ni un segundo más, al sentir que salía por completo, me volví a sentar en él, y la volví a sacar, movía mis nalgas sobre sus muslos ensartándome divinamente en su verga, sentí la respiración agitada de el y sus dedos fuertemente clavados en mis nalgas, yo me aferraba a sus hombros, era una cogida fenomenal, mis músculos vaginales se contraían de manera involuntaria aferrándose a aquella barra, Alberto tenia su cabeza entre mis senos aferrado a mis tetas, mis pezones se erectaban más de lo normal, se querían salir, eran como dos puntillas de acero, mi piel se puso como la de gallina, no veía, mi vista se nubló por unos segundos, su orgasmo estaba cerca, quería que se viniera dentro de mi, pero pensé tontamente que ensuciaría el agua de aquel lujoso jacuzzi, por eso tontamente me retiré y la saqué de mí, al sacarla vi salir borbotones, disparos y disparos de semen, salía en cantidades alarmantes, mi boca tragaba todo lo que podía, era enorme la cantidad que salía de su prepucio, arrime su glande a mi seno y deje que su leche inundara mis pechos, mi mano bajo el agua busco mi concha y mis dedos apretaron mi clítoris en una fantástica venida, Alberto cerraba sus ojos y gritaba fuertemente, en mi desesperación le mordía el glande sin darme cuenta, me tomo la cara con sus manos y fuertemente me separo de su cosa, besándome fuertemente, aquello era increíble, me había desquitado de la primera vez.

No me había dado cuenta de la hora, ya eran cerca de las 11:30 de la mañana, habíamos pasado toda la noche cogiendo como conejos, me preocupe un poco por mis padres, luego de un breve descanso, nos dimos un buen baño en la regadera, seque mi cuerpo y luego procedí a secar el de Alberto en agradecimiento por aquella noche, al pasar la toalla por su verga, y ver sus venas traslucidas que recorrían toda su extensión, lo bese suavemente y le dije al pene " de ahora en adelante te llamaras "pepe"", Alberto soltó la risa, pero le encanto, me abrazo y me dijo "Negrita, tu "pepe" estará siempre a tu disposición", nos vestimos y salimos de aquel fantástico motel, Alberto parqueo frente a mi casa, nos despedimos de un fuerte beso, cogí a "pepe" y le dije, te voy a hacer un regalo, y allí mismo en el auto me quite mi panty y se lo regale a Alberto, entre a mi casa, no había nadie, ya era casi la 1:00 PM, mientras prendía mi computador me desnude rápidamente esperando encontrar a mi hermosa y linda amiguita Mariana para contarle todo lo que su negrita había echo, desafortunadamente no la encontré, me bañe y me acosté a dormir.

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