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El amor es complicado

en Lésbicos

Primero que todo quiero saludarl@s este es mi primer relato y se trata de una historia que llevo en mi corazón desde ya algún tiempo espero lo disfruten y dejen sus comentarios de antemano muchas gracias…

Llego otro 7 de noviembre, mi cumpleaños Nº25, no tenía muchas ganas de celebrarlo pero Alex y Sandra (muy fieles amigas mías, Alex es una modelo retirada está cumpliendo su sueño de ser médico, con el corto tiempo que lleva ejerciendo ya se está convirtiendo en una eminencia medica y Sandra es abogada y una de las mejores del país debo agregar) me sonsacaron para hacer una fiesta en el club (soy empresaria poseo un club nocturno y un centro comercial lo forme con mi mejor amiga de toda la vida Diana).

Diana me ha llamado temprano, ella está en otra ciudad hace casi un año hubo un pequeño mal entendido verán yo estaba saliendo a escondidas con un chico Diego éramos amantes hasta que un buen día me pidió dejáramos de serlo porque estaba empezando una relación seria yo no pude aceptarlo y sin saber quién era la novia lo seduje, fuimos a la oficina que está en el último piso del club , Diana entro y nos vio en una posición que fue bastante comprometedora, para mi mala suerte Diana era la novia. Yo no sabía nada me sentí mal pero hable con ella y quedamos en paz aunque aun así decidió irse a otra ciudad a descansar.

En fin me llamo para felicitarme me da mucha nostalgia no tenerla a mi lado este será mi primer cumple sin su compañía desde siempre hemos estado juntas. Espero que para su cumple ya haya vuelto sino tendré que viajar para pasarlo con ella.

Dan las once en el club, la fiesta está en pleno apogeo cuando siento dos suaves y delicadas manos cubrir mis ojos.

  • ¿Quién es? - pregunte de inmediato
  • ¡Vamos Pao tienes que adivinar! – escuche la voz dulce de Diana gire de inmediato para abrazarla
  • ¡Pero si esta mañana me dijiste que no podías venir! – Sandra y Alex se acercaron gritando ¡sorpresa! Fue una noche genial Diana cavaba de llegar del aeropuerto, la pasamos genial, luego de cerrar el club seguimos la fiesta en mi departamento.

Estuvo súper divertida la reunión, mesclamos bebidas, ya no dábamos para mas, luego de algún tiempo solo quedamos Diana, Luis y yo los demás ya habían caído rendidos por el sueño. En un momento dado me levante para ir por mas tragos Luis (mi novio) me siguió se acerco comenzó a besar mi cuello, susurraba a mi oído cuento me deseaba, la situación comenzaba a calentarse cuando entra Diana, avergonzada con sus mejillas totalmente rojas.

  • Tal vez debería irme a dormir – continuo diciendo después de su disculpa – ustedes tienen asuntos que resolver – me divertía verla tan apenada no podía evitarlo, Luis se alejo de para acercarse a ella
  • Tu puedes resolver esos asuntos junto a nosotros – dijo Luis acercándose cada vez más a ella.

Diana estaba totalmente paralizada, yo quería decir algo pero a la vez no pues también quería ver el curso que tomarían las cosas. Luis siguió su ruta hasta ella lentamente rozo sus labios con los de ella, diana se resistió y lo alejo de una vez busco encontrar mi mirada, la suya exclamaba" ¡aléjalo de mi! ¿Qué sucede?", lo medite un segundo antes de acercarme hasta ellos, coloque mi mano en el hombro de Luis, lo aleje de ella, ahora ambos me miran expectantes, no hay marcha atrás voy a seguir mis instintos, me cerque a Diana, le sonreí tiernamente no me dijo nada seguía estática, coloque mi mano sobre su cintura dándole un leve empujoncito hacia el marco el marco de la puerta que se encontraba a escasos centímetros de su espalda, la mire como pidiéndole permiso solo hizo un leve gesto de negación moviendo su cabeza hacia los lados para cuando detuvo ese leve movimiento mis labios ya se encontraban acariciando los de ella su suavidad me descontrolo, su sabor a brillo labial de cerezas, su carnosidad, eran los más ricos y deseables labios que jamás haya probado. Al principio ella no reacciono de ningún modo pero al paso de varios segundos comenzó a corresponder mi beso poco a poco podía sentir como sus movimientos labiales se volvían mas sueltos y desinhibidos, me percate de la batalla que comenzaron nuestras en lenguas, nuestros suspiros se hicieron presentes rápidamente mientras mis manos querían explorar su anatomía, sentirla, besarla eso era todo lo que quería, de pronto mi deseo por ella se volvió incontrolable.

No sé si fue el alcohol o que rayos pero quería mas, esa sensación que despertaron el roce de sus labios con los míos jamás la había sentido me estaba dominando por completo el deseo de hacerla mía…

Esa noche fue una de las mejores de mi vida hasta ahora la compartí con Luis y Diana aunque debería decir que las reales protagonistas fuimos ella y yo. Nunca me había atrevido a hacer algo como eso, ni siquiera lo había imaginado jamás y mucho menos con ella mi mejor amiga.

Para cuando desperté la mañana siguiente ya se había ido me encontré sola en la habitación con Luis, nadie la vio salir, comencé a llamarla pero no me respondía. Lo primero que vino a mi mente fue "no le gusto lo que paso", pero la imagen de su rostro vino de inmediato a mi mente esa cara de satisfacción es imposible que no le haya gustado, seguro esta apenada o algo así. Ciertamente cuando nos volvamos a ver va a ser un momento incomodo pero no debería serlo tan solo ha sido una noche sin consecuencias y que no creo se repita.

Mmm… aunque pensándolo bien si llego a sentir esa sensación de nuevo se me va a hacer imposible controlada es que la pasión fue abrumadora, inevitable.

Escuchaba a Luis hablar sobre lo bien que la paso y lo genial que se sintió viéndome besar acariciar a Diana del modo en que lo hice, lo único que yo lograba oír era bla bla bla, solo podía pensar en porque Diana no respondía mis llamadas, por la tarde le envié un mensaje: me tienes preocupada por favor responde. De inmediato me llamo…

  • ¿Estás bien? – pregunte no mas conteste la llamada.
  • Si, tranquila. Disculpa es que no sabía que decirte – dijo titubeante, con un tono de voz más bajo de lo normal.
  • No tienes que decirme nada, solo espero lo que sucedió anoche no nos afecte, me explico no afecte nuestra amistad.
  • No eso no va a suceder pero me gustaría hablar contigo.
  • Seguro – afirme algo nerviosa, ¿hablar?, entonces no todo está bien o igual que antes.
  • Ven a mi departamento luego en la noche a cenar, ¿te parece? – pregunto bastante entusiasta, o al menos eso me pareció, me tranquilizo, seguro no pasa nada estoy paranoica, solo es hablar.
  • Claro, nos vemos luego

Colgué, pase todo el día de parranda como suele llamar Diana a mis salidas de diversión.

Llegue a su departamento como a las once. Estuvimos conversando en la sala, bebiendo, bueno ella bebiendo un poco, ya era bastante raro que lo hiciera ese hecho me demostraba su nerviosismo, y yo pues bebiendo a mi ritmo habitual (es decir mucho, jejeje).

Seria de madrugada cuando recordé que debíamos hablar de algo.

  • ¿Porque te fuiste sin despedirte esta mañana?
  • ¡No sabía cómo debíamos actuar luego de lo que hicimos! – respondió con una pequeña sonrisa nerviosa dibujándose en su rostro, nunca lo había visto de este modo pero ¡vaya que es hermosa, es un ángel!, esos ojazos azules matan a cualquiera con su ternura
  • Normal – afirme, me miro diferente no sé explicarlo pero era una mirada que no había visto en sus ojos jamás, logro erizar mi piel, hubo un par de minutos en silencio los cuales rompió diciendo:
  • Paola yo – tomo aire – estoy confundida.
  • ¿Por qué? – me apresure a decir un poco fuera de sí pues mis ojos se estaban dedicando a detallar su belleza, su sencillez, su nerviosismo
  • Es que anoche yo… - titubeo, tomo un segundo para acomodar sus ideas por mi parte el deseo comenzaba a hacerse presente y estaba tomando fuerzas – no sé cómo explicarlo, lo que sentí fue…
  • ¡Extraordinario! – intervine interrumpiéndola
  • Si pero estábamos ebrias y fuimos nosotras ¿me explico? – dijo levantándose bruscamente de su asiento, frotando sus manos tratando de hallar la calma siempre lo hace cuando está muy nerviosa – somos mujeres y yo nunca lo había hecho algo como eso ni siquiera lo llegue a pensar, nunca, jamás imagine que algo así me gustaría - la entiendo completamente lo mismo ha sucedido conmigo, y está sucediendo ahora no voy a poder resistir mucho tiempo, ¡la deseo, quiero besarla!, pronto voy a perder los estribos…

Diana siguió hablándome sobre su confusión por algunos minutos más, pero yo solamente trataba de concentrarme para poder controlar este deseo que arde dentro de mí.

  • ¿Paola me estas escuchando? – pregunto irritada bebí de golpe mi vaso con vodka intentando de hallar valor.
  • No – respondí sincera me miro con mas irritación, me levante fui hasta ella para rozar esos labios carnositos sabor a cerezas que logran hacer que pierda el control, se resistió por tan solo un segundo, rápidamente sus labios acariciaban los míos a un solo ritmo de pasión desequilibrante, embriagador.

Estábamos de pie en el medio de la sala, ajusto sus brazos alrededor de mi cuello, nuestras respiraciones estaban totalmente descontroladas, fuera de sí, pase mis manos por el contorno de su cuerpo delineándolo, sintiéndolo mientras al mismo tiempo dejaba de besar sus labios para besar su cuello haciéndola suspirar dejando escapar deliciosos gemidos, que lograban excitarme cada vez más, baje mis manos hasta el final de su blusa para irla subiendo con delicadeza rozando su piel con suavidad, hasta sacársela por completo dejo entre ver un brasier blanco bastante sexy que se encargaba de envolver y proteger esos senos de tamaño normal que estaba deseosa por acariciar, la tome de la mano para llevarla a su habitación y tener mayor comodidad.

La acosté sobre su cama matrimonial la admire por un segundo así semi-desnuda se veía espectacular con esa luz tenue su piel tenía un tono genial, hermoso, comenzó a mirarme con impaciencia como preguntándome porque me detenía, entonces decidí acercarme, me coloque sobre ella besando sus labios con una desesperación que no había sentido jamás, un deseo abrumador, con mis manos comencé a acariciar sus pechos a masajearlos por encima del brasier, los gemidos que se escapaban de nuestras bocas eran más intensos, mas frenéticos. Baje a besar su cuello mientras mis manos desabrochaban su pantalón, luego de bajárselo y admirar la preciosa tanga blanca que acompañaba su brasier me quite la camisa con rapidez y agilidad, deje caer mi falda quedando en igualdad de condiciones con ella, baje mis labios hasta sus muslos para irlos besando con lentitud, fui subiendo hasta llegar a su sexo, lo bese por sobre la tanga pude sentir como su cuerpo se estremecía ante el contacto además de ver que ya estaba bastante humedecido, seguí mi recorrido por su cuerpo con mis labios, su abdomen plano, sus pechos, su cuello, al tiempo que devoraba su cuello mis manos se metieron atrás en su espalda para liberarla de su brasier y poder ver con plenitud su senos sonreí con picardía ante la idea de meterlos en mi boca, así lo hice baje hasta ellos los tenia duros, levantaditos, comencé a jugar con mi lengua moviendo su pezón que estaba durito, sus manos se incrustaron dentro de mis cabellos mientras gemía mi mano bajaba por su abdomen dirigiéndose a su sexo lo sentí primero por fuera de la tanga luego la hice a un lado para acariciar sus labios mayores , mi boca continuaba jugando en sus pechos, derecho - izquierdo turnándolos para que ninguno se sintiera abandonado, podía sentir el calor de su piel, el comienzo de su transpiración, escuchaba sus gemidos que me enloquecían mi excitación estaban en los más altos niveles, unos niveles que no conocía.

Me atreví a quitarle su tanga dejando su sexo descubierto a mi disposición, subí a besar sus labios de nuevo.

  • Te deseo – susurre cerca de su oído besando su cuello sintiendo sus labios menores con mis dedos que turnaban sus caricias entre sus labios y su clítoris, sentí su sexo húmedo, encharcado me llevo a la gloria y no pude resistir la tentación de bajar a probarlo baje detenidamente tomándome el tiempo para besarla y seguir arrancando de sus labios esos gemidos que tanto me excitan y que me guían el camino a seguir.

Hasta que al fin mis labios llegaron a la meta su sexo bese sus labios mayores, los menores, con mi lengua comencé a jugar con su clítoris sentía su cuerpo retorcerse anunciándome un orgasmo próximo, aumente la fuerza y la velocidad con la cual jugaba con su clítoris mientras mis manos no se detenían recorriendo sus muslos subiendo hasta su pecho acariciaba sus senos mis dedos tomaban entre ellos sus pezones que seguían duros, le daba ligeros apretones no tardo mucho en llegar al orgasmo, sentir su cuerpo retorcerse en movimientos involuntarios, sus manos volvieron a incrustarse entre mis cabellos apegándome con fuerza a su sexo..

  • ¡Paola!, ahhhhhhhhhh – la escuche decir entre gemidos. Luego de ese intenso orgasmo me acosté a su lado pero la cosa no quedaba allí después de recuperarse comenzó a acariciarme con algo de timidez debo decir pero de un modo genial me estaba llevando al cielo con sus besos en mis labios y sus manos recorriendo toda mi anatomía solo tomo un poco de tiempo para que sus dedos que ya jugaban con mi clítoris moviéndolo de un lado a otro me llevaran al orgasmo más grande e intenso que haya tenido alguna vez, me tomo varios minutos para que mi cuerpo y respiración volvieran a la normalidad, la bese con la misma pasión del principio la deseaba con más intensidad pero el cansancio se adueño de mi y luego de besarla me gire a un costado y de inmediato me quede dormida.

Diana:

Desperté percatándome de inmediato de lo que había sucedido la busque con la mirada, no puedo creer lo que ha pasado mi mejor amiga me ha hecho el amor y lo más trascendental es que me ha encantado, el dulce y suave sabor de sus besos, la delicadeza de sus caricias, el efecto que provoca en mi piel estaba extasiada por el deseo. Mi mirada la hallo durmiendo boca abajo a escasos centímetros de distancia a mí, podía sentir su cuerpo emanando calor, ese calor que anoche me abrazaba en una oleada de pasión, admire su pálida espalda descubierta, su cabello suelto algo enmarañado pero que aun así lucia perfecto, mientras la miraba mi mente vagaba a 1000 km/h buscando una respuesta a lo que ha sucedido, ¿ahora que sigue, que debo hacer, que hará ella, como vamos a afrontar esta situación?, pero aunque todas esas cuestiones me preocupan la que me parece más importante es saber si a ¿ella le ha encantado como a mí?

No tengo respuesta a ninguna de esas incógnitas.

Ella sigue dormida, nuestra ropa esta sobre el suelo toda regada y desordenada. Voy a levantarme a preparar el desayuno, cuando despierte seguro va a estar hambrienta. Mientras preparaba el desayuno mi mente no dejaba de decirme:

  • Aja Dina Vera y ahora ¿Cómo diablos la vas a saludar cuando despierte?
  • Con un beso, supongo – me respondí a mí misma. – no, no, no – negué de inmediato refutando mi anterior afirmación – lo puede tomar a mal.
  • ¿Cómo lo puede tomar a mal? – me respondí yo misma (insisto estos monólogos me van a llevar a la locura, nunca me pongo de acuerdo) – ¡si anoche te hizo el amor… y de qué modo, definitivamente lo mejor que he vivido! (buen punto).

Seguí luchando por entenderme hasta que ya estuvo listo el desayuno, tome una bandeja para servirle, me dirigí a la habitación, ya había despertado estaba sentada mirando la ropa sobre el suelo, que gracias a mi batalla mental había olvidado por completo de levantar, no me gusta su expresión es algo ¡¿traumatizada?!

  • Buenos días – comente cautelosa, volteo a mirarme, su mirada estaba algo sorprendida, no entendí hasta que baje la mirada y vi mi cuerpo desnudo, ¡Diablos!, con la confusión se me olvido vestirme, pude percibir una pequeña sonrisa en su rostro al ver como yo me ruborizaba, rápidamente coloque la vendeja la bandeja sobre la mesa de noche para poder colocarme una bata de dormir.
  • Diana debo preguntarte – dijo con voz cautelosa y el rubor en mis mejillas no cedía, ¡que torpe me siento! – mejor dicho me puedes explicar que sucedió anoche – me miro y miro la ropa en el suelo como queriendo señalarla, ¡genial ni siquiera se acuerda, ahora que se supone que le diga, Paola anoche me hiciste el amor y me hiciste sentir cosas que ni siquiera imaginaba existían, creo que el rubor de mis mejillas aumento de intensidad, bueno si es que eso es posible! ¿Qué digo?, me pregunte desesperada, comencé a notar impaciencia en su mirada, ¡pronto di algo Diana!
  • Nada, no paso nada – me apresure a decir en un tono que pareció algo psicótico, Paola sonríe, ¡que bella sonrisa! – pensé –concéntrate no te hipnotices, pero es que se ve demasiado linda – seguí diciéndome –
  • Diana el hecho de que no recuerde bien – ¡o sea que si recuerda algo! – no me hace estúpida – termino de decir – ¿qué sucedió? – pregunto de nuevo sonriente.
  • ¡Me hiciste el amor! – dije totalmente ruborizada y en voz baja, Paola asintió seria pero no dijo nada.

Desayunamos en completo silencio quería decir algo, expresar lo que sentía, preguntarle a ella ¿cómo se sentía?, estos han sido los momentos más confusos de mi vida, ¿Cómo saber que debía hacer? Luego de tomar una ducha y vestirse estaba lista para irse.

  • Debo ir al banco, hablamos luego – se acerco para despedirse, acerco sus labios a los míos cerré mis ojos en espera del contacto pero no sucedió los abrí de nuevo, me miro un segundo ahora se dirigió a mi mejilla volvió a detenerse y a mirarme dudando hasta que al fin se decidió por besar mi frente y partir. ¡Ok! Eso fue demasiado extraño, puedo apostar que si alguien nos hubiese visto le hubiese servido de buena terapia de la risa.

Después de arreglarme Salí a verme con Sandra para ir de compras en poco tiempo logre irritarla debido a mi falta de atención, entramos a una boutique de ropa interior es algo bastante ilógico entrar a una tienda de estas siendo yo propietaria de una, en el centro comercial hay todo este tipo de cosa, pero Sandra me convenció diciendo que ella ya tenía coleccionada todos los modelos de mi tienda, así que tuve que consentirla acompañándola.

Fije mi mirada en un conjunto negro brasier de encaje y un cachetero que no dejaban mucho a la imaginación, me pregunto si ¿a ella le gustaría verme con algo así puesto?... ¿QUE?... detuve el hilo de mis pensamientos ¡¿si a ella le gustaría verme con algo así puesto?! ¿Qué diablos estoy pensando?, negué moviendo mi cabeza hacia los lados y a la vez tratando de alejar esos pensamientos de mi mente, Sandra me miro un segundo

  • ¡cómpralo, te ha de quedar muy bien, tienes muy buen cuerpo! – exclamo
  • ¡No, no! – respondí tratando de lucir relajada.
  • ¿Qué me vas a decir que no tienes dinero? – dijo con tono sarcástico y sonriendo del mismo modo, asentí sonriendo - ¡anda cómpralo y se lo luces a alguien! - continuo diciendo, ¡lucírselo a alguien, j aja ja, que divertido! – y unas faldas no te caerían mal – puse los ojos en blanco - ¡ah, vamos, Diana no me mires así!, los jeans te quedan preciosos como dije tienes ¡muy buen cuerpo, pero creo que quedarías de infarto usando algo parecido al estilo de Paola, es mas no lo creo estoy segura! – negué moviendo mi cabeza, el estilo de Paola, ciertamente ella luce bellísima con esas falditas (¿¿¿bellísima con esas falditas???) el modo en que lo pensé es extraño ya no lo siento como una observación sencilla de mejor amiga, lo pensé como si me gustara verla así, ¿Qué me está sucediendo?, grite en mi fuero interno.

De cualquier modo ese estilo para mí no me gusta, nunca me han gustado mucho las faldas prefiero los jeans ajustados a la cadera y franelillas con escotes sencillos, a la final no poseo una gran talla de escote para mostrar je, je, je. Seguimos de compras pero aun así no me decidí a comprar ningún conjunto aunque hubo varios que me llamaron la atención, Sandra por su lado compro media tienda (es literal).

No me fije mucho en lo que compro solo podía preguntarme ¿dónde estaba ella, cuando hablaríamos de lo sucedido y si hablamos que se supone que le diga, que he llegado al punto crítico de pensar si le gustaría verme en ropa interior atrevida? ¡Dios! Necesito ayuda con esto pero a quien le puedo decir sobre esto, es mas ni siquiera sé si esto se puede saber por fuera de entre ella y yo. Sandra fue a llevarme hasta mi departamento, me baje de su carro para tratar de ir a relajarme pero antes me dio una bolsa con el nombre de la tienda donde habíamos estado, de inmediato me amenazo "si no la tomas me voy a molestar y tienes que usarlo lúceselo a alguien", puse los ojos en blanco pero tome la bolsa no puedo tener a una abogada de su talla de enemiga ja, ja, ja.

Subí al departamento, abrí la bolsa los tres conjuntos que mas me habían gustado estaban adentro, los tres muy parecidos uno rojo, el negro que admire de primero y uno blanco. "Lúceselo a alguien" y ahora mi pregunta era ¿a quién?

El día paso lento yo pensaba que debía hacer hasta que al fin me decidí a ir al club, como a las nueve de la noche llegue. Pregunte por ella me dijeron que estaba en la oficina del último piso, que tenía desde la tarde encerrada allí, que pido estrictamente no fuera molestada, no la he llamado para avisarle que venía no sé bien ni siquiera la razón por la cual estoy aquí, si debo hablar con ella pero no sé ¿cómo y qué decirle, que palabras debo usar?, debo ser cautelosa, ¿además que le puedo decir?, ok lo que ha sucedido anoche me ha encantado eso está claro pero ahora que sucede he tenido pensamientos muy poco decentes sobre ella todo el día, ¿acaso quiero más de eso que sentí, quiero estar con ella de nuevo o debo decirle que esto ha sido un error y debemos olvidarlo de inmediato?, veo el suelo y mis pasos mientras me dirijo a la oficina faltan tan solo unos pocos metros ¿Qué debo hacer?, si solo pudiera recibir un concejo, ja pero de quien pudiera recibir un excelente concejo para esta extraña situación sino de ella, mi mejor amiga.

Gire la manilla de la puerta, no había cerrado con llave, ¡bueno!, mis manos tiemblan, suspiro buscando un poco de tranquilidad antes de entrar