miprimita.com

Encuentros (4)

en Lésbicos

Hola. Gracias a mi señal no se nos ha hecho nada fácil a Bequi y a mi ponernos de acuerdo. Pero ya estamos de vuelta. Mil disculpas por la tardanza. Esperamos con muchas ansias que les guste esta entrega de “Encuentros”. Los dejo con la promesa de traer pronto la próxima parte. Besos.

Bequi26: quisiera dedicar esta parte del relato a una señorita especial, muy especial. Lili preciosa para ti…

 

Encuentros (4)

Me quedo como boba viéndola, sintiendo a mi voz interior suplicarme que no la deje ir. Pero debo hacerlo debo dejarla ir. No me pertenece, tengo... ¡Tengo novia! Una lágrima escapa de mí. Estoy destrozada. Me giro y observo un segundo la entrada de mi casa. Desesperadamente siento que pude… ... pude haber hecho más.

No puedo contenerme en ésta situación, no puedo hacerme la dura, tengo que desahogar todo esto para poder pensar con claridad. Mi mano busca el interruptor de la lámpara de la sala.

Enciendo la luz y me sorprendo a punto de infarto, al distinguir el cuerpo de Lorena descansando en el sofá del frente. Limpié mis lágrimas y me acerqué para asegurarme de que estuviese dormida.

-  ¿Y si me vio llegar con Rox?

Al parecer está totalmente dormida. Retrocedo, sin quitarle la mirada de encima hasta que me siento. Pasan unos minutos y miro fija el papel, me gusta su letra, es típica letra de médico. Posee un detalle peculiar, al cero lo atraviesa una raya en el medio. Es increíble, ¡Cada detalle de ella me fascina! Sonrío suavemente al recordarla y escucho la voz de Lorena.

- ¿Andre? - Abre lento sus ojitos mientras me acerco a ella, en un momento lleno de cierta ternura. Su mirada intensa encuentra la mía avergonzada - ¿Donde coños estabas? ¡Llevo horas esperándote aquí...! - … ¡y hasta allí llego la ternura! Restriega sus ojos con las manos. La rabia la carcome, es bastante visible y notable. Guardé silencio. - ¿Por qué demonios no me respondes Andreina? - Alza la voz con fuerza.

Estos gritos no deberían sorprenderme en lo absoluto, los esperaba. Pero no tengo energías para discutir. No tengo respuestas a sus preguntas. ¡No quiero mentirle! Bajo la mirada. Y sigo en silencio.

- ¡PERO DI ALGO!... ¿DÓNDE ESTABAS METIDA?... ¡No estabas en tu trabajo porque fui a buscarte!, ¿Dónde carrizo te metiste? o más bien ¿Con quién estabas? - Se levanta del sofá y me agarra por los brazos... - ¡Mírame cuando te hablo Andreina!

 

Me suelto de sus brazos y me alejo de ella. Dándole la espalda, tomo aire para tener el valor.

- No estaba con nadie - me giro a verla - ¡Sólo necesitaba tiempo a solas! Estuve en un motel. Tengo muchas presiones y no quería ver ni saber de nadie – Afirmé volteándome de nuevo, fue lo único que se me ocurrió.

Da los pasos que la separan de mi, para agarrarme por lo hombros con brusquedad y voltearme hacia ella.

- ¿Y YO SOY IDIOTA? ¿EN  UN MOTEL A SOLAS?... ¡Ni tú, ni ninguna me van a ver la cara de imbécil!

Me estremece con un poco de fuerza.

- ¡Dime! ¿Con quién te estabas revolcando?  - Sus ojos inyectados de rabia comenzaban a humedecerse - ¡ERES UNA PU…!

Me sacudo sus manos e interrumpo su frase.

- ¡No tengo porque aguantarme tus insultos! ¿Quién te crees? Si te digo que estaba sola es porque lo estaba - Le digo con ira e inmenso descaro. No es la primera vez que pierde la paciencia y me insulta pero aunque ésta vez tenga razón no lo voy a soportar.

- ¡Yo te insulto porque me da la gana! Me estás viendo la cara, tu no estabas sola Andreina... dímelo de una vez – Cerró su mano haciéndola puño, un susto cubrió mi cuerpo, su reacción era demasiado violenta - ¡Yo he estado a tu lado! te aguanté todos estos años. ¡Tú a mi me dices la verdad o terminamos esta mierda!

Hice caso omiso de su amenaza y me dirigí a las escaleras para ir a mi habitación.

Me toma por la mano, halándome  frente a ella con cierta rudeza

- ¿Me piensas dejar hablando sola? ¡No seas tan desgraciada! - Gritó enardecida.

- ¿Hablando? - Hago un gesto irónico - ¿Quien ésta hablando, Lorena? ¡Tú me estas gritando y pues no me la calo, sabes muy bien que odio ese vocabulario! ¡Cuando se te bajen las hormonas hablamos! - volví a alejarme

- ¡Tú no te alejas hasta que yo lo diga! - Se acerca para besarme a la fuerza, estoy demasiado furiosa para eso ahora, la alejo y miro sus ojos llenos de cólera, igual que los míos.

- ¿Qué tienes en el  labio? – Observa mi labio fijamente. Inconscientemente llevo mis dedos hasta el, permitiéndole al recuerdo de la mordida de Rox, invadir mi mente - ¿Esa fue la puta con la que estabas? ¡Te mordió la zorra con la que te estabas revolcando!  – Me llenó aún más de ira que la insultara y estuve a punto de delatarme y gritarle “Ella no es ninguna puta, ni ninguna zorra”; pero no sé cómo me contuve.

Trató de llevar sus manos a mi rostro. Las tomé y las alejé de mí, antes de que se creara algún contacto.

- ¡Ni se te ocurra tocarme! Ya te dije, no estuve con nadie – y sentí los besos de Rox en mí. Sería más fácil decir la verdad y que me deje en paz, sola.

- ¡QUE SI ESTUVISTE! ¡EXPLICAME! ¿QUÉ TE PASO EN LA BOCA? – Se aleja y llena de rabia, con su pie golpea una de mis mesas; haciendo que un jarrón caiga y se vuelva pedazos - Tu me estas engañando Andreina - Me mira con rabia, con decepción, con frustración, con celos. Toma asiento de nuevo en el sofá, colocando ambas manos en su rostro - ¡Eres una malagradecida!, yo que dejé a mi familia por ti, renuncié a todo por ti ¿¡Y así me pagas!?¿Haciéndome esto? – Me reclama en tono resignado.

- ¿Dejaste a tú familia por mi? - Negué con mi cabeza sin entender - Aceptar que eres lesbiana no es abandonar a tú familia y además yo no te pedí hacerlo, así que no me lo saques en cara - Digo en un tono, un poco más calmado.

Ella no tiene la culpa de mi error, la miro con ternura y cariño recordando cuánto la amaba pero todo se fue, a no sé dónde desde hace unos meses.

- ¡Tal vez sea mejor que vayas a tú casa! – Le pedí con cierto tono de tregua, ya me había cansado de pelear, ya me había cansado de todo.

- ¿Me estas echando? ¡A parte de lo zorra que eres, revolcándote con otra, tienes el descaro de echarme de esta casa! ¡La primera casa que compartimos juntas! - Se levanta enfurecida, agarra las llaves de su auto, abre la puerta - Te puedes ir a la mierda Andreina.... a la mierda ¿oíste? - Revienta la puerta detrás de ella y parte de mi casa.

Solo la mire partir, no tuve ni un mínimo impulso de detenerla, como lo he tenido otras veces. Otras veces, en las cuales bajaba mi mal humor, controlaba mi mal carácter para poder hacer las paces con ella; pero lamentablemente esa resistencia se ha ido de mí y por mí, acá, ¡Ahora mismo!... se acaba esta relación, no puedo hacer nada.

Completamente exhausta, por el día tan desgraciado que tuve, me fui a la ducha. El agua recorre mi cuerpo y los recuerdos llegan a mi mente en una avalancha de sensaciones, todos revueltos sin sentido.

¿Por qué Lorena tiene que reaccionar así? ¡Con esa agresividad! Es algo que siempre me ha molestado de su personalidad, y si, lo sé, ahora tiene razón pero ahora es cuando yo no resisto más. El modo en el cual me reclama por haber “dejado a su familia”, Arghh odio eso... ¡Así no fueron las cosas!

 

Enciendo el auto y me dirijo a mi apartamento, antes de llegar, llego a un mini-market y agarro una six-pack de Polar Ice. En el camino no dejo de pensar en Andreina, en lo que me encanta, en los sentimientos tan fuertes que he creado en torno a ella en este corto tiempo.

Abro mi pequeño notebook y entro a la página, comentarios nuevos, relatos interesantes, ohhh algo de Andreina, un breve relato… la colgaron ayer…

"Un deseo implacable recorre mi piel,

Un desequilibrio domina mi ser,

¿Qué me has hecho vida?

¡Que solo te quiero tener y en tus besos perderme!

¡Dime!

¿Qué me has hecho?

Es que no entiendo, ¿Por qué a cada instante yo te pienso y ni siquiera llego a ser alguien sin tocar tu cuerpo?

Te has vuelto la dueña de mis sueños, la inspiración de mis actos y la inquisidora de una llama ardiente que mi pasión enciende.

Me llevó tan solo un instante observar tus ojos para ver en ellos una eternidad,

Una eternidad que sin estar a tu lado no me puede importar.

Vuelve a darme un segundo y te prometo que esta vez no desaprovecharé la oportunidad de amarte,

De amarte y tenerte mía, de besar tus bellos labios cada día.

Mi alma solo piensa en juntar la tuya con la mía.

Esto sin ti no es vida.

Un mundo sin ti ya no es poesía.

Si paso otro instante sin ti me moriría.

Por eso te suplico vida, dame un chance,

Solo un momento para estar a tu lado y así por una vez poder decir que soy feliz.

En resumidas cuentas no soy nadie sin ti...”

Quedo sin palabras ante eso que leí ¡Ojala fuera para mí!... decido escribirle algo…

“Desearía que cada persona, tuviera una musa como la tuya para sentir y aflorar esos sentimientos tan bellos, escribes excelente… un abrazo”

Me quedo pensando si seguir o no, pero mejor así…

Entro al MSN… una chica insiste en que quiere conocerme y casualmente es de esta ciudad . Pero una sola es la que me importa, esa escritora que se robó mi corazón. ¡Ashhh! ¡Y yo de imbécil todavía la recuerdo! ¡Mmm!, con respecto a la niña lectora, no tengo nada que perder, así que decido aceptar su invitación… Comer helado mañana, en el centro comercial Plaza Mayor.

Mi curiosidad por saber más de Andreina me carcome por dentro, hablo con algunas amigas en común, pero nadie me comenta nada interesante, no se conecta y ya es bastante tarde para seguir esperando algo que no ocurrirá.

Me lanzo sobre mi cama, recordando su cuerpo, su sonrisa, sus labios tan perfectos, tan encantadores, tan únicos, como adoro a esta mujer y yo para ella solo fui un polvo y ya…

En mis sueños la poseo nuevamente, le hago el amor una y otra vez, me embeleso en su ser, me envuelve su olor, su cabello… el despertador suena… despierto de golpe y una terrible verdad golpea mis sentidos… “Estoy enamorada de Andreina”… caigo sobre la cama nuevamente, viendo el techo y riéndome de mi estupidez.

Salgo de la ducha con la mirada pérdida y los recuerdos en mi mente.

Bajo a la cocina en busca de un sándwich para comer pero luego de prepararlo me arrepiento y no me lo como, opto más bien por buscar una botella de Vodka en el bar. Me sirvo un vaso, que sin demora pasa libre mi garganta, otro vaso más y me voy con la botella en mano hacía el balcón. Me recuesto de él y empiezo a mirar hacia el exterior, hacia la noche, hacia la luz de los faroles de la calle, hacia la nada.

Los recuerdos son algo que jamás he podido callar o frenar y menos hoy, menos con esta depresión sobre mí.

Cuando conocí a Lorena fue un momento especial, la primera vez que la vi fue en el que en ese entonces, era su trabajo, recepcionista en un hotel muy lujoso de la ciudad; yo fui para entregarle unos documentos al dueño de la empresa en la cual yo me desempeñaba de todo, hasta de mensajera como en esa ocasión ; su rostro bello y angelical logró enamorarme enseguida tomando el riesgo de que fuese hetero, homofóbica o lo que fuese, la invité a salir; dudosa aceptó. Conquistarla no se me hizo muy difícil y cómo en toda relación el inicio fue hermoso, pero con el tiempo las cosas fueron complicándose

Todo se junto, mi economía no era muy fuerte y su familia comenzaba a sospechar de su sexualidad. Hasta que un día nos enfrentaron y tuvimos que admitirlo. Al principio la rechazaron, mejor dicho la desheredaron, en medio del problema comenzamos a vivir juntas y con el tiempo poco a poco, cada uno de ellos, lento, pero muy lento fue aceptando. Y entre las dos, mejoramos nuestra situación económica, hasta lo que ahora tenemos, claro que ella siempre dice que es mayor su esfuerzo, pues olvida que fui yo quien corrió con casi todos los gastos mientras ella estudiaba, y no me importa, no me arrepiento ni de medio centavo que gasté en ella, solo quisiera que su actitud fuese otra y se lo he dicho de miles de modos posibles pero nunca lo cambia y por lo que veo nunca lo cambiará.

“¡La primera casa que compartimos juntas!” – recuerdo su frase enardecida que me dejó antes de irse. Dejó de mirar hacia el exterior y me giro, viendo hacia dentro; aun recostada al balcón.

- ¡Andre, mami ven! – el recuerdo vívido de su rostro bello, iluminado por el sol y su cuerpo recostarse en aquel, nuestro primer sofá < En la sala no dejamos nada pues el sofá lo trajimos para acá. Decidimos colocarlo aquí, debido a mi pasión por escribir en sitios llenos de aire, de luz, llenos de ese frescor que provee el exterior> - ¡Siente la brisa! – Me pidió, yo me encontraba en la misma posición en la cual me encuentro ahora, junto al balcón. Aun siento como el aire me golpeaba a mí y como movía su lindo cabello; ella con sus ojos cerrados disfrutaba dicha brisa. Aun puedo ver esa bella sonrisa que jamás volví a ver gracias a su ahora acostumbrada amargura. Esa tarde me acerqué a ella sin decirle nada, solo para juntar mis labios y los suyos, para hacerle el amor allí mismo, sin más.

Fue un día hermoso, al fin nos mudábamos a la primera casa juntas, claro que en ese momento era alquilada, ahora ya me pertenece. La compré y la conservo por los momentos bellos que vivimos acá. Pero nuestra vida al igual que nuestra relación ha cambiado mucho. Dimos un paso atrás gracias a una de sus discusiones –Que antes eran solo por celos sin fundamentos- nos separamos. Una noche no aguanté más y discutimos muy fuerte, demasiado; iba a irme y ella por orgullosa no me lo permitió.

- ¡No me quedaré aquí en su casa, Señorita Andreina Montero! ¡Me largo! – y se fue a un departamento que luego que hicimos las paces, hice el esfuerzo de comprar para ella .

¡Arghh! no quiero recordar mis peleas con ella. No ando de humor.

Voy a mi habitación y abro mi laptop debo revisar mi trabajo pendiente, pero la tentación me hace suya y entro a mi cuenta de escritora en la web. Y veo su comentario. ¿Cómo olvidarla? Si ésta dentro de mi corazón y de allí no saldrá.

Iba a responderle por medio de otro comentario pero no lo hice. Abrí mi MSN apareciendo desconectada y la vi. Abrí una ventana para hablarle escribí un par de palabras pero las borre no me atreví y finalmente me salí de allí.

Cierro la laptop y trato de dormir pero no puedo, la siento en mí, siento sus besos, su calor, deseo tenerla, ¡como desearía haberla conocido en circunstancias distintas!

Me arreglo y salgo a la universidad para recoger mi horario de clases de la maestría. En cada esquina creo que me la voy a encontrar, pero mis ideas mal fundamentadas no me dejan conducir con claridad, recibo un mensaje de la chica de la página y acordamos que a las 5pm, nos encontraremos… con el transcurrir de las horas, siento que es un error verla, pero ya para qué… arrepentirme a estas alturas sería tétrico…

Llego al sitio, pensando mil y una cosas, desde mi celular, ingreso nuevamente en la pagina, pero nada, no respondió mi comentario, no hay nada en mi correo, realmente me sacó de su vida, fui unas horas de disfrute y más nada… ¿Qué hacer cuando uno se enamora y la otra persona no? ¿Qué hacer con este sentimiento que se enrolla en mi pecho y me exige a gritos verla? ¿El amor es así de cruel? Me siento sumamente triste, conocer a alguien tan perfecta y que tenga novia puff… alguien con quien me motivaría a tener una relación real, alguien a quien le abriría las puertas de mi corazón de par en par…

 

Dejo de pensar estupideces y aparece la persona que espero, nos saludamos y me pregunta lo que todo el mundo (saludos y eso)…

- ¿Te gustan mis relatos? - Pregunto, como intentando que la conversación solo se base en mi vida.

- ¿Bromeas? ¡Me fascinan! - dice sonriente - ¡Sino, no estuviese acá! - Admitió en tono jocoso, pegándose un poco más a mí, estaba algo nerviosa, por lo que podía notar.

- Me alegra que te gusten… - Rayos se acerca a mí, me alejo nuevamente, pero se acerca otra vez, es lindísima, pero no estoy para estas cosas ahora… íbamos a pedir los helados y ella seguía hablando. Se queda mirándome, tal vez nota mi distracción.

- ¡Quizás sólo estoy aturdiéndote con mis halagos!

- No es eso, yo lo siento… es solo que… hoy no es un buen día para mi… - No quería ahondar en mis asuntos y menos con una persona que apenas conozco.  Decidí cambiar de rumbo y más bien, comer churros ya que el helado me recordaba a alguien más.

Intenté concentrarme en la conversación que teníamos, pero era inútil… recordaba a Andreina en cada gesto de esta chica… que después de todo, con tanto despiste mío había hasta olvidado su nombre…

- Tú perdonaras mi falta de todo, pero me repites tu nombre… - Tenía mi rostro rojo de la pena.

Alzó su ceja, algo así como: “¡No recuerda mi nombre!”

- ¡Bueno te lo digo con una condición! – la miro expectante

- ¿Cuál?

Sin dejarme si quiera pensarlo ni permitir que lo evitara, me besa, un beso intenso pegándose a mí. Siento sus labios sobre los míos, no me producen nada realmente, ¿Qué me hizo Andreina?, la alejo lentamente.

– Esto no está bien, estoy enamorada de otra persona… - Veo su rostro apenado y avergonzado – Lo siento… - Ya recordé el nombre… - ¡Lo siento Marcela!

Mira al suelo.

- Pero no te corresponde ¿cierto? – Susurra suave. Guardo silencio y me mira con intensidad a los ojos, analizándome - ¡Ese brillo que tienes! - Afirma sonriendo a medias - ¡Si te correspondiera no estarías aquí conociendo a una fan loca! ¡Estarías con ella!

- ¡Tienes razón!, no me para ni cinco de bolas – Nos reímos tanto de su comentario, como de mi respuesta. 

Después de eso, la conversación se hizo más fluida, más amena, pasaron las horas y quedamos en vernos otro día, en donde mi horario me regalara un tiempo.

Pasaron los días entre pacientes y libros, no supe nada de Andreina, comenté varias veces en sus relatos pero no obtenía ninguna respuesta, dejé de escribir durante ese tiempo, lo único que podía salir de mí, eran palabras de desolación y despecho, todas las noches soñé con sus labios, con ese día que la pasamos tan bien, compartiendo y hablando de todo. Sentía como si me hubieran robado algo…

Salí a comprarme una ropa para el fin de semana, el frío de la ciudad estaba en su punto. Una chaqueta negra de cuero; una blusa con mangas, blanca, que me quedaba algo ancha; un pantalón gris ajustado y botas arribas del talón…

- Creo que esto estará bien para el fin de semana – Pagué las compras y volví a mi apartamento, a seguir estudiando y pensando en Andreina.

Me acosté temprano ese viernes, realicé una llamada a Marcela, para que me acompañara durante el fin de semana, a la finca que iría, no quería sentirme sola con tanta gente que no veía hace años.

La noche pasó igual que las anteriores, sintiendo su ausencia, con unas inmensas ganas de verla nuevamente, de sentirla conmigo, así sea una sola vez más, así sea para hablar o para discutir, solo quiero verla.

Muchos días han pasado y cada uno de ellos la extraño más. ¡Sus comentarios en mis relatos no me han ayudado a olvidarla! Pero debo olvidarla aunque me duela tanto, así debe ser. Ella merece algo mejor de lo que yo pudiera ofrecerle.

Tantas veces me he hallado frente a mi laptop a punto de escribirle o con el celular en mis manos tentada a llamarla, me muero por saber cómo ésta. Pero no me atrevo. Además al paso de tantos días, de seguro, ya se ha olvidado de mí. 

Otro de sus besos vino implacable a mi memoria y sus palabras retumbaron en mis oídos "Me robaste el corazón en ése árbol". Me dan ganas de llorar cada vez que recuerdo nuestra triste despedida. Me duele, se gano mi cariño. Y no podré olvidarla jamás. 

Mis noches han sido amargas, muy amargas. A lo único que he atinado es a trabajar y escribir, pero ya mis lectoras han notado que algo en mi ha cambiado, que no soy la misma. Mis palabras están envueltas en llanto y dolor.

Me cuesta admitir, no quiero admitir que me enamoré de ella. Difícil de creer el modo en que nos conocimos, las coincidencias de la vida, el destino ha jugado como ha querido con nosotras. Aun me parece inédito mi comportamiento de aquella tarde, jamás me había entregado a alguien con esa facilidad ¡sin conocerla! Y de ese modo, olvidándome totalmente de Lorena. En tan sólo dos días se gano mi corazón. Pero debo dejarlo. Debo dejar todo cómo ésta. ¡Ya nunca la volveré a ver y así es mejor!

Jueves en la oficina, todo normal, sin color.

Mi asistente entra cautelosa a la oficina. 

- Srta. Andreina, la señorita Lorena vino a buscarla.  

Y antes de que yo pudiera pedirle que le dijese se fuera, entró ella, luciendo hermosa y segura. Con esa arrogancia que la caracteriza. 

- ¡Debemos hablar! – Asegura, mirando a mi asistente cómo si le pidiera que se fuese.

- Me retiro - se excusó ella y salió.

- Gracias Tatiana – le digo amablemente, antes de que termine de pasar el umbral de la puerta.

- ¡No hay nada de qué hablar! – me dirijo a Lorena de modo frío y cortante.

- ¡Claro que tenemos que hablar...! No soy la misma sin ti Andre, ¡Te extraño mucho, amor! - Se acerca a mí para abrazarme e intentar besarme, con sus ojos vidriosos, resistiendo las ganas de llorar – Su orgullo no la dejará llorar delante de mí, pero está a punto. Me quedo de pie junto al escritorio, con mis lentes aun puestos; mirándola fijamente - ¡Vuelve conmigo!... fui una estúpida en no creerte...

Su voz suplicante me conmueve. Yo la quiero, jamás podría decir lo contrario pero mis perspectivas han cambiado, al igual que mi vida. Ya no puedo seguir fingiendo que nuestra relación anda excelente, ¡he abierto los ojos! y además Rox dejó su huella en mí y ¡cambió todo! 

- Lore, ¡yo no puedo seguir si no confías en mi! No puedo seguir aguantando tus reacciones ya lo hemos hablado y nunca lo cambias. No es posible tú actitud. Y aunque nos duela, tal vez esto sea lo mejor.

- ¡NO!... no acepto esa respuesta, tu eres la mujer de mi vida, tu eres a quien quiero para siempre... – Clava sus ojos en mi con cierta obsesión, dominando su mirada; me tenso completamente preparada para otra discusión, baja su voz nuevamente - He leído tus relatos en la pagina, - ¿Mis relatos en la página? - ¡Estas triste por mí!, por lo que nos está pasando, - Si Lore supiera la verdad. Si ella supiera que no es por ella, ¡Es por Rox! - Yo te prometo amor, que no volverá a pasar, que confiaré en ti ¡Perdóname! – Se acerca más a mí, dejándome entre el escritorio y ella, bien pegada a su silueta perfecta y que antes me enloquecía. ¡Pero ahora ya qué!

Giro mi rostro a un lado para no mostrarle mi dolor. Se acerca más, resignándome acorralada contra el escritorio. Con su mano de modo delicado toma mi cara y me obliga a verla. 

- Tú eres la única que me hace feliz. La única que hace que valga la pena estar aquí. 

La miro fijo. Desearía poder ser la misma de antes poder ser esa "mujer de su vida" poder amarla igual pero ¿cómo? Si es otra la dueña de mi corazón. 

- ¿Soy la que te hace feliz? - Pregunto sumergida en sus palabras entendiendo el peso que tienen.

- Si, ¡Andre yo te amo, perdóname!

Miro sus ojos un instante, siempre me encantó perderme en su mirada. Me provocaba ése divino cosquilleo pero ahora no hay nada.

¡Soy yo quien la hace feliz! Analicé. Ése será mi sacrificio y mi misión ya que yo no puedo ser feliz, pues la haré feliz a ella.

La tomé entre mis brazos y la bese con suavidad y delicadeza.

Despierto a la media mañana, hoy el sol está en su esplendor pero el frío en su punto más alto, irónico ¿No? Luego de colocarme la ropa que compré, el día anterior, maquillarme un poco y comer algo de cereal, salgo a la casa de Marcela. Tengo mucha pereza como para bajarme del auto a buscarla, le envío un mensaje de texto y a los cinco minutos aparece por la puerta de entrada de su edificio. Esta lindísima, su cabello negro azabache por el hombro, su sonrisa coqueta y ese perfume que me encanta, me hizo disfrutar del viaje hasta la finca.

Marcela desde el día que nos conocimos, no me preguntó por mi amor imposible y yo tampoco le comenté, pero ese día en particular, me bombardeó a preguntas, hasta que me sacó el nombre de Andreina…

- ¡No puedo creerlo!... ¿Estás enamorada de ella? – Me preguntó asombrada con mi confesión.

- ¿Por qué te asombra? Ella… no lo sé… solo… - Apreté fuertemente el timón, por lo boba que me hizo sentir.

- ¡Ella es una gran escritora!… pero si no gusta de ti… debes superarlo…

- ¡No quiero hablar de eso más, Marcela! – Mi tono envuelto en fastidio y poco amigable la hizo callar.

Empezamos a andar por un camino escabroso y lo que me temía, sucedió, un pinchazo en la llanta trasera izquierda. – Esto atrasará mi llegada, y ni puta señal en el celular –

El frío me molestaba en las manos y una tarea para media hora, se convirtió en una de dos horas. Arranqué el vehículo y seguí por el sendero que nos llevaba hasta la finca… a lo lejos se vislumbraba, una finca hermosa, grandísima, aparqué el auto y ayudé a Marcela con su maleta.

Escuché a mis sobrinos, salir corriendo, unos primitos pequeños, a todas estas, me encantan los niños, se me colgaron en el hombro, uno en los pies y la admiración de Marcela era evidente, por un momento, solo por un momento pensé en darme una oportunidad con ella.

Una cena romántica planeada por mi novia termina de sellar nuestra reconciliación.

Y antes de dormirnos, teniéndola entre mis brazos, me tiró la bomba de agua…

- ¿Amor?

- ¡Mmmm!, dime – Respondí indiferente y ya con algo de sueño, pues la “reconciliación” me había agotado.

- Mañana debemos ir a ver a mis padres, ¿recuerdas la reunión? – Se me había olvidado por completo eso. Sonreí con cierta ironía. Claro, ése es todo el amor. Siempre le ha temido al lío que le formarán sus padres si llegamos a terminar; pues obvio le reclamaran y será con un "yo sabía que tú homosexualidad era sólo capricho y juego". Ése era todo el "miedo a perderme". ¡Bueno ya que carajo, que mi vida la guié el destino cómo mejor le parezca! ¡Me cansé!

- ¡Ok! – Respondí, sin mostrarle mi molestia y a la primera que pude me giré para quedarme dormida dándole la espalda. Ya no tenía muchos ánimos de tenerla en mis brazos.

La mañana siguiente partimos en mi auto a la finca de sus padres.

Llegamos temprano, aún no estaban completos sus familiares pero los que estaban ya nos estaban acosando y fastidiando con preguntas sobre nuestra relación y su rumbo. Hasta se atrevieron a arrojarnos alguna que otra ironía "¿Y planean casarse?"… hijo de su madre homofóbico, me provocó golpear a su tío. ¡El cuál la ebriedad, no lo dejaba ni respirar!

- ¡Tal vez! – Dije llena de molestia y en tono alto. Lorena me miro sorprendida, con cierto brillo en su mirar. ¡De imbécil me dejé llevar por la rabia y ahora la ilusioné! No término de limpiarme para cagarla. 

Oigo a los niños salir corriendo. Y a los dos minutos se acerca la hermana menor de Lorena, llena de entusiasmo. 

- ¡Lore, la prima Peke ésta aquí! – ¡Que sobre nombre tan curioso! . 

- Ok, ¡Ven amor déjame presentarte a mi prima! - Me ofreció su mano, la tomé y me giré para dejar mi vaso en la mesa. 

- ¡Ok, vamos! - digo aún sin mirar bebiendo un último trago...